Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 3 de noviembre de 2019

Presentación de Ramón Fernández Palmeral, por Francisco Javier Catalán, en la librería Codex de Orihuela

  

                 (José Antonio López Vicaíno, Ramón Fernández Palmeral y Francisco Javier Catalán. Izquierda  derechas)


                                                                    Presentación

 

Presentación de Ramón Fernández Palmeral, por Francisco Javier Catalán por
la presentación de su libro sobre la nueva biografía de Miguel Hernández

Ramón Palmeral estaría pues encuadrado en el grupo o modalidad de acercamiento popular y desinteresado al estudio de Miguel Hernández, junto a nombres como el de Vicente Ramos, Ramón Pérez Álvarez, Gaspar Peral Baeza, Manuel-Roberto Leonís, Antonio García-Molina o Francisco Martínez Marín, entre otros muchos y cada uno de ellos en su justa dimensión.

Francisco Javier Catalán Eugenio


   Ramón Fernández Palmeral es manchego de nacimiento y alicantino de adopción. Artista polifacético -escritor y artista plástico- y para el caso que nos ocupa, sincero y sentido admirador de Miguel Hernández. Hoy nos presenta en la librería Codex su libro Miguel Hernández. Poeta del pueblo (biografía en 40 artículos) editado por ECU de Alicante.
   Su acercamiento al poeta a lo largo de toda su vida lo es desde el cariño y la honestidad, sin mayor interés que el de honrar su memoria y honrarle contribuyendo a difundir su conocimiento en el más amplio sentido del término. De entrada esto comporta un cierto aval de credibilidad a su labor, al margen de cualquier otro tipo de consideración.
   Y es que a Miguel Hernández, poeta controvertido, cabe acercarse desde distintas vertientes o con distintos propósitos (hablamos de un poeta que, sin ninguna duda, trasciende lo puramente literario):
  - Acercamiento ideológico: su afiliación al Partido Comunista, más coyuntural que filosófica según una amplia corriente de investigación, ha provocado la clara y persistente instrumentalización política de Hernández, lo que se traduce, desde esta óptica, en una visión sesgada, parcial e interesada de su vida y obra que poco contribuye a su justo posicionamiento.
   -Acercamiento académico: en este ámbito el estudio del poeta se aborda por profesionales del mundo académico literario (filólogos, catedráticos y profesores de literatura fundamentalmente).
Y en buena lógica se va a atender esta empresa de un modo integrado en la actividad o el trabajo diario del estudioso, que dispone de formación previa e instrumentos de trabajo a su alcance en mayor medida que cualquier otro profesional, pues los posee por razón de su oficio.
   La agrupación de estos profesionales de las letras en torno de un mismo objeto de estudio, viene a constituir “de facto” una suerte de cuerpo de élite más o menos endogámico y cerrado, lo que en la práctica se traduce en un cierto adueñamiento, también y en este caso, del estudio de Miguel Hernández.
   -Acercamiento popular: éste es el que se produce por individuos sin ningún tipo de servidumbre política ni obediencia debida a consigna ideológica alguna. Y lo hacen necesariamente al margen de sus ocupaciones profesionales, que poco o nada tienen que ver con la investigación biográfica y literaria.
   De entrada y sólo por esta única razón, este acercamiento podría presumirse (presunción “iuris tantum” o salvo prueba en contrario) el más puro y honesto de todos ellos.
   Y este razonamiento personal se ilustra con claros ejemplos.
   A nadie escapa el interés partidista por mantener, alimentar y enarbolar el mito político de    Miguel Hernández, no tanto en cuanto luchador social con carácter genérico (nada que objetar) sino como afiliado al partido comunista y por ello paradigma excepcional y reivindicativo en la actualidad de los postulados ideológicos marxistas (nada más lejos de la realidad).
  El ejemplo más claro de coto cerrado a nivel académico respecto al estudio de la vida y obra del poeta de Orihuela, nos retrotrae al año 2002 cuando el escritor José Luis Ferris aborda el estudio biográfico de Miguel Hernández, apuntando una serie de conclusiones que en su día fueron meras conjeturas bien argumentadas y que despertaron la ira (de lo que fui testigo presencial en el II   Congreso Internacional Miguel Hernández) en el seno de la ortodoxia académica hernandiana.
   Conjeturas muchas de las cuales con posterioridad han sido documentalmente confirmadas.
   Y ejemplo muy válido de aproximación popular al autor de “El rayo que no cesa” viene representado por Fernández Palmeral.
   De Miguel Hernández se dice de modo impreciso que es un poeta autodidacta. De un modo preciso, sin embargo, cabe definir a Palmeral como biógrafo completamente autodidacta.
   Fernández Palmeral estaría pues encuadrado en este tercer grupo o modalidad de acercamiento popular y desinteresado al estudio de Miguel Hernández, junto a nombres como el de Vicente Ramos, Ramón Pérez Álvarez, Gaspar Peral Baeza, Manuel-Roberto Leonís, Antonio García-Molina o Francisco Martínez Marín, entre otros muchos y cada uno de ellos en su justa dimensión.
  Evidentemente esta triple división apuntada no alude a compartimentos estancos, sino permeables entre sí.
