Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

sábado, 11 de julio de 2015

Próxima exposición del pintor e ilustrador hernandiano Ramón PALMERAL, en Centro de Arte.


(La alpargatas del poetas, óleo de 90 x 80 cm)



Exposición de PALMERAL, en Centro de Arte C/. Arquitecto Morell, 11 (Alicante). Inaguración martes 2 de septiembre a las 19.00 horas.

El día se la inauguración se entregarará gratutitamente un catálogo que consta de 32 páginas de 30x21 cem. Editado por la imprenta de José Eduardo Pardo de Alicante.

martes, 7 de julio de 2015

LA PROYECCIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ EN AMÉRICA LATINA



  

Art.39.-LA PROYECCIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ EN AMÉRICA LATINA

de Ramón Fernández Palmeral


No sería  Miguel Hernández el universal poeta que es, si no contamos con la proyección que tuvo y tiene en el conti­nente americano después de su muerte especial­mente en Cuba, Argentina, México y Chile, gracias a los homenajes que le rindieron los intelectuales exiliados. Puesto que desde el inicio de la guerra incivil y sobre todo después de los primeros meses de 1939, América se convirtió en el destino obligado, por cultura, lengua y lazos fraternales.  Francia se convirtió primero en un gran campo de concentración de republicanos, unos pasaron a manos de los nazis, otros se quedaron en París y lucharon al lado de los franceses contra la invasión alemana, y otros embarcaron desde Burdeos al continente americano con escalas en Puerto Rico y Cuba, y desde aquí dieron el salto a México, Argentina y Chile. Los intelectuales fueron muy bien acogidos en las universidades, incluso en los E.E.U.U. puesto que estamos hablando de una fuga obligada de cerebros. Pues la idea del dictador Francisco Franco era el exterminio de los vencidos, sin rendición.
Primero hemos de estudiar los homenajes, y después la importante fase de estudio de su obra gracias a la editorial Losada en Argentina con la publicación de Obras Completas, que le dio una relevante difusión y posibilidades de estudio. El interés de mantener vivo el espíritu de la República en el exilio, era recordar el fatal destino que sufrieron los más destacados y conocidos poetas internacionales como Federico García Lorca y Antonio Machado, al que, se unió el mártir-mito de Miguel Hernández, así se reunían los tres como poetas del sacrificio a la propaganda republicana. Puesto que Hernández era el perfecto ejemplo, símbolo del que lucha por sus ideas con todas sus consecuencias hasta llega a dar la vida por ellas, y procediendo de las capas más humildes de la sociedad, jornalero, cabrero y hombre nacido de la tierra.
Por ello, la figura de nuestro poeta fue relevante en los años cuarenta y cincuenta de América donde causó gran impacto, y de hecho se dan más importancia a su figura en los países de habla hispana, incluido los hablantes de castellano en los Estados Unidos (Miami, California y Texas). Este interés se puede constatar hoy día por las visitas que estos hacen a las páginas sobre el poeta a través hoy día de Internet.
Varios fueron los homenajes que le dedicaron a Miguel tras su muerte el 28 de marzo de 1942 en la Enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante. No en la cárcel donde fusilaron a José Antonio Primo de Rivera, sino en otra que dista unos 500 metros una de otra.
A raíz del I, II y III Congreso Internacional sobre la figura de Hernández, comenzaron los estudios relacionados con los homenajes realizados en América, de los cuales prácticamente no se sabía nada.
Fue en La Habana (Cuba) donde corrió la primera voz falsa del fusilamiento de Hernández, ejecutado en Madrid el 20 de junio de 1939. El poeta y editor Manuel Altologuirre exiliado en Cuba, edita Sino sangriento y otros poemas (59 páginas) en la colección «El ciervo herido», el 30 de agosto de 1939, donde recuerda que el poeta ya era muy conocido durante la guerra por sus poemas de urgencia y el poemario Viento del pueblo, 1937, por el que cobró 3.000 pesetas,  y participación en la Radio y el Altavoz del Frente y revistas republicanas. El 19 de agosto en la casa de la Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba le organizaron un homenaje. La falsa noticia corrió como la pólvora y escritores como José Rubia Barcia, Juan Marinello escribieron artículos en la prensa cubana.
En Argentina Rafael Alberti publica El rayo que no cesa y otros poemas (1934-1936) en la colección «Rama de Oro», con prólogo de Alberti. Sin dar cuentas de la edición a Josefina Manresa, la cual se enfadó sobremanera. Pedro Larralde publica «La poesía de Miguel Hernández» en Correo Literario, de Buenos Aires, el 15 de abril de 1944.  La proyección en Argentina se debe también a Lorenzo Varela, Horacio Raúl Klappenbach o Cayetano Córdova.
Cuando llega a la isla la noticia de la muerte real le dedicaron un homenaje en el salón de Recepciones del Municipio de La Habana, el 20 de enero de 1943, del que editaron un cuaderno Homenaje a Miguel Hernández. Donde participaron Nicolás Guillén (periodista  cubano que había conoció en Valencia en el verano de 1937, autor del artículo «Un poeta en esparteñas», Enrique Serpa, Félix Montie, Juan Chabás (poeta español de Denia), Juan Marinello, Ángel I. Augier y Juan Antonio Portuondo.  Intervinieron Paquita Peyró y Alejo Carpentier, quien había grabado la voz del poeta en París en 1937.
 En México le tributa un homenaje en la Sala de Conferencias del Palacio de Bellas Artes, el 16 de diciembre de 1942, en una Comisión organizada por Octavio Paz, Pablo Neruda y Juan Rejano (escritor español de Puente Genil), intervino Carlos Pellicer, se leyeron una cuartillas que había enviado Rafael Alberti y José Herrera Petere. Durante el otoño del 42 se celebraron recuerdos en México y Argentina: Juan Rejano, Francisco Giner de los Ríos-Morales, Octavio Paz, José Luis Martínez, Antonio Sánchez Barbudo, Raúl González Barbudo, Claudio de la Rosa, Ramón de García Sol, Enrique Díez-Canedo o Juan Enrique Délano.
En la década de los años 40 a 50, glosaron la obra de Hernández: Eduardo de Ontañón, Fedor Kelin, Alfredo Cardona Peña, Pascual Plá y Beltrán, Mario Hernández, Max Aub, Jesús Poveda, José Pascual Buxó o José Francisco Cirre.
En Chile, el escritor, ensayistas, periodista y diplomático chileno Luis Enrique Délano publica en 1937, «Juventud asombrosa y juventud herida. En torno a la poesía de Miguel Hernández», en un revista de Chile, aunque el autor la escribió en Madrid en 1936. Raúl González Tuñón publica un artículo sobre Miguel en la revista Aurora de Chile en 1939. El poeta chileno Pablo Neruda publicó un artículo en el semanario Qué hubo, de Santiago de Chile en 1940. Recordemos que Hernández fue rechazado para asilarse en la Embajada de Chile en Madrid. Más tarde publicaron artículos Luis González Muñoz y Ángel Custodio González.
     
