Miguel Henánde, miliciano en la Guerra Civil Española
Por Ramón Fernández Palmeral
Diciembre 2005 publicado en El Eco Hernandino (revista digital de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela)
El 18 de julio de 1936 Miguel Hernández tenía 25 año
(cumplía los 26 en octubre) y se encontraba en Madrid, aunque el día 29
de julio viaja a Orihuela, el 13 de agosto unos milicianos asesinan,
junto a cinco guardias más y un cabo, en Elda al padre de su novia
Josefina Manresa en un tiroteo. Era un guardia civil de segunda clase
llamado Manuel Manresa Pamies (biografía en «El Eco Hernandiano» números
3 y 4). El 23 de septiembre Miguel decide tomar parte activa con las
armas y una poesía comprometida, de la que duele y perdura en el tiempo
más allá de la memoria y de la que dejan huellas, más que las propias
heridas de balas. Se alista voluntario por la II República (Gobierno
democráticamente constituido en febrero de 1936), y se entrega con
entusiasmo en la lucha y en la poesía llamada urgente o de guerra,, para perdurar en las ideas, y como escribió Fernández de la
Mora (ABC, 5-V-74), «ninguna idea se anula porque se la encarcele; muere
cuando se la refuta y sobre todo cuando se la reemplaza por otra más
clara, unívoca y veraz».
Miguel es consecuente con la situación bélica y la
necesidad de la Defensa de Madrid en la zona republicana, hemos de
recordar que Alicante no se sublevó y fue republicana hasta el final de
la guerra en abril de 1939 (el Dr. Negrín salió del aeródromo de Monóvar
el 7 de marzo para el exilio). Tomó partido por la República como todos
sus compañeros madrileños: Alberti, Emilio Prados, Antonio Aparicio,
Serrano Plaja, Azcoaga, pertenecientes a la Alianza de Intelectuales
Antifascistas. Además este reclutamiento voluntario suponía para Miguel
ser considerado soldado útil, ya que se le negó el servicio militar por
exceso de cupo, y quizás era la oportunidad que no tuvo para salir del
entorno paterno de Orihuela, y además una pequeña satisfacción personal
de superación. Porque también es verdad que para la mentalidad de
aquella época, a los mozos que se libraban del servicio militar se les
consideraban menos hombres.
Téngase en cuenta que los amigos de Madrid pertenecían a la
Alianza de Intelectuales Antifascistas, sita en calle de Marqués del
Duero, número 5, Palacio de los Heredia-Spínola, y también era amigo de
algunos pintores de la Escuela de Vallecas: Alberto Sánchez (escultor),
Benjamín Palencia (pintor) y de Maruja Mallo (pintora y amiga íntima de
Miguel Hernández, y la que le inspiró algunos sonetos de El rayo que no
cesa, y ella se encargó de los decorados de la obra teatral Los hijos de
la piedra), ya que éstos también defendían el orden constitucional
establecido en la urnas.
Miguel se incorpora voluntario al Quinto Regimiento de Zapadores,
Minadores, 2ª Cía. 3ª Sección, bajo el mando del Partido Comunista, 23
de septiembre, carné nº 120.395, y fue destinado a Cubas (Madrid) donde
recibe instrucción y adoctrinamiento; luego estuvo en varios frentes
como el de Alcalá de Henares, en Valdemoro, Boadilla del Monte y Pozuelo
de Alarcón. Josefina negó su adhesión al Partido Comunista y rompió el
carné.
En febrero de 1937 las tropas nacionales iniciaron una tercera
tentativa de ataque sobre Madrid, esta vez la zona sur del
Jarama, y el objetivo a conseguir era la controlar la
carretera de Valencia, adonde se había trasladado el
Gobierno republicano, que como no lo lograron la bombardearon.