   Tampoco se trata aquí de ir repartiendo carnés de pureza hernandiana. Así, se puede abordar la vertiente política (comunista) de Miguel Hernández con total honestidad, aún a riesgo de errar en el planteamiento y conclusiones. Del mismo modo se puede ser profesional de las letras (vivir de esto) y entregarse al estudio de este poeta con absoluta devoción. Y desde luego los hay que se acercan a nivel popular al estudio de Miguel Hernández, sin mayor aspiración que la vanagloria personal del “personaje” en cuestión.
   La dilatada trayectoria de Fernández Palmeral en el ámbito que nos ocupa, el fruto editorial de ese ingente trabajo, así como la discreción y dignidad con las que ha transitado por este fascinante universo hernandiano, unido al carácter firme y directo del autor de este estudio monográfico, le hacen acometer este reto con total solvencia.
   Palmeral se toma muy en serio la empresa autoimpuesta y la lleva a niveles merecedores de gran consideración.
   Realiza un estudio cruzado y exegético sobre la base de lo ya escrito acerca del poeta de Orihuela, enriquecido con los propios conocimientos adquiridos fruto del trato con personas relevantes en la cosmogonía hernandiana, en ese universo popular hernandiano que fundamentalmente y en buena lógica irradia de Orihuela.
   Así, Palmeral pone en valor los conocimientos del oriolano Ramón Pérez Álvarez, gran amigo de Miguel hasta los últimos instantes de su vida (de hecho fue una de las personas que amortajó el cuerpo sin vida de Miguel y recogió los escasos enseres personales del poeta).
   Conocimientos de Pérez Álvarez recopilados por la Fundación Cultural Miguel Hernández en el libro “Hacia Miguel Hernández”, a partir de las colaboraciones de Ramón Pérez en la revista oriolana La Lucerna.
   Reconoce asimismo Ramón los conocimientos de Manuel-Roberto Leonís Ruíz, otro abnegado oriolano y estudioso hernandiano, con quien mantiene una estrecha relación de amistad.
    Y es que, aunque algunos lo pretendan, no es posible escribir sobre Miguel Hernández con la suficiente credibilidad sin “pisar” Orihuela al nivel que lo hace Palmeral.
    Y ello a pesar del estigma recaído durante tantos años (con razón) sobre la ciudad natal del poeta; pues como es habitual en todos los lugares y en épocas de conflicto bélico con las personas que se significan tanto políticamente como hizo Miguel, en esta tierra necesariamente habría de encontrar el poeta a sus peores enemigos, fruto de la envidia y el resentimiento amplificados por la relación de vecindad, así como también y por la misma razón a sus más leales amigos y defensores.
    La sorprendente e inesperada ingenuidad de Miguel Hernández, que nada tiene que ver con la integridad de sus ideales, fue lo que le impidió percatarse a tiempo de este gran peligro cuando decidió volver a Orihuela tras el fin de la guerra.
   Hace especial hincapié Ramón Fernández en su estrecha relación con el alicantino Gaspar Peral Baeza, poseedor del mayor archivo documental privado sobre Miguel Hernández; personaje éste imprescindible para cualquier estudioso hernandiano que aspire a ser reconocido como tal.
   Con la lectura de este libro constatamos que hay un minucioso estudio de campo realizado y mucho material documentado leído por su autor.
   El formato de artículos monográficos le permite abordar los temas hernandianos con mayor detenimiento y con un resultado que resulta no obstante ameno para el lector.
   La sensación cuando se acomete la lectura de este libro es la de estar conociendo determinados aspectos relevantes de la obra y especialmente de la vida de Miguel Hernández de un modo directo, del modo más natural, cercano y auténtico que uno puede aspirar a encontrar en un estudio biográfico sobre el poeta de Orihuela. Esto lo convierte en una obra doblemente atractiva.
Atractiva por lo coloquial que resulta su lectura y atractiva también por el magnetismo que provoca en el lector.
   Al tratar este libro aspectos muy concretizados de la vida y obra del autor de “Perito en lunas”, ello se traduce a su vez en un trabajo de carácter abierto. No es una biografía circular o cerrada, sino lineal. Y deja al lector a expensas de la energía y propósito de su autor de abordar nuevos aspectos relacionados con la figura de su admirado Miguel Hernández, que den lugar a sucesivas publicaciones en formato libro.
   La edición llevada a cabo por ECU (Editorial Club Universitario), una vez más y tras más de 25 años en el panorama editorial español, está claramente a la altura de la empresa acometida y resuelta satisfactoriamente por Fernández Palmeral.
   Mención aparte merece el detalle final del álbum de dibujos a plumilla, obra del propio Palmeral, alusivos a Miguel Hernández y que son una obra de arte en sí misma.

Francisco Javier Catalán Eugenio
Abogado y hernandiano
Orihuela, 29-X-2019


 Libro a la venta en Amazon y en librería Codex

sábado, 2 de noviembre de 2019

Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero

Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero

En el 106 aniversario del poeta oriolano Miguel Hernández, Antonia María Carrascal nos habla sobre la verdadera esencia de "Perito en lunas" en Revista MoonMagazine.


Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero 4

Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero

Artículo especial en el 106 aniversario de Miguel Hernández.


Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero. Artículo de Antonia María Carrascal.
Portada de la primera edición de Perito en lunas. Todos los derechos reservados
Perito en lunas de Miguel Hernández no es el primer libro de un poeta cabrero, por una sencilla razón: cuando Miguel Hernández publicó por primera vez, no era el poeta cabrero de los poemas de su adolescencia. Ni era cabrero ya ni era el muchacho aprendiz de poeta que ensayaba versos al abrigo de las montañas oriolanas. El «milagro» había sucedido y el mito de adolescente e inculto que hacía versos se devela como lo que fue: un mito que, en su sagacidad, Miguel Hernández dejó que trascendiera desde que, después de una de las entrevistas que le hicieron en su primer viaje a Madrid, atisbó que ese apelativo podría ser un factor atrayente hacia su persona, que podría ayudar a sus intereses. Ser conocido y reconocido como poeta.

Perito en lunas se publicó en 1933 (el poeta sólo tenía 22 años), con prólogo de su amigo José Marín, conocido con el pseudónimo de Ramón Sijé. Lejos quedaban ya los primeros poemas de Miguel (de esa época se conservan más de cien poemas que han quedado autógrafos en un cuadernillo). Son estos primeros, en su mayoría, poemas de arte menor [son octavas reales] en estrofas que reflejan la tradición popular: romances, romancillos, endechas, redondillas… Pocas veces trabaja con eneasílabos, endecasílabos o alejandrinos. Los temas, como pastor que fuera en esa primera época, son de corte bucólico o pastoril o temas cotidianos, aunque con pocas referencias autobiográficas. No obstante, ya apunta con un fuerte espíritu creativo y creador de neologismos que enriquecen su no escaso vocabulario. Siente el joven Miguel necesidad de nuevos vocablos que responda a su exuberante ansia expresiva y así verbaliza adjetivos o sustantivos: «astro que tremulece», «temblorea una esquirla», o consigue adjetivos de sustantivos propios «noche baltasara».
Perito en lunas se publicó en 1933 con prólogo de su amigo Ramón Sijé. @CarrascalMara. #MiguelHernández. Por @CarrascalMara. Imágenes de la primera edición del #poemario cedidas por @rpyaque. Clic para tuitear No parecen estos los comienzos poéticos de un cabrero en el sentido de incultura que se supone que acompaña al término. Autodidacta, sí; pues, a la sólida formación recibida en el prestigioso colegio de Santo Domingo donde se adoctrinaba a «la flor y nata oriolana» a nivel de bachiller de la época, el muchacho se nutrió exhaustivamente con los libros de clásicos y no, procedentes de la Biblioteca Municipal, la del canónigo D. Luis Almarcha y la del propio Ramón Sijé, compensando así lo que el bachiller no acabado pudiera proporcionarle. La razón del abandono escolar fue una crisis financiera de su padre, tratante de ganado; padre que, por otra parte, fue siempre férreo opositor a la afición poética de Miguel y a su lectura de libros. Pensar, por consiguiente, en Miguel Hernández como joven inculto no queda exento del riesgo de equívoco.
Perito en lunas es la obra de un poeta autodidacta, no de un joven inculto. #MiguelHernández. Por @CarrascalMara. Imágenes de la primera edición del #poemario cedidas por @rpyaque. Clic para tuitear Su primer viaje a Madrid, 21 años, estuvo lleno de decepciones, enfermedad y penurias económicas que le llevaron incluso a dormir en el metro. Miguel vuelve a su Orihuela natal, pero el viaje no ha sido en vano. Allí se ha puesto en contacto con algunos de los escritores ya consagrados de la Generación del 27, esos que unos años antes han reivindicado en el Ateneo de Sevilla la figura de Góngora, en el tercer centenario de su muerte. Miguel no quiere quedarse atrás y, a la vuelta de Madrid, trae la idea de la que había de ser su contribución al poeta cordobés.
Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero. Artículo de Antonia María Carrascal.
Fe de erratas de la primera edición de Perito en lunas. Derechos reservados.
Componen Perito en Lunas, un total de 42 octavas reales, forma métrica con la que Góngora había compuesto su Fábula de Polifemo y Galatea, e imita con precisión el lenguaje gongorino, si bien en las octavas de Hernández sigue aflorando la temática de su realidad cotidiana. Hacía años que Miguel no guardaba cabras, pero sí huía al monte para escribir siempre que tenía ocasión.
Recordemos que Miguel Hernández había contactado en Madrid con los poetas consagrados y es probable que cierto sentimiento de inferioridad cultural le obligara a tamaño esfuerzo para demostrar que él podía desafiar la perfección de sus coetáneos. Se lanza, por consiguiente, al cultivo de la forma de versificación y de la metáfora que, no sin cierta influencia del ultraísmo, empareja y encadena buscando la idea pura. Claro que por este ejercicio ha de pagar un precio: el libro resulta incomprensible para las mentes no versadas. No obstante, Miguel sigue adelante con el proyecto porque intuyo, y esto es una apreciación personal, que el poeta de Orihuela escribe, casi exclusivamente, para ser leído (y admirado) por esos poetas consagrados de los que espera aprobación y reconocimiento. Conclusión: Miguel no pudo vender los trecientos ejemplares (475 pesetas que financiara D. Luis Almarcha) y que el lector de la calle, y aun los que no, no lo comprendieron. A petición de su amigo Federico Andreu Riera que le pidió explicación sobre el contenido de las diferente octavas reales, Hernández concibió la idea de ponerles título, no siempre afortunados.
Eso sí, el titánico esfuerzo de tan docta creación puso las bases a su poesía futura, más nítida y emotiva.
Miguel Hernández tituló originariamente el libro como Poliedros, quizás por la semejanza semántica de octavas con octaedros. Fue a iniciativa  del editor Raimundo de los Reyes que se tomaría el nuevo nombre del verso número siete de la octava XXXV HORNO Y LUNA: «Oh tú, perito en lunas».
Muchas son las interpretaciones que se han hecho de las diferentes octavas que componen Perito en lunas. Baste como ejemplo el análisis de una de ellas tomada de la edición crítica de su obra completa, publicada por Espasa Calpe (colección Clásicos Castellanos, nueva serie, números 27, 28 y 29. Madrid 1992.
En Perito en Lunas, #MiguelHernández imita con precisión el lenguaje gongorino. @CarrascalMara. Clic para tuitear

