Sinopsis:
Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
viernes, 31 de diciembre de 2010
"Viento del pueblo" traducido en chino
No lo imaginó Miguel. No estuvo nunca en su pluma rebelde el ojo fino de la China milenaria. La tarde de Pekín cede ante el empuje de la noche. Diciembre. Decimosexto día del año diez del tercer milenio. Un siglo después El niño yuntero enamorado de Josefina, el soñador de la España nueva, el corazón tembloroso entre las rejas escala la memoria de Asia. El látigo insensible de su tiempo se abre a la luz en ideogramas perfectos. Cien años y la marcha continúa.
El Instituto Cervantes de Pekín, La embajada de España en China y La sociedad estatal de conmemoraciones culturales colaboraron con la Dirección general del libro, archivo y bibliotecas del ministerio de cultura de España para que Miguel alce su voz en esta tierra. Camina España por el mundo con el cetro poderoso de su pluma. En su centenario Miguel Hernández habla en China con sus versos para siempre. Ahora no lo pueden callar. Entre las flores va la canción que ampara la sombra.
La versión china de "Viento del Pueblo"
El profesor Zhao Zhenjiang, traductor de los poemas escogió las palabras de Premio Nobel de literatura Pablo Neruda para definir al poeta oriolano: "No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz! "
Francisco Javier Díez de Revenga Torres, experto en la obra de Miguel Hernández abrió los ojos a cada momento del poeta, a cada sentimiento que es alma en sus versos y en su vida. Viento del pueblo en chino y español va de mano en mano.
Este rayo que no cesa advierte el paso apresurado de un ángel irreverente y fugaz. "Mi sangre es un camino", dice mientras sonríe con ternura. Callan los dioses, pastan las ovejas y canta el pastor con voz de poeta. Habla Miguel, que la muerte es sobrevida desde tu voz: "No te van a absorber la sangre de riqueza, no te arrebatarán los ojos minerales. La piel donde recoge resplandor el lucero no arrancarán del toro de torrencial mercurio". Le habla a España: "Partido en dos pedazos, este toro de siglos, este toro que dentro de nosotros habita: partido en dos mitades, con una mataría y con la otra mitad moriría luchando". España joven, España rebelde, España libre arde en su voz. El poeta grita luz en medio de la oscuridad de su patria. En el corazón de la noche tanta claridad evoca la muerte. Ramón Fernández de Palmeral advierte con inusitada lucidez el sentimiento del poeta: "El toro representa además en Miguel el poder desmesurado, el toro que sabe que va a morir, y que con su sangre sagrada, vertida en un cáliz de acero, en una espada o en un estoque".
Miguel enfrenta a la muerte con el dominio de quien reconoce el profundo sentido de patria más allá de la vida, aun frente a la muerte. Patria como espíritu de la tierra donde se nace. Amor sin límite a la tierra madre, a la tierra amor, a la tierra gente. España es pues, en cada palabra que defiende su obra, un enfrentamiento y un compromiso. Como los poetas de las grandes revoluciones dialoga con la muerte, con el dolor de los pobres. Su tierra condenada le revela los misterios de los oprimidos y la pluma se vuelve sinceridad. Algunos hablan de libertad pero Miguel la nombra como sonido perpetuo en sus versos. España encarna en su vida lentamente hasta convertirse en sangre. Cuando llama a los poetas revela el misterio: "…voy tan solo yo y mi sombra". Habla España con su voz. Miguel reconoce esa sombra que le acompaña, sombra que enferma con su cuerpo. Poetas en el exilio, el desgarrado adiós de los que en la distancia ven partir al ángel con la rosa impenitente. Ninguno hizo un gesto por salvarlo.
El traductor Zhao Zhenjiang en la presentación
Sábado 28 de marzo de 1942. A las cinco y treinta de la madrugada Miguel se dejo llevar por el camino de la muerte con la sombra de España como duende. Desde La Coruña hasta El pinar de El Hierro. Desde La frontera hasta Menorca un torbellino gris enturbia el alma de la tierra. El Teide se estremece con la voz del poeta que danza en el aire: "No, no hay cárcel para el hombre. No podrán atarme, no. Este mundo de cadenas me es pequeño y exterior. ¿Quién encierra una sonrisa? ¿Quién amuralla una voz? A lo lejos tú, más sola que la muerte, la una y yo. A lo lejos tú, sintiendo en tus brazos mi prisión, en tus brazos donde late la libertad de los dos. Libre soy. Siénteme libre. Sólo por amor".
Las ovejas pastan y el viento desafía la plenitud del pastizal. Un niño calza la pobreza con palabras. No vence la sombra, tampoco la luz. Una batalla encarnizada arrastra el aire de la mañana. Minutos, días, años. Sonríe el cielo, llora el cielo. Otra vez la sonrisa salva al pastor de la muerte. Viento del pueblo, sangre que se dispara por las arterias de la tierra. El pastor con voz de poeta va susurrando en el aire su canto eterno comprometido: "Mañana no seré yo: otro será el verdadero. Y no seré más allá de quien quiera su recuerdo. Flor de un día es lo más grande al pie de lo más pequeño. Flor de la luz el relámpago, y flor del instante el tiempo. Entre las flores te fuiste. Entre las flores me quedo".
Ojos rasgados que miran las palabras del poeta. Ojos y alma en el imperio del sol naciente tocando en la puerta del cielo, en la ciudad prohibida, en las plazas junto al agua viva del tiempo. Se advierte perpetuidad allí donde la poesía es Viento del pueblo, donde Miguel canta para siempre.