Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

sábado, 14 de mayo de 2016

El Ayuntamiento de Alicante quiere recuperar a Miguel Hernández en el 75º aniversario de su muerte

 

 

 

Alicante quiere recuperar a Miguel Hernández

  • El Ayuntamiento aprobará la creación de una comisión para coordinar en 2017 los actos del 75 aniversario de su muerte | La ‘Senda del Poeta’ cumple en abril 20 años

El poeta de Orihuela Miguel Hernández




Donde ahora se dictan sentencias judiciales en Alicante, en la Ciudad de la Justicia, tal día como hoy, hace 74 años, murió el poeta Miguel Hernández. Con tan solo 31 años, enfermo de tuberculosis, acabó sus días en lo que entonces era el Reformatorio de Adultos de Alicante, una cárcel donde la reciente victoria franquista encerraba a los que no estaban de su parte.

La madrugada del 28 de marzo de 1942 se apagó el poeta del pueblo, conocido por su humildad y por la pasión de sus versos, por haber defendido el gobierno legítimo de la República. Y es que aunque sea su faceta menos conocida, Miguel Hernández, además de escribir versos, también dejó poderosos textos publicados en periódicos de la Guerra Civil como Frente Sur, Frente Extremeño o Pasaremos, las balas de su pluma con las que peleaba como comisario político comprometido con el Gobierno de la República, conocedor ya de la importancia de la propaganda.
Cuenta el escritor Andrés Sorel, en las imprescindibles Crónicas de la guerra de España de la Fundación Domingo Malagón, que la herencia del poeta que recogió su mujer, Josefina Manresa, fue: “Un mono. Dos camisetas. Un jersei. Una camisa. Unos calzoncillos. Dos juegos de almohada. Una toalla. Una correa. Una servilleta. Un par de calcetines. Una manta. Una cazuela. Un bote”.

La Senda del Poeta, poesía sin política
Este año se celebrará el 20 aniversario de la ‘Senda del poeta’, la caminata de 70 kilómetros en tres etapas que discurre la senda internacional GR-125 y que homenajea al poeta en un recorrido desde su lugar de nacimiento, Orihuela, hasta su tumba, en el cementerio de Alicante, organizado por el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ).
Se trata de tres jornadas en las que viaja por la vida de Miguel Hernández, entremezclando la naturaleza, el compañerismo, la poesía y, en menor medida, la memoria histórica. Se visita el que fuera uno de los campos de concentración franquistas más duros tras la Guerra Civil, el de Albatera, hoy un campo de palmeras. Pero se minimiza prácticamente hasta el olvido la militancia del poeta como comisario político.

La Senda del Poeta, en el momento de partir de la Universidad Miguel Hernández de Elche
La Senda del Poeta, en el momento de partir de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Raquel Andrés Durà)
Una comisión para coordinar actos en torno a su muerte
Ahora, el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Alicante -compuesto por los grupos PSOE, Guanyar Alacant y Compromís-, siempre tímido respecto a la memoria histórica, aprobará en el próximo pleno municipal la creación de una Comisión encargada de coordinar los actos conmemorativos del 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández en la cárcel de Alicante, que será el año que viene, en 2017.
El nuevo gobierno ya creó una Concejalía específica de Memoria Histórica y Democrática, dirigida por la edil María José Espuch. A través de una Declaración Institucional, este jueves propondrá la creación de dicha Comisión que también coordinará el 80 aniversario del terrible bombardeo del Mercado Central de Alicante en 2018 y del 80 aniversario de los acontecimientos relacionados con el fin de la guerra en la ciudad en 2019, ya que esta ciudad fue el trágico escenario final, entre marzo y abril de 1939, con más de 15.000 personas atrapadas en su puerto, algunas de las cuales se suicidaron, mientras que otras pasaron un durísimo periplo por campos de concentración y cárceles y otras fueron fusiladas.

”La Declaración Institucional recuerda el papel tristemente protagonista de Alicante en la etapa de la Guerra Civil Española, cuando la ciudad se mantuvo fiel a la República y a la Constitución y por ello, pese a estar en la retaguardia, sufrió como pocas las consecuencias de dicha guerra por los sistemáticos bombardeos que, desde las Islas Baleares, se fueron sucediendo en esos años por lo aviones fascistas italianos allí asentados”, ha informado el Ayuntamiento de Alicante en un comunicado, que prosigue: “En este periodo, cientos de personas de distinta ideología murieron en dichos ataques aéreos, entre ellas las más de trescientas personas -sobre todo mujeres y niños- asesinados en el bombardeo del Mercado Central ocurrido el 25 de mayo de 1938. En esos terribles años, las verdaderas protagonistas del día a día en nuestra ciudad fueron las mujeres que no sólo tenían que mantener a sus familias con escasos recursos debido a la guerra, sino que trabajaron intensamente en la fabricación de productos tales como mantas, uniformes y munición.
“Es justo que ahora podamos hacer un justificado homenaje también a todas ellas, como hará la Concejalía de Memoria Histórica y Democrática en la remodelación del Centro de Interpretación del Patrimonio de los Refugios y la GCE en Alicante”, detalla la edil María José Espuch. La Declaración Institucional recuerda “la terrible represión de la posterior Dictadura Franquista llevó también a la cárcel, tortura y fusilamiento de numeras personas por su sola condición de republicanos, entre ellas el insigne poeta oriolano, Don Miguel Hernández, fallecido el 28 de marzo de 1942 en el Reformatorio de Adultos de Alicante”.

