Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

martes, 18 de agosto de 2009

Pablo Neruda y Miguel Hernández: un idilio poético

Por Ramón Fernández Palmeral  

A Audun Bakke El día 26 de marzo del 2006 en el cementerio de la Nuestra Señora del Remedios de Alicante me encontré junto a la tumba del poeta oriolano Miguel Hernández a un senderista y periodista noruego, a Audun Bakke que hablaba perfectamente español, hace años que reside en Albir (Alicante). Conversamos sobre su interés por el poeta oriolano y las causas de su muerte, me aseguró que Miguel Hernández fuera de España era casi un desconocido, en cambio Pablo Neruda, sí es conocidos; yo le dije que Pablo fue Premio Nobel de Literatura en 1971, y además un poeta de obra muy publicada.

 Tras una larga charla, mister Bakke, me prometió que traduciría a Miguel al noruego para que le conocieran en su lengua. Esta conversación con el periodista noruego es el origen de este artículo, un idilio poético entre Neruda y Hernández como una forma de interrelación en la historia de la literatura española. También tuve la suerte de asistir, la tarde del 28 de marzo (64º aniversario de la muerte de Miguel), a la conferencia de Carmen Alemany Bay en la Sede de la Universidad de Alicante titulada: «Miguel Hernández y Pablo Neruda: historia de una amistad truncada por la muerte», que fue presentada José Carlos Rovira, especialista en Neruda y literatura hispanoamericana, que además es autor de "Para una biografía literaria de Pablo Neruda". Conferencia que me sirvió para tomar sustanciosos apuntes. Tal es el interés de la Universidad de Alicante (UA) por esta hermandad: Pablo Neruda y Miguel Hernández, que la UA donó un mural de la escultora Ximena Ahumada para la Biblioteca Pública Santiago Severín de Valparaíso, en abril del 2005, con discurso de Carmen Alemany, Directora del Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti, cuyo noticia adjunto.

 TEXTO 

Pablo Neruda había nacido en 1904 y Miguel Hernández en 1910, se llevaban seis años de diferencia. Pablo, ya había entrado en contacto con Federico García Lorca en octubre de 1933 en Buenos Aires, cuando fue Lorca a estrenar Bodas de Sangre en la compañía de Lola Membrive que tuvo más de 100 representaciones, y además en la ciudad bonaerense daría múltiples conferencias entre ellas: “Discurso a alimón en honor de Rubén Darío” junto a Neruda, donde ambos se preguntan dónde estaba la plaza y la estatua en honor de Rubén Darío en Buenos Aires. Ambos poetas trabarán una fuerte amistad que continuará en Madrid. Un años más tarde, Pablo Neruda llegó a España en mayo de 1934 como diplomático al consulado de Barcelona. En un viaje que hizo Pablo a Madrid a mediado de 1934 para gestionar la publicación del segundo poemario de Residencia en la tierra, con José Bergamín, conoce a Miguel Hernández en la redacción de Cruz y Raya; donde el oriolano ya había publicado el primer acto de su auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras (número de julio). Trabajo que Pablo había leído en Cruz y Raya, al que consideraba «de inaudita construcción verbal[…] el más grande poeta nuevo del catolicismo español», (Para nacer he nacido, Bruguera, Barcelona 1980, pág. 78). 

 El poeta chileno había descubierto a un poeta, y dirá: «Era eres escritor salido de la naturaleza como una piedra intacta, con virginidad selvática […]. Su rostro era el rostro de España. Cortado por la luz, arrugado como una sementera, con algo rotundo de pan y de la tierra» (Confieso que he vivido. Pág-129). Miguel lo cuenta de esta forma en un escrito de junio de 1936: «Acabamos de llegar a Madrid [1934], él [Pablo] con polvo en la frente y en los talones de la India [Pablo había sido cónsul en Colombo (Ceilán), Batavia (Java) y Singapur], yo con tierra de barbecho en las costuras de los pantalones. Y me sentí compañero suyo desde el primer momento». Había nacido, entre ambas almas sensibles al invisible mundo de los sentimientos, un idilio poético. Además del auto sacramental Quien te ha visto…, de corte calderoniano, tenía Miguel Hernández publicado desde el 20 enero de 1933 su poemario gongorino Perito en lunas, con prólogo de Ramón Sijé, editado en «Sudeste» de La Verdad de Murcia. Obra hermética y descolgada de «Generación del 27» de alta calidad estilística, pero tuvo poca acogida por la crítica; sin embargo, Pablo Neruda, crítico sensible, al conocer al campesino Miguel que aún llevaba barro en los pantalones, y seguramente en los talones de las alpargatas, sus versos, le provocan un gran impacto en su doble aspecto: el de campesino español y el de la asombrosa calidad de sus versos; no obstante, las simpatías y el idilio poético naciente, fueron recíprocos, sobre todo al simpatizar a través de la comunión en la palabra poética, en los versos nuevos salidos del sentimiento más que del artificio verbal o arquitectura poética. 

