Sinopsis:
Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
lunes, 1 de noviembre de 2010
Ponencia de José Carlos Rovira
Videospalmeral.Alicante
Orihuela 2m10
os invita a la cuarta conferencia del ciclo
MIGUEL HERNÁNDEZ EN LA SOCIEDAD Y LA CULTURA DE SU TIEMPO
4 de noviembre de 2010. 20.00 hrs. Miguel Hernández, literatura y sociedad
José Carlos Rovira
Presidente de la Comisión Ejecutiva de la Comisión Nacional del Centenario de Miguel Hernández
Presenta y modera:
Francisco Cánovas
Historiador y escritor
En la CAM (Pza. de Europa) Orihuela
Organizado por la Fundación Pablo Iglesias en colaboración con Orihuela 2m10, el Ministerio de Cultura y la CAM.
Un cordial saludo,
Amparo Pomares
Secretaria de Orihuela 2m10
www.2m10.com
La familia de Miguel Hernández en Córdoba
La nuera y la nieta del poeta participan en el homenaje que le rinde Córdoba.Presentan el libro ´Balcones de poesía´, de José María García Parody.
01/11/2010 PILAR COBOS
El 2010 ha sido el año de Miguel Hernández. Numerosos actos de homenaje han recordado el centenario de nacimiento del poeta en los últimos meses y su nuera, Lucía Izquierdo, afirmaba ayer en Córdoba que la familia los ha seguido "todos". De este modo, Izquierdo aseguró que "ha sido un año maravilloso, lo que se ha hecho ha sido extraordinario y lo que más nos ha gustado son los homenajes de la gente, del pueblo".
La nuera y la nieta del autor de Orihuela, María José Hernández, asistieron ayer al espectáculo A plena luz, que puso colofón a las actividades celebradas durante todo el fin de semana en el Palacio de Orive para recordar a Miguel Hernández. Con estos actos finalizó, además, la séptima edición de Cosmopoética y el alcalde de la ciudad, Andrés Ocaña, aseguró que con las iniciativas para recordar al poeta de Orihuela "hemos conseguido que el festival llegue como nunca a la ciudadanía". Por su parte, el presidente de la Oficina para la Capitalidad, Manuel Pérez, destacó que "para esto queremos ser capital cultural, para que la poesía esté en la calle".
En esta línea, ayer se presentó "Balcones de poesía para Miguel Hernández", una publicación de "El Páramo" coordinada por José María García Parody en la que se compilan las imágenes de los 31 modelos de lonas colgados en unos 350 balcones de la ciudad durante la celebración de Cosmopoética. Esta presentación se enmarcó en la actividad Miguel Hernández, "A plena luz" , en la que se integraron las imágenes audiovisuales, el recital de la actriz Marisol Membrillo y las actuaciones musicales de María José Pedraza y Fernán Hidabe, Rosario Villajos, y Paco Santiago y Rafi Román, con Juan Antonio Martínez a la guitarra. Cuando finalizó el acto, Lucía Izquierdo afirmó que "me ha dado pena que se acabe, ha sido sentido y humilde, lo que a Miguel le hubiera gustado". Durante el fin de semana se han celebrado diversas actividades en Orive como los recitales, la exposición de trabajos de estudiantes de los institutos López Neyra y El Tablero, entre otros, y la obra "Compañero del alma, compañero".
01/11/2010 PILAR COBOS
El 2010 ha sido el año de Miguel Hernández. Numerosos actos de homenaje han recordado el centenario de nacimiento del poeta en los últimos meses y su nuera, Lucía Izquierdo, afirmaba ayer en Córdoba que la familia los ha seguido "todos". De este modo, Izquierdo aseguró que "ha sido un año maravilloso, lo que se ha hecho ha sido extraordinario y lo que más nos ha gustado son los homenajes de la gente, del pueblo".
La nuera y la nieta del autor de Orihuela, María José Hernández, asistieron ayer al espectáculo A plena luz, que puso colofón a las actividades celebradas durante todo el fin de semana en el Palacio de Orive para recordar a Miguel Hernández. Con estos actos finalizó, además, la séptima edición de Cosmopoética y el alcalde de la ciudad, Andrés Ocaña, aseguró que con las iniciativas para recordar al poeta de Orihuela "hemos conseguido que el festival llegue como nunca a la ciudadanía". Por su parte, el presidente de la Oficina para la Capitalidad, Manuel Pérez, destacó que "para esto queremos ser capital cultural, para que la poesía esté en la calle".
En esta línea, ayer se presentó "Balcones de poesía para Miguel Hernández", una publicación de "El Páramo" coordinada por José María García Parody en la que se compilan las imágenes de los 31 modelos de lonas colgados en unos 350 balcones de la ciudad durante la celebración de Cosmopoética. Esta presentación se enmarcó en la actividad Miguel Hernández, "A plena luz" , en la que se integraron las imágenes audiovisuales, el recital de la actriz Marisol Membrillo y las actuaciones musicales de María José Pedraza y Fernán Hidabe, Rosario Villajos, y Paco Santiago y Rafi Román, con Juan Antonio Martínez a la guitarra. Cuando finalizó el acto, Lucía Izquierdo afirmó que "me ha dado pena que se acabe, ha sido sentido y humilde, lo que a Miguel le hubiera gustado". Durante el fin de semana se han celebrado diversas actividades en Orive como los recitales, la exposición de trabajos de estudiantes de los institutos López Neyra y El Tablero, entre otros, y la obra "Compañero del alma, compañero".
