El Caballero reivindicativo
Federico Ros reclama «la participación activa» del gobierno municipal en la procesión del Santo Entierro
rubén míguez 16.04.2017 | 01:55
El Caballero reivindicativo /Información
Pide que no se prive a la administración de sus competencias, en referencia a «La Diablesa».
«La forma es el fondo de la superficie, el origen de todo misterio»,
con estas palabras, copiadas de un artículo como reconoció, Federico Ros
introdujo el lado más reivindicativo de su discurso en la recepción que
ofreció ayer como Caballero Cubierto en el claustro de Santo Domingo.
Fue la manera que utilizó para introducir su visión del contencioso que
enfrenta al Cabildo de la S.I. Catedral de Orihuela y al Ayuntamiento de
la ciudad por la titularidad de la imagen más icónica de su Semana
Santa, la «Cruz de los labradores», más conocida como «La Diablesa», un
diablo con pechos de mujer obra de Nicolás de Bussy. El Cabildo señala
que el mencionado grupo escultórico formaba parte de su patrimonio,
razón por la cual consta en los diversos inventarios de los bienes
muebles y alega que la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Catedral,
dependiente del Cabildo Catedralicio, y presidida por un canónigo,
encargó en 1694 el paso de «la insignia de la Cruz», a propuesta de los
labradores de la ciudad, por lo que considera que su titularidad es
eclesiástica. Sin embargo, desde el consistorio lo consideran patrimonio
cultural de la ciudad.De este asunto sabe, y mucho, el Caballero Cubierto de este año. No obstante, es el abogado del ayuntamiento, encargado de defender la titularidad municipal de la obra de 1694. Y no desaprovechó la ocasión, ante docenas de invitados a su recepción vestidos con chaqué, ellos, y con media peina y mantilla, ellas, para reivindicar «la participación activa del gobierno municipal en la organización y sustento de la procesión del Santo Entierro y me siento en la obligación de defenderlo», señaló, citando al Concilio Vaticano II para reseñar que la «comunidad política y la Iglesia son independientes, y el hecho religioso es individual y no debe entrar la administración pero ello no significa que el Estado y el resto de administraciones públicas deban dar la espalda a una realidad social que forma parte de nuestra historia y evolución». Y continuó insistiendo en el hecho de que «la aconfesionalidad del Estado no excluye que la administración deba verse privada de sus competencias sobre su patrimonio en este caso inmaterial», en referencia a «La Diablesa» ya que hay símbolos y tradiciones «profundamente arraigados en la sociedad».
Diálogo
Federico Ros instó a las instituciones civiles y religiosas a establecer un diálogo «sincero, constante, fluido y responsable sin que obstáculo alguno lo dificulte o impida». «No se trata de vencer sino de convencer y es necesario el entendimiento entre ambas instituciones», señaló el Caballero Cubierto, para quien no hay duda de que «se establecerán los puentes necesarios que unan aquellas cuestiones que hoy son objeto de divergencia». Y finalizó su alegato, que bien podría servir en un juicio como una buena defensa del Ayuntamiento en este conflicto, recordando las palabras que dijo su abuelo, Fulgencio Ros, en 1941, cuando fue nombrado también Caballero Cubierto. «Hago llamamiento a todos para que hagamos lo que esté ne nuestra mano para mantener y honrar como se merece esta procesión». Todo, bajo la atenta mirada del Obispo Jesús Murgui.
Ros, que trufó su discurso de citas a Miguel Hernández, reivindicó también que la procesión del Santo Entierro se declare Patrimonio Cultural Inmaterial, algo que también señaló la edil de Fiestas, Mariola Rocamora.
Medalla
El regalo elegido este año por el Caballero Cubierto fue una medalla de plata con la imagen del Cristo Yacente para recordar a los oriolanos que en 1934 reanudaron la procesión del Santo Entierro tras ser suspendida en la II República.