Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 19 de abril de 2021

María Cegarra: la sombra de Miguel es alargada, por Pilar Galán García, profesora de literatura

 

 

 Poesía

María Cegarra: la sombra de Miguel es alargada

María Cegarra Salcedo. Dibujo por Ramón Palmeral.

domingo, 11 de abril de 2021

Miguel Hernández en primavera: luces y sombras en su viaje poético/ Maria Pilar Úcar

 

Miguel Hernández en primavera: luces y sombras en su viaje poético



Obra de Germán Masid, participante en el concurso de retratos de Miguel Hernández del IVAJ en Instagram. Obra de Germán Masid, participante en el concurso de retratos de Miguel Hernández del IVAJ en Instagram.

Hay algunas fechas de especial importancia en la vida del poeta: el 20 de marzo se cumplieron 90 años de su primera máquina de escribir, una de segunda mano, portátil, de la marca Corona, cuyo precio fue de 300 pesetas.

A partir de entonces, será su acompañante cada mañana al monte, a la Cruz de la Muela, con el hatillo al hombro para inventar poemas hasta altas horas de la tarde. El día 25 del mismo mes recibió su único premio literario por muy inverosímil que nos pueda parecer ante la magnitud y el valor artístico de su obra, concedido por la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano; compuso un poema de casi 140 versos, titulado Canto a Valencia, bajo el lema Luz..., Pájaros..., Sol... El contenido de dicha tirada versal trata del terruño que tan bien conocía; de unos parajes levantinos y de las gentes que los poblaban; destaca su descripción afectuosa hacia el mar Mediterráneo y el río Segura y enfatiza su admiración por las ciudades de Valencia, Alicante y Murcia. Cuando le notifican dicho galardón, se apresura a viajar a la ciudad ilicitana creyendo que percibiría un montante económico; pero recogió una escribanía de plata… Ni una peseta.

Resulta difícil disociar al poeta de la persona en la figura de Miguel Hernández. Vida y producción literaria se imbrican y se confunden, se superponen, viajan juntas con sus luces y sus sombras en los oscuros años de la época que le tocó vivir.

Sus primeros poemas abarcan la adolescencia y juventud entre 1925 y 1931; bucolismo y sentimiento de raíces locales mientras pastoreaba por su querida naturaleza.

El 31 de diciembre de 1931 viajó a Madrid buscando consolidarse en la escena, acompañado de unos pocos poemas y recomendaciones. Pero el intento no fructificó y se vio obligado a volver a Orihuela el 15 de mayo de 1932. Siempre leyendo y siempre escribiendo, como si se tratara de una necesidad óntica.

Su paso duro y difícil por la capital contribuye a forjar una poesía pura a partir de su contacto con representantes de la generación del 27 y en especial de Jorge Guillén. Complejidad sintáctica, metáforas elaboradas, hermetismo poético, de lo común a lo abstracto, escribe: Perito en lunas de 1933 poema en octavas reales, con un lenguaje muy culto al modo de Góngora; plantea diversas adivinanzas llamadas “lunas”, acertijo poético, sobre los objetos más cotidianos, con el deseo de reflejar un mundo de perfecta belleza sin mezclarse con aspectos personales y circunstancias históricas.

Luces y sombras de nuevo, la paradoja y los contrastes de la personalidad y las vivencias del escritor.

Y llega el amor por Josefina Manresa, su futura esposa, fuente de su escritura en lo que se ha denominado poesía impura y humanizada durante los años 1935 a 1937.

Pasión, afectos a flor de piel, neorromanticismo en El rayo que no cesa (1936), donde se hace patente la influencia de sus amigos Pablo Neruda y Vicente Aleixandre; desarrolla los temas de la vida, el amor y la muerte y además se advierte la presencia de símbolos como el cuchillo, el rayo, la espada, el fuego o el toro; parece que auguran momentos lóbregos, de destrozos y desgarros vitales.

