¡Buenas tardes a todos! Antes
de empezar con el tema de la Conferencia, voy a explicar cómo surgió el asunto
y su desarrollo posterior. Este verano en un encuentro casual con Antoñita,
nuestra Presidenta, antes de despedirme de ella, le expresé mi intención de hacer
un pequeño Homenaje a Efrén Fenoll, padre de nuestra compañera de Asociación y
amiga, María Teresa Fenoll, por celebrarse este Año de 2017 el Centenario de su
nacimiento; para lo cual le solicité que, en una de nuestras reuniones, me
dedicase un pequeño espacio de tiempo para exponer todo lo que yo sabía sobre
él y leer uno de sus Artículos: esto me hubiese ocupado no más de media hora
pero, mi sorpresa fue, cuando Antoñita me dijo como contestación: ¿Y por qué no
das una Conferencia, en la que además de Efrén hablas sobre la Tahona y sus
personajes, pues tú sabes mucho sobre ello? Entonces, yo le contesté sonriendo:
¡Antoñita, eso son palabras mayores! El caso es que le recogí el guante, y me
comprometí con ella; también le dije que se podía hacer un reportaje con las
fotografías que existen de todos los protagonistas, para pasarlo durante el
discurso. El caso es que aquí estoy, como primerizo, acordándome de nuestro
gran escritor Lope de Vega que, en una composición suya titulada “MODO DE HACER
UN SONETO”, comienza diciendo: Un soneto me manda hacer Violante;/ en mi vida
me he visto en tal aprieto,… y, eso mismo digo yo. La Conferencia la voy a
dividir en dos partes: en la primera, voy a hablar de la Tahona y de todos sus
personajes y, en la segunda, que la voy a dedicar exclusivamente a Efrén Fenoll
en su Homenaje.
Hablar de la Tahona familiar de
los Fenoll en la calle de Arriba de Orihuela, es hablar de un suceso
extraordinario: como todo suceso extraordinario, cuando ocurre, está sujeto, a
veces, a conjeturas y controversias.
En la vida de Miguel Hernández,
al ser un personaje excepcional, se dan esta clase de circunstancias, es decir,
que exceptuando la parte más conocida de ella, que ha sido respetada en su
integridad por todos los biógrafos, en la más oscura e ignorada, ha estado
sometida a toda clase de arbitrariedades y fabulaciones: así ha ocurrido, sobre
todo, en los últimos episodios de su estancia en la cárcel o, en algún otro
momento aislado, como también ha sucedido, según me estoy refiriendo, con la
mencionada Tahona de los Fenoll.
Mientras los primeros biógrafos
de Miguel Hernández escriben sobre lo acontecido en la Tahona, magnificándolo
como un hecho extraordinario (incluso este tema lo incluyen muchos doctores y
licenciados en sus tesis de licenciatura); con la muerte de Miguel Hernández,
pasado el tiempo, se ha dado toda serie de lucubraciones negativas sobre la
Tahona, por parte de algunos de los escritores posteriores, negando la
existencia de tertulias literarias entre sus concurrentes o cualquier otra
reunión en este sentido que se celebraban en ella; de modo que se ha llegado a
decir, sin ningún rigor histórico, con un argumento estólido sin documentación
que lo acredite, de que en los años 30 todos ellos se encontraban haciendo el
Servicio Militar y, por dicho motivo, eran inexistentes estas reuniones, dando
desde entonces como zanjado el tema (noticia totalmente falsa, pues en esas
fechas se encontraban todos sus asistentes en sus respectivas casas y en sus
trabajos, vivitos y coleando, como se suele decir, e incluso, despertando en
sus inclinaciones literarias publicando sus obras en los periódicos locales, lo
que no hubiesen podido hacerlo de estar atareados en el Servicio Militar);
además, bastaba hacer una breve averiguación sobre sus edades en esa época: el
Servicio Militar era obligatorio hacerlo a partir de los 21 años cumplidos,
excepto los que lo hacían voluntariamente, que lo adelantaban, ya fuera en la
Marina o en la Legión, o las Milicias Universitarias para los estudiantes
universitarios, que lo hacían en varias etapas en Campamentos veraniegos: todo
esto lo digo como aclaración, y lo demostraré a continuación con un breve
resumen biográfico de todos ellos; pero, lo más insólito, es el argumento de
otros escritores que no sólo no le dan crédito a lo de la Tahona, sino que
llegan a decir que el hecho en sí, para ellos, no merece ser comentado ni
estudiado, como si no importara nada.
Lo cierto y verdad es que en
ella llegaron a reunirse un grupo de jóvenes de diversa condición con aficiones
literarias, la mayoría de ellos eran obreros, con estudios elementales y
básicos, procedentes casi todos de la calle de Arriba y adyacentes y donde se
dedicaban en sus ratos libres no sólo a divertirse, sino a intercambiar libros,
componer poemas, discutir sobre literatura, declamar, representar escenas
teatrales y cantar romanzas de zarzuelas: con el tiempo, llegaron a destacar
todos ellos en las Bellas Artes, aunque la mayoría lo hicieron solo en el
ámbito local o provincial (es de resaltar que, también pasaron por la Tahona,
como colaboradores en la revista Silbo, los
extraordinarios pintores siguientes: Francisco de Díe García-Murphy -Orihuela
09/06/1909, Alicante 09/06/1988- que además, también lo hizo con viñetas en el Gallo Crisis y,
la pintora Maruja Mallo -Vivero, Lugo 05/01/1902, Madrid 06/02/1995-, quienes
tuvieron gran amistad con Miguel Hernández). Todos eran procedentes de familias
religiosas, tradicionalistas y afectas al gobierno que imperaba, o sea, la
monarquía; un régimen de carácter autocrático y autoritario, pero, con la
llegada e implantación de la Segunda República en el Año 1931, con nuevas ideas
renovadoras y liberales, se adhirieron a ella con gran fervor e ilusión,
involucrándose en la vida activa cultural, social y política de la localidad.
Con el tiempo, la República, no sólo les decepcionó, sino que sufrieron en sus
propias carnes sus consecuencias posteriores con la Guerra Civil Española,
padeciendo persecuciones y cárceles la mayoría de ellos por persistir en sus
ideales, sobre todo Miguel Hernández, que murió de manera desastrosa en la
cárcel del Reformatorio de Adultos de Alicante. También se ha de decir que fue
un grupo que estuvo marcado por la tragedia, pues cinco de sus integrantes
murieron de forma trágica y cuatro, a edades muy tempranas, como se verá más
adelante.
Al grupo de la Tahona se le ha
denominado con el nombre de “GRUPO DE ORIHUELA”; también con el de “GENERACION
ORIOLANA DE 1930”, por parte de escritores y biógrafos, o “GRUPO OLECENSE DE 1930”
(éste, en Memoria de Gabriel Miró). A continuación, leo lo que dicen algunos de
ellos y las diferentes etapas de la referida tertulia…
Uno de los Articulistas es José
Antonio Sáez Fernández, nacido en Albox (Almería) el 21/mayo/1957, licenciado
en filología hispánica por la Universidad de Granada; Director de la Revista
Batarro de Albox (Almería) y, colaborador literario de la revista Canfali Vega
Baja que, en un ESPECIAL MIGUEL HERNÁNDEZ de dicha revista en fecha miércoles,
24/marzo/1992, en Artículo titulado “MIGUEL HERNÁNDEZ EN EL MARCO DE LA
GENERACIÓN ORIOLANA DE 1930”, entre otras cosas dice lo siguiente:
“Pocos grupos poéticos en la
historia de la literatura española nos ofrecen una imagen tan homogénea y
compacta como éste de Orihuela. A pocos se les pueden aplicar las teorías sobre
generación
literaria lanzadas por Petersen con tanta minuciosidad y exactitud como a
este grupo literario oriolano, cuya principal figura fue, sin duda, Miguel
Hernández. Pocos grupos también han tenido conciencia de la valía personal de
uno de sus miembros y han aunado voluntades para su lanzamiento al exterior,
buscando fuera de los límites locales o provinciales un reconocimiento y
admiración para ese miembro del grupo. En pocos grupos literarios ha existido
una amistad tan firme, una camaradería tan sana y un contacto tan intenso y
cordial hasta que los azares del destino y la adversidad, se llevaron primero a
Ramón Sijé y luego a Miguel Hernández; ausencias ambas que, junto a la
conmoción ocasionada por la Guerra Civil Española, marcarán profundamente a
algunos integrantes del grupo como son los casos, fundamentalmente, de Carlos
Fenoll y Gabriel Sijé. Pocas generaciones literarias como ésta, marcadas por
tan impresionante signo de tragedia, por un sentimiento de fatalidad tan
acentuado y, posteriormente, tan real y cierto”… Luego, habla de los que se
reunían en la Tahona, según escrito de Manuel Molina Rodríguez, componente de
ese grupo, que decía: “En esta tertulia se reúnen un panadero, un pastor, un
estudiante, un molinero y un oficinista. Miguel Hernández ha llegado hasta allí
por vecindad, por afinidad, por amistad; Ramón Sijé, atraído por el amor a
Josefina Fenoll; Poveda, el oficinista, por curiosidad, y el molinero (José
Murcia Bascuñana) por escapar del molino”.
También la escritora Ana María
Reig Sempere en una publicación suya del Instituto de Estudios Alicantinos.
Alicante. Año 1981, se ocupa de este grupo, titulándolo “La generación del 30
en Orihuela”, aplicando las teorías de Petersen sobre “generación literaria” a
la de Orihuela.
En una Editorial del Legado de
Miguel Hernández de Quesada (Jaén), habla de igual manera sobre “El Grupo de
Orihuela”, diciendo: “El Grupo de Orihuela, llamado también Generación del 30,
estaba formado por Miguel Hernández, Ramón Sijé, Jesús Poveda y Manuel Molina.