 El don sublime de la palabra era lo que verdaderamente les unía y les separaba a la vez porque los estilos eran opuestos, el primero llevaba una poesía católica reaccionaria y gongorina por influencias del estudio de los clásicos (Virgilio, Calderón, Quevedo, Góngora) y el segundo ya tenía Crepúsculo (1923), Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) y Residencia en la tierra (1925-1935), obras en transición entre el Modernismo de Rubén Darío y las vanguardias, de la poesía sin pureza, automática, llenas de surrealismo, a pesar de que el juglar de Isla Negra no se consideraba del todo surrealista. En febrero de 1935 Pablo Neruda se instala definitivamente en Madrid como cónsul adjunto de la Embajada de Chile en la llamada “Casa de las Flores” ("por todas partes estallaban geranios"), barrio de Argüelles, calle del Prado nº 26. En Madrid viven los poetas más representativos de la que sería la "generación del '27": García Lorca, Alberti, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, José Bergamín, Luis Cernuda y Miguel Hernández de la generación del 36. El grupo se reunía casi todo los días en los mismos bares de Correos, donde comentan sus creaciones diarias y se leen versos. Pablo conoce además a Antonio Machado lo vio varias veces, a Valle-Inclán, a Ramón Gómez de la Serna en su cripta de Pombo, a Juan Ramón Jiménez que escribía en Sol críticas literarias, no muy favorables, por ejemplo de Pedro Salinas o Jorge Guillén, en cambio, Miguel Hernández se libró de esos ácidos comentarios juanramonianos, quizás porque provenían de la prestigiosa Revista de Occidente, de la "Elegía" y seis sonetos. La revista de Ramón Sijé, El Gallo Crisis, había aparecido en el Corpus de 1934, (junio), y Miguel se lleva revistas para vender en su círculo de nuevos amigos en Madrid: Altolaguirre, Alberti, Cernuda, Delia del Carril, María Zambrano, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda..., pero tiene de constatar que la nueva revista neocatólica no gusta a muchos a sus nuevos amigos. Escribe José Luis Ferris (El País, Comunidad Valencia, 2-12-2004): «Neruda hizo cuanto estuvo en su mano para colocar a Miguel en la corte. 