La propuesta contempla que el resto de instituciones públicas y privadas, así como a organizaciones y colectivos que estén interesados, puedan participar no sólo en la preparación de actividades y eventos sino incluso en aportar la ayuda económica necesaria para su realización.
La presidencia de la comisión estará ocupada por el alcalde y la vicepresidencia, por la edil de Memoria Histórica. Los grupos municipales del PSOE, Guanyar y Ciudadanos tendrían tres concejales representados, mientras que el Grupo Popular tendría cuatro, y Compromís dos. Además, se integrarían con voz pero sin voto: el Jefe de Memoria Histórica y Democrática municipal; un representante de la Comisión para la Recuperación de Memoria Histórica de Alicante; uno de la Asociación Alicante Vivo; dos representantes de la Universidad de Alicante; dos de la Generalitat Valenciana, y dos de la Diputación Provincial.

Centenario del nacimiento de Josefina Manresa Maruhenda (1916-2016)

Josefina Manresa (1916-1987). Esposa de Miguel Hernández y conservadora de su legado

La esposa de Miguel Hernández guardó con celo el legado del poeta a lo largo de 40 años y posibilitó que su obra se conociera y difundiera llegada la democracia

12.05.2016 | 21:01
Josefina Manresa, en una imagen publicada por INFORMACIÓN en 1986.
Josefina Manresa, en una imagen publicada por INFORMACIÓN en 1986.
Josefina Manresa vivió en una época y en un contexto en el que ser mujer y viuda de un represaliado resultaba extremadamente difícil. Puede, sin embargo, que esas circunstancias hicieran desarrollar en ella un gran instinto de supervivencia, y no ya sólo de ella y de los suyos, sino de la figura humana y la obra artística de su marido, el gran poeta oriolano Miguel Hernández. Es muy probable que el legado del autor de Perito en lunas, El rayo que no cesa, Viento del pueblo y otros títulos emblemáticos no hubiera llegado hasta nuestros días de no ser por Josefina Manresa. Ella se encargó, en las dificilísimas condiciones del franquismo (y aun a costa de ponerse a riesgo) de recopilar toda la obra y toda la documentación que pudo acerca de Miguel Hernández, y de conservarlo todo hasta hacer posible que saliera a la luz con la llegada de la democracia.
Casada con Miguel Hernández en marzo de 1937, en plena guerra y por lo civil, Josefina Manresa Marhuenda había nacido el 2 de enero de 1916 en Quesada (Jaén), localidad en la que su padre estaba destinado como guardia civil. Allí pasó los primeros años de su vida, hasta que en 1927 la familia –originaria de Cox– se trasladó a Orihuela. Josefina era la mayor de cinco hermanos, en una familia en la que los recursos nunca fueron abundantes, por lo que con apenas 13 años ya empezó a trabajar en la fábrica de seda de Orihuela. Tenía 18 y trabajaba como modista en una sastrería oriolana cuando, en 1934, Miguel Hernández –cinco años y medio mayor que ella– comenzó a pretenderla, una relación que en poco tiempo se convertiría en un noviazgo formal de los de la época. De los que, por ejemplo, se reducían a comunicaciones por carta en momentos de distancia física, como durante las estancias de Miguel Hernández en Madrid.

Josefina Manresa y Miguel Hernández, trabajando mano a mano.

La vida de Josefina Manresa estuvo marcada por la dureza de principio a fin. A la delicada situación económica de la familia y las ausencias de Miguel Hernández por sus inquietudes literarias o su compromiso político –éste sobre todo tras el comienzo de la Guerra Civil– se fueron uniendo desgracias sucesivas, como el asesinato de su padre en Elda, en agosto de 1936 a manos de unos milicianos; la necesidad de vivir una luna de miel en el frente de guerra en Jaén, en la primavera de 1937; la muerte de su madre a finales de ese mismo año y la obligación de quedarse en Orihuela al cuidado de sus hermanos, mientras Miguel seguía fuera, en distintos frentes de guerra e incluso en la Unión Soviética, y volviendo a su localidad sólo de manera puntual; el fallecimiento de su primer hijo, Manuel Ramón, nacido en diciembre de 1937, con sólo diez meses de edad; la prisión y la muerte de Miguel, con sólo 31 años –ella tenía 26–, en marzo de 1942 en la cárcel de Alicante, y una existencia señalada desde entonces por ser la viuda de un proscrito para la dictadura franquista y además pobre.
Josefina Manresa pareció asumir con resignación y estoicismo esa situación, llevando desde entonces una vida totalmente anónima, al cuidado de su hijo Manuel Miguel –nacido en 1939, al que Miguel Hernández dedicó sus célebres Nanas de la cebolla–, viviendo primero en Cox y desde 1950 en Elche. Sin embargo, con ese mismo silencio fue realizando la tarea, tan ardua como trascendente, de recopilar y preservar toda la obra literaria de su marido y toda la documentación que hiciera referencia a él. Así lo hizo durante casi 40 años, hasta que, ya con la llegada de la democracia, comenzó a conocerse públicamente el vital trabajo que había estado realizando, y a ser reconocida ella como una figura fundamental por esta cuestión. También fue sólo a partir de entonces cuando Josefina Manresa comenzó a tener algo de vida pública, con la edición de su libro de memorias Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández (1981) y una tímida pero creciente aparición en los medios de comunicación. En marzo de 1982, con motivo del 40 aniversario de la muerte de Miguel Hernández, asistió por primera vez a un acto en memoria de su marido.

