Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
María Cegarra Salcedo, nacida en La Unión (Murcia) el 28 de noviembre de
1899, fue una mujer adelantada a su época, de hecho, fue la primera
mujer en España licenciada en Ciencias Químicas, abriendo su propio
laboratorio de análisis de minerales, además de desempeñar la docencia
en la Escuela Politécnica de Cartagena, siendo la adjunta del
catedrático de Física y Química, José Luis Galán (mi padre)...
Obra de Germán Masid, participante en el concurso de retratos de Miguel Hernández del IVAJ en Instagram.
Hay
algunas fechas de especial importancia en la vida del poeta: el 20 de
marzo se cumplieron 90 años de su primera máquina de escribir, una de
segunda mano, portátil, de la marca Corona, cuyo precio fue de 300
pesetas.
A partir de entonces, será su acompañante cada mañana al monte, a la
Cruz de la Muela, con el hatillo al hombro para inventar poemas hasta
altas horas de la tarde. El día 25 del mismo mes recibió su único premio
literario por muy inverosímil que nos pueda parecer ante la magnitud y
el valor artístico de su obra, concedido por la Sociedad Artística del
Orfeón Ilicitano; compuso un poema de casi 140 versos, titulado Canto a Valencia, bajo el lema Luz..., Pájaros..., Sol...
El contenido de dicha tirada versal trata del terruño que tan bien
conocía; de unos parajes levantinos y de las gentes que los poblaban;
destaca su descripción afectuosa hacia el mar Mediterráneo y el río
Segura y enfatiza su admiración por las ciudades de Valencia, Alicante y
Murcia. Cuando le notifican dicho galardón, se apresura a viajar a la
ciudad ilicitana creyendo que percibiría un montante económico; pero
recogió una escribanía de plata… Ni una peseta.
Resulta difícil disociar al poeta de la persona en la figura de
Miguel Hernández. Vida y producción literaria se imbrican y se
confunden, se superponen, viajan juntas con sus luces y sus sombras en
los oscuros años de la época que le tocó vivir.
Sus primeros poemas abarcan la adolescencia y juventud entre 1925 y
1931; bucolismo y sentimiento de raíces locales mientras pastoreaba por
su querida naturaleza.
El 31 de diciembre de 1931 viajó a Madrid buscando consolidarse en la
escena, acompañado de unos pocos poemas y recomendaciones. Pero el
intento no fructificó y se vio obligado a volver a Orihuela el 15 de
mayo de 1932. Siempre leyendo y siempre escribiendo, como si se tratara
de una necesidad óntica.
Su paso duro y difícil por la capital contribuye a forjar una poesía
pura a partir de su contacto con representantes de la generación del 27 y
en especial de Jorge Guillén. Complejidad sintáctica, metáforas
elaboradas, hermetismo poético, de lo común a lo abstracto, escribe: Perito en lunas
de 1933 poema en octavas reales, con un lenguaje muy culto al modo de
Góngora; plantea diversas adivinanzas llamadas “lunas”, acertijo
poético, sobre los objetos más cotidianos, con el deseo de reflejar un
mundo de perfecta belleza sin mezclarse con aspectos personales y
circunstancias históricas.
Luces y sombras de nuevo, la paradoja y los contrastes de la personalidad y las vivencias del escritor.
Y llega el amor por Josefina Manresa, su futura esposa, fuente de su
escritura en lo que se ha denominado poesía impura y humanizada durante
los años 1935 a 1937.
Pasión, afectos a flor de piel, neorromanticismo en El rayo que no cesa
(1936), donde se hace patente la influencia de sus amigos Pablo Neruda y
Vicente Aleixandre; desarrolla los temas de la vida, el amor y la
muerte y además se advierte la presencia de símbolos como el cuchillo,
el rayo, la espada, el fuego o el toro; parece que auguran momentos
lóbregos, de destrozos y desgarros vitales.
