Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 14 de marzo de 2010

Miguel Hernández: fin de la guerra y desbandada


(Obra de Martigodi, 2010)

Por Ramón Fernández Palmeral

A primeros de marzo del 39, el coronel Segismundo Casado, jefe del ejército del Centro, socialista, se subleva contra el presidente del ejecutivo Dr. Juan Negrín, y miembros del Partido Comunista.
Miguel se encuentra en Madrid, refugiado en la casa del escultor toledano Víctor González Gil, vivía en calle Garcilaso, 10. Recibe consejos Vicente Aleixandre y José María Cossío para que abandone España, cuanto antes. Por mediación de Antonio Aparicio y Juvencio Valle vivita al encargado de Negocios Carlos Morla Lynch (Carlos Vicuña Lynch. Sustituyó Vicuña por Morla, que no es apellido, sino la transformación o cambio de María por Morla que había adoptado su padre cuando era estudiante del colegio inglés Golsfisher, ya que se llamaba Carlos María Vicuña Zaldívar). La Embajada no le ofrece garantías, ya que Miguel se había señalado contra el dictador.
Rafael Alberti envía una lista o terna a Carlos Morla donde no aparecía Miguel, sí Joaquín Miñana (secretario de Alberti), Fernando Echevarría y Pablo de la Fuente. Miguel fue abandonado a su suerte.
Miguel fue a la sede de la Alianza Intelectuales Antifascistas, marques del Duero5, edifico palacio incautado a los marqueses de Heredia-Spinola. Según Maria Teresa les dijo al matrimonio “me vuelvo al frente” cuando ya no había frente. En cambio Cossío, Morla y Aleixandre escribe que dijo “Me voy a Cox con mi mujer y mi hijo”. Salió del Madrid con Cossío y fueron abordados por un grupo de milicianos, y salvó a Cossío gracias a un salvoconducto que Miguel llevaba de Comisario General de Guerra. El día 9 de marzo sale de Madrid, y llegó a Cox el 14, a veces en carro y otras a pié.
Alberti y María Teresa León no se exiliaron, se vinieron a Elda, para salir en avión con Ignacio Hidalgo de Cisneros jefe de la aviación republicana, el aeropuerto estaba en el Fondó, cerca de Monóvar. (Posición Yuste y Posición Dákar). La plana mayor del PCE (Pasionaria –no se llamaba Dolores, sino Isidora Ibárruri Gómez-, Hidalgo de Cisneros, Rafael Alberti y esposa, Irene Falcón, Núñez Maza, Antonio Cordón), abandonan España, 4 de la madrugada del 7 de marzo, en dos Douglas y un Dragón, hacia Orán, siguieron a París llegan a Moscú.

Miguel en Cox, visita a Luis Almarcha, a quien le dijo “nos ha podido separar la política pero la religión no”, que le recomienda al viejo amigo y abogado José Martínez Arenas. Estaba en la más absoluta miseria, acude a Ramón Pérez Álvarez, dos veces estuvieron en Alicante, visitaron a José Juan Pérez, músico y volcal de Ateneo (el director era el Dr. Carlos Carbonell, médico), y a Juan Guerrero Ruiz, secretario del Ayuntamiento. Como no encontró amparo, a mediados de abril, el 22, sale de Alicante en dirección Madrid y buscar refugio con antiguos amigos que ahora simpatizaban con el nuevo Régimen, y luego venir a recoger a Josefina y a Manolillo. Lleva un salvoconducto facilitado por Ismael Terrés, esposo de Encarnación y 200 pesetas que le dio su hermano Vicente. En Madrid se refugia de nuevo en casa de Víctor González Gil, y contacta con Eduardo Llosent Marañón, viejo amigo de Misiones Pedagógicas. Le recomienda a Joaquín Romero Morube, poeta y alcaide del Alcázar de Sevilla. También le da permiso para refugiarse en el palacete de Llosent, calles San Vicente 22. porque Llosent no puede desplazarse a Sevilla.
Abandona Madrid y toma camino de Andalucía, el 23 esté en Alcázar de san Juan, visita a unos familiares de Josefina. El 24 llega a la estación de Córdoba de Sevilla y visita a Romero Morube. No le puede dar refugio. Le cuenta que Franco en Sevilla. Lo que escribió Manuel Barrios sobre el encuentro del Caudillo con Hernández, en trabajo de jardinero, en el Alcázar, es un cuento chino...