Un autor "constelación" más cercano al 36
Un autor "constelación" más cercano al 36
Expertos rechazan su vinculación con la Generación del 27 y lo sitúan en el grupo intelectual previo a la Guerra Civil
30.10.10 - 13:43 -
EDUARDO LAPORTE | El Correo de Bilbao
Llegó a Madrid por primera vez en 1931 y, tras un primer viaje infructuoso, logró hacerse un hueco en los círculos literarios más influyentes de la capital, sobre todo a partir de 1934. Desde su Orihuela natal, la ciudad le resultó al principio «cruel», sobre todo por sus implacables inviernos, aunque más tarde reconocería que sólo allí acabaría sintiéndose cómodo, comprendido, en su sitio. En Madrid se hizo poeta, y en el frente y las cárceles se consagró. ¿Cómo le recordaría la historia? ¿En qué generación le ubicarían los estudiosos? La respuesta no es fácil. Es famosa la expresión de Dámaso Alonso al referirse a él como un «epígono» de la Generación del 27, es decir, alguien que recoge el testigo de una generación anterior para volcarla sobre las venideras.
Grandes conocedores de la trayectoria hernandiana como Ramón Fernández Palmeral le dan la razón a Alonso. «Miguel Hernández seguía de cerca a sus maestros del 27, como lo demostrará su primer poemario "Perito en lunas"». Según Fdez. Palmeral, este libro de versos, escrito en 1932 [publicado en enero del 33], es un poemario «hermético, complejo y neogongorino», con el que Hernández quiere participar, aunque sea un tanto a destiempo, de aquella «fiesta poética». En un periódico de la época, "La gaceta literaria", le preguntan por sus autores favoritos, y responde que Góngora, Lorca y Gabriel Miró. Era el 15 de enero de 1932.
Aitor Larrabide, que dedicó siete años a la redacción de su tesis doctoral "Miguel Hernández y la crítica", reconoce trazos del 27 en esa obra, pero no cree que sea un hecho definitivo para relacionarle con esa generación. «No es cierto [que Miguel Hernández sea un epígono del 27], porque la vinculación estética que tiene con este grupo se da solamente en un momento dado de su producción literaria, cuando escribe "Perito en lunas"». En opinión de Larrabide, que trabaja como asesor en la Fundación Cultural Miguel Hernández, la huella de Góngora en el poeta de Orihuela es «residual». Además, añade, los poemas escritos en honor del célebre cordobés se publicaron a finales de los años veinte, y cuando Hernández publica su obra más gongorina, el 20 de enero de 1933, «esa moda ya estaba totalmente superada».
Un tercer experto en el poeta alicantino, Gabriele Morelli, que realizó su tesis en los años sesenta, en Italia, cuando en España apenas había libros sobre el particular, reconoce una temática y estilo barrocos, en los primeros años del poeta. «Se aprecia en "Perito en lunas", y en "El rayo que no cesa", pero a partir de la experiencia humana y del compromiso político, Hernández evoluciona hasta convertirse en un poeta plenamente europeo».
Se impregna y conoce la obra de los que forman la nómina del 27, Guillén, Alonso, Diego, Salinas, Bergamín, Lorca..., pero no se le puede considerar uno de ellos. Así lo ven los tres expertos consultados, que no dudan en relacionarlo con la generación del 36. «No es un autor que se pueda adscribir fácilmente a una generación, ya que es un "poeta constelación", que bebe de varias fuentes, pero si hubiera que adscribirle en alguna, sería en la del 36», afirma Larrabide que, como sus tres colegas, no es muy amigo del concepto, algo reduccionista, de "generación".
Sin etiquetas
Gabriele Morelli, desde Milán, insiste en que él apenas aprecia la influencia de los Alberti, Prados y Altolaguirre en la obra de Hernández. «Yo no la veo... Él "chupa" de todo, especialmente en "El rayo que no cesa", pero a partir de "Viento del pueblo", se coloca en otra órbita». Poco a poco, el conocido como «poeta pastor» -Pablo Neruda decía de él que tenía cara de «patata recién sacada de la tierra»-, va haciéndose un nombre en Madrid. Le ayuda su talento, pero también las buenas relaciones que se labra con personalidades como el citado Neruda o Vicente Aleixandre. Aunque no le quitó el sueño, tercia Palmeral, lo del encuadrarse en tal o cual familia literaria. «Jamás se preocupó de si pertenecía a una generación o a otra», zanja Palmeral, que es director de la revista literaria "Perito".
En cualquier caso, logró el aplauso de sus coetáneos, fueran de la generación que fueran, como se puede comprobar en las declaraciones de Juan Ramón Jiménez, en el diario "El Sol", que corrobora la opinión de los especialistas consultados: «Tiene su empaque quevedesco, es verdad, su herencia castiza. Pero la áspera belleza de su corazón rompe el paquete y lo desborda».
Poeta de la resistencia
Más allá del 27 o el de 36, donde Hernández se hace un verdadero poeta es en el frente y, más tarde, en las cárceles. En ello insiste Palmeral: «Es en el periodo bélico cuando Miguel es valorado y reconocido», y en ese contexto surgirán obras clave, de resistencia, como "Viento del pueblo". Tras ser condenado, en un primer momento, a la pena de muerte, como «autor de un delito de adhesión a la rebelión», encontrará en la poesía su única fuente de vida, desde el encierro carcelario. Se ha llegado a decir, comenta Gabrielle Morelli, que su estancia en prisión tenía algo de místico, en la línea de fray Luis de León, un lugar casi espiritual donde se fragua el sufrimiento. «En Miguel Hernández, la cárcel es la cárcel, una cosa física», remarca este hispanista italiano.