El escritor toma conciencia real y personal de las heridas que puede
infligir la vida: la ansiedad y el deseo propios, la ilusión, el miedo y
la desesperación acuciantes. Una de las composiciones más conocida es
“Elegía a Ramón Sijé” donde se atisban reminiscencias mitológicas y
místicas.
Sabio observador desde su más temprana edad, plasma su tierra en una especie de locus amoenus, armonía y equilibrio que transmitía a sus próximos; les recordaba aquel tópico de beatus ille,
feliz el que se refugia en el campo y se olvida de las vanidades de la
ciudad, del oropel y codicia que a nada conducen. Parecía presagiar
alguno de los embates que sacudirían su transcurrir durante esos años
precedentes a la contienda civil.
Avanzar antes que desfallecer será el lema de este viaje oscuro que
iniciaba el poeta aquel 23 de septiembre de 1936 al sumarse al Quinto
Regimiento de Milicias Populares, cuyos objetivos y fines encajaban
perfectamente con sus jóvenes inquietudes al decidir luchar por su
pueblo al que él siempre se siente ineludiblemente unido. Y lo lleva a
cabo durante esos años tan oscuros contra el régimen franquista. Deja
atrás su vida local de largas horas de pastoreo entre paisajes
evocadores. Preparado para combatir siguió produciendo poemas y leyendo.
Debía nutrirse de la bondad que le brindaba la naturaleza para no
perecer ante la desesperación de la fecha próxima a una guerra que la
iba a vivir descarnadamente.
El zarpazo que supuso el terrible y devastador estallido “civil”
provoca un cambio radical; su poesía, revolucionaria, ofrece los
títulos: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha
(1939) que se hacen eco y alzan la voz de la incertidumbre popular, se
revuelve y sufre su espíritu, expresa sentimientos combativos y
surrealistas con un tono épico para alentar y alistar a campesinos a la
vez que destaca su adscripción republicana.
De nuevo la antítesis: fuego y destrucción, optimismo y esperanza,
fracaso y triunfo. Famosas son sus composiciones “Aceituneros” o “El
niño yuntero”.
Al final, sucumbe ante la derrota en una visión trágica y desoladora
de la vida. Todo es confusión, sinsentido, violencia, agresión, crueldad
y horror. Sombras y oscuridad se suceden: en su vida y en sus versos. Cancionero y romancero de ausencias
(1938-1941), su último libro. Desde la cárcel, les dedica a su esposa y
a su hijo, el sobrecogedor “Nanas de la cebolla” que estremece por el
intimismo lacerante que destila, el anhelo de encontrar la esencia y la
verdad humanas. La desnudez desde la frialdad de unas paredes
carcelarias que acabarían con su vida enferma y maltrecha.
Ávido de cultura, de nuevos conocimientos, curioso de su entorno y de
las vidas de los demás, del saber, serán sus versos el refugio reposado
y sanitizador para seguir sobrellevando todo lo que la vida le
deparaba: censura, aislamiento y dolor. Un carácter sufriente que
encontraba paz y catarsis en su poesía personal y sincera.
Fiel defensor del poder de la palabra hasta en sus más aciagos días,
confiaba en la transformación que podría llegar de la creación
literaria. (Artículo adaptado de “Miguel Hernández durante la Guerra
Civil: poemario de un viaje oscuro” publicado por la autora en MUY Historia Guerra Civil: los episodios más oscuros, edición coleccionista)
Este 2017 será el año Miguel Hernández y Vicente Blasco Ibáñez. Ambos autores valencianos recibirán sendos homenajes por
parte de las instituciones, el primero del Congreso de los Diputados y
del Ayuntamiento de Orihuela, y el segundo del Ayuntamiento de Valencia.
Es inevitable establecer ciertos paralelismos entre ambos personajes,
de los que pese a su firme compromiso político durante años solo se les han reconocido por sus obras literarias.
