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jueves, 20 de abril de 2023

El impacto en Miguel Hernández del asesinato de su suegro, guardia civil, a manos de anarquistas

 


Un estudio revela el impacto en Miguel Hernández del asesinato de su suegro, guardia civil, a manos de anarquistas

El investigador Pedro Corral reconstruye el esfuerzo del poeta, de cuya muerte se cumplen hoy ochenta años, por cuidar de los cinco huérfanos.

El investigador Pedro Corral reconstruye el esfuerzo del poeta, de cuya muerte se cumplen hoy ochenta años, por cuidar de los cinco huérfanos.

El poeta Miguel Hernández, de cuya muerte en la cárcel franquista de Alicante en 1942 se cumplen este 28 de marzo ochenta años, se esforzó durante y después de la Guerra Civil en proteger del desamparo a la familia de su mujer, Josefina Manresa, cuyo padre (Manuel Manresa Pamies), guardia civil, fue asesinado a comienzos de la contienda por milicianas anarquistas en la localidad alicantina de Elda. Un episodio poco conocido que revela la tragedia que el conflicto fratricida produjo en tantas familias españolas, víctimas de un bando y de otro.

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Josefina Manresa

El 13 de agosto de 1936, cuatro semanas después del comienzo de la Guerra Civil, milicianos de CNT y FAI asesinaron en Elda a un cabo y cinco números de la Guardia Civil. Una de las víctimas era Manuel Manresa Pamies, de 47 años, guardia de segunda clase, destinado en el puesto de Orihuela y concentrado en Elda en 1936, y padre de Josefina Manresa Marhuenda, entonces novia y después esposa del autor de Viento del pueblo.

El periodista y escritor Pedro Corral ha publicado en su blog, https://pcorralcorral.blogspot.com/, una investigación a fondo del suceso, "Los cinco lutos de Josefina Manresa", con testimonios inéditos que revelan que la matanza se produjo por sorpresa y a sangre fría ante los rumores de que los guardias civiles iban a pasarse a los sublevados aprovechado su salida para el frente. Según uno de esos testimonios, Manuel Manresa, que había salido del cuartel de la Benemérita a hacer un recado, fue el primero en ser abatido: se refugió en un café, "de donde lo sacaron matándole a la puerta del mismo por disparos de arma de fuego".

Pero lo que destaca de la investigación del autor de Si me quieres escribir son las dramáticas consecuencias que para la familia de Josefina Manresa tuvo el asesinato de Manuel Manresa a manos de las milicias gubernamentales. El guardia civil dejó viuda, Josefa Marhuenda Ruiz, y cinco hijos, todos ellos menores de edad: Josefina, de 20 años; Manuel, de 16; Carmen, de 12; Gertrudis, de 10; y Conchita, de 9. Solo Josefina procuraba ingresos esporádicos en la casa como costurera.

El asesinato de Manuel Manresa impactó fuertemente en Miguel Hernández, que se preocupó de modo inmediato por atender al desamparo de su viuda e hijos. Así, según la valiosa biografía de José Luis Ferris que cita Corral, el poeta escribe enseguida a su amigo José María de Cossío, para quien trabajaba de ayudante en la enciclopedia Los toros, para que Espasa-Calpe "le pague la mitad de la cantidad que cobro cada mes" con el fin de garantizar el sostenimiento de la familia de Josefina.

También anuncia que va a

"hacer cuanto pueda para que le quede a esta pobre familia mía la paga del padre muerto". Así, se dispone a redactar cuanto antes un pliego para el ministro de la Gobernación, el general Sebastián Pozas, "firmado, si es posible, por nuestros amigos escritores de ahí, que puedan tener más valor para eso".

Según ha constatado Corral en el expediente de pensiones de Manuel Manresa que se conserva en los archivos del Ministerio de Defensa, su familia sólo recibió el sueldo de guardia de segunda hasta diciembre de 1936: un total de 324,57 pesetas en los meses de agosto a octubre, por sueldo, quinquenios, prima de constancia, bonificaciones y gratificación de vestuario, y 283,33 en los de noviembre y diciembre, por sueldo y quinquenios solamente. Aunque sus huérfanos volvieron a solicitar la paga, nunca más la obtuvieron.

Asimismo, y a pesar de que el 5 de marzo de 1937 el gobierno republicano incluyó a Manuel Manresa en una relación de ascensos póstumos con derecho a pensión de caídos de la Benemérita en la lucha contra los sublevados, pese a haber sido asesinado por las milicias leales al propio gobierno, la familia Manresa tampoco recibió un duro por este concepto en toda la guerra.

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Miguel Hernández en Orihuela en abril de 1936

La madre de Josefina Manresa fallece por neumonía el 22 de abril de 1937, nueve meses después de la muerte de su marido, cuyo asesinato la dejó sumida en un gran dolor que debilitó su salud. Miguel Hernández, que ha contraído matrimonio civil con Josefina, se convierte en el tutor de los hermanos menores de su mujer.