Empleó a fondo sus influencias y contactó con el vizconde de Mamblas, jefe de Relaciones Culturales del Ministerio de Estado, para que tratara de colocarlo en algún despachito funcionarial. El vizconde no dudó en extender cuanto antes el nombramiento, siempre y cuando el poeta especificara sus preferencias y el trabajo que mejor podía desarrollar». Neruda cuenta que Miguel le respondió: « ¿No podría el vizconde encontrarme un rebaño de cabras por aquí cerca de Madrid?». Lo cual dudo que Miguel respondiera de esta forma tan pintoresca, ya que él había escrito y dado a entender en carta a Juan Ramón Jiménez «odio la pobreza en que he nacido» odiaba su trabajo de pastor de cabras, que puede ser tan digno como cualquier otro, pero Miguel había sido humillado en Orihuela cuando su padre le sacó del Colegio Santo Domingo de los jesuitas donde se codeaba con los hijos de la burguesía y dedica a cuidar cabras y vender leche. Pablo Neruda dio una conferencia en la Universidad de Madrid el 6 de diciembre de 1934, en el acto coincidirán Miguel Hernández y Federico García Lorca, al que ya conocida desde que se lo presentó Raimundo de los Reyes en Murcia (2 de enero de 1933), que no recibe muy calurosamente al ya incordiante "poeta pastor", sin embargo Miguel, humilde como era, le entregó el Torero más valiente (Tragedia española, inspirada en la rivalidad del torero Ignacio Sánchez Mejías y su cuñado Joselito) con el ruego de que se ocupara de la obra. Neruda percibe este rechazo lorquiano y le advertirá en una carta del 4 de enero de 1935 que no se forje falsas esperanza con Lorca. Es la famosa carta en la que sataniza a Ramón Sijé por la revista neocatólica El Gallo Crisis, cuando escribe: «Querido Miguel, siento decirle que no me gusta El Gallo Crisis, le hallo demasiado olor a iglesia ahogado en incienso». El 9 de febrero de 1936, un importante grupo de intelectuales organizan una comida homenaje a Rafael Alberti y a María Teresa León en el Café Nacional, a su regreso de América y de la Unión Soviética, donde también acude Pablo Neruda y Federico García Lorca y Luis Cernuda…, pero no invitan a Miguel Hernández, su presencia era incompatible con los dos últimos poetas señoritos andaluces, a pesar de la aceptación favorable de Pablo en su círculo de amigos. Tampoco invitan a Miguel al mitin político de adhesión al Frente Popular donde Lorca leyó un manifiesto en el mes de febrero días antes de ganar el Frente Popular. El 4 de octubre de 1934 nació Malva Marina, hija de Pablo y de la holandesa María Antonia Agenaar, la niña padece hidrocefalia, enfermedad que tanto afectó a Pablo que Hernández se convierte en un asiduo visitante de la “Casa de las Flores”. En la revista Cruz y Raya, de Madrid, publica Pablo «Visiones de las hijas de Albión» y «El viajero mental», de William Blake, traducidos por Neruda. Presenta también una selección de poemas de Quevedo, Sonetos de la muerte. Miguel pidió a Antonio Oliver en Cartagena y a Juan Guerreo Ruiz en carta de junio de 1935 que le facilitaran a Pablo y a su familia una estancia temporal en la isla de Tabarca (Alicante) o en una isla del Mar Menor (Murcia) «donde el mar no se encuentre con la arena, al ir a la tierra», y habla de la hija que ya tiene diez meses y además le preguntará a Guerrero Ruiz si conoce a algún médico bueno de niños.

 Pero nunca fue a la isla Plana o de Tabarca. María Antonia y Malva Marina se fueron a vivir a Barcelona en 1936 y luego a Holanda donde la niña moriría el 2 de marzo de 1943. En el verano del 1934 Pablo había conocido a la bella artista argentina Delia del Carril en la casa de Carlos Mola Lynch, ella era quince años mayor que él, en 1936 comienzan a vivir juntos y se convertiría en su segunda esposa. En febrero de 1935 conocerá Miguel a la pintora gallega vanguardista Maruja Mallo en la casa de Pablo Neruda, con la que mantendrá un idilio amoroso, a la que dedicará algunos sonetos de El rayo que no cesa. En 1935, se publica Homenaje a Pablo Neruda de los poetas españoles, en ediciones Plutarco, Madrid, donde Pablo publica tres poemas, recibe el reconocimiento de los poetas españoles: León Felipe, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Vivanco, Muñoz Rojas y Serrano Plaja. Luis Larrea se negó a ello, porque profesaba amistad con Vicente Huidpbro, el enemigo númro uno de Pablo Neruda desde lo tiempos de Buenos Aires en 1933. De esta negativa nacería la enemistad a Pablo hacia el bilbaino como en su "Oda a Juan Tarrea", según recientes descubrimientos de Gabrielli Morelli. A finales de 1935 y después de que Pablo Neruda publicara el 15 de septiembre de 1935 en la Edición Árbol de Cruz y Raya, una segunda parte de Residencia en la tierra (1925-1935), poemario que causó en Miguel honda impresión, y en reconocimiento de este impacto le dedicará: «Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda» y además una reseña en «El Sol». Este poema de «exaltación vital» como ha expuesto José Antonio Serrano, no fue incluido en ningún libro y figurará como poemas sueltos. En este poema hernandiano de ciento treinta y cuatro versos, distribuidos en catorce estrofas, contiene evidentes influencias de Residencia en la tierra, como «caracolas» y «amapolas» como símbolo del vino y de la sangre; veamos y comparémoslo con el poema nerudiano: «Estatuto del vino» cuando Miguel escribe el verso «Alrededor de ti y el vino, Pablo…» (v.117) de «Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda». Lo verdaderos amigos son los que se forjan en las barras de las tabernas porque el vino como una sangre hermana une a los espíritus sublimes y también a los mezquinos. No queremos tomarnos una copa con un desconocido porque tememos hacernos de un nuevo amigo. leamos esta primera estrofa: Para cantar ¡qué rama terminante, qué espeso aparte de escogidas selvas, qué nido de botellas, pez y mimbres, con qué sensibles ecos, taberna! (Primera estrofa «Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda»). Las referencias a la taberna también se aprecian en el prólogo de El hombre acecha, como evocaciones de estas veladas: «Y recuerdo a nuestro alrededor aquellas madrugadas, cuando amanecíamos dentro del azul de un topacio de carne universal, en el umbral de la taberna confuso de llanto y escarcha, como viudos y heridos de la luna». Tanto era el entusiasmo de Hernández por Residencia en la tierra que se atreve a escribir una reseña que publicó el diario «El Sol» de Madrid en 2 enero de 1936: «Ganas me dan de echarme puñados de arena en los ojos, de cogerme los dedos con la puerta […]. La cuya voz es un clamor oceánico, que no se puede limitar…». 