El mayor de ellos era Miguel, y el más joven, Molina. El lugar donde se reunían
era La Tahona, sita en la calle Arriba (ahora Miguel Hernández), panadería
perteneciente a la familia Fenoll. Carlos Fenoll, hijo de éstos, es el creador
de las tertulias, en razón de sus aficiones poéticas”.
Como último testimonio, que se
adjunta, aunque existen muchos más, es el de Carmen Conde Abellán
(Cartagena-Murcia 15/08/1907, Madrid 08/01/1996), licenciada en Filosofía y
Letras, primera mujer que ingresó en la Real Academia Española, escritora y
poeta, fundadora con su esposo, Antonio Oliver Belmás de la Universidad Popular
de Cartagena; se ocupa del “Grupo de Orihuela”, en su trabajo titulado
“Adolescentes”, en noviembre de 1946, en la revista VERBO.
Con respecto a las diferentes
etapas de las reuniones literarias en la Tahona, doy cuenta de la versión de la
escritora Verónica G. Ortiz, colaboradora en la revista “El Eco Hernandiano”,
de la Fundación Cultural Miguel Hernández, que manifiesta lo siguiente:
“Iniciada su afición por la
poesía, Carlos Fenoll comienza una gran amistad con un muchacho algo más joven
que él que respondía al nombre de José Marín, más conocido por el seudónimo de
Ramón Sijé. La común vocación por la literatura motivó entre ambos una gran
amistad. Es en este periodo cuando surgen las reuniones desarrolladas en las
tertulias entre los amantes del arte de escribir, en el horno-tahona, situado
en el despacho de pan de la familia Fenoll, en la calle de Arriba. Estas
tertulias se fecharían entre 1930 y 1936. Durante las reuniones realizadas en
la tahona, los jóvenes escritores, además de leer y comentar las obras de sus
escritores preferidos, también leían sus propios trabajos. Los personajes que
con más frecuencia asistían a dichas tertulias eran José Murcia Bascuñana,
Jesús Poveda, Miguel Hernández, Ramón Sijé, Gabriel Sijé, Efrén Fenoll, Manuel
Molina y el propio Carlos. Resulta de gran interés destacar las tres etapas por
las que pasaron las reuniones de la tahona. La primera etapa se desarrolla
entre 1930 y 1934. Entre Carlos Fenoll, Ramón Sijé y Miguel Hernández se
estableció una gran amistad, lo que les llevó a crear una revista de carácter
literario conocida por Destellos
(noviembre de 1930). La segunda etapa englobaría los años 1934 y 1935. A
finales de 1935, tras la muerte prematura de Ramón Sijé y la ausencia de Miguel
Hernández que marcha a Madrid, el significado de las tertulias va perdiendo
interés entre sus asistentes. Por último, la tercera etapa que constituiría las
reuniones de la tahona, se desarrollaría a lo largo de la primera mitad de
1936. Es en este momento cuando Carlos Fenoll, Jesús Poveda y Gabriel Sijé
fundan la revista Silbo,
con la intención de distraer la amargura en que se veía sumido Gabriel debido
al fallecimiento de su hermano, Ramón Sijé. Ramón Pérez Álvarez sería el
secretario de la revista”.
Como comentario personal, yo
añadiría que a finales de 1935, no sólo pierden interés las tertulias, sino que
quedan desarticuladas al completo, pues además de las ausencias de Ramón Sijé y
Miguel Hernández, se han de añadir las de Jesús Poveda, Manuel Molina (que
marchó en este Año a Alicante con su familia), Antonio Gilabert (primo de
Miguel, que desapareció muy tempranamente), así como las de Carlos Fenoll y
José Murcia Bascuñana que se incorporan a realizar el Servicio Militar, como lo
indica también el escritor y biógrafo José Luis Ferris en su obra “Miguel Hernández.
Pasiones, cárcel y muerte de un poeta” del Año 2002 (en su Capítulo correspondiente
a los Años 1934-1935); así como del escritor oriolano Julio Sarget Barceló que,
en su biografía referente a Bascuñana, sitúa a éste en el Año 1935 en Almansa
(Albacete), realizando el Servicio Militar.
A continuación, voy a dar una
Relación detallada de los personajes que asistieron e intervinieron en estas
tertulias de la Tahona de los hermanos Fenoll (cuya familia se componía del
matrimonio y seis hijos: Carlos, Efrén, Josefina, Delfina, Carmen y
Monserrate). La citada Relación, la voy a dar con una lectura abreviada de la
vida y obras de los interesados, pues si no lo hiciera así, la conferencia se
alargaría en grado sumo, pues hay mucho que contar pero, me voy a detener en
los detalles descollantes e imprescindibles; también lo voy a hacer
describiéndolos de mayor a menor edad, con excepción de Alfredo Serna, que lo
hago al final entre los relacionados con la Revista Silbo.
MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT:
Nació en Orihuela, en la calle
de San Juan el 30 de octubre de 1910, murió en la prisión del Reformatorio de
Adultos de Alicante el 28 de marzo de 1942 (sábado y víspera del Domingo de
Ramos) de tuberculosis, contaba, por tanto, cuando falleció 31 años. En los
años 30, por consiguiente, estaba comprendido en la edad del Servicio Militar
pero, resultó exento del Servicio por exceso de cupo, pudiendo acudir
asiduamente a la Tahona hasta el 30 de noviembre de 1931, fecha en que viaja a
Madrid, haciendo estos viajes en sucesivas etapas, continuando sus visitas a
ella cuando volvía de la capital. Era el de mayor edad de los asistentes, así
como llegó a ser la máxima figura de todos ellos. No me voy a detener en los
detalles de su vida ni en su producción literaria, pues no es el caso pero, sí
lo voy a hacer en los conocimientos que obtuvo en su juventud en Orihuela:
estuvo en el Colegio de Santo Domingo de los Jesuitas estudiando el
Bachillerato (donde coincidió con Ramón Sijé) hasta el Año 1925 en que lo saca
del Colegio su padre. A partir de este hecho, él procuraba documentarse y
asesorarse a sí mismo leyendo libros y componiendo poesías en solitario,
mientras pastoreaba las cabras o de noche en su habitación, lo que le acarreaba
sucesivas reprimendas de su padre, al descuidar sus labores de cabrero. El
canónigo Don Luis Almarcha (posteriormente Obispo de León) vecino suyo de la
calle de Arriba, le prestaba los libros de su Biblioteca y le asesoraba en la
literatura; visitaba asiduamente la Biblioteca local, y otros Círculos
literarios de Orihuela, donde coincidía también con Ramón Sijé y, en la casa de
éste, donde se intercambiaban libros y discutían de literatura mientras Sijé se
preparaba para la carrera de Derecho.
Es interesante el Artículo de
colaboración en la revista Oleza, cuyo
director fue Joaquín Ezcurra, escrito por María Dolores (Mari Lola entre sus
amigos) Marín Gutiérrez, hermana de Ramón y Gabriel Sijé, de fecha 24 de mayo
de 1961, sobre las reuniones que mantenían en su casa entre su hermano y Miguel
que, entre otras cosas muy interesantes, decía:
“Empezaré diciendo que, en un
atardecer, siendo muy niña, me oí llamar hermana por Miguel. Desde entonces, el
cabrero rapado, de ojos grandes y risa franca, vino con frecuencia a la morada
de los míos y los llamó padres y hermanos. ¿Los principios de la amistad entre
ambos? A mi parecer -pues nunca lo supe por ellos- el amor a las Bellas Letras
y el ansia de saber del pastor de cabras. ¡Cuántas veces les vi ascender los
peldaños que conducían a la habitación de los libros! Allí encerrados
dialogaban sobre poetas, filósofos, escritores… Mi curiosidad -fémina, al fin-
hizo que en distintas ocasiones aproximara el oído a la vieja puerta y supe,
por vez primera, de la existencia de un Dante, Virgilio, San Juan de la Cruz…
Escuchaba las preguntas de Miguel -¡qué preguntón, me decía!- y las respuestas
de Ramón. También sus discusiones, hasta encolerizarse, y sus reconciliaciones
repentinas. En voz queda, y con harta frecuencia, pregonábanse las virtudes y
belleza con que la Naturaleza había dotado a sus amadas, ambas Josefinas” (se
refería a Josefina Manresa y Josefina Fenoll, ambas novias de Miguel y Ramón).
Pues bien, todo esto que Miguel
iba recopilando y agrandando su sapiencia en todos los sitios que frecuentaba,
lo trasladaba a la Tahona y allí discutía con sus amigos sobre estos temas
literarios recogiendo sus opiniones, al mismo tiempo, que intercambiaban libros
y poesías documentándose aún más: con todo este material, acudió a Madrid en
condiciones de poder hacerse hueco entre los grandes de la literatura, como así
fue y, asesorado y ayudado por su gran amigo Ramón Sijé y demás compañeros, que
cooperaron también pecuniariamente, partió hacia allá un día 30 de noviembre de
1931; comenzando de esta forma su periplo de viajes a la capital de España.
Anteriormente, junto con sus amigos, fundó un grupo teatral denominado “La Farsa”, que
realizaban representaciones teatrales en la localidad. Estuvo afiliado al
Partido Comunista de España. Su producción literaria oriolana fue copiosísima
siendo redactor de varios periódicos; así como participó en los de localidades
cercanas como La
Verdad de Murcia y El Día de
Alicante, cuyo Director fue el oriolano Juan Sansano Benisa. (Como
puntualización voy a decir que sólo voy a hablar, mayoritariamente, de las
publicaciones de todos ellos en Orihuela, que es donde nos afecta). Miguel,
sufrió un calvario por las distintas cárceles franquistas y, lo condenaron a
muerte conmutándole la pena a 30 años de cárcel.
