Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 21 de octubre de 2019

El mismo cura, el padre Vendrell, que vigilaba de cerca de Miguel Hernández, fue quien casó a Gaspar Peral Baeza en 1949

Un dulce hasta siempre por Gaspar Peral

23.12.2017 | 00:31
Gaspar Peral Baeza en su estudio.
Hoy, mientras en el camposanto de Alicante despedimos a Gaspar Peral Baeza con golpes de tierra y paladas de silencio, me esfuerzo en recordar cuándo, cómo y dónde nos conocimos; cuándo, cómo y dónde conocí a uno de los hombre que más he admirado en esta ciudad y que ha estado presente en cualquier manifestación cultural celebrada en los últimos 80 años en esta tierra. Les hablo de una presencia constante, leal y entusiasta. Y ese simple detalle de amor a la cultura dice mucho, casi todo, de un hombre al que comencé a querer sin darme cuenta; un hombre que supuso para mí, como para tantos otros, el apoyo más firme a la hora de realizar mis investigaciones sobre Miguel Hernández; de modo que, en buena medida, mis libros se deben a él y al prodigioso archivo que logró edificar sobre el poeta durante los últimos 68 años.
Pero Gaspar, para quienes le conozcan algo menos, no era solo un recolector de hojas hernandianas, de palabras y objetos del poeta o sobre el poeta, que lo fue. Gaspar Peral ha sido una parte clara, luminosa y viva de la cultura de esta ciudad, un referente sin el que la historia de Alicante quedaría incompleta y minusválida.
Nació en Alicante el 21 de diciembre de 1924. Se licenció en Derecho por la Universidad de Murcia y se dedicó al mundo empresarial, aunque pronto, en 1954, fundó el Teatro de Cámara del Instituto de Estudios Alicantinos y de la Tertulia Teatral de Alicante. Fue teniente alcalde y concejal de cultura de su ciudad entre 1961-1967, y miembro del Instituto de Estudios Alicantinos, ejerciendo de presidente de la Sección de Publicaciones (1968-1973) y de secretario técnico (1973-1974). Lo cierto es que, desde muy temprano, Gaspar sintió una verdadera pasión por la cultura y, en especial, por el teatro. Él mismo confiesa que de pequeño acompañaba a su padre al Teatro Principal todos los domingos y que, probablemente, ahí nació su afición; una afición que le llevó a escribir varias obras, entre ellas, Cartas en voz alta, creada en colaboración con su tío Lorenzo Peral, y con la que consiguió el primer Premio de Teatro Manuel Baeza en 1955. Más tarde publicó Un rincón donde dormir. La emisora La Voz de Alicante puso en antena su drama El reloj no vuelve atrás, escrito en colaboración también con Lorenzo Peral (1958). Participó en los coloquios que, en 1955 se celebraron en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander, sobre «Problemas actuales del teatro de España» y fue el encargado de los actos conmemorativos del I Centenario del nacimiento de Carlos Arniches en 1966.
También es bueno recordar que durante su etapa de subdirector de la revista del Instituto de Estudios Alicantinos, Gaspar Peral promovió la publicación de artículos, ensayos y reseñas relacionadas con Miguel Hernández; de hecho, la abundante correspondencia con reconocidos estudiosos hernandianos propició que en esa revista se avanzaran importantes estudios. Asimismo fue responsable de la edición de los Cuentos de Gabriel Sijé (1972) y, sobre todo, del ensayo La decadencia de la flauta y el reino de los fantasmas (1973), trabajo de Ramón Sijé que permanecía inédito. «Fue como una autoimposición –confesó alguna vez el propio Gaspar– (?). Me sentí obligado a cumplir lo que Miguel, desgraciadamente, no pudo llevar a cabo...»
No voy a insistir aquí en que Gaspar Peral llevaba muy adentro, desde su juventud, allá por 1949, la pasión por la obra y la vida del poeta de Orihuela. Ese mismo año se casó con Adela Ribelles en la concatedral de San Nicolás. Era un 30 de octubre (día en el que nació Miguel Hernández) y la ceremonia fue oficiada por el padre Vendrell (sacerdote que vigiló con celo los últimos días del poeta en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante). Ironías del destino. Desde esa fecha, su casa se fue convirtiendo en un santuario hernandiano donde era difícil no encontrar el más extraño libro o artículo sobre Hernández. Él, todo humildad, siempre se adelantaba a aclarar que su archivo era el producto de un enamorado de la obra del poeta, pero nada más: «Yo no he estudiado al poeta más universal Miguel Hernández, lo he coleccionado (?), me he limitado a leerlo, a entusiasmarme con su poesía y volver a releerlo todos los días, casi».
Gaspar Peral Baeza ha sido uno de los hombres más generosos que he podido conocer. Allí, en su casa, en La Torre de las Águilas, entre el asfalto y la leyenda, desde la muerte de su esposa en 1988, hizo de la soledad una de sus mejores compañeras de viaje. Además de sus tres hijos biológicos, Francisco, Gaspar y Adela, la vivienda de Gaspar ha sido hasta hace poco un punto de peregrinaje para esos otros hijos que con el pretexto de consultar algún documento hernandiano, nos alimentamos de su bondad, de su sabiduría, de su descomunal corazón.
Hace apenas cuatro años, la Universidad Miguel Hernández de Elche, a petición de su Cátedra Miguel Hernández, concedió a Gaspar el Premio Cátedra Institucionales del Consejo Social, convirtiéndose así en el primer especialista en el poeta en recibir este reconocimiento. También en 2013, el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert publicó un libro ya imprescindible para cualquier investigador hernandiano, El Archivo Miguel Hernández de Gaspar Peral Baeza, volumen de 400 páginas que detalla los miles de documentos que contienen sus fondos. El 24 de febrero de 2015, este mismo organismo, en colaboración con la Fundación Cultural Miguel Hernández, inauguraba una merecidísima exposición dedicada a él y a su vida: «Miguel Hernández y Alicante en el Archivo de Gaspar Peral Baeza»; una muestra que pudo disfrutar como un niño feliz.
Cuando el pasado 15 de noviembre inauguramos en Orihuela el IV Congreso Internacional Miguel Hernández, muchos sabíamos que algo no sería igual. Gaspar no había faltado nunca a esa cita, pero esta vez, la enfermedad y una fractura de cadera fatal e inesperada, impidió su presencia.
El pasado jueves 21 de diciembre, al tiempo que cumplía 93 años y a la hora exacta en que entraba el invierno, Gaspar Peral apagó definitivamente los ojos. Hoy (por ayer) le hemos dicho adiós (o hasta siempre) en el cementerio alicantino donde reposan también los restos del poeta de su devoción. Hemos escuchado el silencio; un silencio de respeto profundo. Y al final, los versos de Miguel han caído lentos, sedosos, leves (como un sudario) sobre la frente calla de Gaspar en la voz de Aitor Larrabide, con el susurro amigo de Francisco Esteve Ramírez, con el alma y el aliento de quienes tuvimos la suerte de tenerlo cerca, de sentir su abrazo:

Sigo en la sombra, lleno de luz; ¿existe el día?
¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna?
Pasa el latido contra mi piel como una fría
losa que germinara caliente, roja, tierna.
Es posible que no haya nacido todavía,
o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna.
Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería,
ni sé lo que persigo con ansia tan eterna.

domingo, 20 de octubre de 2019

"Elegía media del toro", Miguel Hernández

(Miguel Hernández y un toro en Jaén, marzo o abril, de 1937)


Poesía varia. (No estaba publicada en sus libros)

 Aunque no amor, ni ciego, dios arquero
te disparas de ti, si comunista,
vas al pertido rojo del torero.

Heraldos anunciaron tu prevista
presenica, como anuncian a la aurora,
en cuanto la pidieron a la vista.

Tu presteza de Júpiter raptora,
 europas cabalgadas acomete: 
y a pesar de la que alzan picadora,

oposición de bríos y bonete,
 tu inquiridor de sangre, hueso y remo,
 «dolorosas» las hace de Albacete.

Una capa te imanta con su extremo,
 y el que por un instante la batiera,
 te vuelve con temor su polifemo.

Su miedo luminoso a la torera salta,
 y por paladiones en anillo
 solicita refugios de madera.

Invitación de palo y papelillo,
 en los medios citándote, te apena
 de colorines altos el morrillo.

Como tambor tu piel batida suena,
 y tu pata anterior posterioriza
 el desprecio rascado de la arena.

Por tu nobleza se musicaliza 
el saturno del sol y piedra, en tanto
 que tu rabo primero penas iza.

Gallardía de rubio y amaranto,
con la muerte en las manos larga y fina,
oculto su fulgor, visible al canto,

con tu rabia sus gracias origina:
 ¡cuántas manos se dan de bofetones
 cuando la suya junta con tu esquina!

Arrodilla sus iluminaciones;
 y mientras todos creen que es por valiente,
 por lo bajo te pide mil perdones.

Suspenso tú, te mira por el lente 
del acero, y confluye tu momento
de arrancar con su punta mortalmente.

Un datilado y blacno movimiento,
mancos pide un sentido y el azote,
al juez balcón de tu final sangriento.

Por el combo amrfil de ti bigote,
te arrastran a segunda ejecución
¡Entre el crimen airoso del capote,

para ti fue el dolor, para é la gloria!


                                                     (Manuscrito de la Elegía media del toro)
(Cartel de toros de la feria taurina de as Hogueras de Alicante de 2017)  
 
Insertado por Ramón Fernández Palmeral, autor del libro "Miguel Hernández, el poeta del pueblo (biografia en 40 artículo)", editorial ECU de Alicante 2019.

sábado, 19 de octubre de 2019

Encuentro poético en Orihuela en solidaridad con los efectos del DANA.

Una treintena de escritores participarán en un encuentro poético solidario con afectados por la DANA

El Ayuntamiento de Orihuela y la Asociación de España Creativa han organizado un encuentro poético de carácter solidario en el que participarán más de 30 escritores de distintos puntos de España, y que tendrá lugar el próximo sábado 26 de octubre en el Auditorio de la Fundación Caja del Mediterráneo. De esta manera, se recaudarán fondos para las zonas afectadas a través de una entrada solidaria de 5 euros que irá a beneficio de Cruz Roja Española, que será la encargada de hacer llegar dichos fondos a los municipios.
El recital de poesía comenzará a las 20.00 horas, mientras que a las 19.00 horas los escritores desplazados atenderán a los medios de comunicación para realizar las entrevistas que consideren de interés.
Escritores de Madrid, Málaga, Córdoba, Ceuta, Murcia, Alicante y de Orihuela, se darán cita con el ánimo de apoyar a la ciudad de Orihuela, tras sufrir importantes daños tras las inundaciones del pasado mes de septiembre.

Así, se sucederán recitales de poesía con figuras de la talla  de Javier Lostalé, José Cereijo, Alberto Caride, Marga Clark, Beatriz Russo, Pepa Nieto, Francisco Caro, Balbina Prior, Juana Vázquez, Carlos D’Ors, María Jesús Fuentes, Rafael Soler, Jesús del Real, Ilia Galán, Sandi García, Manuel Neila, Jorge Eliecer (Colombia), Gloria Díez, Nerea Sánchez y Nuria de Pablo, Socorro Mármol Brís, Miguel Losada, Antonio Fuentes, José Luis Zerón, Ada Soriano, Francisco Javier Catalán, Charo González Casas, Ion Andión (cantautor), Elena Tabachkova,  José Antonio Sabater Albertus, José Manuel Ramón, Antonio Galiano Correa, Alejandro López Pomares, Manuela García Gómez, o palabras del exdirector general de UNESCO Federico Mayor Zaragoza.

Asimismo, también estará presente la Ciudad Creativa de la Literatura UNESCO de Granada, con la participación de su coordinador, el escritor Jesús Ortega, ya que España cuenta con dos ciudades creativas de la Literatura, Granada y Barcelona.
El diseño del cartel de este evento es obra del diseñador Manuel Estrada, Premio Nacional de Diseño 2017, quien ha colaborado con esta imagen de manera solidaria.
Este encuentro se desarrolla en el marco de actividades de apoyo a la Candidatura de Orihuela a Ciudad Creativa de la Literatura UNESCO (www.orihuelacreativecity.com) , que pasó ya el corte nacional por primera vez, junto a otras tres ciudades, Valladolid, Llíria y Lucena, y actualmente, se encuentra concursando a nivel internacional en París. Se espera que en este mes de noviembre se dé a conocer el resultado para conocer si Orihuela obtendrá este distinguido galardón.