En Colombia el primer trabajo sobre nuestro poeta es de Clemente Airó, publicado en Espiral de Bogotá en agosto de 1949.
También se han organizado actos en la República Dominicana, Puerto Rico, Filipinas, Estados Unidos, Venezuela, Honduras o Guatemala. El uruguayo Elvio Romero publica a su cargo en 1956 Viento del pueblo, en 1958, publica Cancionero y romancero de ausencias, en Buenos Aires en Lautaro y Miguel Hernández, destino y poesía, en realidad es un reportaje periodístico.
Es decir, el interés por Miguel Hernández transciende a nuestro día con jornadas hernandianas en Cuba en 2008, con una larga nómina de autores. El Instituto Cervantes de Manila en Filipinas lleva el nombre de nuestro poeta.
    
    Nota.- Para este trabajo ha sido consultado el artículo «América en la concepción crítica del «mito» hernandiano», de Aitor L. Larrabide, en las Actas del III Congreso Internacional Miguel Hernández 2010, págs.- 165-190. Actas de I Jornadas Hernandianas en Cuba, La Habana, 4-8 de febrero de 2008. Presencia de Miguel Hernández en Cuba. Antología de textos (1937-2008). Una voz de España en México: Miguel Hernández, de Alberto Enríquez Perea, Biblioteca Hernandiana, documentos 5. Orihuela 2007. Miguel Hernández: espejos americanos y poéticas taurinas, José María Balcells, Devenir Ensayos, Madrid, 2012. Los amigos exiliados de Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer. Biblioteca Hernandiana, documentos 9, Orihuela 2012.



Curso de verano 2015, presencia de Miguel Hernández en América Latina.

PRESENCIA DE MIGUEL HERNÁNDEZ EN AMERICA LATINA

Contacto

Lugar: Elche
Teléfono de contacto: +34 965222121
E-mail: cursosdeverano@umh.es
Web: http://cursosdeverano.umh.es

Precio de matrícula

  • UNICA: 0 euros

Plan de Estudios

Justificación académica

Los estudios sobre Miguel Hernández se han centrado, generalmente, sobre su incidencia en la literatura española. A través de este Curso se pretende analizar la presencia de Miguel Hernández en otros países, especialmente, de América Latina.

Objetivos del curso

Este Curso se inscribe dentro del ciclo sobre Miguel Hernández que se viene celebrando desde hace 5 años en los Cursos de Verano de la UMH
Entre los objetivos se destacan:
1.- Analizar la huella de Miguel Hernández en America Latina
2.- Estudiar las distintas ediciones hernandianas en América Latina
3.- Realización de talleres literarios

Uso de instalaciones y programación temporal

24, 25 de septiembre de 2015

Viernes 10:00 a 14:00 y 16:00 a 20:30
Sábado 9:00 a 14:00

Centro de congresos Ciutat d'Elx

Procedimiento de Evaluación

La evaluación se realizará mediante los siguientes instrumentos:
-Control de asistencia
-Trabajo por equipos en los talleres
-Participación activa en el Curso

Enlaces de interés general

Nuevos Patronos de la Fundación Cultural Miguel Hernández


La Fundación Cultural Miguel Hernández incorpora cuatro nuevo patronos

Icaro Comunicación Publicado el .

La entidad ha aprobado sus cuentas de 2014 donde destacó el equilibrio presupuestario

El Patronato de la Fundación Cultural Miguel Hernández ha aprobado en su última reunión la incorporación de cuatro nuevos patronos, todos ellos jóvenes filólogos procedentes de diversas localidades de la provincia y que han trabajado en el estudio de otras figuras de la literatura española del siglo XX.
Las nuevas incorporaciones al Patronato son Luis Bagué, Joaquín Juan Penalva, César Moreno Díaz y José Antonio Torregrosa. Todos ellos han colaborado en diversas ocasiones con la Fundación Miguel Hernández y a partir de ahora acompañarán a otros patronos reconocidos por su trayectoria en la difusión del poeta oriolano como son Francisco Javier Díez de Revenga, Francisco Esteve, Juan José Sánchez Balaguer y Juan Cano Ballesta.
En la última reunión también fueron aprobadas por unanimidad las cuentas y actividades del pasado año 2014, en el que destaca el equilibrio presupuestario y la disminución de ingresos, así como la donación de 593 libros editados por la Fundación a diversas asociaciones y colectivos.

jueves, 25 de junio de 2015

Fotografías de la velada en Velintonia. Casa de Vicente Aleixandre. "Miguel Hernández vuelve a Velintonia". 19 de junio 2015















Participarán:
María Amaya Aleixandre (sobrina del Vicente Aleixandre)
Luis Eduardo Aute (cantautor)
José Cereijo
Asunción García Iglesias
Carmen García Iglesias
Lucía Izquierdo García (nuera del poeta)
Aitor L. Larrabide (directro de la Fundación de Orihuela)
Carmen Linares (cantante)
Miguel Losada
Javier Lostalé
Juan Carlos Mestre
Vicente Molina Foix
Miguel Molina
Jesucristo Riquelme
Luis Rosales Fouz
José Sacristán
Alejandro Sanz (Presidente de la Asociación)
Agustín Sánchez Vidal

Participacion especial de los astores:
José Sacristan
Miguel Molina

martes, 23 de junio de 2015

Vicente Aleixandre y Miguel Hernández: una amistad poética viva en Velintonia. Velada poética.