No hay espacio, ni quizá tiempo, en la España en armas, para los temas barrocos, alambicados, que eran del gusto de los Guillén y Salinas. En obras como "Cancionero y romancero de ausencias", «un libro extraordinario», según Morelli, el poeta abandona todo «aparato retórico» para abrazar la sencillez, en estilo y temática. Se canta la nostalgia por la mujer, por el hijo, con un lenguaje directo. Es en ese periodo cuando Miguel Hernández escribe la mayor parte de su producción poética, entre las trincheras y las celdas, logrando una voz propia que se evoca cien años después de su nacimiento.
Expertos rechazan su vinculación con la Generación del 27 y lo sitúan en el grupo intelectual previo a la Guerra Civil
30.10.10 - 13:43 -
EDUARDO LAPORTE | El Correo de Bilbao
Llegó a Madrid por primera vez en 1931 y, tras un primer viaje infructuoso, logró hacerse un hueco en los círculos literarios más influyentes de la capital, sobre todo a partir de 1934. Desde su Orihuela natal, la ciudad le resultó al principio «cruel», sobre todo por sus implacables inviernos, aunque más tarde reconocería que sólo allí acabaría sintiéndose cómodo, comprendido, en su sitio. En Madrid se hizo poeta, y en el frente y las cárceles se consagró. ¿Cómo le recordaría la historia? ¿En qué generación le ubicarían los estudiosos? La respuesta no es fácil. Es famosa la expresión de Dámaso Alonso al referirse a él como un «epígono» de la Generación del 27, es decir, alguien que recoge el testigo de una generación anterior para volcarla sobre las venideras.
Grandes conocedores de la trayectoria hernandiana como Ramón Fernández Palmeral le dan la razón a Alonso. «Miguel Hernández seguía de cerca a sus maestros del 27, como lo demostrará su primer poemario "Perito en lunas"». Según Fdez. Palmeral, este libro de versos, escrito en 1932 [publicado en enero del 33], es un poemario «hermético, complejo y neogongorino», con el que Hernández quiere participar, aunque sea un tanto a destiempo, de aquella «fiesta poética». En un periódico de la época, "La gaceta literaria", le preguntan por sus autores favoritos, y responde que Góngora, Lorca y Gabriel Miró. Era el 15 de enero de 1932.
Aitor Larrabide, que dedicó siete años a la redacción de su tesis doctoral "Miguel Hernández y la crítica", reconoce trazos del 27 en esa obra, pero no cree que sea un hecho definitivo para relacionarle con esa generación. «No es cierto [que Miguel Hernández sea un epígono del 27], porque la vinculación estética que tiene con este grupo se da solamente en un momento dado de su producción literaria, cuando escribe "Perito en lunas"». En opinión de Larrabide, que trabaja como asesor en la Fundación Cultural Miguel Hernández, la huella de Góngora en el poeta de Orihuela es «residual». Además, añade, los poemas escritos en honor del célebre cordobés se publicaron a finales de los años veinte, y cuando Hernández publica su obra más gongorina, el 20 de enero de 1933, «esa moda ya estaba totalmente superada».
Un tercer experto en el poeta alicantino, Gabriele Morelli, que realizó su tesis en los años sesenta, en Italia, cuando en España apenas había libros sobre el particular, reconoce una temática y estilo barrocos, en los primeros años del poeta. «Se aprecia en "Perito en lunas", y en "El rayo que no cesa", pero a partir de la experiencia humana y del compromiso político, Hernández evoluciona hasta convertirse en un poeta plenamente europeo».
Se impregna y conoce la obra de los que forman la nómina del 27, Guillén, Alonso, Diego, Salinas, Bergamín, Lorca..., pero no se le puede considerar uno de ellos. Así lo ven los tres expertos consultados, que no dudan en relacionarlo con la generación del 36. «No es un autor que se pueda adscribir fácilmente a una generación, ya que es un "poeta constelación", que bebe de varias fuentes, pero si hubiera que adscribirle en alguna, sería en la del 36», afirma Larrabide que, como sus tres colegas, no es muy amigo del concepto, algo reduccionista, de "generación".
Sin etiquetas
Gabriele Morelli, desde Milán, insiste en que él apenas aprecia la influencia de los Alberti, Prados y Altolaguirre en la obra de Hernández. «Yo no la veo... Él "chupa" de todo, especialmente en "El rayo que no cesa", pero a partir de "Viento del pueblo", se coloca en otra órbita». Poco a poco, el conocido como «poeta pastor» -Pablo Neruda decía de él que tenía cara de «patata recién sacada de la tierra»-, va haciéndose un nombre en Madrid. Le ayuda su talento, pero también las buenas relaciones que se labra con personalidades como el citado Neruda o Vicente Aleixandre. Aunque no le quitó el sueño, tercia Palmeral, lo del encuadrarse en tal o cual familia literaria. «Jamás se preocupó de si pertenecía a una generación o a otra», zanja Palmeral, que es director de la revista literaria "Perito".
En cualquier caso, logró el aplauso de sus coetáneos, fueran de la generación que fueran, como se puede comprobar en las declaraciones de Juan Ramón Jiménez, en el diario "El Sol", que corrobora la opinión de los especialistas consultados: «Tiene su empaque quevedesco, es verdad, su herencia castiza. Pero la áspera belleza de su corazón rompe el paquete y lo desborda».
Poeta de la resistencia
Más allá del 27 o el de 36, donde Hernández se hace un verdadero poeta es en el frente y, más tarde, en las cárceles. En ello insiste Palmeral: «Es en el periodo bélico cuando Miguel es valorado y reconocido», y en ese contexto surgirán obras clave, de resistencia, como "Viento del pueblo". Tras ser condenado, en un primer momento, a la pena de muerte, como «autor de un delito de adhesión a la rebelión», encontrará en la poesía su única fuente de vida, desde el encierro carcelario. Se ha llegado a decir, comenta Gabrielle Morelli, que su estancia en prisión tenía algo de místico, en la línea de fray Luis de León, un lugar casi espiritual donde se fragua el sufrimiento. «En Miguel Hernández, la cárcel es la cárcel, una cosa física», remarca este hispanista italiano.
