Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

miércoles, 23 de enero de 2013

El flamenco canta a Miguel Hernández

El flamenco canta a Miguel Hernández

Cantaores como Miguel Poveda, Carmen Linares, Enrique Morente hijo o Pitingo ponen  voz a los versos del poeta oriolano en un disco que se presentará en febrero en Jaén





El flamenco canta a Miguel Hernández
El flamenco canta a Miguel Hernández 
 MULTIMEDIA

cristina martínez /Diario INformación.  Dice Carmen Llinares que Miguel Hernández abarca todos los estilos, lo mismo que el flamenco. Y en base a ese paralelismo el poeta oriolano ya ha cantado flamenco en varias ocasiones desde que falleció en 1942. Lo ha hecho con la voz de la propia Carmen Linares o de Miguel Poveda o de Enrique Morente. Pero ahora tendrá un disco flamenco con todos ellos, con la letra de sus versos, con música de guitarra y con la voz que le pondrán algunos de los cantaores más destacados de nuestro país.
El título será Flamencos cantan a Miguel Hernández y la discográfica Universal será la encargada de que este disco homenaje al poeta oriolano vea la luz en breve. Primero se presentará en Jaén el mes próximo y luego será en Madrid donde se dé a conocer esta grabación en la que por primera vez se unen diferentes voces para que el poeta suene flamenco. En principio, la intención es que dicha presentación incluya un pequeño recital.
Algunas de las poesías que sonarán al ritmo de guitarra ya han sido musicadas y grabadas en otras ocasiones, pero en su mayoría son nuevos los versos que se llevan al cante, con sus diferentes palos.
Miguel Poveda, Carmen Linares, Pitingo, Ketama y Enrique Morente (hijo) son algunas de las voces que cantan al poeta, a las que se unen otras que ya se apagaron como las de Enrique Morente y Camarón, ya que el disco recupera algunas de las canciones que estos artistas grabaron en su día de poemas de Hernández. De hecho, Morente fue el primer flamenco que musicó los versos del autor de Elegía a Ramón Sijé.

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No caben dudas de que Miguel Hernándz es un poeta del pueblo para el pueblo. Por eso lo acausarón como poeta de la revolución. Lo que hizo Miguel en su tiemp fue denunciar el abuso de poder. Por ello no ecnontramos con un poeta vigente, de aquí que los falamencos lo vean como a un poeta muy suyo..

martes, 22 de enero de 2013

Premio modalidad Cátedra UMH para Gaspar Peral Baeza

En esta edición [VIII edició premios anuales Univerdidad Miguel Hernández], como novedad, se ha incluido la modalidad Cátedras UMH. En la categoría Cátedras de Empresa y Mecenazgo, el premio ha recaído en la Cátedra Medicina de Familia, dirigida por Vicente Gil Guillén y en la que participa LILLY, S.A. Asimismo, en la categoría Cátedras Institucionales de la UMH, que reconoce la trayectoria desarrollada por personas o entidades en cada una de las Cátedras de la Universidad, los premiados han sido el investigador hernandiano Gaspar Peral Baeza por la Cátedra Miguel Hernández, el periodista deportivo Santiago Gambín Hernández por la Cátedra Pedro Ibarra y la Capella del Misteri d’Elx por la Cátedra Misteri d’Elx.


 LEER LA NOTICIA EN ELCHE DIARIO

(Gaspar Peral Baeza trabajando en su archivo. Foto de Ramón Palmeral)

Reseña del acto del 102 centenario de Miguel Hernández en la Memoria de la Concejalía de Juventud 2012. Ayuntamento Alicante

Presentación del libro "Archivo Miguel Hernández" de Gaspar Peral Baeza

Instituto Alicantino de Cultural Juan Gil-Albert. jueves 24 de enero a las 20.15 horas.

participan Gaspas Peral Baeza, autor del libro.
Aitor L. Larrabide, editor literario
José Luis Ferris, director del IAC

miércoles, 16 de enero de 2013

"Tres poetas Alicantinos" de Luis Español. Sobre Miguel Hernández, Vicente Mojica y Alfredo Gómez Gil

Un libro une la poesía de Miguel Hernández, Mojica y Gómez Gil

Luis Español edita esta obra, "para reflexionar sobre la necesidad de leer", que se presenta mañana en Alicante





cristina martínez/CultUra/Información.- Es más interesante reunir cincuenta poemas de tres artistas que tres poemas de cincuenta artistas. Con esta premisa, el escritor y traductor Luis Español se decidió a editar un volumen que, bajo el título Tres poetas alicantinos (ECU), pone frente a frente a Miguel Hernández, Vicente Mojica y Alfredo Gómez Gil. "Son poetas muy representativos de tres generaciones distintas", asegura español que mañana (17 de enero) participará en la presentación del libro, que tendrá lugar a las 20.15 horas en la Sede Ciudad de la UA, en la que también participará Gómez Gil, el único autor vivo.
"Es importante para los alicantinos saber que tienen a grandes poetas y que, sobre todo, la realidad es más interesante que la teoría". Por eso, Español considera que lo importante para conocer a un poeta es aproximarse a sus textos de forma global. "A Miguel le han querido etiquetar como poeta cabrero cuando fue una de las personas más leídas de su generación; Mojica es un personaje de primer orden en la lírica española, pero no salió de aquí, y Gomez Gil es uno de los poetas más traducidos en el mundo, aunque en su tierra no es tan conocido".
El editor de este libro quiso agradecer la generosidad de las familias de Hernández y Mojica al ceder los poemas gratis.

miércoles, 9 de enero de 2013

Iniciamos el año 2013 con el centenario de Ramón Sijé

José Ramón Marín Gutiérrrez más conocido por su seudónimo Ramón Sijé nació en la calle Mayor nº 27 de Orihuela el 16 de noviembre de 1913, por lo que este año se cumple el centenario de su nacimiento.
Al día de hoy no sabemos si la Concejalía de Cultura del Ayutamiento de Orihuela y la Fundación Cultural Miguel Hernández van a organizar algún acto o semana cultural para recordarle, pensamos que sí.
Para los estudiosos que quieran saber más sobre Ramón Sijé os remito a mi página:

HOMENAJE A RAMÓN SIJÉ

Consultar egn Google VIDA Y OBRA DE RAMÓN SIJÉ, de José Muñoz Garrigós

 UN DESTINO DE TRUENO MALOGRADO

   Esparcidos y aventados en el mundo mis cinco avariciosos y gorrones sentidos. Ruedan mis ojos dolorosamente, tropiezan y sangran mis ojos contra los cuerpos y contra las montañas. Los brazos se me abren solos ante las cosas y se me van detrás de las manos que se apoderan con mi ser de una criatura, un fruto y un hacha. No descansa mi nariz: siempre la llevo abierta, vigilante, palpitando, agigantada y exasperada por los innumerables olores del mundo, que distingue y percibe a grandes distancias. Me duele la boca de besar, gustar y volver a lo mismo. Y a cada lado de mi vida, para oírme a cada lado, llevo colgadas dos orejas que desfallecen y rabian y callan ante las voces.

   Doy una vuelta diaria al mundo con mis cinco sentidos, que cada día se adentran más en su carne, más heridos cada día vienen a mis orejas, echadas hacia adelante desde siempre porque desde que nací quiero recibir de frente un borbotón de voces heredadas. Unas me llegan hasta el corazón del corazón; otras se quedan en sus alrededores; otras, ni lo rozan siquiera. Mi vida está pendiente de algunas voces. Hay una voz entre todas que siempre que suena me estremece y me hace mayor y más fuerte de lo que soy, como la del trueno.

   La voz de este poeta pudo llegar profundamente a los corazones. No llegó. Nació con un destino de trueno y lo dejó incumplido: fue un trueno malogrado. De trueno tuvo la locura.


Miguel Hernández

(Posiblemente dedicado a la muerte de Ramón Sijé) 


                                             Otro texto:

Aún no sé, ni quiero ni puedo saber, si ha muerto mi compañero. Yo no lo he visto morir. El no hubiera permitido a la muerte su muerte, sin verme y hablarme.
     Tengo escrita una carta en contestación a una suya reciente que le enviaré hoy o mañana a nuestro pueblo. Tengo el presentimiento de que me escribirá otra, como siempre. No es posible tanto infortunio de una vez. Iré a Orihuela en un vuelo para certificarme de su vida.
 
    Febrilmente moreno, doradamente oscuro, con un relámpago en cada ojo negro y una frente ilimitada, venía a mi huerto cada tarde marzo, abril, mayo, junio... Andaba entre los romeros con prisa de pájaro, hablaba con atropello y su voz iluminaba más que los limones del limonero, a cuya sombra y azahar platicábamos.
    Yo me enteré, tratándolo por muchos años, de su corazón y su latido apresurado. Conocí su corazón y me dio espanto la precipitación dolorosa de su sangre. Sentí que aquella faena de borrasca no se prolongaría hasta muy tarde. No sé a quién comuniqué mi sentimiento...
    Una tarde hablamos, entre otras cosas, de los hombres que mueren temprano y dan motivo a los noticieros para escribir: “El malogrado joven...” Y me dijo con una voz de rebelde que no quería ser un malogrado.
    Pasaba un entierro ante nosotros y le veía estremecerse. Sintió todas las muertes del pueblo que conoció y preguntaba por todos los vecinos enfermos.
     ¿Es cierta su muerte?. Es la primera que me hace llorar aún dormido. Uno de los lados más escogidos de mi corazón se ha quedado como un rincón vacío.
 No le llaméis “el malogrado joven”.
 
Miguel Hernández    
Cuaderno de Artes y Letras de La Verdad de Murcia 30 de enero de 1936


Existen en la C.C. dos texto de la alocución de Miguel del 14 de abril de 1936

Leer la introduccióna la "Elegía de Ramón Sijé" por Ramón Fernández Palmeral

Su obra más destacada es "La decandencia de la flauta y el reinado de los fantasmas" obra póstuma 1973. Ver el estudio que realizó en 2005 el estudioso sijenianao Ramón Fernádez Palmeral.

lunes, 7 de enero de 2013

Fallece Alejandro Soler, autor de la escenografía actual del Belén de Tirisiti

Víctima de una larga enfermedad, el polifacético artista también revolucionó la estética de los boatos de Moros y Cristianos con sus diseños

 01:07  
Alejandro Soler falleció ayer a los 66 años.
Alejandro Soler falleció ayer a los 66 años.  información
m. vilaplana/DIARIO iNFORMACIÓN.

