Nadie
duda de que el poeta cabrero de Orihuela escribió una de las obras
cumbres de la poesía universal, ni de que sus versos llegan al pueblo
por su enorme fuerza expresiva al calor de sus grandes temas como la
vida, el amor y la muerte. Joan Manuel Serrat, Jarcha o el cantaor
Enrique Morente pusieron música a los versos del juglar de la guerra,
el militante comunista, amante esposo y tierno padre de un primer hijo
que murió y un segundo que le alegró la amarga cárcel, camino de una
muerte negra.
Hace unos días se presentó la obra 'Miguel
Hernández y Cartagena', coordinada por Francisco J. Franco y Joaquín
Jareño, en colaboración con la Fundación Cultural Miguel Hernández de
Orihuela. Los versos apasionados e impetuosos del poeta han caído en la
fértil tierra de Cartagena, donde han fructificado los valores que
promueve el Instituto Ben Arabí, tal y como recoge su proyecto
educativo. Este centro otorga el premio Jacinto Alcaraz Mellado a la
Solidaridad, la Tolerancia y la Convivencia.
Este instituto ha
organizado visitas anuales a la Casa Museo del poeta en Orihuela y
diversas actividades encaminadas a conocer su obra. Como señaló en la
introducción el propio Franco, profesor de Historia, y Francisco
Martínez Muñoz, inspector de enseñanza secundaria: «Desde el punto de
vista estrictamente académico la impartición en la mayoría de los
centros educativos de los contenidos curriculares correspondientes a la
Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo evidencia graves
carencias, lastrando el consenso nacido de nuestra Transición».
La
biografía del autor de 'Viento del pueblo' está estrechamente ligada a
tales circunstancias e ilumina el conocimiento y promoción de los
Derechos Humanos en el centro educativo. El libro 'Miguel Hernández y
Cartagena' ofrece esa vocación de contribuir a formar ciudadanos
críticos, capaces de ejercer un comportamiento comprometido con la
sociedad en su transformación y mejora.
La Generación del 27
Miguel
Hernández estuvo muy vinculado a Cartagena y a Murcia. En la capital
visitó el diario 'La Verdad' el 10 de julio de 1932, un medio que
facilitó la publicación de los versos de los grandes poetas de la
Generación del 27 y del propio Miguel. En Murcia conoció a Federico
García Lorca cuando el granadino formaba parte del grupo teatral La
Barraca, en calidad de director y actor, dentro de las Misiones
Pedagógicas que impulsó la II República. Aunque no simpatizaron mucho.
El
catedrático y cronista oficial de Murcia Francisco Javier Díez de
Revenga escribió un capítulo sobre la relación del escritor con Carmen
Conde y Cartagena, con motivo del tricentenario de la muerte de Lope de
Vega, a quien tanto admiraba. Por eso acudió presto a la llamada de la
Universidad Popular (UP) de Cartagena para pronunciar una conferencia
recital en el Ateneo, ante un nutrido público compuesto por estudiantes
obreros.
El Ateneo fue un enclave de la floreciente cultura
republicana en la ciudad, aunque para el historiador Paco Franco la
constitución de la Universidad Popular, por parte del matrimonio Carmen
Conde y Antonio Oliver, es «el más importante logro cultural de la
Segunda República a nivel regional».
En así, la UP dirigió en
gran medida la programación cultural de Cartagena. Sus miembros
influyeron en las instituciones políticas, sociales y culturales, al
tiempo que desarrollaron una pedagogía renovadora. Participaron
activamente en medios de comunicación como la radio, editaron un boletín
y pusieron en marcha experiencias como el Archivo de la Palabra o el
Cinema Educativo.
Ese centro cartagenero creó cátedras ambulantes
que en domingos y festivos recorrían pueblos y caseríos del campo para
divulgar la cultura. Por las tarimas de la Universidad Popular pasaron
influyentes políticos republicanos como Casimiro Bonmatí padre, Antonio
Puig Campillo, Mariano Ruiz-Funes (dos veces ministro) o intelectuales
como Luis Calandre (pionero de la cardiología en España), Juan Lanzón
padre, Cayetano Alcázar (director general de Enseñanza Universitaria con
el franquismo) o el rector de la Universidad de Murcia José Lostau.
Además de sus conferencias, exposiciones, excursiones o la creación de
bibliotecas (35.000 lectores), 130 obreros y estudiantes se matricularon
en la educación de adultos. Oliver logró que se rodara una película
sobre los molinos de viento, de gran calidad, según el doctor Calandre.
Éste añadió en una carta conservada en el Patronato municipal Carmen
Conde-Antonio Oliver: «Nos gustó. Los molinos se expresan con majestuoso
ademán».
Cabo de Palos y La Unión
Miguel
Hernández visitó en varias ocasiones Cartagena, incluso acompañado de su
vecino, el poeta Ramón Sijé. En Cabo de Palos y La Unión vivió su amada
María Cegarra, poetisa. Fue un amor inalcanzable, que junto al amor
imposible de Maruja Mallo, están presentes en su poemario 'El rayo que
no cesa'.
La profesora María Victoria Martín, perteneciente al
Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas (Incis), propone
rutas literarias siguiendo a Miguel Hernández por el paisaje minero de
nuestra sierra, entrando en un huerto con higueras, contemplando molinos
(añadimos), visitando viviendas centenarias de La Unión o del barrio de
Los Dolores y recorriendo el casco histórico de la ciudad, lugares por
los que paseó el poeta con sus amigos cartageneros.
Miguel es el quinco por la derecha, agosto de 1935