(Dibujo de Eusebio Oca en el Reformatorio de Adultos)
Miguel Hernández murió con los ojos abiertos (76º aniversario de mu muerte)
ramón fernández palmeral 28.03.2018 | 04:14 Hoy en el Diario Información de AlicanteRetomando el tema del título de este artículo, he de recordar que fue mi amigo hernandiano, Gaspar Peral Baeza -qepd-, quien en nuestro primer encuentro de marzo de 2002, me lo contó en el cementerio de Alicante, esperando a la Senda. Yo por aquel entonces no me dedicaba al estudio de la vida y obra del poeta oriolano y me sorprendió el hecho de morir con los ojos abiertos. Luego lo investigué en algunas biografías.
Miguel Hernández murió a las 05.30 horas y lo llevaron al sótano donde Eusebio de Oca, minusválido y maestro, le hizo el famoso dibujo de Miguel amortajado con los ojos abiertos. Sobre este dibujo hubo una polémica que aclaró Eusebio Pérez Oca.
A las 18.15 horas del día 28 recogió el cadáver dentro de una humilde caja de pino, el encargado de las Pompas Fúnebres por la puerta trasera del sótano. Sanidad no había dejado verlo a la familia en el sótano de la cárcel. Un coche de caballos llevó el féretro al depósito de cadáveres del cementerio Nuestra Señora del Remedio, detrás y andando, acompañado por cinco personas: Josefina Manresa, Elvira Hernández, Ricardo Fuente, Miguel Abad y Consuelo, una vecina de Elvira que vivía entonces en calle Pardo Jimeno, 15, de Alicante. La familia no pudo velarlo tampoco en el depósito del cementerio y lo hicieron esa noche en casa de Elvira.
Antes de enterrarlo, el día 29 de marzo, las 10 de la mañana, abrieron la caja para verlo por expreso deseo de la familia y amigos presentes (llegaron de Orihuela Gabriel Sijé y Vicente Hernández) y observaron que tenía los ojos abiertos y los dientes color azafrán y el cuerpo esquelético. No se los pudieron cerrar, porque según el médico oficial del Reformatorio, señor José María Pérez Miralles, decía en su informe: «No pudieron cerrarle los párpados por los medios mecánicos corrientes, ya que en vida dicho individuo recluso padecía un síndrome típico de hipertiroidismo con sus facies de terror (síndrome de Kaus) con su triada de fijeza, insistencia y resplandor en la mirada».
Hecha esta aclaración, pienso que en este 76º aniversario de la muerte del autor de El rayo que no cesa o Vientos del pueblo, el mejor homenaje que le podemos hacer al poeta del pueblo es releer su obra.
Impreso en Información