Miguel
pedro picatoste 01.04.2017 | 04:15/InformaciónNo tiene comparación. Lo dicen expertos hispanistas en todas las universidades del mundo, que te miran con admiración cuando saben que eres de Alicante, tan cerca de Orihuela.
Si fuera de otro país, incluso de otra ciudad, de otra zona, un autor como Miguel Hernández tendría un halo de singularidad entre los más grandes literatos de la historia.
Por encima de su ideología y de la utilización que de ella se hace por los dos bandos (lamentable que aún estemos así), las sublimes metáforas, la exquisita sencillez, la profunda belleza de sus poemas han sido y son insuperables hasta ahora. Nunca se ha dicho tanto con tan pocas palabras.
No hay debate, 75 años después de su triste destino, Miguel crece cada día como creador, como inmenso autor de las mejores líneas escritas en nuestro idioma, como poeta universal y eterno.
¡Claro que en los colegios se tendría que estudiar la historia y la literatura con la obra hernandiana! Claro que la unificada Universidad debería llamarse Universidad de Alicante Miguel Hernández. Este sería el debate y no si hay Medicina o no aquí o allá, o si se debe impedir o restringir la libertad de las iniciativas universitarias privadas.
Claro que Miguel debe estar presente en instituciones, lugares públicos, actos de todo tipo, etcétera. Le estaríamos dando, devolviendo, solo una pequeña parte de lo que él nos entregó con su inmenso genio.
Ya es momento de analizar su obra desde la literatura, sin lastrar de rojo o de ateo, al que no perdonaba a la tierra ni a la nada por la muerte de un amigo, ¿quién perdona eso?, ya es momento de entender que era el poeta del pueblo, no sólo de una parte de ese pueblo, ya es hora de terminar las luchas con sus descendientes y poner en valor todo lo suyo, es el dinero público mejor invertido que puede haber en cultura aunque no escribiera una palabra en valenciano.
«Que mi voz suba a los montes y baje a la tierra y truene, eso pide mi garganta desde ahora y desde siempre».