Ocuparon Vaciamadrid y Alcalá de Henares. En la ciudad complutense
el periodista cubano Pablo de la Torriente Brau nombró a
Miguel jefe del Departamento de Cultura, o más bien agregado
cultural. En dicho batallón servía también al sevillano
Antonio Aparicio, José Herrera Petere, Sánchez Vázquez,
Pedro Mateo Merino, el malagueño Emilio Prados Such, Justino
Frutos, al mando se hallaba el teniente Perea. Después de
Alcalá pasaron Pablo y Miguel al frente de Majadahonda. La
amistad entre Pablo y Miguel es breve, se conocieron una
noche del 36 en Madrid en la sede de la Alianza de
Intelectuales Antifascistas, mientras Miguel esperaba a
María Teresa León, esposa de Alberti. Pablo y Miguel se
volvieron a encontrar varios meses después en Alcalá de
Henares, cuando le nombró comisario cultural y no comisario
político como el propio Miguel escribo en carta a Josefina, aunque
antes de reunirse los dos en Alcalá habían coincidido,
sin verse, en Pozuelo de Alarcón; ambos estaban destinados en
el batallón conocido por
El Batallón del Talento.
A Pablo lo hirieron de muerte el 18 de diciembre del 36 en
Majadahonda, murió al día siguiente (Ver su biografía en la
web de
Orihuela Digital).
Miguel visita la ciudad Condal el 3 de enero de 1937, asiste al
entierro de Pablo de la Torriente, donde leyó la «Elegía
segunda» escrita en su recuerdo», que luego se incluiría
en el libro
Viento del pueblo, (1937): empieza con el primer serventesio:
Me quedaré en España compañero»
me dijiste con gesto enamorado.
Y al fin sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado.
(Miguel Hernández).
En febrero del 37 Hernández es destinado al «Altavoz del Frente
Sur», en Jaén con el comandante Carlos (Vittorio Vidali, italiano), que
le da oportunidad de hacer viajes por los pueblos para declamar sus
poemas en los lugares públicos y arengar a los milicianos. El 9 de marzo
de 1937 contrae matrimonio con Josefina Manresa Marhuenda, y salen para
el frente de Jaén, donde compuso su famoso poema “Aceituneros” (de
Jaén) para su libro Viento del pueblo (1937). Asistió el asalto del
Santuario de la Virgen de la Cabeza (Andújar), defendido por el capitán Cortés de la Guardia Civil, según contó
el propio Miguel en el Ateneo de Alicante. Existe una fotografía donde
se ve a Miguel junto al diputado Martínez Cartón, jefe de la XVI
Brigada, con prismáticos, a Vittorio Vidali o comandante Carlos, a otros
oficiales en ese frente. El asalto duró ocho meses, el Santuario se
tomó el 1 de mayo de 1937 a las 15´15 horas. El capitán Santiago Cortés
González murió en combate y le concedieron la Cruz Laureada de San
Fernando. (Hoy hay un cartel en el Santuario que dice: La Guardia Civil
mure pero no se rinde).
Ésta fue también una de las acusaciones esgrimidas por el Fiscal
militar en el Consejo de Guerra contra Miguel con más vehemencia. Según
Narciso Alba 3.la estancia de Miguel y de Herrera Petere en Jaén termina a
mediados de mayo, cuando el primero pasa a Castuera. Ambos escritores
vivían en la misma casa. Josefina estuvo poco tiempo por la enfermedad
de su madre. De Andalucía viaja a Extremadura y estuvo en el frente de
Castuera (pueblo de nacimiento de Godoy). Donde escribió «Canción del
esposo soldado». Luego pasó destinado en la 6º División, encuadrada en
el XXI Cuerpo de Ejército, figuró en el Ejército de maniobras del Sector
de Levante. Combate en el frente de Teruel, nos da testimonio en «El
soldado y la nieve» de su libro El hombre acecha (1939). En los frentes
escribe artículos políticos como partes de Guerra con el seudónimo que
estudiaremos más adelante.
