Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 25 de septiembre de 2015

Conferencia magistral de Carmen Alemany: "Presencia de Pablo Neruda en el proceso creativo de Miguel Hernánde"

(Paco Esteve y Carmen Alemany)


Pac
(Carmen Alemany y Ramón Palmeral)
Conferencia de Carmen Alemany Bay en el Centro de Congresos de Elche, dentro  del curso de verano Miguel Hernández en Latinoamérica. Días 24 y 25 de septiembre de 2015

lunes, 14 de septiembre de 2015

Artículo crítico de Joaquín Santo matas sobre la obra de Palmeral y la interrrelación con Miguel Hernández.

(Joaquín Santo Matas)


Heurística en el intelecto del artista

No puedo desligar la figura de Ramón Fernández pintor, de la de Miguel Hernández poeta. Hasta su nombre artístico ‘Palmeral’ me recuerda al excelso escritor oriolano –“Alto soy de mirar a las palmeras”-, inicio de su Silbo de afirmación en la aldea que resulta una exaltación de la tierra natal agraria y ganadera frente a la masificación impersonal del Madrid de comienzos de los años 30 de la pasada centuria que se inhibió de su primer libro y rióse de su aspecto labriego, revestido con alpargatas y pantalón de pana.



Así, enlazo con dos cuadros hernandianos de su actual tendencia plástica y conceptual que ha definido como ‘Intelectualismo’: Peritoenlunas y Las alpargatas del poeta. En ambos quedan bien patentes los derroteros por los que camina la pintura de Palmeral, aplicando la heurística como arte del descubrimiento a través de técnicas indagatorias donde el intelecto sirve para plasmar sobre el lienzo sus propias memorias, sin necesidad de copiar del natural.



Por ello, estas obras poseen una profunda carga onírica plena de simbolismos donde se atisban trazas cubistas, geometrismos y combinaciones de figuración con abstracción, en la línea del Palmeral ensayista que deduce la simbología secreta de Perito en lunas y muestra la desnudez material compungida y calzada de alpargatas de quien, como Machado, marchó ligero de equipaje.



La colección inmersa en este Intelectualismo nos trae también una seductora y a menudo lujuriosa presencia femenina, arabescos de Al-Ándalus y muchos guiños a su Alicante de adopción, traspasado de Mediterráneo en palabras de Gabriel Miró y de cuya luz y talante asume colores vivos, rojos y verdes como los tomates de la huerta que aparecen al pie de estos óleos de inspiración lucentina que definen un estilo personal, una culminación a una trayectoria que seguro buscará nuevas tendencias.



Si existe un movimiento filosófico llamado intelectualismo socrático, al fin y al cabo, parafraseando al gran sabio heleno que vivió y murió pobre como tantos de los grandes, sólo sabemos que no sabemos nada pero intentamos que esa nada sea inferior a lo pretencioso circundante



Y Dios dirá, que está siempre callado.





JOAQUÍN SANTO MATAS

Crítico de arte. Historiador. Académico.

domingo, 6 de septiembre de 2015

"El cazador del arco iris". Libro impreso. Venta en Amazon. Ramón Fernández Palmeral

                                          (Portada del libro. Un arco iris sobre Cerro Lucero)

Autor Ramón Fernández Palmeral

5.5" x 8.5" (13.97 x 21.59 cm)
Black & White on Cream paper
410 pages/ páginas
ISBN-13: 978-1517221911 (CreateSpace-Assigned)
ISBN-10: 1517221919
BISAC: Fiction / Biographical


                           COMENTARIO EN LA CONTRAPORTADA

“El cazador del arco iris” es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando  la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.


Ramón Fernández es un gran seguidor de las obras de Gabriel García Marquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Luis Borjes, Mario Vargas Llosa y del realimso mágico hispanoamericano. Así como de Juan Benet. Aldecoa, Ana María Matute, Miguel Delibes, Julio Llamazares... De tos estos autores hya referencias. 