La Fuerza expresiva de Perito en lunas


Octava XXXIV
HUEVO

Coral, canta una noche por un filo,
y por otro su luna siembra para
otra redonda noche: luna clara,
¡la más clara!, con un sol en sigilo.
Dirigible, al partir llevado en vilo,
si a las hirvientes sombras no rodara,
pronto un rejoneador galán de pico
iría sobre el potro en abanico.


Una realidad tan cotidiana como es el huevo se eleva hasta cimas poéticas insospechadas gracias al empleo continuo de metáforas de factura típicamente gongorina y ultraísta. Ya en el vocablo con el que se inicia el poema —coral— se combinan eficazmente dos recursos estilísticos: la metonimia de la parte por el todo (la referencia a la cresta alude al gallo) y la metáfora (el color rojo del coral y de la cresta del gallo es el fundamento que origina la sustitución de cresta por coral). Este es el contenido de la primera parte de la octava: un gallo anuncia con su canto la llegada del alba (verso 1), después de haber fecundado durante la noche a una gallina (verso 2), cuyo huevo —«luna clara»— está destinado a la sartén—«redonda noche»— (verso 3); metáfora esta que se justifica por la forma circular de la sartén y porque es oscura. El huevo es visto, imaginativamente, como una «luna clara», ya que es redondo y blanco por el exterior; «la más clara», por alusión a la clara de su interior; y «con un sol en sigilo», es decir, con la yema oculta, igual que el sol lo está en la noche (versos 3, 4). La segunda parte de la estrofa se inicia con la metáfora «dirigible» para referirse al huevo, a la que siguen «hirvientes sombras» y «rejoneador galán de pico», metáforas que aluden a la sartén y al gallo, respectivamente. Y este es el contenido de los cuatro siguientes versos con los que culmina el poema: si el huevo, llevado en vilo como un globo dirigible (verso 5), no fuera a parar volando hasta las hirvientes sartenes (verso 6), pronto saldría de él otro gallo montador y galante (verso 7) que fecundaría a otra gallina, a la vez que le clavaría el pico en la cabeza (verso 8).
Miguel Hernández. Perito en lunas no es el primer libro de un poeta cabrero. Artículo de Antonia María Carrascal.
Miguel Hernández
Como escribe Agustín Sánchez-Vidal, «Nos encontramos ante un juego de ciclos: el poema empieza con un gallo real que, por un lado, anuncia a la aurora y que, por otro, siembra un huevo. Éste, a su vez, es un microcosmos con su noche (la sartén), su sol (la yema) y su luna (la clara, o todo el huevo). De nuevo aparecerá el sol, hasta ahora “en sigilo” (alusión a lo escondido del astro y lo callado del ave, en su ausencia), que el gallo estaba a punto de anunciar al comenzar el poema. Esto sucedería si el huevo fuese a parar a la sartén, pero si esto no se realizara, el microcosmos seguiría su propio ciclo: de él saldría otro gallo que, a su vez, fecundaría otra gallina, y así sucesivamente».
Queda claro pues que el «oficio» que Miguel Hernández presenta en este su primer libro desmonta por completo la idea del pastor semianalfabeto con la que se ha venido tildando a esta joya de nuestra literatura cuyos únicos atributos por los que hay que compadecerle fueron su pobreza y su mala suerte.

Dedicado a Miguel Hernández en el 106 aniversario de su nacimiento por Antonia María Carrascal.

Miguel ‹Elrayoquenocesa› Hernández, por José Luis Ibáñez Salas

Miguel ‹Elrayoquenocesa› Hernández

José Luis Ibáñez Salas nos transmite sus impresiones sobre El rayo que no cesa de Miguel Hernández, «espléndido en su altura de pequeño afinador de almas pequeñas».


Miguel ‹Elrayoquenocesa› Hernández 1
Escribir El rayo que no cesa fue una hazaña de un hombre de apariencia vulgar que escondía en su interior de madera de héroe muy humano a un auténtico poeta de época.
El español Miguel Hernández escribió los poemas que forman parte de la edición que he leído de El rayo que no cesa poco antes de la Guerra Civil española que le iba a matar, entre 1934 y el ya fatídico año 36. Pero no es exacto, al poeta orihuelano le mataron los que ganaron la guerra y la provocaron directamente. Aunque esto no viene a cuento a la hora de hablar de este poemario excelso, me he creído en la obligación de hacerlo. Porque si uno lo lee sabiéndolo, uno se percata de lo aborrecible de aquellos tiempos, de aquellos seres humanos capaces de acabar con los días de cuantos se opusieran a sus intereses vetustos, miedosos, llenos de un odio terrible. Aquellos tiempos en los que Miguel Hernández escribía la dolorosa hermosura de sus poemas conmovedores. 
Dicho esto, he leído El rayo que no cesa como si tal cosa. Sin querer saber más de lo poco que sé sobre su autor, tan escasamente muerto pese a llevar tantas décadas moribundo. Espléndido en su altura de pequeño afinador de almas pequeñas.
Después de disfrutarlo muy lentamente, me entero de que este libro es fruto de una inmensa crisis humana, la de su autor y sus manos de hombre capaces de iluminarnos el «desplumar arcángeles glaciales» de una «nevada lilial».
El rayo que no cesa, de Miguel Hernández, un poemario excelso que no cae en el olvido y que provoca admiración en el #lector. @ibanezsalas nos cuenta lo que le ha sugerido la obra del poeta oriolano. Clic para tuitear
Miguel ‹Elrayoquenocesa› Hernández. El rayo que no cesa

Los silbos

De las poesías publicadas en 1934 y 1935 en El Gallo Crisis llego directamente al fabuloso y enorme ‹El silbo de afirmación en la aldea›, que me atrevo a masacrar al resumirlo así, como un ejercicio descarado de antipoesía que ya anuncio imperdonable:

Me seguían lujurias y cláxones,
deseos y tranvías.
¡Ay, cómo empequeñece
andar metido en esta muchedumbre!
Y miro y sólo veo
velocidad de vicio y de locura.
Lo que haya de venir, aquí lo espero
cultivando el romero y la pobreza.
Mi vida humilde, y por humilde, muda.
De 1934 es ‹El silbo vulnerado› y sus veinticinco sonetos impecables. ¿Impecables? Hasta Miguel Hernández (nunca lo llamamos Hernández a secas, ¿te das cuenta?) se permite pareados infames como este:

«que estoy triste,
lo mismo que un canario sin alpiste».

Que el tupido velo sea corrido y sea muy tupido él de por sí.
Deconstruyo también ‹El silbo vulnerado›, del que poco puedo decir que no diga semejante reunión de sonetos de fuego y flor al que retitulo ‹Tu corazón, una naranja helada›:

Me huele todo el cuerpo a recienhecho,
hace un olor que enamora.
¡Cuánto penar para morirse uno!
La tierra umbría
desde la eternidad está dispuesta
a recibir mi adiós definitivo
hecho una pura llaga campesina.
Así me quedo yo solo y maltrecho,
te me mueres de casta y de sencilla,
yo te libé la flor de la mejilla.
El fantasma del beso delincuente,
(soy un) ángel en rebelión,
tengo estos huesos hechos a las penas.
Adiós amor, adiós hasta la muerte.

El poema ‹El silbo de las ligaduras› cierra la colección de sonetos ‹El silbo vulnerado›. Sí, así es… Y acaba de esta manera:

        Cuando mi cuerpo vague
asunto ya del aire.

Miguel Hernández, espléndido en su altura de pequeño afinador de almas pequeñas. «Cuando mi cuerpo vague / asunto ya del aire». El rayo que no cesa, según @ibanezsalas. Clic para tuitear

El rayo

Y llegamos, llego yo, a los veintinueve poemas de lo que es propiamente El rayo que no cesa, el poemario que da título al libro que ha quedado canonizado tal y como te describo. El rayo que no cesa, que yo he sido capaz de dejar reducido a un único poema, al que podría llamar si me placiera ‹Mi corazón vestido de difunto›:
¿No cesará este rayo que me habita?
Este rayo ni cesa ni se agota.
Ir a tu corazón y hallar un hielo.
¡Cuánto penar para morirse uno!
Entro y dejo que el alma se me vaya,
voy entre pena y pena sonriendo,
te me mueres de casta y de sencilla,
yo te libé la flor de la mejilla
[¿de qué me suena a mí esto?].
Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia,
una humedad de femenino oro…
Adiós amor, adiós hasta la muerte
[¿y esto otra vez?].
Como el toro he nacido para el luto,
como el toro burlado, como el toro,
mi corazón vestido de difunto.