La figura de Miguel había sido aprovechada por el Partido
Comunista al máximo rendimiento, se le tomó como a un símbolo de la
izquierda, un Ché Guevara actual. Sin embargo, y como asegura César
Moreno, «La guerra mitificó sin duda a Miguel Hernández, agigantando
desmedidamente su figura)». Sus poemas aparecieron en todos los romanceros de la guerra
civil, revistas y periódicos como una forma de propaganda, como un
«modelo revolucionario» de campesino para plagiar. Su nombre se
encuentra en los libros más destacados de la época como Romancero de la
guerra civil española (1936), de la sección de publicaciones del
Ministerio de Instrucción pública (nov.1936), en Romancero general de la
guerra de España (1936), en Poetas de la España Leal, Ediciones
Españolas. Madrid-Valencia, 1937, en Versos en la Guerra (1938), Socorro
Rojo de Alicante. También en revistas de gran tirada como El Mono Azul de la
Alianza Intelectuales Antifascistas, o el Altavoz del Frente Sur, y
otras más que no podemos enumerar en este espacio.
Los colaboradores de estos medios de propaganda eran poetas de
renombre: Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, José
Bergamín, León Felipe, Rafael Dieste, Miguel Hernández,
Moreno Villa, Pascual Pla y Beltrán, José Herrera Petere,
Pedro Garfias, Arturo Serrano Plaja, Luis Cernuda, Juan
Gil-Albert, otros menos conocidos como Lorenzo Varela,
Leopoldo Urrutia (de Luis), Baldrich, José Antonio Balbontín
etc. El romancero de mayor importancia fue el militar, para
elevar la morar de los soldados milicianos. Entre estos
últimos hay algunos importantes relacionados con la Defensa de
Madrid: “Defensa de Madrid, Defensa de Cataluña”, de
Rafael Alberti; “¡Alerta los madrileños!”, de Manuel
Altolaguirre; y “Lidia de Mola en Madrid”, de Antonio
Aparicio.
En 1 de julio de 1937 el poeta oriolano se encuentra en Valencia,
donde firmó junto a otros escritores la «Ponencia
colectiva» publicada en
Hora de España, Valencia,
número 8. En la capital del Turia se reunieron numerosos
intelectuales para celebrar el II Congreso Internacional de
Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura,
celebrado en Madrid y Valencia, porque el Gobierno de la
República se había trasladado a Valencia. En ese congreso
Miguel conoce al poeta mexicano Octavio Paz. En
Letras de México
(1942) escribió Paz: «...llevaba la cabeza casi rapada y
usaba pantalones de pana y alpargatas...». En dicho congreso
asistieron además de Octavio Paz, otros extranjeros: Pablo
Neruda, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, César Vallejo,
Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, André Malraux, Luis
Aragon, Jean Cassou… La ya célebre y referida «Ponencia
colectiva» se puede leer completa por Internet, pero quiero
recoger una parte de ella por sus alusiones a Miguel y a
Juan Gil-Albert.
«Porque lo que menos importa ya es el hecho en sí mismo
de que este grupo, esté total, absolutamente integrado, no sólo
por distintos significados de sensibilidad, no sólo por
distintas concepciones de nuestra profesión y decidida
vocación de artistas, escritores y poetas, sino por
individuos que, como procedencia social, pueden marcar
distancias tales como las que hay entre el origen
enteramente campesino de Miguel Hernández, por ejemplo, y el
de la elevada burguesía refinada que pueda significar Gil-Albert;...».
En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un homenaje en el Ateneo
de Alicante, donde fue presentado por el músico José Juan
Pérez. Estuvieron presentes Gabriel Baldrich, Leopoldo de
Luis, y como testigo de excepción Vicente Ramos, que lo
comenta en página 40 de su libro
Miguel Hernández en Alicante,
coeditado con Manuel Molina en Colección Ifach, 1976. «El
único que el poeta recibió en vida». En dicho libro,
Ramos recoge los comentarios de prensa de día 22, con la noticia
en
Bandera Roja que publica «Miguel Hernández, en el Ateneo». Ese mismo día aparece en
Nuestra Bandera de Alicante «Fuerzas del Manzanares». El día 23 publicó «Pasó el fascismo. El hogar destruido».