Noticia publicada en INFORMACIÓN el 27 de marzo de 1983 acerca de la visita de autoridades del Ayuntamiento de Elche y de la Diputación de Alicante a Josefina Manresa.
Pero esta etapa de reconocimiento en la madurez sería, por desgracia, truncada otra vez por la fatalidad. Manuel Miguel Hernández Manresa, el niño de las Nanas de la cebolla, murió de manera repentina en abril de 1984, con 45 años, siendo enterrado junto a su padre en el cementerio de Alicante. Josefina ya no acudió a la inauguración de la casa museo de Miguel Hernández en Orihuela, en marzo de 1985, ni a la presentación de un poemario inédito del autor, en octubre de 1986, ni a la cesión de todo el vasto legado documental de su marido al Archivo Municipal de Elche, al mes siguiente. Desde la muerte de su hijo se había recluido en casa y, además, se le detectó un cáncer de mama que minó su salud en muy poco tiempo. Sólo salió de su domicilio para ir al cementerio de Alicante en septiembre de 1986 y asisitir, en la más estricta intimidad, al traslado de los restos de su marido y su hijo a una tumba en la zona dedicada a alicantinos ilustres.
El Gobierno concedió en diciembre de 1986 una merecida Banda del Mérito Civil a Josefina Manresa, pero ella ya anunció que su salud le impediría recoger personalmente la distinción. Sólo dos meses después, el 18 de febrero de 1987, Josefina falleció en su casa de Elche. Su multitudinario entierro mostró que ella, la bella musa, la esposa leal, la viuda discreta y a la vez firme y comprometida, se había convertido también en una personalidad pública por mérito propio. A día de hoy es reconocida como una figura fundamental en la obra de Miguel Hernández y la preservación de su legado, y también como un referente femenino, al reflejar fielmente cómo la trascendencia de una mujer podía ir mucho más allá del rol que la sociedad del tiempo le otorgaba de manera automática. Josefina Manresa es también, por otra parte, Hija Predilecta de Quesada, la localidad donde nació y donde se conserva en la actualidad el legado de Miguel Hernández y el suyo propio en un museo dedicado a ambos, tras la controvertida salida de Elche de la documentación.

martes, 3 de mayo de 2016

Recuerdos de la Viuda de Miguel Hernández. por Chema Rubio. En Madrid.press

Edición especial en el Centenario de la Muerte de Josefina Manresa .

Recuerdos de la Viuda de Miguel Hernández

Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, el libro que escribió la viuda del poeta alicantino, se reedita en una edición especial por cuarta vez cuando Josefina Manresa hubiera cumplido los 100 años.
[Img #47134]Por Chema Rubio.- Las celebraciones se están llevando a cabo por todo el territorio español, partiendo de Andalucía donde nació, la Comunidad Valenciana, donde murió, y Madrid, que tanta importancia tuvo en la vida de Miguel Hernández.

Josefina Manresa Marhuenda guardo celosamente de propios y extraños el legado de su esposo Miguel Hernández y escribió los recuerdos para acallar muchas voces no autorizadas, y algunas otras insultantes sin argumento. Desde la primera edición publicada en 1980 por Ediciones de la Torre hasta hoy, fecha en que la que se edita esta publicación especial,  han pasado los años, se ha escrito muchísimo, pero hay libros que son la base de todo lo que se publica, y de este tomo del que hablamos, podemos decir que es un archivo incuestionable por si solo como nos comenta Lucía Izquierdo, nuera del poeta oriolano.

Mucho se ha tomado de estas memorias, o ha servido como punto de partida para seguir  investigando a  raíz de este libro que oralmente le contaba Josefina a su hermano Manolo. Incluso la excelente biografía que escribió José Luis Ferris le debe mucho, por no decir todo, nos dice Izquierdo. Fiel guardiana de la vida y obra del hombre que fue Miguel Hernández, Josefina dejó de vivir para ella, por velar los recuerdos que la hicieron feliz con Miguel. La muerte de su padre guardia civil por una bala perdida del bando republicano, vino a complicar las cosas, ya de por sí desgraciadas.

Pocos privilegios tuvo la viuda del poeta alicantino, y madre huérfana de su primer hijo, como no fuera la concesión de un estanco, sin mercadería  y sin dinero para poder abrirlo por aquellos días, ni con la  ayuda de los familiares y amigos, que era poco,  ni con la aportación de Vicente Aleixandre con 3.500 pesetas, se pudo sumar la cantidad necesaria para abrir el local de venta de tabacos y timbre.

Lucía Izquierdo viuda de Manuel Miguel, quién murió con 43 años, y era el segundo hijo de Josefina y Miguel, nos cuenta que Manuel siempre sufrió las calamidades de la pobreza, pero que su máximo pesar fue morir sin llegar a ver cómo se iba agrandando la figura de su padre en todo el mundo como ahora.

Izquierdo también habló de cómo Josefina tuvo una amarga vida como madre, y cómo vio morir a su primer hijo con tan solo 11 meses; pero tanta adversidad  no pudo con ella y la convirtió en una gran mujer incansable, en una luchadora tenaz, y sobre todo con un amor propio sin límites cuando se trataba de salvaguardar la memoria de los suyos, y sobre todo la de Miguel Hernández, primer y único amor desde sus juveniles 17 años.    

