Octava XI [Sexo en instante-2]
¡Al polo norte del limón amargo
desde tu arena azul, cociente higuera!
Al polo norte del limón subiera
que no a tu sur, y subo sin embargo.
Colateral a tu almidón, más largo,
aquél amaga de otra y una esfera.
A dedo en río falta anillo en puente:
¡cómo he de vadearte netamente!
MIGUEL HERNÁNDEZ
Comentario de Palmeral
Esta octava real está dividida en cuatro estrofas o párrafos de dos en dos versos. Del título («Sexo en instante-2»), tomamos el número «2» que nos sugiere, a diferencia de la octava anterior, al amor de pareja. Las alusiones femeninas a limón, como senos femeninos, son ya evidentes en "«¡Al polo norte del limón amargo / desde tu arena azul [...]»". El polo norte puede sugerirnos los polos del limón y a la vez sus extremos andrógenos en forma de pezones (prosopopeya) y a la flor del azahar símbolo de pureza. Muy semejante al verso "«los polares cerquillos»" (v. 6 de la octava real «XVII (Sandía)»), como extremos de los frutos. En "«cociente higuera»", aparece la higuera y sus higos como símbolos de órganos masculinos, ya estudiados en el apartado I.3.4, La higuera. Vuelve el verso 4 a repetir "«Al polo norte del limón subiera, / que no a tu sur»", sugiere que el amante se conforma tan sólo con subir, ir a los pezones de los senos de la amada, sin embargo, no le pide el sur, que es paladino que se refiere a la zona genital femenina. No quiere más de lo que el sentido de la virginidad y del celibato permite, "«y subo sin embargo»", es decir, y si embargo subo a tus pechos con el pensamiento y el deseo.
(SERPIENTE)
En tu angosto silbido está tu quid,
y, cohete, te elevas o te abates;
de la arena, del sol con más quilates,
lógica consecuencia de la vid.
Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,
en humanos hiciste entrar combates.
Dame, aunque se horroricen los gitanos,
veneno activo el más, de los manzanos.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Comentario de Palmeral:
La serpiente es un ofidio de un cuerpo largo y estrecho que suele emitir un silbo agudo y siseante, y se traslada de lugar rozando la tierra en forma de «S» o en zigzag. La forma alargada de una serpiente tiene elementos comunes con el de un cohete de pólvora (un petardo con mecha que va inserto al extremo de un junco o carrizo), cuando sube produce un silbido a la vez que describe zigzagueantes movimientos ascendentes como serpenteando. La figura de la serpiente, en sus distintas evoluciones, también se asemeja a la trayectoria tortuosa del borracho, embriagado por la bebida alcohólica "«lógica consecuencia de la vid»" (verso 4). "«Que tal vez maduró un sol con más quilates»", (v. 3).
La segunda parte de la octava real contiene claras referencias bíblicas. Según el relato del Génesis (2,17 y 3,6), Dios advirtió a nuestros primeros padres que no comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal, la mujer, seducida por la serpiente, tomó de su fruto (una manzana) y comió, y dio también al hombre, al que indujo a cometer el mismo pecado de desobediencia, por lo que ambos fueron expulsados del jardín del Edén. La serpiente hizo, pues, caer en la tentación nuestra primera madre, a Eva, y él dijo: «Dios sabe que en el momento en que comáis del árbol que está en medio del huerto se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal».