Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 19 de septiembre de 2014

Prólogo o dedicatoria de "El hombre acecha" de Miguel Hernández, a Pablo Neruda

                           (Retrato, dibujo de Pablo Neruda, por Ramón Palmeral, 2014)

       0.- Dedicatoria a Pablo Neruda. (El Hombre acecha)
 
    

La dedicatoria de El hombre acecha, escrita en prosa poética,  se  lo dedicó Hernández al poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973),  intelectual de grandes influencias puesto que fue cónsul adjunto en la embajada de Chile en Madrid donde le conoció. Autor de Residencia en la tierra que causó gran impacto en Miguel, Cerda  tendencia de la llamada “poesía sin pureza”. Aunque  en 1935 ya le había dedicado su poema "Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda” de 134 versos, se puede relacionar con el poema nerudiano “Estatuto del vino”. Sobre esta amistad recomiendo leer mi artículo en la Red “Pablo Neruda y Miguel Hernández: un idilio poético”.  Pablo le había publicado en la revista Caballo Verde para la Poesía, el  poema “Vecino de la muerte”, el 18 de octubre de 1935.
        En la dedicatoria recuerda con añoranza los años que pasó en Madrid  cuando se reunían con  Federico García Loca, con Vicente Aleixandre, con  Delia Carril, amiga intima de Pablo Neruda, en  la casa que éste tenía en el barrio de Argüelles, la “Casa de la Flores”, cerca de la ciudad universitaria. Estaba casado con la holandesa Maruca estaban separados de hecho. «Tú preguntas por el corazón y yo también. Mira cuántas bocas cenicientas de rencor, hambre y muerte, pálidas de no cantar...» Añora los viejos tiempos de tabernas en las que, parece ser, les llegaba el amanecer, como auténtico bohemos felices de un pasado que añoraba.
      En el segundo párrafo le hace partícipe del profundo dolor que le aqueja por la enfermedad de su primogénito Manuel Ramón. «Pablo: un rosal sombrío viene y se cierne sobre mí, sobre una cuna familiar que se desfonda poco a poco, hasta entrever centro de ella, además de un niño sufrimiento, el fondo de la tierra». Pues Pablo no era ajeno a este dolor filial por la enfermedad de su hija Malva Marina Trinidad por hidrofefalia. Miguel visitarla con su sobrina, la hija de Elvira, para jugar con su hija que estaba enferma, hija de Pablo y Maruca, su primera mujer. Y además Miguel intentó que Neruda y su familia pasaran unos días de descanso en  la isla de Tabarca (Alicante) para que descansara unos días, pero  no llegó a venir a la isla.
     En el tercer párrafo le habla sobre la amargura que hay en el pueblo «florido de tristeza», que con resignación espera el futuro esplendo del vino y la poesía. Lo que evidencia el sabor de la derrota, aunque, su obligación, es disimularla y levantar la morar que sin duda estaba tocando fondo.
     Si comparamos los prólogos de Viento del pueblo y El hombre acecha, el primero dedicado a Vicente Aleixandre, observamos que  los prólogos se inician con el nombre del destinatario del prólogo y dos puntos, a los que se dirige a modo de carta. A Vicente Aleixandre le quiere hacer ver la misión que tienen los poetas, y a Pablo Neruda le recuerda sus paseos y vivencia en Madrid.
      En octubre de 1937 fue destituido como Cónsul por su compromiso con la República y viajó a París y a Chile. En 1939 fue nombrado por la presidente Aguirre Cónsul especial para la inmigración española en París preparando el barco “Winnipeg”. En París se enteró del encarcelamiento de Miguel, por una carta que le había escrito desde Madrid de fecha 26 de junio 1939 (dirigida a la Embajada de Chile).  Neruda se lo comentó a María Teresa León, ésta se lo comentó a la poeta francesa católica Marie-Anne Comnène, que a su vez lo puso en conocimiento del cardenal Baudrillart, y éste una nota al embajador de España en París señor José Félix Lequerica, quien a su le envió una carta al Ministro de Asuntos Exteriores Francisco Gómez Jordana (carta descubierta por Eutimio Martín), y aquí quedaron todas la gestiones de Neruda por su pupilo Miguel. La carta no llegó a Franco.
     Por la fecha del fallecimiento del Premio Nobel de Literatura el 23 de septiembre de 1973, es poco probable que Neruda leyera la dedicatoria.

       
Ramón Fernández Palmeral