No hay espacio, ni quizá tiempo, en la España en armas, para los temas barrocos, alambicados, que eran del gusto de los Guillén y Salinas. En obras como "Cancionero y romancero de ausencias", «un libro extraordinario», según Morelli, el poeta abandona todo «aparato retórico» para abrazar la sencillez, en estilo y temática. Se canta la nostalgia por la mujer, por el hijo, con un lenguaje directo. Es en ese periodo cuando Miguel Hernández escribe la mayor parte de su producción poética, entre las trincheras y las celdas, logrando una voz propia que se evoca cien años después de su nacimiento.
domingo, 31 de octubre de 2010
Comunicación de Cecilio Alonso Alonso
Fragmentos de la comunciación del profesor Cecilio Alonso Alonso, sobre el poeta Manuel Moni, contemporáneo de Miguel Hernández. En La Lonja de Orihuela, 27-10-2010
Fuera menos penado

Por Joselu (Profesor de secundaria) en la red.
"Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Miguel Hernández, poeta al que hemos ido recordando en Internet con numerosas actividades. Hagamos que la red se inunde con sus versos."
Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.
Tuera es tu voz para mi oído, tuera
y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi voz para la tuya, miera.
Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,
cerca una vez, pero un millar no cerca.
Garza es mi pena, esbelta y triste zarza,
sola como un suspiro y un ay, sola,
terca en su error y en su desgracia, terca.
Miguel Hernández, El rayo que no cesa, 1936
Este soneto prodigioso, uno de los de más difícil construcción arquitectónica del siglo XX, pertenece a esa colección de sonetos (27) que constituyen en su esencia El rayo que no cesa, el libro que consagró a Miguel Hernández como poeta, recibiendo elogiosas palabras incluso de Juan Ramón Jiménez.
El soneto es capicúa, cada verso empieza y acaba igual. Se basa en una figura retórica llamada epanadiplosis. Había sido utilizada hacía cinco siglos por Juan de MENA. Miguel Hernández retoma esta idea constructiva y crea un poema atrevido, basado el el eco.
El eje del poema es el amor esquivo. El poeta ama a la amada y la desea, anhela su cuerpo. Creemos que el poema pudiera estar referido a su relación con la que posteriormente fue su mujer, Josefina Manresa, una muchacha sencilla de Orihuela condicionada por la moral provinciana que impedía las relaciones sexuales antes del matrimonio. Miguel está en Madrid y expresa dramáticamente esa tensión erótica y poética que plantea el petrarquismo. También hay que decir que Miguel está experimentando una crisis de crecimiento poético que le llevará a acercarse a la poesía impura de Pablo Neruda (Residencia en la tierra) y Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor) y se alejará del influjo clasicista y neocatólico de Ramón Sijé, al que le dedicará una elegía extraordinaria, tras su muerte, pocas semanas antes de la publicación del libro El rayo que no cesa (24-01-1936), un texto de fuerte influencia quevedesca más que garcilasiana.
En el soneto (en la cárcel del soneto) los versos reciben los acentos rítmicos en las sílabas 4ª, 8ª y 10ª o bien en 6ª y 10ª, acentuando palabras de más fuerte intensidad dramática.
Léase el poema y gocemos de los ecos: Fuera menos penado si no fuera/nardo tu tez para mi vista, nardo,/cardo tu piel para mi tacto, cardo/ tuera tu voz para mi oído, tuera./
El nardo es una flor aromática blanca muy hermosa. El poeta contempla a la dama y la desea, pero ella es evasiva (cardo) y no consiente ningún acercamiento. Tuera es un fruto del tamaño de la naranja muy amargo. En árabe significa “muerte y destrucción”. Véase la rima entre nardo y cardo expresando esa antítesis dramática. El poeta la desea ardientemente pero no la puede conseguir. El segundo cuarteto comienza de nuevo con “tuera” (juego de palabras con “tú”. Véase como se implican prácticamente todos los sentidos. Hemos encontrado: “tez/vista; piel/tacto; voz/vista. Pero el poeta arde (metáfora de amor apasionado de raíz petrarquista) y ofrece miera (gusto) en su voz a la amada. La miera (juego de palabras con “mí”= Tuera/Miera)es un aceite espeso, muy amargo y oscuro que se utiliza como purgante, aunque en otro soneto de Miguel, aparece asociado a la dulzura ("Tu corazón una naranja helada/con un dentro sin luz de dulce miera..."
El poeta arde de amor, de deseo, pero ella es cardo, tuera, y miera para el poeta. Y en el primer terceto aparece la palabra “Zarza” (que pincha como el cardo), y su cuerpo, ola (que se escapa). Acercamiento/alejamiento. El eje del poema está en este terceto como suele ser propio de los sonetos clásicos. El poeta desea el cuerpo de la amada, pero es un movimiento condenado al fracaso por la moral conservadora. El poema recrea el movimiento de la ola que se acerca y se va, generando una tensión erótica insufrible que conecta con la muerte. El amor es un tiburón devorador que si no se realiza, condena al enamorado al sufrimiento más extremo e incluso a la muerte. Reside en esta idea la de amor como destino trágico que vertebra el conjunto de poemas del libro.
El segundo terceto representa de nuevo la pena hernandiana tan recreada en el libro y que María Zambrano ha relacionado con la tristeza de César Vallejo. El poeta se identifica con la garza, la tristeza y la soledad en un vaivén emocional que no tiene solución.
