Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 25 de septiembre de 2015

Conferencia magistral de Carmen Alemany: "Presencia de Pablo Neruda en el proceso creativo de Miguel Hernánde"

(Paco Esteve y Carmen Alemany)


Pac
(Carmen Alemany y Ramón Palmeral)
Conferencia de Carmen Alemany Bay en el Centro de Congresos de Elche, dentro  del curso de verano Miguel Hernández en Latinoamérica. Días 24 y 25 de septiembre de 2015

lunes, 14 de septiembre de 2015

Artículo crítico de Joaquín Santo matas sobre la obra de Palmeral y la interrrelación con Miguel Hernández.

(Joaquín Santo Matas)


Heurística en el intelecto del artista

No puedo desligar la figura de Ramón Fernández pintor, de la de Miguel Hernández poeta. Hasta su nombre artístico ‘Palmeral’ me recuerda al excelso escritor oriolano –“Alto soy de mirar a las palmeras”-, inicio de su Silbo de afirmación en la aldea que resulta una exaltación de la tierra natal agraria y ganadera frente a la masificación impersonal del Madrid de comienzos de los años 30 de la pasada centuria que se inhibió de su primer libro y rióse de su aspecto labriego, revestido con alpargatas y pantalón de pana.



Así, enlazo con dos cuadros hernandianos de su actual tendencia plástica y conceptual que ha definido como ‘Intelectualismo’: Peritoenlunas y Las alpargatas del poeta. En ambos quedan bien patentes los derroteros por los que camina la pintura de Palmeral, aplicando la heurística como arte del descubrimiento a través de técnicas indagatorias donde el intelecto sirve para plasmar sobre el lienzo sus propias memorias, sin necesidad de copiar del natural.



Por ello, estas obras poseen una profunda carga onírica plena de simbolismos donde se atisban trazas cubistas, geometrismos y combinaciones de figuración con abstracción, en la línea del Palmeral ensayista que deduce la simbología secreta de Perito en lunas y muestra la desnudez material compungida y calzada de alpargatas de quien, como Machado, marchó ligero de equipaje.



La colección inmersa en este Intelectualismo nos trae también una seductora y a menudo lujuriosa presencia femenina, arabescos de Al-Ándalus y muchos guiños a su Alicante de adopción, traspasado de Mediterráneo en palabras de Gabriel Miró y de cuya luz y talante asume colores vivos, rojos y verdes como los tomates de la huerta que aparecen al pie de estos óleos de inspiración lucentina que definen un estilo personal, una culminación a una trayectoria que seguro buscará nuevas tendencias.



Si existe un movimiento filosófico llamado intelectualismo socrático, al fin y al cabo, parafraseando al gran sabio heleno que vivió y murió pobre como tantos de los grandes, sólo sabemos que no sabemos nada pero intentamos que esa nada sea inferior a lo pretencioso circundante



Y Dios dirá, que está siempre callado.





JOAQUÍN SANTO MATAS

Crítico de arte. Historiador. Académico.

domingo, 6 de septiembre de 2015

"El cazador del arco iris". Libro impreso. Venta en Amazon. Ramón Fernández Palmeral

                                          (Portada del libro. Un arco iris sobre Cerro Lucero)

Autor Ramón Fernández Palmeral

5.5" x 8.5" (13.97 x 21.59 cm)
Black & White on Cream paper
410 pages/ páginas
ISBN-13: 978-1517221911 (CreateSpace-Assigned)
ISBN-10: 1517221919
BISAC: Fiction / Biographical


                           COMENTARIO EN LA CONTRAPORTADA

“El cazador del arco iris” es una obra narrativa con elementos poéticos y cierto realismo mágico, es la saga de familia de “Los Simontes”, unos vecinos de Acebumeya (Málaga), la aldea donde suceden cosas extrañas, rodeadas de un mundo mágico y supersticiones, alcanza cotas de un lirismo inusual en estos tiempos de literatura de consumo. Combina curiosas anécdotas con reflexiones filosóficas y análisis subjetivos de un tiempo pasado, donde no existían medios de comunicación como los teléfonos móviles, ni electricidad, ni otras comodidades actuales.
El narrador es un vecino que ha vuelto a la vida de los sentidos y al recuerdo de su biografía desde su nacimiento hasta su vejez, poeta de la palabra, pero también es un historiador ocasional que nos aproxima a los moriscos que vivieron en Acebumeya y Frigiliana del S. XVI, repasando  la Guerra del Norte de África en el Rif y Melilla, la II República, la dictadura de Franco y la dura posguerra vivida por un Guardia Civil, el maquis, y la democracia de las luces en color al final de terribles años en blanco y negro.
Con un estilo ameno y prosa de fácil lectura, el narrador nos va sorprendiendo continuamente en un mundo propio donde nada es lo que parece, ni parece lo que es. Dilata al máximo su capacidad de percepción de la realidad y de la observación llevando a cabo un análisis de su entorno familiar y mental con una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y los giros narrativos donde aparecen otros narradores, lo que da a la obra una segunda perspectiva.