  El polifacético artista alcoyano Alejandro Soler Pérez falleció ayer sábado (5 de enero 2013) a los 66 años de edad víctima de una larga enfermedad. Autor de la escenografía actual del Belén de Tirisiti y también de sus marionetas, el diseñador revolucionó de igual forma la estética de los boatos de las Fiestas de Moros y Cristianos. El Ayuntamiento se ha sumado al duelo por el fallecimiento y el alcalde, Antonio Francés, lamenta la pérdida de la que considera una "figura inigualable" en el mundo de la artística y la plástica.
Alejandro Soler deja tras de sí una larga y dilatada trayectoria vinculada tanto al mundo de las artes escénicas como de las Fiestas de Moros y Cristianos. El diseñador alcoyano se encargó de renovar la escenografía del Belén de Tirisiti cuando lo asumió el Ayuntamiento en la década de los ochenta, influyendo de forma decisiva en el renacimiento de una manifestación navideña típicamente alcoyana que después obtendría la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).
También revolucionó la estética de las Fiestas de Moros y Cristianos, diseñando numerosos boatos de cargos festeros, así como escuadras especiales.
En el ámbito teatral diseñó la escenografía y vestimenta de diversos montajes, especialmente de la mano de la compañía La Dependent. Asimismo, trabajó en el mundo del cine, en películas en las que participó su amigo Ovidi Montllor.
El Ayuntamiento se sumaba ayer al duelo por el fallecimiento de Soler. El alcalde, Antonio Francés, manifestaba en nombre de la corporación el dolor por esta pérdida. "Hemos perdido una figura inigualable en muchos aspectos artísticos y plásticos. Nadie como Alejandro ha trabajado tanto por la renovación, modernización y proyección de las tradiciones alcoyanas. Sus diseños han marcado un antes y un después en la estética de los Moros y Cristianos. Su renovación del Tirisiti ha sido vital para la popularidad que en los últimos años está adquiriendo este retablo, y gran parte del mérito de que haya sido declarado BIC ha sido gracias a él. Nos deja todo un referente plástico, un intelectual y un hombre de cultura, además de una gran persona".
La capilla ardiente permanecerá instalada hoy en el tanatorio de San Vicente.
Dedicatoria especial en la última función
La ironía del destino quiso que Alejandro Soler Pérez falleciera ayer, justo el día en que concluía la temporada de este año del Belén de Tirisiti. El gerente de La Dependent, compañía que se encarga de las representaciones, manifestaba que "ha sido un golpe muy duro. Alejandro es el padre de la actual escenografía del Belén, y además había trabajando con nosotros en diversos montajes teatrales". La Dependent conocía la noticia del fallecimiento mientras trabajaba en el Belén, motivo por el que dedicó la última función al artista. Cabe reseñar que en esta sesión coincidió la presencia de la consellera de Cultura, María José Catalá, que se desplazó a Alcoy para presenciar el Belén. M. V.

Relación con la obra de Miguel Hernández
Alejandro Soler fue el creador de  la coreografía de la  primera puesta en escena del Auto Sacramental  "Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras" de Miguel Hernández, se estrenó en el Teatro Circo de Orihuela en febrero 1977. El grupo de teatro independiente de Alcoy, La Cazuela, Premio Nacional de Teatro, con escenografía de Alejandro Soler y bajo la dirección de Mario Silvestre. La representación teatral se hizo enmarcado dentro del homenaje que el Instituto de Estudios Alicantinos ha programado sobre el poeta oriolano.
 Treinta y seis personas intervenieron en su realización, trabajando en la misma durante tres meses, utilizándose para el montaje música moderna de Canarios, Deep Purple, Domita, Beatles, Pink Floyd, Amon Dool II, Tibetan Bells, Emerson, Laje and Palmer, Mahavishnu Ochestra, Albinoni y coros ortodoxos religiosos eslavos, en un intento de subrayar el clasicismo de la obra con partes instrumentales que le acercen a nuestro tiempo.

(Escenas del Auto Sacramentela, Orihuela 1977, Archivo de Jesucristo Riquelme)

viernes, 4 de enero de 2013

Himno de Jaén. Letra "Aceituneros" de Miguel Hernández

El Paraninfo del Conservatorio Superior de Música de Jaén ha acogido hoy la primera interpretación del Himno Oficial de la provincia de Jaén, una composición de Santiago José Báez que pone música al poema “Aceituneros” de Miguel Hernández. El público ha llenado este espacio escénico para escuchar esta composición, a la que ha puesto voz la cantaora Carmen Linares en una primera versión. Posteriormente, el tenor Miguel Arjona, acompañado por la Orquesta Sinfónica de este conservatorio, el coro de este conservatorio y el grupo polifónico de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, han interpretado una versión concertante –con varias voces- bajo la batuta del linarense Ángel Luis Pérez Garrido.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Murales del Barrio de San Isidro (Orihuela), por Javier Catalán

