Art.39.-LA PROYECCIÓN DE MIGUEL
HERNÁNDEZ EN AMÉRICA LATINA
de Ramón Fernández Palmeral
No sería
Miguel Hernández el
universal poeta que es, si no contamos con la proyección que tuvo y tiene en el
continente americano después de su muerte especialmente en Cuba, Argentina,
México y Chile, gracias a los homenajes que le rindieron los intelectuales
exiliados. Puesto que desde el inicio de la guerra incivil y sobre todo después
de los primeros meses de 1939, América se convirtió en el destino obligado, por
cultura, lengua y lazos fraternales.
Francia se convirtió primero en un gran campo de concentración de
republicanos, unos pasaron a manos de los nazis, otros se quedaron en París y
lucharon al lado de los franceses contra la invasión alemana, y otros
embarcaron desde Burdeos al continente americano con escalas en Puerto Rico y
Cuba, y desde aquí dieron el salto a México, Argentina y Chile. Los
intelectuales fueron muy bien acogidos en las universidades, incluso en los
E.E.U.U. puesto que estamos hablando de una fuga obligada de cerebros. Pues la
idea del dictador Francisco Franco era el exterminio de los vencidos, sin
rendición.
Primero hemos de estudiar los homenajes,
y después la importante fase de estudio de su obra gracias a la editorial
Losada en Argentina con la publicación de Obras Completas, que le dio una
relevante difusión y posibilidades de estudio. El interés de mantener vivo el
espíritu de la República en el exilio, era recordar el fatal destino que sufrieron
los más destacados y conocidos poetas internacionales como Federico García Lorca y
Antonio Machado, al que, se unió el mártir-mito de
Miguel Hernández, así se reunían los tres como poetas del
sacrificio a la propaganda republicana. Puesto que Hernández era el perfecto
ejemplo, símbolo del que lucha por sus ideas con todas sus consecuencias hasta
llega a dar la vida por ellas, y procediendo de las capas más humildes de la sociedad,
jornalero, cabrero y hombre nacido de la tierra.
Por ello, la figura de nuestro poeta fue
relevante en los años cuarenta y cincuenta de América donde causó gran impacto,
y de hecho se dan más importancia a su figura en los países de habla hispana,
incluido los hablantes de castellano en los Estados Unidos (Miami, California y
Texas). Este interés se puede constatar hoy día por las visitas que estos hacen
a las páginas sobre el poeta a través hoy día de Internet.
Varios fueron los homenajes que le
dedicaron a Miguel tras su muerte el 28 de marzo de 1942 en la Enfermería del
Reformatorio de Adultos de Alicante. No en la cárcel donde fusilaron a José
Antonio Primo de Rivera, sino en otra que dista unos 500 metros
una de otra.
A raíz del I, II y III Congreso
Internacional sobre la figura de Hernández, comenzaron los
estudios relacionados con los homenajes realizados en América, de los cuales
prácticamente no se sabía nada.
Fue en La Habana (Cuba) donde corrió la primera voz falsa del
fusilamiento de Hernández, ejecutado en Madrid el 20 de junio de 1939. El poeta
y editor Manuel Altologuirre exiliado en Cuba, edita Sino sangriento y otros
poemas (59 páginas) en la colección «El ciervo herido», el 30 de agosto de
1939, donde recuerda que el poeta ya era muy conocido durante la guerra por sus
poemas de urgencia y el poemario Viento
del pueblo, 1937, por el que cobró 3.000 pesetas, y participación en la Radio y el Altavoz del
Frente y revistas republicanas. El 19 de agosto en la casa de la Cultura de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba le organizaron un homenaje. La falsa
noticia corrió como la pólvora y escritores como José Rubia Barcia, Juan Marinello escribieron artículos en la prensa cubana.
En Argentina Rafael Alberti publica El
rayo que no cesa y otros poemas (1934-1936) en la colección «Rama de Oro»,
con prólogo de Alberti. Sin dar cuentas de la edición a Josefina Manresa, la cual se enfadó sobremanera. Pedro
Larralde publica «La poesía de Miguel Hernández» en
Correo Literario, de Buenos Aires, el 15 de abril de 1944. La proyección en Argentina se debe también a
Lorenzo Varela, Horacio Raúl Klappenbach o
Cayetano Córdova.
