Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 23 de diciembre de 2019

Miguel Hernández en Barcelona, para el entierro de Pablo de la Torriente Brau. Informacion

La foto del poeta que nadie quiso

Una fotografía original de Miguel Hernández al precio de 850 euros se queda sin puja ni comprador en una subasta de Madrid

23.12.2019 | 11:15

En el reverso de la estampa se encuentran unas interesantes anotaciones a mano. En una de ellas puede leerse: «sin Pablo (de la Torriente) ya, y a punto de quedarnos sin mar». Era enero de 1937. Dos años después, en Alicante, terminó la guerra civil.
El legado hernandiano. La expectación que suscita la figura de Miguel Hernández no solo se reduce al campo de la literatura, al valor y la enseñanza que nos han proporcionado sus libros, sino también en el afán de investigadores y coleccionistas por hacerse con los objetos personales del poeta. Sin embargo, en ocasiones salta la sorpresa, cuando nadie pujó por un retrato con anotaciones del autor de Orihuela en una reciente puja en Madrid.
La estampa es popular en el círculo de investigadores y expertos hernandianos, aunque el atractivo de una anotación en el reverso a mano, y su factura original, con Miguel Hernández en su corta visita a Barcelona rodeado por sus compañeros republicanos, Antonio Aparicio y Juan Arroyo, multiplica su valor. Sin embargo, nadie pujó por esta imagen en una subasta de Madrid pese a su valor histórico y pese a, sobre todo, su módico precio: 850 euros.
Así lo informa el portal «La Historia, a color» quien ha aprovechado la ocasión para «renovar» la fotografía con los cromatismos que debían tener Miguel Hernández y sus compañeros del bando republicano cuando la guerra avanzaba en su cruel virulencia goyesca de muerte a garrotazos. Una imagen peculiar, interesante, que, según las fuentes consultadas, viene a contribuir al fetichismo de investigadores y coleccionistas.
«No deja nunca de hablarse de Miguel Hernández. De hecho, hace unos días, me decían que el ministro de Cultura se sabe varias poesías de memoria de Miguel. Y es curioso, pero de Lorca no se sabe uno más de ocho versos, pero sí de Miguel. Porque esa condición de atrapar la gente la tiene Miguel Hernández (poeta del pueblo) y casi ningún otro poeta la tiene. Un poeta popular que se entiende, se repite y gusta. Y eso hace que en los medios se mantenga, con un mensaje limpio, pese a los otros tantísimos poetas buenos que tenemos. Y no nos sorprende que nunca deje de salir Miguel Hernández», señala Jesucristo Riquelme, catedrático de Lengua y Literatura, y autor de la edición definitiva sobre las obras completas hernandianas.
«La foto tiene una peculiaridad en el reverso, una anotación que habría que analizar a conciencia y que puede ser de interés. Pero eso sí, la foto es muy conocida, y habría que asegurarse que no es una copia sino un original», agrega sobre esta estampa que, por 850 euros, nadie llegó a pujar. «Aquí entramos en el fetichismo, donde uno puede poner lo que quiera», alude sobre el precio a subasta en El Remate.
La foto, reconstruye Jesucristo Riquelme, tiene su origen a finales de 1936. Pablo de la Torriente, periodista cubano que viaja a España desde Estados Unidos para las labores de corresponsal de guerra, asume su compromiso político hasta el punto de integrarse en el bando republicano. Miguel Hernández no es todavía un autor especialmente popular -lo es de El rayo que no cesa, pero será Vientos del pueblo su catapulta-, cuando ocupa el cargo de compromisario cultural de la República. Acude entonces el oriolano a Madrid para interesarse por Torriente, quien cava zanjas con el regimiento. El periodista y ahora soldado cubano se interesa por Miguel Hernández, aprecia su valía, y le indica que debía hacer más para ganarse la contienda.
El poeta oriolano está entre el círculo de jóvenes intelectuales alrededor de Neruda. Es relativamente conocido. Entonces, se produce la muerte de Pablo de la Torriente y su cuerpo se traslada a Barcelona. Al entierro acude Miguel Hernández y, en ese instante, se toma la fotografía junto al poeta sevillano Antonio Aparicio -derecha- y Juan Arroyo por un artista callejero. Solo unos meses después Miguel Hernández viaja a València, al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.