El Luchador
habla de Miguel. Como ya ha quedado demostrado Miguel ejerció
como poeta y periodista. El día 28 de agosto sale de viaje para
Rusia junto a cuatro españoles más. Han sido publicados
recientemente diversos documentos de la prensa rusa que han sido
recopilados y traducidos por Andrés Santana Arribas.
A su regreso de Rusia se encuentra decepcionado; sin embargo,
escribe artículos propagandísticos con entusiasmo en
periódicos, en revistas y hojas de guerra, «el uso poético y
creativo de su lenguaje periodístico se refleja hasta en
momentos de máxima crispación política e ideológica desde
las mismas trincheras según la tesis de María Gómez y Patiño
(
Propaganda poética en MH, 1999, página 27),
en un trabajo imprescindible, recoge los 29 artículos que
escribiera Hernández al servicio de la propaganda
republicana con cierto «contenido panegírico que exaltaba
sus rasgos militares...» (nota del prólogo de Miguel Roiz a
la tesis de Maria Gómez y Patiño), con los seudónimos de
Antonio López, Miguel López o Juan Celdrán. Según esta
autora, Miguel tenía un discurso-poético-propagandístico.
Sin perder ni un momento de vista la contextualización de su
producción discursiva. La propaganda de esa época, por
ambos bandos, fue una manipulación periodística de la
realidad. Ha quedado demostrado que Miguel ejerció una forma
de periodismo (ver la tesis de J. Manuel Carcasés, y dirigida
por el profesor Francisco Esteve).
El 19 de octubre de 1938 fallece su hijo Manuel Ramón que le
ocasionó una crisis nerviosa que repercutió en su ya débil
salud, y, por prescripción facultativa, fue ingresado en el
hospital de Benicasim para una cura de reposo que duró 20
días, donde conoció a Antonio Buero Vallejo, agregado a
Sanidad, que comenta en entrevista (8-12-94) de Mª Gómez y
Patiño: «…estaba muy cansado, muy agotado y las autoridades
políticas gestionaron que este hombre pudiera descansar en
la playa un tiempo prudencial».
MIGUEL Y SU POEMA «LLAMO A LOS POETAS»
Si existe un poema donde podamos profundizar en la
poesía republicana durante los años de la guerra civil, éste
es sin duda el poema que Miguel Hernández que tituló:
«Llamo a los poetas», que incluyó para su infortunado libro
El hombre acecha (1939)
6.
Analizado desde la vertiente del doble sentido, podemos hallar
en él varias intenciones: una, la de homenajear a sus
famosos amigos poetas, y otra la de llamar a los poetas para
que bajaran a la realidad y les acompañaran en la poesía
del compromiso, bélica o de urgencia como también ha quedado
en llamarse. Y además, de alguna forma implícita, o
negligente omitió otros nombres de amigos poetas (entre
ellos a mujeres), a las que no nombró, quizá por su poco
prestigio en esos momentos tan delicados de la contienda u
otras razones. Ante este dilema sería muy provechoso
conocer, aunque sea someramente, quién es quién es este
poema que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los analistas de su
obra.