Homenajes del pueblo a Miguel Hernández
Pinturas murales en el Barrio de San Isidro (Orihuela) 1976-2012 ______Artículo de Javier Catalán
Domingo, 1 de Abril de 2012. Llego a casa lacerado por el calor, cansado y hambriento. Me refresco la cara y me detengo exhausto frente al espejo, que me devuelve la imagen de un rostro complacido y feliz, pintado del color de la primavera.
Quedó bonito, treinta y seis años después, el Barrio de San Isidro, donde yo crecí rodeado de fachadas pintadas cuyo significado desconocía.
Los dibujos de entonces fueron decayendo al compás de mi niñez, hasta la completa desaparición de ambos. Hoy el barrio sonríe fresco otra vez, recién esmaltado, ajardinados sus muros en el lienzo de tu recuerdo, tan llenos de ti, poeta del pueblo, Miguel Hernández. Me dejo caer en el sillón y comienzo a recordar, como si hoy ya fuera ayer...
¿Y Pedro, habrá concluido su mural? Lo llevaba muy adelantado, es cierto, pero cuando le dejamos, el muro de su obra bullía con el clamor de un ejército de niños, los niños del barrio de San Isidro que jugueteaban con el arco iris desatendiendo una y otra vez sus instrucciones. Y él, en situaciones así, lo tiene claro: los niños son lo primero.
Cómo olvidar a Enrique y a toda su familia, lo dueños de “mi casa”, la casa donde ellos viven y donde, desde hoy, también habita nuestra memoria calada en sus entrañas. Enrique es fontanero, como él mismo dice, “el fontanero del barrio”. Porque cuando entras en este humilde barrio oriolano, al poco de recorrerlo perdiéndote entre sus delgados callejones, uno se retrotrae en el tiempo a lugares ya olvidados, donde los animales son criados en libertad, el acceso a las casas descuidado, el grito en el aire convocando a la familia alrededor de la mesa...
No tenemos ninguna duda de que “nuestra familia” cuidará la pintura mural como algo propio, porque también ellos contribuyeron a su alumbramiento. Y en el brillo de sus ojos pudo adivinarse desde el principio la enorme satisfacción y el firme compromiso adquirido de atenderla, de mimarla y protegerla de forma adecuada, porque desde el primer momento la acogieron felizmente en el hogar familiar, haciéndola suya con el debido respeto de quien valora la generosidad en el esfuerzo ajeno. Y nosotros nos fuimos llorando en silencio, sintiendo que nos desprendíamos de una íntima emoción gestada y parida con gran esfuerzo y mucho amor, pero convencidos de que crecerá feliz en el seno de esta humilde familia.
Lástima que el cansancio y los preparativos de última hora me privaran del concierto que nos regaló el “cantaor” Manuel Gerena. Me dicen que el trueno que emergió de su garganta atravesó la noche y volvió a reencontrarse con su misma voz treinta y seis años atrás, en el mismo lugar, con la misma fuerza apasionada y el amor intacto hacia nuestro poeta universal. Uno de esos privilegios que en ocasiones te brinda el destino.
Las jornadas se fueron sucediendo en un clima de creciente actividad y convivencia entre pintores, vecinos, promotores y organizadores de este evento artístico y socio-cultural, con la debida comprensión ante los pequeños contratiempos que iban surgiendo, reconfortados en todo momento con la presencia y el trato cercano que nos dispensaron los representantes del Gobierno Municipal. Ana Más, la titular de Cultura, junto con Amparo Pomares, su fiel consejera, aportaron el principal elemento diferenciador con respecto al homenaje del 76, el impulso y el apoyo institucional que no tuvo entonces aquella propuesta artística y reivindicativa. Y lo hicieron ahora, en pleno ojo del huracán de una crisis económica galopante, cuando ya no da para inaugurar magníficos edificios con el nombre del poeta. Y lo hicieron desde el lugar desde donde había que hacerlo, permanentemente a pie de obra.
Destacar que Ana Más estuvo donde tenía que estar debe hacernos reflexionar acerca de la desnaturalización que se ha producido del sentido del deber y de la responsabilidad en la clase política en los últimos años. Nuestra edil de Cultura hizo lo que naturalmente cabe esperar de una representante pública en una ocasión así, estar a la altura de lo exigido, normalizando de este modo actitudes y comportamientos del pasado que no siempre se ajustaron a este patrón de conducta.
Durante la jornada del sábado se precipitaron las manifestaciones culturales de homenaje a Miguel Hernández en la Plaza de San Isidro y el Colegio Jesús y María de San Isidro, principales lugares de encuentro. Teatro, música, recitales poéticos, conferencias, audiovisuales, venta de libros... reivindicaron sin descanso al “poeta del pueblo” en su pueblo y por su pueblo, de lo que pudo dar fe Lucía Izquierdo, nuera de Miguel Hernández; el ex-Secretario General de Comisiones Obreras Antonio Gutiérrez, otro destacado oriolano que no quiso perderse esta modesta pero muy honrosa cita con la historia de nuestra ciudad; Antonio Ballesteros, coordinador de la Revista Literaria Barcarola, quien dirigió en 2010 otro de esos homenajes históricos del pueblo (literario) a Miguel Hernández, brillantemente acunado en el número 76 de esta prestigiosa publicación albaceteña, nacido del reconocimiento conjunto y plural hacia la vida y la obra de un poeta necesario; Aitor Larrabide, entonces asesor de la Fundación Cultural Miguel Hernández y hoy recientemente nombrado nuevo director de esta institución, “hijo adoptivo” de la cosmogonía Hernandiana y destacado representante del Hernandismo intelectual, sin cuya contribución no cabe entender la ingente labor realizada por esta institución en los últimos años ; y cuantos se acercaron al calor de este encuentro. Y así hasta alcanzar el que a la postre se reveló, a mí entender, como uno de los momentos cumbre de la programación: la lectura del “Manifiesto de los poetas” elaborado por José Luis Zerón Huguet, reconocido poeta de Orihuela, y leído por él mismo. Fue el suyo un discurso verdaderamente magistral, con una profundidad en el mensaje y de una riqueza verbal a la altura de los mejores creadores y teóricos de las letras españolas. A mí, desde luego, no me pasó desapercibido.
