Miguel Hernández, hijo de la luz y de la sombra
En los cien años de Miguel Hernández (I)
J.A. Monroy- Protestante digital
Cien años han pasado desde aquél otoñal 30 de octubre de 1910, cuando Dios quiso mandar a la tierra, en la alicantina Orihuela, el cuerpo y el alma de quien llegaría a ser un hondo y apasionado poeta: Miguel Hernández. El primer centenario de su nacimiento se va a recordar en España por todo lo alto.
El pasado 20 de noviembre el Consejo de Ministros aprobó la constitución de una Comisión para el Centenario de Miguel Hernández. Días después, el director general del Libro, Rogelio Blanco, avisó: “Va a ser un tsunami cultural. Quien se empeñe en poner palos en la rueda, fracasará”.
Las ciudades de Orihuela, Elche y Alicante se están repartiendo las celebraciones. Destaca el Congreso Internacional Miguel Hernández que tendrá lugar en Orihuela del 26 al 30 de octubre bajo el lema “Dejadme la esperanza”. Una exposición de fotografías, manuscritos, testimonios gráficos y sonoros que recrean el universo del poeta podrá ser contemplada entre octubre y noviembre en la Biblioteca Nacional de Madrid y en diciembre en el Centro de Congresos de Elche.
Las Ediciones de la madrileña Residencia de Estudiantes han confiado al catedrático José Carlos Rovira una biografía ilustrada que incluirá fotos, reproducción de manuscritos, cuadros y otros materiales de memoralibia. José Luis Ferris ha publicado en “Temas de hoy” una revisión de su libro “Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta”. El profesor emérito de la Universidad de Aix-en-Provence, en Francia, ha escrito otra biografía no exenta de polémica titulada “El oficio de poeta. Miguel Hernández” (Editorial Aguilar). Martín señala a la Iglesia católica “como la culpable del asesinato del poeta”, lo que para nadie es un secreto. En tono de humor –así quiero verlo- Eutimio Martín afirma que “Miguel Hernández no fue un angelical, sino un pícaro”.
El 26 de marzo último el ministro de Justicia recibió en su despacho a la nuera y a la nieta de Miguel Hernández [no les recibió en su despacho sino que vino a Alicante personalmente junto a la vicepresidente María Teresa Fernández de la Vega]. Les hizo entrega de una Declaración [Reparacion Mora y Reconocimiento Personal] en la que constataba que “el poeta Miguel Hernández ingresó injustamente en prisión y fue condenado a muerte en virtud de una sentencia dictada sin las debidas garantías por el ilegítimo Consejo de Guerra”. Las mujeres pidieron al ministro que la Fiscalía General del Estado solicite al Tribunal Supremo la nulidad de la sentencia a muerte. “Nos gustaría que el centenario del nacimiento acabara sin esa losa tan grande que pesa sobre Miguel Hernández”, confesó la nuera del poeta, Lucía Izquierdo.
A estos tributos se une la importante aportación de Editorial Espasa Calpe, con nuevas ediciones revisadas de los tres tomos de la Obra Completa de Miguel Hernández -6.061 páginas en total- publicada por vez primera en 1992.