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Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

sábado, 9 de marzo de 2019

Gil-Albert sigue sin calle en Alicante

Gil-Albert sigue sin calle en Alicante

03.08.2018 | 00:52  Diario Información
 
Que el cambio de nombre de unas vías públicas de Alicante contente a todos, suena a utopía; que las juntas de distrito acuerden con el actual Consistorio las nuevas denominaciones, puede parecer cabal pero no ha de ser una vía exclusiva de selección.

No voy a criticar ciertas decisiones respecto a la entidad de algunas personas para perpetuar su memoria en el nomenclátor, pero echo en falta que gentes del mundo de la ciencia, el arte y las letras vinculadas con la capital lucentina sigan estando ausentes del callejero. En numerosas ocasiones en estas mismas páginas como en informes particulares remitidos a diversos partidos políticos desde hace años, he dado sugerencias, reconociendo que alguna ha sido últimamente admitida. La relación de otros nombres muy destacados del mundo de la cultura alicantina sigue durmiendo el sueño de los justos.

Uno de esos casos es el del escritor alcoyano Juan Gil-Albert. El Instituto Alicantino de Cultura que lleva su nombre ha anunciado la organización de un Congreso Internacional sobre su figura en colaboración con el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti de la UA que se llevará a cabo entre el 3 y el 6 de abril de 2019, año en que se cumple el vigésimo quinto aniversario de su muerte, acaecida en Valencia un tres de julio.

José Ferrándiz Lozano, director cultural del IACJGA, ya ha venido dando a conocer puntualmente la efeméride. Por mi parte, comuniqué hace unas fechas verbalmente al presidente y secretario del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía y Jesús Huguet respectivamente, mi deseo de proponer formalmente que esta prestigiosa institución se involucre en los actos conmemorativos ya que Juan Gil-Albert fue el primer presidente de la misma y falleció ocupando tal puesto.

La figura de este poeta y novelista comprovinciano ya merece por sí sola el que la capital le hubiera rotulado tiempo atrás un espacio público relevante. Pero es que su vínculo con esta tierra fue intenso aun viviendo tanto tiempo fuera de ella e incluso de España. Gabriel Miró se convirtió en su primer referente literario; viajó a Madrid con solo veinte años para conocerlo, recibió el consejo del que definió «triste en azul» por la expresión y color de sus ojos, de retornar a Alcoy, al campo y escribir. Así lo hizo.

Lo mismo le diría más de veinte años después en México León Felipe: «Debes irte a tu tierra, a la tuya, a la costa marítima de tus griegos y moros. Meterte en ese rincón que te pertenece y escribir versos».
Recordemos el amor de Gil-Albert por la cultura griega como manifestó en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Elche el 9 de abril de 1981, diciendo literalmente que «le pertenecía como su mismo rincón alicantino». Treinta y siete años atrás ya había expresado en Buenos Aires que «Alicante es un caso aparte, es una deliciosa región de aire helenizado, en cuyas sierras y caletas parecen vivir unos semitas refinados y modestos».

Retornó a España en 1947 para vivir entre Valencia y Alcoy ese que se llamó «exilio interior». No debía suponer un peligro para la rígida dictadura franquista del momento; había pertenecido a la Alianza de Intelectuales Antifascistas y se definía como «un anarquista casi en la medida de que soy un místico y un místico en la medida en que soy un anarquista». Para él no era el anarquismo el desorden ni el misticismo la beatería, sino la suma libertad y la suma entrega.

Carente de filiación política alguna, me ha sorprendido leer recientemente en un ensayo biográfico referente a otra persona, que Gil-Albert era miembro del Partido Comunista. Precisamente sufrió de este su talante en 1938. Veamos. Un jurado en el que estaba Rosa Chacel, le concede el Premio Nacional de Poesía por su libro Son nombres ignorados donde leeremos: «Nadie acierta a vivir mientras no cumple la pavorosa deuda contraída». Como subsecretario de Estado llevaba entonces las competencias de Propaganda, cuyo ministerio con ese nombre había ocupado hasta 1937, el alicantino Carlos Esplá mientras Wenceslao Roces ocupaba la subsecretaría de Instrucción Pública; y fue este último el que, enterado que nuestro escritor no había querido afiliarse al Partido Comunista, le retiró el premio de manera arbitraria e intolerante para dárselo a dedo a un militante del mismo y de mucha menor entidad, el salmantino Pedro Garfias.

Pero hay algo más rotundo y elocuente salido de la pluma del propio Gil-Albert: «En el capitalismo el hombre se convierte en mercancía, en el comunismo, en una ficha obediente sobre el tablero estatal. En ambas situaciones es más objeto que sujeto, más cosa que hombre».

Volviendo al motivo de este artículo y no siendo necesario extenderme en su grandeza literaria tanto en prosa como en verso, hasta he llegado a pensar que si se ha decidido no ponerle nombre a la céntrica y corta calle del Teniente Coronel Chápuli y prolongar hasta la Rambla la de Gerona, con lo que supone tener que alterar toda la numeración actual, bien se podría rotular como de Juan Gil-Albert. Sería un gesto tan acertado como justo del Ayuntamiento de Alicante que añadir a los actos que con motivo del veinticinco aniversario de su muerte se le van a organizar.