Ramón Fernández es un gran seguidor de las obras de Gabriel García Marquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, José Luis Borjes, Mario Vargas Llosa y del realimso mágico hispanoamericano. Así como de Juan Benet. Aldecoa, Ana María Matute, Miguel Delibes, Julio Llamazares... De tos estos autores hya referencias. 

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El cazador del arco iris, de Ramón Fernández “Palmeral”

Juan Antonio Urbano

Miércoles 4 de mayo de 2016
El cazador del arco iris
Arco iris, camino mágico, camino de dioses. Itinerario sagrado por el que desciende Iris, la mensajera de Hera, diosa del cielo y mujer de Zeus para hacer llegar a los hombres los mensajes de los dioses. Al igual que Iris, y utilizando su arco, sendero por el que descendía la hermosa y joven virgen con alas doradas y vestida con su refulgente túnica multicolor para desplazarse desde la morada de las divinidades y del más allá, y atravesando de uno a otro lugar los confines del mundo a la velocidad del viento, con la sutileza de una diosa, así es como un vecino de Acebumeya (Málaga) despierta de la muerte y recuerda a través de varios narradores el tiempo en que sus antepasados habitaron en ese mágico lugar con la intención de que vuelva a ser recordado y no caiga en el olvido.
Este vecino, el guardia civil José Ramón Fernández, ha regresado y despertado del más allá para traer su propio mensaje y transmitirlo a su hijo Ramoberto, quien cuenta la historia de ese lugar que el padre le hace traer al presente para que sea recordado.
Acebumeya, localidad transmutada en aldea de ficción por el autor para evitar implicar a los vecinos reales del lugar que realmente se describe y en el que se entra dentro de lo profundo de los seres humanos que allí habitaron de los cuales aún quedan descendientes o testigos de hechos o de familiares que vivieron en primera persona sucesos que aquí se narran.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga en la que aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes.
En algunos momentos de esta obra se ven impregnados los textos de la sensibilidad poética que Palmeral, de su crisol de artista polifacético, del que extrae con la dignidad y sinceridad de autor con las que es conocido y reconocido por el mundo de artistas que lo rodean. Pues con esta misma sinceridad nos hace llegar en este libro las leyendas creadas, a caballo entre la realidad y la fantasía popular, por las gentes de aquellos tiempos, de aquel lugar…, las supersticiones, prisma ocular con el que se veían y se juzgaban antaño los hechos, y las historias que sucedían en una realidad espaciotemporal de otras épocas en las que habitaban espíritus que podían influir en la propia vida de los habitantes de la zona y que se iban transmitiendo de padres a hijos hasta crear su propio mundo fantástico-real en el que los habitantes creían como creían en su propia razón de la existencia.
Con el trasfondo de los miembros de la familia de los Simontes, se consigue una distraída saga en la que aparecen extraños personajes con anécdotas sorprendentes, propias de gentes ingenuas y, en cierto modo, ignorantes, y donde se van introduciendo diferentes tiempos históricos en los que se hace referencia a distintos hechos acaecidos en el lugar o de repercusión en esta región en donde se ubica esta historia narrativa, como pueden ser la batalla del Peñón de Frigiliana en 1569, la Guerra del Norte de África, en la que aparece con nombre propio el héroe de Nador y su desaparición en 1923… la cotidianidad de los maquis y su influencia en los habitantes con los que éstos tenían contactos, así como otros acontecimientos históricos que han ido marcando el pulso de nuestra historia de la España reciente.
Es una obra entre la realidad y la ficción, en la que se crea un mundo que invita al lector a reconocer unos sucesos históricos que el mismo lector ha podido vivir o ha conocido por la experiencia de quienes se los han contado.
El final de este magnífico conglomerado de historias, que como red de afluentes alimenta al río principal de la narración, se cierra con una revelación sorprendente y con la marcha del espíritu del guardia civil que regresa otra vez al más allá, haciendo uso de las radiaciones multicolor que se generan en el arco iris por medio de la energía que proporcionaron los dioses para crear ese formidable nexo de unión entre el cielo y la tierra, eslabón entre su magia y la humanidad, entre la fantasía y el mundo real.
Ramón Fernández “Palmeral” ha sabido conjugar estos elementos para crear esta entrañable experiencia narrativa acercándonos a un mundo de valores como son el respeto y la obediencia a los mayores, la humildad, el temor de Dios y el amor a la Naturaleza, el valor de la palabra dada, etc., que impregnaban a los entrañables personajes que van apareciendo a lo largo de esta saga familiar. Unos valores que primaron en las conciencias, en las vidas, en las costumbres y usos de las gentes de una época que hace tiempo empezó a desaparecer tratando de arrastrar al olvido esos principios que regían la convivencia humana y que hoy en día se están echando en falta.