Existe una carta inédita de Miguel a Pablo, de 8 de septiembre de 1938, publicada por “Orihuela Digital” donde le recuerda velada de vino, alegría y poesía. En agosto de 1935, Miguel se hallaba en Orihuela y recibe una carta del poeta chileno en la que éste le anima a volver a Madrid, porque está a punto de imprimirse el primer número de Caballo Verde para la poesía, había mucho trabajo por hacer, y además Pablo le comentarán en tono sarcástico: «Celebro que no te hayas peleado con El Gallo Crisis, pero eso te sobrevendrá a la larga. Tú eres demasiado sano para soportar ese tufo sotánico-satánico». Neruda estigmatiza la labor mentora de Ramón Sijé, quizás indirectamente, porque le interesan los brazos de Miguel, y Miguel acude inmediatamente a Madrid, en este viaje le acompañará su hermana Elvira. Llegará con la ceja izquierda rota en inflamada porque se había dado un golpe al bañarse en el río Segura. Ramón Sijé teme perder a su gran amigo y paisano para sus ideales neocatólicos, pero pronto tiene que constatar que el ambiente de Madrid puede más que los ecos de la lejana Oleza mironiana. Miguel Hernández se mueve en todos los frentes literarios de Madrid, es invitado por Pablo Neruda a publicar en la recién fundada revista Caballo Verde para la poesía, que dirigía simbólicamente el chileno a petición del poeta e impresor malagueño Manuel Altolaguirre que le ofreció la dirección muy generosamente. Una revista impulsora de la corriente neorromántica y la llamada poesía impura o sin pureza, corriente contra la que se sitúa Ramón Sijé, con sus artículos en El Gallo Crisis, y en La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas. Hernández, publicó solamente un poema en el primer número de Caballo Verde para la poesía de fecha 18 de octubre de 1935, un poema titulado: «Vecino de la muerte», y escribe a sus amigos cartageneros «No puedo mandaros la revista porque no me han dado más que un número».