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El cazador del arco iris, de Ramón Fernández “Palmeral”

Juan Antonio Urbano

Miércoles 4 de mayo de 2016
El cazador del arco iris
Arco iris, camino mágico, camino de dioses. Itinerario sagrado por el que desciende Iris, la mensajera de Hera, diosa del cielo y mujer de Zeus para hacer llegar a los hombres los mensajes de los dioses. Al igual que Iris, y utilizando su arco, sendero por el que descendía la hermosa y joven virgen con alas doradas y vestida con su refulgente túnica multicolor para desplazarse desde la morada de las divinidades y del más allá, y atravesando de uno a otro lugar los confines del mundo a la velocidad del viento, con la sutileza de una diosa, así es como un vecino de Acebumeya (Málaga) despierta de la muerte y recuerda a través de varios narradores el tiempo en que sus antepasados habitaron en ese mágico lugar con la intención de que vuelva a ser recordado y no caiga en el olvido.
Este vecino, el guardia civil José Ramón Fernández, ha regresado y despertado del más allá para traer su propio mensaje y transmitirlo a su hijo Ramoberto, quien cuenta la historia de ese lugar que el padre le hace traer al presente para que sea recordado.
Acebumeya, localidad transmutada en aldea de ficción por el autor para evitar implicar a los vecinos reales del lugar que realmente se describe y en el que se entra dentro de lo profundo de los seres humanos que allí habitaron de los cuales aún quedan descendientes o testigos de hechos o de familiares que vivieron en primera persona sucesos que aquí se narran.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga en la que aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes.
En algunos momentos de esta obra se ven impregnados los textos de la sensibilidad poética que Palmeral, de su crisol de artista polifacético, del que extrae con la dignidad y sinceridad de autor con las que es conocido y reconocido por el mundo de artistas que lo rodean. Pues con esta misma sinceridad nos hace llegar en este libro las leyendas creadas, a caballo entre la realidad y la fantasía popular, por las gentes de aquellos tiempos, de aquel lugar…, las supersticiones, prisma ocular con el que se veían y se juzgaban antaño los hechos, y las historias que sucedían en una realidad espaciotemporal de otras épocas en las que habitaban espíritus que podían influir en la propia vida de los habitantes de la zona y que se iban transmitiendo de padres a hijos hasta crear su propio mundo fantástico-real en el que los habitantes creían como creían en su propia razón de la existencia.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga en la que aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes, propias de gentes ingenuas y, en cierto modo, ignorantes, y donde se van introduciendo diferentes tiempos históricos en los que se hace referencia a distintos hechos acaecidos en el lugar o de repercusión en esta región en donde se ubica esta historia narrativa, como pueden ser la batalla del Peñón de Frigiliana en 1569, la Guerra del Norte de África, en la que aparece con nombre propio el héroe de Nador y su desaparición en 1923… la cotidianidad de los maquis y su influencia en los habitantes con los que éstos tenían contactos, así como otros acontecimientos históricos que han ido marcando el pulso de nuestra historia de la España reciente.
Es una obra entre la realidad y la ficción, en la que se crea un mundo que invita al lector a reconocer unos sucesos históricos que el mismo lector ha podido vivir o ha conocido por la experiencia de quienes se los han contado.
El final de este magnífico conglomerado de historias, que como red de afluentes alimenta al río principal de la narración, se cierra con una revelación sorprendente y con la marcha del espíritu del guardia civil que regresa otra vez al más allá, haciendo uso de las radiaciones multicolor que se generan en el arco iris por medio de la energía que proporcionaron los dioses para crear ese formidable nexo de unión entre el cielo y la tierra, eslabón entre su magia y la humanidad, entre la fantasía y el mundo real.
Ramón Fernández “Palmeral” ha sabido conjugar estos elementos para crear esta entrañable experiencia narrativa acercándonos a un mundo de valores como son el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de Dios y el amor a la Naturaleza, el valor de la palabra dada, etc., que impregnaban a los entrañables personajes que van apareciendo a lo largo de esta saga familiar. Unos valores que primaron en las conciencias, en las vidas, en las costumbres y usos de las gentes de una época que hace tiempo empezó a desaparecer tratando de arrastrar al olvido esos principios que regían la convivencia humana y que hoy en día se están echando en falta.