El Año 2010, Aniversario del
Centenario de su nacimiento, recibió numerosísimos homenajes, tanto a nivel
local, provincial, regional, nacional y del extranjero y, anualmente, también
se vienen celebrando, esta vez en conmemoración del Aniversario de su
nacimiento y fallecimiento.
Termino con Miguel diciendo
que, las reuniones de Miguel Hernández en la Tahona con sus amigos, junto con
lo ya expuesto anteriormente, fueron fundamentales para sus éxitos literarios,
hasta ser reconocido mundialmente. De cualquier forma, todas estas ayudas que
recibió (que lo fueron, y muchas), no hubiesen sido suficientes para alcanzar
la fama, si no fuese por su gran valía personal como escritor y poeta y, sobre
todo por su, llamémosla así: indómita testarudez
literaria.
CARLOS FENOLL FELICES:
Carlos Fenoll era 2 años menor
que Miguel; nació en Orihuela el 8 de agosto de 1912 en la calle de San Juan
(muy cerca de la Casa Natal de Miguel). En 1930, Carlos tenía 18 años, por
tanto, no estaba comprendido en la edad del Servicio Militar. Fue el artífice
de las reuniones literarias de la Tahona, pues fue el primero en escribir
versos en el Año 1929 y, pronto, tomó amistad con todos los chicos del Barrio;
y también con Ramón Sijé, Jesús Poveda y Miguel Hernández, dándolo a conocer en
la prensa oriolana como poeta, dedicándole el 30 de diciembre de 1929 el verso “La sonata pastoril”,
publicado en el periódico local El Pueblo de Orihuela:
a partir de aquí, su producción literaria fue muy copiosa en los distintos
periódicos oriolanos y redactor de algunos de ellos (tampoco me voy a detener
en estos datos, ni en la forma en que se reunieron). Era el mayor de todos los
hermanos y el que estaba a cargo de su oficio de panadero en la Tahona; cuidaba
de ellos y de su madre, ya que su padre falleció muy joven. Entre sus aficiones
favoritas estaban las de cantaor de flamenco, novillero (lo que le acarreó
alguna que otra detención al lanzarse al ruedo como aficionado) pero, sobre
todo, la de trovero, afición ésta última que adquirió como legado de su padre
que componía versos improvisadamente. Al hacerse cargo de la Tahona, tuvo que
abandonar muy pronto la Escuela y formarse así mismo como escritor y poeta;
leyendo ávidamente libros e intercambiándolos con sus amigos (estaba suscrito
al periódico ABC). Una vez terminó la Guerra Civil, volvió a Orihuela, donde
vivió escondido en su casa de la Tahona, por temor a ser represaliado y, así
estuvo, hasta que pasó la chamusquina. En el Año 1947, Carlos Fenoll marcha,
junto a su familia a Barcelona; viviendo al principio con dificultades
económicas, hasta que se asienta definitivamente en su profesión; desde aquí,
irá enviando sus versos a las revistas oriolanas. Existen muchos escritos sobre
Carlos Fenoll, su vida y su obra pero, sobre todo, en 2012 en el Centenario de
su nacimiento, donde se le rindieron homenajes y realizaron publicaciones
dedicadas a él; siendo uno de los primerizos en manifestar estos tributos Ramón
Fernández Palmeral por Internet. Carlos Fenoll murió el 31 de diciembre de 1972
en Barcelona, el último día del año.
He aquí, parte de la entrevista
realizada a Carlos Fenoll, publicada posteriormente a su muerte en el ABC de
Madrid el 26 de marzo de 1978, Página 104, referente a la Tahona, donde dice
Carlos lo siguiente:
“Miguel tenía una gran
facilidad para versificar. En la panadería acostumbrábamos a improvisar. En
Orihuela, donde se han dado algunos muy famosos, a esto se le llamaba trovar. Se daban,
incluso, reñidas competiciones. Luego Miguel avanza a grandes saltos. Fue de
Bécquer a Machado, Juan Ramón, Gabriel Miró y Góngora. El salto a Góngora fue
rapidísimo. Perito
en lunas, libro evidentemente gongorino supera al propio gongorismo. Es un
puro libro de acertijos”... Más adelante, Carlos Fenoll habla sobre las tardes
de la panadería, diciendo lo siguiente: “Solíamos reunirnos por las tardes en
el alcabor -estancia situada sobre el horno, donde disponían el pan sobre paños
de madera para la yelda-. Se estaba muy calentito y nadie nos molestaba. Nos
reuníamos allí porque yo no podía ausentarme. Además, Sijé era novio de mi
hermana. Venían también José Murcia Bascuñana, Poveda, Miguel y algunos
contertulios ocasionales más. Allí leíamos nuestros versos en voz alta, los
discutíamos, comentábamos libros de poesía, contábamos chistes y tomábamos
tortas de pan y aceite mientras Bascuñana cantaba. Lo hacía bastante bien. Las
tardes calurosas salíamos a la puerta. Parece que lo estoy viendo: Miguel
llegaba en mangas de camisa y se ponía a cantar El café de Chinitas.
Tenía una risa contagiosa. Daba gusto verlo siempre alegre, jovial, dispuesto
para todo. Sijé, por el contrario, tenía otro temperamento. Era más aprensivo.
Se cuidaba mucho. No tenía una salud muy vigorosa. En cambio a Miguel se le
notaba sano”.
Como se ve Carlos apunta ya la
existencia de tertulias literarias, como también lo corrobora José Ruiz Cases
(Sesca), escritor oriolano, amigo y compañero de trabajo, que entre sus
numerosas investigaciones bibliotecarias, encuentra y publica una carta inédita
escrita conjuntamente por Miguel Hernández y Carlos Fenoll, dirigida a Justo
García Morales, procedente del Legado de Justo García Soriano (su padre). Está
fechada en Orihuela el 6 de marzo de 1930 y, es muy interesante, pues revela
cuáles eran sus escritores preferidos y sus aficiones literarias. Dicha carta,
dice así:
“Nos aconsejas debemos leer a
Vicente Medina, Salvador Rueda, Villaespesa, Rubén Darío, Espronceda y el gran
autor de Las Rimas;
nosotros hemos leído escasas composiciones de todos los autores pero, no
obstante, haberlos estudiado poco, somos fervientes admiradores de los
indicados y, además de Núñez de Arce, Campoamor, Gabriel y Galán y Zorrilla”.
JESÚS POVEDA MELLADO:
Jesús Poveda 2 años menor que
Miguel nació el 12 de septiembre de 1912 en Murcia y murió ingresado en el
hospital de Murcia el 8 de agosto de 1998 (está enterrado en el Cementerio de
Orihuela). Poveda es, por tanto, uno de los dos integrantes de la Tahona que no
nació en Orihuela, adonde llegó con su familia a los dos años, o sea, en 1914
y, donde se crió y vivió. Como se observa nació un mes después de Carlos Fenoll
y, en 1930 también tenía 18 años, sin estar en edad del Servicio Militar pero,
lo adelantó voluntariamente desde 1930 a 1932, en la Base de Submarinos de
Cartagena (Murcia); continuando después las reuniones con sus amigos
interrumpidas anteriormente: es principalmente por este motivo en el que se han
apoyado erróneamente los escritores últimos, para desmontar las tertulias de la
Tahona dando, por descontado, que todos sus componentes también estaban en
dicha situación. De joven estudió solfeo, violín y armonía; también era un
lector empedernido. A los 13 años entra a trabajar en el despacho -cercano a la
Tahona- del abogado don Tomás López Galindo que creó el semanario Actualidad donde
escribía sus crónicas, y Poveda, clandestinamente, introducía sus escritos y
versos entre los de su jefe para que fuesen publicados. Es en 1930
precisamente, cuando junto a Ramón Sijé funda la revista Voluntad (le
pusieron curiosamente este nombre por una novela de Azorín que llevaban en la
mano con ese título); al mismo tiempo, se relacionó con sus compañeros de la
Tahona. En 1936 formó parte del equipo de Redacción de la Revista oriolana Silbo. Al morir
en 1935 su amigo Ramón Sijé, novio de Josefina Fenoll, con el tiempo, Poveda,
enamorado de ella, la solicitó en matrimonio y casó el 14 de abril de 1937
(como sabéis a Josefina Fenoll también le hizo una elegía Miguel, al morir su
novio). Con el estallido de la Guerra Civil Española, al estar en el bando
republicano, se exiliaron ambos en Santo Domingo y México y, el 16 de mayo de
1974, regresan a España para residir en Torrevieja hasta que fallece. Entre sus
escritos figuran Sobre
la misma tierra de 1940; Ensayos de 1941 y
Vida, pasión y
muerte de un poeta: Miguel Hernández, editada en México de 1975; también
colaboró con Artículos en diversos periódicos americanos. El Año 2012, el
escritor alicantino Ramón Fernández Palmeral, le dedicó páginas en su Bloc de
Internet conmemorando el Centenario de su nacimiento.