A partir de este libro, Miguel se alejará del soneto y la influencia sijeniana y se dará al versolibrismo más radical que estallará junto con la guerra civil en ese libro tenso y rabioso que es Viento del pueblo.
En conclusión, un soneto desarraigado, simétrico, que expresa un intenso vitalismo trágico y amoroso que desemboca en la tristeza y la soledad del poeta ante la imposibilidad de realizar su impulso erótico que le lleva a arder, a consumirse sin aparente esperanza.
(Centenario del nacimiento de Miguel Hernández: 30 de octubre de 1910).
La ilustración es de Ramón Fernández Palmeral y está sacada de la red.
Entrevista a María Moreno Soriano, por Pedro Soler de "La Verdad" de Alicante
«Él fue a la guerra, pero no pegó un tiro»
30.10.10 - PEDRO SOLER
«Me subía a sus hombros, me cogía higos, ordeñaba leche para mí»
María Moreno [Soriano], [cuñada ] y amiga de Miguel Hernández, recuerda momentos entrañables de la vida del poeta.
Infatigable. Se pasa el día de un lado a otro, facilitando los trámites de pensiones o llevando recetas, sin cobrar un euro. «Vivo de lo mío y ayudo. Mi vida es esa. Dar, dar y dar, hasta que me muera», afirma. La saludan a derecha e izquierda por las calles de Orihuela. En una bolsa de plástico, María Moreno Soriano lleva doblada una hoja de un periódico, en la que se lee: «Ningún oriolano debe nada a Miguel Hernández. Más bien, al revés». Es una frase de Pepa Ferrando, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, con motivo de la disputa municipal en torno al nombramiento del famoso poeta como Síndico Honorífico.
María enseña la página y afirma: «Te voy a decir una cosa: la gente fascista me respeta. El Ayuntamiento es el facha número uno. Yo voy a los plenos y cuando no me gusta una cosa le hago la cruz y digo: arreglen las calles, que pongan urinarios… Yo soy republicana. La monarquía que viva a su aire, como yo». Pero no íbamos a hablar de política, sino de Miguel Hernández. A sus 84 años, hoy estará en la puerta de la casa en la que nació el poeta, en la Calle San Juan, hablando sobre él y sobre su vida, de la que tanto recuerda. Sus memorias, perfectamente ordenadas, darían para un hermoso libro sobre Miguel hecho hombre.
-¿Cómo conoció usted a Miguel Hernández?
-Porque mi hermano Francisco se casó con Elvira, la hermana mayor de Miguel. Yo soy cuñada de la hermana de Miguel. Mis sobrinas, también sobrinas de Miguel, siguen en Madrid. Mi hermano fue director del Banco Español de Crédito aquí en Orihuela, y luego lo enviaron a Madrid. Fue por aquellos años, cuando Miguel iba sin 'na' en los bolsillos, con su 'maletica' atada con un cordel. Se refugiaba en casa de mi hermano.
- ¿Qué sabe de Miguel niño?
- Muchas cosas. Su padre lo metió, al principio, en la tienda que la familia de Ramón Sijé tenía en la Calle Mayor. Estuvo un tiempo haciendo 'recaos'; pero el padre le dijo: «Para hacer 'recaos', te quiero con las cabras». Fue cuando se subía al monte y quiso entrar al colegio. Entró de monaguillo, y ahí tenía a Ramón Sijé y a sus amigos. Miguel nunca había sido un zagal de malas ideas. También estuvo con tres abogados escribiendo en aquellas máquinas antiguas. Me acuerdo de Arenas, que vivía en la Plaza Nueva. Su hijo, íntimo amigo de Miguel, ha vivido hasta ahora. Era gente rica. Yo también tuve conversaciones con él, hasta que murió.
- Usted se lleva con Miguel 16 años de diferencia. ¿Quién le ha contado estas cosas?
- Nadie. Yo he vivido todo lo que cuento. Yo no he sacado nada de ningún sitio. Es que lo he vivido.
- ¿Habló con él muchas veces?
- Sí. Como yo era más pequeña, me contaba historias, cuentos… que ahora no recuerdo. También aparezco en esa fotografía, en la que él está echando un discurso. Yo estoy allí llevando el cartel.
- ¿Alguna anécdota, algo curioso?
- Recuerdo cuando un día subió a mi casa con un chichón grande del que le salía sangre, porque se había dado con una piedra. Es que como él se bañaba en el río… O cuando se fue a Rusia y luego volvió. Me cogió a hombros y detrás de la puerta me hicieron una fotografía.
- ¿Qué recuerda de la amistad entre Miguel y Ramón Sijé? Luego se pelearon y…
- No se pelearon. Mira: Ramón Sijé era un enfermo. Tenía las manías de las tías. Era facha, pero las diferencias entre ellos surgieron porque la familia de Ramón era más rica y su padre los distanciaba; pero ellos, no. Aunque los padres no quisieran, ellos se veían en la casa de la panadería, en la Calle de Arriba, porque Ramón se hablaba con una hermana de la familia panadera. Luego, vino lo que vino: la guerra, una guerra mala. En Orihuela, Miguel se iba al horno, y se subía a San Miguel, con los amigos, donde tenían sus reuniones, y contaban sus cosas para que los fascistas no los vieran.
- ¿Y eso de que el padre maltrataba a Miguel?