Candidatura Unesco
La candidatura de Orihuela contempla un Plan Estratégico de Transformación Urbana a través de la Literatura (2020-2024), con un Plan de Acción que se articula en seis Programas que se desarrollan a su vez en doce Proyectos, todo ello dirigido a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) Agenda 2030 y de la Red Ciudades Creativas UNESCO.
Orihuela contribuirá así a mejorar la convivencia e integración social, el acceso a la cultura, de manera específica a la lectura y creación literaria;  se favorecerá la participación ciudadana; se atenderá a la sostenibilidad del patrimonio cultural y natural, y se generarán alianzas entre gobiernos, sector privado y sociedad civil. El Proyecto Literario de Orihuela, es pues, un “Proyecto Ciudad” orientado al crecimiento de las industrias creativas como motor de su actividad económica y empleo y, de manera especial, a la industria cultural de la Literatura.

Apoyos a la candidatura
Además de la Comisión Española de UNESCO y de todos los agentes sociales principales de la ciudad, la Candidatura de Orihuela cuenta con el apoyo de importantes organizaciones reconocidas en el ámbito de la Literatura como el Instituto Cervantes, FESABID (Federación Española de Sociedades de
Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística), ACE (Asociación Colegial de Escritores de España), CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros), la Fundación SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) o del Gremio de Libreros Independientes de las Comarcas Alicantinas.
Además de prestigiosas instituciones asociadas al ámbito literario y a los valores de UNESCO, como la Fundación Cultura de Paz presidida por el Excmo. Sr. Federico Mayor Zaragoza, Exdirector General de UNESCO; la Federación de Centros y Clubes UNESCO de España; Centro UNESCO Valencia Mediterráneo; Asociación España Creativa y Red de Ciudades y Territorios Creativos de España; Red UNESCO Rutas de la Seda y el Círculo Intercultural Hispano Árabe (CIHAR).

Donación a la Biblioteca Municipal
Los escritores donarán un par de ejemplares a la Biblioteca Municipal María Moliner, mientras que por otra parte, está previsto que visiten la Casa Museo del Poeta Miguel Hernández. El domingo 27 realizarán una firma de libros en la Librería Codex.

viernes, 18 de octubre de 2019

El Ateneo Socio-Cultural ‘Viento del Pueblo’ rinde homenaje a Miguel Hernández

El Ateneo Socio-Cultural ‘Viento del Pueblo’ rinde homenaje a Miguel Hernández /Activa Orihuela

El Ateneo Socio-Cultural ‘Viento del Pueblo’ va  a rendir homenaje al poeta Miguel Hernández durante los meses de octubre y noviembre con las Jornadas ‘Viento del Pueblo’ y bajo el lema “Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo”.  En el homenaje colaboran la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, la Fundación Cultural Miguel Hernández, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, la Coordinadora de Asociaciones de la Memoria Histórica de la Provincia de Alicante (COAMHI), la Fundación Obrera para la Investigación y la Cultura (FOIC) y el Partido Comunista de los Pueblo de España (PCPE).
Se celebrarán dos conferencias: la primera el jueves 24 de octubre, a cargo del prestigioso historiador Francisco Moreno Sáez, sobre la represión franquista en Alicante tras la Guerra Civil, con el título “La represión franquista en Alicante en los primeros años de la dictadura”; y la segunda conferencia, impartida por el filólogo Manuel Valero Gómez, el jueves 31 de octubre, con el título “Le llamaron posguerra a este trozo de río. Poesía y exilio interior durante la posguerra alicantina”. Ambas conferencias tendrán lugar a partir de las 20 horas en la sede del Ateneo (calle del Río, 8, Bajo, junto a la UMH).
El sábado 26 de octubre, a partir de las 12 horas del mediodía, en el monumento a Miguel Hernández situado frente a la Estación Intermodal de Orihuela, se desarrollará un homenaje republicano en el que se leerá  un Manifiesto y a continuación se ofrecerá un recital de poesías. También actuarán los cantautores Román LC y Arón Dubh.
El miércoles 30 de octubre, día en que se conmemoran los 109 años del nacimiento de Miguel Hernández, el músico José Miguel Arranz y el dúo Old Folks (Jesús Parra y Gonzalo Peñalosa), ofrecerán, a partir de las 20 horas en el Auditorio de la Lonja, el recital y concierto  “Miguel Hernández, Sublime”.
Las Jornadas concluirán el sábado 9 de noviembre con el homenaje a los fusilados en el cementerio de Orihuela en octubre y noviembre de 1939, que se iniciará a las 12 horas del mediodía en el monumento a los fusilados hace justamente 80 años.

Un excelente artículo de Julián García Torrellas sobre Miguel Hernández en Palencia

 
(Prision Provincial de Palencia donde estuvo preso Miguel Hernández (23-09-1940-24-11-1940)

 

El famoso preso de la celda 23

El insigne escritor de Orihuela llegó a la ciudad en un tren de mercancías, tras un penoso viaje que duró 16 horas

JULIÁN GARCÍA TORRELLAS/PALENCIA.