Acto poético en la casa de Vicente Aleixandre. Foto de Fernando Antequera
Acto poético en la casa de Vicente Aleixandre. Foto de Fernando Antequera

Anoche, la abandonada casa de Velintonia 3 volvió a abrir sus puertas a la poesía y a la música. El aire olía a verano en el jardín donde se alzaba el inmenso cedro plantado, en el año 1940, por el poeta Vicente Aleixandre (1898-1984), antiguo propietario de la morada. Eran entonces otros tiempos y otros crepúsculos manchaban aquellos cielos cercanos a la Moncloa, y eran distintos los rostros que visitaban la casa y su jardín: Luis Cernuda, Federico García Lorca, Gerardo Diego… También Miguel Hernández (1910-1942), aquel muchacho provocador llegado de Orihuela que todavía olía a sierra y que guardaba en el pecho un corazón inmenso que a veces se le salía por la boca y por los ojos grandes, melancólicos.
Él pisó la casa de Velintonia 3 en 1935. Aleixandre, tan acogedor como siempre, le recibió tras haberle llegado una atrevida carta suya en la que se interesaba por su poemario La destrucción o el amor, con el que acababa de recibir el Premio Nacional. El joven tenía entonces 24 años; su simpatía y espontaneidad calaron muy hondo en el alma del maduro Aleixandre, que desde aquel momento se desvivió por ayudarlo y guiarlo por el complejo mundo cultural madrileño de la época. Fue el comienzo de una hermosa amistad que duraría hasta la muerte del oriolano en 1942, en el Reformatorio de Adultos de Alicante, donde había sido encerrado y condenado a muerte tras la Guerra Civil por haber luchado en el bando de la II República. No dio tiempo a que fuera juzgado: las vergonzosas condiciones de la prisión le provocaron una tuberculosis que acabó con su vida sin que nadie se molestase en trasladarlo a un hospital.
La fructífera amistad entre Aleixandre y Hernández incluyó también una nutrida relación epistolar, parte de la cual podemos disfrutar hoy gracias a la obra que acaba de publicar el también oriolano Jesucrito Riquelme, De Nobel a novel. Epistolario inédito de Vicente Aleixandre a Miguel Hernández y Josefina Manresa, editado por Espasa. El volumen contiene 309 cartas escritas por Aleixandre a Miguel Hernández y a su esposa, Josefina Manresa; junto a un brillante estudio previo en el que Riquelme, experto hernandiano, nos introduce con maestría en esa esfera íntima de conexión entre los dos monstruos de la poesía.
De Novel a novel (Espasa, 2015)
La publicación del libro sirvió como excusa para el evento tan magnífico que tuvo lugar anoche en la casa de Vicente Aleixandre, organizado por la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, maravillosamente presidida por el apasionado Alejandro Sanz, y con el apoyo de las Fundaciones de Miguel Hernández y Gerardo Diego. También estuvieron muy presentes la secretaria de la Asociación, Asunción García Iglesias, y el poeta Miguel Losada, que salpicaba de alegría a todos los visitantes. En el acto participaron, además de Jesucristo Riquelme, figuras próximas a los dos homenajeados, como María Amaya Aleixandre, sobrina de Vicente –y heredera de sus ojos azules- y Lucía Izquierdo, nuera de Miguel Hernández; poetas de la talla de Javier Lostalé, Juan Carlos Mestre y Vicente Molina Foix. Leyeron poemas y distintas cartas recogidas en el libro de Riquelme, resucitando a Vicente y a Miguel en el aire embelesado del anochecer.
También contamos con la presencia de los actores Miguel Molina y José Sacristán, veterano de los escenarios que nos deleitó con su voz honda y tormentosa, leyendo la elegía que Aleixandre compuso a la muerte de Hernández, y que comenzaba así: “No lo sé. Fue sin música. / Tus grandes ojos azules / abiertos se quedaron bajo el vacío ignorante, / cielo de losa oscura, / masa total que lenta desciende y te aboveda, / cuerpo tú solo, inmenso, / único hoy en la Tierra, / que contigo apretado por los soles escapa”. Aquellos “ojos azules abiertos”, en efecto, nadie consiguió cerrarlos cuando el gran Miguel murió, abandonado como un perro en la prisión alicantina.
Con Fernando Antequera y el actor José Sacristán
Con Fernando Antequera y el actor José Sacristán
No existiría la poesía sin la música. El evento comenzó con la voz rota y flamenca de Carmen Linares, que hizo suyos los versos de Miguel Hernández, y finalizó con un pequeño concierto del célebre Luis Eduardo Aute, que interpretó los temas “Anda” y “Giraluna”, y concluyó con el famoso “Al alba”, que el público entonó, emocionado, mientras la brisa nocturna jugaba con la vegetación del jardín, como si la presencia invisible pero imborrable de Aleixandre y Hernández estremeciera a la noche con una larga cadencia de suspiros.
Es la segunda vez que tengo el privilegio de entrar en Velintonia 3. La primera ocasión la hallé el año pasado, cuando Julia Labrador me habló del evento que tendría lugar para presentar el libro Entre dos oscuridades, el relámpago, coordinado por Alejandro Sanz, a quien conocí entonces. También me reencontré, en aquel junio de 2014, con Miguel Losada. Este año, me ha acompañado el poeta Fernando Antequera. Entre el notable público asistente se encontraba el encantador Antonio Miguel Carmona, político del PSOE que ha sido candidato a la alcaldía de Madrid en las últimas elecciones municipales. Carmona es el único político, hasta la fecha, que ha demostrado un interés fehaciente por comprar la casa de Vicente Aleixandre, que se halla en un triste estado de abandono. Entre sus propuestas está la de convertir Velintonia 3 en la Casa de la Poesía.
Madrid necesita la poesía y la poesía necesita esta casa en la que los fantasmas de los grandes escritores y artistas de varias generaciones todavía pasean sus sombras evanescentes por el jardín, por los anchos pasillos, por la puerta verde en la que un día podía encontrarse la sonrisa sincera de Vicente Aleixandre, que fue anoche nuestro invisible anfitrión.
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Miguel Hernández visita a Vicente Aleixandre