Elegía y final

El último de los poemas de El rayo que no cesa fue escrito el 10 de enero de 1936, es el famosísimo ‹Elegía›, tan bien musicado y tan bien cantado y tan bien sentido por quien dedicara dos de sus magníficos elepés a cantar los poemas de Miguel Hernández, otro poeta, el músico, el cantor Joan Manuel Serrat. No puedo evitar hacer dos cosas: reproducirlo completo y permitirte que escuches la versión descomunalmente humana que de él hizo Serrat. Dos gigantes y una poesía universal, poderosamente sublime:
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Del ‹Soneto final› que cierra esta edición de 2012 que yo he leído, heredera de la ya clásica y canónica de este libro incandescente de título inolvidable, El rayo que no cesa, yo me quedo con estos tres versos:

…y tanta ruina
no es por otra desgracia ni por otra cosa
que por quererte y sólo por quererte.



José Luis Ibáñez Salas

Director de Anatomía de la Historia

viernes, 1 de noviembre de 2019

Miguel Hernández en la cultura de nuestro tiempo. Jueves 7-11-2019, en Alcalá de Henares

Alberto Chessa Sánchez (poeta Lincencauido en Filología Hispánica) José Luis Zerón Huguet poeta. Fundador de revista "Empireuma" y "La Luceran". Centro Cultural Gloria Fuertes. Avda Logroño, 179, Alclá de Henares, día 7 de noviembre a las 18.00 horas,.

jueves, 31 de octubre de 2019

Video de la presentación de "Miguel Hernández. Poeta del pueblo (Biografia en 40 artículos)" en Orihuela


Se presentó el 29-10-2019 en la Librería Codex de Orihuela.

 Librería Codex de Orihuela el 29-10-2019. La editorial ECU de Alicante en la persona de su gestor José Antonio López Vicaíno presentó al autor Ramón Fernández Palmeral y al presentador Francisco Javier Catalán Eugenio, abogado y hernandiano, ha cometó el libro "Miguel Hernández. poeta del pueblo (biografia en 40 artículos", 2019. El acto estuvo amenizado por un recital entre los asitentes y Foro Social que dirige Manoli García, que recitaron estaban: Julio Calvet, Aitor L. Larrabide, Juan José Sánchez Balaguer, José Luis Zerón,  Manoli García, José Antonio Torregrosa, Manuel-Roberto Leonís Ruiz, otra chica e la que no me acerdo de su nombre. la catautora Esmeralda, ganadora del festival de Benidorm. El acto se celebró con la sala llena de público en la libería Codex de Vicente Pina López. Para el autor era imprescindible presentarlo por primera vez en Orihuela, y en el 109º aniversario del nacimiento de Hernández. El libro se vende en Amazon por Internet.El Corte Inglés, Codex, y ECU. https://www.amazon.es/dp/8417577874/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&keywords=Miguel+hernandez%2C+%28+biograf%C3%ADa+en+40+articulos%29&qid=1572001716&s=books&sr=1-1

EN LA CAÍDA DE LA TARDE UN RECUERDO IMBORRABLE. por Julio Calvet





                     