Página del expediente que se abrió a Miguel Hernández en la cárcel de Palencia. A la izquierda, carta que envió desde aquí a su mujer. Ambos documentos están publicados en 1992 en 'Miguel Hernández en la carcel de Palencia', de Julián García Torrellas. En la imagen central, retrato que dibujó Antonio Buero Vallejo al poeta en la cárcel de Madrid, donde coincidieron, propiedad de la Fundación Miguel Hernández.
El sábado se conmemoró el primer centenario del nacimiento de Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942). Dos años antes, pasó por la cárcel de Palencia. El poeta pisó por vez primera suelo palentino el día 23 de septiembre de 1940. En la cárcel de Palencia permaneció durante dos meses cumpliendo una pequeñísima parte de la condena a treinta años de prisión que un juzgado militar le había impuesto por su participación en el bando republicano durante la guerra civil. Y fue en Palencia donde cumplió los treinta años de edad, su penúltimo cumpleaños.
La cárcel de Palencia fue un eslabón en la cadena de presidios que el poeta oriolano conoció tras la guerra civil. Temeroso de la represión franquista, Miguel Hernández huyó a Portugal con la intención de llegar hasta Lisboa para solicitar asilo político en la embajada chilena. Pero nada más cruzar la frontera por Rosal de la Frontera, fue capturado por la policía portuguesa y entregado a las autoridades franquistas. Fue aquí donde comenzó el final trágico del poeta. Rosal de la Frontera, Huelva, Sevilla, Orihuela, Madrid, Palencia, Ocaña y Alicante fueron las ciudades y prisiones por las que Miguel Hernández fue arrastrando su pena y dejando su salud.
El traslado de Miguel Hernández a la antigua Prisión Provincial de Palencia se produjo entre la noche y la mañana de los días 22 y 23 de septiembre de 1940 en vagones de mercancías, en un penoso viaje que duró más de dieciséis horas.
En este destino a una ciudad tan distante de su tierra natal, algún biógrafo del poeta ha querido encontrar una falsa justificación atribuyendo el traslado a una equivocación del funcionario que tramitó el mismo y que presumiblemente cambió el nombre de Palencia por Valencia, ciudad esta última mucho más cercana a su tierra natal y a su familia.
El poeta fue enviado a la capital palentina junto con otros 244 presos, entre los cuales, al igual que el propio Miguel, también había muchos condenados a penas de treinta años de prisión. Una parte de aquellos reclusos fueron ingresados en el antiguo manicomio, habilitado como prisión provisional, mientras que el resto, entre ellos Miguel Hernández, fueron internados en la Prisión Provincial de la avenida de Valladolid.
La llegada al nuevo destino carcelario coincidió con la celebración de la fiesta de la Merced. Las guirnaldas, cadenetas y demás elementos ornamentales de la prisión de Palencia infundieron una falsa imagen a los recién llegados. Era una cárcel celular concebida para una población reclusa inferior a cien presos. Pero con la llegada de esta expedición, el número de reclusos sobrepasó el millar. El hacinamiento era total y Miguel Hernández, que fue destinado a la celda número 23, tuvo que compartir su reducido espacio de seis metros cuadrados con otros nueve reclusos.
A las duras normas carcelarias se sumaron el frío y la pésima alimentación. Miguel Hernández comenzó a sentirse solo y necesitó buscar refugio en algunos de sus compañeros de presidio. En Palencia, a diferencia con Madrid, no tenía amigos que le visitasen en la cárcel o que le llevasen comida. Su consuelo estuvo en la tarjeta postal que cada semana podía escribir a su familia y en la espera de poder recibir noticias de su mujer.
Durante los dos meses que Miguel Hernández estuvo preso en la cárcel palentina escribió a su mujer en nueve ocasiones. Del contenido de las cartas del poeta se entreven algunos aspectos sobre cómo fue su estancia en Palencia. El régimen disciplinario de la cárcel le impidió escribir a su esposa unas cartas tan extensas como las que le enviaba cuando estaba preso en Madrid, y Miguel Hernández tuvo que aprovechar al máximo el reducido espacio de esas tarjetas postales.
En la relación epistolar mantenida desde Palencia, Miguel Hernández y su esposa se mintieron mutuamente para eludir sufrimientos y preocupaciones, pero los dos sabían que la realidad era otra muy distinta. En el análisis del contenido de esta correspondencia se ven los encubrimientos consoladores a los que recurre el poeta. En un intento de evitar sufrimientos a su esposa, Miguel Hernández pocas veces le contó la verdad. Casi siempre intentaba convencerla de que su situación era buena, pero la realidad era todo lo contraria. Un claro ejemplo de esos engaños a su esposa es que cuando fue trasladado a Palencia, aún no le había comunicado que estaba condenado a treinta años de cárcel, ni tan siquiera antes le había dicho que había estado condenado a la pena de muerte.
Las tres primeras semanas de estancia en la cárcel de Palencia fueron muy angustiosas para el poeta por la falta de noticias de los suyos. Los días de las semanas transcurrieron esperando ansiosamente noticias de su esposa. La melancolía por la ausencia de sus seres queridos intentó ser mitigada mediante la contemplación de una fotografía de su hijo, «a la que doy mi repaso diario», según le decía a su mujer en la tarjeta escrita el 14 de noviembre.
A su estado de preocupación por el alejamiento de sus seres más queridos, Miguel Hernández tuvo que enfrentarse a otros dos serios problemas en la prisión palentina: el frío y el hambre.
La alimentación de los reclusos en la cárcel de Palencia fue pésima. Miguel Hernández palió aquella situación comprando alguna vez alimentos en el economato de la prisión, gracias a la ayuda económica que ocasionalmente recibió de sus padres. En otras ocasiones, fue la solidaridad de los propios reclusos, sobre todo los que tenían familia en Palencia y les llevaban alimentos a la cárcel, los que contribuyeron a mitigar el hambre del poeta.
El otoño de 1940 fue extremadamente frío en Palencia. Miguel Hernández esperó ansiosamente la ropa de abrigo que había pedido a su esposa. Una cazadora, unos pantalones, ropa interior y unas botas, porque las alpargatas que calzaba no impedían que se le congelasen los pies. En una de sus tarjetas, Miguel Hernández describió a su esposa cómo era aquel gélido otoño palentino: «Hace frío de verdad aquí. Al que le da por reírse, le queda cuajada la risa en la boca, y al que le da por llorar, le queda el llanto hecho hielo en los ojos».
Convencido de que en su nuevo destino carcelario debía pasar una larga estancia, Miguel Hernández intentó convencer a su mujer para que se trasladase a vivir a Palencia, donde, según le decía, «no falta el pan y podrás trabajar como modista (…), y el frío, acostumbrándose a él, es saludable, y nuestro hijo se criará más fuerte, porque esto es muy sano».
Durante su estancia en Palencia, la producción poética de Miguel Hernández fue prácticamente nula. En alguna ocasión, encargó comprar tinta y papel a la familia de un compañero de presidio. Solo quedan los recuerdos de algunos compañeros de cárcel que en su día poseyeron algún poema escrito y dedicado por Miguel Hernández y que el tiempo y el exilio hicieron desaparecer.
Dos meses después de su llegada a Palencia, en la madrugada del día 24 de noviembre, Miguel Hernández fue entregado, a las dos de la madrugada, a una pareja de guardias civiles cuya misión era la de custodiar al poeta hasta su nuevo destino en la prisión de Ocaña. Atrás dejaba la ciudad de las mantas y el frío tan intenso que, presumiblemente, pudo llegar a afectarle gravemente.
El deterioro de la salud del poeta durante su estancia en Palencia ha supuesto todo tipo de conjeturas. Han sido varios los biógrafos que, sin testimonio alguno, han afirmado con total seguridad que Miguel Hernández enfermó de neumonía en esta cárcel. El frío extremo de aquel otoño palentino, el hambre o las malas condiciones de higiene de la prisión fueron circunstancias en las que cualquier recluso podía contraer todo tipo de enfermedades. Pero ninguno de los compañeros de Miguel Hernández en la cárcel palentina recordaba que aquí enfermase o que se le llegase a prestar atención en la enfermería de la prisión.