viernes, 28 de agosto de 2015

La falacia de reloj de oro de Miguel Hernández

   Dicen algunos reconocidos biografos que Vicente Aleixandre le regaló a Miguel Hernández un reloj de oro de ley (según Eutimio Martín) y José Luis Ferris, por su boda con Josefina Manresa el 9 de marzo de 1937. No es así, según Josefina Manresa y Juan Guerrero Zamora era un reloj de pulsera, no dicen el metal. No sabemos la marca. Este reloj lo tuvo que vender en Santo Aleixo de Portugal los últimos díaas de abril 1939, si hubiera sido de oro el hubierna dado más de los 25 escudos que llevaba encima cuando le detuvieron. Las elucubraciones de algunos biografos llegan a afirmar y yo me leo creí que quien se lo compró lo denunció y cobró por la delacion 5 pesetas, ¿si era portugues debian ser escudos? Y no es así. La policía salazaristas lo detuvo el 30 de abril en una tarberna cerca de Maura por ser español e ir sin pasaporte. La policia portuguesa pidio 20 duros por los gastos de transporte y alimentació, por Miguel.
    Vicente Aleixandre había comprado el reloj en una relojería de su tío joyero situada en la Gran Vía de Madrid, frente al edificio de la Telefónica, joyería que ya no existe. Nunca dijo que fuera de oro, esto es una falcia más de las que hay.
     De hacer sido de oro, pienso qaue como milicianos, jornaleros o niños yunteros, no iba a ir con el reloj de oro, se hubiera comentado. En la  URSS lo hubieran detendio por capitalista.
    Josefina hace alusión al reloj en las paginas 18 y 121 de sus memorias "Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández" 180, reloj de pulsera, y fin.
    Jose Luis Ferris en la pagina 370 de su libro biográfico dice que era de oro. Yo hice referencias al reloj en el articulo sobre la amistad de ambos y también  en Miguel por Andalucia.Un error mío.
    Hay referencia al reloj de oro por otros autores como Eva Diaz, Ruben Esquitino...
Es muy posible que este reloj tuviera grabada algunas iniciales o dedicatorias, y aparecie el reloj valdría una fortuna.
      

Ramón Fernández Palmeral
28 de agosto 2015

miércoles, 26 de agosto de 2015

Un joyero portugués denuncio a Miguel Hernández. Un invento más de los speudobiógrafos.

Un joyero portugués delató a Miguel Hernández

Un nuevo libro revela el periplo carcelario que sufrió el poeta alicantino tras huir de España



El poeta Miguel Hernández junto a su mujer Josefina, en una fotografía tomada en Jaén

   En Portugal, a 30 kilómetros de la frontera española, Miguel Hernández intentó vender un reloj de oro que le había regalado el poeta Vicente Aleixandre y el propio joyero le denunció a la policía de frontera [esto lo ha supuesto el autor sin documentación]. Así comienza el periplo de 11 días que el poeta alicantino protagonizó entre distintas cárceles de Huelva y que el periodista Rafael Moreno recoge en su libro Perseguidos.
    Obra del periodista onubense Rafael Moreno, el libro, apoyado en abundante material gráfico y documental, revela información sobre los interrogatorios y las torturas de las que el poeta fue objeto en estas cárceles y que él ocultó en las cartas que desde ellas escribió a su mujer Josefina. En ellas le pedía que informara y solicitara ayuda a gente cercana para que lo reclamaran en Orihuela.
Cuando le detuvieron el poeta oriolano no tenía dinero encima, /llevaba 25 escudos/ se lo había gastado en su huida hacia Portugal para intentar embarcarse rumbo a América, según ha explicado este martes Moreno en la presentación de su libro en Huelva, editado por la CGT con la colaboración de la Junta de Andalucía. Los soldados que lo apresaron recibieron cinco pesetas por su logro.
   Tres días después, las autoridades franquistas condujeron a Miguel Hernández al depósito carcelario de Rosal de la Frontera (Huelva),la primera parada de un viaje tortuoso. Allí permaneció hasta el 9 de mayo, día en que fue trasladado hasta la Prisión Provincial de Huelva, un centro que abandonaría dos días más tarde para ingresar en el de Madrid.
Fueron "once días agitados, repletos de miedos, acechanzas, traiciones, que abrieron la puerta de un rosario de traslados a presidio que tiene 2.300 kilómetros de recorrido por los cerrojos de media España, hasta que muere el 28 de marzo de 1942 en la enfermería del Reformatorio para Adultos de Alicante", ha relatado el autor.
     Moreno, a través de testimonios de personas que vivieron de cerca la realidad del poeta, ha trazado la historia de Miguel Hernández tras su detención, además de otras que se recogen en el libro". Dos de ellas son las de Tomás Gento y Emilio Fernández Seisdedos, quienes en primera persona vivieron los "horrores" del campo de concentración en el que en 1939, tras la caída de Cataluña, se convirtió la isla Saltés, una zona de marismas ubicada frente a Punta Umbría (Huelva).
      Y una última repasa la biografía del republicano José Domínguez El Sastre, cuyo testimonio, recogido en un manuscrito, ayuda a "arrojar luz" sobre el asesinato de 15 mujeres en la Puebla de Guzmán, que han pasado a la historia como Las Rosas de Guzmán.