Y no pude evitar pensar mientras le escuchaba, en otro brillante discurso de un poeta de Orihuela inmortalizado en una histórica fotografía, la de Miguel Hernández en la inauguración de la Plaza Ramón Sijé (hoy Plaza del Marqués de Rafal) en 1936. Y no pude evitar pensar que tal vez sea ésta, la nuestra, una tierra noble de huerta fértil y cromadas tradiciones, dorada por el sol mediterráneo, pero también tierra fecunda en talento artístico y creativo. Y no dejo de pensar que tal vez no estemos valorando nosotros, en su justa medida, esta realidad que de improviso nos asalta en momentos puntuales como el anteriormente referido que nos brindó José Luis Zerón.
La actividad de la jornada del sábado se detuvo en la Plaza de San Isidro a eso de las nueve y media de la noche, trasladándose al Teatro Circo donde culminó en un concierto de Paco Ibáñez.
El canto a la libertad desde el firme compromiso social, tomando partido gravemente, sin ninguna concesión para cobardes y acomodados, removiendo la indiferencia en sus cimientos, desafiando la verdad con la verdad que brota del manantial de los corazones oprimidos, la verdad cincelada en la palabra y en la voz de los poetas... Paco Ibañez certifica con su arte, como hicieran con su obra los poetas a los que canta, el camino de la verdad auténtica, la verdad refulgente, la verdad orientada en la búsqueda del equilibrio, el equilibrio necesario entre las fuerzas antagónicas que definen la naturaleza humana. El cantante “vascolenciano”, como él mismo se denomina, integra ese grupo de personas que deciden darse a los demás, ofreciéndose con honestidad a la causa que creen más justa; y con su gesto van a proporcionar el contrapunto preciso que permita hacer de este mundo complejo, de severos contrastes, un lugar habitable que a todos nos permita vivir con dignidad o con la esperanza cierta de poder conseguirlo. Personas, como el propio Miguel Hernández, que por esto siempre deberían habitar entre nosotros, con licencia para vivir eternamente a nuestro lado.
Y llegó al fin la hora de entregar las llaves de nuestro fruto callado, a mediodía del domingo bajo un sol generoso en su llanto. Llegó la hora de mirarnos a la cara unos a otros y comprender que el esfuerzo siempre merece la pena cuando de honrar la memoria de Miguel Hernández se trata. Y llegó el momento de reconocer y agradecer, de corazón a corazón, a los artífices de esta maravillosa iniciativa, por el ingente trabajo previo, durante las jornadas y la posterior labor de difusión que han realizado y aún hoy continúan realizando.
Cuántas veces nos hemos planteado, yo al menos lo he hecho, lo bonito que sería recuperar los murales de San Isidro, reeditar el homenaje del 76 a Miguel Hernández... El planteamiento lo podemos haber tenido muchos, pero alguien debe ocuparse de instalar los sueños a ras de suelo. Y fueron ellos dos, Pepe Aledo y Pepe Rayos, Rayos y Aledo, pintores, artistas oriolanos profundamente convencidos de la viabilidad del proyecto, quienes tras el impulso inicial de la Concejalía de Cultura apostaron todo o nada a la materialización de este deseo de muchos, con la ayuda de todos, sí, pero que sin ellos dos no hubiera sido posible, no al menos en los términos en los que finalmente se produjo. Y por ello merecen el reconocimiento y eterno agradecimiento de todos, pero especialmente de quienes participamos en este proyecto por habernos brindado la oportunidad de contribuir a la realización de este sueño, de este sueño Hernandiano.
Y es ahora, en pleno periodo de resaca de la fastuosa celebración del Centenario de Miguel Hernández, ahora, cuando la Fundación Cultural que lleva su nombre comienza a tiritar de frío, cuando ya cesaron las feroces disputas por hacerse con el legado material del poeta y comienzan, sin rubor, los sistemáticos incumplimientos, de un lado por falta de interés y del otro por falta de dinero, es ahora cuando homenajes de este tipo, nacidos y llevados a cabo por ciudadanos comunes, por aquel ente abstracto conocido como “el pueblo”, con total desprendimiento, de primera mano, sin mayor fortuna e inversión que el infinito caudal de respeto, sentimiento y generosidad de todos los intervinientes, es precisamente ahora cuando este tipo de homenajes a Miguel adquieren una mayor relevancia, porque atesoran el valor de lo auténtico, de lo insobornable, de lo que no se compra ni se paga con dinero ni falta que hace. Porque este tipo de homenajes sinceros y del todo punto interesados, pero interesados únicamente en rendir el justo tributo a Miguel Hernández aquí, en su pueblo, son aquellos actos que nos reconcilian con la memoria del poeta y nos van a permitir a los oriolanos, paso a paso y por la fuerza de los hechos, rescatar de la sombra siniestra el nombre de “Orihuela”, justamente ensombrecido en el devenir histórico de su relación con Miguel Hernández.
Sí, quedó bonito el Barrio de San Isidro, treinta y seis años después...
Prisionero ya de los recuerdos, me reafirmo en la evidencia cierta de lo poco que cuesta, a veces, contribuir a la realización de algo grande, tan grande como merecido. Maniatado al sillón por el cansancio, mis párpados comienzan a replegarse lentamente, acudiendo al abrigo de unos ojos plenamente satisfechos con lo vivido en los últimos días. Y comienza a diluirse gota a gota mi conciencia en el piélago balsámico de la tarde.