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Artículos y Documentos

El recuerdo de Miguel Hernández en "24 años en la cárcel"
Manuel Parra Pozuelo - noviembre 2004



24 años en la cárcel es el título de un libro de Melaquisidez Rodríguez Chaos en él que relata su dilatada estancia en las cárceles franquistas y en el que hemos encontrado interesantes referencias a la estancia de Miguel Hernández en estas prisiones.

Miguel aparece por primera vez en las páginas de este libro al relatar su autor su estancia en la prisión de Conde de Toreno, en la que ingresó el poeta el 3 de diciembre de 1939, trashaber pasado dos horribles meses recluido en el seminario-prisión de Orihuela, habilitado como prisión temporal. Miguel, que había llegado a su puebloen una efímera y fugaz libertadde 15 días, pues como inmediatamente se constató tenía pendiente otro proceso por el que seria juzgado y condenado amuerte de la que despuésfue amnistiado, aunque se le mantuvo unapenade treinta años de prisión, había vuelto a serdetenido, en Orihuela,el 29 de septiembre, esta vez de modo definitivo.

Según el memorialista, la vida en aquella prisión era durísima, en ella estaban recluidos los que habían pertenecido al S.I.M., al S.I.E.P., Servicio de Investigación Periférico, o a unidades guerrilleras o a la policía y en esta prisión, cuando conoció al poeta, que se entrevistaba con todos los presos, recibió una gran sorpresa por que según Melquiasedez:"los poetas que él había conocido – pocos por cierto- eran gentes secas, pálidas,descuidadas,y con aires de personas muy finas. Miguel era de figura tosca. No sé quien escribió que tenía cara de patata recién arrancada. Pero es una buena imagen. Las manos nudosas, los pies huesudos, los andares de campesino. Y su soledad se acrecentaba por su vestimenta: camisa de retor moreno con cuello de tirilla, pantalón caqui de soldado, unas alpargatas de esparto, sin cintas. Y por si faltaba algo, el pelo al rape."

Miguel Hernández, se entrevistaba con todos los presos para con el relato de sus experiencias escribir un libro en el que se reflejasen, de modo veraz, los crímenes del franquismo, y cuando habló con él tomaba notas y másnotas. Miguel, pues, continuaba ejerciendo una de las profesiones que yahabía practicado durante la guerra , la de periodista , que le había permitido ela laborar numerosos reportajes , y como entonces, intentó serjustoy verdadero reflejando la realidad, igual que habíahecho en los momentos en que la verdad hablaba a balazos en los campos.

Melquesidez afirma haber coincidido con Miguel en las clases de francés, inglés e historia general que los reclusos organizaban y que eran impartidas por otros compañeros especialmente capacitados, el poeta oriolano siempre estaba dispuesto a respondera cualquier pregunta, y según los recuerdos del memorialista :“En todo era igual, daba su opinión sin preocuparse del efecto que pudiera causar a los demás. Expresaba lisa y llanamente sus sentimientos".

Según Antonio Buero Vallejo, compañero de Miguel en la cárcel de Toreno, en ella compuso el poeta oriolano uno de sus últimos poemas , el titulado Sepultura de la imaginación.

El 22 de septiembre de 1940, Miguel, junto a otros setenta presos, fueron trasladados a la prisión de Palencia en tren de marcancias, salieron de la cárceles esposados y les hicieron subir a camiones que los condujeron a la Estación del Norte. La Guardia Civil estableció un cordón doble paracontrolar a las familias que intentaban acercarse a los prisioneros. En la versión de Melquesidez se recoge una intervención de Miguel Hernández que, encarándose con un sargento, que no permitía a una madre abrazar a su hijo enfermo, le dijo:"No somos criminales. Somos personas dignas. No pueden continuar insensibles al dolor de esa madre. Si lo hacen sus conciencias no se libraran del peso del remordimiento".Consiguiendo que, desde ese momento, la guardia civil adoptase una actitud más permisiva.

La cárcel de Palencia estuvo en la celda 23, estaba llena de campesinos que, en muchos casos estaban presos, desde el principio de la guerra y, desconociendo las circunstancias que habían rodeado su final, deseaban ser informado por los recién llegados, Miguel Hernández, que a sus treinta años era el de más edad de su celda, fue de los más requeridos para explicar la trágica derrota de la republica, además se hizo querer por todos los compañeros, especialmente por los campesinos, y, estudiando todo lo que podía, el mismo organizó una clase de gramática en el patio de la prisión.

El traslado de Miguel a la prisión de Ocaña, el 24 de noviembre de 1940, significó una dolorosa separación para todos los que habían estado junto al poeta desde su ingreso en la prisión de Toreno, o lo habían conocido en la de Palencia, y, según Melquesidez, muchos de aquellos compañeros vertieron lágrimas.

Es preciso relatar que la situación de los presos era en Palencia, si cabe, aún peor que la de la prisión de Conde de Toreno, y se veía agravada por las dificultades de comunicación con la mayoría de las familiasy por las bajas temperaturas invernales propias de la esteparia meseta castellana y fue en su corta estancia en esta prisión, en la que Miguel sufrió una neumonía y una hemotisis, aunque ninguno de los presos soportó periodo alguno de cuarentena, los distribuyeron, nada más llegar, en grupos de diez y asignaron a cada grupo una celda de seis metros cuadradosque no disponían ni de agua ni de water, en la celda asignada a Miguel que, según Melquesidez, era también la suya, todos eran comunistas con excepción de un anarquista.

