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El recorrido por los espacios que marcaron la vida de Miguel Hernández culmina hoy
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El editor de la antología 'Los poetas de la Senda' realiza un cuestionario sobre esta actividad a hernandianos, familia y responsables públicos
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CHEMA RUBIO
- ORIHUELA /La Verdad
La Senda del Poeta recorre desde 1998, los lugares míticos del poeta Miguel Hernández, donde nació, donde vivió y donde está enterrado, junto a Josefina Manresa y su hijito Manolillo. La senda recorre los pueblos y recuerda al poeta universal a través de distintas formas de arte al igual que lo han recordado amigos, músicos, dramaturgos, pintores: Leopoldo de Luis, Rosario la dinamitera, Buero Vallejo, Ricardo Fuentes y tantos otros.
Con 19 años de historia de ruta, ahora se cumple la edición número 20 (se hicieron dos durante el centenario) es un buen momento para hacer un alto en el camino y preguntar a organizadores, hernandianos, y senderistas, sobre diversos aspectos, para comprender mejor el ayer y el hoy de La Senda del Poeta. Así, Jesús Martí, responsable del Ivaj dice que le preocupa que los diferentes gobiernos no sepan cómo mejorar la difusión de la cultura, o que tengan otras prioridades. «Le preocupan más los recortes por no saber gestionar, por no tener proyecto, porque esto demuestra que no tienen en cuenta lo que piensan los jóvenes ni sus necesidades. No invertir en educación y cultura, y el ocio educativo es parte fundamental de estos dos pilares, es acabar con nuestro futuro». Asimismo asegura que la metodología que propone la Senda, de unir poesía y senderismo, «es exportable. Esa es una de nuestras pretensiones: proponer otras rutas con otros poetas en otras zonas».
Respecto a los hernandianos que han dejado huella en el último medio siglo, Ramón Fernánndez Palmeral asegura que la lista es larga y remite al archivo de Gaspar Peral Baeza, pero adelanta algunos nombres: Vicente Ramos, Manuel Molina, Juan Guerrero, Jorge Urrutia, Josefina Manresa, Carmen Zardoya, Carmen Alemany, Elvio Romero, Jesús Poveda, José María Balcells, José Luis Ferris, Jesucristo Riquelme y Juan Cano Ballesta. «Como es bien sabido, Miguel Hernández, fue dramaturgo y periodista de guerra, y escribía con varios seudónimos», comenta Palmeral, que recomienda el libro de María Gómez Patiño titulado 'Propaganda poética en Miguel Hernández', y la importancia de la tesis doctoral de Manuel Carcasés dirigida por Francisco Esteve.
La Federación de Montaña Valenciana se ha alzado con el galardón Senderista de Honor 2016, y es junto a la Asociación de Amigos de Miguel Hernández, la Diputación de Alicante, la Fundación Cultural Miguel Hernández, los ayuntamientos por donde pasa, colaboradora en la organización que lleva a cabo el Ivaj. Joan Pamies fue el primer director de la Fundación Cultural Miguel Hernández durante los años que estuvo vinculado a Josefina Manresa y a Lucía Izquierdo, y cuenta, que difundiendo las actividades hernandianas tuvo la suerte de conocer a numerosos personas del mundo de la política republicana y artistas como Rafael Alberti, General Marquina, Lister, el Campesino y otros amigos del poeta de antes, durante y después de la guerra como Luis Rodríguez, Fernández Revuelta, Paco Rabal, Lola Gaos, Imperio Argentina. La Fundación ha tenido otros directores como Manuel Sánchez Monllor, Juan José Sánchez Balaguer, y en la actualidad la dirige el filólogo Aitor L. Larrabide, quien se doctoró en la Universidad de León con la tesis 'Miguel Hernández y la crítica'.
Reconocido especialista en la obra de los poetas de la generación del 27 como Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillen, Pedro Garfias, o Juan Ramón Jiménez ha publicado numerosos libros e impartido conferencias sobre el poeta. Desde la Fundación realiza diferentes actividades de fomento de la lectura en colegios, investigación, o premios literarios. Juan Pastor dirige la editorial Devenir que publica desde hace una década los premios de poesia Miguel Hernández. Una larga lista de poetas entre los que se puede citar a Manuel Rico, David Hernández Sevillano (quién realizara la senda en alguna ocasión) o Marta Asunción Alonso. El editor dice que «Miguel Hernández era un vitalista y que vivía por la creación y su obra. Su mala suerte se la dio el momento que le tocó vivir y la insatisfacción de una sociedad que luchaba por la supervivencia. A Miguel Hernández le habría gustado haber recibido un premio como este en vida».
Lucia Izquierdo, nuera del poeta, presentó hace unos días en Madrid la reedición de 'Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández', explica que es el libro a tener en cuenta para cualquier biografía, «porque Josefina guardó celosamente el legado de su esposo y único amor y lo guardó como se guarda la propia vida». La nuera afirma que Josefina «escribió los recuerdos para acallar voces no autorizadas, o maledicentes, y eso que estuvo muy presionada por gente que quería esos tesoros, pero para ella su familia y la obra de Miguel, era lo que importaba».
Francisco Esteve, director de la Cátedra Miguel Hernández de la Universidad de Elche escribe que el recorrido que se descubre en el camino hernandiano está plagado de vivencias sensoriales a través de la misma orografía y naturaleza que acompañó la vida del poeta. Pero, sobre todo, descubre el camino interior del compromiso y la entrega del poeta que empuña el alma cuando canta a la libertad, al amor, a la paz. Y, tal como manifiesta Miguel Hernández en la dedicatoria de su libro 'Viento del pueblo' a Vicente Aleixandre: «Nuestro cimiento será siempre el mismo: la tierra. Nuestro destino es parar en las manos del pueblo».