- Noooo, noooo… Lo que pasaba era que, de noche, en vez de ponerse a dormir, Miguel leía y recitaba versos, por lo que molestaba a su hermano. Cuando el padre se enteraba, entraba a la habitación, para decirle que se pusiera a dormir y no molestara su hermano. El hermano mayor, el Vicente, se dedicaba a llevar el ganado a Barcelona en carro. Como era el mayor, aparte de que no le interesaban la cosas de Miguel, su padre lo consideraba más. Ha habido gente que ha querido que yo hablara mal del padre. ¡Claro que era muy recto! Entonces, en las casas estaba el hombre… y nadie respiraba. Recuerdo que la madre de Miguel estaba enferma, allí 'sentadica' en un rincón de la habitación, con una cosa en la boca para poder respirar… Pero es que estaba mejor sentada que en la cama. Pero no sabía entonces para qué era aquello.
- ¿Y de sus años de cárcel?
- Nosotros vivíamos en Alicante, porque a mi hermano lo enviaron allí. Fue cuando encerraron a Miguel en la prisión de Benalúa. Como no había comida, los miembros de la familia le enviábamos un 'tarrico' de leche, un chusco de 'cebá', otra cosa… Uno de mis hermanos y mi primo Ambrosio, que también estaban en esa cárcel, no sabían nada de él, porque estaba aparte, dormía en el suelo. No le daban de comer, no le llegaban nuestras cosas y enfermó. Tuvo un 'costipao' y no lo curaron. Fue entonces cuando un representante del obispo Almarcha se presentó en la cárcel y dijo que hablaran con Miguel porque le iban a quitar la pena de muerte, aunque tendría que seguir preso.
- ¿Qué sabe de su detención?
- Él salió de la cárcel de Ocaña y de otra en la que estuvo, y se vino a Orihuela… Si él no viene aquí, que le dijeron que se fuese directo a Portugal, no lo cogen. Lo denunció un tal Moré, que era cartero, y vivía detrás de la catedral. Fue él quien llamó al juzgado y les dijo: «Por aquí va Miguel Hernández». Estaba en la Calle Mayor.
- Fue el obispo Almarcha quien le dijo que se fuera a Portugal.
- No. Almarcha no se lo dijo. Almarcha era malo.
- No puede ser. Él fue quien pagó la edición de 'Perito en lunas'.
- De eso yo no sé nada, pero Almarcha era amigo del padre, no de Miguel.
- ¿Recuerda qué se hablaba entonces de él en Orihuela?
- Entonces, nada. Y ahora, pese a lo que dice la del Ayuntamiento, se están volcando porque el centenario es un acontecimiento mundial. Yo estoy en dos asociaciones y hacemos cosas.
- ¿Qué siente usted hacia el poeta: adoración, cariño, recuerdos…?
- Que era bueno, una persona normal, que no se metía con nadie y que no le dejaron hacer lo que él quería. Él fue a la guerra, pero no pegó un tiro. Iba a animar, a recitar sus poesías.
- ¿Se enteró usted cuando murió Miguel?
- Claro. Resulta que él y Josefina no se habían casado por la Iglesia, porque ya estaba la República. Le dijeron a Josefina que si no se casaban, no podían llevarlo a un hospital. Se casaron en la misma cárcel, pero fue demasiado tarde, porque estaba muy enfermo. Murió tuberculoso, porque le entró el 'costipao', y no lo llevaban a curar, ni le daban alimentos. Lo trataban mal. Yo vivía en Alicante con mi hermano, y claro que lloré. Es que me había tenido cariño, me subía a hombros, me cogía higos, me ordeñaba leche… Yo estaba con sus padres, con sus hermanos… ¡Si es como si hubiera vivido con ellos!
- Una vida que no para de recordar.
- Mientras pueda, lo haré. Mira: entré a los 16 años en la fábrica de la seda. Me puse enferma y tuve que ir a Madrid a que me curaran. Me hicieron cinco operaciones, por lo que quedé inútil. Entonces, Sor Felisa, una monja del hospital de San Carlos, me dijo que me viniera para Orihuela, porque no iba a durar mucho, que me quedaba un mes de vida. Y aquí estoy. Ya ves si vivo. Y eso que hago y hago y hago… ¡Ya lo creo que me queda para recordar…!
El hombre que compartió celda con el poeta

El hombre que compartió celda con el poeta
30.10.10 - JOAQUIIN SANTOMATAS. LA VERDAD /Ababol
El abogado José Ramón Clemente, con 98 años, es el único superviviente del grupo de reclusos que acompañó a Miguel Hernández en el Reformatorio de Adultos de Alicante
El hombre que compartió celda con el poeta
José Ramón Clemente, entre Juan José Sánchez y Joaquín Santo, en el Ateneo de Madrid. :: C.M.A.
Cuando Miguel llega, le tocó justo al lado. La estrecha celda, de apenas dos metros y medio de larga, llegó a albergar entre siete y nueve presos
Después de su largo recorrido carcelario por numerosos presidios (Huelva, Sevilla, Torrijos, el Seminario de Orihuela, tras su puesta en libertad el 15 de septiembre del 39 y ser denunciado por un vecino, los madrileños de Conde de Toreno y Yeserías, con Palencia de por medio, y por fin Ocaña), recala Miguel Hernández en el Reformatorio de Adultos de Alicante el 29 de junio de 1941.
Allí pregunta por algunos de los presos amigos o conocidos, más o menos vinculados con el mundo de la cultura, y consigue lo instalen en la celda 22 de la 4ª galería junto a su paisano Luis Fabregat Terrés, el pintor comunista Ricardo Fuente Alcocer, Rigoberto Martín Lloret, Luis Jiménez Esteve y el abogado José Ramón Clemente Torregrosa, éste el único que vive con 98 años y con el que he hablado de esos meses pasados junto al poeta en numerosas ocasiones, tanto en su casa madrileña de la Glorieta de Cuatro Caminos como en la alicantina de Maestro Gaztambide, o cuando el II Congreso Internacional de Miguel Hernández del año 2003 en el Ateneo de Madrid, donde no se atrevió a contar con serena objetividad sus experiencias personales porque se encontró con algunos radicales exaltados capaces de rebatírselas.
