Miguel Hernández: BOFETADAS A CAMBIO DE PUBLICIDAD
Ya se las dieron a Miguel Hernández una bofetadas, la Guardia Civil el día de
los Reyes del 1936 (menduo regalo), en el campo de San Fernando del Jarama paseando Miguel con
Maruja Mallo, La Benemérita le pidió la documentación y como no la llevaba
encima salió corriendo y lo detuvieron por sospechoso. Nada más entrar en la casa-cuartel de San
Fernando el Cabo Comandante de Puesto el arreó un par de bofetadas, y los
guardias le dieron golpes y le
amenazaron con la culata de los fusiles –contó Mª Teresa León- por resistirse.
La Benemérita de aquella
época actuó como era su costumbre proteger a los señoritos y apalear a los
jornaleros, gitanos y gente de mal vivir,
es decir, como cuenta el chiste cuartelero: primo disparar y luego
preguntar.
Diez días después se publicó un manifiesto de
protesta en El Socialista a favor del poeta oriolano, firmada por los
intelectuales más destacados de la época. Lo cual supuso una importante dosis
de publicidad, días después, el 24 de enero.
Apareció publicado su poemario “El rayo que no cesa”, publicado en la
colección “Héroes” de Manuel Antolaguirre y Concha Méndez.
En enero la Revista Occidente
de Ortega y Gasset, le publica 6 sonetos y la “Elegía a Ramón Sijé”. El 15 de
enero de 1936 Juan Ramón Jiménez le concede una entrevista en su domicilio, quien el 23
de febrero elogia a Miguel en “El Sol”, por su “Elegía a Ramón Sijé”. El 30
de enero publica en “La Verdad” de
Murcia un escrito en prosa “Ramón Sijé”.
El “Heraldo de Madrid”, dirigido Alfredo Cabanillas que, a pesar de
declararse “Independiente”, defendía las causas republicanas y
frentepopulistas, le hizo una breve reseña el 12 de marzo de 1936, en la decimotercera
página de la sección de “Literatura”, por el periodista especializado Miguel
Pérez Ferrero. Este periodista lo
presentará en Unión Radio (dirigida por Urgoiti), donde Miguel recitó “Sino
sangriento” y “Égloga” a Garcilaso, cobro 1o pesetas.
Es decir, que lo que
quiero sintetizar es que aquellas bofetadas de la Benemérita sirvieron para que
“El Socialista” publicara un manifiesto de protesta a favor del poeta de las
esparteñas, que le dio gran publicidad, y un buen empujón a su carrera poética.
En esto meses de otoño
de 2011, Miguel recibe nuevas bofetadas, cuando su legado sale del Centro
Hernandiano, y nuevamente salta a las páginas del periódico. Legado entregado
en depósito por Josefina Manresa en 1985.
En
1936, Miguel había roto con Josefina, y
se fue al calor de la artista vanguardista Maruja Mallo (8 años mayor que
Migue) de la llamada «Escuela de
Vallecas» la que le había presentado en Madrid su paisano y amigo pintor Paco
Die. Un 6 de enero salieron Miguel y Maruja en tren a los campos de San
Fernando de Jarama, (hoy de Henares). Y
ocurrió lo ya contacto. Una vez Miguel en Madrid acudió a Alberti, a María
Teresa León. A raíz de esta ayuda, Miguel Hernández a través de ellos
se afilia al Partido Comunista. Sus palabras fueron: “Estoy
con vosotros. Lo he comprendido todo. También intercede Pablo Neruda, por entonces cónsul de
Chile en Madrid, y demás amigo poetas,
que firmaron el siguiente manifiesto:
En el diario El Socialista, de gran tirada donde se
publicaba el siguiente Manifiesto, el 16 de Enero de 1936. “Protesta a favor del poeta Miguel Hernández”
“El lunes, día 7 de este mes de enero,
estando el poeta murciano (sic) Miguel Hernández pasando el día en las orillas
del Jarama, fue detenido por la guardia civil, y preguntado, primero, qué hacía
por aquellos lugares. Miguel Hernández contestó, sonriente, que era escritor y
que estaba allí por gusto. El traje humilde, modesto, de nuestro amigo, llevó a
la guardia civil a tratarle con violencia, conduciéndole al cuartelillo de San
Fernando. Durante el trayecto, para ocultar la vergüenza que provocaba en él la
detención, Miguel Hernández, de rabia, fue dándoles con el pie a las piedras.
Entonces, le amenazaron de muerte, diciéndole: “Si no por aquella mujer que viene
andando detrás de nosotros, te dejamos seco.” [La mujer era
Maruja Mallo]
Al entrar en el cuartelillo, y sin más
explicación, el cabo le abofeteó. Siguieron los golpes, hasta con unas llaves
que le quitaron después de un registro minucioso, en el que encontraron además,
como terrible prueba, una cuartilla encabezada con este nombre: “Juan de Ocón.”
Los guardias civiles de aquel puesto no podían comprender que un hombre con
aire campesino escribiese un título para una obra de teatro. “Este es un cómplice.
Anda. Confiesa.” Así, golpeado, insultado, vejado, permaneció varias horas en
el cuartelillo, hasta que pudo telefonear a un amigo de Madrid, que respondió
de su persona.
Enterados de este atropello,
lo denunciamos al ministro de la Gobernación, y protestamos, no de que la
guardia civil exija sus documentos a un ciudadano que le parezca sospechoso,
sino la forma brutal de hacerlo, pues en vez de limitarse a comprobar su
identidad, le golpease (sic) maltratándole y hasta amenazándole de muerte.
Protestamos de la vejación que representa el abofetear a un hombre indefenso.
Protestamos de esta clasificación entre señoritos y hombres del pueblo que la
guardia civil hace constantemente. En este caso que denunciamos, Miguel
Hernández es uno de nuestros poetas jóvenes de más valor. Pero, ¡cuántas
arbitrariedades tan estúpidas y crueles como ésta se cometen a diario en toda
España sin que nadie se entere! Protestamos, en fin, de esta falta de garantías
que desde hace tiempo venimos sufriendo los ciudadanos españoles.
Encabezaba la protesta
Federico García Lorca y seguían las firmas de José Bergamín, José María de
Cossío, Ramón J. Sender, Antonio Espina, Arturo Serrano Plaja, César M.
Arconada, Pablo Neruda, Maria Teresa León, Rosa Chacel, Miguel Pérez Ferrero
(que en estos momentos trabaja en su biografía de Antonio y Manuel Machado),
José Díaz Fernández, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Luis
Cernuda, Luis Lacasa y Luis Salinas.”
LA CONTROVERSIA DE LA BOFETADA DE MARÍA TERESA LEÓN:
A primeros de marzo de 1939, en la sede de la Alican de Intelectuales Antifascistas C/. Marqués del Duero 5 (palacio abandonado e incautado a los marqueses de Heredia-Spínola), Maria Teresa León esposa de Rafael Alberti, cuenta ens liro Memroai de la melancolia, 1970, que le dio una bofetada a Miguel que lo tiró al suelo, por unos insultos que profirió el poeta contra los asistentes a aun fiesta que se organzaba en la Alianza, porque según dice, dijo "Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta" (insultos que yo considero que no los dijo Miguel porque no estaba en su vocabulario).
Los testigos eran Rafael Alberti, que no vale como testigo y Antonio Aparicio, que no ha contó nada que yo separa de este incidente.