JOSÉ MURCIA BASCUÑANA:
José Murcia era 3 años menor
que Miguel; nació en Orihuela el 7 de mayo de 1913 en la calle de San Isidro
(bautizado en la Catedral el día 11) y, murió en Orihuela el 19 de enero de
1951, cuando contaba 37 años (hay que mencionar que, su verdadera fecha de
fallecimiento es el 19 -tal como reza en su lápida mortuoria-, no el 20 que
figura en su biografía). En el Año 1930 tenía 17 años, insuficientes para el
Servicio Militar. Tuvo tres apodos: “El Arriero”,
porque era cantante de zarzuelas y, la mejor que cantaba era “El cantar del
Arriero”; el segundo sobrenombre fue “El Rapsoda”, de
lo bien que recitaba versos (recitaba todos los versos de Miguel, cuando éste
se presentaba en público) y, por último “El Fefo”, mote
que le puso cariñosamente su amigo Efrén Fenoll. Fue el personaje “oscuro” de
la Tahona en el sentido de que, todos los escritores al escribir sobre ésta lo
mencionan solo con su nombre y dos apellidos, pero no dan datos de su vida y
sus pasos, por desaparecer de Orihuela muy joven; sólo el escritor Manuel
Roberto Leonís en algunas colaboraciones suyas, da detalles sobre su gran
amistad con Carlos y Miguel, de su oficio de molinero de pimentón y el aciago
accidente que le ocasionó la muerte, cuyos datos le proporcionó su padre por
haberlo conocido. De esta amistad primitiva entre los tres (me refiero a Miguel,
Carlos y Bascuñana) hay constancia de otros amigos de Miguel como el de Tomás
Moreno Serna (compañero de Miguel en el colegio del Ave María de Santo Domingo,
en los años 1920 y 1921, así como en la época de sus noviazgos), quién, en
confidencias sobre sus correrías juveniles junto con otros amigos, efectuadas
al periodista Joaquín Ezcurra Alonso y, publicadas en Información Digital de
fecha 04/06/2011, titulando el Artículo: “HABLANDO CON UN AMIGO DE MIGUEL
HERNÁNDEZ”; Tomás Moreno, dice lo siguiente:
“Ya en los años 1929 y 1930, en
el verano, nos juntábamos todas las noches un grupo de amigos. Miguel, siempre
venía acompañado de José Murcia Bascuñana, a quien todos conocíamos por El Arriero, que
recitaba muy bien y cantaba mucho mejor, y por Carlos Fenoll. Éste nos recitaba
sus propias poesías y José Murcia Bascuñana las de Miguel Hernández. En el
Salón Novedades presentó su primer libro Miguel, recitó muchas poesías. Los
otros recitadores no los recuerdo. Creo que uno de ellos debió ser José Murcia
Bascuñana. Lo que sí recuerdo es que acompañaban a Miguel, Ramón Sijé y Carlos
Fenoll”.
También Julio Sarget Barceló,
amigo suyo de toda la vida y autor de su biografía, menciona que, todas las
tardes veraniegas, al anochecer, se reunían los tres amigos con él, para dar un
paseo y tomar el fresco hasta el extrarradio de Orihuela, donde pasaban todo el
tiempo divirtiéndose versificando.
Como hay mucho que contar sobre
él, les recomiendo la lectura de su biografía editada por la Fundación Miguel
Hernández; yo, sólo voy a ahondar en algunos detalles que no han salido en el
libro; por ejemplo: en dicho libro, se publica una poesía inédita suya escrita
a plumilla en una libreta escolar, titulada ”Como sombra de sombra”: lo que no
se especifica, por no darnos cuenta entonces, es que esa poesía formaba parte
de un cuaderno completo de poesías de José Murcia que, por motivos que se
ignoran desaparecieron, permaneciendo una hoja anterior de dicho cuaderno -que
se conserva-, donde aparece la estrofa final incompleta de otra de sus poesías
(también inédita y escrita a lápiz), que termina así: igual que ya eres/ la
reina del alma mía; esto me hace suponer que, aparte de las publicadas,
José Murcia, compuso gran variedad de poesías.
Desde bien pequeño siguió la
misma trayectoria que sus amigos: vivió en la calle de San Juan, en la del
Colegio y, por último, en la calle de Arriba en el número 4, justo enfrente del
número 5 de la Tahona. Ya, con anterioridad, su hermano Monserrate, de la misma
edad que Miguel, era amigo de éste y participaba en sus correrías y, es de
suponer, que Pepe (como le llamaban) también intervenía en ellas. Un detalle
que ha pasado inadvertido por los escritores es que el Pepe que figura en el
equipo de fútbol de Miguel “La repartiora”,
es José Murcia, que también figura en el himno compuesto al mismo: como prueba
fehaciente es que en el Café Colón de Orihuela (ya desaparecido) que existía
enfrente de la Plaza Nueva, había un gran cuadro con la fotografía del equipo y
con los nombres completos de los integrantes, entre los que aparece el suyo (si
no me equivoco es el que está en primer plano de la fotografía agachado, en el
extremo derecho de la fotografía, junto a Miguel). Algunos de los biógrafos de
Miguel, lo dan como incorporado a la Tahona al poco tiempo de constituirse el
grupo, cuando no es así, ya que él estaba desde un principio por su amistad con
ellos, en el comentario anterior aparece ya desde 1929. Ramón Pérez Álvarez en
un Artículo suyo publicado en La Lucerna lo
considera como un amigo inolvidable, el hombre con menos hiel que ha conocido,
y que colaboró con él en la Revista Silvo. Publicó
versos en los periódicos oriolanos El pueblo de Orihuela
y en el Radical
(periódico que sale a la luz el 17/01/1932); también fue redactor de este
último periódico figurando entre los componentes del mismo, escribiendo bajo
seudónimo, ya que así lo hacían casi todos excepto el Director Ricardo García
López, que lo hacía con su nombre completo. En la boda de Miguel con Josefina
Manresa fue invitado y asistió al convite familiar junto con Carlos Fenoll y
Poveda, dando un recital de canciones (del libro Recuerdos de la viuda
de Miguel Hernández de Josefina Manresa y, en el de José Luis Ferris Miguel Hernández.
Pasiones, cárcel y muerte de un poeta). En el Año 1932, aparece como
concejal del Ayuntamiento de Orihuela por el Partido Radical Socialista, siendo
Alcalde Alberto Escudero Bernicola: la Relación de los concejales viene
detallada en la página 119 del libro Vistas desde el
Puente de Rusia del autor Antonio José Mazón Albarracín (nuestro guía
turístico oriolano), figurando en quinto lugar de la mencionada Relación:
algunos de estos concejales compañeros de Corporación de Bascuñana partieron al
exilio en la Guerra Civil, como José María Lucas Parra; Antonio Cubí Tomé (que
fue Presidente y Secretario General del Partido Socialista y de la UGT de
Orihuela) y Andrés Martínez Jacobo. Es muy interesante el libro que relata las
biografías y con fotografías de los personajes oriolanos que se exiliaron en la
Guerra Civil (entre los que se encuentran los 3 nombrados y Jesús Poveda): se
titula el libro Los
amigos exiliados de Miguel Hernández, escrito al alimón por mis grandes
amigos Aitor Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer. José Murcia tuvo una vida
errante, desde que se fue a la mili en Almansa (Albacete), pasando por Sevilla
y Barcelona: actuó en teatros (en el Teatro Circo de Orihuela hizo un recital
de poesías él solo y, en Radio Murcia cantó y recitó), creó su compañía teatral
y fue actor y recitador en Barcelona; en Sevilla tengo referencias de que llegó
a ser muy nombrado y, desconozco si publicó en los periódicos de esas ciudades.
En Almansa lo llevaron al frente y, desde la zona republicana se pasó al bando
franquista, donde estuvo confinado por algún tiempo en un campo de
concentración, hasta que fue liberado con un aval del Obispo Almarcha. El 26 de
abril de 1942 se reunieron un grupo de amigos de Miguel, escritores y poetas,
al mes de su fallecimiento para recordarle, plantando el “ciprés máximo”; entre
ellos, se encontraban Carlos Fenoll, Justino Marín y José Murcia. Como capítulo
final sobre Bascuñana diré que, falleció en Orihuela atropellado por un tren,
cuando paseaba cantando y recitando por las vías en el Puente de Hierro,
acompañado por su novia Carlota Sánchez y otras amigas; al entierro acudió
Orihuela en un acontecimiento masivo (testimonio personal de mi esposa, Piedad
Murcia, sobrina carnal de José Murcia, quien me manifestaba que las calles
contiguas de Arriba -ahora calle Miguel Hernández- y el Paseo -antes llamado de
Calvo Sotelo-, se encontraban abarrotadas de público en su totalidad). De este
accidente se hizo eco el periódico ABC del domingo 21 de enero de 1951, EDICIÓN
DE LA MAÑANA, Pág. 29, que decía lo siguiente:
ATROPELLADO Y MUERTO POR UN
TREN: Orihuela 20. Cuando pasaba junto a la vía férrea, por el sitio denominado
“Puente de Hierro”, fue alcanzado por el tren valenciano el conocido poeta de
esta localidad, José Murcia Bascuñana, quien no tuvo tiempo de apartarse del
peligro, debido a la velocidad del convoy. José Murcia resultó muerto en el
acto.-Cifra.
JOSÉ RAMÓN MARÍN GUTIÉRREZ:
Tres años menor que Miguel.