Miguel Hernández visita a Vicente Aleixandre

El poeta oriolano recibe un homenaje en la casa madrileña del Nobel de Literatura

20.06.2015 | 03:31/Información.
Miguel Hernández visita a Vicente Aleixandre
Miguel Hernández visita a Vicente Aleixandre
El acto contó con Carmen Linares, Aute, José Sacristán y Molina Foix, entre otros.
Miguel Hernández viajó ayer a Madrid. Y fue de visita a Velintonia, la casa donde tantas veces se reunió con Vicente Aleixandre. Su reencuentro se produjo, como no podía de otra manera, entre versos y poemas, entre cartas confidentes, y también entre amigos. Ahora se cumplen 80 años desde el primer encuentro entre ambos y la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre quiso rendir homenaje al poeta oriolano en la casa madrileña donde vivió el Nobel de Literatura.
Para ello se unió a la Fundación Miguel Hernández y el resultado fue una velada poética en la que intervinieron con canciones y lecturas poéticas figuras como Carmen Linares, Luis Eduardo Aute, José Sacristán, Miguel Molina y la nuera del autor alicantino, Lucía Izquierdo, entre otros.
Alrededor de 200 personas amantes de la poesía se dieron cita en Velintonia, justo debajo del cedro que el poeta sevillano plantó en 1940, tras la reconstrucción realizada después de ser bombardeada en la Guerra Civil. Carmen Linares, con su voz, fue la encargada de abrir el acto cantando a Hernández y Luis Eduardo Aute, el que con su música puso el broche de oro.
El actor Miguel Molina recitó un poema de Miguel Hernández, mientras el escritor ilicitano Vicente Molina Foix leyó un texto que escribió sobre el poeta hace años. La intervención del actor José Sacristán sirvió para escuchar de su voz la elegia que escribió Aleixandre a la muerte del poeta alicantino.
Entre medias, tras la presentación del acto por parte de Alejandro Sanz, director de la Asociación Vicente Aleixandre, intervino Jesucristo Riquelme, que acaba de recoger en un libro el epistolario del Nobel a Hernández y Josefina Manresa. María Amaya Aleixandre leyó la primera carta que escribió al poeta oriolano; el director de la Fundación Miguel Hernández, Aitor Larrabide, hizo lo mismo con una misiva del 35; Lucía Izquierdo y Javier Lostalé presentaron un texto propio. Carmen García Iglesias fue la encargada de poner voz a la última carta que escribió Aleixandre a Hernández. Fue el 23 de marzo de 1942, cinco días antes de su muerte.

Salvar la casa de Vicente Aleixandre, en calle Velintonia (Madri). Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre

Aleixandre, un libro, un inédito, un homenaje y ¿adiós a Velintonia?

Un libro homenaje con inéditos y una velada poética recuerdan los 30 años de la muerte del Nobel español en la que fuera su casa, abierta por "última vez" antes de ponerse en venta