El autor de estas memorias, que permaneció en la cárcel de Palencia durante mucho tiempo, nos diceque fue mediante la lectura delperiódico Redención como tuvieron conocimiento de la muerte el poeta. al que habían visto llorar recitando alguno de sus poemas, y aunque, en principio, se negaban a aceptar la veracidad de esta información, una carta de su compañera les confirmó lo cierto de su muerte, aunque según dijo Melquisidez no había muerto:"Nos lo habían matado sometiéndolo privaciones y a una vida cruel".

De este modo, desde el 28 de marzo de 1942, el recuerdo de Miguel Hernándezse albergó y se inscribióde modo indeleble, primero en sus compañeros de cautiverio y después en todoslos hombres y mujeres de buena voluntad, como emblema ydivisa de todos aquellos y de todas aquellas que pusieron en juego su vida para conseguir la libertad y la justicia, a los que siempre acompañaronlos maravillosos versos de Miguel, en los que podemos leemos:


" hay un rayo de luz en la lucha
que siempre deja la sombra vencida."


Manuel Parra Pozuelo

 

jueves, 17 de octubre de 2019

Otro error en acentuar el título de auto sacramental "Quien de ha visto y quien te ve y sobra de lo que eras" de Miguel Hernández


                                                     (Original de Cruz y Raya, sin acento)


        El título del autosacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de los que eras. de Miguel Hernándes se publicó en la revista católica de José Bergamin Cruz y Raya en julio, agosto y septiembre númereo 16,17,18 de 1934.  No es una pregunta  es una proposición, por eso no lleva acento en quien. pero en toso los libros gaspar y yo lo veíamos con acento "Quién de ha visto y quien te ve..." que está mal. El titulo se lo puso José Bergamín, y como era el editor, tuvo que aceptar. El título que llevaba el original era La bailarina bíblica. Que por su intensión erítas de danza de los venos y demás, fue rechzado. Bergamín le pagó a Miguel  300 pesetas por derechos de autor, y algunos ejemplares.


Error de los biógrafos.


  El dicho popular:
 Quién te ha visto y quién te ve: Según cuenta el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de Guevara, en tiempos de las revueltas de las Comunidades de Castilla había en un pueblo de Ávila un clérigo de origen vasco, partidario y ferviente defensor del líder de la revuelta Juan de Padilla, a quien señalaba desde el púlpito como "verdadero rey de Castilla, y no el tirano que ahora nos gobierna". Pero resultó que, una vez, el propio rebelde Juan de Padilla apareció con sus tropas y, tal como era la costumbre de la época, devastó las bodegas del lugar para abastecer a sus huestes. Una vez que se fue, el clérigo del lugar subió de nuevo al púlpito y habló al pueblo, pero ahora con un mensaje distinto, diciendo "habéis visto cómo pasó por aquí don Juan de Padilla y cómo sus soldados no me dejaron gallina viva, no tocino, ni estaca, ni tinaja sana. Os digo esto porque, de aquí en adelante, no deberéis rogar a Dios por él, sino por el rey don Carlos y la reina doña Juana, únicos reyes verdaderos...". Como es de suponer, la gente comenzó a aplicar la frase ¡quién te ha visto y quién te ve! para referirse al sentimiento que despierta una persona que en un tiempo fue pujante, feliz, sana o rica y ahora se encuentra débil, triste, enferma o pobre.
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Lo más correcto  es proponer afimativa de reproche y exclarmar ¡quien te avisto y quien te ve! sin acento.

Esto lo debería aclar  la RAE

miércoles, 16 de octubre de 2019

La falacia del reloj de oro que se dice que Aleixandre regaló a Miguel Hernández



   Es una falacia decir que Vicente Aleixandre le regalara un reloj de oro a Miguel cuando contrajo matrimonio civil el 09-03-1937. Era un reloj de pulsera, según Josefina Manresa pagina 18 de su libro y en Juan Guerrero Zamora página 34 de Proceso a Miguel Hernández. Sumario 21.001.   ¿Cómo iba a ir un soldado miliciano con un reloj de oro capitalista? O ir a la URSS. Cuando el hermano Vicente tuvo que darle 200 pesetas para marchar en tren a Sevilla en abril de 1939 (le hubiera dicho vende el reloj de oro, ¿no?). Y cuando además estaba siempre sin blanca. Yo cometí el error de creérmelo, he investigado y estoy convencido de que algunos biógrafos  se lo han sacado de la manga, porque no tiene consistencia. Cuando lo detienen llevaba 20 escudos. portugueses, de ser de oro le hubiera pagado más. Esto lo ha descubierto hace poco.

Ramón Palmeral

Maria Teresa León, mujer de la Generación del 27.

M A G A Z I N E 
183   Domingo 30 de marzo de 2003
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Una de las cartas que Alberti escribió a sabelita, hija de Gonzalo, nacido del primer matrimonio de M.Teresa León.
CARTAS | MARÍA TERESA LEÓN-RAFAEL ALBERTI
“Rafael ¡Vida! se me caen las alas al estar sola”

Se la conoce como la eterna compañera de uno de los grandes poetas del siglo XX. “Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada”, escribió Rafael Alberti, su segundo marido. Sin embargo, y como tantas veces ha sucedido con la vida y la obra de grandes mujeres, María Teresa León sólo ha recibido olvido. Fértil escritora, activista política, fue una formidable embajadora de las letras españolas. Uno de sus hijos, Gonzalo de Sebastián León, fruto de su primer matrimonio, rescata su memoria en un libro donde recrea su vida y su relación con Alberti. Una convivencia plagada de emoción, como ilustra su correspondencia.

por Antonio Lucas

Tuvo el genio preciso, la elegancia de la discreción, el buen gusto de saber ocupar las sombras para que fuera él, Rafael Alberti, el que acogiese todas las luces. Pero María Teresa León fue más, mucho más, que la compañera fiel del gran poeta. Fue el motor de un binomio sin el que Alberti hubiera sido, quizá, menos Alberti. Ayuda infatigable, cómplice, alentadora, inteligente, intuitiva... Esto fue María Teresa (Logroño, 1903-Madrid, 1988), hija de Ángel León, coronel del Ejército, y Oliva Goyri; sobrina de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, primera mujer en España que obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras.