domingo, 30 de diciembre de 2012

Homenajes del pueblo a Miguel Hernández

28.12.12 - 12:50 -



La ordenada agitación que reinaba en aquel entorno privilegiado al pie de la sierra de Orihuela, apurándose los últimos detalles del importante evento cultural a punto de ser inaugurado,cuando todos los presentes comenzaban a tomar asiento en sus respectivos lugares, acabó diluyendo por completo las últimas e inevitables cautelas que hasta entonces reprimían mi firme propósito.
La apacible tarde otoñal que enmarcaba aquella deliciosa estampa invitaba al desafío, y yo fijé el mío en la figura enjuta de nevada cabellera que ocupaba solitariamente un discreto lugar en uno de los extremos de la primera fila de aquel improvisado auditorio.
Me senté deliberadamente justo detrás del lugar que ocupaba el anciano y sin pensarlo dos veces me abalancé, presa de la intuición y del deseo, sobre el asiento que tenía delante de mí y que en esos momentos reclamaba toda mi atención. La fragilidad que transmitía aquel cuerpo ceñido abordado por la espalda con un ligero toque en su hombro derecho, contrastó de pronto con la poderosa mirada radioscópica que me brindó a través de sus enormes gafas nada más girarse hacia mí.
- Perdone que le haga una pregunta, ¿conoció usted a Miguel Hernández? -le espeté tratando de disimular la ansiedad que me provocaba el incierto sentido de su respuesta.
Poder hablar y cruzar la mirada personalmente con alguien que lo hubiera hecho antes, mucho antes, con el ilustre poeta de Orihuela, constituía desde hacía ya algún tiempo mi mayor ambición y también en esos momentos que precedían a la apertura oficial del II Congreso Internacional Miguel Hernández.
- Por edad pude haberle conocido, pero yo estaba entonces en Argentina -respondió el anciano con un cierto deje de amargura en su voz, dejando caer lentamente las palabras con la cadencia musical propia de su lengua materna-. Luego tuve que salir de mi país y llegué a Tolentino, donde me instalé definitivamente. Pero Miguel siempre me ha acompañado. El poeta más grande, la fuerza de su poesía, “El niño yuntero”, “Andaluces de Jaén, aceituneros altivos...” -recitó agitando levemente su mano temblorosa-. Su personalidad... Es un poeta incomparable, único, enorme, muy superior al resto de poetas. Miguel... -concluyó súbitamente con la mirada perdida y la boca ligeramente entreabierta.
La mecha de nuestra inquebrantable amistad prendió aquella tarde del 26 de octubre de 2003, a escasos metros de la casa del poeta, al pie de la sierra levantina donde el joven pastor de Orihuela compuso sus primeros versos.
Mi ambición original seguía en alto pero, lejos de sentirme defraudado, el destino me acababa de brindar la oportunidad de conocer a un personaje de lo más singular, al más ferviente, leal y apasionado admirador de Miguel Hernández de cuantos he conocido. En el buen sentido del término, un verdadero “fundamentalista” de la causa hernandiana, Rodolfo Mettinni, argentino natural de Buenos Aires, afincado desde 1978 en la ciudad italiana de Tolentino.
Su devoción por Miguel Hernández nada tenía de pose, y la lealtad y discreción con que enarboló durante toda su vida la bandera del Hernandismo tal vez sirven para explicar su aislamiento aquella tarde de octubre en la primera fila del patio de butacas, alejado de los focos verbeneros convenientemente orientados hacia otros asientos, también de la primera fila.
La presencia en Orihuela de aquel joven octogenario restaurador de muebles no resultó casual. El “Comune di Tolentino” (el Ayuntamiento de aquella localidad italiana) había enviado a un miembro del equipo de gobierno para escenificar formalmente la propuesta de hermanamiento cultural con la ciudad de Orihuela. Rodolfo completaba la pareja de aquella quijotesca delegación italiana.
Fue poco después cuando, una vez finalizados los principales discursos protocolarios, "l'assessore del Comune di Tolentino" (concejal) Olimpio Bernardini subió al escenario engalanado con una enorme cinta que cruzaba su elegante figura, estampada con los colores de la bandera del país transalpino y portando a modo de presente una especie de banderín con el escudo de la ciudad que representaba en aquel acto institucional.
Olimpio resultó ser un tipo de apariencia contradictoria. Encarnaba a la perfección el estereotipo de galán italiano extraído de “la dolce vita” romana, atractivo, con aire de intelectual, frívolo e insubstancial a partes iguales, como si todo aquello no fuera con él, pero odiosamente educado y atento, que al pobre Rodolfo mantenía continuamente al borde de la desesperación. Se habían conocido con motivo de aquel viaje, o lo que es lo mismo, no se conocían de nada.
Lo que Rodolfo no podía imaginar entonces, pero tuvo ocasión de comprobar y reconocerme posteriormente con el paso de los años, es que tras ese aire de aparente indolencia y despreocupación que destilaba aquel apuesto político italiano, se ocultaba una persona de fina sensibilidad y sólidos principios, amante de la poesía, desinteresadamente generosa y fiel a una forma de entender la vida donde la traición y el olvido no tenían acomodo.
El acto concluyó bien entrada la noche y comenzó la desbandada, tanto institucional como también organizativa. Rodolfo y yo continuamos conversando en el centro de la plaza en compañía de Olimpio, quien parecía especialmente empeñado en analizar la composición molecular de cuantos materiales nos rodeaban, como si hubiera recibido el encargo de recoger información acerca de la vida en otro planeta. La barrera del idioma que le mantenía alejado de nuestra agradable conversación, sin duda, acentuaba su actitud pueril e indiferente.
En un momento determinado Rodolfo se revolvió inquieto tratando de localizar a alguien de la organización que debía acompañarles a la estación del ferrocarril. Pero para entonces la organización en bloque brillaba por su ausencia, habían desaparecido todos como por ensalmo. Y yo, que he de reconocerlo, agradecí egoistamente aquel desajuste organizativo, me ofrecí a acompañarles caminando hacia la estación del ferrocarril.
Durante todo el trayecto Rodolfo increpaba, en español y en italiano, y culpaba de toda su desventura a su espigado compañero de viaje quien, a su vez, continuaba unos metros por delante analizando con sumo detenimiento todo cuanto encontraba a su paso, ajeno por completo al monumental cabreo e indignación que asolaban al venerable anciano.
De inmediato me hice cargo del cariz cinematográfico que iba adoptando aquella pintoresca escena, como extraída de un filme de Rossellini.
Nos despedimos finalmente en la estación de Orihuela sin mayor romanticismo, pues quedamos emplazados para continuar ahondando en nuestra incipiente relación de amistad ya en Madrid, donde habían de desarrollarse el resto de las jornadas del congreso hernandiano.
En la capital de España, y ya en compañía de mi gran amigo Carlos Figueroa y de nuestro nuevo común amigo Jonathan Martínez, el vasco, conformamos un grupo a cinco dispuesto a vivir experiencias inolvidables que quedarían grabadas para siempre en nuestras memorias.
La alegría natural y desbordante que irradiaba Carlos, unido a la frescura, la espontaneidad y el descaro juvenil de Jonathan, cautivaron desde el primer momento al abuelo Rodolfo.
El II Congreso Internacional Miguel Hernández llegó a su fin, pero el entrañable vínculo de amistad forjado con motivo de aquel encuentro cultural no había hecho más que comenzar su andadura.
Fueron muchas y muy prolongadas las conversaciones telefónicas mantenidas entre Tolentino y Orihuela. En ellas Rodolfo me relataba con gran pasión el devenir de su actividad diaria centrada casi exclusivamente en mantener viva la llama de Miguel en Tolentino, prendida por él mismo desde el principio de su estancia en aquella ciudad amurallada de corte medieval.
Y me hablaba de lo bien que eran acogidas por lo general todas sus propuestas, así como del gran interés que en torno a Miguel Hernández iba anidando entre los habitantes de aquella localidad, no sin gran esfuerzo por su parte.
Consiguió implicar en su particular “cruzada” hernandiana a la Asociación Cultural de ámbito local Polislab y al reconocido traductor italiano nacido en Tolentino Enzo Calcaterra.
Me puso al corriente asimismo de los avances que experimentaba su relación con Olimpio, a quien comenzó a describirme como una persona comprometida, fiable y de una integridad personal totalmente insospechada cuando se conocieron con motivo de aquel iniciático viaje a España. Olimpio abandonó la actividad política lastrado por el desengaño, pero ellos dos para entonces habían consolidado una relación de amistad sin fisuras.
