La higuera y sus frutos juegan un protagonismo especial en la figura,
la vida y la obra de Miguel Hernández. Este periódico, al que tan unido
estuvo el poeta en sus inicios, tuvo por ello la acertada idea de que
una de las conmemoraciones del centenario consistiese en la entrega a
sus lectores de la edición de Orihuela de un trocito de la mítica
higuera del patio de la casa de Miguel Hernández, acompañado del
correspondiente certificado de autenticidad emitido por el Ayuntamiento
de Orihuela.
LA HIGUERA
Sus amigos poetas admiraban en Miguel Hernández su amor a la naturaleza, su frescura, su espontaneidad, la pasión por su tierra natal de naranjos, palmeras e higueras. La higuera no era para el poeta tan sólo un lugar de sombra, descanso e inspiración. Los higos eran los frutos preferidos por Miguel Hernández y en las higueras, como las que tenía en su huerto, veía la expresión de la naturaleza, de la fuerza vital que no es dominada por el hombre.
La higuera era constatación de los ciclos de la naturaleza a la vez que meca de lujurias, aposento de encuentros amorosos o, como él mismo decía, higuera de pasiones. Su mundo poético, como les sucede a los verdaderos poetas, era un mundo transfigurado. En unos 20 de sus grandes poemas la protagonista es la higuera, su compañera la higuera: A FUEGO DE ARENAL, ADOLESCENTE, AGOSTO DIARIO, AL POLO NORTE, ALEGRÍA, ÁRBOL DESNUDO, COMO LA HIGUERA JOVEN, DIARIO DE JUNIO INTERRUMPIDO, EL ADOLESCENTE, EL ALMA DE LA HUERTA, ELEGÍA, ESTÍO ROBUSTO, HUERTO MIO, INSOMNIO, JURAMENTO ALEGRIA, NO SALIERON JAMÁS, ODA A LA HIGUERA, PRIMAVERA CELOSA, TAPIA DEL HUERTO MÍO, etc.
La vida es cambio. La higuera lo sabe, por eso siente y se transforma con las estaciones del año: “ …… ” (COMO LA HIGUERA JOVEN).
En su ODA A LA HIGUERA es donde la fusión entre el poeta y el árbol alcanza su mayor intensidad. La higuera es un ejemplo de lo que se podría denominar como “vegetalización de lo humano”. Constituye un símbolo de masculinidad y virilidad. Su savia lechosa se semeja al semen masculino, la forma de los higos a los testículos. Posiblemente Miguel Hernández desconocía que la planta estuvo consagrada a Dionisio y que se le atribuía un carácter erótico. Un erotismo que se evidencia en los versos del poeta:
“ <¡frenesí! de rumores en hoja verderol, falda precisa,> ……..”
Pero, este es un espacio de divulgación científica. Alejémonos, pues, de la poesía y acerquémonos a la ciencia, que, al igual que expusiera Miguel Hernández, también atestigua que la higuera y sus frutos son extraordinarios. Así lo demuestran algunas investigaciones recientes que pasamos a comentar.
ANTIOXIDANTES
Las higueras (Ficus carica L.) fueron de los primeros árboles que se cultivaron en el mundo. Posiblemente originadas en Asia occidental se extendieron al Mediterráneo y en 1520 los españoles las llevaron a América. En el mundo se calculan existen una 419.000 ha de terreno cultivado con higueras con una producción anual de frutos que supera el millón de toneladas.
En la cultura tradicional el consumo de los productos de las higueras, esencialmente brevas e higos, se ha asociado siempre a efectos saludables. Los higos son frutos nutritivos más ricos en fibra, potasio, hierro, zinc, magnesio y calcio (5 higos poseen el mismo calcio que un vaso de leche) que otros tan populares como plátanos, uvas, fresas o manzanas. No contienen grasas, colesterol ni sodio y son una fuente excelente de vitaminas y antioxidantes: vitamina C, tocoferoles, carotenoides y polifenoles, aduciéndose en diversas publicaciones que favorecen la detoxificación de productos celulares indeseables, contrarrestan a sustancias carcinogénicas y retrasan ciertos cambios neuroquímicos relacionados con el envejecimiento, aparte de disminuir las patologías cardio- y cerebro-vasculares y los procesos de malignización. Los higos negros poseen concentraciones mayores de polifenoles, antocianinas y flavonoides que los blancos y exhiben un mayor poder antioxidante.