MUSA
   
Bajo el título 'Josefina Manresa, la musa comprometida', apareció el artículo publicado por Joan Pamies en el diario Informaciones, donde comenta su visión en torno a cómo percibió la humanidad de Josefina, sus recuerdos, sus deseos y también cómo vivió las frustraciones que experimentó el poeta. Según Pamies, "al lado de nuestro universal escritor estuvo una gran mujer, fiel y comprometida, que demostró con el esfuerzo de toda una vida su celo en la defensa de la memoria de su marido, aquella clásica frase: "Al lado de un gran hombre hay una extraordinaria mujer". Joan Pamies López  amigo y asesor de Josefina, durante muchos años, compartió la divulgación de la vida y obra del poeta oriolano, a través de algunas editoriales. Y nos habla de una en especial,  Zero-Zyx, donde se publicaron las obras completas de Miguel Hernández por primera vez, junto a Luis Montes, Oriol, o Francisco Esteve. Por su parte el experto hernandiano, el escritor Ramón Palmeral, nos dice que “Miguel Hernández es un ejemplo de superación personal, que con esfuerzo y fe en sí mismo llegó desde la nada a ser un poeta universal reconocido en todo el mundo. Y esto, saliendo de un corral de cabras, es prácticamente imposible, una proeza humana”.

EL MUSEO MIGUEL HERNANDEZ

Entre los objetos que pueden verse en este museo, se hallan las cartas del poeta a su esposa, y muchas otras que envió a escritores de la Generación del 27 y Premios Nobel como Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez, y el polémico y genial Federico García Lorca.

Integran el legado manuscritos como el del “Cancionero y Romancero de Ausencias”, de “Dos cuentos para Manolillo”, de poemas como “El niño yuntero”, “Tus cartas son un vino”.

También encontramos su máquina de escribir Underwood, el carrito de madera que el poeta fabricó con sus manos en la cárcel como regalo para su hijo Manolillo y donde fueron escondidos dos cuentos.

La lechera de metal en la que Josefina Manresa le llevaba caldo y sustancia de arroz a la prisión de Alicante. Objetos personales como la maleta con la que Miguel Hernández viajó a Madrid en 1931 para descubrir un nuevo mundo personal y literario, cuando Madrid era uno de los focos más importantes de la Europa de los años 30.

Los registros del archivo se van catalogando, y ampliando con nuevas adquisición hasta llegar actualmente a unos 5.405.000. Objetos, poemas y libros, que con tanto empeño y eficacia guardó Josefina Manresa durante décadas, pasando alguna que otra calamidad económica, antes que malvenderlo a quienes se interesaron por razones espurias. “Este libro son las memorias de Miguel pero a la vez lo son de Josefina, y ninguno de los dos se comprende sin el otro. Un libro necesario para entender en plenitud al tantas veces maestro de poetas y maestro de la vida, para los jóvenes. Miguel  Hernández es un poeta descomunal e irrepetible, que tuvo una vida intensa, con una infancia dura, un padre machista e insensible a la afición de su hijo por la poesía, y el estallido de una guerra, que le dio la fama mientras le quitaba la vida.

HOMENAJES

En el Museo Zabaleta-Miguel Hernández en Quesada, Jaén, se realizó una de las primeras actividades conmemorativas del centenario, la conferencia impartida por el profesor Joan Pamies  "Josefina Manresa, la musa comprometida". Y el viernes 16 de abril, el mismo Pamies, junto a Lucia Izquierdo, el actor Juan Díaz,  y el cantaor Manuel Gerena, harían de Madrid una fiesta hernandiana, en el Foro. Ribera de Curtidores, 37.

lunes, 2 de mayo de 2016

Monumento a Miguel Hernández 1978. En el Diputación de Alicante

Palmeral ante la escultura dedicada a Miguel Hernández de Pepe Carbonells, en los jardines de la Diputación de Alicante, 2 de mayo 20116.

sábado, 30 de abril de 2016

AMIGOS DE RAMÓN SIJÉ Y MIGUEL HERNÁNDEZ

AMIGOS DE RAMÓN SIJÉ Y MIGUEL HERNÁNDEZ
 
 

José Marín Gutiérrez, - Ramón Sijé-, (Orihuela, 1913-1935), se vio rodeado de grandes y buenos amigos. Amigos que también lo fueron de Miguel Hernández.
 
Orihuela, es una ciudad, que, entre otras cosas, puede decirse que es “tertuliana”, esto es de personas amantes de la tertulia, entendida esta, conforme la define el Diccionario Ideológico de la Lengua española de Don Julio Casares, como “reunión de personas que se juntan habitualmente para conversar amigablemente o para algún pasatiempo honesto”. Y estas tertulias oriolanas, por tradición, no solamente lo eran o fueron, digamos en lugares públicos o locales para tomar café, sino también en forma, de algún modo peripatética, esto es paseando formando grupos de amigos, como en la famosa “vuelta a los puentes”, bajo el gris de la noche, de la que ya tuve ocasión de referirme en mi biografía  “Ramón Sijé, Semblanza”.
 