Y es así como fue tomando cuerpo la idea, gestada inicialmente en Madrid, de viajar nosotros a Tolentino para tributar un nuevo homenaje a Miguel Hernández en Italia. Homenaje que quisimos extender también a Rodolfo Mettinni como reconocimiento a la labor altruista e incansable que éste venía desarrollando de forma sincera y callada en favor del poeta de Orihuela.
Tras un azaroso viaje llegamos por fin a la estación del ferrocarril de Tolentino bien entrada la noche del 13 de septiembre de 2008, donde aguardaban impacientemente los amigos italianos que debían conducirnos a nuestro alojamiento. Entre los anfitriones no se encontraba Rodolfo. La noche era fría y lloviznaba ligeramente. El cansancio acumulado durante toda la jornada comenzaba a dejarse sentir en nuestros cuerpos y en nuestro ánimo. Paolo Paoloni, Presidente de la Asociación Cultural Polislab, y Stefano Rossi, "coordinatore di Voce alla città" (coordinador del partido político que gobernaba entonces en Tolentino), nos recibieron de forma muy cordial y amigable, como si de un reencuentro entre viejos amigos se tratase. Lo atribuimos en parte a los buenos oficios de Mettini.
Este primer y breve acercamiento personal en suelo italiano nos bastó para tomar conciencia de la dimensión que se había dado a nuestra presencia e inclusión en la agenda cultural de aquella ciudad. Tal es así que esa misma noche en el apartamento donde nos hospedaron, sobreponiéndonos al cansancio, logramos repasar de nuevo nuestra intervención prevista para dos días después en el Auditorium de la Biblioteca Filelfica de Tolentino.
A la mañana siguiente, bien descansados, Stefano nos condujo a casa de Rodolfo donde estaba prevista la comida de aquel día y donde pudimos abrazar de nuevo a nuestro entrañable compañero de vivencias y querencias casi cuatro años después. Fue entonces cuando conocimos a Eda de Menezes, su esposa brasileña y su principal valedora en este mundo. Porque sólo Eda conoce la magnitud exacta del sacrificio de Rodolfo por la causa hernandiana.
Lo primero que reconocí en ella fue el severo esplendor de un rostro que, en palabras del escritor alicantino José Luis Ferris, “conserva la belleza de las viejas heroínas”.
Ferris, biógrafo de Miguel Hernández, había visitado Tolentino seis años antes para participar en otro homenaje al poeta de Orihuela promovido por Rodolfo, en esta ocasión, con motivo del sesenta aniversario de la muerte de Miguel. Año 2002 en el que también por iniciativa de Rodolfo vio la luz "Miguel Hernández. La terra, l'amore, la guerra", una exquisita antología de poemas de Hernández en edición bilingüe (italiano-español) llevada a cabo por Enzo Calcaterra y la Asociación Cultural Polislab.
Las horas que siguieron a aquella sobremesa pródiga de anhelos y nostalgias fueron de una actividad casi al borde del delirio.
Al día siguiente llegamos a las puertas de la Biblioteca Filelfica a eso de las cinco de la tarde. Nos disponíamos a entrar en el recinto vallado que la delimita, cuando vimos aproximarse hacia nosotros una figura alta y desgarbada montando una bicicleta de las de antes. A medida que se acercaba hacia el lugar donde nos encontrábamos, el rostro de Olimpio se nos reveló con una amplia sonrisa de bienvenida. Después de fundirnos en un caluroso abrazo conversamos apresuradamente durante un corto espacio de tiempo. Su español había mejorado ostensiblemente y en su semblante no había rastro alguno de aquella actitud pueril y despreocupada que manifestó años atrás en su visita a Orihuela. Vestía muy discretamente y las facciones de su cara se habían endurecido. La expresión de sus ojos manifestaba pesar y desencanto apenas disimulados por la alegría que le producía vernos de nuevo. Alejado por completo de la vida política de la ciudad, no quiso dejar pasar la oportunidad de reencontrarse con nosotros y asistir al acto de homenaje que habíamos preparado para aquella noche, y que en Tolentino presentaron como “La notte di Miguel”.
La sala del Auditorium de la biblioteca fue recibiendo invitados hasta llenarse por completo. En la primera fila un hombre moreno de pelo ondulado y elegantemente vestido revisaba con gran interés la traducción de los textos que se iba facilitando a cada uno de los asistentes al acto.
Los contratiempos técnicos nos acompañaron hasta el último momento previo al inicio del evento. Pero aquella noche del 15 de septiembre de 2008 tenía que brillar de nuevo la luz de Miguel Hernández en Tolentino, como homenaje a Rodolfo Mettinni, y brilló. Brilló con dignidad, sin grandes ambiciones, pacientemente, brilló a la luz de una vela y al calor de un público generosamente entregado, abandonado al sentir de unos versos que conmueven y perturban más allá del aquí y el ahora.
Al acabar el acto, Stefano nos pidió hacernos una foto con aquel hombre moreno de la primera fila que con tanto interés había seguido el evento en su totalidad. Gianni Principi, así se llamaba, nos dio su más sincera enhorabuena. Sólo después de despedirnos de él supimos que Gianni era el "Presidente del Consiglio Comunale di Tolentino" (el alcalde).
La experiencia italiana llegó a su fin y nosotros nos despedimos de Rodolfo orgullosos de haberle conocido pero conscientes de que tal vez nunca más le volveríamos a ver, como así fue en mi caso.
De vuelta en España, retomamos de inmediato nuestra relación telefónica en la distancia abordando nuevos proyectos, entre los cuales se incluía el de una nueva visita de Rodolfo a Orihuela con motivo del III Congreso Internacional Miguel Hernández en 2010, año del centenario del nacimiento del poeta oriolano. Y aunque Rodolfo, por razones de salud física, no volvería a pisar la tierra que vio nacer a su querido y admirado poeta, sí continuó honrando su memoria y luchando hasta el final de su vida por consolidar la presencia de Miguel Hernández en Tolentino y, por extensión, en Italia.
Después de haber promovido en aquel país diversos homenajes literarios al poeta de Orihuela, de haber posibilitado la traducción y difusión de la obra de Hernández, de haber tendido sólidos lazos de unión cultural entre las ciudades de Orihuela y Tolentino, entre España e Italia; en suma, después de haber sementado y cultivado la semilla hernandiana en el pueblo de Tolentino, Rodolfo consideró que había llegado el momento de proyectar socialmente la figura de Miguel Hernández más allá de los círculos literarios de la ciudad y afrontó, tal vez, su empresa más ambiciosa. La idea de que una de las calles de esa ciudad del centro de Italia recordara para siempre el nombre del poeta de Orihuela le acompañaría los últimos años de su vida y le sometió, en palabras de Eda, a un desgaste físico y emocional que sin duda acentuó su delicado estado de salud.
Miguel Hernández le mantuvo con vida cuando ya su cuerpo maltrecho se resistía a seguir viviendo. Rodolfo pudo ver cumplido poco antes de cerrar sus ojos para siempre, en la localidad italiana donde residió buena parte de su vida, en la ciudad que lo acogió generosamente y respondió con nobleza a su llamada hernandiana, su último sueño, su último homenaje al poeta de Orihuela. La "Via Miguel Hernández", la calle que el "Comune di Tolentino" decidió otorgar al poeta español Miguel Hernández Gilabert en la sesión plenaria de la "Giunta Comunale" del 14 de diciembre de 2010, es hoy una realidad.
Y es en esta ciudad histórica y monumental de unos 20.000 habitantes, próxima a la costa del Adriático, sede de la firma del histórico “Tratado de Tolentino” entre Napoleón Bonaparte y el Papa Pío VI en 1797, es en este lugar donde se encuentra la única calle que recuerda al ilustre poeta de Orihuela en Italia.
Las ciudades se humanizan dando nombre a sus calles, cada uno de los cuales atesora en su origen una historia por lo común desconocida para la mayoría de quienes a diario las recorren.
Rodolfo Mettinni nunca dudó que la figura de Miguel Hernández bien merecía todo aquel sacrificio.
La historia particular de Rodolfo ha calado hondo entre quienes tuvimos el privilegio de vivirla en primera persona. En Tolentino, Gianni Principi es hoy el portador de la llama hernandiana prendida por Mettinni en Italia. Fascinado por la grandeza del poeta español nacido en Orihuela y alimentando el recuerdo de Rodolfo, Gianni ha emprendido el vuelo de la nostalgia rumbo a un futuro y efectivo hermanamiento cultural entre las ciudades de Orihuela y Tolentino, sobradamente justificado y que en este caso concreto se revela como un verdadero acto de justicia y de buen gobierno.

