Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 11 de noviembre de 2011

La muerte de Miguel en el Reformatorio de Adultos de Alicante

El día 29 de junio de 1941, por fin, llega al Reformatorio de Adultos de Alicante. Al bajar del tren esperaba reencontrarse con su mujer e hijo, a quienes no había visto desde su salida de la prisión de Orihuela, pero el telegrama que había de avisarlos no llegó a tiempo. Sólo fue a verlo su hermana Elvira.
Donde se contagió de fiebres tifoideas, estuvo 9 meses, 4 en la enfermería (para 3-4 mil presos, dos médicos un preso auxiliar, 3 sacerdotes)
Hacia el 20 de julio pudo ver a su mujer e hijo. A partir de ese momento, recibía su visita una vez por semana, los viernes, durante quince minutos.
Aparece de nuevo su primer protector, don Luís Almarcha, quien le pide un gesto de reconocimiento del Movimiento Nacional, a cambio de ser atendido de su tuberculosis y tifus en un sanatorio de Porta Coeli (Valencia); aun moribundo renunció a este gesto de traición moral, él era el autor de Viento del pueblo, mantenía su dignidad muy alta, simplemente por principios, como cuando era un joven humillado por su padre y se rebeló contra él.
Se sabe que el 27 de enero de 1942 el poeta recibió un reconocimiento facultativo radioscópico en el Hospital Provincial. El aparato utilizado en esa inspección médica se conserva en el Centro de Estudios Hernandianos de Orihuela. La semana siguiente, 5 de febrero de 1942, Miguel Hernández es conducido al Dispensario Antituberculoso de Alicante para un nuevo examen radioscópico. La enfermedad que acabaría con la vida de Miguel avanzaba con paso inexorable.
Al 15 de febrero de 1942, que supone el principio de los trámites para formalizar la boda religiosa entre Josefina Manresa y el poeta. La ceremonia se celebró el 4 de marzo de 1942, sólo 24 días antes de la muerte de Miguel. El documento contiene la firma temblorosa del poeta, muy debilitado ya por la avanzada enfermedad de la tuberculosis. La rúbrica del poeta, a pocos días antes de su muerte, tiene un valor histórico fundamental, ya que hasta ahora no se conocía. El “Acta Matrimonial” incluye, además, la firma de Josefina Manresa y la del capellán del Reformatorio de Adultos de Alicante, Salvador Pérez Lledó. Fausto Tornero Castillo y Teodomiro López Mena, presuntamente compañeros de cárcel de Miguel Hernández, ejercieron como testigos en el “Acta de Esponsales”.

Los reclusos que hacían la limpieza de la enfermería salían horrorizados del hedor putrefacto de las llagas. Las últimas semanas su compañero Joaquín Ramón Rocamora (Ramón puede ser el primer apellido), que le alentaba con sus palabras al tiempo que le hacia aire. Por el orificio de su costado fluye abundante pus, la cánula se le sale, y Joaquín se la coloca, una y otra vez. Contó, que su última frase fue: en las primeras horas del 28- 03-1942. (De las 437 epistolares que se conocen de Miguel, 316 están dirigidas a su esposa). El último pensamiento de Miguel, antes de morir: sus ajados y deshabitados labios se estremecen, musitando con ronca y dificultosa respiración: ¡Ay, hija, Josefina, qué desgraciada eres! ¡no se como te van a mirar como la hija de un Guardia Civil muerto por los rojos o como la mujer de un comunista muerto en la cárcel!
El 27 de marzo de 1942, el director del Reformatorio de Adultos de Alicante autoriza al médico Antonio Barbero a reconocer a Miguel Hernández, como demuestra su expediente penitenciario. Seis días antes, el 21 de marzo, se recibe un telegrama de autorización del traslado del recluso al sanatorio.
Penitenciario de Porta Coeli, de Valencia, ante la gravedad de la enfermedad.

Murió a las 5:30 horas de un sábado el 28 de marzo de 1942, víspera de un domingo de Ramos. Sacaron el cadáver al patio Ramón Pérez Álvarez, Luís Fabregat, Antonio Ramón, Ambrosio y Monera. La banda de presos tocó la marcha fúnebre de Chopin (lo confirmó un preso de confianza, Antonio Ramón Cuenca). Sus padres no vinieron al entierro. Sí vino el hermano Vicente.
Don Miguel no va al entierro de Miguelillo. La contestación: ( El se lo ha buscado).

El dibujante José María Torregrosa dibujó su rostro con pañuelo sosteniéndole la mandíbula. Se hicieron dos dibujos de Miguel muerto, el otro dibujo es de Eusebio Oca;

Como podemos ver al comienzo de este trabajo, son dos los dibujos de Miguel muerto. Ramón Pérez recogió una bolsa con documentos, dibujos, escritos y el carné del Partido Comunista de Miguel Hernández. Luís Fabregat, otro preso muy vinculado a Miguel, entrega a su hermana Maruja una capaza con doble fondo donde hay escritos y dibujos. Eusebio Oca guarda muchos recuerdos que pronto verán la luz.

Los que amortajan a Miguel son sus compañeros destacados en la enfermería y el más amigo, el que le puso la toalla alrededor de la cara, intentó cerrarle los ojos con dos monedas “como hacían los griegos”, así me lo dijo, fue Eusebio Oca Pérez junto a algunos más como Miguel Signes; Ramón Pérez estuvo por allí, pero no pudo permanecer por no pertenecer al equipo de la enfermería. Ramón era un gran hombre que hacía de correo con peligro de su integridad.

El 3 de noviembre de 1944, más de dos años después de la muerte del poeta. Ese documento, remitido desde Madrid, notifica al Reformatorio de Alicante que la condena de treinta años y un día que pesaba sobre Miguel Hernández quedaba rebajada a veinte años y un día.