Canta "Nanas de la cebolla"
Entierro de Enrique Morente "El más grande"
El féretro con los restos mortales de Enrique Morente llega a la SGAE
Su Infancia
Enrique Morente nació en el Albaicín granadino de 1942. Tiempos donde las sacudidas de la post-guerra convertía a los españoles de a pie en supervivientes del orden, expertos en la vergüenza ajena, y enigmáticos compañeros de la carencia. Las cuestas del Albaicín no escapaban a estas reminiscencias, acentuándose más o menos en función de los claro-oscuros que las invadían.
La infancia de Enrique tiene lugar en un ambiente familiar, meciéndose en la voz de su madre y sucumbiendo en la de artistas locales como Juanillo el Gitano, Cobitos o la dinastía de los Habichuela.
Sus primeras incursiones en la música tienen lugar a muy temprana edad y con naturaleza ambivalente, ejerce como seise en la Catedral de Granada y como avispado observador en las reuniones familiares y de vecinos.
MUERTE:
El cantaor Enrique Morente ha fallecido este lunes 13 de diciembre 2010 en Madrid a los 67 años de edad, tras las complicaciones surgidas a raíz de la operación de úlcera en el estómago a la que fue sometido el pasado día 4 y que le mantenían desde este domingo en estado de muerte cerebral.
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Juan Verdú nos habla del homenaj de Enrique Monrente a Miguel Hernández. Pinchar para oír la voz en Radio Nacional. Morente canta en 1971: "Nana de la cebolla". "Sentado sobre los muertos"
(30/04/10).
Elegía a Enrique Morente
A Enrique Morente, hecho cadáver, en un hospital de Madrid.
Yo quiero ser llorando el dueño
del huerto eterno donde reposan
los duendes de tu cante.
Yo quiero ser la mano que siegue
los cardos y las amapolas de tu tumba
florecida por la luz del flamenco.
Que temprano levantó su guadaña
la luna negra de los poemas lorquianos
Qué temprano te fuiste a arar los campos
con el “niño yuntero” y el poeta pastor.
Qué temprano un bisturí cual estoque
de luna menos cuarto atravesó tu esófago
hasta llegar al corazón de tu alma
tomada por las manos sin pericia
de un demonio vestido de blanco.
¡Ay Enrique! qué dolor tenemos los gitanos,
los de verde oliva de olivares viejos,
los dueños del Albaicín y del flamenco.
¡Ay Morente! Aquí nos dejas con el duelo
insoportable de tu ausencia y de tu cante,
forjador del “quejío” tremendo de una voz
nueva, garganta llena de poderes y de rayos
quebrados, arrastrando torrentes de ilusiones
y de esperanzas nuevas.
Te vas al cielo flamenco de Juan Breva,
de don Antonio Chacón, de Caracol.
del Lebrijano, de Camarón…
Qué envía me das Enrique Morente,
allí todos, mano a mano, con
guitarras tremendas y palmas sordas.
¡Compadre!, aquí me quedo afilándole
la navaja a la negra sombra...
bajo el olivo y perro hambriento.
Por Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 15 de diciembre 2010