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Javier Catalán. Orihuela, 1973.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Murcia. Ha publicado trabajos periodísticos y literarios en distintos medios nacionales e internacionales. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías poéticas. Ha participado en numerosos encuentros literarios celebrados en diferentes ciudades españolas. En 2008 y 2010 co-dirigió y realizó dos homenajes a Miguel Hernández en Italia, en las ciudades de Tolentino (Macerata) y Cagliari (Cerdeña). Ha sido finalista en el VII Certamen Literario Ayuntamiento de Benferri (2007), en la modalidad de poesía.

martes, 25 de diciembre de 2012

"Miguel Hernández. Obra exenta" de Jesucristo Riquelme


"Obra exenta" con prólogo de Luis Alberto de Cuenca,es la culminación de un trabajo de investigación y recopilación de la creación literaria, periodística y epistolar de Miguel Hernández. Minuciosas pesquisas de Jesucristo Riquelme (Orihuela 1956) han rescatado parte relevante de un Hernández que yacía en el olvido. Por primera vez se ponen a nuestro alcance y se someten a debate documentos atribuidos al oriolano. La mayoría de los textos aportados son desconocidos para el gran público. En este acopio, prolijamente ilustrado, se recuperan cincuenta documentos, algunos inéditos, y otros cuya publicación se ha efectuado en lugares dispersos, poco difundidos y de difícil acceso incluso para los especialistas: poemas, cartas, prosas, biografías, alocuciones transcritas y un fragmento teatral.
Es el complemento a las Obras Completas.
Contiene más de 400 imágenes (fotografías, manucritos).

Editorial EDAF
ISBN: 978-84-414-3213-0

lunes, 17 de diciembre de 2012

III Concurso "Las abarcas desiertas", alumnos de Orihuela

La Cátedra Miguel Hernández de la UMH convoca la III edición del concurso “Las abarcas desiertas” La Cátedra Miguel Hernández de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche ha convocado, junto con la Fundación del poeta y la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Orihuela, la III edición del certamen escolar “Las abarcas desiertas”. El concurso está dirigido a los alumnos del segundo ciclo de Educación Infantil de los colegios públicos y privados de Orihuela. Los participantes deben presentar trabajos manuales en torno al poema de Miguel Hernández “Las abarcas desiertas”. El plazo de admisión de trabajos finaliza el 19 de diciembre. Los interesados pueden consultar las bases del certamen en la web http://www.miguelhernandezvirtual.es/new/images/pdf/BASES-DESIERTAS-ABARCAS.pdf