Vivió en la infancia bajo el auspicio de una familia propensa a las teorías educativas de la Institución Libre de Enseñanza, en un clima de cierta libertad que rompía los rígidos corsés ideológicos y doctrinales de la España de entonces. Se licenció en Filosofía y Letras, como su tía. Para entonces, María Teresa León ya iba afirmando una personalidad propia y pionera en la que pesaban las ideas de una nueva corriente de pensamiento.

Pero hubo dos mujeres en una misma vida. Dos seres de una rara capacidad complementaria. Primero fue María Teresa, la madre, la incipiente agitadora de la causa feminista, la mujer con fiebres de libertad que se movía firme en un mundo macho. Aquélla que se casó a los 17 años, en 1920, con Gonzalo de Sebastián y tuvo dos hijos: Gonzalo y Enrique [a los que abandonó en Burgos por irse de poeta a Madrid y recasarse con Rafael Alberti]. Aquélla era una mujer apasionada, aunque sin desmesuras; con arrojo, pero aún sin la valentía de desafiar al destino. Afilaba ya su rebeldía genética, su extraña sed de libertad.

Por esos días colaboraba en el Diario de Burgos con una serie de artículos, firmados bajo el pseudónimo de Isabel Inghirami, donde su defensa de los derechos de la mujer y sus textos reivindicativos en favor de la cultura le empezaban a dar fama. Una actividad vivísima entre conferencias, artículos y lecturas hizo que pronto destacara entre aquel grupo de intelectuales de muy distintas generaciones que protestaban airadamente contra la dictadura de Primo de Rivera. Y al mismo paso acelerado que crecía su mundo de ideas nuevas –sus dos primeras novelas ya estaban publicadas: Cuentos para soñar y La bella del mal amor– se despeñaba su matrimonio, hasta que en i928, la separación de su marido provocó que ella se trasladara a Madrid, teniendo que dejar atrás a sus hijos –por entonces la custodia recaía indefectiblemente en los esposos–. Pasaron 20 años hasta que Gonzalo, el mayor, fuese en su busca a Buenos Aires, allá por los años 50. Una mañana de bruma y después de i6 días de viaje a bordo de un buque renqueante, el Presidente Perón, en la solemnidad del muelle le esperaba su madre, junto a Alberti y Gonzalo Losada, el excelente amigo, el intuitivo editor.

Recuperaba a uno de los suyos, un trozo del mosaico de la vida, amputado por la separación y el exilio. Lo cuenta su hijo Gonzalo en el libro inminente con el que venga el olvido que la Historia ha vertido sobre su madre, Recuerdo de María Teresa León: “En esos días de íntimo entendimiento nos fuimos acercando, y atrás quedaron las dudas y las suspicacias que aún retenía en la cabeza. Supe, después de esos ratos de amable charla, cuánto me quisiste y cómo me extrañaste a lo largo de los 20 años de nuestro desencuentro. Ahora comprendo la gran necesidad que tenías de encontrarte con Enrique y conmigo, los hijos que nunca olvidaste. (...) Años después, cuando te fuiste a vivir a Roma, me pareció que la vida nos separaba de nuevo y esa vez sería para siempre. Pero no fue así. Al contrario, a través del océano se estrecharon aún más los lazos que nos unían. Tenías razón cuando, en Memoria de la desmemoria, escribiste: ‘Y ahora nadie me separará de mi hijo Gonzalo’”.

El recuerdo de su primer marido, sin embargo, quedó difuminado, aunque llega hasta hoy a través de la memoria prodigiosa de José (Pepín) Bello, íntimo amigo de Lorca, Dalí, Buñuel y Alberti: “Durante los años de posguerra que pasé en Burgos al frente de un negocio familiar que fracasó tiempo después, la persona con quien tuve un trato más cercano fue con Gonzalo de Sebastián. Entonces se había enrolado en el Ejército. Eran unos años de gran dureza. Aquel hombre bebía sin demasiada mesura y me confesó que, aún entonces, seguía enamorado de ella”.

Pero decíamos de las dos vidas de esta misma dama de acción. La segunda parte de su existencia se prolongará ya hasta la muerte. Y será siempre junto a Rafael Alberti. Ella era la amante, la cómplice, la compañera, el oasis, la lámpara, el mar. Se encontraron en 1929. Él tenía entonces 27 años y ella, uno menos. Lo recuerda el poeta en uno de los volúmenes de sus memorias, La arboleda perdida: “Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada, como la ola que un mar imprevista me arrojara de un golpe contra el pecho”. Tal fue el latigazo, el voltaje de aquella presencia en el poeta, que atravesaba entonces una fuerte crisis de la que surgió uno de sus libros más celebrados y surrealizantes, Sobre los ángeles. Tras el impacto de aquel descubrimiento mutuo, comienza un nuevo estadio vital en ambos creadores que se prolongó a lo largo de 40 años. De las primeras colaboraciones literarias que surgieron entre Alberti y María Teresa destacan las ilustraciones que éste realizó para el tercer libro de la escritora, Rosa fría.



EN EQUIPO. Fue en 1932 cuando decidieron casarse por lo civil y a partir de ahí se sucede una convivencia fascinante, repleta de viajes (Alemania, Bélgica, Holanda, la Unión Soviética...), fundación de revistas, como Octubre, compromiso político y defensa de la cultura. Para entonces, ambos conformaban un insólito equipo. Ella permitió que el poeta se dedicara de lleno a sus asuntos. En más de una ocasión, dijo: “Yo no habría trabajado tanto sin la presencia estimulante y protectora de María Teresa”. Diríamos que fue esa permanente presencia necesaria para Alberti. Los aspectos domésticos pasaban indefectibles por ella, desde las facturas a las citas. Así desde los años felices de la juventud creadora al fascinante y durísimo periplo que ambos iniciaron tras el estallido de la Guerra Civil, combatida de tantos modos y, también, desde la Alianza de Escritores Antifascistas, de la que María Teresa fue cofundadora y secretaria, y donde creó la revista El Mono Azul.