Luis Eduardo Aute, durante el homenaje a Vicente Aleixandre en su casa madrileña, el 13 de junio de 2014. En primera fila, de abajo arriba, Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Aleixandre, Vicente Molina Foix y Fernando Delgado. / Santi Burgos (EL PAÍS)
¿Será la última vez?
En la casa silenciosa y vacía sitiada de olvido de Vicente Aleixandre se oyó la voz del poeta… palpitaron sus versos, repitieron sus poemas, ladraron sus perros Sirios, sonaron las pisadas de sus amigos, retornaron las emociones de quienes charlaron con él, se escucharon por primera vez algunos inéditos, callaron ante esas evocaciones unas 200 personas allí, en Velintonia 3, forjada así en la leyenda literaria, entrada hoy en la realidad madrileña con el nombre calle Vicente Aleixandre 3.
Como si fuera la última vez.
Jardín de la casa de Aleixandre en Velintonia, 3. / Santi Burgos (EL PAÍS)
Por una tarde-noche más, el olvido fue desterrado de ese jardín tantas veces visitado por los poetas de la Generación del 27 y de unos cuantos más venidos de más allá. Ausentes y presentes, todos en el jardín, a la sombra, primero del atardecer y después de la noche, del cedro que el mismo Aleixandre plantó allí en 1927 (cuando con su familia se trasladó a la que sería su Casa). Pero 30 años después de su muerte, que se cumplirán el 13 de diciembre, las cosas no se aclaran sobre la venta de la vivienda. En vista de que tras dos negociacones con el Ministerio de Cultura no se ha llegado a ningún acuerdo, y pasados ya cinco años del último acercamiento, los herederos han puesto esa "Casa de la poesía" en manos de una inmobiliaria sin publicitarla, pero ya están pensando en hacerlo.
Pero la noche fue de la amistad. Otra vez del amor. Inseparables. Siempre los quereres de Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984) y de los demás que esta noche están a punto de volver a este poema:
“Se querían. / Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada / labios saliendo de la noche dura, / labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? / Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz….”.
El libro homenaje a Aleixandre: 'Entre dos oscuridades, el relámpago'. / Santi Burgos (EL PAÍS)
Lee así Luis Eduardo Aute el poema Se querían en busca de una palabra de la que nacerán acordes de guitarra. Cuando asomaba ya la medianoche, en el homenaje que le rindieron al premio Nobel español una treintena de poetas, docenas de amigos y conocidos y admiradores con el pretexto de recordar los 30 años de su muerte y presentar el libro conmemorativo Entre dos oscuridades, un relámpago, editado por La Revista Áurea, de Miguel Losada, con edición de Alejandro Sanz. Y convertido así en una de las novedades de la 73ª Feria del Libro de Madrid que termina este domingo 15 de junio.
Son 199 páginas que contienen textos de 25 poetas y narradores, una carta a Miguel Hernández donde confirman su amistad, a los que se suma una obertura con del poema inédito de Aleixandre, titulado La vida, en el cual se reproduce el facsímil de su manuscrito de tres páginas y la transcripción. Es un poema de su primera etapa, del llamado ciclo irracionalista, que dice:
“No te quejes de que los hombres sufran.
No te quejes, al despertar, de que todos los hombres sufran,
de que el dolor del mundo esté en las palmas de las manos,
mientras las plumas suaves vuelan libres, lejanas.
No te quejes, amorosa existencia, del dolor de vivir…”.
Todos en el jardín. Muchos convencidos de que es la última vez. Ahora sí. La casa de quien tanto influyó y ha influido en la literatura. En esa despedida, todos allí abrieron el libro de la vida de Vicente Aleixandre, como él quería y soñando con que no se cierre.
Y así, en la casa del casi olvido, primero se oyó la voz grabada del poeta leyendo uno de sus poemas: “¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista / o simplemente el curioso…”. Eran las 9 y 28 de la tarde-noche del viernes 13 de junio de 2014. Tres minutos más tarde el poeta terminaba: “Para ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar, / estás leyendo estas letras. // Para ti y todo lo que en ti vive, / yo estoy escribiendo”.
Ya había más sombras de noche que de día. Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, y uno de los organizadores del homenaje, recordó el motivo que los había convocado y lamentó que “la casa sea despreciada por las instituciones públicas”. Al menos esa noche era ajena al olvido, llena de voces en “una feliz y poética invasión”. Una casa, cuenta, “que lucha contra el olvido, contra la ignorancia que conducen al desprecio”.
La poeta Pureza Canelo, en el homenaje a Aleixandre. / Santi Burgos (EL PAÍS)
Luego una decena de poetas y amigos, empezando por Pureza Canelo, seguida por otros como Vicente Molina Foix, Javier Lostalé o Fernando Delgado, leyeron parte de los textos que aportaron a Entre dos oscuridades, un relámpago. Mientras, otros como José Manuel Caballero Bonald y Clara Janés se hicieron presentes a través de la voz de otros. Y entre todos crearon un fresco personal, poético y sentimental del escritor y de ese espacio donde estaban viviendo lo que escuchaban.La sobrina del Nobel y una de las herederas de la casa, María Amaya Aleixandre, confirmó que la rueda de la venta está en marcha.
A menos de una hora de la media noche, Luis Eduardo Aute empezó a cerrar la velada aleixandrina. Con el sonido huérfano de unas cuerdas de guitarra juntó la historia personal y literaria de la Generación del 27 de esa casa, la propia vida del anfitrión de ausencia presente y las vueltas que da la vida hasta el ahora al interpretar un tema suyo, cuyo título es prueba de la polinización silenciosa de los versos y palabras de Aleixandre: Giralunas. Una palabra que tal vez él creía suya, pero que a su vez sabía que revoloteaba en su cabeza tras haberla escuchado o leído quién sabe dónde, hasta que la convirtió en canción. Y dijo que al rastrearla se la topó en ese poema famoso de Aleixandre Se querían, en cuya segunda estrofa dice:
“Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso…”.
Pero Aute siguió escarbando en su memoria y descubrió que Federico García Lorca también la había usado en Apunte para una oda:
“Yo te he visto cortar el limón de la tarde
para teñir tus manos dormidas de amarillo,
y en momentos de dulce música de mi vida
te he visto en los rincones enlutada y pequeña,
pero lejana siempre, vieja y recién nacida.
Inmensa giraluna de fósforo y de plata,
pero lejana siempre, tendida, inaccesible
a la flauta que anhela clavar tu carne oscura”.
Y tras revolotear, ese Giralunas terminó en las letras y acordes de Aute que con su voz y guitarra cantaba:
“Hay quien sueña con los ríos / que conduzcan a EL Dorado / hay quien sueña con las fuentes / de la eterna juventud / Hay quien sueña con el oro / del becerro idolatrado / y quien sueña con la alquimia / que haga del vicio virtud. // Pero yo no pretendo / fortalezas ni fortuna, / solo un sueño soñaría… / entre un mar de girasoles / buscaría un Giraluna / que velara y desvelara / cada noche la otra cara / de la luna… / gira, gira, Giraluna / gira, gira, gira, luna / gira, gira y mírame…”
Como si todos pidieran que la Luna se girara a mirar esa casa de Velintonia amenazada de olvido. Como si fuera la última vez.


Salvemos la casa de Vicente Aleixandre para la poesía.

domingo, 21 de junio de 2015

Vicente Aleixandre y Miguel Hernándes en Velintonia, una leal amistada, dos poetas y dos destinos.

La edición de cartas inéditas del Nobel español obliga a mirar su obra poética con otra luz


Feria del Libro 2015
Vicente Aleixandre (izquierda) y Miguel Hernández, vistos por Sciammarella.
Más de medio siglo estuvo oculto en la oscuridad de un baúl de haya el amor especial de Vicente Aleixandre por Miguel Hernández.
Todo empezó con una carta en una primavera como esta, hace ya 80 años. La amistad de dos de los grandes poetas españoles del siglo XX que parecen eternizados en esquinas opuestas de la vida, la literatura y en el imaginario de la gente, pero que proceden del mismo punto al estar interesados en los secretos del amor y la muerte y reconocer que “son dos caras de la misma moneda”. Estaban, están, unidos por la belleza de descubrir en su vida y poesía lo que une al amor y la muerte.
De eso están hechos, y eso son, Aleixandre (1898-1984) y Hernández (1910-1942). Un Vicente Aleixandre generoso que sintió un amor embelesado y sin límites por el poeta de Orihuela que no se conocía hasta hoy, y al que llamaba “Miguelillo de mi corazón”,
Esa bella y secreta oscuridad es iluminada en un legado único: De Nobel a novel. Epistolario inédito de Vicente Aleixandre a Miguel Hernández y Josefina Manresa (Espasa), en edición de Jesucristo Riquelme. Hace año y medio se dio noticia de esta correspondencia al ser adquirida por la diputación de Jaén. Son 309 cartas escritas del puño y letra de Aleixandre, 26 de las cuales son a Hernández, entre 1935 y 1938, y el resto a su esposa Josefina Manresa, hasta el año de su muerte en 1984.

