Miguel Hernández en primer plano, detrás César Vallejo, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados. Valencia julio de 1937
Por Ramón Fernández Palmeral
Página: Poetas sin frontera
El
"Romancero gitano" (1928) editado en Revista de Occidente, de Federico
García Lorca tuvo tal éxito en la época y era tan recitado en todos los
foros de la poesía que fue tomado como modelo a
seguir por el Frente Popular. Aunque la tradición del romance épico es
legentaria en España desde la Edad Media como el "Romance de Antequera" del siglo XV, anónimo. Por ello, hemos de tomar el
"Romancero gitano" como una anticipación a los romanceros
publicados durante la guerra civil, por ambos bandos, que toma un estilo
más libre y donde pierde la rima de los pares. Con esta urgencia de
publicar inmediatamente - quedaron en llamarla poesía urgente o de
guerra- nacen múltiples revistas, entre ellas la de la sección de
publicaciones como "El
Mono Azul", un nombre que nos recuerda a otro muy similar, "El
Caballo Verde", la revista de Pablo Neruda y del malagueño Manuel
Altolaguirre como editor. El "Romancero de la guerra civil
española" se publicó en 1936, por la Sección de publicaciones del
Ministerio de Instrucción Pública de la República. Autores
colaboradores: Altolaguirre, Varela, Aleixandre, Beltrán Logroño,
Herrera
Petere, Pérez Infante, Mariano G. Fernández, Pedro Garfias, José
Bergamín, Rafael Alberti, Dieste,
García Luque, Plá y Beltrán, Pardos, Miguel Hernández, Bodas, Antonio
Aparicio, Serrano Plaja, Ramón Gaya, Felipe Ruanova, Quiroga Plá.
También se editará por Ediciones Españolas (Madrid-valencia
1937) "Poetas de la España Leal", por los autores que se habían
trasladado de Madrid a Valencia: Antonio Machado, Rafael Alberti, Manuel
Altolaguirre, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández,
León Felipe, José Moreno Villa, Emilio Prados, Arturo Serrano Playa y
Lorenzo Varela. Otro libro con menos entidad Versos en la Guerra con
prólogo de Carlos Scheneider en Alicante, con los autores:
Miguel Hernández, Gabriel Baldrich, Leopoldo Urritia con ilustraciones
de dibujantes alicantinos. Otras importantes publicaciones fueron "Hora
de España", "Romances de Guerra" (Santander),
"Cantos de amor en la guerra" (Valladolid), "Poesía Española", "El
miliciano gallego", "El Altavoz de Frente", "Acero" (Nonóvar)..., y
varios cancioneros.
Para recopilar toda la poesía de la guerra civil podemos consultar el
libro de César de Vicente Hernando, en Akal Nuestros Clásicos, Poesía
de la guerra civil española (1936- 1939). También "El
hombre acecha como eje de la poesía de guerra" del que soy autor,
Editorial Palmeral(Alicante).
Ya en tiempos previos a la II República española se abrió un periodo
de un teatro social que García Lorca llevó con "La Barraca", por toda
España, retomando obras cervantinas que recordarán la
identidad del perdido imperio español como una nueva forma de
romanticismo o de la llorada Generación del 98, en nuestro
Azorín,principalmente. Un teatro social como "Bodas de Sangre" (1932).
Margarita Xirgú era la actriz de teatro favorita de Lorca. Es también
Rafael Alberti y Mª Teresa León con "El cerco Numancia" quienes entraron
en la dinámica de la perdida identidad española, en
lafigura de Cervantes. Nuestro Miguel Hernández escribe pero no estrena
su obra como
"Los hijos de la piedra" (1935) y "El labrador de más aire"(1936).
Durante la guerra civil, la mayoría de los intelectuales agrupados en la
Alianza de Intelectuales Antifascistas se unieron al
lado de la República. García Lorca fue uno de las primeras víctimas o
sacrificios costosos a la política fascista de la guerra y posguerra,
que fue fusilado el 19 de agosto de 1936, en Víznar
Granada, acusado de
espía soviético según Ian Ginson. Y que al asesinato del de Fuente
Vaqueros, casi todos los poetas de la época le dedicaron poemas y
romances.
El romancero en la guerra civil, se toma como una forma de propaganda
para levantar la moral del pueblo y de los soldados en el frente. Se
editaron romanceros con la colaboración de diferentes
autores. "El romancero de la guerra civil...”, como escribe
Concepción Galindo en su artículo «El Romancero del 36 (Revista Xaloc nº
39, 2005, El Campello): «Dentro de este abudantísimo
acervo poético destaca la aparición del nuevo Romance. Con un lenguaje
directo, poco elaborado, en muchos casos, nos expresan sus temas: Los
objetivos del Frente Popular, los males que obstaculizan
el camino de la nueva España, los movimientos de masas, las resistencias
desesperadas en los frentes, la defensa de Madrid...».
El arte experimenta un cambio hacia una realidad social como medio de
comunicación, educación y participación de un pueblo español, que venía
dormido en los brazos de la religión cristiana,
domadora de cualquier innovación, y sí mucha resignación imbuida en el
atraso de quedarse quietos y dejarlo todo en la fe y en manos de la
voluntad de Dios en la manida frase: “que sea lo que Dios
quiera”. Por ello el realismo socialista entra con tantas ganas de
cambiarlo todo, y despertar mentes cerradas.
En el "Romancero gitano", García Lorca, quiere culminar el
antagonismo existente entre los gitanos y la Guardia Civil(tema poco
literario y tabú). Entre leyenda y realidad de un pasado, en el que
se persiguen a los gitanos, que históricamente tenían fama de rufianes,
ladrones y nómadas..., perseguidos desde la pragmática de los Reyes
Católicos. Lorca adjudica a los llamados popularmente
«civiles» rango épico en sentido antagonista, minotauro, caballo de
Troya, pintado con fusiles y sables, cabalgando de noche, con caballos
negros y charoles negros en la cabeza, con almas negras.
Alude a ellos desde el plano mítico de una realidad costumbrista
andaluza. Lorca huye de las imágenes poéticas conocidas, manidas, de lo
fácil, de lo común, y desde un mundo
surrealista, onírico y vanguardista arriesga mucho, y el resultado
está a la vista, un choque de imágenes. En definitiva las imágenes
residen en la mente, Que te busquen en mi frente, (verso 123
del Romance de la Guardia Civil española), donde Lorca resume su obra.
Lo que quiere decirnos es que busquemos en su frente/mente/cabeza el
concepto de sus palabras, poemas, intenciones, porque Lorca
se nos materializa a través de sus sueños puestos en símbolos más que en
palabras que evocan recuerdos, miedos y situaciones.
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