El escritor toma conciencia real y personal de las heridas que puede infligir la vida: la ansiedad y el deseo propios, la ilusión, el miedo y la desesperación acuciantes. Una de las composiciones más conocida es “Elegía a Ramón Sijé” donde se atisban reminiscencias mitológicas y místicas.

Sabio observador desde su más temprana edad, plasma su tierra en una especie de locus amoenus, armonía y equilibrio que transmitía a sus próximos; les recordaba aquel tópico de beatus ille, feliz el que se refugia en el campo y se olvida de las vanidades de la ciudad, del oropel y codicia que a nada conducen. Parecía presagiar alguno de los embates que sacudirían su transcurrir durante esos años precedentes a la contienda civil.

Avanzar antes que desfallecer será el lema de este viaje oscuro que iniciaba el poeta aquel 23 de septiembre de 1936 al sumarse al Quinto Regimiento de Milicias Populares, cuyos objetivos y fines encajaban perfectamente con sus jóvenes inquietudes al decidir luchar por su pueblo al que él siempre se siente ineludiblemente unido. Y lo lleva a cabo durante esos años tan oscuros contra el régimen franquista. Deja atrás su vida local de largas horas de pastoreo entre paisajes evocadores. Preparado para combatir siguió produciendo poemas y leyendo. Debía nutrirse de la bondad que le brindaba la naturaleza para no perecer ante la desesperación de la fecha próxima a una guerra que la iba a vivir descarnadamente.

El zarpazo que supuso el terrible y devastador estallido “civil” provoca un cambio radical; su poesía, revolucionaria, ofrece los títulos: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939) que se hacen eco y alzan la voz de la incertidumbre popular, se revuelve y sufre su espíritu, expresa sentimientos combativos y surrealistas con un tono épico para alentar y alistar a campesinos a la vez que destaca su adscripción republicana.

De nuevo la antítesis: fuego y destrucción, optimismo y esperanza, fracaso y triunfo. Famosas son sus composiciones “Aceituneros” o “El niño yuntero”.

Al final, sucumbe ante la derrota en una visión trágica y desoladora de la vida. Todo es confusión, sinsentido, violencia, agresión, crueldad y horror. Sombras y oscuridad se suceden: en su vida y en sus versos. Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), su último libro. Desde la cárcel, les dedica a su esposa y a su hijo, el sobrecogedor “Nanas de la cebolla” que estremece por el intimismo lacerante que destila, el anhelo de encontrar la esencia y la verdad humanas. La desnudez desde la frialdad de unas paredes carcelarias que acabarían con su vida enferma y maltrecha.

Ávido de cultura, de nuevos conocimientos, curioso de su entorno y de las vidas de los demás, del saber, serán sus versos el refugio reposado y sanitizador para seguir sobrellevando todo lo que la vida le deparaba: censura, aislamiento y dolor. Un carácter sufriente que encontraba paz y catarsis en su poesía personal y sincera.

Fiel defensor del poder de la palabra hasta en sus más aciagos días, confiaba en la transformación que podría llegar de la creación literaria. (Artículo adaptado de “Miguel Hernández durante la Guerra Civil: poemario de un viaje oscuro” publicado por la autora en MUY Historia Guerra Civil: los episodios más oscuros, edición coleccionista)

domingo, 4 de abril de 2021

El año 2017 se conmemoraron dos efemerides: Blasco Ibañez y Miguel Hernández

 

El año 2017 se dedicará a ambos autores valencianos, de quienes hasta la fecha solo se ha reivindicado su faceta más folclórica y pacifista

La Vangaurdia/ Comunidad valenciana

Los autores valencianos Vicente Blasco Ibáñez y Miguel Hernández

Los autores valencianos Vicente Blasco Ibáñez y Miguel Hernández

LVD

Este 2017 será el año Miguel Hernández y Vicente Blasco Ibáñez. Ambos autores valencianos recibirán sendos homenajes por parte de las instituciones, el primero del Congreso de los Diputados y del Ayuntamiento de Orihuela, y el segundo del Ayuntamiento de Valencia. Es inevitable establecer ciertos paralelismos entre ambos personajes, de los que pese a su firme compromiso político durante años solo se les han reconocido por sus obras literarias.