Se
abre un periodo clave en la visibilización de dos escritores
inseparables de su faceta política, sin la cual no se entienden sus
obras. ¿Podemos explicar La araña negra de Blasco sin hablar de
su anticlericalismo radical? ¿O entender la vida -y sobre todo la
muerte- de Hernández sin recordar sus textos como comisario de
propaganda de la República durante la Guerra Civil?
Empecemos por el más mayor. Vicente Blasco Ibáñez (Valencia,
1867 - Menton, Francia, 1928) compaginó su actividad literaria y
periodística con la política. Fue un agitador de masas, muy cercano al
obrerismo, republicano y anticlerical. Defendía que el problema del
pueblo era la falta de educación, de manera que la extendió de forma
gratuita para las clases bajas y democratizó el acceso a la información
con un diario (El Pueblo), que se vendía a un precio mucho más
bajo que el resto. El próximo 29 de enero se celebrará el 150
aniversario de su nacimiento.
Miguel Hernández (Orihuela,
1910 - Alicante, 1942) fue un pastor obligado a dejar los estudios, lo
que no obstante no le impidió escribir poemas que le llevaron a Madrid.
La Guerra Civil le pilló joven, cuando de sus versos emanaban alegatos
pro justicia social y denuncias contra el abuso de poder y la
explotación de las clases bajas, como se puede leer en Vientos del pueblo.
Acabó ejerciendo de comisario político y luchó en el frente con el
carnet de militante del Partido Comunista. Siempre le indignaron los
manjares opulentos a los que le invitaban personajes incluso de su misma
ideología, mientras la mayoría de la población intentaba sobrevivir a
duras penas. Este año se cumple el 75 aniversario de su muerte.
Un año de actos
Para el Año dedicado a Blasco Ibáñez, el Ayuntamiento de Valencia destinará 50.000 euros en un programa de actos que
presentará el alcalde, Joan Ribó, el próximo 10 de enero. Se espera
también alguna iniciativa por parte de Presidencia de la Generalitat
Valenciana, aunque hasta la fecha todavía no se ha desvelado nada.
Miguel Ángel López, secretario de la Fundación Centro de Estudios
Vicente Blasco Ibáñez, adelanta que este año verán la luz publicaciones
inéditas del escritor y político. La Biblioteca Valenciana también le
dedicará una exposición en el monasterio de San Miguel de los Reyes con
materiales propios y de la Fundación.
“Blasco
Ibáñez es un personaje que cualquier valenciano conoce, pero es muy
desconocida su realidad: durante la Segunda República se le consideró un
héroe, pero en la Guerra Civil se destruyó todo su recuerdo, no se
quiso saber nada de él”, señala López. Recuerda que fue un “personaje
muy poliédrico, con facetas muy integradas” y reivindica que este año
será una oportunidad para explicar su proyección internacional, “muy
desconocida”: “En Estados Unidos, Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue
el libro más vendido, solo por detrás de la Biblia”. “La industria de
Hollywood se lo rifaba y hoy las universidades estadounidenses nos piden
datos para investigar, mientras que en las escuelas de la Comunitat
Valenciana ni siquiera se le estudia”, compara.
Mientras en las escuelas valencianas no se estudia a Blasco Ibáñez, nos piden datos para investigar en EEUU”
Miguel Ángel LópezSecretario de la Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco Ibáñez
Sobre el silencio en torno a su figura, el secretario de la Fundación sostiene que el blasquismo -el
movimiento político del escritor, hegemónico en Valencia desde finales
del siglo XIX hasta la Guerra Civil- “fue una burbuja que no se adapta
al actual esquema de partidos”. “A la derecha no le ha interesado por
ser republicano y anticlerical; a la izquierda, por ser un burgués que
se acomodó a última hora”, apunta.
Por
otro lado, Miguel Hernández sí ha sido una figura reivindicada por la
izquierda. Cabe destacar, por ejemplo, el homenaje anual ‘La Senda del Poeta’:
una marcha de tres días en primavera durante la que centenares de
personas recorren a pie la geografía alicantina desde Orihuela, donde
nació, hasta la ciudad de Alicante, donde murió y está enterrado.