De todo ello, por fortuna, queda testimonio escrito y lo que resulta aún más valioso, grabación en DVD archivada en la Diputación Provincial donde lo cuenta con su propia voz y la locuaz lucidez que le ha acompañado siempre.
Ante cosas que ha escuchado y leído de otros que no estuvieron allí y por consiguiente no le echaron una mano ni supieron del trato a estos presos que nunca fue violento en medio de tantas carencias, ha venido mostrando asombro y a menudo indignación frente a varias historias inventadas sobre la etapa postrera de la vida de Miguel.
Digamos que José Ramón Clemente nació en Alicante en el año 1912, hijo del famoso letrado capitalino Federico Clemente, que fuera teniente de alcalde y diputado provincial, así como presidente de la Junta de Obras del Puerto y con calle rotulada en el centro de Alicante hasta la conclusión de la guerra civil, cuando trocó su nombre por el de Teniente Robles.
Ideas de izquierdas
Estudió Derecho en Madrid, licenciándose cuando sólo tenía 20 años, ejerciendo la carrera cuando cumplió los 21, que era entonces la mayoría de edad, como pasante de Antonio Pérez Torreblanca, fundador en Alicante de Izquierda Republicana, partido al que se afilió y dejó pronto por los desmanes frentepopulistas que no admitía como demócrata. También sería durante los meses de 1936, en que fue presidente de la Diputación Álvaro Botella Pérez, secretario y asesor jurídico del mismo.
Vio Clemente por vez primera a Miguel Hernández en la terraza del Ateneo de Alicante, del que también sería secretario, en 1933. Allí, en plena Explanada, entablaron una amistad que truncó el devenir propio del poeta y los tristes acontecimientos bélicos, recordando cómo le dijo que no lo llamara por su nombre de pila sino Visenterre, que era el apodo familiar por el que lo conocían en Orihuela.
Contar la vida de Clemente Torregrosa resultaría muy extenso. Fue un pionero del cine, realizando su primera película con argumento en 1929, fundó la Asociación Independiente de Cine Amateur por la que pasaron Almodóvar y Amenábar, llegando a obtener el Premio Internacional de Cine Underground.
Estallada la guerra civil y antes de ser movilizado, fue enviado por el presidente del Colegio de Abogados, José Guardiola Ortiz, a la Prisión Provincial como letrado de oficio para defender a José Antonio Primo de Rivera, pero éste rehusó al manifestarle que se haría su propia defensa, que percibió no serviría para nada porque se notaba que aquel tribunal lo tenía condenado a muerte de antemano. Pero fue testigo de todo el juicio.
Tras su movilización, andar por algunos frentes y ver concluir la guerra ya en Alicante, se presentó voluntariamente en el cuartel de Benalúa ante un requerimiento público dirigido a los que habían sido oficiales del Ejército de la República, en su caso teniente auditor. Lo cierto es que, tranquilo por no haber cometido delito alguno y sí haber ayudado como defensor a algunas personas del bando vencedor, fue condenado a treinta años, pena que le fue rebajada a veinte, pasando finalmente cuatro años encarcelado.
Cuando Miguel llega, le tocó justo al lado. La estrecha celda, de apenas dos metros y medio de largo y pensada para un par de reclusos, llegó a albergar entre siete y nueve. Al margen de los citados con anterioridad, por allí estuvieron también, de manera intermitente, los pintores Miguel Abad Miró y Melchor Aracil.
Con un lavabo y un retrete de los de suelo, para que no siempre le tocara a los mismos estar al lado de éste o por el contrario en el mejor sitio, que era bajo la ventana, establecían unos turnos rotatorios para dormir que llamaron del tresbolillo. Una luz tenue permanecía encendida toda la noche y en ese tiempo, por razones obvias, sólo podían levantarse a orinar. Los primeros días, cuando Clemente se daba la vuelta y veía a Miguel inerte con sus grandes ojos azules abiertos, pensaba que se había muerto hasta que lo notaba respirar; resulta que padecía una exoftalmia debida a un problema de tiroides que le impedía cerrar los ojos incluso durmiendo.
A lo largo de estos meses hablaba y escribía muy poco. Se pasaba las horas pensando en el patio, memorizando sus poemas que a veces reproducía en trocitos de papel higiénico. Comentaba cosas de su mujer y de su hijo Manolillo, al que podía ver a menudo y abrazar largamente el día de la Virgen de la Merced, 24 de septiembre, patrona de las prisiones, en que hubo fiesta especial. Sí le comentó a José Ramón su desencanto sobre algunas de las cosas que había vivido en Rusia cuando su viaje de 1937, aunque sin abjurar de sus ideales comunistas.
Ante la falta de medicamentos con los que tratar la tuberculosis que padecía y una deficiente alimentación, la salud de Miguel fue deteriorándose a pasos agigantados hasta que no quedó más remedio que ingresarlo en la enfermería. Allí iba a verlo, con una cánula puesta tras una punción que le hicieron (la cual se había infectado), ya sin apenas moverse ni poder escribir aunque perfectamente lúcido.
Y así llegaríamos a las cinco y media de la madrugada del 28 de marzo en que falleció por fimia pulmonar. La noticia se corrió enseguida por todo el recinto carcelario. Y la dirección permitió que se le rindiera un sencillo homenaje de despedida.
Llevado a hombros de compañeros y con el resto formando en el patio, a los sones de una marcha fúnebre que tocaron los músicos presos, su humilde féretro de pino fue sacado camino del cementerio alicantino, donde se depositó en un nicho bajo rotulado con el número 1009.
