por Salvador Ramallos Ros

La
vida y la obra de Miguel Hernández están caracterizadas por su
compromiso social y político que de forma gradual, irá aumentando
conforme se sucedieron en la década de los años 30 tanto situaciones
personales del autor como hechos históricos en España.
Miguel Hernández nace en una familia humilde que vive del campo y en
la que recibe una educación católica. En su orientación literaria jugó
un papel muy importante su amigo Ramón Sijé, que junto la citada
educación religiosa le llevaron a una tendencia literaria clasista, es
decir, a una obra marcada por una ferviente fe religiosa, como vemos en
el hecho de que su primera obra de teatro fuera un auto sacramental. En
ésta primera época, Miguel Hernández se caracteriza por una actitud
conservadora y conformista, expresando que la manera de llegar a Dios es
a través del trabajo, y critica las acciones revolucionarias campesinas
y obreras. Esta tendencia queda reflejada en su poesía en las obras
“Perito en Lunas”, en “Imagen de tus huellas” y sobre todo en los poemas
sueltos que escribe hasta la primera mitad de la década de los 30.
Éstos son poemas con temas clásicos tratados de éste modo, como son la
naturaleza, la muerte, el amor y el odio, temas que vemos en poemas como
“
Lagarto, mosca, grillo…” o en
“Un carnívoro cuchillo”
Pero con la llegada de la República, esta tendencia conservadora
empieza a cambiar. Miguel Hernández comienza a pensar en el más débil,
en el obrero, y busca una mejor calidad de vida del más débil a través
de la alfabetización, de la enseñanza. Este es el primer compromiso
social de Miguel Hernández, que mantendrá hasta su muerte. Buscará
llegar al obrero y culturizarlo a través de una poesía sencilla, de modo
que éste lo entienda y piense sobre su vida. Es una poesía dirigida,
como el propio Hernández indica,
“para la inmensa mayoría”[1];
será a partir de éste momento cuando comience la poesía social del
poeta. Este cambio de mentalidad se verá muy influenciado por la crisis
religiosa que sufre en este momento. Esta época de tránsito la veremos
reflejada en la obra “El rayo que no cesa”, siendo el mejor ejemplo el
poema suelto “Sonreídme”, donde el autor se aparta de las creencias
religiosas
[2] a las que ha estado sujeto desde su juventud.
Ya con posterioridad a influencia de Alberti y Neruda, jugará un
papel muy importante en la evolución política de Miguel Hernández, que,
impulsado por los hechos que acontecen a la segunda mitad de los años
30, pasará a una actitud en la que busca defender y dignificar al hombre
del campo, buscando concienciarlo de sus derechos y alentarle a
conseguirlos. En ésta actitud el origen humilde y campesino de Miguel
Hernández jugará un papel muy importante, utilizando incluso en su
poesía experiencias para denunciar la situación del hombre del campo. Es
precisamente en éste momento y sumido en el contexto histórico, cuando
comienza el compromiso político de Miguel Hernández. Compromiso en el
que Miguel Hernández no busca poder o un cargo político, sino conseguir
la dignidad de los más débiles a través de la denuncia social por medio
de la poesía.
En el momento en el que estalla la Guerra Civil, el poeta se decanta
por el bando republicano, que es el que se identifica con los pobres.
Miguel Hernández consideraba su poesía como arma para conseguir esa
dignificación del más débil, por lo que elaborará una poesía de guerra,
es decir, de aliento y propaganda a su causa. Por lo tanto vemos que su
mayor compromiso político y social tiene dos detonantes: uno personal,
como es la amistad de otros autores como Neruda o Alberti, y otro
histórico, que es el comienzo de la Guerra Civil. Sus dos obras más
significativas en el aspecto social y político pertenecen a ésta época:
“Vientos del pueblo” y “El hombre acecha”. La primera se escribe a
comienzos de la guerra, y la segunda a finales, por lo que son dos obras
con una actitud muy diferente por parte del autor. Es la poesía
“impura”, alejada de las vanguardias y asentada en el surrealismo.
En la primera obra poética, Miguel Hernández toma una actitud
luchadora y alentadora, con optimismo en la victoria y alentando a los
obreros a luchar contra las personas que les aprisionan y explotan
[3].