Tres
jornadas que parecen idóneas para rememorar su persona en todas sus
dimensiones: personal, literaria y también política. Sin embargo, los
actos se reducen a recitar algunos de sus poemas, con y sin música. Ni
una palabra sobre el joven Miguel comprometido políticamente, ni de sus
artículos en Al Ataque o en La Voz del Combatiente, ni de su muerte en obstinada defensa de sus ideales democráticos.
Este
año será especial tanto en Orihuela como en Alicante. En su ciudad
natal se hará una completa exposición bibliográfica y documental con
objetos personales suyos, mientras que en la capital, el Instituto de
Cultura Juan Gil-Albert acogerá del 15 al 18 de noviembre el IV Congreso
Internacional sobre Miguel Hernández. Estos serán los dos actos
centrales, pero habrá otras actividades didácticas en torno a su figura y
publicaciones.
Entre ellas, destaca la edición del facsímil de la obra Miguel Hernández y sus amigos Orihuela
de Manuel Molina de 1969. El director de la Fundación Cultural Miguel
Hernández, Aitor Larrabide, cuenta que todavía no se ha fijado un
presupuesto para las actividades, aunque asegura que tanto la Diputación
de Alicante como el Ayuntamiento de Orihuela se han comprometido a
hacer una aportación para que el poeta tenga “un homenaje digno”.
El
director de la Cátedra Miguel Hernández en la Universidad de Elche
(UMH), Francisco Esteve, señala que la declaración institucional es una
“plataforma para seguir investigando y potenciar la presencia” del poeta
y de su mujer, Josefina. Asimismo, sostiene que “la parte personal” es
su aspecto menos divulgado y cita las cartas con sus amigos y su novia,
donde “se desnuda de su profesión poética y se ve el interior de la
persona”. “Su biografía y trayectoria literaria hay que ligarla a la
vigencia del mensaje del poeta: la defensa de los derechos humanos y
valores intemporales que merecen que se difundan”, añade Larrabide. “Era
conocedor de las injusticias sociales y apostaba por una transformación
social”, apostilla.
Más allá de los tópicos sobre naranjas y pesca
A
menudo se ha querido utilizar las obras de Blasco Ibáñez como parte del
folclore valenciano, destacando símbolos como las naranjas, la vida y
pesca en la Albufera o la cotidianidad en la Huerta de Valencia. Pero lo
cierto es que sus narraciones iban más allá del aséptico costumbrismo.
Novelas como La barraca son un claro símbolo de la lucha
campesina contra las presiones económicas de los terratenientes. Un
retrato que por cierto también tiene una lectura muy actual con las
deudas contraídas con los bancos y en el propio campo valenciano,
ahogado por el escaso margen de beneficio que les dejan las grandes
distribuidoras.
Durante
el mandato de Rita Barberá, el Ayuntamiento de Valencia impulsó la
reedición de algunas de sus obras. En un prólogo escrito por la propia
alcaldesa, sin embargo, eludía su inseparable ideología política y
citaba a Blasco Ibáñez simplemente como “uno de los personajes más
excepcionales, apasionantes, atractivos y prolíficos que ha dado la
cultura valenciana”. Añadía que el escritor “sorprendió al mundo con su
pronunciada y cambiante personalidad”.
En
otro prólogo, la entonces concejala de Cultura, María José Alcón, se
refería a él como “el más insigne de los literatos valencianos de los
últimos tiempos” y defendía que “desde las instituciones públicas y
privadas valencianas no se ha sido cicatero a la hora de dar difusión al
autor y a su ingente legado novelístico”. Una visión que contrasta con
la de la Fundación, que reclama una divulgación mucho más integral del
personaje.