El legado de Miguel Hernández en Jaén.

Miguel Hernández y Jaén: tres meses, toda una vida

5.600 documentos y objetos integran el legado que la viuda del poeta logró esconder del régimen franquista.
La Diputación de Jaén ha asumido su custodia después de que el Ayuntamiento de Elche revocara su acuerdo con la familia.
El Museo Zabaleta acogerá una exposición permanente de los fondos.
Francisco Escudero y Marcelino Sánchez ante el archivo que contiene los documentos del legado
Francisco Escudero y Marcelino Sánchez ante el archivo que contiene los documentos del legado
Miguel Hernández pasó en Jaén apenas tres meses de su vida. Pero los "vínculos emocionales, afectivos, culturales y sociales con Jaén", explica Francisco Escudero, gestor cultural del legado del poeta alicantino, "son muchos". Tantos que, cuando el Ayuntamiento de Elche revocó el acuerdo con los herederos del escritor alegando razones económicas, la Diputación de Jaén solicitó la tutela de los fondos. En noviembre pasado, el Instituto de Estudios Giennenses (IEG) terminó de inventariar los 5.600 documentos que integran la herencia del poeta alicantino que, durante meses, había permanecido en la caja de seguridad de un banco. Ahora se ultiman los detalles del convenio entre la familia del poeta y la Diputación Provincial que permitirá catalogar, restaurar, mostrar e investigar toda la información que atesora. Este verano podría comenzar el proceso de catalogación, conservación, restauración y difusión de la herencia hernandiana.
Será, si no hay contratiempos, el final del trayecto para los fondos que Josefina Manresa, la viuda del escritor, logró proteger de la represión y el olvido. A la muerte de Miguel Hernández, en 1942, el círculo más íntimo (Neruda, Aleixandre...) le aconsejó ocultar todos los documentos fuera de la casa familiar. Los amigos que tenía en Cox (Alicante), el municipio al que Josefina había huido al abandonar para siempre Orihuela, escondieron bajo tierra los documentos que la Guardia Civil buscaba en los registros con los que atosigó a la viuda después de la muerte del escritor. "Una obra como la suya era muy peligrosa para el régimen en esos momentos", apostilla Francisco Escudero.
Los 5.600 documentos incluyen desde las primeras ediciones de los libros de Hernández a la correspondencia personal, los artículos escritos como corresponsal de guerra, fotografías o dibujos, como el que le hizo Buero Vallejo en la cárcel o el que realizó el pintor Eusebio Oca, su compañero de celda, momentos después de que el poeta muriese. Unos trazos rápidos que muestran a Hernández con la mandíbula sujeta por un pañuelo y los ojos abiertos de par en par. "No pudieron cerrarle los ojos", cuenta Escudero de forma casi alegórica.
Retratos y otros objetos de Miguel Hernández
Foto: Paco Navas
Todo aquello que es susceptible de mostrarse irá parar a Quesada, el pueblo natal de Josefina Manresa, y se alojará en el Museo Zabaleta. El pintor y el poeta nunca se conocieron y, sin embargo, sus obras comparten una misma realidad: el medio rural, los jornaleros, la tierra… Y en breve, el mismo espacio. El proyecto museográfico está terminado y, en cuanto se ultimen los detalles de cesión del legado, se organizará la exposición permanente.
Su máquina de escribir (una Underwood), la maleta con la que viajó a Madrid para consolidar su carrera literaria, la lechera que entraba en la cárcel con caldo y volvía a casa con versos. Un pequeño mundo de documentos y objetos que compone "todo lo que Josefina pudo guardar y lo que la familia ha ido adquiriendo más tarde" hasta reconstruir mucho más que los escasos 31 años de vida de Hernández: un universo de principios por recuperar. "Esta crisis se lo va a llevar todo por delante y el legado de Miguel Hernández puede ser una herramienta para trabajar los valores, para formar mejores personas, por su espíritu de lucha y por su sentido de la justicia social", argumenta Escudero.
Máquina de escribir de Miguel Hernández
Foto: Paco Navas
Pero el legado no sólo reivindica al poeta. "Josefina es la guardiana, el tesón y la custodia de su memoria personal, como esposa y amante, pero también del valor de su obra literaria", cuenta Marcelino Sánchez, gerente del IEG. Y es su conexión afectiva con Jaén, una provincia a la que Miguel Hernández recuerda en sus cartas como el lugar donde vivió "algunos de los mejores momentos de mi vida". Pero también la tierra que lo acoge en marzo de 1937, en plena luna de miel, como enviado del mando republicano al 'Altavoz del Frente Sur' y donde asiste al bombardeo de la capital en abril.
Su episodio vital en Jaén es corto. El 11 de junio 1937 está fechada la última carta en la provincia, en la que anuncia su traslado al frente extremeño. Pero de esos tres meses quedan muchos testimonios: muchos de los poemas de Viento del pueblo –cuyos beneficios sirvieron para mantener comedores sociales- se escriben aquí, entre ellos Aceituneros que se ha convertido en la letra del himno de la provincia.
El depósito de su legado en Jaén no es producto del azar. La voluntad de la Diputación de Jaén, de la que depende el Instituto de Estudios Giennenses, es establecer lazos que permitan "la promoción, la investigación y la conservación del legado, pero también la divulgación desde el punto de vista de la crítica, el conocimiento y la valoración de la obra de Miguel Hernández", apostilla el gerente del IEG, de la que entiende que existen muchas vertientes por investigar y por ello anticipa "una relación que se prevé a largo plazo" entre la provincia de Jaén y Miguel Hernández. Estos lazos ya están rindiendo frutos, aún antes de la catalogación la herencia. En Quesada ha comenzado el trabajo en los centros educativos para recuperar y difundir el legado de un escritor al que su compromiso con la vida no le permitió establecer fronteras con su obra.