Se abre un periodo clave en la visibilización de dos escritores inseparables de su faceta política, sin la cual no se entienden sus obras. ¿Podemos explicar La araña negra de Blasco sin hablar de su anticlericalismo radical? ¿O entender la vida -y sobre todo la muerte- de Hernández sin recordar sus textos como comisario de propaganda de la República durante la Guerra Civil?

Blasco Ibáñez, en su casa de La Malvarrosa

Blasco Ibáñez, en su casa de La Malvarrosa

Archivo

Empecemos por el más mayor. Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867 - Menton, Francia, 1928) compaginó su actividad literaria y periodística con la política. Fue un agitador de masas, muy cercano al obrerismo, republicano y anticlerical. Defendía que el problema del pueblo era la falta de educación, de manera que la extendió de forma gratuita para las clases bajas y democratizó el acceso a la información con un diario (El Pueblo), que se vendía a un precio mucho más bajo que el resto. El próximo 29 de enero se celebrará el 150 aniversario de su nacimiento.

Miguel Hernández (Orihuela, 1910 - Alicante, 1942) fue un pastor obligado a dejar los estudios, lo que no obstante no le impidió escribir poemas que le llevaron a Madrid. La Guerra Civil le pilló joven, cuando de sus versos emanaban alegatos pro justicia social y denuncias contra el abuso de poder y la explotación de las clases bajas, como se puede leer en Vientos del pueblo. Acabó ejerciendo de comisario político y luchó en el frente con el carnet de militante del Partido Comunista. Siempre le indignaron los manjares opulentos a los que le invitaban personajes incluso de su misma ideología, mientras la mayoría de la población intentaba sobrevivir a duras penas. Este año se cumple el 75 aniversario de su muerte.

El poeta de Orihuela Miguel Hernández

El poeta de Orihuela Miguel Hernández

LVD

Un año de actos

Para el Año dedicado a Blasco Ibáñez, el Ayuntamiento de Valencia destinará 50.000 euros en un programa de actos que presentará el alcalde, Joan Ribó, el próximo 10 de enero. Se espera también alguna iniciativa por parte de Presidencia de la Generalitat Valenciana, aunque hasta la fecha todavía no se ha desvelado nada. Miguel Ángel López, secretario de la Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco Ibáñez, adelanta que este año verán la luz publicaciones inéditas del escritor y político. La Biblioteca Valenciana también le dedicará una exposición en el monasterio de San Miguel de los Reyes con materiales propios y de la Fundación.

“Blasco Ibáñez es un personaje que cualquier valenciano conoce, pero es muy desconocida su realidad: durante la Segunda República se le consideró un héroe, pero en la Guerra Civil se destruyó todo su recuerdo, no se quiso saber nada de él”, señala López. Recuerda que fue un “personaje muy poliédrico, con facetas muy integradas” y reivindica que este año será una oportunidad para explicar su proyección internacional, “muy desconocida”: “En Estados Unidos, Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue el libro más vendido, solo por detrás de la Biblia”. “La industria de Hollywood se lo rifaba y hoy las universidades estadounidenses nos piden datos para investigar, mientras que en las escuelas de la Comunitat Valenciana ni siquiera se le estudia”, compara.

Mientras en las escuelas valencianas no se estudia a Blasco Ibáñez, nos piden datos para investigar en EEUU”

Miguel Ángel LópezSecretario de la Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco Ibáñez

Sobre el silencio en torno a su figura, el secretario de la Fundación sostiene que el blasquismo -el movimiento político del escritor, hegemónico en Valencia desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil- “fue una burbuja que no se adapta al actual esquema de partidos”. “A la derecha no le ha interesado por ser republicano y anticlerical; a la izquierda, por ser un burgués que se acomodó a última hora”, apunta.

Por otro lado, Miguel Hernández sí ha sido una figura reivindicada por la izquierda. Cabe destacar, por ejemplo, el homenaje anual ‘La Senda del Poeta’: una marcha de tres días en primavera durante la que centenares de personas recorren a pie la geografía alicantina desde Orihuela, donde nació, hasta la ciudad de Alicante, donde murió y está enterrado.