De Miguel Hernández se han hecho populares sus versos antibélicos (Tristes guerras o Sentado sobre los muertos) o aquellos escritos desde la cárcel donde acabó muriendo, como Las nanas de la cebolla,
dedicadas a su niño. El poeta de Orihuela ha pasado a la historia así,
como un padre angustiado que se retorcía de dolor por no estar junto a
su amada ni junto a su hijo, como víctima de una guerra sin vencedores
ni vencidos y casi con arrepentimiento. Nada más lejos de la realidad:
hay fuentes que señalan que a Miguel Hernández sus amistades dentro de
la Iglesia le ofrecieron la libertad a cambio de renunciar a sus ideas y
militancia. Y nunca lo aceptó.
¿Dónde están sus calles?
¿Quién
sabe dónde está la calle Miguel Hernández en Alicante? Existe, pero
pocos alicantinos sabrán localizarla. Se trata de una calle ‘escondida’
en el barrio de Benalúa, a pocos metros de la cárcel donde murió (donde
hoy están los juzgados de la ciudad). En su Orihuela natal la calle
Miguel Hernández tampoco es una de las arterias principales de la
localidad, sino que está ubicada en su límite norte, aunque al menos
desemboca en la plaza donde pervive su Casa-Museo.
Blasco
Ibáñez, en cambio, ha tenido mejor suerte en el nomenclátor. La avenida
que lleva su nombre en Valencia es una de las principales de la ciudad y
además atraviesa la zona universitaria. Sin embargo, a veces da la
sensación de que por ello ha muerto de éxito, ya que muchos valencianos
solo han oído este nombre por el topónimo, sin saber quién es el
personaje.
Además,
hasta el cambio de gobierno de 2015, la prolongación de esta avenida
hasta el mar ha sido motivo de conflicto urbanístico (primero con el
PSOE y después con el PP de Rita Barberá), porque supuso la degradación
del barrio de El Cabanyal y la presión a los vecinos para que vendieran
sus casas para luego derribarlas. Así, el nombre de Blasco se usó
durante años como símbolo de la codicia de unos y del terror de otros.
Polémica por sus legados
Blasco
Ibáñez y Miguel Hernández tienen otro punto en común: la polémica en
torno a su legado. En el caso del escritor valenciano, se trata de unos
3.000 libros, dibujos, correspondencia y otros objetos personales que se
encuentran actualmente en la Casa-Museo de la Malvarrosa (Valencia). La
Fundación, propietaria del legado, firmó un acuerdo in extremis en 2002
con el consistorio liderado por Rita Barberá y estuvo a punto de
marchar a Madrid por la dejadez política.
Este
convenio finaliza, precisamente, el 20 de diciembre de 2017. La
Fundación pide que “se abra una nueva etapa” en la que se potencie la
difusión del escritor y político y que se le asigne “un papel
protagonista” en la gestión de la Casa-Museo, un espacio que hoy luce
igual que hace 20 años y donde no se celebra ningún tipo de actividad. A
finales de año conoceremos si la Fundación renueva el contrato que
permitirá a los valencianos seguir teniendo cerca el legado del
escritor. La voluntad es que siga en Valencia, afirman portavoces de la
organización.
Con
respecto a Miguel Hernández, su legado ha acabado marchando de tierras
alicantinas. Inicialmente se intentó un proyecto cultural y turístico en
Elche con más de 5.000 documentos que nunca atrajo a la entonces
alcaldesa Mercedes Alonso, del Partido Popular. De esta manera acabó en
Quesada (Jaén), lugar de nacimiento de Josefina Manresa, mujer del
poeta. Desde 2015 este es un lugar de referencia para los ‘hernandianos’
gracias al Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa.