Nació en Orihuela el 16 de noviembre de 1913, en la calle Mayor número 27 y
bautizado en la Catedral. Murió en su domicilio el 24 de diciembre de 1935 (día
de Nochebuena) de una infección intestinal, cuando contaba 22 años. Como vemos
nació unos seis meses después de Bascuñana y en el año 1930, tenía 17 años como
él, no estando tampoco comprendido en el Servicio Militar; aunque en el mes de
agosto de 1932 acudió al campamento universitario de la FUE realizado en Sierra
Espuña de Totana (Murcia), donde tomó contacto y amistad con jóvenes literatos
y poetas como Carmen Conde, Antonio Oliver, García Lorca y otros. Fue el más
intelectual y precoz del grupo de la Tahona, pues ya el 31 de marzo de 1926
(con solo 12 años), escribiría su primer Artículo periodístico con el título de
España la de las
gestas heroicas en el número 41 de la revista madrileña Héroes. En
octubre de 1923 ingresó en el Colegio de Santo Domingo, completando en los años
1927-28 el Bachillerato elemental con la calificación de sobresaliente,
comenzando desde entonces su vocación literaria y periodística, colaborando en
periódicos oriolanos, y de Murcia, Alicante, Cartagena y Madrid, adoptando el
seudónimo de Ramón Sijé y otros muchos. En 1930 termina el Bachillerato con
Premio Extraordinario. Es en este año de 1930 cuando funda con Jesús Poveda la
revista Voluntad,
que aparece el 15 de marzo, donde comienzan a escribir los integrantes de la
Tahona, participando todos ellos en el número 3 especial de Semana Santa del 15
de abril. El 15 de noviembre aparece la revista Destellos,
también creación del Grupo; donde comienza a colaborar junto con Miguel
Hernández. El 15 de abril de 1931, con la proclamación de la República, Ramón
Sijé publica un Artículo de adhesión y ensalzamiento de la misma, a pesar de
que siempre mantuvo sus ideas neocatólicas y conservadoras, firmando el escrito
con seudónimo de “Babbitt”: éste Artículo aparece en el número 11 de la revista
Destellos,
reproducido posteriormente en el número 74 de la revista Renacer, en su
Página 3, cuyo mensaje transcribo a continuación…
LA PRIMER LECCIÓN
REPÚBLICA ESPAÑOLA
“14 de Abril de 1931. Jamás
podrá borrarse de las páginas de la Historia, los refulgentes destellos que
esta fecha memorable despide rápidamente por las cinco partes del mundo, como
ejemplo digno de las unánimes alabanzas, por significar, aparte del triunfo
rotundo de la libertad y del civismo, el triunfo indiscutible de la cultura
ciudadana.
Ni en la historia de las
naciones europeas, ni americanas, ni orientales, se ha dado el caso ejemplarísimo
de España, al pasar de una manera tan mesurada, tan llena de cordura en todos
los ciudadanos españoles, que sin duda llamará la atención del mundo. La
proclamación de la República Española, viene a resucitar abiertamente, el
temperamento heroico y altamente generoso del noble pueblo español. La
proclamación de la República Española, en la forma en que se ha desarrollado e
implantado es, la lección más hermosa que esta Nación, que siempre ha figurado
y destacado en el transcurso de los tiempos como madre de civilizaciones, ha
dado al mundo.
Hoy que la libertad de ideas es
un hecho; hoy que la Nación conmocionada por el triunfo de la República ha
sabido desterrar algo de ese apasionamiento que la ha caracterizado hasta hoy
sustituyéndola por la serenidad; hoy que el trabajo corporal e intelectual
entrañablemente abrazados dan a luz un pueblo nuevo y sensato; hoy que ondea en
todos los mástiles la flamante bandera tricolor, España, nuestra Patria,
recordando las gestas gloriosas de sus antepasados, da un salto, y de él, se
coloca a la cabeza de la civilización y de la intelectualidad del Mundo”.
Babbitt
Es en este Año de 1931 cuando
comienza su carrera universitaria que culmina poco antes de morir con Premio
Extraordinario de Licenciatura. Como digo en la biografía de Miguel, Ramón
Sijé, apenas acudía a las reuniones de la Tahona en su primera etapa, debido a
emplearse en sus estudios y, es a partir de abril de 1932 en que formaliza su
relación con Josefina Fenoll, hermana de Carlos y Efrén, cuando frecuenta sus
visitas (según cuenta la misma Josefina Fenoll en un Artículo sobre Ramón
Sijé). Carlos, también nos habla sobre estas visitas de Sijé en otro Artículo
que, aunque resulta muy interesante leerlo al completo, lo resumo con el
siguiente extracto:
“Muchas frases y pensamientos
de su Estudio
sobre el Romanticismo los expresó Ramón Sijé, bruscamente, a lápiz sobre el
mármol del mostrador de nuestra panadería, durante las horas de la noche -de
siete a nueve-, rigurosamente, que disponía para su coloquio amoroso y que
tantas veces le robamos Miguel Hernández y yo, transformándose el idilio en
tertulia, el manso rumor confidencial en charla general y risa. Y allí, donde
el alma, la mística olor del pan subsistía después de vendido, leyó Sijé muchas
cuartillas que luego constituyeron las más sabrosas páginas de su revista El Gallo Crisis”.
Es el 2 de octubre de este año
de 1932, cuando se efectúa un Homenaje y colocación del busto de Gabriel Miró
en la Glorieta, como producto de una idea del propio Sijé, Miguel Hernández y
un grupo de intelectuales oriolanos y del cual salió la revista El Clamor de la
Verdad: al acto de colocación asistieron muchas personalidades del mundo
literario y artístico, con polémica e incidencia por parte del disertador
Ernesto Giménez Caballero, que, por abreviar, no voy a narrar. Por último, a
mediados de 1934 es cuando surge la revista ideada por Ramón Sijé El Gallo Crisis
de corte católico, donde escribían literatos y periodistas encabezados por el
fraile Buenaventura Puzol; Miguel Hernández le enviaba colaboraciones desde
Madrid. Es en 1935, poco antes de morir, cuando realiza su única novela de
ensayo titulada La
decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas, sobre el
romanticismo en España (1830-Bécquer). Como punto final, cabe decir que, Ramón
Sijé fue quien azuzó, por llamarlo así, a Miguel Hernández a embarcarse en su
carrera literaria en la capital de España, recomendándolo a sus amigos
escritores de Madrid; influyendo también sus amigos de la Tahona; ayudándole todos
ellos pecuniariamente en los momentos de necesidad. El Año 2013, se le
rindieron a Ramón Sijé homenajes y dedicaciones por el Centenario de su
nacimiento.
(Como curiosidad diré que
resulta chocante y digno de reflexión el hecho coincidente de que seis de los
principales integrantes de la Tahona muriesen en distintas fechas destacadas
del año: Miguel en vísperas del Domingo de Ramos; Carlos Fenoll en la
Nochevieja; Ramón Sijé en la Nochebuena; Gabriel Sijé el día del Corpus
Christi; José Murcia Bascuñana dos días después de San Antón y, Manuel Molina
Rodríguez, dos días antes de final de año).
ANTONIO GILABERT AGUILAR:
Es el primo hermano de Miguel
Hernández, que estuvo en la Tahona en su primera etapa, ya que después
desapareció de Orihuela para irse a Barcelona donde instaló un negocio de
tejidos; adonde también se incorporó con el tiempo como empleado, su compañero
de tertulia José Murcia Bascuñana, al marchar a Barcelona; esto fue al
principio, pues después se dedicó al espectáculo. Antonio, es el menos conocido
de todos, pues no se saben sus datos ni de nacimiento ni quienes fueron sus
padres, aunque, eso sí, nació en Orihuela. Fue poeta, versificador, pero, según
parece, no llegó a publicar nada; también fue actor de teatro, actuando junto a
Miguel y Josefina Fenoll en La Farsa. Dicen
que tenía gracia al andar, pues lo hacía dando saltitos como si estuviera
bailando. Como tenía mucha afición a actor marchó con su primo Miguel a Madrid,
hospedándose junto a él, para probar suerte pero, ésta le fue adversa y no lo
consiguió. Murió en accidente de circulación en Valencia el Año 1971.
.
JUSTINO MARÍN GUTIÉRREZ:
Es hermano de Ramón Sijé, 2
años menor que él y 5 menor que Miguel. Como su hermano, se puso a escribir con
el seudónimo de Gabriel Sijé; el nombre de Gabriel lo hizo en memoria de
Gabriel Miró. Nació en Orihuela el 30 de octubre de 1915 y murió aquí el 20 de
junio de 1946, día del Corpus Christi, a la edad de 31 años. Se incorporó a la
Tahona en su última etapa en el Año 1936, pues los años anteriores los dedicó
al estudio (aunque no completó su carrera) y, precisamente, se fundó en esta
etapa la revista literaria “Silbo” para
animar a Justino en su decaimiento, debido a la prematura muerte de su hermano:
es precisamente en esta revista donde escribe sus primeros Poemas. Tras la
Guerra Civil, publica la obra titulada Del sencillo amor
(Poemas de mi amigo), Madrid 1944 y, póstumamente, Cuentos por el
Instituto de Estudios Alicantinos. Alicante. 1972. Se conserva un famoso
retrato suyo que le pintó Eduardo Vicente Pérez, pintor madrileño (Madrid
1909-1968), autor de los famosos cuadros de la Catedral de Orihuela. La antigua
Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), convocaba anualmente un Concurso de
Cuentos con el nombre de Gabriel Sijé -creo que ya no los convocan, al cambiar
de nombre la Entidad-; yo mismo participé en el Concurso pero no me premiaron,
aunque sí recibía por correo las convocatorias. Justino fue el que acompañaba a
Miguel cuando lo detuvieron en Orihuela en la calle Mayor, cuando salían ambos
de la casa de Justino, tras visitar Miguel a los padres de éste; pero no pudo
hacer nada por él. Le visitó en la cárcel de Alicante, unos días antes de su
muerte, acompañado de don Luis Almarcha y otras personalidades, y por último,
estuvo en el primer Homenaje-recuerdo, junto con otros amigos, en el “ciprés
máximo”, como ya he relatado.
.