EN LA CAÍDA DE LA TARDE UN RECUERDO IMBORRABLE. RAMON PALMERAL EN ORIHUELA. VEINTINUEVE DE OCTUBRE DE 2019


He vuelto una vez más a Orihuela. Frecuento mi pueblo, pero sólo cuando la ocasión lo merece. Y mi amigo Ramón Fernández Palmeral, Palmeral, se lo merece todo. Esta tarde he estado con él en un día memorable. Ramón cuando habla, su acento no puede ocultar que viene de Andalucía, la que pudo llamarse “Castilla la Novísima”, antes de retomar su origen secular de “Al Ándalus”, y ser llamada así, Andalucía. Pero Ramón, sin dejar de lado su ser de la tierra de los Califas, de Córdoba y de los reyes de Granada, de  la tierra de García Lorca, y de la tierra de Enrique Morente, de Paco de Lucía y de Carlos Cano, llegó un día a Alicante, e hizo a Alicante toda suya, cuando vio que la “Cara del Moro le sonreía. Desde lo alto de Aitana, a la Cruz de la Muela, ningún acento alicantino le será ajeno. Y será todo suyo. Y también sus gentes. Y tan es así, que pensara, y nos dirá que no está en ninguna parte:
“Aquí, en ninguna parte, en la nada,
estoy aquí, ¿no me ves?
soy la ausencia, quebrada de mis pies, suelto de
manos,
en el aire, en medio del aire, sobre el aire valiente,
y un olvido certero y airado,
bajo el cuchillo caníbal, rápido y caliente”.
Y es que tiene razón Palmeral en sus versos publicados en su memorable libro “Antología Abierta”. Es tantas cosas, Ramón, que yo una vez más, tengo que decir que mi amigo Palmeral, es un hombre del Renacimiento.
Pero Ramón, que ha escrito sobre tantos autores y poetas, es fundamentalmente Hernandiano. Y un Hernandiano  comprometido. Comprometido con la poesía de Miguel Hernández, comprometido con su vida terrena, y comprometido con la verdad de su historia.
“Miguel Hernández. El Poeta del Pueblo (Biografía en 40 artículos)” editado por ECU es el título de su último libro. El que hoy nos ha presentado. Sin ambages: Es un libro fundamental para saber sobre Miguel Hernández y sus circunstancias. No hay hombre sin circunstancias, y Ortega y Gasset con su famosa frase no hizo más que confirmar una realidad. Yo creo que cuando una madre nos trae al mundo, nos trae a un mundo de incertidumbres que hemos de tener que llenar. Y vamos a encontrar, también,  contrariedades, frustraciones y malos momentos a todo lo que sin remedio debemos superar y seguir en el camino, pues como dijo el gran poeta andaluz en su Castilla eterna,  “se hace camino al andar”. Miguel Hernández vivió y sufrió mucho. Pero fue libre hasta el final. Fue consecuente consigo mismo. Creo que es lo que hay que ser, eligiendo el camino. Decía Zubiri que la libertad es “la potencia hecha posibilidad”.
A lo largo de sus 40 artículos, Palmeral nos va a contar toda la vida de Miguel Hernández, de su juventud a sus primeros libros, a la época de la guerra civil, a su proceso y a su muerte, acompañados de otros estudios  del autor de libro que van desde La Cruz de la Muela, “el monte que domina Orihuela”, a las  conclusiones de un centenario en 2010.
Y es un libro que hay que leer. Yo que desde que he podido he ido adquiriendo las biografías de Miguel Hernández, que al socaire de los tiempos y de los estudiosos e investigadores de su vida,  se han escrito, he comprobado que las mismas han marchado por sendas sólo aparentemente coincidentes, y creo que los tengo casi todos, y al leer los artículos de Palmeral, he visto como contiene más de una corrección de esas biografías, guiada por la lógica y por las serias investigaciones de Palmeral.  Y creo que Palmeral en más de una cosa que nos escribe, pone orden. Esclarecer la verdad es misión del escritor e investigador. Como lo es de los Jueces, compartiendo lo que es un deber sagrado. 
Sin propaganda en absoluto, pero haciendo justicia, tarea que conozco bien, hay que leer a Palmeral en sus 40 artículos.
Asistí a la memorable presentación en la Librería “Codex” de Orihuela el día 29 de Octubre. Palmeral, hablo como siempre, con la sinceridad salida de su noble alma, y entre otras cosas, evocó a Gaspar Peral Baeza. Y con cariño y admiración. Yo conocí a Gaspar Peral de la mano de Palmeral. Estuvimos con nuestro querido amigo y escritor oriolano Antonio Colomina Riquelme, en "La Torre de las Águilas”, una tarde larga y tierna de muchas horas. Allí, en su inmenso archivo y biblioteca descomunal, parecía oírse al fondo la voz de Miguel Hernández.
Esa voz, que nunca se apagara a pesar de su desgarradora muerte.
Y Ramón Fernández Palmeral, Palmeral, fiel a sus sentimientos, seguirá junto a Miguel: 
“Hoy visito tu tumba en el alicantino cementerio,
heladas piedras recuerdan que aquí yace tu cuerpo,
Segué los cardos silvestres, los matojos secos y
los jazmines negros
tomé tus manos frías y las puse en mi pecho
y supe que no estabas muerto”.
  
Enhorabuena por tu nuevo libro, querido amigo.
Y como decís en Andalucía, no es el último, siempre habrá un penúltimo.
Alicante, para Orihuela y para Ramón Palmeral, en la fecha, ut supra, que decían  los latinos. 

      JULIO CALVET BOTELLA
      Escritor y poeta oriolano
      31 de octubre de 2019 
...........................
Liibro a la venta en Amazon
Julio Calvet leyendo un poeta de Miguel Hernánde
      (José Luis Zerón, Juan José Sánchez Bañaguer, Julio Calvet, manoli García y Aitor Larrabide)

miércoles, 30 de octubre de 2019

Un inédito de Miguel Hernández, descubierto por Francisco Escudero

Un inédito de Miguel Hernández

El investigador Francisco Escudero descubre el borrador de un poema desconocido del autor oriolano, escrito en una hoja con membrete de las Juventudes Socialistas de Elche, que pudo elaborar en plena Guerra Civil