¿Cuáles son las bases científicas?. Recientemente se han publicado diversas investigaciones al respecto derivadas de que en los últimos años se ha puesto un gran énfasis en la relación existente entre estrés oxidativo, alta concentración en sustancias oxigenadas reactivas y las patologías más importantes que afligen la humanidad. De ahí que se consideren como muy favorables aquellos alimentos que poseen componentes capaces de reducir o controlar ese estrés oxidativo por la acción antioxidante de alguno o algunos de sus componentes. Citamos por ello a una de las más recientes investigaciones, aparecida en la revista HORTSCIENCE, realizada por científicos californianos, analizando diversas clases de higos, estados de madurez, capacidad antioxidante y apreciación de los consumidores. Resultados: los más maduros poseen menos acidez, mejor aceptación y la misma o mayor capacidad antioxidante que los más verdes. Constituyen unos componentes imprescindibles en una dieta saludable.
ESTREÑIMIENTO
Los higos son de utilización común en la medicina popular china que los consume para tratar afecciones inflamatorias, cánceres, diversas afecciones de garganta y sobre todo desórdenes digestivos, más concretamente para luchar contra el estreñimiento. ¿Existe algún fundamento para ello?. Desde luego, pues los principios activos localizado sen los higos e higueras con posibilidades de tener algún efecto favorable sobre la salud se cuentan por centenares.
Muy recientemente científicos portugueses, en la revista J. AGRIC. FOOD CHEM. han analizado el importante potencial antioxidante del látex de las higueras. Otros, de la misma nacionalidad, han realizado un estudio exhaustivo sobre los componentes de los diferentes tejidos y partes de la planta, incluyendo las hojas, mientras que científicos chinos (en la revista PLANT FOODS HUM. NUTR.) han demostrado, usando extractos acuosos fríos y calientes de higos, su alto potencial antioxidante e inmunológico que permitirían clasificar a los higos como alimentos funcionales. En cuanto a su alto contenido en antocianinas hace que ejerzan un papel protector respecto a las lipoproteínas.
Los hoy tan en moda flavonoides también se encuentran en altas proporciones en los higos. La rutina hasta 28,7 mg por 100g de peso fresco así como la (+) catequina (4,03 mg), ácido clorogénico (1,71), epicatequina (0,97), ácido gálico (0,38) o ácido siríngico ( 0,10), según un estudio realizado en Eslovenia.
En China, en el Chonbuk National University Hospital, tras datos previos muy sugestivos, se está realizando un importante ensayo clínico controlado sobre los efectos favorables de los higos en los casos del estreñimiento femenino de grado medio. Y, hace unos días, en el FASEB J. (el órgano oficial de la Federación de Sociedades Americanas de Biología Experimental) se publicaba la comunicación presentada por unos científicos coreanos demostrando que en el estreñimiento funcional el consumo de higos obtiene unos resultados al menos tan favorables como los realizados a base de altas dosis de fibras. Además, las especies comestibles de higos son muy digestivas porque, aparte de su alto contenido en fibra, contienen una sustancia llamada cradina que es una enzima digestiva.
............................................
Como la higuera joven
de los barrancos eras.
Y cuando yo pasaba
sonabas en la sierra.
Como la higuera joven,
resplandeciente y ciega.
Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.
Como la higuera eres
que el rayo envejeciera.
(Canción número [11] del cancionero y romancero de ausencias)
................................
“ODA – a la higuera”
Abiertos, dulces sexos femeninos,
o negros, o verdales:
mínimas botas de morados vinos,
cerrados: genitales
lo mismo que horas fúnebres e iguales. Rumores de almidón y de camisa:
¡frenesí! de rumores
en hoja verderol, falda precisa,
justa de alrededores
para cubrir adánicos rubores. Tinta imborrable, savia y sangre amarga;
malicia antecedente,
que la carne morena torna torna y larga
con su blancor caliente,
¡Oh meca! de lujurias y avisperos,
quid de las hinchazones.
¡Oh desembocadura! de los eros;
higuera de pasiones,
crótalos pares y pecados nones. Al higo, por él mismo vulnerado
con renglón de blancura,
y orines de jarabe sobre el lado
de su mirada oscura,
voy, pero sin pasar de mi cintura. Blande y blandea el sol, ennegrecido,
el tumor inflamable.
El pájaro que siente aquí su nido,
su seno laborable,
se ahogará de deseo antes que hable. Bajo la umbría bíblica me altero,
más tentado que el santo.