Después de la derrota republicana, en que Miguel Hernández se ve abandonado por sus camaradas del partido comunista, la preocupación por su propia familia, Josefina y su hijo Manuel Miguel (su primogénito Manuel Ramón había fallecido con diez meses en 1938), y por sus cuatro cuñados huérfanos le llevarán a buscar sustento económico a través de sus amigos y conocidos, algunos de ellos falangistas, como el poeta Eduardo Llosent Marañón.

Después de un infructuoso intento por conseguir trabajo en Madrid, Sevilla y Cádiz, el poeta decide pasar a Portugal la noche del 29 de abril, pero es detenido al día siguiente y entregado a las autoridades franquistas. Tras su traslado a Madrid, es sorprendentemente liberado de la cárcel el 15 de septiembre, semanas antes de su consejo de guerra, pero le detienen de nuevo en octubre en su Orihuela natal. Condenado a muerte en enero de 1940, Franco le conmuta la pena capital por la de treinta años de prisión. Ha sido decisiva la intervención de José María de Cossío, que visitó, con los falangistas Rafael Sánchez Mazas y José María Alfaro, al general José Enrique Varela, ministro del Ejército, a quien conmueve saber que Miguel se había casado en plena contienda con la hija de un guardia civil asesinado por los rojos.

Ni en su calvario por las cárceles franquistas, donde la mala alimentación y la falta de cuidados van minando gravemente su salud, Miguel Hernández cejará de preocuparse por Josefina y sus hermanos. Buena prueba de ello es una nota que el poeta escribe en la cárcel en 1939, donde reproduce el modelo de una instancia para solicitar a las autoridades franquistas una pensión para su mujer y sus cuñados por el asesinato de su suegro.

La pensión solicitada era la decretada el 2 de diciembre de 1936 por Franco para los familiares de los miembros de las fuerzas militares y de seguridad fallecidos por haberse sumado a la sublevación contra el gobierno republicano. Era equivalente, en concepto de pensión alimenticia, al cincuenta por ciento del sueldo íntegro que cobraran los fallecidos en el momento de su defunción, sin devengos ni gratificaciones.

En las gestiones para conseguir la pensión extraordinaria, que en el caso de Manuel Manresa habría alcanzado las 1.550 pesetas anuales, se involucraría a fondo el poeta Vicente Aleixandre, "consciente de que, además del dinero enviado por los amigos, incluido él mismo, la pensión podía aliviar la situación de la familia, y sobre todo ser de ayuda indispensable para el cuidado del pequeño Manuel Miguel, el destinatario de las conmovedoras Nanas de la cebolla, y para aliviar las penalidades del propio poeta en la cárcel", escribe Corral.

Corral logra reconstruir el laberinto burocrático que tuvo que sortear durante cerca de cuatro años la instancia de los Manresa para conseguir del nuevo régimen la pensión extraordinaria por el asesinato de su padre. Finalmente, en febrero de 1943, casi un año después de la muerte de Miguel Hernández en la cárcel de Alicante, la Sala de Pensiones de Guerra del Consejo Supremo de Justicia Militar rechaza conceder a Josefina y a sus hermanos esa pensión extraordinaria.

Según la documentación estudiada por Corral, la razón es que "el causante no cooperó al Alzamiento Nacional, desde su iniciación, sino que, por el contrario, prestó servicios en las fuerzas contrarias a dicho Alzamiento hasta que, como consecuencia de un motín que tuvo lugar en Elda, fue muerto por las turbas en la fecha indicada en ocasión de encontrarse prestando servicio de orden dispuesto por las autoridades marxistas, y por resistirse a ser desarmado por los revoltosos. Con lo expuesto queda justificado que el causante no murió asesinado por los rebeldes por su adhesión al Glorioso Movimiento Nacional".

El rechazo del régimen franquista a conceder la pensión extraordinaria a los hijos de Manuel Manresa resulta chocante cuando Corral comprueba que sí la recibieron las familias de dos de los guardias civiles asesinados con él en Elda.

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Tumba de Miguel Hernández, su esposa y su hijo en Alicante

"Por inconcebible que parezca, a algunos de los guardias asesinados en Elda se les consideró asesinados por su adhesión al alzamiento militar, pero no al suegro de Miguel Hernández, a pesar de que sus compañeros declararon que era afecto a los sublevados", escribe Corral.

Las dos Españas, concluye el autor de Desertores, fueron cicateras en el auxilio a los cinco huérfanos del guardia civil Manuel Manresa. "Si los republicanos jamás les pagaron durante la guerra la pensión que le habían reconocido al ascenderle póstumamente a cabo, los franquistas les negaron dos en la posguerra", resume el investigador.

Según Corral, dichas pensiones podrían haber atenuado las penurias y escaseces de las familias Hernández y Manresa durante y después de la contienda. Su sospecha es que ser el suegro de Miguel Hernández fue el verdadero motivo del rechazo a conceder la pensión a sus huérfanos. Quien mejor supo expresar el calado de esta sospecha fue Vicente Aleixandre, la persona que posiblemente más luchó por conseguir esa pensión:

"Llego a pensar -escribió el poeta a Josefina en abril de 1943 sobre la denegación de la pensión- si algún enemigo, si algún sin alma, se habrá interpuesto en este asunto, pues de otro modo es inexplicable a primera vista".

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