Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

jueves, 14 de mayo de 2015

Miguel Hernández y la sexualidad (3). Romancillo de mayo

Permalink 09.05.08 @ 13:00:00. Archivado en Espiritualidad, Sexualidad, Miguel Hernández

Al cumplir 21 años, pensaba Hernández que podría escaparse del negocio familiar alistándose en el Ejército Pero quedó exento de cupo. Y tuvo que explorar otros pretextos para zafarse del pastoreo. En esta nueva etapa prosigue frenéticamente su sorprendente noviciado de escritor. Pero ahora sus versos son más expresivos y personales, se estrena, con notable calidad, en la composición dramática, y hasta construye en plena República un importante Auto Sacramental. La alegría vital y el desbordamiento imaginativo del mocito cabrero siguen asombrando a los oriolanos. Y hasta llega a viajar varias veces a la capital, y ya empieza a sonar su nombre en la movida madrileña. Hoy le acompañamos con la lectura de varias composiciones de madurez con acusados rasgos hernandianos. En imagen, el cartel anunciador de la Cruz de Mayo de La Peña El Re"b"uelo, que nos ambienta un bello poema de Miguel.

ROMANCILLO DE MAYO

En su obra teatral "El labrador de más aire", hay una hermosa escena en la que uno de los protagonistas exalta las fiestas que, por cierto, se siguen celebrando entre nosotros en estos primeros días del mes de mayo. Recorre Miguel, con precisión de experto, la fauna ibérica (toros, ciervos, cabras, ovejas, lobos, asnos...) y anima a la muchachada a celebrar las fiestas de mayo. Poema completo, que en su día cantó Serrat, pulsando aquí:
ROMANCILLO DE MAYO
Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.
Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.
En los templados establos,
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman...
Invita finalmente a los jóvenes, a las jóvenes del pueblo a sumarse a los amores mil del arca de noé:
Campea mayo amoroso;
el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en el aire ronda faldas

ÉGLOGA NUDISTA
A lo largo de 123 versos, se dirige el poeta a su compañera, desnudos ambos junto al agua. Se evoca el Paraíso: ellos son Eva y Adán que "ha reanudado Dios a la edad nueva". Poema completo, pulsando aquí:
ÉGLOGA NUDISTA
Desnudos, sí, vestidos de inocencia...
Desnudos, sí, desnudos:
el verde es más suave,
los guijarros más rudos.
Aspira los olores campesinos
de par en par el poro.
¡Ningún calzón que corrobore y trabe
la libertad del sexo en primitivo!...
Te busco un seno amigo
como un nido de pájaras lunadas.
Se miran, sin hallarse, las miradas
morenas de tu ombligo y de mi ombligo.
Gimnasta nuestro amor, se da en los prados
besos rítmicamente suspirados.
Somos adán y eva,
que ha reanudado Dios a la edad nueva.
¡Ay!, hasta que al estío
el otoño releva,
y el ángel expulsándonos del frío,
de nuestros dos estados verdaderos
a un infierno de calles y sombreros,
nos recuerda de ser, por nuestros males,
no padres principales,
sino hijos postreros.
Parece, al final, que todo ha sido como un sueño. Que regresará, con el otoño, el frío y el ascético rigor. De momento, "que nos quiten lo bailao"...
ODA A LA HIGUERA
Obsesionado con Eros, proyecta Miguel su deseo sexual sobre todo lo que le rodea: las higueras, por ejemplo. El higo, la breva, por su forma, su color, le sugieren testículos (Higuera):
Lo mismo que horas fúnebres e iguales,
el sol, ennegreciéndose, blandea,
hincha tus africanos genitales.
Hasta el sonido lujurioso de la higuera le encandila con íntimos placeres:
Tu ruido de almidón y de camisa,
sin un silbo serpientes nos levanta,
semejantes a plátanos de prisa.
Pero los higos muy maduros evocarán el femenino sexo. Aunque el ardor, controlado, no bajará de la cintura (Oda a la higuera):
Al higo, por él mismo vulnerado
con renglón de blancura,
y orines de jarabe sobre el lado
de su mirada oscura,
voy, pero sin pasar de mi cintura.
Resumiendo:
Abiertos, dulces sexos femeninos,
o negros, o verdales;
mínimas botas de morados vinos,
cerrados: genitales
lo mismo que horas fúnebres e iguales.