29.10.2019 | 22:11 /Infomación

El poema, lleno de tachaduras y con trozos ininteligibles, comienza con la frase «Y nos peleamos por un hueso» y habla de «muerte», «sangre» y «verdugos».
El legado de Miguel Hernández continúa descubriendo joyas y aportando novedades a la obra del poeta, de cuyo nacimiento en Orihuela se cumplen hoy, exactamente, 109 años. A pesar de los numerosos estudios que se siguen realizando sobre su literatura, el investigador, periodista y gestor cultural Francisco Escudero, quien dirigió hasta hace unos meses la Fundación Legado Literario de Miguel Hernández en Jaén, halló el pasado mes de agosto un poema inédito de su paisano o, como matiza, «un borrador de un poema desconocido hasta ahora» mientras investigaba en su legado para preparar un álbum biográfico del poeta.
El poema está encabezado por la frase «Y nos peleamos por un hueso» y describe «un contundente texto de contenido trágico» que al investigador le llevó días descifrar –parcialmente, ya que está lleno de tachaduras y hay palabras ininteligibles–, y se encuentra escrito en ambas caras de un papel que lleva el membrete del Comité Provincial de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas de Elche, lo que añade una importancia adicional al hallazgo, no ya solo por el contenido poético del texto sino también por el contexto histórico.
«Miguel Hernández escribía así, donde podía y tenía a mano. Tachaba mucho porque trabajaba mucho los poemas, no eran fruto de la improvisación», explica Escudero, que asegura que en numerosas ocasiones a lo largo de su trayectoria literaria Miguel Hernández utilizó como soporte la papelería de aquellos lugares con los que tuvo alguna relación o entidades con las que colaboró alguna vez.
Así lo hizo, según detalla Escudero, en las cartas dirigidas al empresario editorial José Mª de Cossío en papel con membrete de Espasa-Calpe, en el año1935. También utilizó papel con el sello de los hoteles donde estuvo hospedado en la antigua URSS cuando formó parte de la delegación cultural española que visitó este país en 1937 con motivo del Festival de Teatro Soviético (hoteles National de Moscú, Astoria de Leningrado, Continental de Kiev) o con el membrete del Socorro Rojo Internacional cuando escribió cartas a Josefina desde el Congreso de Escritores Intelectuales Antifascistas celebrado ese mismo año en Valencia.
«Usaba el papel de donde estuviera o con quien tuviera alguna relación profesional o de colaboración», indica el investigador, que en este caso desconoce si hubo vinculación con las Juventudes Socialistas de Elche, ya que con quien el poeta sí mantuvo relación política fue con las de Orihuela, en junio de 1931, recién instaurada la República Española, por su conexión intelectual con Augusto Pescador, referente del socialismo oriolano.
«De hecho, el poeta llegó a ser presidente de las Juventudes Socialistas de Orihuela, pero duró muy poco tiempo, unos meses de verano, porque Miguel no era un joven que se sintiera cómodo en cargos políticos ni administrativo», destaca el descubridor del poema, que no obstante apunta que el contenido del poema «hace pensar en una época muy posterior a 1931, allí era muy joven aún».

Los horrores de la guerra


«La dureza de su texto, su sentido trágico y su aroma épico invitan a pensar en un poema de la Guerra Civil española, posiblemente de 1938 relacionado con la etapa del poemario El hombre acecha, momento en el que Miguel Hernández habla de los horrores de la guerra y de la conversión del hombre en fiera al estar cegado por el odio», considera Francisco Escudero, ya que la parte más épica sobre la contienda de Miguel Hernández son los años 36 y 37 con el poemario Viento del pueblo pero «aquí el tono es distinto, más oscuro, crudo y trágico» y aunque el poema no presenta fecha, por el estilo y la temática «invita a pensar que fue escrito en el año 1938 o principios de 1939, cuando ya se veía que se perdía la guerra» y se utilizan palabras como «sangre» o «muerte».

El texto


En la parte frontal del papel, Miguel Hernández escribe: «Y nos peleamos por un hueso, cuando nosotros nos lamentamos más como animales carniceros, cuando los submarinos se sumergen siniestros [...no legible...] y mueren encendiendo la mecha, la sonrisa, la muerte y el cigarro, prisa de pies descalzos, descalzos los pies para pisar la tierra de la sangre, orgullosos de caer sin cadenas».
En el reverso, según ha podido descifrar Francisco Escudero, el poeta continúa: «España está en un pozo, la han tirado a un pozo. Estos hombres que antes de entregarse al verdugo prefieren enterrarse por sus manos, echarse los puñados de la arena en la boca. La arena tiene sed, la sangre se reseca, y mientras nuestros labios se abren blandos de peticiones y lamentos, apretarán la boca como una piedra brava, apretarán la vida como un siglo de puños cerrados y esprimidos llenos de espuma y lava [...] Escoged la piedra para grabar sus nombres, su eternidad, su vida, su [...no legible...]. Escoged bien la mano y el cincel que la ataque hasta volverla carne de siglos y hermosura, puñados decisivos en piedra definitiva».
El investigador afirma que sintió «una satisfacción muy grande» cuando apareció este texto mientras preparaba una recopilación gráfica, a modo de álbum biográfico del poeta con alrededor de 600 fotografías, ya que «es muy difícil aportar novedades sobre Miguel Hernández cuando se ha trabajado tanto sobre su figura, y este texto tiene interés literario e histórico», señala Escudero, que primero buscó sin éxito este poema en La obra completa de Miguel Hernández (2017) de Jesucristo Riquelme, «el mayor experto» en su figura y acto seguido le comunicó el hallazgo, al igual que a la familia del poeta.
«Es una sorpresa compartida porque este hombre no se termina nunca y a veces merece la pena seguir buscando», apunta quien descubrió también la primera imagen en movimiento de Miguel Hernández, hace dos años, unos segundos en los que aparece el poeta en el Congreso de Intelectuales de Valencia de 1937.

«Seguro que hay más imágenes»


«Estoy seguro de que hay más imágenes tomadas por el aparato de propaganda soviético, que era descomunal, cuando Miguel Hernández viajó a la URSS en septiembre de 1937 porque tuvo que salir en muchas entrevistas allí. Yo les escribí hace tiempo preguntando, pero no me han contestado», lamenta Escudero.
La intención del autor es consensuar con la Diputación de Jaén, propietaria del legado hernandiano, y con la familia del poeta, que este poema inédito forme parte del trabajo que prepara para que vea la luz el próximo año.