La huella de Miguel Hernández en el nomenclátor pasa desapercibida en la actualidad
Este año atravesados por el coronavirus no podemos caminar tras los
pasos de Miguel Hernández, desde su Orihuela natal hasta el cementerio
alicantino, recordando la injusta muerte del oriolano el 28 de marzo de
1942. Cuando en 1997 aquel grupo de hernandianos, llamados por algunos
los «viudos», y la familia Hernández proyectamos este evento
pretendíamos recuperar la memoria del oriolano, su vida y su obra. El
recorrido del camino, desde la primera senda de marzo de 1998, siempre
fue real, pisando la huerta, el campo y la sierra. Viviendo los colores y
olores de la Vega Baja, del Baix Vinalopó y de l’Alacantí. En la
primera edición salieron de Orihuela, en el primer tramo, ciento veinte
personas y terminaron treinta y seis en Alacant. En Albatera se
pernoctó rodeado de un buen ambiente literario. La segunda meta fue Elx,
descansando los caminantes en el colegio público Miguel Hernández
después de una cena familiar acompañada de poesía y comentarios sobre el
literato.
Se cerró el tercer día en el cementerio alicantino, delante
del panteón en el que reposa el poeta con su Josefina y su Manolillo,
Manuel Miguel, el hijo de las Nanas de la cebolla. La participación fue
creciendo a lo largo de los años, siendo varios millares el primer día y
varios cientos en el tercero y último tramo. Nunca se pretendió otra
cosa que además de la recuperación histórica y literaria, disfrutar del
trayecto, potenciar relaciones de amistad y recitar poesías propias,
ajenas o de Miguel Hernández. Esas metas siempre se consiguieron y al
mismo tiempo, en las diferentes ediciones se manifestaban momentos de la
actualidad, como en la del 29 de marzo de 2003, el NO a la guerra. Es
obvio que el pensamiento democrático del poeta, es obvio que no
aceptaría, como los hernandianos de siempre, que se utilizara su nombre
para combatir la cultura y la lengua valenciana. Hoy la pandemia nos
obliga a un itinerario virtual pero puedo afirmar que el virus no nos ha
impedido a ciento de personas relacionarnos telemáticamente y
homenajear al poeta con su poesía y la nuestra y esta actividad de 2021
terminará el 28 de marzo con el reencuentro ante la tumba del poeta
universal de algunos senderistas del primer camino del año 1998 y la
ausencia física pero siempre presente de los cofundadores, los
ilicitanos Gonzalo González y Pepe Belso.
Javier Rodríguez González gana el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández
El
escritor gallego se alza con los 8.000 euros del galardón, convocado
por la Fundación Cultural del poeta oriolano, con "Corredora de fondo"
Redacción
29·03·21
|
12:11
|
Actualizado a las 14:22
El escritor Javier Rodríguez González.
El escritor gallego Javier Rodríguez González ha sido el ganador del Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana en la edición de 2021, convocado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, al que han concurrido 343 poemarios, dotado con 8.000 euros,
un elemento artístico acreditativo y su publicación a cargo de la
prestigiosa editorial madrileña Devenir. La obra ganadora lleva por
título “Corredora de fondo”.
Debido a la crisis sanitaria provocada por el covid-19, el fallo se
ha tenido que realizar de manera telemática, si bien tanto el presidente
del jurado, Francisco Javier Díez de Revenga, como el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide,
han querido destacar la esperanza que deja este nuevo libro, cuyo autor
es un gran admirador del poeta oriolano, en fechas en que se conmemora
el 79 aniversario de la muerte del universal poeta oriolano.
“¿Cómo expresar en justas palabras toda mi gratitud y emoción al obtener un premio literario tan ilustre,
estrechamente vinculado, además, al nombre de uno de los autores más
emblemáticos de nuestra literatura?", ha declarado el autor tras recibir
la noticia.
"De la obra de Miguel Hernández, bajo cuyo fecundo y luminoso
magisterio pude crecer y madurar en la ardua vocación de poeta, he
admirado el poderío lingüístico e imaginativo de “Perito en lunas”, el
dominio del soneto en “El rayo que no cesa” y, particularmente, el que
considero el más alto de sus logros estéticos: los versos imborrables
que forman el tríptico "Hijo de la luz y de la sombra". Pasados ya
tantos años de su triste desaparición, sobrevive la voz del escritor que
es ya un clásico, la huella inolvidable de su personal fuerza telúrica.