Como contrapunto a la llamada “Tertulia de la Tahona”, de Carlos Fenoll, José Luis Ferrís, el más completo biógrafo de Miguel Hernández, (“Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta”, Ediciones Temas de Hoy, S.A., Madrid, primera edición, año 2002), nos refiere la tertulia del Hotel Palace de Orihuela, “a la que si asistía con cierta asiduidad José Marín y en la que era frecuente encontrar otros, al juez Don José Olmedo Almeida, Juan Bellod, Mariano Cremades, Augusto Pescador, José Mª Pina, Placido Gilabert y Tomas López Galindo” (pág. 74).
 
En otro lugar  de su libro, José Luis Ferrís, nos dirá, cuando se promovió la colocación de un busto a Gabriel Miro en la Glorieta de Orihuela, como homenaje al mismo, que “Al parecer, la idea de dicho homenaje se acabó de gestar en la tertulia del Hotel Palace de Orihuela, donde se reunían Sijé, Juan Bellod, Mariano Cremades, Tomas López Galindo, Placido Gilabert, Augusto Pescador, el juez Olmedo, José María Pina y Alfredo Serna, cuando su trabajo en Madrid se lo permitía” (pág. 131).
 
Yo he conocido a mas de uno de estos señores, amigos por otra parte de mi tío José Calvet, y de mi padre Julio Calvet, pero con quien sin duda he tenido mayor trato, amistad, y cariño ha sido con Don Mariano Cremades Olmos.
 
Yo no tendría palabras para describir a Don Mariano. No he conocido Señor, y lo digo así, Señor, más bueno, más honrado, más simpático, mas cariñoso, más querido por todos los que le conocieron, y también mas oriolano que él. Sobrino del Canónigo Olmos; y primo hermano de Don José María Olmos Cárceles, (oriolano, que fue del Cuerpo Jurídico Militar, Notario y Registrador de la Propiedad, y que escribiera un artículo, “Un aspecto de Sijé”, en el Semanario “Acción”, de 30/12/1935, en homenaje al amigo muerto), casó con Doña Carmela Casinello Campos, hija del Ilustrísimo Señor Don Indalecio Casinello López, que fuera Abogado y Secretario de la Sala Primera del Tribunal Supremo, quien tuvo casa en Orihuela, y cuyo edificio, hoy, es conocido como la “casa Casinello”, y hermana de quien fuera ilustre Abogado de Orihuela, Don Indalecio Casinello Campos.
 
Don Mariano Cremades Olmos, nacido en Orihuela el día 8 de diciembre de 1912, perteneció a la Carrera Judicial con la Categoría de Magistrado, prestando sus servicios judiciales, largos  años en la Ciudad de Murcia, y mereció ser condecorado con la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort al mérito en la Justicia.
 
Siempre lo tengo en mi recuerdo, pues no en vano, me acompañó al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de La Roda, (Albacete), mi primer destino como Secretario de dicho Juzgado, allá por el año 1971, en mi toma de posesión, poniéndome la toga de Secretario, y años más tarde acompañándome también al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número Dos de Orihuela, mi primer destino como Magistrado Juez de dicho Juzgado, en el año  1990, para ponerme también allí, la toga de Magistrado.
 
Don Mariano fue así, para mí, como un gran apoyo ante la falta de mi padre, fallecido prematuramente, antes de aquellas situaciones, cuya  ausencia llenó con su cariño y gran categoría este gran hombre.
 
Y Don Mariano Cremades, perteneció a aquella generación de oriolanos que conoció a Sijé y a Miguel Hernández. Respecto de Miguel, el propio Ferris en su indicada biografía nos relata como Don Mariano, pasó, seguro, por una amarga situación.
 
Nos dice en la página 489 del libro, y en el ultimo capitulo tras el epígrafe, “El Sueño Vulnerado”: “La contrastada realidad, en toda su extensión, se ajusta únicamente a la soledad de un hombre que supo esperar, hasta el ultimo momento, la gran promesa que fue para él la vida; una criatura atravesada por un rotundo amor hacia las cosas que vio con entera amargura cómo se vulneraban cada uno de sus sueños; un hombre generoso que no recibió mayor pago que la inclemente maza del desamor y la impiedad. Ni tan siquiera su padre, a quién visitaron al día siguiente de ser enterrado sus viejos compañeros Eladio Belda, Mariano Cremades y Justino Marín para darle la triste noticia, tuvo mejores palabras hacia  su memoria que aquellas que pronunció en la puerta de su casa: “Él se lo ha buscado”.
 
Mariano Cremades Olmos, amigo de Ramón Sijé, y “viejo compañero” de Miguel Hernández.
 
María del Carmen Cremades Casinello, es hija de Don Mariano. Catedrática de Lengua francesa y amiga mía desde la infancia. Le he pedido me refiera lo que oyó decir a su padre a propósito de su amistad y relación con José Marín,  pues además de amigos, tengo constancia de que también fueron compañeros de carrera, pues ambos estudiaron la Licenciatura en Derecho, como alumnos libres, en una academia de Orihuela, yendo a examinarse a Murcia, donde ambos la terminaron.
 