Tres jornadas que parecen idóneas para rememorar su persona en todas sus dimensiones: personal, literaria y también política. Sin embargo, los actos se reducen a recitar algunos de sus poemas, con y sin música. Ni una palabra sobre el joven Miguel comprometido políticamente, ni de sus artículos en Al Ataque o en La Voz del Combatiente, ni de su muerte en obstinada defensa de sus ideales democráticos.

La Senda del Poeta, en el momento de partir de la Universidad Miguel Hernández de Elche

La Senda del Poeta, en el momento de partir de la Universidad Miguel Hernández de Elche

Raquel Andrés Durà

Este año será especial tanto en Orihuela como en Alicante. En su ciudad natal se hará una completa exposición bibliográfica y documental con objetos personales suyos, mientras que en la capital, el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert acogerá del 15 al 18 de noviembre el IV Congreso Internacional sobre Miguel Hernández. Estos serán los dos actos centrales, pero habrá otras actividades didácticas en torno a su figura y publicaciones.

Entre ellas, destaca la edición del facsímil de la obra Miguel Hernández y sus amigos Orihuela de Manuel Molina de 1969. El director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor Larrabide, cuenta que todavía no se ha fijado un presupuesto para las actividades, aunque asegura que tanto la Diputación de Alicante como el Ayuntamiento de Orihuela se han comprometido a hacer una aportación para que el poeta tenga “un homenaje digno”.

El director de la Cátedra Miguel Hernández en la Universidad de Elche (UMH), Francisco Esteve, señala que la declaración institucional es una “plataforma para seguir investigando y potenciar la presencia” del poeta y de su mujer, Josefina. Asimismo, sostiene que “la parte personal” es su aspecto menos divulgado y cita las cartas con sus amigos y su novia, donde “se desnuda de su profesión poética y se ve el interior de la persona”. “Su biografía y trayectoria literaria hay que ligarla a la vigencia del mensaje del poeta: la defensa de los derechos humanos y valores intemporales que merecen que se difundan”, añade Larrabide. “Era conocedor de las injusticias sociales y apostaba por una transformación social”, apostilla.

Más allá de los tópicos sobre naranjas y pesca

A menudo se ha querido utilizar las obras de Blasco Ibáñez como parte del folclore valenciano, destacando símbolos como las naranjas, la vida y pesca en la Albufera o la cotidianidad en la Huerta de Valencia. Pero lo cierto es que sus narraciones iban más allá del aséptico costumbrismo. Novelas como La barraca son un claro símbolo de la lucha campesina contra las presiones económicas de los terratenientes. Un retrato que por cierto también tiene una lectura muy actual con las deudas contraídas con los bancos y en el propio campo valenciano, ahogado por el escaso margen de beneficio que les dejan las grandes distribuidoras.

Durante el mandato de Rita Barberá, el Ayuntamiento de Valencia impulsó la reedición de algunas de sus obras. En un prólogo escrito por la propia alcaldesa, sin embargo, eludía su inseparable ideología política y citaba a Blasco Ibáñez simplemente como “uno de los personajes más excepcionales, apasionantes, atractivos y prolíficos que ha dado la cultura valenciana”. Añadía que el escritor “sorprendió al mundo con su pronunciada y cambiante personalidad”.

En otro prólogo, la entonces concejala de Cultura, María José Alcón, se refería a él como “el más insigne de los literatos valencianos de los últimos tiempos” y defendía que “desde las instituciones públicas y privadas valencianas no se ha sido cicatero a la hora de dar difusión al autor y a su ingente legado novelístico”. Una visión que contrasta con la de la Fundación, que reclama una divulgación mucho más integral del personaje.

