Por Carlos Antonio Figuero Lillo
Con alegría me sumo al
homenaje a Manuel Roberto Leonís Ruiz, a través de esta comunicación a
distancia, para reiterar mi afecto por su persona y mi admiración por su obra
poética. Es importante destacar que lo que nos unió en amistad fue la poesía y
su interés por la obra del gran poeta Miguel Hernández. Una amistad que, en la
medida que el tiempo ha transcurrido, se ha convertido en una relación casi
familiar, una especie de hermandad indisoluble, conformada a partir de la
vocación hernandiana que nos une. No obstante, debo confesar que no he conocido
a poeta alguno que haya manifestado más devoción por otro poeta que el mismo
Leonís, un estudioso de la obra de Miguel Hernández y, a su vez, un poeta
hernandiano por excelencia. Adentrarse en sus versos es recorrer el universo
del poeta sesgado.
Maricel Mayor Marsán
Miembro Numerario de
la Academia Norteamericana de la Lengua Española
Miembro Correspondiente de la Real
Academia Española www.anle.us/26
Mucho tiempo ha
pasado desde que compartimos un panel acerca de revistas y medios digitales en
la Biblioteca Fernando de Loazes y Archivo Histórico de Orihuela. Luego, conocí
la Casa Museo del poeta que escribió "Nanas de la cebolla" junto a
Leonís y su familia. Andando el tiempo, surgieron los proyectos de sus libros Vengo pastoreando lunas (2004) y Vientos del sentimiento — De mi huerto a Miguel Hernández (2005), ambos publicados bajo el sello de Ediciones Baquiana. Los dos
libros están repletos de una gran carga de sentimiento y una genuina admiración
hacia la poesía de Miguel Hernández y su vida en general. Me siento muy
orgulloso de ser responsable de la edición de los mencionados poemarios y de
ser amigo de un ser tan inspirado y de una fibra poética tan especial.
Patricio E. Palacios
Director Ejecutivo Ediciones Baquiana Revista Literaria Baquiana www.baquiana.com