MIGUEL HERNANDEZ EN LA PROVINCIA DE CIUDAD REAL. Este artículo estaba publicado en "La Verdad de Ciudad Real", como este sitio no está disponible en la Red, lo he recuperado.
(Autor anónimo. Debe un recopilación del periódico. No tiene bibliografía lo cual es siempre algo de desear)
Added 30 Oct, 2010, Under: CASTILLA LA MANCHA,OTROS ARTÍCULOS
Miguel Hernández Gilabert (1910 – 1942) será a lo largo de la historia el “Poeta del Pueblo”. Hombre humilde, hijo de cabreros y oriundo de Orihuela (Alicante), se labró una importante carrera poética sin tener apenas estudios. Autodidacta y hombre con una gran pasión por la lectura abrazó los ideales de la República Española, a la que defendió desde los frentes de batalla y a través de sus escritos. Amigo de grandes personajes de la historia del siglo XX como Pablo Neruda, Buero Vallejo, Cossio, Vicente Aleixandre, compartió con ellos la tragedia de España y al igual que García Lorca pagó con su vida el compromiso con la libertad. Después de la derrota de la República en la Guerra Civil fue juzgado, condenado y encarcelado por las autoridades franquistas. Preso, vejado, y enfermo de tuberculosis, murió el día 28 de marzo de 1942, a los 32 años, en el Reformatorio de Adultos de Alicante.
Miguel Hernandez en Ciudad Real
Miguel Hernández viaja a Puertollano con las Misiones Pedagógicas de la República en marzo de 1936. El objetivo de estas misiones era llevar a la gente de las áreas rurales la cultura, bien con teatros, con exposiciones, con bibliotecas, por la tanto, no es de extrañar que un hombre como Miguel, comprometido con su clase y con su tiempo, participara en las mismas La colaboración con las Misiones le servía de ayuda económica que sumaba al sueldo que recibía de José María Cossío, de 10 pesetas diarias, en la recopilación de información para su Enciclopedia de los Toros
En la provincia de Ciudad Real, se llevaron a cabo bastantes misiones que recorrieron Puerto Lápice, Luciana, distintos pueblos de los Montes de Toledo y Cabañeros, como El Robledo, Puebla de don Rodrigo, Arroba de los Montes, Navalpino, Alcoba de los Montes, Fontanarejo, Horcajo de los Montes y Retuerta de Bullaque. Miguel Hernández estuvo en nuestra provincia, concretamente en Puertollano, durante diez días. No era la primera vez, ya que en 1932, durante un altercado algo extraño, fue detenido en Alcazar de San Juan durante un viaje en tren hacia su pueblo natal por no llevar los papeles en regla. El poeta pasó al menos un día en la carcel de Santo Domingo de esa ciudad.
Según el estupendo relato del historiador Julio Bayo en la revista Oretania, la estancia en la provincia ocurrió del siguiente modo:
LLEGADA A PUERTOLLANO
El periódico local El Defensor, nos informa que el jueves día 12 de marzo de 1936 llegaron en viaje de Misiones el Inspector Jefe de la Enseñanza de la Provincia, José Salgado, y tres estudiantes madrileños, con el propósito de visitar Mestanza, El Hoyo, El Tamaral, Solana del Pino y San Lorenzo.
El alcalde, Leonardo Rodríguez Barrera, puso a disposición de los misioneros el volquete municipal a fin de permitirles regresar a Puertollano cada noche. Dadas las malas comunicaciones con los pueblos del Valle de Alcudia y Sierra Madrona el Ayuntamiento de Puertollano ofrece este vehículo municipal para sus desplazamientos a las localidades en las que desarrollarán las misiones culturales. También se propuso la posibilidad de ofrecer una conferencia en el Gran Teatro.
Lo cierto es que no fue nada fácil la llegada hasta estas localidades, dadas las malas condiciones de las redes de caminos.“Mira, ayer y anteayer he estado en un pueblo metido en el corazón de Sierra Morena, la sierra de los bandidos, y he ido en auto. No te puedes figurar lo que me ha costado llegar, es un camino el que hemos recorrido hecho para los arrieros solamente y el que conducía ha sudado tinta. Por fin, pudimos llegar y volver y aquí me tienes, en Puertollano, de donde saldré esta mañana-ahora es muy temprano-para un pueblo que se llama Tamaral”, narra el propio Miguel Hernández a Josefina Manresa.
HOTEL CASTILLA en PUERTOLLANO
Anuncio de la época del puertollanero Hotel Castilla. Miguel llega a Puertollano procedente de Madrid y se hospeda durante diez días (de 12 al 21 de marzo) en el Hotel Castilla, situado en la calle Aduana, uno de los mejores establecimientos hosteleros de la ciudad. El hotel es propiedad de Martín Pérez Martín y fue uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad hasta su desaparición, con planta baja, en donde se ubicaba la recepción, un hermoso patio con bóveda acristalada, y otras tres plantas más en las que se distribuían las habitaciones y dependencias familiares.