Miguel Hernández se siente pueblo, y como él, luchará desde las
trincheras por sus derechos. Es una poesía comprometida con la búsqueda
de la libertad, y que exalta la figura de la patria. Trata de transmitir
valentía a los soldados, utilizando lo que él considera su mejor arma:
la palabra. Los obreros podrán morir en la guerra, pero morirán con el
valor que Miguel Hernández ha buscado desde un principio que consigan:
la dignidad
[4].
El poeta pasará a la figura plural, la figura del nosotros, con el fin
de arengar a sus compañeros y los incite a luchar por los valores de la
solidaridad. Para reflejar este compromiso social y político, Miguel
Hernández empleará símbolos del obrero, como es el trabajo, la sangre o
el sudor
[5],
y utilizará otros como el martillo para incitar a la lucha en busca de
los valores comentados y, sobre todo, de la libertad del pueblo llano
[6].
Utilizará una forma sencilla para llegar a todo el pueblo. Finalmente
el poeta luchará por conseguir una España en la que todo el mundo tenga
los mismos derechos para las siguientes generaciones y así lo dejará
reflejado en ambas obras.
En la segunda obra citada, el poeta refleja una actitud pesimista y
desalentadora, debido al momento en el que la escribe, ya en las últimas
fases de la guerra. Lamenta el amor hacia la patria con la inminente
derrota en la guerra
[7].
En esta obra veremos la frustración del autor, expresando lo más íntimo
de él mismo, de su identidad, marcando el destino de la muerte por las
consecuencias de la guerra. Pero Miguel Hernández mantendrá una pequeña
esperanza en la victoria a través del amor a su país, intentando negar
la derrota total
[8].
Por lo tanto, vemos que el fuerte compromiso social de Miguel
Hernández tiene, desde que abandona la motivación religiosa, una faceta
cultural hacia el obrero. Mientras tanto, su compromiso político se une
con su compromiso social, en la lucha por conseguir la dignidad, la
libertad y los derechos de todos los trabajadores de España. Ambos
compromisos, como hemos visto, están muy influenciados por los motivos
personales del autor y sobre todo por los hechos políticos que
caracterizan la época.
BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA PARA LAS CITAS
-Riquelme, Jesucristo.
Miguel Hernández, un poeta para espíritus jóvenes. Editorial Ecir. 1ª edición. Año 2009
[1] Ramón Jiménez predicaba una poesía “
para la inmensa minoría” teniendo ambos autores el mismo objetivo.
[2] “Vengo
muy satisfecho de librarme De la serpiente de las múltiples cúpulas, la
serpiente escamada de casullas y cálices (…) Vengo muy dolorido de
aquel infierno de incensarios locos, De aquella boba gloria: sonreídme
(…) Me libre de los templos: sonreídme”. Poema: Sonreídme
[3] “Aceituneros
altivos, Decidme en el alma: ¿quién Amamantó los olivos? Vuestra
sangre, vuestra vida, No la del explotador Que se enriqueció en la
herida Generosa del sudor. No la del terrateniente Que os sepultó en la
pobreza, Que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza (…) Jaén,
levántate brava Sobre tus piedras lunares, No vayas a ser esclava Con
todos tus olivares. Dentro de la claridad Del aceite y sus aromas,
Indican tu libertad La libertad de tus lomas” Poema: Aceituneros Obra: Vientos del pueblo
[4] “Si
me muero, que me muera Con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces
muerto, La boca contra la grama.(…) Cantando espero a la muerte, Que hay
ruiseñores que catan Encima de los fusiles Y en medio de las batallas” Poema: Vientos del pueblo
O.c
[5] “¿quién levantó los olivos? No los levantó la nada, Ni el dinero, ni el señor, Sino la tierra callada, El trabajo y el sudor” Poema: Aceituneros O.c
[6] “Es preciso matar para seguir viviendo” Poema: Canción del esposo soldado O.c
[7] “Hoy el amor es muerte, Y el hombre acecha al hombre” Poema: Canción primera Obra: El hombre acecha
[8] “
El odio se amortigua Detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza” Poema: Canción última Obra: El hombre acecha