En 1986 serían trasladado a la Glorieta de Alicantinos Insignes que hay en la calle central del camposanto. Allí reposa junto con los restos de su hijo Manuel Miguel, fallecido en 1984, y su esposa Josefina Manresa, que moriría tres años después. Enfrente descansan el marino Julio Guillén Tato y el pintor Gastón Castelló, que casualmente ocupara durante dieciocho meses la misma celda que Miguel Hernández, aunque fue excarcelado en octubre de 1940 y por consiguiente no coincidió con él.
Semblanzas de Carmen Alemany
"Semblanza de Carmen Alemany con el III Congreso Internacional Miguel Hernández al dondo".
Carmen Alemany ha sido la presidenta del III Congreso Orihuela&Elceh&Alicante. Un congreso perfectamente organizado desde la capacidad organizativa e indiscutible de esta hernandiana y catedráticoa de Literatura, con los apoyos de las universidades de Alicante y Elche, Instituto Alicantino Juan Gil-Albert, de la Diputaciónde de Alicante, Ayuntamientos de Elche y Orihuela, Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela y Centro de Congreso de Elche.
Un trabajo impecable que ha dado sus frutos, puesto que las numerorosas ponencias y comunicaciones abren caminos hacia nuevas investigaciones hernandianas.
Álbum de vídeos y fotos, realiado por Palmeral
Videospalmeral.Alicante
Actores y artistas devuelven la voz a Miguel Hernández
Actores y artistas devuelven la voz a Miguel Hernández
Pilar Bardem y Aute participaron en las 12 horas de lectura dedicadas al poeta
Domingo, 31 de octubre del 2010 Imprimir Enviar esta noticia Aumentar/ Reducir texto
EL PERIÓDICO
MADRID
La voz bronca de un muerto, Paco Rabal, sonó ayer gracias a una grabación en el Instituto Cervantes de Madrid en la monumental lectura de poemas que lo largo de 12 horas quiso honrar a otro difunto, Miguel Hernández, en el centenario de su nacimiento. En el acto participaron artistas, intérpretes, escritores y familiares del poeta del pueblo y entre las caras conocidas pudieron verse -y oírse- a Pilar Bardem, Luis Eduardo Aute, Héctor Alterio, Juan Diego Botto, Charo López, Emilio Gutiérrez Caba y José Coronado.
Edición Impresa
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Información publicada en la página 55 de la sección de Espectáculos de la edición impresa del día 31 de octubre de 2010 VER ARCHIVO (.PDF)
Se oyó a Rabal recitar la famosa elegía dedicada al amigo Ramón Sijé: «Un manotazo duro, un golpe helado / un hachazo invisible y homicida, / un empujón brutal te ha derribado». Y fue el momento más emotivo de la celebración ya que parte de la concurrencia, inevitablemente, recordó a una tercera figura, Marcelino Camacho, fallecido la madrugada del viernes, cuyo homenaje tenía lugar a pocos metros de la sede del Instituto Cervantes. Pilar Bardem, presidenta de la sociedad de gestión de derechos AISGE, estableció comparaciones: «Marcelino fue un hombre bueno y, como Miguel, sufrió la cárcel y luchó por quitar el yugo a los trabajadores». Además, la madre de Javier Bardem dedicó al líder sindicalista el popular y encendido poema Para la libertad.
SIMBOLO ANTIFRANQUISTA / La directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, aseguró que la voz del poeta de Orihuela y símbolo de la lucha antifranquista, «no ha sido vencida por el tiempo, sino que por el contrario, cada día nos resulta más sólida, luminosa y presente».
No faltaron en el homenaje los familiares del autor, Lucía Izquierdo y María José Hernández, nuera y nieta, respectivamente, quienes también leyeron sus poemas. «Miguel Hernández fue un poeta tan inmenso y tan genial que estar a su altura es difícil», afirmó Izquierdo, que evocó también a Josefina Manresa, la viuda de Hernández fallecida en 1987, para quien el autor de Perito en lunas fue «el ser humano más increíble, hermoso y transparente que jamás conoció». Rosa Moreno Hernández, sobrina, recordó que su tío defendió la causa del pueblo, la libertad, hasta su último aliento. «Ahora -afirmó- nos corresponde a nosotros continuar con su tarea». El acto que transcurrió desde el mediodía de ayer hasta la medianoche fue insuficiente para Cafarell: « Doce horas son pocas para celebrar a quien a su paso deja la tierra más clara, más febril, más humana».
sábado, 30 de octubre de 2010
Conferencia de clausura de Juan Cano Ballesta
Juan Cano Ballesta, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Virginia EE.UU.), maestro indiscutible de los estudios hernandianos, fue elegido por Carmen Alemany Bay, presidenta del III Congreso Internacional Miguel Hernández para la cluasura del congreso del día 30 de octubre en el Centro de Congresos de Elche. Conferencia titulada "Viento del pueblo y la poesía oral (Hacia una nueva épica).
Durante la conferencia y al comentar Cano Ballesta el poema "Los cobardes", citó a Ramón Fernández Palmeral, con el comentario siguiente ""Los cobardes" no es uno de sus poemas líricos más acertados, quizás por ello, no lo publicó en revistas. Se escribe casi como un encargo, ante la falta de voluntarios para luchar en los frentes, en la guerra..." (Corresponde a la pág. 54 del libro "Simbología secreta de Viento del pueblo de Miguel Hernández". Editorial Palmeral, edición limitada a 100 ejemplares con ilustraciones de "Palmeral". 2010. Ver la edición en Internet el PDF
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