Cuando llega a la isla la noticia de la
muerte real le dedicaron un homenaje en el salón de Recepciones del Municipio
de La Habana, el 20 de enero de 1943, del que
editaron un cuaderno Homenaje a Miguel
Hernández. Donde participaron Nicolás Guillén (periodista
cubano que había conoció en Valencia en el verano de 1937, autor del
artículo «Un poeta en esparteñas», Enrique Serpa, Félix Montie, Juan Chabás (poeta
español de Denia), Juan Marinello, Ángel I. Augier y Juan Antonio
Portuondo.
Intervinieron Paquita Peyró y Alejo Carpentier, quien había grabado la voz del poeta en
París en 1937.
En
México le tributa un homenaje en la Sala de Conferencias del Palacio de Bellas
Artes, el 16 de diciembre de 1942, en una Comisión organizada por Octavio Paz, Pablo Neruda y
Juan Rejano (escritor
español de Puente Genil), intervino Carlos Pellicer, se leyeron una cuartillas que había
enviado Rafael Alberti y
José Herrera Petere. Durante el otoño del 42 se celebraron
recuerdos en México y Argentina: Juan Rejano, Francisco Giner de
los Ríos-Morales, Octavio Paz, José Luis Martínez, Antonio Sánchez Barbudo, Raúl González Barbudo, Claudio de la Rosa, Ramón de García
Sol, Enrique Díez-Canedo o Juan Enrique Délano.
En la década de los años 40 a 50,
glosaron la obra de Hernández: Eduardo de Ontañón, Fedor Kelin, Alfredo Cardona Peña, Pascual Plá y Beltrán, Mario Hernández, Max Aub, Jesús Poveda, José Pascual Buxó o
José Francisco Cirre.
En Chile, el escritor, ensayistas,
periodista y diplomático chileno Luis Enrique Délano publica en 1937, «Juventud asombrosa y
juventud herida. En torno a la poesía de Miguel Hernández», en un revista de Chile, aunque el
autor la escribió en Madrid en 1936. Raúl González Tuñón publica un artículo sobre Miguel en la revista
Aurora de Chile en 1939. El poeta
chileno Pablo Neruda publicó un artículo en el semanario Qué hubo,
de Santiago de Chile en 1940. Recordemos que Hernández fue rechazado para
asilarse en la Embajada de Chile en Madrid. Más tarde publicaron artículos Luis
González Muñoz y
Ángel Custodio González.
En Colombia el primer trabajo sobre
nuestro poeta es de Clemente Airó, publicado en Espiral de Bogotá en agosto de 1949.
También se han organizado actos en la
República Dominicana, Puerto Rico, Filipinas, Estados Unidos, Venezuela,
Honduras o Guatemala. El uruguayo Elvio Romero publica a su cargo en 1956 Viento del pueblo, en 1958, publica Cancionero y romancero de ausencias, en
Buenos Aires en Lautaro
y Miguel Hernández,
destino y poesía, en
realidad es un reportaje periodístico.
Es decir, el interés por Miguel Hernández transciende a nuestro día con jornadas hernandianas
en Cuba en 2008, con una larga nómina de autores. El Instituto Cervantes de
Manila en Filipinas lleva el nombre de nuestro poeta.
Nota.- Para este trabajo ha sido consultado el artículo «América en
la concepción crítica del «mito» hernandiano», de Aitor L. Larrabide, en las
Actas del III Congreso Internacional Miguel Hernández 2010, págs.- 165-190. Actas de I Jornadas
Hernandianas en Cuba, La Habana, 4-8 de febrero de 2008. Presencia de Miguel
Hernández en Cuba. Antología de textos (1937-2008). Una voz de España en
México: Miguel Hernández, de Alberto Enríquez Perea, Biblioteca Hernandiana, documentos
5. Orihuela 2007. Miguel Hernández:
espejos americanos y poéticas taurinas, José María Balcells, Devenir
Ensayos, Madrid, 2012. Los amigos
exiliados de Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer. Biblioteca Hernandiana, documentos
9, Orihuela 2012.