Soy tronco de mí mismo, mas no quiero,
ejemplar de amaranto,
lleno de humor, pero de amor no tanto. Aquí, sur fragoso tiene el viento
la corriente encendida;
la cigarra su justo monumento,
la avispa su manida.
¡Aquí vuelve a empezar!, eva, la vida.
LA HIGUERA
Sus amigos poetas admiraban en Miguel Hernández su amor a la naturaleza, su frescura, su espontaneidad, la pasión por su tierra natal de naranjos, palmeras e higueras. La higuera no era para el poeta tan sólo un lugar de sombra, descanso e inspiración. Los higos eran los frutos preferidos por Miguel Hernández y en las higueras, como las que tenía en su huerto, veía la expresión de la naturaleza, de la fuerza vital que no es dominada por el hombre.
La higuera era constatación de los ciclos de la naturaleza a la vez que meca de lujurias, aposento de encuentros amorosos o, como él mismo decía, higuera de pasiones. Su mundo poético, como les sucede a los verdaderos poetas, era un mundo transfigurado. En unos 20 de sus grandes poemas la protagonista es la higuera, su compañera la higuera: A FUEGO DE ARENAL, ADOLESCENTE, AGOSTO DIARIO, AL POLO NORTE, ALEGRÍA, ÁRBOL DESNUDO, COMO LA HIGUERA JOVEN, DIARIO DE JUNIO INTERRUMPIDO, EL ADOLESCENTE, EL ALMA DE LA HUERTA, ELEGÍA, ESTÍO ROBUSTO, HUERTO MIO, INSOMNIO, JURAMENTO ALEGRIA, NO SALIERON JAMÁS, ODA A LA HIGUERA, PRIMAVERA CELOSA, TAPIA DEL HUERTO MÍO, etc.
La vida es cambio. La higuera lo sabe, por eso siente y se transforma con las estaciones del año: “ …… ” (COMO LA HIGUERA JOVEN).
En su ODA A LA HIGUERA es donde la fusión entre el poeta y el árbol alcanza su mayor intensidad. La higuera es un ejemplo de lo que se podría denominar como “vegetalización de lo humano”. Constituye un símbolo de masculinidad y virilidad. Su savia lechosa se semeja al semen masculino, la forma de los higos a los testículos. Posiblemente Miguel Hernández desconocía que la planta estuvo consagrada a Dionisio y que se le atribuía un carácter erótico. Un erotismo que se evidencia en los versos del poeta:
“ <¡frenesí! de rumores en hoja verderol, falda precisa,> ……..”
Pero, este es un espacio de divulgación científica. Alejémonos, pues, de la poesía y acerquémonos a la ciencia, que, al igual que expusiera Miguel Hernández, también atestigua que la higuera y sus frutos son extraordinarios. Así lo demuestran algunas investigaciones recientes que pasamos a comentar.
ANTIOXIDANTES
Las higueras (Ficus carica L.) fueron de los primeros árboles que se cultivaron en el mundo. Posiblemente originadas en Asia occidental se extendieron al Mediterráneo y en 1520 los españoles las llevaron a América. En el mundo se calculan existen una 419.000 ha de terreno cultivado con higueras con una producción anual de frutos que supera el millón de toneladas.
En la cultura tradicional el consumo de los productos de las higueras, esencialmente brevas e higos, se ha asociado siempre a efectos saludables. Los higos son frutos nutritivos más ricos en fibra, potasio, hierro, zinc, magnesio y calcio (5 higos poseen el mismo calcio que un vaso de leche) que otros tan populares como plátanos, uvas, fresas o manzanas. No contienen grasas, colesterol ni sodio y son una fuente excelente de vitaminas y antioxidantes: vitamina C, tocoferoles, carotenoides y polifenoles, aduciéndose en diversas publicaciones que favorecen la detoxificación de productos celulares indeseables, contrarrestan a sustancias carcinogénicas y retrasan ciertos cambios neuroquímicos relacionados con el envejecimiento, aparte de disminuir las patologías cardio- y cerebro-vasculares y los procesos de malignización. Los higos negros poseen concentraciones mayores de polifenoles, antocianinas y flavonoides que los blancos y exhiben un mayor poder antioxidante.