Primera página de la carta del 1 de septiembre de 1936.
640 páginas que sitúan y fijan la relación de amigos, hermanos, confidentes, cómplices y guías literarios entre ambos poetas. Uno maestro entonces, el otro aprendiz y discípulo. Uno protector y guía, el otro joven descubridor del mundo. Uno destinado a ser Nobel de Literatura, el otro a ser amado por el pueblo. Aleixandre en discreta presencia durante el túnel del franquismo, Hernández muerto en la cárcel al comienzo de esa oscuridad y silenciado por ella; y Aleixandre velando para que esa llama poética no se apagara.
No es solo un estudio preliminar que entrelaza lo personal con lo literario, sino que cada carta va acompañada de un pie de página exhaustivo. Doctor en Filología, catedrático de Lengua y Literatura de España y autor de obras como Miguel Hernández, un poeta del amor, la libertad y la juventud, Riquelme se asoma en la vida y sentimientos de Aleixandre y su anhelo de protección. Cartas con pasajes cotidianos, literarios y gritos apagados. Un amor sublimado que luego habrá de proyectarse en la protección y asesoría a la viuda de Hernández, su hijo Manuel Miguel y sus nietos.
Cuatro meses después de aquel encuentro que los poetas tienen en Madrid, en 1935, Aleixandre escribe: “Me alegró mucho tu carta. Qué bocanada de tu caliente tierra; qué chirriar de chicharras y qué frescura de río, y qué oreo de piel mojada me trajo tu carta. Miguel, Miguel, yo aquí estoy solo”.
Cartas de letra clara y muy espaciada, que “permite conocer el inmenso cariño que tenía mi tío a Miguel Hernández y Hernández un cariño extraordinario por él”, dice Amaya Aleixandre, sobrina del Nobel español y albacea de su legado. “La gente”, explica, “a veces, siente hacia algunas personas algo superior a lo esperado, un sentimiento que lo sorprende. Mi tío tuvo en Miguel Hernández un amor muy especial. La amistad en sí misma la consideraba un valor extraordinario. No creo que haya sido un sentimiento de homosexualidad. Cuando queremos a alguien lo queremos sin límite, con naturalidad. Era un amor paternal con una necesidad de protección hacia un poeta joven y bueno recién llegado. La categoría de Miguel Hernández le caló desde el comienzo”.
Es la amistad con alma. Un amor. Otro amor sin temores ni fantasmas. “Aleixandre sintió desde el primer encuentro una fuerte atracción por Hernández: un flechazo sentimental debido, entre otras causas, al don de gentes y la bonhomía del oriolano, a su simpatía, a su respeto y a sus ansias de ser un buen escritor”, explica Riquelme. “En las cartas de Aleixandre a Hernández se aprecia un sentimiento amoroso que cuajó en una relación que sublimó la amistad. Llegó a confesarle su dolorosa soledad y su desaliento por no poder declarar y disfrutar del amor libremente”, continúa el experto. Tal vez, agrega, lo más relevante de sus confidencias estribe en que proporciona la clave para comprender mejor su poesía inicial, “en especial La destrucción o el amor y su anterior Espadas como labios: Miguel Hernández por un lado, pero también Lorca o Cernuda estaban en el secreto de los sentimientos que pregonaba el primer Aleixandre”.
Como ese que abre La destrucción o el amor, que empieza así:

"Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.
Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.
Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo. (...)". ç

Para quienes viven envueltos de tanta poesía el amor es todo lo que desprenden, según Lucía Izquierdo, nuera de Hernández. Todo en ella es agradecimiento. Cuenta que en su familia siempre entendieron ese cariño porque Aleixandre quería protegerlo a él y a su familia: “Para nosotros el amor es a las personas. Cuando se trata de querer con el corazón y el alma no se da uno cuenta si es hombre o mujer”.
En las cartas se siente el palpitar de la vida, de unos sentimientos de naturaleza autónoma y anárquica que lo trastocan todo con irrefrenable felicidad y nobleza.