Retrato de Vicent Blasco Ibañez

Retrato de Vicent Blasco Ibañez

Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco Ibáñez

De Miguel Hernández se han hecho populares sus versos antibélicos (Tristes guerras o Sentado sobre los muertos) o aquellos escritos desde la cárcel donde acabó muriendo, como Las nanas de la cebolla, dedicadas a su niño. El poeta de Orihuela ha pasado a la historia así, como un padre angustiado que se retorcía de dolor por no estar junto a su amada ni junto a su hijo, como víctima de una guerra sin vencedores ni vencidos y casi con arrepentimiento. Nada más lejos de la realidad: hay fuentes que señalan que a Miguel Hernández sus amistades dentro de la Iglesia le ofrecieron la libertad a cambio de renunciar a sus ideas y militancia. Y nunca lo aceptó.

¿Dónde están sus calles?

¿Quién sabe dónde está la calle Miguel Hernández en Alicante? Existe, pero pocos alicantinos sabrán localizarla. Se trata de una calle ‘escondida’ en el barrio de Benalúa, a pocos metros de la cárcel donde murió (donde hoy están los juzgados de la ciudad). En su Orihuela natal la calle Miguel Hernández tampoco es una de las arterias principales de la localidad, sino que está ubicada en su límite norte, aunque al menos desemboca en la plaza donde pervive su Casa-Museo.

Blasco Ibáñez, en cambio, ha tenido mejor suerte en el nomenclátor. La avenida que lleva su nombre en Valencia es una de las principales de la ciudad y además atraviesa la zona universitaria. Sin embargo, a veces da la sensación de que por ello ha muerto de éxito, ya que muchos valencianos solo han oído este nombre por el topónimo, sin saber quién es el personaje.

Además, hasta el cambio de gobierno de 2015, la prolongación de esta avenida hasta el mar ha sido motivo de conflicto urbanístico (primero con el PSOE y después con el PP de Rita Barberá), porque supuso la degradación del barrio de El Cabanyal y la presión a los vecinos para que vendieran sus casas para luego derribarlas. Así, el nombre de Blasco se usó durante años como símbolo de la codicia de unos y del terror de otros.

Polémica por sus legados

Blasco Ibáñez y Miguel Hernández tienen otro punto en común: la polémica en torno a su legado. En el caso del escritor valenciano, se trata de unos 3.000 libros, dibujos, correspondencia y otros objetos personales que se encuentran actualmente en la Casa-Museo de la Malvarrosa (Valencia). La Fundación, propietaria del legado, firmó un acuerdo in extremis en 2002 con el consistorio liderado por Rita Barberá y estuvo a punto de marchar a Madrid por la dejadez política.

Este convenio finaliza, precisamente, el 20 de diciembre de 2017. La Fundación pide que “se abra una nueva etapa” en la que se potencie la difusión del escritor y político y que se le asigne “un papel protagonista” en la gestión de la Casa-Museo, un espacio que hoy luce igual que hace 20 años y donde no se celebra ningún tipo de actividad. A finales de año conoceremos si la Fundación renueva el contrato que permitirá a los valencianos seguir teniendo cerca el legado del escritor. La voluntad es que siga en Valencia, afirman portavoces de la organización.

Con respecto a Miguel Hernández, su legado ha acabado marchando de tierras alicantinas. Inicialmente se intentó un proyecto cultural y turístico en Elche con más de 5.000 documentos que nunca atrajo a la entonces alcaldesa Mercedes Alonso, del Partido Popular. De esta manera acabó en Quesada (Jaén), lugar de nacimiento de Josefina Manresa, mujer del poeta. Desde 2015 este es un lugar de referencia para los ‘hernandianos’ gracias al Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa.

La huella de Miguel Hernández en el nomenclátor pasa desapercibida en la actualidad

Casa-Museo de Vicente Blasco Ibáñez en la Malvarrosa (Valencia)

Casa-Museo de Vicente Blasco Ibáñez en la Malvarrosa (Valencia)

GVA

viernes, 2 de abril de 2021

La senda que no cesa, Joan Pamies, en Información

 

La senda que no cesa

Una imagen de 1999, con Pepe Belso.

Una imagen de 1999, con Pepe Belso.