Puertollano en 1936
Puertollano en 1936 es una ciudad de más de 20.000 habitantes que sigue aumentando gracias a la creciente masa obrera, que provoca que su demografía siga multiplicándose sin parar hasta consolidarse como una de las poblaciones más florecientes de La Mancha.
Un año que se inicia como acabó, desapacible. En enero se padece un fuerte temporal de lluvia y viento que provoca la inundación del campo y de algunas viviendas situadas en zonas más bajas.
El 22 de febrero se decreta la amnistía para presos políticos que son recibidos dos días más tarde con gran fervor y vivas a la República. El ambiente estaba bastante enrarecido con enfrentamientos entre radicales de izquierda y derecha. Una conflictividad política que culminaría con el asesinato en mayo del Jefe Local de Falange, José Hernández Novas, en la calle Talavera Baja tras haberse despedido de su novia.
En los días que Miguel Hernández permanece en Puertollano en el Gran Teatro se proyecta la película “¡Abajo los hombres!” con Libia Dimas, Carmelina Aubert y Pierre Clabel y la cuenca minera vive una tensa situación con diez días de huelga en el interior de los pozos de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y en la mina San Esteban.
Cartas de amor a Josefina
Miguel Hernández durante su estancia en Puertollano escribe a familiares y amigos, dos cartas y una postal a su novia Josefina Manresa (que se conservan en el Archivo de Elche), una postal a su amigo Carlos Fenoll (Biblioteca Nacional) y otra postal a José María Cossío (Archivo Casona Tudanca).
Miguel Hernandez y Josefina Manresa
Las cartas a Josefina Manresa son de amor o más bien para recuperarlo, después de los escarceos amorosos con la pintora Maruja Mallo y sobre todo por la necesidad de Miguel de dejar patente su cariño hacia Josefina y evitar el distanciamiento.
La primera carta sin fecha, lleva el membrete del Hotel Castilla e incluye un dibujo de un corazón y una cabecita de Josefina y Miguel.
Una de las misivas escritas en Puertollano por Hernández. El poeta no escribe antes a su novia, Josefina Manresa, hasta saber el punto exacto en el que iba a permanecer durante su estancia en Puertollano para poder recibir contestación a sus misivas.”Voy a vivir en este hotel el tiempo que haya de estar por aquí y aunque todos los días saldré por algunos pueblos, vendré a dormir a él. Cuida de poner muy bien la dirección, que no se pierda la carta, tengo muchas ganas de tener carta tuya y quiero que sea muy cariñosa y muy larga”.
Miguel quiere dejar claro que llevará su amor allá donde vaya.“Me he traído conmigo tu fotografía y en estos momentos la tengo sobre este mismo papel y no dejo de mirarte, mientras escrito. (….) Te he dado un beso que quisiera hubieras sentido en lo más hondo de tu corazón.
La echa de menos y espera volver de nuevo a su encuentro en Orihuela. “La envidia que te daba no venir tú a mi lado, a mis manos, a mis ojos y a mi querer en vez de papel”.
Más tarde escribe “tú tienes que saber desde ahora que me gustas de todas maneras. Haz con tu cara lo que parezca más discreto y mejor. (…) me olvido de lo principal es decirte lo que te quiero, guapa de mi alma, graciosa mía, fantasía de mi corazón. (….) Josefina de mis ojos. Me despido de ti sin olvidarte y queriéndote más cada día para esposa. Te necesito a mí lado, me hace falta tu corazón y te lo estoy pidiendo en todas mis cartas, me lo das en todas pero no lo siento junto a mí y me desespero”.
En la segunda carta a Josefina aparece de nuevo un dibujo esta vez atravesado por una flecha. Está escrita poco antes de salir en dirección a su misión a Solanilla del Tamaral. “Se me va haciendo la hora de salir para Tamaral y no te mando más que este corazón tan grande”(….) Veo en tus cartas aún desconfianza y recelos y te acuerdas de otros días que es preferible olvidar. Tú sabes que he vuelto a ti, a tu querer, porque tienes el mío desde hace mucho tiempo, de lo contrario no me hubiera vuelto a acordar de ti. Me da mucha pena que sufras por esas y otras muchas cosas. Como es necesario he de salir de viaje. No temas, que no me ha de pasar nada malo. (….) Te quiero. Te quiero, te quiero y nunca he de dejar de quererte. Hasta la tuya, que sea inmediatamente. Adiós. Te quiero. No te olvides de mí. Te quiero”.