JULIO SARGET BARCELÓ:
Julio Sarget nació en Orihuela
el 4 de mayo de 1916 y murió en Orihuela el 25 de junio de 2003, es por tanto,
6 años menor que Miguel y, en vida, junto con su esposa, Encarnación Fenoll
(comadrona), fueron grandes amigos nuestros. Fue funcionario Interventor de
Fondos del Ayuntamiento de Orihuela. Vivió de muy joven en la calle Campillo de
Orihuela, situada junto a la de José Murcia Bascuñana, su gran amigo y
compañero y, a escasos metros de la Tahona. Desde un principio, asiste a las
reuniones de la Tahona junto a Bascuñana, más como oyente que participativo. Es
el autor del libro de la biografía de Bascuñana (donde aparece una Elegía
compuesta por Julio, dedicada a su Memoria); dicho libro fue editado por la
Fundación Miguel Hernández en el Año 2012, coincidiendo con el 99 aniversario
del nacimiento de Bascuñana y, donde Julio pone los puntos sobre las íes en el
tema de las reuniones literarias en la Tahona, de forma que no hay lugar a más
dudas ni incongruencias sobre ella y en la realidad de las mismas. El mismo
Juan José Sánchez Balaguer, prologuista del libro y entonces Director de la
Fundación, ante la evidencia, se pronuncia tajantemente, titulándolo como
“NOTICIA SOLVENTE DEL PRIMER ENTORNO HERNANDIANO” y ya, en el texto dice que
hace años entrevistó a Julio con motivo de la publicación de su primer libro y
le preguntó por el asunto de la Tahona, a lo que Julio le contesta: Sobre todo aquello se
han dicho y escrito algunas inexactitudes y tonterías. Si quieres, otro día
podemos hablar de ello pero, el caso es que no pudieron hacerlo. Ya, en el
texto del libro, Julio dice de Bascuñana que escribe sobre él para que no quede en
segundo plano este hombre extraordinario y que figure con todos los honores en
la Tahona: recomiendo su lectura, con datos muy curiosos y otros
relevantes. En su juventud, Julio, cantó y actuó en compañías teatrales, alguna
de ellas creaciones de ambos amigos. En 1989 comienza a publicar cinco libros,
que titula “Cuentos para todos” y un librito de poesías, de los cuales nos
regaló cuatro y el libro de poesías que nos lo dedicó.
EFRÉN FENOLL FELICES:
aunque viene a continuación, por orden de fecha de nacimiento, lo voy a dejar
en último lugar, con separación del resto, en Homenaje al Centenario de su
nacimiento.
MANUEL MOLINA RODRÍGUEZ:
Manuel Molina nace en Orihuela
el 28 de octubre de 1917, en la calle Trinidad, trasladándose después al Barrio
Nuevo (que es como una continuación de la calle de Arriba) y murió en Alicante
el 29 de diciembre de 1990 (dos días antes de final de año). Tenía 7 años menor
que Miguel y en 1930 contaba con trece años, por eso le llamaban el benjamín o
epígono de la Tahona. Comenzó en Orihuela los estudios primarios y en el
Instituto el bachillerato, aunque no lo terminó. Era un gran amigo de Efrén (8
meses menor) con el que compartía juegos por ser de la misma edad y fue éste el
que lo llevó a la Tahona, conociendo así a todos los poetas y escritores que en
ella se reunían. El Año 1935 tuvo que abandonar Orihuela y trasladarse con su
familia a Alicante, donde residió y casó con Maruja Varó y, es por esto, por lo
que sus vivencias y relaciones con los personajes de la Tahona son hasta esta
fecha. Posteriormente en Alicante frecuentó todos los círculos literarios y fue
miembro de número del Instituto de Estudios Alicantinos, publicando numerosas
obras poéticas y en prosa; además, en prensa, publicó numerosos artículos y dio
muchas conferencias (una de ellas, la hizo en este Casino de Orihuela, de la
que existe una fotografía). Sobre Miguel Hernández y el grupo de la Tahona,
tiene numerosos escritos, algunos de ellos en colaboración con Vicente Ramos
Pérez, doctor en filosofía y letras, nacido en Guardamar del Segura (Alicante).
De sus novelas referentes a Miguel Hernández tiene las siguientes: Miguel Hernández y
sus amigos de Orihuela (Testimonio personal) de 1969 (este libro está
dedicado a Miguel y todos los personajes de la Tahona; está narrado desde la
mirada perspicaz de su vida de adolescente); Amistad con Miguel
Hernández de 1971; Miguel Hernández en
Alicante (escrito junto a Vicente Ramos) de 1976; Un mito llamado
Miguel (XXV Aniversario de la muerte de Hernández) de 1977; Canto encadenado de
Carlos Fenoll con edición y prólogo de Manuel Molina de 1978. Manuel Molina
también se alió con la República y en Alicante presidió las Juventudes de
Izquierda Republicana; estuvo en Madrid en la Alianza de Intelectuales
Antifascistas, donde conoció a los escritores madrileños y, en el campo de
concentración de la Plaza de Toros de Valencia. Por su libro Miguel Hernández y
sus amigos de Orihuela fue denostado por otros escritores, que argumentaron
que fue un invento de su imaginación, cuando en la realidad es una vivencia
real de sus años mozos en la Tahona, describiendo perfectamente a los
personajes e, incluso, se da la paradoja de que a José Murcia Bascuñana (a
quién describe a la perfección) le concede su verdadero nombre al principio y
después le menciona como Jesús, se ve perfectamente que con el tiempo pasado se
le olvidó su verdadero nombre y decidió poner los dos. Que yo sepa, él no se
incluyó en la Tahona en la revista Silbo del Año
1936; fue Carlos Fenoll el que le dio esa atribución como benjamín de Silbo; quién sabe
si desde Alicante le envió algún trabajo que luego no pudo publicarse, porque
la revista se suspendió por comienzo de la Guerra Civil; todo esto, por
supuesto, son conjeturas mías. Este año de 2017, también se celebra el
Centenario de su nacimiento; está recibiendo homenajes, tanto vía Internet de
Ramón Fernández Palmeral y, en distintas Entidades tanto culturales como
políticas de Alicante y de Orihuela.
ALFREDO SERNA GARCÍA:
Nació en Catral (Alicante) el
20 de diciembre de 1903, murió en Lérida (Lleida) el 25 de marzo de 1987. Se
instaló en Orihuela donde fue alumno en el Colegio de Santo Domingo, regido por
los jesuitas, en la promoción de 1918. Se licenció en farmacia, instalándola en
el centro de la ciudad, donde le ofreció a Miguel Hernández un puesto de
empleado. Se relacionó con intelectuales y políticos, siendo el director del
periódico socialista El Porvenir. Como
político fue concejal del Ayuntamiento de Orihuela en 1931; figurando en el
Listado de concejales del Año 1932 como concejal Socialista, entre cuyos
concejales también se encontraba (como ya he mencionado) José Murcia Bascuñana:
este mismo Año, el 3 de marzo, Alfredo Serna solicita al Ayuntamiento de
Orihuela una beca; para sufragar los gastos del poeta Miguel Hernández en
Madrid. Al término de la Guerra Civil estuvo escondido en Valencia, pasando al
final a Lleida donde estuvo en el exilio interior, adoptando el nombre falso de
un familiar llamado Ángel Gállegos Marín. Su paso por la Tahona fue efímero, en
la última etapa de 1936, al colaborar en la fundación y financiación de la
revista Silvo.
Su biografía completa y muy interesante se encuentra en el libro Los amigos exiliados
de Miguel Hernández, de donde se han sacado estos apuntes muy resumidos,
que afectan a esta redacción.
RAMÓN PÉREZ ÁLVAREZ:
Nació en Orihuela el día 18 de
enero de 1918 en la calle Masquefa, falleciendo en noviembre de 1998 en Murcia,
es por tanto, el menor adscrito a la Tahona con 8 años menor que Miguel.
Estudió el Bachiller elemental de externo en el Colegio de Santo Domingo,
abandonándolo a los doce años. Fue cartero de profesión e hijo de cartero.
Funda las Juventudes de Izquierda Republicana y, con Antonio Pujazón la CNT de
Orihuela. Fue junto a Justino Marín y Alfredo Serna, los tres últimos
incorporados a la Tahona en su etapa final, en el Año 1936; seguramente acudió
atraído por la fama adquirida por Miguel Hernández (lo que también apunta José
Luis Ferris, en su libro dedicado a Miguel -ya mencionado anteriormente- Pág.
172): que yo sepa, Ramón Pérez, no tuvo anteriormente a esta fecha, trato
alguno con los de la Tahona, aunque sabría de sus vidas y milagros al ser de la
misma localidad. Al final de la Guerra Civil fue confinado junto con Miguel
Hernández en el Reformatorio de Adultos de Alicante y, en donde sufrió dos
procesos con dos condenas a muerte, que le fueron conmutadas por siete años de
cárcel; al salir de ella fijó su residencia en Murcia, donde, en 1952 puso una
librería llamada Biblión,
en memoria y recuerdo de la que tuvo Gabriel Sijé. Escribió numerosos artículos
inéditos sobre Miguel Hernández, publicándolos principalmente en la revista
oriolana La
Lucerna del director José Luis Zerón, donde le dedicaron un número especial
completo. Al fallecer, entre el filólogo Aitor L. Larrabide y el mismo José
Luis, recopilaron todos sus artículos en un libro que publicó la Fundación
Miguel Hernández, titulado Hacia Miguel
Hernández en 2003. El escritor José Ruiz Cases “Sesca” escribió una biografía
suya titulada Ramón
Pérez Álvarez. Yo hablo de un Miguel real. Antes de morir, cedió su Legado
muy valioso a la Biblioteca Pública Estatal de Orihuela. Como digo, su relación
con la Tahona fue cuando se creó en 1936 la efímera revista Silbo, de la cual
fue su Secretario, carteándose con los grandes escritores del momento, todos
ellos amigos de Miguel Hernández, a quienes reclamaba colaboración, entre los
que figuraban Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, tres
premios Nobel. Él mismo colaboró con una poesía en uno de los ejemplares. De la
revista salieron dos números y, el tercero, hubo de suspenderse por la
declaración de la Guerra Civil. Ramón Pérez, siempre tuvo una espina en
el corazón, de la que se quejaba y con razón, cual era que, en todas las
biografías, escritos y referencias a Miguel Hernández y con respecto a la
revista Silbo,
nunca se le nombró como integrante del grupo, como si no hubiese existido y,
tuvo que ser él mismo el que se descubriese en sus escritos. Miguel, en alguna
que otra carta lo nombraba diciendo: ¿Me ha enviado Ramón lo que le pedí?... o
algo por el estilo, permaneciendo en el anonimato, así pues, yo quiero enviar
desde aquí una lanza a su favor.