Este año atravesados por el coronavirus no podemos caminar tras los pasos de Miguel Hernández, desde su Orihuela natal hasta el cementerio alicantino, recordando la injusta muerte del oriolano el 28 de marzo de 1942. Cuando en 1997 aquel grupo de hernandianos, llamados por algunos los «viudos», y la familia Hernández proyectamos este evento pretendíamos recuperar la memoria del oriolano, su vida y su obra. El recorrido del camino, desde la primera senda de marzo de 1998, siempre fue real, pisando la huerta, el campo y la sierra. Viviendo los colores y olores de la Vega Baja, del Baix Vinalopó y de l’Alacantí. En la primera edición salieron de Orihuela, en el primer tramo, ciento veinte personas y terminaron treinta y seis en Alacant. En Albatera se pernoctó rodeado de un buen ambiente literario. La segunda meta fue Elx, descansando los caminantes en el colegio público Miguel Hernández después de una cena familiar acompañada de poesía y comentarios sobre el literato.

 Se cerró el tercer día en el cementerio alicantino, delante del panteón en el que reposa el poeta con su Josefina y su Manolillo, Manuel Miguel, el hijo de las Nanas de la cebolla. La participación fue creciendo a lo largo de los años, siendo varios millares el primer día y varios cientos en el tercero y último tramo. Nunca se pretendió otra cosa que además de la recuperación histórica y literaria, disfrutar del trayecto, potenciar relaciones de amistad y recitar poesías propias, ajenas o de Miguel Hernández. Esas metas siempre se consiguieron y al mismo tiempo, en las diferentes ediciones se manifestaban momentos de la actualidad, como en la del 29 de marzo de 2003, el NO a la guerra. Es obvio que el pensamiento democrático del poeta, es obvio que no aceptaría, como los hernandianos de siempre, que se utilizara su nombre para combatir la cultura y la lengua valenciana. Hoy la pandemia nos obliga a un itinerario virtual pero puedo afirmar que el virus no nos ha impedido a ciento de personas relacionarnos telemáticamente y homenajear al poeta con su poesía y la nuestra y esta actividad de 2021 terminará el 28 de marzo con el reencuentro ante la tumba del poeta universal de algunos senderistas del primer camino del año 1998 y la ausencia física pero siempre presente de los cofundadores, los ilicitanos Gonzalo González y Pepe Belso.

Javier Rodríguez González gana el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández

 

Javier Rodríguez González gana el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández

El escritor gallego se alza con los 8.000 euros del galardón, convocado por la Fundación Cultural del poeta oriolano, con "Corredora de fondo"

El escritor Javier Rodríguez González.

El escritor Javier Rodríguez González.

El escritor gallego Javier Rodríguez González ha sido el ganador del Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana en la edición de 2021, convocado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, al que han concurrido 343 poemarios, dotado con 8.000 euros, un elemento artístico acreditativo y su publicación a cargo de la prestigiosa editorial madrileña Devenir. La obra ganadora lleva por título “Corredora de fondo”.

Debido a la crisis sanitaria provocada por el covid-19, el fallo se ha tenido que realizar de manera telemática, si bien tanto el presidente del jurado, Francisco Javier Díez de Revenga, como el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide, han querido destacar la esperanza que deja este nuevo libro, cuyo autor es un gran admirador del poeta oriolano, en fechas en que se conmemora el 79 aniversario de la muerte del universal poeta oriolano.

“¿Cómo expresar en justas palabras toda mi gratitud y emoción al obtener un premio literario tan ilustre, estrechamente vinculado, además, al nombre de uno de los autores más emblemáticos de nuestra literatura?", ha declarado el autor tras recibir la noticia.

