Breve nota sobre "Elegías últimas a Miguel Hernández"
29/dic/10 07:46
MARÍA DE LOS ÁNGELES TEIXEIRA CERVIÁ
DESPUÉS de varios intentos, por fin pude adquirir el libro al que hace referencia el mencionado título. Se trata de una edición cuidadísima de la Fundación Canaria Archipiélago con la colaboración del Gobierno de Canarias, lástima que se hayan olvidado de citar el ISBN (el copyright para proteger a los autores).
Cuando yo era una niña mi madre me regaló la colección completa de los libros de Elena Fortún, proscrita por el régimen, y que respondían al título de "Celia y sus amigos", "Celia en...", "Celia con...", que todavía conservo. Iniciando mi juventud pude leer varias obras de Pablo Neruda y Miguel Hernández que me llegaban a través de México. Sentía predilección por los poemas del poeta de Orihuela y en la actualidad ocupan en su totalidad un lugar destacado en mi biblioteca, incluidos los versos de los autores peninsulares en el homenaje que le hicieron en 1975, bajo una muestra antológica presentada por María de Gracia Ifach y Manuel García García, editada por Plaza y Janés, donde, por cierto, aparece el poema del canario Ventura Doreste.
En mi reciente autobiografía "Las caras de la Luna" (2006-2008), yo escribo sobre mi vida universitaria, administrativa, literaria y sentimental, aparte de tratar de otros temas. Son tan sólo pinceladas, esbozos de toda una vida que no puede resumirse en unos cuantos folios. En la segunda referencia, hago alusión a mi primer trabajo en la Delegación -entonces de Información y Turismo- situada en la Rambla del General Franco, y hoy con ese bonito nombre de Rambla de Santa Cruz. Pues bien, allí se me encargó como mi primer trabajo y la limpieza y el orden de la biblioteca surrealista, ubicada en un cuarto de baño antiguo, donde en la bañera con patas de león bidé e inodoro se almacenaban numerosas carpetas. Al abrirlas me encontré con una gran lista de los principales escritores y periodistas de las Islas, bajo el título de "Rojos", palabra trazada con rayas de lápiz del mismo color. Como en mi casa nunca se hablaba de política mi asombro fue mayúsculo y se me cayó la venda de los ojos descubriendo lo que era una dictadura, que allí llamaban blanda, y la negación del libre ejercicio de la libertad de expresión.
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