 Miguel ha experimentado un cambio estético y poético, que se vierte hacia Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Surgen recelos entre Ramón Sijé y Pablo Neruda por la pérdida ideológica del amigo, y escribe a Miguel: «Pablo, y selva, ritual narcisista e infrahumano de entrepiernas, de vello de partes prohibida». En esta revista que Alberti le quiso llamar “Caballo rojo”, pero no fue aceptado, donde publicaron casi todos los poetas de la «Generación del 27». Salieron a la venta cinco números, el sexto se quedó en la calle Viriato (nº 73, casa madrileña de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre) sin compaginar ni coser, debía salir el 19 de julio de 1936, estaba dedicado a Julio Herrera Reissif -segundo Lautréamont de Montevideo. Durante la guerra civil española Pablo escribe España en el corazón: Himno a las glorias del Pueblo en la Guerra (1937-1938) que tuvo su primera edición en la editorial Ercilla y Tor de Buenos Aires, y luego tres ediciones en la imprenta que Manuel Altolaguirre y Concha Méndez había montado en un viejo monasterio cerca de Gerona por los miembros del Ejército del Este, pero no llevó a ver la luz en España, sino en Francia cuando se lo llevaban los republicanos exiliados y otros muertos en los caminos. Miguel publicó El rayo que no cesa en la editorial «Héroes» de Manuel Altolaguirre, y salió el 24 de enero de 1936. Cuatro años y medio después, convertido Miguel en soldado de la poesía, edita en "Socorro Rojo", en plena contienda civil Vientos del pueblo en 1937, dedicado a Vicente Aleixandre "Vicente: a nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres..." Publica El hombre acecha en 1939, dedicado a Pablo Neruda «Pablo: Te oigo, te recuerdo en esa tierra tuya, luchando con tu voz frente a los aluviones que arrebatan la vaca y la niña para proyectarla en tu pecho." Una edición que no llegó a salir al público, y que hoy se conoce gracias a que se salvaron dos capillas, una de ellas en poder de José María Cossío, que publicó en edición facsímil la Casona de Tudanca de Santander en 1981. En este poemario debe ser tomado como eje de la poesía de guerra, sobre cuyo poemario escribió un ensayo quien firma este articulo: El hombre acecha como eje de la poesía de guerra, publicado en la Editorial Palmeral, 2004. Es este libro Miguel, publica un poema agónico, en solicitud de ayuda a la causa, es el titulado: «Llamo a los poetas», donde nombra a Pablo Neruda en la primera estrofa, después de Vicente Aleixandre lo cual supone un latente recuerdo por el chileno: Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra: tal vez porque he sentido su corazón cercano cerca de mí, casi rozando el mío. A finales de 1936 Pablo Neruda es destituido de su cargo consular en Madrid debido a haber participado en la defensa de la República, y se traslada primero a Valencia y luego a París. Se separa de la María Antonieta Agnaar. Ya en París residirá con Delia del Carril en el mismo apartamento con Rafael Alberti y su mujer María Teresa León en Quai de l´Horloge. En el verano de 1937 viene desde París en un tren junto a muchos escritores y asiste al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que se celebra entre Madrid y Valencia. En este viaje llegará Neruda con Miguel Hernández, «vestido de miliciano y con su fusil al hombro, que se había alistado voluntario en el 5º Regimiento del Partido Comunista, a la “Casa de las Flores” a la entrada de la ciudad universitaria en el frente norte de Madrid, que era su residencia abandonas, donde había dejado sus libros y sus cosas. Miguel había buscado una vagoneta para cargar libros y los enseres de su casa: «Los libros se habían derrumbado de las estanterías. Era imposible orientarse entre los escombros… Miguel encontró por ahí, entre los papeles algunos originales de mis trabajos… Le dije a Miguel no quiero llevarme nada…-Nada? Ni siquiera un libro? –Ni siquiera un libro- le respondí. Y regresamos con el furgón vació». Lo podemos leer en Confieso que he vivido. Memorias (1972-1974), página 144-145, de la edición Planeta, colección Clásicos Contemporáneos Internacionales (1992). En estas Memorias le dedica a Miguel Hernández unas páginas en capítulo 5.- «España en el corazón», y le nombra en varios apartados, entre ellos cuenta el famoso caso del asilo a Chile, y de cuando el embajador de Chile «Carlos Morla Lynch, le negó el asilo al gran poeta, aun cuando se decía su amigo». También publicó esta acusación en la revista Ercilla, de Santiago de Chile, el 29 de diciembre de 1953. En este libro le dedica varios párrafos a Miguel en los apartados: Miguel Hernández, Caballo Verde para la poesía, Mi Libro sobre España y en Un Congreso en Madrid. Existen ciertas dudas sobre lo que escribió Neruda sobre la petición de asilo de Miguel en la Embajada de Chile y la negativa de Morla. La embajada chilena estaba situada en calle del Prado, número 26; podemos conocer la lista nominal de los 17 exiliados republicanos en esta embajada gracias a un artículo de Francisco Esteve: Luna (1939-1940). Análisis de una revista singular... (Apartado.- Exilio Interior). Arturo del Hoyo escribió «Dramatis persanae: Carlos Morla Lynch y Miguel Hernández». (Ver en Biblioteca Hernandiana. documento 2, de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Orihuela, 2003). Donde escribe Arturo del Hoyo que Neruda atacó duramente a Carlos Morla, donde asegura «Carlos Morla Lynch no tenía facultades para dar o negar asilo a Hernández, porque no era ya encargado de Negocios de Chile en Madrid..., concretamente desde el 8 de abril de 1939, que cedió el puesto a Enrique Gajardo…» y que Neruda se equivoca, y asegura Arturo del Hoy, que «Morla ofreció asilo a Hernández, pero que este no se asiló. ¿Por qué?» Se intuye que Miguel era el autor de Vientos del pueblo, y no podía desertar ni traicionar los principios o mensajes de sus versos, y además no se marcharía sin su mujer ni su hijos, pero no se ha dicho que, seguramente Josefina no se iba marcha a Chile con su hijo. Y dejar a su madre ya a sus hermanos en estado de precariedad, siendo ella la hermana mayor. Otra versión de los hechos, es la que el sevillano Antonio Aparicio, que estaba refugiado en la Embajada de Chile a la espera de salvoconducto, que le presentó a Germán Vergara nuevo encargado de Negocios, y éste le ofreció refugio al poeta, que no aceptó «yo jamás me refugiaré en una embajada», cuenta María Teresa León en Memorias de la melancolía. Y además se negó a oír las advertencias del abogado Diego Romero y José María Cossío, y se vino a Cox. En 1939 Pablo, es nombrado Cónsul para la emigración española, con sede en París. Cuenta Mará Teresa León que con la ayuda de Anne María Commène intermediaron a través de la mediación de monseñor Braudillart amigo de Franco, «…cuando terminé de hablar, todo estaba decidido. Miguel Hernández salió de la cárcel el 17 septiembre de 1939, pero el 29 del mismo mes es detenido en Orihuela acusado de ser periodista y pertenencia a la Alianza Intelectual Antifascista. Aunque lo que cuenta María Teresa León no parece del todo cierto, no se ha podido demostrarse documentalmente, ya que cuando detuvieron a Miguel por segunda vez en su pueblo, de nada de le sirvió el favor de monseñor Braudillart ante Franco en su primera detención, ya que la segunda vez no fue puesto en libertad y murió en una cárcel franquista el 28 de marzo de 1942. Aunque Pablo Neruda coincide con la versión de María Teresa León sobre la actuación del ciego monseñor Braudillart de 80 años. Durante su prisión Miguel mantiene correspondencia con Pablo Neruda, le escribió desde la cárcel de Torrijos «Es de absoluta necesidad que hagas todo cuanto esté en tu mano por conseguir mi salida de España y el arribo en tu tierra en el más breve plazo de tiempo posible». Miguel manda misivas a todas aquellas personas que pueden ayudarle con el abogado Juan Bellod, Luis Almarcha, Martínez Arenas y también con José María Cossío y Martínez Fortún (Mario Crespo es autor de un artículo muy interesante, aunque muy breve: «Miguel Hernández y José María Cossío» en Alerta Santander, de 12-10.2004). Miguel pide a Josefina que busque al abogado Juan Bellod de Orihuela (Juanito) para que le defienda, pero como Bellod no le puede defender, José María Cossío y Eduardo Llosent el consiguen al joven abogado onubense Diego Romero Pérez. Es decir que Monseñor Braudillart no vuelve a aparecer en escena. Tras la muerte de Miguel en la Residencia de Adultos de Alicante el 29-03-1942, Pablo lo consideró siempre como un asesinato, contribuyó a difundir la obra del poeta oriolano en conferencias y en entrevistas como en la que hizo a Rita Guibert en enero de 1970 en Santiago de Chile, que la que dijo que Miguel era como un hijo para él y que casi todo los días comía en su casa. Las posibles causas de la desconcertante libertad de Miguel Hernández Gilabert el 15 de septiembre en la prisión de Torrijos de Madrid, como ya demostrara Juan Guerrero Zamora en su libro Proceso a Miguel Hernández. El Sumario 21.001, Dossat 1990, página 124, (Informe de la Dirección General de Seguridad) se deben a los informes favorables del Sr. Cossío “ que el considera una persona inofensiva que nunca se metió en Política”, debido también a la abundancia de burocracia y procesos penales abiertos, a las competencias y jurisdicciones de los Tribunales y los sistemas de comunicación por correo oficial. Además desde el principio en una documentación aparece unas veces como Fernández y en otras como Hernández. A) La orden de puesta en libertad en Torrijos vino del Sr. Coronel Jefe de los Servicios de Orden Público y Policía de Madrid, y se justicia: «toda vez que en su expediente no había nada desfavorable concretamente como no fuera el haber sido escritor de izquierdas que quedaba en parte desvirtuada la mala impresión que pudiera producir su ideología política, con el informe favorable emitido por el Sr. Cossío. Permitiéndome hacer constar una vez más que como no había constancia de las diligencias instruidas en Huelva…» (Director General de Seguridad da explicaciones de la puesta en libertad al Juzgado Milita de Prensa, 20-10-30). B).

 No sabemos por qué causas las primeras diligencias, es decir, el atestado instruido en Rosal de la Frontera por el Cuerpo de Investigación y Vigilancia de Fronteras (no la Guardia Civil como se viene diciendo) no llegó a Madrid junto al detenido. La detención se debía por paso clandestino de frontera, por no llevar el pasaporte, una falta administrativa o gubernativa y de competencia del Gobernador Civil de Huelva, por eso, quien ordena el traslado a Madrid en el Gobernador Civil, y no un juez de Huelva. C) Cuando llega el detenido a Torrijos no llega con las diligencias previas o atestado, a pesar de decir en el telegrama del Gobernador que las diligencias acompañan al detenido por cesar clantestinamente la frontera y presunto “responsable de actividades delictivas en esa Capital”, esa capital es Madrid. Más tarde aparecerán y llegarán las diligencias al Auditor de Guerra del Ejército, y abre el sumario de urgencia 21.001. que lo pasará al Juez Especial de Prensa, Plaza del Callao, 4 de Madrid el 19 de junio de 1939 Manuel Martínez Gargallo, el cual te toma declaración indagatoria para saber por qué lo habían mandado a él. D) La carta favorable del Sr. Cossió (firmada por poderes el 8 de julio-39) debió llegar al Sr. Coronel Jefe de los Servicios de Orden Público que no sabía que el Juez Especial de Prensa Sr. Gargallo lo había procesado. Por eso en cuanto el Juez Gargallo se da cuenta de la puesta en libertad por orden gubernamental pide explicaciones y extiende edicto de captura y detención del procesado. Porque de hecho se le estaba procesando militarmente según lo demuestra la declaración indagatoria del 6 de julio 1939. 