Tras la sublevación militar del 18 de Julio de 1936, debido sobre
todo a la ineptitud de Manuel Azaña, ministro de la Guerra,
que no oyó el ruido de sables por su política de rebajar
los costes de su Ministerio, a través de la Ley de la
Reforma Militar, más el cierre de la Academia Militar de
Zaragoza, y otros descontentos que no caben en este
artículo, la II República sin Ejército leal, y el leal (el
5º Regimiento de Milicias del Partico Comunista) no eficaz y desarmado, más la
política de no intervención de los 24 países europeos,
reaccionó tarde y mal, y cuando trasladó el Gobierno
provisional a Valencia entre los días 6-7 de noviembre del
36, movilizó y echó mano de todos los recursos a su alcance,
entre ellos alentar a la Alianza de Intelectuales Antifascistas
(AIA), y puso en marcha la propaganda institucional, invitando a
los intelectuales, escritores y poetas a usar la palabra
como arma de lucha, entre los que se hallaba Miguel
Hernández, el más auténtico de todos los poetas de su
tiempo, de quien Vicente Aleixandre dijo que «era un alma
libre que miraba con clara mirada a los hombres».
Ante tan peligrosa situación bélica el Ministerio de Instrucción
Pública de la República puso en marcha la maquinaria
propagandística con la sección de publicaciones: «Ediciones
Españolas», con la edición de varios Cancioneros y
Romanceros..., incluida la revista
Hora de España
de la AIA, primero en Madrid y luego en Valencia, a través
de la cual organizó el mencionado II Congreso de Escritores
en julio del 37 para dar la sensación de normalidad y pedir
el apoyo de intelectuales internacionales, entre lo que
asistieron una nómina muy importante de autores y escritores
ya mencionado, para dar una sensación de normalidad y de ayuda
exterior que tanto se criticaba.
Miguel Hernández, fue quien más se implicó en apoyar y
participar en los eventos culturales contra el fascismo, primero en
las Misiones Pedagógicas, Comisario de Cultura, Altavoz del
Frente, estaba es todas partes porque sentía la fuerza de
«el poeta de la libertad» o «poeta de la revolución»
como consta en los «Hechos probados» de su condena a pena
de muerte
7.
La palabra intelectuales, en su sentido plural, posee
connotaciones de lucha, una responsabilidad: la crítica
radical, la denuncia sistemática de las mentiras, refutación
de defensa de la justicia frente a los abusos de toda forma
de poder dictatorial, por el privilegio que tienen al poder
acceder al conocimiento y al juicio objetivo. Cuando MH
percibe los desventajosos resultados de la guerra, y de los
muchos intelectuales y poetas que toman camino del exilio,
se da cuenta de que está solo y de la falta de apoyos e implicación
de los demás, de aquellos que le influyeron a tomar partido por
la República a finales de septiembre del 36, entre ellos
Alberti, Mª Teresa León, Prados, Altolaguirre y Neruda. Y en
un canto desesperado, con este poema agónico, llama a los
poetas a que le acompañen con su voz y su palabra. Y MH, con
humilde sencillez se incluye, entre ellos con «Así
descenderemos de nuestro pedestal,/ de nuestra pobre
estatua...».
Al final de 1938, MH enfermó por la crisis (depreiones)de la muerte de su
hijo, y la situación de la guerra se da cuenta de su debilidad
y de la República, aprecia y observa que no todos los
intelectuales de la época han dado o están dando el «callo»,
si me permiten la expresión, y como un ángel solitario
desciende a la tierra para pedir ayuda terrenal, cuando en la
segunda estrofa de este poema testimonio escribe: «lo solo
que yo soy, por qué soy yo tan solo/. Andando voy, tan solos
yo y mis sombra». La estrofa primera de «llamo a los
poetas»: «Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre/ y
con Pablo Neruda tomo silla en la tierra...», Leopoldo de
Luis y Jorge Urrutia anotan (página 150, comentarios a «El
hombre acecha», nº 197, Cátedra) que «Aleixandre es el autor
de
Poesía de la tierra, [comete un error ya que escribió
Pasión de la tierra], Pablo Neruda lo es de
Residencia en la tierra; por eso Miguel dice: “tomo silla en la tierra”, invocando su proximidad a dichos poetas»:
Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre
Y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra:
tal vez porque he sentido su corazón cercano
cerca de mí, casi rozando el mío.
Con ellos me he sentido más arraigado y hondo,
y además menos solo. Ya vosotros sabéis
lo solo que yo soy, porque qué soy yo tan solo.
andando voy, tan solos yo y mi sombra.
Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,
Manchado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,
Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos:
Por lo que enloquecemos lentamente.
En la tercera estrofa hace Miguel una relación de apellidos de
poetas: «Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias, Machado, Juan
Ramón [debió escribir Jiménez], León Felipe, Aparicio, Oliver, Plaja...»
Y en una arenga casi militar les pide que se quiten la máscara de
hipócritas, que se reconcilien, de lo efímero de ser poeta con «una
racha de otoño nos deja moribundos/ sobre la huella de los sepultados»,
pero, reconoce que son útiles porque saben dar esperanzas «con el
terrestre sueño que alentamos».
En la decimotercera estrofa quiere poner nombres a los apellidos
de la tercera estrofa: «Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio,
Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael, Arturo, Pedro, Juan, Antonio,
León Felipe». Y si comparamos la lista anterior de nombres nos damos
cuenta de que se repiten poetas y aparecen otros nuevos. Y este artículo
quiere poner en orden a la lista de poetas, cuyas interpretaciones que
han dado mucho que hablar a los analistas, en alguna ocasión comentados
por Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia. Sin embargo, creo que puede y debe
ser ampliado por la importancia de los nombres evocados, y otros
omitidos.
Los nombres invocados en «Llamo a los poetas» ya aparecieron en
el libro:
«Poetas en la España Leal» (Ediciones Españolas,
Madrid-Valencia 1937), excepto Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y
Pablo Neruda, porque éste era chileno. A Federico García Lorca no lo
puede llamar porque fue asesinado el 19 de agosto de 1936 en Víznar
(Granada). El nombre de Antonio se repite dos veces, un Antonio para
Aparicio y el otro para su amigo el cartagenero Antonio Oliver Belmás
(1903-1965), no fue poeta de guerra ya que su “loas” fueron publicadas
en 1947, aunque estuvo en el Frente Sur dirigiendo una emisora de radio,
según el articulo de Pilar C. Zarco y Verónica G. Ortiz en
El Eco
Hernandiano. Antonio Oliver, marido de Carmen Conde Abellán, poetisa y
la primera mujer académica de la RAE, que ocupó el sillón K, matrimonio
«amigos incondicionales y desprendidos...», según Ramón Pérez Álvarez
(Hacia Miguel Hernández, 2003), fueron muy importantes en los inicios de
Miguel Hernández, puesto que en la Universidad Popular de Cartagena,
fundada por este matrimonio, en julio de 1933 MH dio un recital con
algunos poemas de Perito en lunas. Pero Carmen Conde queda silenciada en
«Llamo a los poetas», porque como puede leerse no hay ninguna de sus
amigas poetas, ni Carmen Conde, María Cegarra o María Zambrano, que era
filósofa. Esta callada debería ser estudiada.
A Juan Ramón Jiménez (Moguer,1881-1958) le nombra inútilmente, ya
que al inicio de la guerra civil, la República le envió a Puerto Rico y
a los EE.UU. Luis Cernuda (Sevilla 1902-México 1963), marchó en 1938 a
Inglaterra invitado por su amigo Stanley Richarson, donde fue lector de
español en Glasgow.
Miguel Hernández nombra a Manolo por Altolaguirre
(Málaga,1905-Burgos,1959), cofundador de la revista malagueña Litoral
con Emilio Prados, posteriormente, Altolaguirre desarrolló una labor de
impresor en la colección Héroe, donde Miguel Hernández publicó «El rayo
que no cesa» el 24 de enero de 1936; además este poeta e impresor obtuvo
el Premio Nacional de Literatura en 1933 por su libro La lenta
libertad. Perteneció a la redacción de la revista «Hora de España».