Y María del Carmen, gentilmente  me ha enviado una carta manuscrita, que transcribo literalmente:
 
“Mariano Cremades Olmos. Fecha de nacimiento 8 diciembre 1912. No sabemos si coincide con Ramón Sijé en el Colegio de Santo Domingo. Coincide con él en una academia que preparaba a los chicos que se examinaban como alumnos libres en la Facultad de Derecho de Murcia. Al cerrar la academia (desconocemos la fecha), mi padre comenta con Ramón Sijé la dificultad que le supone el cierre para continuar con sus estudios de Derecho y su decisión de abandonar la carrera. Ramón Sijé le propone entonces preparar los exámenes juntos y venir a Murcia a examinarse. A mi padre le imponía la asignatura de “Filosofía del Derecho”  y nos comentaba la preclara inteligencia de su amigo, que le ayudaba a desentrañar los entresijos de tal materia. Todas las tardes acudía a casa de Pepito Marín a estudiar y allí coincidía a veces con Miguel Hernández, que esperaba que terminaran de estudiar; mi padre se marchaba, y ellos se dedicaban a sus quehaceres literarios. Espero que te sirva de algo; esta anécdota la contaba mi padre muchas veces y añadía que Ramón Sijé se había  “muerto de listo”, un diagnóstico poco científico, pero que él subrayaba con un tono de admiración tremenda. Un abrazo. M. Carmen”.
 
Mariano Cremades Olmos, tertuliano, amigo y hasta alumno de Sijé.  Cuantas veces en la vida, lamenta uno, no haber tenido ocasión de haber aprovechado para conversar “de tantas cosas”,  con personas, a las que luego de mayor se admiran. Como es este mi caso respecto de Pepito Marín, y también de Don Mariano Cremades. Pero es que siempre, la edad va por delante de los hechos del pasado, y solo es luego de mayor, cuando te reencuentras  con el perdido recuerdo, sin  poder ya remediarlo.
 
 
 
Por la transcripción y notas
JULIO CALVET BOTELLA

(Publicado en la revista de Fiesta de Moros y Cristianos de Orihuela, 2013)

 
 
                            Homenaje a Ramón Sijé en el centenario de su nacimiento

Introducción a la Elegia a Ramón Sijé de Miguel Hernández










 Introducción a la Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández  
    (En el 70 aniversario de la muerte de Ramón).

                 Por Ramón Fernández Palmeral




    Cuando se va a cumplir el 70 aniversario de la muerte de Ramón Sijé, creo que es oportuno analizar la Elegía, que le dedicó Miguel, joya de la literatura española. 

     La «Elegía a Ramón Sijé» es un poema de remordimiento y de reconciliación espiritual donde Miguel Hernández, como bien apuntó José Muñoz Garrigós (Ínsula nº 544, pág. 3) «reconoce su deuda, imposible de pagar». En 1935 Miguel había entrado en el círculo de la «poesía sin pureza» de Pablo Neruda y consideraba la amistad con Ramón Sijé  un «lastres» en su proyección poética, de aquí su ruptura.
      Pero la prematura muerte de Sijé impidió la posible reconciliación futura entre ambos amigos, de aquí surge y siento más tu muerte que mi vida (verso 15 de la Elegía), ya que el poeta no pudo reparar su deuda con Sijé por cuanto le debía y había ayudado en sus primeros tiempos poéticos, y además le ayudó a buscar editor en Murcia para publicar Perito en lunas (1933), cuyo prólogo es de Sijé.   Además Ramón Sijé dio una conferencia en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933, titulada El sentido de la danza. Desarrollo de un problema barroco en “Perito en lunas”, de Miguel Hernández Giner, cuyo texto íntegro se desconoce. (Comentado por el profesor José Muñoz Garrigós, “Los cuadernos del 27”, Murcia, 1987).  Dieron noticias de este acto Vicente Ramos-Manuel Molina en su libro Miguel Hernández en Alicante, Edición “Ifach” 1976 (p.37). Más los poemas que Ramón le publicó a Miguel en todos los números de la revista El Gallo Crisis.  Por ello mi afirmación de la deuda que Miguel tenía con Ramón Sijé.

      Ramón Sijé (un anagrama del nombre y del primer apellido) es el seudónimo de José Ramón Marín Gutiérrez nació en Orihuela el 16 de noviembre de 1913, a las 6 de la tarde, tuvo dos hermanos Justino (Gabriel Sijé) y Mariola. Estudió Derecho en Murcia, fue Premio Extraordinario de Licenciatura. Aunque Miguel Hernández y Ramón debían conocerse de vista, su relación se estrechó con la presentación de la revista Voluntad fundada por Sijé el 15 de marzo de 1930. Fundó y dirigió más tarde la revista neocatólica El Gallo Crisis que duró un año. Escribió La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas (1935), inédito hasta 1973, editado por el Instituto de Estudios Alicantinos, así como múltiples artículos y un ensayo Oleza, pasional natividad estética de Gabriel Miró, publicado en varios números de Diario “República” de Cartagena, y más tarde en Cuadernos de  la revista “Batarro” nº 1 de Albox (Almería), 1990, edición de José A. Sáez Fernández.
      Esta «Elegía» se compuso precipitadamente a la muerte de su amigo      ocurrida el 24 de diciembre 1935, contaba 22 años, a causa de una septicemia al corazón.  Miguel se hallaba en Madrid cuando se enteró del luctuoso hecho por Vicente Aleixandre el 26 de diciembre, que lo había leído en una noticia de El Sol y, seguidamente escribió esta famosa elegía en tan sólo 15 días, una de las más conmovedoras de la lengua española. No escribió a los padres de Sijé hasta el 14 de enero del año siguiente, Miguel leyó una alocución, encaramado a una escalera, en Orihuela  el 14 de abril de 1936, al descubrir una placa en la plaza que se le dedicó a Ramón Sijé:
    «Quisiera que estas piedras y esta plaza llevaran para siempre el nombre que les ha sido impuesto: Ramón Sijé.  Bajo el sonido de este nombre se me ha ido un compañero del alma, y Orihuela ha perdido su más hondo escritor y su más despejado y varonil hombre…» (pág. 311. Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. José Luis Ferris).