Neruda confesó que su paso por España durante la guerra civil fue muy importante para su ideología, y fue además una de las causas de afiliarse al partido comunista chileno. Durante 1948 permanece Neruda oculto en Chile, escribiendo Canto General, en el canto XII: "Los ríos del canto", aún le recuerda y le dedica un grandísimo poema titulado «A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España». LLEGASTE a mí directamente del Levante. Me traías, pastor de cabras, tu inocencia arrugada, la escolástica de viejas páginas, un olor a Fray Luis, a azahares, al estiércol quemado sobre los montes, y en tu máscara la aspereza cereal de la avena segada y una miel que medía la tierra con tus ojos. (Fragmento) Miguel Hernández, toda la anarquía greda o levadura de tu tierra y tu pueblo revivirá contigo... ("Pastor Perdido". Pablo Neruda, O.C. Losada. tomo II Neruda se enteró de la muerte de Miguel en septiembre de 1942, según carta que remitió la Embajada de Chile en Madrid al Ministerio de Asuntos Exteriores de Chile. La carta la reproduce María dalla Rizza, en su tesis Miguel Hernández: Estudio Biográfico (2004-2005). La verdad es que Pablo Neruda no hizo o no pudo hacer nada por salvar a Miguel de una muerte segura en la putrefactas cárceles franquistas. En febrero de 1955 rompe con Delia del Carril y comienza a vivir con Matilde Urrutia, a la que ya conocía desde 1951 en París, que será su gran amor de madurez. En 1971 la Academia Sueca le concedieron el Premio Nobel de Literatura, en dicho acto pronunció un discurso, que empieza: Mi discurso será una larga travesía... 

Al único poeta que Pablo Neruda citó en su discurso, fue al francés, pionero del simbolismo, Rimbaud, el vidente. Pablo Neruda tiene una Fundación en Santiago de Chile, cuyo presidente es don Juan Agustín Figueroa. un viaje mío por regiones, lejanas y antípodas, NOTA.- Audún Bekke cumplió su palabra, en el número 7, de 1-17 de Abril de 2006, en la revista AKTUELT Spania, Editada en Albir (Alicante), publicó tres artículos en noruego, uno sobre la vida de Miguel, otro sobre la Senda del poeta y el tercero sobre Rosario la dinamitera. Alicante, abril de 2006.

 

 Quedan prohibidas le reproducciones de este texto con fines de lucro sin permiso expreso de suautor: Ramón Fernández Palmeral de Miguel Hernández, el poeta de pueblo (biografía en 40 artículos) editorial ECU. San Vicente del Raspeig, Alicante (España)

El aeropuerto de Alicante-Elche se debería llamar Miguel Hernández


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