Al finalizar la guerra incivil, Miguel salió desde Cox para
Sevilla y Cádiz el 22 de abril de 1939 con un salvoconducto que le
facilitó Ismael Terrés (cuñado, marido de su hermana Encarnación) en
Alcoy (CRIM). Estuvo en Cádiz buscando a Pedro Pérez Clotet (natural de
Villaluenga del Rosario y director de la revista “Isla”, se conocieron
en el 33 con motivo de la publicación de
Perito en lunas 1933 en Sureste de Murcia) pero Clotet
estaba en Ronda, buscó al abogado Diego Romero Pérez en Valverde del
Camino (Sevilla) según su libro “M.H. en mi recuerdo” (Camas ,1992), era
el contacto pensado por Miguel para pasar a Portugal, y como no le
encontró, ni a Romero Murube, por recomendación de Llosent, decidió
pasar solo a Portugal y le detuvo la policía portuguesa de Salazar en
Santo Aleixo, y el día 4 de mayo de 1939 lo entregaron a la policía
española (carabineros) en Rosal de la Frontera (Huelva). Pasó por trece cárceles franquistas y lo dejaron morie en el Reformatorio de Adultos de Alicante.
Su procesamiento y muerte acaecida el 28 de marzo de 1942 en Alicante será estudiado en otro artículo independiente.
NOTAS
1 Poesía de la guerra civil española (1936-1939), edición de César Vicente Hernando, Madrid, Akal, 1994.
2 Proceso a Miguel Hernández. El Sumario 21.001,
de Juan Guerrero Zamora, Madrid, Dossat, Madrid, 1990,
p.98). Manifiesta Miguel en la declaración indagatoria que
actuó como agente de propaganda, escribiendo un artículo en
el periódico «Ayuda» de Valencia, en el que refleja las
operaciones llevadas a cabo por las fuerzas rojas para la ocupación
del Santuario y el trato que se dio a los guardias civiles
prisioneros, que a su juicio fue buena.
3 Narciso Alba, Universidad de Caen
(Francia), autor de la ponencia “Miguel Hernández en el
frente de Jaén: La poesía de un hombre/la vida de un poeta”,
en “MH. Tradiciones y culturas”, Alicante, Inst. Juan Gil
Albert, edición de Sergio Salaün y Javier Pérez Bazo,
Alicante. 1996.
4 “Apuntes para el retrato de una
amistad: Manuel Altolaguirre & Miguel Hernández”, de
César Moreno, Orihuela, Fundación Cultural Miguel Hernández,
2005.
5 Libro estudiado y comentado por Aitor L. Larrabide, en los números 2-3 de la Revista
PERITO (Literario-Artísticos),
Alicante, 2005. Nos comenta el autor del trabajo de
investigación: «La edición que comentamos, casi desconocida,
fue mencionada por primera vez en el documentado libro de
Vicente Ramos y Manuel Molina. En dicho estudio se puede
leer: “en 1937, el doctor Scheneide pide a diversos pintores
alicantinos…dibujos propios para ilustrar el libro
Poesía de Guerra [sic],
publicado sin tardanza por el Socorro Rojo…». Es a finales
de 1937 cuando el pintor alcoyano Miguel Abad Miró establece
amistad con Miguel, según Vicente Ramos y Manuel Molina.
6 La edición de
El hombre acecha
no llegó a salir a la calle, «en la primavera de 1939 fue
destruida en Valencia, excepto dos ejemplares, “capillas”
que milagrosamente se salvaron de la hoguera: uno hallado en la
biblioteca del extremeño Antonio Rodríguez Moñino, y otro
en la colección de José María Cossío». (p.8), de
El hombre acecha como eje de la poesía de guerras. Ramón Fernández Palmeral, Alicante, Editorial Palmeral, 2004.
7 Es necesario leer el ya mencionado
Proceso a Miguel Hernández. El Sumario 21.001, de Juan Guerrero
Zamora.
8 Doce artículos hernandianos y uno más, de Ramón Fernández Palmeral, Alicante, Editoral Palmeral, 2005, pp.81-86.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, diciembre 2005