       A raíz de su publicación en el número de diciembre de la Revista Occidente junto a seis sonetos más a petición de José Ortega y Gasset, antes de ser incluido en el libro definitivo de El rayo que no cesa (24 enero 1936), llamaron la atención del dulcísimo Juan Ramón Jiménez que escribió en su «encasillada torre» -expresión de Arturo del Hoyo-  Con la inmensa mayoría del diario El Sol, febrero del 1936:   

«...En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía [g] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la “poesía pura” deben buscar y leer estos poemas...»

         El rayo que no cesa se encontraba en la imprenta de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez cuando Miguel pidió que la incluyera en el libro, y es la antepenúltima composición, la número 29 del libro, queda antes del soneto final, puesto  que  el libro salió el 24 de enero de 36.  Tomando las notas de Agustín Sánchez  Vidal, en estudio y prólogo del libro Perito en lunas. El rayo que no cesa, (pág. 180). nos dice:

      «Sigo la primera edición (al igual que Losada). Cossío, sin embargo, sigue la aparecida en Revista Occidente, agrupando, en consecuencia, los tercetos 12 y 13 en una sola estrofa, e igualmente los tercetos 14 y 15 en otra; también, pone coma al final del verso 26, que suprimo siguiendo la primera edición».

      Se dice que Miguel cabalga sobre el surrealismo.
      Hemos de detenernos en la dedicatoria. En la edición de Losada con prólogo de José María Ballcels, escribe: ...a quien tanto quería. En la de Agustín Sánchez Vidal y otras sucesivas aparece “con quien tanto quería”. Que en el original aparece con la preposición “con”, y el significado, a pesar de que lo han explicado otros autores, que no son imprescindibles citar, por ser obvio, que cuando el poeta escribe “con quien tanto quería”, nos hace una bisemia o juego de dos significados entre: “con quien tanto compartía” y “tanto quería”. Recursos estilísticos o juegos que ya había empleado Miguel en la octava real III, o acertijo del toro, de Perito en lunas, con “luna y cuarto de la tarde”.  Entre cuarto de hora y cuarto  de luna. 



    Simbología.- La cosmovisión poética de Miguel, es la de un mundo rural, donde se había criado y educado, un pueblo en la huerta del río Segura, un pueblo de luz mediterránea y católico. Influido por el mundo literario de Gabriel Miró a quien organizaron un homenaje.
    La «Elegía» se compone de 15 tercetos en endecasílabos y un serventesio final, en los que se aprecian diferentes estados de ánimo del poeta que evoluciona hacia una locura o éxtasis místico momentáneo, o una catarsis, para anunciar el deseo de que el amigo vuelva para encontrarse de nuevo en su huerto y en su higuera, en las «aladas almas de las rosas del almendro», ese es el lugar las flores que han tomado forma humanas con alma como la idea tomista de que el hombre se compone de cuerpo y de alma.
    Por ello empieza: Yo quiero ser llorando el hortelano... El poeta quiere ser el eterno hortelano de la parcela o sepultura donde está enterrado su amigo. Y no quiere ser el hortelano por unas horas, sino eterno, ya que dice y estercolas, evidentemente, hasta que su cuerpo se descomponga como el estiércol, elementos de los corrales de las cabras, sometido a cambios de temperatura y estados, porque el estiércol es un órgano vivo, que alimenta a las plastas a través de su riqueza mineral y temperaturas. 
    La segunda estrofa: Alimentando lluvias, caracolas / y órganos mi dolor sin instrumento...   Se refiere a que el cadáver de su amigo sepultado será objeto de las tormentas que caigan sobre su tierra-tumba, la caracola es una concha marina que de antaño se usaba para llamar a los peones del campo a la comida, de hecho García Lorca usa este nombre muy frecuente.  «ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino», en una estrofa de “La casada infiel”. En órganos mi dolor sin instrumento, se refiere, creo, a instrumentos musicales de una iglesia, como música religiosa que nos elevan a un estado celestial. Quiere decir que ya no habrá órganos celestiales, de iglesias que le resuciten.  Invito a averiguar, si Ramón Sijé tocaba el órgano en alguna iglesia.   
    A las desalentadas amapolas, en evidente que las flores silvestres de los cementerios son las amapolas que se comerán a través de la savia el corazón de su amigo: daré tu corazón por alimento. Aquí encontramos cómo el corazón del amigo servirá de alimento-estiércol para las raíces de las amapolas del cementerio. 