Las cartas de Aleixandre

Cuando Miguel Hernández intentó huir a Portugal, meses después de que finalizara la guerra, la policía lusa lo detuvo a pocos kilómetros de la frontera. La ropa desgarrada, cansado, hambriento, indocumentado... La única posesión de valor que llevaba encima era el reloj de oro que Vicente Aleixandre le había regalado en marzo de 1937, cuando se casó con Josefina Manresa. Pensaron que era un ladrón y lo devolvieron a España.
A lo largo de su vida, Miguel Hernández estableció relaciones epistolares con los autores más populares de su época. Pero entre las más de 1.700 cartas que se conservan había un pequeño grupo sin inventariar: las que intercambió con uno de su mejores amigos, el premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre.  El profesor Jesucristo Riquelme, de la Universidad de Alicante va a compilar la correspondencia entre los dos escritores y también las cartas, incorporadas al legado, que Aleixandre intercambió con Josefina.

El poeta sevillano mantuvo una estrecha relación con la familia más allá de la muerte de Hernández. Tanto es así que, en los años de penuria que siguieron a la guerra, “durante bastante tiempo le pasa una asignación a Josefina”, explica Escudero. Estas cartas son el testimonio de aquella amistad.

sábado, 11 de julio de 2015

Próxima exposición del pintor e ilustrador hernandiano Ramón PALMERAL, en Centro de Arte.


(La alpargatas del poetas, óleo de 90 x 80 cm)



Exposición de PALMERAL, en Centro de Arte C/. Arquitecto Morell, 11 (Alicante). Inaguración martes 2 de septiembre a las 19.00 horas.