Afinidades políticas y poéticas

JESUCRISTO RIQUELME
1. Posición ideológica de Aleixandre contra los golpistas, en favor de la democracia y la república: Reflexiones sobre el exilio interior y sobre la imposibilidad física de participación en el conflicto bélico por la "mala salud de hierro" de Aleixandre.
2. Afinidades poéticas como trasfondo: "nosotros, los poetas activos" (dice Aleixandre a Miguel Hernández, MH). Es guía y escuchador de otros poetas jóvenes: Antonio Aparicio, Francisco Giner de los Ríos, o más avezados como Dámaso Alonso, MH... Alienta la obra de MH, y no olvida su teatro, sabedor de que con el teatro se podía ganar mejor el sustento de su vida.
3. Se desenmascaran mitos antialeixandrinos como el de difundir errónea y malintencionadamente la concesión del premio de poesía Francisco Franco en 1949. Nunca recibió dicho premio.
4. Aleixandre se define como poeta que canta y grita sobre la libertad y se regodea en ese "estar en el secreto" de las cosas íntimas de sus vidas: conecta con Lorca, con MH..., lucha contra la hipocresía social que terminó aislándolo en sus más profundos pesares sentimentales.
5. Aleixandre prestó auxilio moral, alimentario, económico y, tras la muerte de MH, editorial a MH. Muchos amigos acomodados de Aleixandre entregaron dinero no sólo a MH sino también a Josefina Manresa (y a su hijo) cuando MH había fallecido: "lo murieron".
De las cartas a Josefina, se pueden destacar dos aspectos:
1. La ayuda y el apoyo emocional y económico a Josefina Manresa (y su hijo).  La precariedad de Josefina se aprecia en estos detalles: sellos para que respondiera y borradores de Josefina escritos en sobres y papeles cuarteados y rasgados...
2. Aleixandre es el verdadero velador, protector y "encumbrador" de lo que hoy conocemos como ese Miguel Hernández popular y universal. Apoyado en sus amigos José Luis Cano y Leopoldo de Luis, junto a trámites de Dámaso Alonso, Aleixandre se erige en el asesor literario de Josefina Manresa: recopila y acopia textos dispersos e inéditos de MH, rescata y recupera esa obra y, mediante la fijación de textos, va conformando la pretendida obra completa de MH.
Nacieron aquella primavera del 35. Un Miguel Hernández de 24 años quiere leer el recién premiado La destrucción o el amor, de Aleixandre. Sin conocerlo, le envía una carta. Le pregunta si puede darle un ejemplar. Le escribe "en papel basto y líneas apretadas, escritas con una letra rodada y enérgica", que firmó como "Miguel Hernández / pastor de Orihuela". La carta se perdió, pero no su sentido en la memoria de Aleixandre.
El poeta sevillano lo recibe en su casa madrileña de Velintonia, 3, y le presta un poemario. Se vuelve a saber de ellos en mayo de ese mismo año cuando Aleixandre recibe un homenaje por aquella obra premiada y en una fotografía en la que aparece en el centro, rodeado de otros poetas, se ve cómo a la izquierda de la imagen alcanza a entrar un Miguel Hernández de perfil.
Silencio. Es hasta el 27 de julio del mismo año cuando aparece ya la primera carta de Aleixandre, desde Miraflores de la Sierra: “Mi querido Miguel: me acuerdo mucho de ti, de nuestras buenas tardes y de esa como reverberación de la tierra que metes en las habitaciones (…) Si ves a tu novia (¡ay!), cuéntame de ella y de ti, si no te es penoso. Cuando pienso en ella, me da pena. No me parece tu novia, pero sé que ella sufrirá, hasta que el sentimiento se le deshaga en la ausencia y en el olvido”.
Y hablan de sus actividades, de literatura, de la vida, de poesía y cuando los versos de Aleixandre se hacen menos cósmicos y más terruñeros, Hernández se siente más próximo: "el amor como fuerza cósmica y el cosmos como fuerza creadora. Lo plasma en sus odas como imitación, pero el panteísmo es un rasgo del Hernández más juvenil", explica Riquelme.
Sus vidas siguen, y el 24 de julio de 1937, Aleixandre lo describe: "...Él, rudo de cuerpo poseía la infinita delicadeza de los que tienen el alma no solo vidente, sino benevolente. Su planta en la tierra no era la del árbol que da sombra y refresca. Porque su calidad humana podía más que todo su parentesco, tan hermoso, con la naturaleza. // Era confiado y no guardaba daño. Creía en los hombres y esperaba en ellos".
Durante el encarcelamiento a Miguel Hernández, Aleixandre es la gran figura tutelar, la persona más próxima, asegura Riquelme: "Su ayuda fue moral, alimentaria, económica, y una vez fallecido, también editorial".
En la familia de Hernández solo tienen palabras de afecto y agradecimiento para Aleixandre. “Proyectó su cariño en Josefina, su hijo Miguel y sus nietos", recuerda Lucía Izquierdo. Cuando Manuel Miguel, su marido vivió unos años en Madrid, iba casi todos los días a comer con él. Un mes y medio antes de morir, Aleixandre le pidió a ella que fuera a verlo con sus hijos, que eran como sus nietos: "Cuando se quiere con el alma, ese querer no se olvida. No se acaba. Trasciende hacia los seres más queridos”.
En septiembre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, Aleixandre le dice: "Miguelillo, cómo sabes sorber como un gigante, como un hombre, toda forma de poesía. Ay, poeta, qué línea tan clara viene de tu sangre cuando me hablas. Qué bien te siento. En fin, Miguel, ya ves, quedamos en que se dan gritos de amor o gritos de muerte. A veces pienso si estos gritos unidos, en mí, serán consecuencia de que yo no he sido totalmente feliz en casi ningún amor".
Aleixandre nunca se olvida de la calidad poética de Hernández y aventura su porvenir en diciembre de 1937: "Es el segundo libro que publicas desde que nos conocemos. Te voy viendo crecer y dándome alegría. Como todo poeta verdadero, serás discutido. La envidia, triste flor de todas las edades, procurará hincarte el diente, aunque se lo melle. Fatalmente hay que contar contigo, y esto algunos no podrán perdonártelo".
Secretos, cartas que Josefina Manresa guardaba en un baúl de haya, en una de las cuales Aleixandre le dice a Hernández: “La amistad, sentimiento más modesto, pero no menos verdadero, reclama no diré sus derechos, pero sí sus… aspiraciones: entra en tu cuarto, revuelve el aire, hace constar su presencia. Miguel, Miguelillo, existo, existimos”.
** Esa memoria, esa amistad, será recordada el viernes 19 de junio bajo el título Miguel Hernández vuelve a Velintonia. Una velada que contará con medio centenar de poetas y artistas.