- - - - -
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Hasta aquí, todo lo referente a los personajes de la Tahona, que como se
puede comprobar no tiene desperdicio: ahora quiero comenzar con el Homenaje a
nuestro anfitrión, o sea, EFRÉN FENOLL FELICES, padre de nuestra amiga y
compañera de la Asociación María Teresa Fenoll, al cumplirse en este Año de
2017, al igual que su compañero del alma y amigo Manuel Molina Rodríguez, el
Centenario de su nacimiento. A los dos les llamaban los benjamines de la
Tahona, aunque luego llegó Ramón Pérez, que fue el colofón.
Efrén Fenoll Felices, nació en
Orihuela el día 18 de febrero de 1917 y, falleció en Valladolid el 22 de junio
de 2004 (este último dato facilitado por María Teresa); en el Año 1930 tenía
por tanto 13 años, llegaron a decir que, por entonces, estaba haciendo la mili
en Barcelona, lo que es una aberración. Efrén casó con María Teresa Vicente y
tuvo dos hijas, una de ellas María Teresa, nuestra amiga y compañera. Efrén
tuvo con Miguel una amistad primordial, como hermanos (en realidad, que entre todos
ellos eran como una piña). Cada vez que se encontraba con Efrén le soltaba en
la cara una frase cariñosa, tal cual era: “Efrén, ese chico negro que rima con
tren”. Las referencias que tengo en lo que he leído y comentado sobre él son
excelentes, pues se decía que era correcto con todo el mundo, atento, galante y
muy dicharachero, siempre estaba riendo. Le dijeron en una ocasión que mentía
sobre lo ocurrido en su Tahona, pero él no entró al trapo: al contrario, lo
reafirmó con más fuerza. María Teresa, nos decía hace unos días que era un
“padrazo” y muy solícito con su mujer y sus hijas y que, era un oriolano hasta
las cejas. El día que se tuvo que ir de Orihuela fue un drama para él pues, le
ofrecieron el empleo de bibliotecario en el Colegio de San José de los jesuitas
de Valladolid y él, al principio lo rechazó porque no quería irse de aquí pero,
debido a los reiterativos ruegos de los jesuitas, no tuvo más remedio que
claudicar. Cuando llegó a Valladolid, se encontró una biblioteca que más que
biblioteca era una cacharrería; tuvo que ordenar los pocos libros de que se
disponía e ir adquiriendo ejemplares y ordenándolos debidamente hasta conseguir
una biblioteca que es modélica. Efrén, siempre añoró a su querida Orihuela y
recordaba con cariño a sus amigos de la Tahona; con quien más congeniaba era no
sólo con su hermano Carlos y Manuel Molina, sino con Miguel y, con José Murcia
Bascuñana con quien gastaba chistes y hasta le puso el apodo de el “Fefo”, como
ya he dicho. En la Guerra Civil también pasó sus apuros hasta ser perseguido,
como todos, pero pudo zafarse hasta que respiró tranquilo. Escribió sobre
Miguel y dio alguna conferencia aunque no le gustaba sobresalir a cargo de la
fama de Miguel, como nos contaba María Teresa, que hasta rechazó el
ofrecimiento del gran locutor de radio y televisión Tico Medina, para
intervenir en un simposio, con todos los gastos pagados, que se celebró en New
York (Estados Unidos) con la asistencia de grandes celebridades para tratar el
tema de Miguel Hernández. Hasta aquí es todo lo que sé personalmente de Efrén.
A continuación, voy a leer la extraordinaria descripción que ha narrado
magistralmente de él, su gran amigo Manuel Molina, en el libro Miguel Hernández y
sus amigos de Orihuela:… ¿?
(La singular y magnífica semblanza
de Efrén Fenoll que destaca en este libro, se puede consultar en el “Facsímil”
que de dicho libro ha editado la Fundación de Miguel Hernández, con motivo
también del Centenario del nacimiento de Manuel Molina, en este mismo Año 2017,
Páginas 19, 37 y 38)
A continuación transcribo el
perfil de Efrén descrito por Molina:
“Entre un enjambre de niños
está Efrén, el varón menor de la casa, que hace pinos de comerciante, de
donjuán, de trovero. Con el tiempo, él será el encargado de cerrar, más que la
puerta, la esencia de este templo inmortal.
Efrén, el varón menor de los
panaderos de la calle de Arriba, era entonces un jovenzuelo muy avispado y
chistoso, simpático y desenvuelto, como un galán de opereta. Otros chicos de su
edad, pero más tímidos, le admirábamos y le acompañábamos en su faena. Entre
otros, Antonio Gilabert Aguilar y yo, que nos colamos en el horno y en su
mágico mundo, guiados por él. Luego resultó que Antonio Gilabert era primo
hermano de Miguel Hernández. Efrén Fenoll tenía un aire juvenil de capitán de
bandidos, de rey árabe en el exilio, de conquistador de cámara. Lo recuerdo
recién salido de la niñez y trabajando como una persona mayor. Él era el
recadero del negocio familiar. Caminaba de la tienda al mercado, del puesto de
la madre Monserratica al domicilio particular de la alta clientela. En un
carrito cerrado, chapado de hojalata pintada borrosamente de verde, con el rosa
desvaído del título comercial de la industria paterna, iba sentado,
milagrosamente, en el varal derecho del carromato, acariciando, domando con
sabiduría al burrillo diabólico, espinoso y rebelde, que rebotaba por el
desnivelado adoquín del centro de la ciudad de Nuestro Padre San Daniel. Tenía
Efrén aires de doncel alto, de piel morena y saludable, de ojos resplandecientes
y una voz de adormidera baja, suave y vagamente imprecisa, como sus ademanes,
de una lentitud voluptuosa, de una dulce teatralidad. Efrén Fenoll fue el
heredero exclusivo del patrimonio familiar, de la casa y de la tienda, del
horno y de sus recuerdos. Años después de la guerra lo he visto cuidar los
papeles íntimos de Ramón Sijé, los autógrafos de Miguel Hernández y los versos
olvidados de su hermano Carlos. Fue creciendo en los negocios y en la actividad
literaria en revistas juveniles, que él guiaba con habilidad. Parecía combinar
bien las letras de cambio con el espíritu de las letras. Pero un día,
misteriosamente, desapareció de Orihuela, tapando el único hueco por donde
penetrábamos a nuestra adolescencia, a la evocación de un mundo maravilloso”.
El periódico ABC del sábado día
28/03/1992, le dedica unas páginas a Miguel Hernández, con el titular de
“CINCUENTA AÑOS SIN MIGUEL HERNÁNDEZ”, bajo el Lema: “CONFESAMOS QUE HAS
VIVIDO, COMPAÑERO DEL ALMA, COMPAÑERO”, donde escriben destacados escritores y
biógrafos del poeta, que fueron compañeros de celda y amigos: entre ellos,
figura un Artículo de Efrén Fenoll, titulado “AL VUELO DE SU AIRE”, que aparece
en las páginas 48 y 49 de dicho Diario. En la página 48, aparece su escrito
entre los Artículos de Leopoldo de Luis y Rosario Sánchez La Dinamitera (a
la que dedicó una poesía Miguel, al explosionarle un artefacto: es ella misma
quien relata cómo perdió su brazo derecho por la explosión de una bomba que
manipulaba); en la página 49 termina su Artículo Efrén, junto al de Jacinto
Luis Guereña. A continuación leo el citado Artículo (que también transcribo)
para constancia:
“Desde mi rincón y mis años,
observo la parafernalia y el ruido que se están produciendo en el 50
aniversario de la muerte de Miguel Hernández. Ahora viene a mí el recuerdo de
una frase, que él un día dijo: Lo peor de la memoria
son los muertos. Yo sé bien por qué lo dijo… por Ramón Sijé y por otros
amigos muertos, de entrañable memoria.
Si ser bueno, humanísimo y
tener un exaltado ideal de la justicia y un sentido honrado de la libertad, es
ser un hombre de izquierdas o ser comunista, no cabe duda que Miguel lo sería;
pero, dicho esto, debo aclarar que, cuando sentía así, él no tenía conocimiento
exacto de lo que era el comunismo, como tampoco tenía preocupación ideológica
alguna por la filosofía marxista. No eran ésas sus lecturas, ni, por supuesto,
las nuestras: Ni las de Carlos, ni las de Josefina ni las mías, que era, como
me llamaba Miguel: El
chico negro que rima con tren: Efrén.
A nosotros nos faltaba tiempo
para leer la Antología
poética de Juan Ramón Jiménez, el teatro de Ramón María del Valle-Inclán y
las novelas de Gabriel Miró o de Pío Baroja, y más tarde las obras de Luis de
Góngora y de Lope de Vega. Tanto que convertimos la tahona en un particular Ateneo de nuestra
flaca cultura, por lo que Miguel decía: En este horno se
hacen versos como panes y panes como lunas.