Dos cartas más
También desde Puertollano escribe a su amigo Carlos Fenoll, al que informa que se encuentra fuera de Madrid por la provincia de Ciudad Real muy cerca de Andalucía. “El otro día he pasado Sierra Morena y no puedes imaginarte qué emoción me ha dado recordar a los bandidos generosos.(…) Di a Josefina que no se acongoje por mi llegada. Serenidad. Sé su dolorosa y penosa situación y sé el remedio. Os recuerdo siempre y pronto tendré la gran alegría de estrecharos. Hasta dentro de poco, abrazos”.
La última carta desde Puertollano, fechada el 18 de marzo de 1936, va dirigida a José María de Cossío, para el que trabajaba en la recogida y recopilación de datos de su enciclopedia de toros.”He pasado por el corazón de Sierra Morena y me he sentido un poco Tempranillo. (…) Perdóneme si no voy cuando le advertí que iría. Se va a prolongar la misión diez días más de lo que yo creía. ¿Cuándo marcha a Pamplona?. No tengo lugar fijo y no podré recibir noticias suyas”.
Referencias a Puertollano
En las cartas de Miguel Hernández aparecen referencias a Puertollano. Se encuentra con un mucho más frío que el suyo, con minas de carbón y plaza de toros.“El pueblo este se parece mucho a Orihuela, aunque es más frío y más triste y tiene algo de los pueblos andaluces. En general casi todos los pueblos españoles se parecen un poco y tienen poco que ver, como no sea alguna iglesia vieja o valiosa. Aquí lo hay son muchas minas de carbón” (carta a Josefina Manresa).
A José María Cossío le informa que “en el pueblo en que me encuentro en este momento-Puertollano-hay dos o tres tabernas con nombres taurinos y una placita muy graciosa. Perdóneme si no voy cuando le advertí que iría”.
Carmen Pastrana Marariños, la maestra de Mestanza:
Mestanza y Miguel Hernández estarán siempre unidos por el nombre de una mujer, Carmen Pastrana, joven maestra del pueblo al que Hernández conoce durante la visita que realiza a esa localidad junto a las Misiones Pedagógicas en marzo de 1936.
Carmen Pastrana, con sus alumnas de Mestanza. La atracción de Hernández por la maestra de 24 años es tan intensa que en una cuartilla a lápiz le escribe un soneto con una dedicatoria final manuscrita: “A mi amiga Carmen en espera de volver verla por donde sea mejor, Miguel Hernández”.
Un poema [un soneto] con una idealizada descripción de la joven y con versos llenos de alabanza, pese al escaso margen de tiempo que tuvo para conocerla a fondo:
A tus facciones de manzana y cera:
Carmen, fruto a los pájaros prohibido,
congelado en el alba y escogido
por una mano de oro en primavera.
Hueles a corazón de trigo y era,
suenas a nido, suenas a sonido,
sabes….no sé a qué sabes, y he sabido
que nunca he de saber lo que quisiera.
Miras como los ojos del relente:
Fríamente febril y distraída
entre flores y frutos la mirada.
Hablas como el silencio y una fuente:
calladamente, y andas por la vida
temerosa de flechas y de nada.
Algunos de los habitantes de Mestanza guardan con cariño recuerdos de la amistad que mantuvieron con Carmen Pastrana Marariños, como es el caso de Ramona Pedrero, que nos adentra a los años de maestra en esta localidad, la casa donde vivió y las gentes con las que se relacionaba. Más dificultades ha habido a la hora de encontrar alguna fotografía de la joven maestra durante sus años de estancia en Mestanza, a excepción de una instantánea entre sus alumnos.
Carmen Pastrana había nacido en 1912 en Burgohondo (Avila) y tras sus estudios de magisterio y las oposiciones es destinada a Mestanza en 1934, en donde ejercería como maestra hasta su traslado a Ciudad Real en 1961. En la capital de la provincia residiría hasta su fallecimiento en 1989, pero Mestanza había sido su tierra de acogida y también la tierra para la eternidad, allí yace sus restos junto a los de su madre y su hermano, Valeriano Pastrana.
El poema original afortunadamente está custodiado por su cuñada, María Nieves del Arco y su sobrina, María Pastrana del Arco, que nos ha facilitado una copia del mismo para su reproducción.
Otros pueblos
[Además de Puertollano y Mestanza, Miguel estuvo en Tamaral, en Valdepeñas y Albadalejo, lo sabemos por la cartas a Josefina del martes 17 de marzo: "En Puertollano de donde saldré esta mañana - ahora es muy temprano- para un pueblo que se llama Tamaral..." En la carta del viernes 20 de marzo escribe: "Hoy me encuentro en Valdepeñas desde las doce del día y estoy completamente cansado del viaje qye he hecho esta mañana en un tren muy malo...". el 22 de marzo fecha una carta desde Albadalejo: "Por otra parte el no poder recibir carta tuya en estos pueblos tan retirados, donde no hay luz no otras cosas, com el correo, muchas veces, y por el temor de que se pierdan las cartas..."]