    Significaciones.- Son numerosos los estudios dedicados a la «Elegía», sin embargo, uno de los que más se acerca y he podido leer es el de Noelia Bueno Gómez, en las Actas del II Congreso Internacional «Presencia y futuro de Miguel Hernández (pág.567-582). Aquí, Noelia, estudiante de Filosofía de la Universidad de Oviedo, acierta en sus múltiples conclusiones, sobre las reflexiones hernandianas en relación a la muerte, «el dolor que se vuelve incontrolable, la lucha interna para aceptarlo, la inmortalidad en la naturaleza, y el bellísimo canto a la amistad». Va más allá al darse cuenta la autora que es una convocación para un reencuentro en el paraíso que era le huerto y la higuera en casa de los padres del poeta en Orihuela.
   La «Elegía» se compone de 15 tercetos encadenados y un serventesio final. Los seis primeros de turbación personal que aparecen en primera persona demostrados un gran dolor por la pérdida tan temprana del amigo, «muerte violeta por  no ser rapidez,  por no ser esperada y menos tratándose de una muerte en plena juventud».
   Del séptimo al undécimo de un «dolor insoportable, una increpación a la muerte que ha volado demasiado pronto». Donde el poeta no perdona a la muerte que se ha enamorado del joven, que no ha atendido a una vida larga, y no perdona a la tierra ni a la nada, en una idea de la tierra como madre y a la nada como el cosmos. Tanta rabia tiene que puede levantar «tormentas/ de piedras, rayos y hachas estridente» con sus manos, puede levanta pirámides si cabe por la tremenda fuerza que le da el dolor. Luego quiere desenterrar al amigo, con ese «…escarbar la tierra con los dientes» , socavar la tierra como sea, y aparta la tierra, y encontrar el cadáver, y besar la noble clavera como Hamlet con el cráneo de Yago, y se preguntó serenamente con flema anglosajona sobre «el ser o no». Pero el poeta aquí no tiene tiempo para la reflexiones filosóficas, sino que quiere actuar para cumplir la promesa que se habían hecho, años atrás, de que cada uno cavaría la sepultura del otro, según Jesús Poveda, de aquí ese «desamordazarte y regresarte» ya estudiado por Agustín Sánchez Vidal.
     Los tercetos doce al quince, idealiza un regreso, un regreso espiritual, convertido en ángel o como abejas que liban las flores del cementerio. Un regreso al huerto convertido en paraíso idílico en el recuerdo del pasado. Las abejas liban las flores que están en contacto con la tierra y esa tierra forma parte del cuerpo de su amigo. «Pajareará tu alma colmenera», no es más que volará tu alma ya de abeja, tu sangre está ya en las abejas. Porque la muerte no es el final, sino un camino a la inmortalidad, si no ha nacido jamás podrás ser inmortal y Sijé, que tenía miedo a la muerte deseaba ser inmortal.
    Cuando regreses y yo te vea, se alegrarán mis ojos, situados precisamente  «en la sombra de mis cejas». Sabida de la religiosidad de Sijé, Miguel usa palabras religiosas como aladas, angélicas, alma.  En el serventesio, Noelia Bueno, ve en las «almas de las rosas», una visión «panteísta: vive el alma del amigo en las almas de las flores». Libre son las interpretaciones, sin embargo, se puede apuntar que las rosas son ángeles alados con formas de rosas, quizás fantasma, y estas rosas son las flores blancas del almendro de nata, y este es el lugar de la cita, te requiero en las almas de las rosas, nos veremos en el otro mundo como almas hermanas, que es lo que significa compañero del alma: hermanos del alma, más que compañeros, porque lo de compañero más la dedicatoria «con quien tanto quería», ha dado mucho que hablar entre tirios y troyanos.
    

     Mis interpretaciones y consideraciones.-  Esta «Elegía» es una de las que yo llevo en mi repertorio como rapsoda, a veces, y la experiencia me ha demostrado que ciertos ritmos, para ser recitados necesitan de algunas puntualizaciones y arreglos técnicos.
     Para recitarla la hemos agrupados por contenidos, es decir, no divida necesariamente en tercetos.  Como sucede  en el segundo terceto, al cual le he unido el verso 7, y por lo tanto se convierte en un cuarteto abab. Y el siguiente terceto queda como un pareado, que es en realidad lo que es. Miguel estaba muy preocupado por el metro en sus poemas, quería la perfección y prefirió sacrificar el contenido ante lo estético,  muy discutido hoy por los poetas actuales, que hemos abandonado la rima y los metros a favor del contenido.
                                          Alimentando lluvias...
    En el terceto quinto, he agregado una coma tras la “y” del último verso, y nos queda [y, siento más tu muerte que mi vida].
    Con el terceto 12 y 13 he hecho lo mismo que con el anterior convertido en un cuarteto y en un pareado... queda así:
                                          Volverás a mi huerto...
    El terceto 11, que acaba con el verso y desamordazarte y regresarte, ha dado origen a comentarios sobre la locura de Miguel, puesto que está decidido a desenterrar el cuerpo del amigo fallecido para besarle la noble calavera.
     Más adelante hay una ensoñación o un recuerdo de cuando ambos meditaban en su huerto bajo la famosa higuera que todavía se puede ver en la casa de la calle de Arriba. El terceto 15 lo resumo como que el recuerdo alegrará sus ojos y tu sangre dulce será disputada entre él (el poeta) contra su novia que habrán acudido sobre tu tumba a llorar y las abejas a libar el néctar  de las amapolas a las que, ya el poeta dio su corazón por alimento.
     El serventesio final, creo entender que cita o requiere  al alma de su amigo en las flores-rosas del almendro de nata-florecido, para hablar de muchas cosas de las que debieron hablar y no hablaron. Firma con la fecha 10 de enero de 1936, fecha en que debió darlo por acabado.
     La ilustración representa a unas grandes amapolas alimentándose del corazón de Ramón Sijé, y las raíces de estas abrazan la cruz iluminada de su tumba, que siempre estará encendida en la inmortalidad de esta incomparable elegía, hija de la inspiración y no del trabajo ni de la  arquitectura poética…

Ramón Fernández 2005