JOSEFINA MANRESA, BREVE BIOGRAFÍA
JOSEFINA MANRESA MARHUENDA. La mujer necesaria. (Quesada, Jaén, 2-1-1916 – Elche, 18-2-1987).
Josefina
Manresa falleció, en Elx (Alacant) el 18 de febrero de 1987, había
nacido en el bello pueblo andaluz de Quesada (Jaén), rodeada de olivos.
Sus padres Josefina Marhuenda Ruiz y Manolo Manresa Pàmies, habían
llegado allí en 1915, procedentes de Cox (Alacant), el padre guardia
civil estaba allí destinado.
El
21 de abril de 1927 la familia llega a Orihuela, residiendo en el
cuartel de la Casa del Paso. Allí conoce a Miguel Hernández en el verano de1933, y
se inicia su noviazgo en 1934, rompe las relaciones por seis meses, entre
1935 y 1936, y el 1 de febrero de 1936 lo reanudan hasta su matrimonio
por lo civil, en Orihuela, el 9 de marzo de 1937. Fue la compañera, la
musa del oriolano y la destinataria de decenas de poemas y más de
cuatrocientas cartas.
Su
padre tiene un nuevo destino en Elda (Alacant) y allí se traslada la
familia, el 21 de abril de 1936 y en esta ciudad es asesinado su padre
el 13 de agosto de 1936. Y la familia se traslada a Cox, casa de la
abuela de Josefina.
El
19 de diciembre de 1937 nace en Cox el primer hijo de Miguel y
Josefina, Manuel Ramón, quien fallece a los diez meses a causa de unas
infecciones intestinales. El segundo hijo, Manuel Miguel nacería el 4 de
enero de 1939. En enero de 1950 se traslada, con su hijo Manolillo, a
la ciudad de las palmeras, la dama y el Misteri , después de la muerte
del escritor, en Alacant el 28 de marzo de 1942.
De
no haber existido Josefina Manresa, no sabemos que habría pasado con el
legado del poeta oriolano, pero si que podemos afirmar, que gracias a
ella se ha podido recuperar la vida y obra de su compañero del alma. En
1987 fuimos atravesados por su ausencia pero queda en nuestra memoria
las conversaciones con ella y con los compañeros de prisión, guerra y
literatura de Miguel Hernández. Constantemente pasaban por su casa
ilicitana todos estos testigos hernandianos y se recibían saludos de
aquellos que recordaban con cariño al poeta universal: Vicente
Aleixandre, José María de Cossio... Josefina vivió en Orihuela, desde
1927 a 1936 los años más felices de su vida; sus primeras amigas, su
noviazgo. Tuvo una niñez difícil trabajando en la fábrica de la seda,
en varios talleres como sastresa, modista. Su juventud fue trágica
rodeada de la muerte de sus seres queridos, abuelos, padre (asesinado en
Elda) y madre, después de una larga enfermedad. La muerte de su primer
hijo y el fallecimiento por desidia de su marido, Miguel Hernández.
Vivió la soledad, el abandono, la represión de la Dictadura. Después de muchos años viviendo con carencias y sufriendo presiones de todo tipo, en sus últimos años de vida, la imagen de Josefina, la amante y musa inmortal, va cobrando la fortaleza de los elegidos. La herencia del dolor hernandiano -dolor capaz de hundir a muchas personas- fue fielmente recogida por esta mujer, caminando con ella, sus trabajos y sus días, sin desertar jamás del destino. marido.
En su libro "Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández" escribe con amor y dolor detalles desconocidos para los biógrafos del poeta. Nos informa de los seres humanos y del ambiente de Orihuela, y esas aportaciones las hace desde dentro, pues ella lo ha vivido sola y con su Miguel y no desde fuera como lo escriben otros autores. Gracias a Josefina conocemos también anécdotas, historias y relatos que se contaban en Orihuela y podemos recorrer las costumbres, las fiestas, las prácticas religiosas, las formas de hablar, la política, lo social, la gastronomía, el mundo laboral, las viviendas, los vestidos, las calles de Orihuela, cómo era la casa de Miguel de la calle de arriba, en la que vivió el poeta a partir de los tres años. Sus recuerdos han sido de gran valor para que podamos ubicar en aquel tiempo y espacio la biografía y la obra de Miguel Hernández.
Vivió la soledad, el abandono, la represión de la Dictadura. Después de muchos años viviendo con carencias y sufriendo presiones de todo tipo, en sus últimos años de vida, la imagen de Josefina, la amante y musa inmortal, va cobrando la fortaleza de los elegidos. La herencia del dolor hernandiano -dolor capaz de hundir a muchas personas- fue fielmente recogida por esta mujer, caminando con ella, sus trabajos y sus días, sin desertar jamás del destino. marido.
En su libro "Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández" escribe con amor y dolor detalles desconocidos para los biógrafos del poeta. Nos informa de los seres humanos y del ambiente de Orihuela, y esas aportaciones las hace desde dentro, pues ella lo ha vivido sola y con su Miguel y no desde fuera como lo escriben otros autores. Gracias a Josefina conocemos también anécdotas, historias y relatos que se contaban en Orihuela y podemos recorrer las costumbres, las fiestas, las prácticas religiosas, las formas de hablar, la política, lo social, la gastronomía, el mundo laboral, las viviendas, los vestidos, las calles de Orihuela, cómo era la casa de Miguel de la calle de arriba, en la que vivió el poeta a partir de los tres años. Sus recuerdos han sido de gran valor para que podamos ubicar en aquel tiempo y espacio la biografía y la obra de Miguel Hernández.
Por los amigos de Miguel y por él mismo sabemos que
éste empezó a interesarse por Josefina antes del primer viaje (1931) a
Madrid, en cambio ella nos cuenta en sus memorias que le estuvo
pretendiendo desde el año 1933 hasta el 27 de septiembre de 1934. El 20
de enero de 1933 publicó, el oriolano universal, su primer libro "Perito
en lunas". Nos cuenta Josefina que "pasaba varias veces por la puerta
del taller de la calle Mayor, en Orihuela, donde yo trabajaba de
modista... la costumbre que había entonces era no admitir a un chico en
seguida". El primer mensaje del enamorado no se lo entregó Fenoll a
Josefina, pero el segundo escrito se lo dio el poeta "doblado dos veces y
se fue de prisa" contenía la poesía "ser onda, oficio, niña, es de tu
pelo" la había escrito a máquina y con la dedicatoria a mano "para ti".
Josefina nos va describiendo por donde paseaban en Orihuela, sus
conversaciones, sus juegos de palabras, como su noviazgo, su boda de 9
de marzo de 1937, su viaje a Jaén y el sufrimiento en la guerra, su
matrimonio, el embarazo y parto de sus dos hijos, la alegría del poeta y
la tristeza compartida con la muerte de su primer hijo en 1938, con
diez meses. Josefina, gracias a su gran memoria, narra las vivencias del
poeta, sus rincones oriolanos, sus lecturas, sus pasiones, sus
amistades como dice Concha Zardoya es un "documento vivencial e
intrahistórico". Fue la acompañante del poeta y en consecuencia percibió
directamente en su propio ser los cambios de pensamiento de Miguel, y
antes y después de la muerte del poeta Josefina desarrolló una actividad
constante para recuperar los escritos y la memoria de su marido,
obteniendo el rico legado hernandiano. Fue una mujer necesaria para que
hoy se conozca la vida y obra de nuestro universal paisano.