Obra poética, como es bien sabido, de hondas raíces humanas, que da
cumplido testimonio, a veces de manera desgarradora, de una aventura
existencial en la que no faltaron momentos de tribulación y dolor”, ha
afirmado.
Javier Rodríguez González nació en Ourense en 1983 y es licenciado en Filología Hispánica
por la Universidad de Santiago de Compostela y diplomado en Ciencias
Religiosas (Universidad Pontificia de Salamanca). Funcionario de
carrera, trabaja desde hace años como profesor de Enseñanza Secundaria en
el IES Mariano Quintanilla (Segovia). En su libro “Preludio a la
ceguera” (Eurisaces, 2014) se recoge gran parte de su producción escrita
en gallego y castellano. También ha colaborado con poemas, reseñas y
textos ensayísticos en revistas como “Encrucillada”, “Piedra de Molino”,
“El Cobaya”, “Rudesindus”, o “Auriensia”.
Ha sido merecedor de varios premios y distinciones,
en las dos lenguas en que ha publicado, castellano (segundo premio en
el IV Certamen Cultural Jóvenes Artistas, Cáceres, 2006; segundo premio
en el XVII Certamen Internacional de Poesía Hermandad de Cofradías de
Peñaranda de Bracamonte, 2011; y finalista del I Premio de Poesía Cabra,
2013), y gallego (ganador del VII Certame Literario Concello de Ames,
2010; ganador del XXVI Certame de Poesía Feliciano Rolán, 2012; segundo
premio en el I Certame de Poesía Manuel María, 2013; ganador del VI
Certame Literario Terras de Chamoso, 2013; ganador del Certame a Pipa
Alta Montaña Luguesa, 2013; y ganador de la VII edición do Certame de
Poesía Manuel Leiras Pulpeiro, 2019).
También ha participado en varias obras colectivas,
como el VII Certame Literario Concello de Ames (Concello de Ames, 2010),
y los Premios Terras de Chamoso, IV, V y VI edición (Arumes, 2011).
El jurado ha sido presidido, por su condición de patrono de la
Entidad, por Francisco Javier Díez de Revenga, catedrático de Literatura
Española en la Universidad de Murcia. Además, ha estado compuesto por Carmen Alemany Bay, catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante, y los poetas y profesores Joaquín Juan Penalva (Universidad Miguel Hernández) y Arcadio López-Casanova (Universidad de Valencia), así como el editor Juan Pastor. El director de la entidad convocante ha actuado como secretario.
El profesor Díez de Revenga ha destacado la gran cohesión y unidad
del poemario, así como su modernidad, su originalidad y estilo propio, y
su lenguaje moderno. También su tono reivindicativo y sinceridad
autobiográfica.
Por su parte, Carmen Alemany Bay ha subrayado su frescura, decisión y autenticidad, así como su buena estructuración.
Joaquín Juan Penalva ha resaltado que el libro posee una estructura novedosa,
con algunos poemas largos que mantienen la tensión lírica. Hay
referencias culturales y sentimentales de los años ochenta o noventa,
pero también los “western” o de la “nouvelle vague”. El autor construye
varias voces, personajes y correlatos que responden a una determinada
memoria sentimental.
El profesor Arcadio López-Casanova ha indicado que se trata de un
libro con tres valores: una estructura muy unitaria, un mundo
representado muy personal, de original proyección (y transposición)
autobiográfica, y un lenguaje de singular riqueza imaginativa. Según
López-Casanova, el autor del libro ha logrado sostener la tensión poética
y ha destacado los acertados montajes de la modalización, el juego que
hace el ganador del Premio de actitudes y voces líricas, y que da al
conjunto una interesante y llamativa variedad polifónica.
El editor Juan Pastor ha subrayado del libro la riqueza expresiva.
Asimismo, ha adelantado que el libro saldrá publicado en una tirada de
1.500 ejemplares en el próximo mes de septiembre, y el acto de entrega
del Premio, al mes siguiente, en octubre, siempre que lo permitan las
circunstancias sanitarias.