"De la obra de Miguel Hernández, bajo cuyo fecundo y luminoso magisterio pude crecer y madurar en la ardua vocación de poeta, he admirado el poderío lingüístico e imaginativo de “Perito en lunas”, el dominio del soneto en “El rayo que no cesa” y, particularmente, el que considero el más alto de sus logros estéticos: los versos imborrables que forman el tríptico "Hijo de la luz y de la sombra". Pasados ya tantos años de su triste desaparición, sobrevive la voz del escritor que es ya un clásico, la huella inolvidable de su personal fuerza telúrica. Obra poética, como es bien sabido, de hondas raíces humanas, que da cumplido testimonio, a veces de manera desgarradora, de una aventura existencial en la que no faltaron momentos de tribulación y dolor”, ha afirmado.

Javier Rodríguez González nació en Ourense en 1983 y es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela y diplomado en Ciencias Religiosas (Universidad Pontificia de Salamanca). Funcionario de carrera, trabaja desde hace años como profesor de Enseñanza Secundaria en el IES Mariano Quintanilla (Segovia). En su libro “Preludio a la ceguera” (Eurisaces, 2014) se recoge gran parte de su producción escrita en gallego y castellano. También ha colaborado con poemas, reseñas y textos ensayísticos en revistas como “Encrucillada”, “Piedra de Molino”, “El Cobaya”, “Rudesindus”, o “Auriensia”.

Ha sido merecedor de varios premios y distinciones, en las dos lenguas en que ha publicado, castellano (segundo premio en el IV Certamen Cultural Jóvenes Artistas, Cáceres, 2006; segundo premio en el XVII Certamen Internacional de Poesía Hermandad de Cofradías de Peñaranda de Bracamonte, 2011; y finalista del I Premio de Poesía Cabra, 2013), y gallego (ganador del VII Certame Literario Concello de Ames, 2010; ganador del XXVI Certame de Poesía Feliciano Rolán, 2012; segundo premio en el I Certame de Poesía Manuel María, 2013; ganador del VI Certame Literario Terras de Chamoso, 2013; ganador del Certame a Pipa Alta Montaña Luguesa, 2013; y ganador de la VII edición do Certame de Poesía Manuel Leiras Pulpeiro, 2019).

También ha participado en varias obras colectivas, como el VII Certame Literario Concello de Ames (Concello de Ames, 2010), y los Premios Terras de Chamoso, IV, V y VI edición (Arumes, 2011).

El jurado ha sido presidido, por su condición de patrono de la Entidad, por Francisco Javier Díez de Revenga, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia. Además, ha estado compuesto por Carmen Alemany Bay, catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante, y los poetas y profesores Joaquín Juan Penalva (Universidad Miguel Hernández) y Arcadio López-Casanova (Universidad de Valencia), así como el editor Juan Pastor. El director de la entidad convocante ha actuado como secretario.

El profesor Díez de Revenga ha destacado la gran cohesión y unidad del poemario, así como su modernidad, su originalidad y estilo propio, y su lenguaje moderno. También su tono reivindicativo y sinceridad autobiográfica.

Por su parte, Carmen Alemany Bay ha subrayado su frescura, decisión y autenticidad, así como su buena estructuración.

Joaquín Juan Penalva ha resaltado que el libro posee una estructura novedosa, con algunos poemas largos que mantienen la tensión lírica. Hay referencias culturales y sentimentales de los años ochenta o noventa, pero también los “western” o de la “nouvelle vague”. El autor construye varias voces, personajes y correlatos que responden a una determinada memoria sentimental.

El profesor Arcadio López-Casanova ha indicado que se trata de un libro con tres valores: una estructura muy unitaria, un mundo representado muy personal, de original proyección (y transposición) autobiográfica, y un lenguaje de singular riqueza imaginativa. Según López-Casanova, el autor del libro ha logrado sostener la tensión poética y ha destacado los acertados montajes de la modalización, el juego que hace el ganador del Premio de actitudes y voces líricas, y que da al conjunto una interesante y llamativa variedad polifónica.

El editor Juan Pastor ha subrayado del libro la riqueza expresiva. Asimismo, ha adelantado que el libro saldrá publicado en una tirada de 1.500 ejemplares en el próximo mes de septiembre, y el acto de entrega del Premio, al mes siguiente, en octubre, siempre que lo permitan las circunstancias sanitarias.