¿Cuáles son las bases científicas?. Recientemente se han publicado diversas investigaciones al respecto derivadas de que en los últimos años se ha puesto un gran énfasis en la relación existente entre estrés oxidativo, alta concentración en sustancias oxigenadas reactivas y las patologías más importantes que afligen la humanidad. De ahí que se consideren como muy favorables aquellos alimentos que poseen componentes capaces de reducir o controlar ese estrés oxidativo por la acción antioxidante de alguno o algunos de sus componentes. Citamos por ello a una de las más recientes investigaciones, aparecida en la revista HORTSCIENCE, realizada por científicos californianos, analizando diversas clases de higos, estados de madurez, capacidad antioxidante y apreciación de los consumidores. Resultados: los más maduros poseen menos acidez, mejor aceptación y la misma o mayor capacidad antioxidante que los más verdes. Constituyen unos componentes imprescindibles en una dieta saludable.
ESTREÑIMIENTO
Los higos son de utilización común en la medicina popular china que los consume para tratar afecciones inflamatorias, cánceres, diversas afecciones de garganta y sobre todo desórdenes digestivos, más concretamente para luchar contra el estreñimiento. ¿Existe algún fundamento para ello?. Desde luego, pues los principios activos localizado sen los higos e higueras con posibilidades de tener algún efecto favorable sobre la salud se cuentan por centenares.
Muy recientemente científicos portugueses, en la revista J. AGRIC. FOOD CHEM. han analizado el importante potencial antioxidante del látex de las higueras. Otros, de la misma nacionalidad, han realizado un estudio exhaustivo sobre los componentes de los diferentes tejidos y partes de la planta, incluyendo las hojas, mientras que científicos chinos (en la revista PLANT FOODS HUM. NUTR.) han demostrado, usando extractos acuosos fríos y calientes de higos, su alto potencial antioxidante e inmunológico que permitirían clasificar a los higos como alimentos funcionales. En cuanto a su alto contenido en antocianinas hace que ejerzan un papel protector respecto a las lipoproteínas.
Los hoy tan en moda flavonoides también se encuentran en altas proporciones en los higos. La rutina hasta 28,7 mg por 100g de peso fresco así como la (+) catequina (4,03 mg), ácido clorogénico (1,71), epicatequina (0,97), ácido gálico (0,38) o ácido siríngico ( 0,10), según un estudio realizado en Eslovenia.
En China, en el Chonbuk National University Hospital, tras datos previos muy sugestivos, se está realizando un importante ensayo clínico controlado sobre los efectos favorables de los higos en los casos del estreñimiento femenino de grado medio. Y, hace unos días, en el FASEB J. (el órgano oficial de la Federación de Sociedades Americanas de Biología Experimental) se publicaba la comunicación presentada por unos científicos coreanos demostrando que en el estreñimiento funcional el consumo de higos obtiene unos resultados al menos tan favorables como los realizados a base de altas dosis de fibras. Además, las especies comestibles de higos son muy digestivas porque, aparte de su alto contenido en fibra, contienen una sustancia llamada cradina que es una enzima digestiva.
............................................
Como la higuera joven
de los barrancos eras.
Y cuando yo pasaba
sonabas en la sierra.
Como la higuera joven,
resplandeciente y ciega.
Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.
Como la higuera eres
que el rayo envejeciera.
(Canción número [11] del cancionero y romancero de ausencias)
................................
“ODA – a la higuera”
Abiertos, dulces sexos femeninos,
o negros, o verdales:
mínimas botas de morados vinos,
cerrados: genitales
lo mismo que horas fúnebres e iguales. Rumores de almidón y de camisa:
¡frenesí! de rumores
en hoja verderol, falda precisa,
justa de alrededores
para cubrir adánicos rubores. Tinta imborrable, savia y sangre amarga;
malicia antecedente,
que la carne morena torna torna y larga
con su blancor caliente,
¡Oh meca! de lujurias y avisperos,
quid de las hinchazones.
¡Oh desembocadura! de los eros;
higuera de pasiones,
crótalos pares y pecados nones. Al higo, por él mismo vulnerado
con renglón de blancura,
y orines de jarabe sobre el lado
de su mirada oscura,
voy, pero sin pasar de mi cintura. Blande y blandea el sol, ennegrecido,
el tumor inflamable.
El pájaro que siente aquí su nido,
su seno laborable,
se ahogará de deseo antes que hable. Bajo la umbría bíblica me altero,
más tentado que el santo.
Soy tronco de mí mismo, mas no quiero,
ejemplar de amaranto,
lleno de humor, pero de amor no tanto. Aquí, sur fragoso tiene el viento
la corriente encendida;
la cigarra su justo monumento,
la avispa su manida.
¡Aquí vuelve a empezar!, eva, la vida.