El día se la inauguración se entregarará gratutitamente un catálogo que consta de 32 páginas de 30x21 cem. Editado por la imprenta de José Eduardo Pardo de Alicante.

martes, 7 de julio de 2015

LA PROYECCIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ EN AMÉRICA LATINA



  

Art.39.-LA PROYECCIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ EN AMÉRICA LATINA

de Ramón Fernández Palmeral


No sería  Miguel Hernández el universal poeta que es, si no contamos con la proyección que tuvo y tiene en el conti­nente americano después de su muerte especial­mente en Cuba, Argentina, México y Chile, gracias a los homenajes que le rindieron los intelectuales exiliados. Puesto que desde el inicio de la guerra incivil y sobre todo después de los primeros meses de 1939, América se convirtió en el destino obligado, por cultura, lengua y lazos fraternales.  Francia se convirtió primero en un gran campo de concentración de republicanos, unos pasaron a manos de los nazis, otros se quedaron en París y lucharon al lado de los franceses contra la invasión alemana, y otros embarcaron desde Burdeos al continente americano con escalas en Puerto Rico y Cuba, y desde aquí dieron el salto a México, Argentina y Chile. Los intelectuales fueron muy bien acogidos en las universidades, incluso en los E.E.U.U. puesto que estamos hablando de una fuga obligada de cerebros. Pues la idea del dictador Francisco Franco era el exterminio de los vencidos, sin rendición.
Primero hemos de estudiar los homenajes, y después la importante fase de estudio de su obra gracias a la editorial Losada en Argentina con la publicación de Obras Completas, que le dio una relevante difusión y posibilidades de estudio. El interés de mantener vivo el espíritu de la República en el exilio, era recordar el fatal destino que sufrieron los más destacados y conocidos poetas internacionales como Federico García Lorca y Antonio Machado, al que, se unió el mártir-mito de Miguel Hernández, así se reunían los tres como poetas del sacrificio a la propaganda republicana. Puesto que Hernández era el perfecto ejemplo, símbolo del que lucha por sus ideas con todas sus consecuencias hasta llega a dar la vida por ellas, y procediendo de las capas más humildes de la sociedad, jornalero, cabrero y hombre nacido de la tierra.
Por ello, la figura de nuestro poeta fue relevante en los años cuarenta y cincuenta de América donde causó gran impacto, y de hecho se dan más importancia a su figura en los países de habla hispana, incluido los hablantes de castellano en los Estados Unidos (Miami, California y Texas). Este interés se puede constatar hoy día por las visitas que estos hacen a las páginas sobre el poeta a través hoy día de Internet.
Varios fueron los homenajes que le dedicaron a Miguel tras su muerte el 28 de marzo de 1942 en la Enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante. No en la cárcel donde fusilaron a José Antonio Primo de Rivera, sino en otra que dista unos 500 metros una de otra.
A raíz del I, II y III Congreso Internacional sobre la figura de Hernández, comenzaron los estudios relacionados con los homenajes realizados en América, de los cuales prácticamente no se sabía nada.
Fue en La Habana (Cuba) donde corrió la primera voz falsa del fusilamiento de Hernández, ejecutado en Madrid el 20 de junio de 1939. El poeta y editor Manuel Altologuirre exiliado en Cuba, edita Sino sangriento y otros poemas (59 páginas) en la colección «El ciervo herido», el 30 de agosto de 1939, donde recuerda que el poeta ya era muy conocido durante la guerra por sus poemas de urgencia y el poemario Viento del pueblo, 1937, por el que cobró 3.000 pesetas,  y participación en la Radio y el Altavoz del Frente y revistas republicanas. El 19 de agosto en la casa de la Cultura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba le organizaron un homenaje. La falsa noticia corrió como la pólvora y escritores como José Rubia Barcia, Juan Marinello escribieron artículos en la prensa cubana.
En Argentina Rafael Alberti publica El rayo que no cesa y otros poemas (1934-1936) en la colección «Rama de Oro», con prólogo de Alberti. Sin dar cuentas de la edición a Josefina Manresa, la cual se enfadó sobremanera. Pedro Larralde publica «La poesía de Miguel Hernández» en Correo Literario, de Buenos Aires, el 15 de abril de 1944.  La proyección en Argentina se debe también a Lorenzo Varela, Horacio Raúl Klappenbach o Cayetano Córdova.
Cuando llega a la isla la noticia de la muerte real le dedicaron un homenaje en el salón de Recepciones del Municipio de La Habana, el 20 de enero de 1943, del que editaron un cuaderno Homenaje a Miguel Hernández. Donde participaron Nicolás Guillén (periodista  cubano que había conoció en Valencia en el verano de 1937, autor del artículo «Un poeta en esparteñas», Enrique Serpa, Félix Montie, Juan Chabás (poeta español de Denia), Juan Marinello, Ángel I. Augier y Juan Antonio Portuondo.  Intervinieron Paquita Peyró y Alejo Carpentier, quien había grabado la voz del poeta en París en 1937.
 En México le tributa un homenaje en la Sala de Conferencias del Palacio de Bellas Artes, el 16 de diciembre de 1942, en una Comisión organizada por Octavio Paz, Pablo Neruda y Juan Rejano (escritor español de Puente Genil), intervino Carlos Pellicer, se leyeron una cuartillas que había enviado Rafael Alberti y José Herrera Petere. Durante el otoño del 42 se celebraron recuerdos en México y Argentina: Juan Rejano, Francisco Giner de los Ríos-Morales, Octavio Paz, José Luis Martínez, Antonio Sánchez Barbudo, Raúl González Barbudo, Claudio de la Rosa, Ramón de García Sol, Enrique Díez-Canedo o Juan Enrique Délano.
En la década de los años 40 a 50, glosaron la obra de Hernández: Eduardo de Ontañón, Fedor Kelin, Alfredo Cardona Peña, Pascual Plá y Beltrán, Mario Hernández, Max Aub, Jesús Poveda, José Pascual Buxó o José Francisco Cirre.
En Chile, el escritor, ensayistas, periodista y diplomático chileno Luis Enrique Délano publica en 1937, «Juventud asombrosa y juventud herida. En torno a la poesía de Miguel Hernández», en un revista de Chile, aunque el autor la escribió en Madrid en 1936. Raúl González Tuñón publica un artículo sobre Miguel en la revista Aurora de Chile en 1939. El poeta chileno Pablo Neruda publicó un artículo en el semanario Qué hubo, de Santiago de Chile en 1940. Recordemos que Hernández fue rechazado para asilarse en la Embajada de Chile en Madrid. Más tarde publicaron artículos Luis González Muñoz y Ángel Custodio González.
     
