Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

miércoles, 17 de marzo de 2010

«Me gustaría saber más sobre la relación de Hernández con el cine, los toros y el fútbol»


(Manuel de la Fuente en la redacción de ABC)
«Me gustaría saber más sobre la relación de Hernández con el cine, los toros y el fútbol»
Consulta el articulo «El rayo no ha cesado»
M. MOREIRA|VALENCIA
Miércoles , 17-03-10 ABC.ES

Partiendo de unos versos de Ramón Sijé, enlazados después con otros ligeramente alterados de Miguel Hernández, arranca el artículo «El rayo no ha cesado», que ha supuesto para Manuel de la Fuente el Premio Internacional de Periodismo dedicado al autor de «El hombre acecha». Un reconocimiento especial, puesto que coincide con la celebración del centenario del poeta oriolano. También porque no ha ido a parar, como suele ser habitual, a escritores metidos puntualmente a articulistas, sino a un profesional del ramo.
«Conocí a Miguel Hernández de boca de mis padres y mis abuelos, con la imagen de poeta perseguido. Pero mi introducción a sus versos vino a través de los discos de Serrat. Ahí descubrí a un poeta gigantesco, con un lenguaje claro, conciso, que fluye como un río».
Apunta De la Fuente las diferencias entre Hernández y otros miembros de la generación del 27 como Lorca o Alberti: «Compartían ese aliento popular de los escritores del Siglo de Oro, pero en Miguel todo es más comedido. Su lenguaje no era tan florido pero sí muy emocionante y su poesía social ha resistido muy bien el paso del tiempo».
En un año destinado a llevar la luz sobre la obra y la biografía del poeta a través de reediciones, congresos, exposiciones y estudios críticos, De la Fuente lanza al aire tres aspectos sobre los que le gustaría que se ahondara más: la relación de Hernández con el mundo de los toros -colaboró con Cossío en la redacción de la enciclopedia «Los toros»-, los pormenores de su pasión por el fútbol y la influencia que tuvo el cine en su obra; especialmente en «Viento del pueblo», que al parecer escribió pensando en planos de cine, «por eso algunas partes son tan inconexas».

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Leer el artículo premiado: "El rayo no ha cesado" (creo que le falota texto)

POR MANUEL DE LA FUENTE
Él quiso ser llorando el hortelano. Y lo fue. Fue labrador de sueños, agricultor de utopías y combates. jornalero del verso, estibador de la poesía, campesino de trigales y amapolas. Compañero de peritos y de lunas, camarada de todas las ausencias, hermano de los rayos incesantes, que por
doler le dolía hasta el aliento. Temprano para él madrugó la madrugada, muy temprano, apenas con 32 años de edad, preso en la ciudad de Alicante, se lo llevó la muerte, tan temprano, compañero del alma, compañero.
El próximo 30 de octubre se cumplen cien años del nacimiento en Orihuela, su
pueblo y el nuestro, de Miguel Hernández, uno de los poetas de mayor aliento popular y más gigantesco bagaje lírico de esa Edad de Plata de nuestra poesía que fue el siglo XX. Miguel, pastor y combatiente, de endecasílabos proletarios y sonetos socialistas. Pero también poeta que supo de las imaginativas y libertarias trincheras surrealistas, del teatro, de aquella
enciclopedia taurina en la que le buscó un hueco José María de Cossío, entrañable amigo año tras año, a pesar de que tuvieron que salvar tantas
distancias políticas que no llegaron a torcer su camaradería. Miembro de la generación del 36 (la de Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, el gran Rosales, cuyo centenario, el 31
de mayo, no debería pasar de ninguna manera inadvertido entre nosotros), trató más de cerca y más en primer plano con la gente del 27, de la que, en palabras de Dámaso Alonso, fue «genial epígono», y también fue compinche
literario y humano de Neruda, el chileno mineral, universal y telúrico, cuya residencia en la tierra siempre tuvo una puerta abierta para Miguel.
Miguel, poeta, republicano, miliciano en el Quinto Regimiento («Con el
Quinto, Quinto, Quinto, con el Quinto Regimiento, madre yo me voy pa´l frente para las líneas de fuego»), la milicia de los comunistas en la Guerra
Civil Española.
Lo demás es sabido. Su compromiso (y sus versos, sus versos no lo olvidemos,
sus versos escritos a pie de tajo, de trinchera, de trena) lo llevó a la cárcel, a una sentencia de muerte que amigos y compañeros, el propio Cossío, el Neruda diplomático, José Luis Almarcha, consiguieron detener. Pero no pudieron detener la madrugada, no pudieron parar en seco un manotazo duro, un golpe helado, temprano levantó la muerte el vuelo, la tubercolosis que se
lo llevó en presidio, mientras una tras otra caían las capas de la pobreza, aquella escarcha, aquella cebolla cerrada y pobre (...).