Luego nos llegaría la
asistencia de Pepito Marín -o sea: Ramón Sijé-, que se hizo novio de mi hermana
Josefina y quién nos trajo un montón de nuevas lecturas. Tanto se incrementó
gracias a él nuestro entusiasmo por la literatura, que osamos publicar una
hojita poética todos los meses, con versos de Miguel, de Carlos y de algún
poeta importante de la época, por ejemplo Vicente Aleixandre, a quién le
escribimos y le pedimos que perdonara nuestro atrevimiento por la ilusión
puesta en ello. Él nos contestó con un poema inédito, que encabezó con una
glosa que decía “¿Y no es nadie la ilusión? “. ¡Qué alegría nos trajo aquel
poema, que publicamos en nuestra modesta revista Silbo!… Yo era el
encargado de su reparto y la llevaba a las barberías y a algún que otro café,
donde la regalábamos. Se editaba en papel de colorines, del más barato, de
aquél con el que los chicos hacían sus cometas para volarlas.
Sin embargo, situar a Miguel en
cualquier cuadro político, antes o después de sus viajes a Madrid, como escudo
emblemático, yo bien sé que, a pesar de las apariencias, no es posible. No
ignoro sus actividades durante la guerra, sus poemas en las cárceles y su libro
“viento del pueblo”, pero sé que Miguel era, sobre todo, un singular Quijote, y
que allí donde veía una injusticia, él se enrolaba como el más encendido
combatiente. ¿Quién podría considerarle como un militante fanático, como un
dirigente o como un funcionario comunista?
Nunca mejor momento que éste
para recordar lo que dijo Ortega y Gasset acerca del hombre y de su
circunstancia. Y, no obstante las circunstancias trágicas de la guerra y de su
significación ideológica o sociopolítica, Miguel nunca fue hombre de partido,
sólo fue lo que siempre había sido, un poeta que con sus versos quiso dejar
entre los hombres un aire de libertad y de amor. Por favor, no lo zarandeéis
más. Quienes tuvimos la fortuna de conocer y de convivir con él, nos
conformamos con recordarlo como poeta y no como bandera de una ideología, como
un hombre tan modesto que, cuando escribió de sí mismo, sólo dijo: Barro soy aunque
Miguel me llamen. Que los creadores de capillitas no
contaminen ése barro que era barro enamorado, hecho de desventuras”. Efrén
FENOLL
(En este Artículo, a Efrén la
memoria le hizo una mala pasada, al igual que Molina con el nombre de
Bascuñana; cual fue que, según dice en el escrito, el Lema que le pusieron en
la portada a la Revista
Silbo, titulado, ¿Y NO ES NADIE LA ILUSION?, lo hicieron en honor del
escritor y poeta Vicente Aleixandre, cuyo poema con el que colaboró contenía
dicha frase, cuando en la realidad fue obra de Juan Ramón Jiménez).
Termino con uno de sus últimos
trabajos que yo sepa, que fue una carta que envió a la Revista oriolana La Lucerna Número
41 de diciembre de 1995, del director José Luis Zerón Huguet, colaborando en el
Homenaje-recordatorio al poeta Carlos Fenoll Felices (su hermano), a quien está
dedicada por entero la revista. En la misma colaboraron también y escribieron
sobre Carlos los escritores de entonces, algunos ya fallecidos y, los demás,
continuando en su momento dulce, los que relaciono a continuación:
Ramón Pérez Álvarez;
José Ruiz Cases (SESCA);
Francisco Martínez Marín;
Jesús Poveda Mellado;
José Luis Zerón Huguet;
Vicente Ramos Pérez;
Joaquín Mas Nieves;
Mariano Abad;
Aitor Luis Larrabide Achútegui;
Efrén Fenoll Felices.
La carta de Efrén Fenoll está
escrita rememorando aquellos tiempos pasados en Orihuela en su Tahona y, rezuma
mucha espiritualidad y sentimiento y, sobre todo un gran amor y admiración por
su hermano, así como también un hermanamiento y cariño sobre sus amigos que recuerda,
que no son otros que Miguel Hernández y el “Fefo”, o sea, José Murcia
Bascuñana. A continuación, leo la referida carta, y cuya transcripción que
estampo de la citada revista La Lucerna, es la
siguiente:
“Hablar de Carlos Fenoll (para
mí, hermano Carlicos), no es cosa fácil. Pues a mi edad y con el recuerdo
emocionado que siento, no es bueno para este corazón, (hoy ya “terciopelo
ajado”).
No puedo evadirme de estar
presente en el homenaje que vosotros, jóvenes paisanos, dedicáis con la revista
La Lucerna a
su memoria.
Yo sólo os voy a relatar, cómo nace un poema.
Es la madrugada de julio del año 1932-33. Como otras muchas madrugadas. Carlos
y yo, estamos en la Tahona, preparados a la faena diaria, hacer pan para la
venta del día. El horno ya está encendido, el fuego empieza a blanquear el
techo de su bóveda; Carlos sentado en una vieja silla de enea y con el largo
remo para ir moviendo el fuego encendido. En el regazo tiene un libro. Yo
sentado junto a él, veo cómo el fuego se refleja en su cara, los ojos los tiene
iluminados, como esas figuras que nos dejó Velázquez en sus cuadros. Allí y a
estas horas, sólo nos acompañan el crepitar del fuego y el sonoro chirriar de
un grillo que todas las madrugadas nos da su gratuito concierto.
Carlos está leyendo el libro.
Le pregunto de qué trata el libro y me dice que es de un poeta nuevo en España,
es hispanoamericano: y se llama Rubén Darío, el libro lleva por título, Azul. Carlos ya
se sabe algunos poemas del libro. Le digo: ¿Carlicos, te gustaría ser tan buen
poeta como ese Rubén Darío? Me mira y dice: ¡Claro! Y yo sigo preguntando: ¿Y
si fueras como él, dejarías de hacer pan? ¡Ya lo creo, y además, a ti te
mandaría a la mejor escuela para que no fueras panadero!
Quiero aclararos, que mi
hermano era, desde la muerte de nuestro padre, mi tutor, mi guía… y mi héroe.
Me pasé la mitad de mi vida, imitando sus cosas, hasta la caligrafía, con la
que escribo. Todavía recuerdo emocionado, que los primeros pantalones largos
que vestí, eran suyos. Con ellos me figuraba que era un Carlos pequeño.
Carlos mira la cúpula del horno
y me dice: Efrén, baja al mostrador y me subes algo del papel y ya puedes
empezar a preparar la harina, el agua y la sal. Y allí dejo a Carlos, con el
remo, su libro y el papel, y sus pensamientos.
Más tarde cuando subo al horno,
veo a Carlos todavía con el lápiz en la mano y sumido en un profundo silencio.
La luz del horno, está más quieta y el calor del fuego es rojo y estable. Yo,
para romper su estatismo, se me ocurre decirle: ¡Mira Carlicos, el fuego del
horno, parece un inmenso corazón rojo y vivo! Me mira sonriendo y dice: Efrén,
¿eso que has dicho se te ha ocurrido a ti, o lo has leído? Le respondo: Sí, el
otro día estuve leyendo unas greguerías de Ramón Gómez de la Serna y algunos de
esos piramidones líricos hicieron blanco en mi espíritu.
Carlos sonríe y dice: mira
escucha, he escrito un poemita. Dice así: con su voz pausada como un rapsoda,
recita los versos:
Quise que mi vida fuera
un viento en constante anhelo
de prenderse en otro cielo;
el inmediato al que viera.
A imagen de la palmera,
el gran querer de mi vida;
su afán glorioso de huída
quedó en vaivén ante el horno,
remando nube encendida.
¿Entonces, Carlicos es verdad
que quieres ser como ese Rubén Darío? Por fin tus poesías ya no serán como un Canto Encadenado.
¿No…?
En la atardecida de aquel día,
llegan al horno en plan de tertulia, Miguel Hernández y el (Fefo), o sea, José
Murcia Bascuñana. Algo le habría contado el Fefo a Miguel, porque vienen riendo
a fuertes carcajadas. Llega Miguel y el olor cálido del obrador, se llena de un
olor fresco a huerta y a pasto de las cabras. Miguel nos trae la fragancia viva
de toda la Vega Baja. Carlos y Miguel, hablan de verso y de medida de los
sonetos y cuartetas. Cuentan con los dedos como los viejos tenderos. Los miro
con curiosidad y asombro. El Fefo me canta el Yo soy arriero de
Marcos Redondo. A su modo él cree ser un artista. Y sabed que en este “Ateneo”
de la Tahona, todo lo que se cree, se es, ya Miguel dejó escrito aquello de:
“En este horno se hacen versos como panes y panes como lunas redondos,
perfectos”.
Carlos enseña a Miguel su
poemita que hizo en la noche de aquel día. Lo lee Miguel y dice a Carlos:
¡Carlicos esto es muy bueno! Carlos hace un mohín de disimulada complacencia.
Pero yo, que estaba allí, me hincho como un globo de vanidad, que en verdad,
creo ser yo el autor. Y me digo: ¡Releches viva mi héroe! El tiempo que no
devuelve ni un solo minuto, nos sitúa en el viaje sin retorno, donde la
distancia es más cerca que la de salida. Por ello, sólo nos queda ir al punto
de destino.
Quiero agradeceros la intención
de este público homenaje que hacéis a mi hermano Carlos, que sólo tuvo en vida
sus versos y su amor infinito a todos los seres de la tierra. Y estos valores
los regaló a manos llenas. Sólo tuvo en propiedad su Canto encadenado.
Yo sigo llorando su recuerdo.
Valladolid en su dorado
otoño-1995, donde resido, pero vivir, vivir, siempre en Orihuela de la que
nunca he salido”.
- - - -
Aquí termino con este Homenaje
a Efrén Fenoll y, en extensivo, a todos los personajes de la Tahona; sólo me
queda decir: ¡Amigo Efrén, descansa en paz!
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Conferenciante:
Antonio Ángel Parra Ruiz
(Miembro de la
Asociación Universitaria “ORIOL”)
Lugar: Casino
Orcelitano
Horario: 18 horas
Orihuela a 22 de
noviembre de 2017.