En Colombia el primer trabajo sobre nuestro poeta es de Clemente Airó, publicado en Espiral de Bogotá en agosto de 1949.
También se han organizado actos en la República Dominicana, Puerto Rico, Filipinas, Estados Unidos, Venezuela, Honduras o Guatemala. El uruguayo Elvio Romero publica a su cargo en 1956 Viento del pueblo, en 1958, publica Cancionero y romancero de ausencias, en Buenos Aires en Lautaro y Miguel Hernández, destino y poesía, en realidad es un reportaje periodístico.
Es decir, el interés por Miguel Hernández transciende a nuestro día con jornadas hernandianas en Cuba en 2008, con una larga nómina de autores. El Instituto Cervantes de Manila en Filipinas lleva el nombre de nuestro poeta.
    
    Nota.- Para este trabajo ha sido consultado el artículo «América en la concepción crítica del «mito» hernandiano», de Aitor L. Larrabide, en las Actas del III Congreso Internacional Miguel Hernández 2010, págs.- 165-190. Actas de I Jornadas Hernandianas en Cuba, La Habana, 4-8 de febrero de 2008. Presencia de Miguel Hernández en Cuba. Antología de textos (1937-2008). Una voz de España en México: Miguel Hernández, de Alberto Enríquez Perea, Biblioteca Hernandiana, documentos 5. Orihuela 2007. Miguel Hernández: espejos americanos y poéticas taurinas, José María Balcells, Devenir Ensayos, Madrid, 2012. Los amigos exiliados de Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer. Biblioteca Hernandiana, documentos 9, Orihuela 2012.