"Mi corazón tiene un saldo en contra, una ternura en el vacío"

[Miraflores de la Sierra] 1 de septiembre [1936][1]
Mi querido Miguel: me ha impresionado mucho la desgracia que aflige a tu Josefina y a los suyos, y con ella a ti. Me ha dado mucha compasión. Siempre es terrible perder a un padre querido, pero perderlo así tiene que serlo mucho más, mucho más penoso y tristísimo, con una angustia y un dolor que dejan casi [estu[pe]factos].[2] Y luego ese problema de tener que seguir viviendo; el problema material de subsistir sin medios para ello. Tú, con tu gran corazón, sufres por ellos y para ellos y te llenas de preocupación. Ayer hablé mucho de ti con Francisco Giner, de tus problemas, y le dije que a ver si podía hacer su padre algo en cuanto a empleos por ti. Le dije lo que hacías en Espasa-Calpe y que tu trabajo era temporal y terminaría pronto. Francisco es bueno y te admira, y se interesó mucho, y cree que quizá su padre pueda hacer por ti si sigue de ministro[3]. Se le ocurrió, improvisando (su padre es amigo de Olarra[4]), ver si el ministro se interesaba cerca del gerente[5] de Espasa para que pases a funcionario fijo. [6] Cuando regresemos todos a Madrid será el momento de ver qué puede hacerse por su parte. Tú ve pensando, y, si se te ocurre algo, cuando allí te entrevistes (conmigo) con Francisco, se lo dices. Todo esto todavía no es nada, de modo que no nos alegremos prematuramente. Pero tú ve pensando. Francisco estoy seguro de que hablará a su padre, cuando llegue el momento, con todo el cariño. Claro que hay que esperar a que pase esta guerra que sufre España. Esperemos que no tarde mucho.
Me alegro [de] que te gustara el poema. No, no era desconfianza para el lector (¿cómo iba a serlo, siendo el lector tú?): mis explicaciones no lo eran: eran deseo, gusto de comunicación contigo sobre él.[7] Como si hubiéramos charlado allá en Velintonia. Miguelillo, cómo sabes sorber como un gigante, como un hombre, toda forma de poesía.[8] Ay, poeta, qué línea tan clara viene de tu sangre cuando me hablas. Qué bien te siento. En fin, Miguel, ya ves, quedamos en que se dan gritos de amor o gritos de muerte. A veces pienso si estos gritos unidos, en mí, serán consecuencia de que yo no he sido totalmente feliz en casi ningún amor. He sufrido en el amor, pasando rápidamente de gloria a infierno, y viceversa, sin transición. Porque no me han querido nunca como yo he querido; aunque me hayan querido, nunca, ay, supieron quererme como mi corazón pedía. Solo una vez me quisieron así, con locura, con desatino, con frenesí... y entonces yo no quería. Ya ves. Otra vez quise de ese modo y fui querido lo mismo (es la única), y el fin fue trágico, de un modo que dejó huella en mí para mientras viviera.[9]
De modo que mi corazón tiene un saldo en contra, una ternura en el vacío, y ha trabajado para el aire, para el polvo. Quizá por eso no está gastado por otra parte, y vive y canta con el robusto anhelo de una juventud que para él no veo cuándo acabe. Creo que cuando muera. Porque me parece que será joven hasta la tumba. Desde un comienzo supo que el amor y la muerte son como dos caras de la misma misteriosa presencia, y que el amor, tan arrebatador, tan inaprensible, es como la delicada y mágica apariencia del último contacto, disolución en la unión para siempre. En algunos sitios, al momento del último goce físico en brazos del amor le llaman “la muerte chiquita”. Fíjate qué maravilla: ¡la muerte chiquita! Y eso es: porque es el aniquilamiento momentáneo sobre un cuerpo que mata. Y qué pena despertar, resucitar, para esa otra clase de muerte: la muerte vulgar de cada minuto. Pero, en fin, de todo se hace nuestra vida y no hay que renegar de nada.
Todo esto a propósito de un poema. Para que veas, que no son explicaciones, sino afán de comunicación contigo. Como la poesía está tan unida a la vida, hablar de una es hablar de la otra.[10] Y no es que yo piense en los incidentes concretos de mi vida cuando escribo. Es la mano de un hombre la que escribe, y lo que apetece al hombre poeta es que su poesía no sea suya solo, sino de otros hombres, otros que amaron y sufrieron, y que al oír la poesía digan algo que es suyo, como de otros, otros que amaron y sufrieron como ellos, antes que ellos, después que ellos...
Tú sabes de esto como yo. Tu corazón es de carne, y hay en la vena de tu poesía un latido que es comunión humana con otros corazones. Los poetas así, cuando cantamos nuestro[s] sentimientos no hablamos de nosotros, ¡no!; yo siento que por mí hablan muchos hombres que no escriben versos.
Miguelillo, parece que veo brillar tu mirada charlando de todas estas cosas. Anteayer escribí a Carlos Fenoll. Ayer a Pablo. No, no saldré de Miraflores por ahora. Cuando lo haga será para ir a Madrid, pero no creo que sea antes de fin de mes. Aquí hay tranquilidad. Estuve en Madrid, pero el calor me sentaba muy mal y me puse enfermo. Aquí estoy mejor; algún día salgo fuera de casa y voy un poco por algún camino en el campo, generalmente con Francisco. Hay ocasiones, como la presente, en que habitar un cuerpo de tercera resulta mortificante y desesperante. No te creas que estoy peor que otros años; más bien mejor, pero a ratos me apena ver fallar mi cuerpo por la salud y cuando más necesario me sería para hacer frente a todo.
Miguel, ya ves qué carta tan larga te estoy escribiendo. Le he preguntado a Manolo si sabe algo del posible jurado de tu concurso. Si lo hay y lo sabe, te lo comunicaré. Yo dudo que ahora se resuelva el asunto. Supongo que El labrador de más aire vendrá contigo de tu Orihuela. Ya nos reuniremos con él y con tus oriolanos.
Tu Josefina no me conoce. Pero dile que un amigo tuyo se acuerda de ella y a través de ti se une a su pena tan grande.
Escríbeme pronto. Ya ves yo. Y dime si todavía te podré escribir a Orihuela.
Miguelillo, me alegra mucho ver nuestra amistad tan honda. Qué fuerte me hace ella también. Mientras vivamos seremos amigos. Te abrazo mucho y siempre igual, hasta siempre. Vicente