La actividad entonces era desmesurada. Y ahí estaba María Teresa León, como una “libertad guiando al pueblo”, enredada también en la Junta de Defensa y Protección del Tesoro Artístico Nacional, a través de la que consiguieron salvar de las bombas el tesoro sacro de Toledo y tantos de los fondos pictóricos del Museo del Prado. El teatro, a la vez, seguía entre sus entusiasmos primeros. Textos, dirección, montajes, incluso cine. Nada escapaba a su voraz curiosidad. La derrota republicana obligó a la pareja a un exilio de 40 años que les llevó desde Orán a París, de Buenos Aires a Roma, siempre ella a la sombra fulgente del poeta, necesaria sombra, tan protagonista en lo íntimo, en lo sustancial, como atestiguan las cartas que ahora reúne su hijo Gonzalo. Aquella vida errante no fue ni noble, ni buena, ni sagrada, aunque en 1941, ya en el destierro bonaerense, nació su única hija: Aitana Alberti León, hoy residente en Cuba.

María Teresa fue acopiando recuerdos, acumulando viajes, forjando su carácter duro de mujer segura, con las ideas a flor de rayo, siempre activa. Y los dejó caer en su libro de memorias, de tan miscelánea vitalidad: Memoria de la melancolía. Hay que querellarse con la Historia por su olvido. Salvar su figura es el ansia de Gonzalo de Sebastián León. Ella quedó anegada en el cieno de las sombras. Sin embargo, su obra está ahí, y también está en la posibilidad de que el poeta pudiese desarrollar la suya con la extensión y la riqueza de formas que abarca.

Regresaron a España en 1977. Fue el 27 de abril. Ella llegaba con la memoria desvencijada por una enfermedad hereditaria. Los recuerdos no eran recuerdos, sino una niebla espesa y acuciante. Permaneció años ingresada en un sanatorio. Hasta su muerte, el 13 de diciembre de i988. Unos pocos amigos, y Rafael, le dieron sepultura. En Madrid, dicen, la temperatura aquel día estuvo bajo cero. Murió María Teresa León, militante de la gloria de las letras. Murió como un fantasma de sí misma, sin pasado, sin presente, sin futuro en su memoria, pasto de la melancolía de la nada. Y dejó escrito: “Siento que me hice del roce de tanta gente: de la monjita, de la amiga de buen gusto, del tío abuelo casi emparedado, del chico de los pájaros, del beso, de la caricia, del insulto, del amigo que nos advirtió, del que callado apretó los dientes y sentimos la mordedura... Todos, todos. Somos lo que nos han hecho, lentamente, al correr tantos años. Cuando estamos definitivamente seguros de ser nosotros, nos morimos”.



Remitente: Rafael Alberti

Totoral, martes, junio 1940. “(...) Si tardas demasiado en venir, tendré que escribir una nueva serie de poemas eróticos. Escríbeme y cuéntame todo. Aprovecha bien los minutos de Buenos Aires, y ten en cuenta que un poeta soltero, solo en el campo, tendrá que salir el día menos pensado por esos montes, buscando un Axel cualquiera que satisfaga su delhézquica pasión. ¡Para qué más detalles! Después de esto, mil besos y abrazos, Rafael” Totoral, miércoles, junio 1940. “(...) Busca, como puedas, alguna colaboración que nos dé 50 ó 100 pesos al mes, contrata las conferencias y vente a vivir a este rincón, que con los i.000 pesos que tenemos ahorrados y algo que recibamos de México, podremos aguantar el temporal, que creo no tardará mucho en resolverse. Las noticias de Europa siguen siendo pésimas para los aliados. Si los Estados Unidos y Rusia (URSS) no entran a favor de ellos, los veo muy requetemal (...)” Totoral, domingo, junio 1940. “(...)Después que termine esta carta voy a comenzar a escribir. Quiero intentar, si me es posible, la distribución del trabajo: por la mañana, si estoy en luz, poemas; por la tarde “Trébol florido” y, después de cenar, las nuevas conferencias (...)” Por el río Paraná. “Queridísimas niñas: Es horrible viajar solo y más en un barco tan bonito y por un río como éste. He dormido muy bien, con bastante cansancio, acordándome mucho de las dos. Me desperté a las cinco pensando en la ovejita de Aitana. Se me achica el corazón cuando pienso en ella y la veo reírse. ¡Qué maravilla! Quisiera sólo escribir para ella en este viaje (...)”



Remitente: María Teresa León

(Sin fechar). “(...) Rafael ¡Vida! se me caen las alas al estar sola. No sé. Al despertarme me doy cuenta de lo mal que se respira cuando se tiene todo el aire para uno solo. He hablado con María Carmen. Losada cena con nosotros. María Carmen ha alquilado un estudio muy bonito. Ahora salimos de nuevo para cobrar 60 pesos de “Sur”. Volveré muy pronto. Me duelen los zapatos con el asfalto. Esta es la ciudad más inhumana del mundo. Me gritan que es tarde. Te escribo a buchitos. Bésame. Te llevaré un perro o dos, todos los libros y nos quedaremos en nuestro escondrijo como dos viejas vizcachas incompatibles con los tranvías y el teléfono. Rafael ¡amor! Te beso. Un poquito desplumadita ya, pero sí tu Paloma” 9 noche. “(...) creo que me voy a ir el sábado. Me harta Buenos Aires. Todo es incómodo, desesperado. Si salgo a la calle, tengo que tomar taxis porque soy una miedosa y me da miedo caerme y no sé ir a los sitios. Ayer, domingo, me quedé en casa. Busqué los libros. Las maletas azules estan rotísimas, ¡bastante duraron! Llevaré los libros en un cajón. No hablo nada más que de irme. Se ríen de mí. Totoral me parece un lago precioso. La piel de los hombres está hecha para sentir otra piel si no no se duerme y se tiene la mitad de la sangre. No creas que tenemos amigos, sino apariencias de amigos, sombras. Lo único que tiene sangre y huesos es nuestro amor, nuestra costumbre (...)” Lunes 10. “(...) Trabaja horrores, amor precioso, nuestra salvación próxima está en los sauces y los álamos de tu poesía (...)”



Remitente: Rafael Alberti

Cracovia, 1 diciembre, 1950. “(...) ¿Y Aitana? Le mandé postales. No puedo vivir sin ella, Dios mío. Todo esto, que está muy bien, sin vosotras no tengo ojos para verlo. Te pondré siempre telegramas diciéndote el tiempo que estaré en cada sitio. Me da pena que te gastes el dinero en telegrafiarme. Prefiero que os vayáis a Punta del Este. Veo sí, que apenas tenéis dinero. Di a Losada, por Dios, que os ayude, que me pague algún próximo libro, las acciones, lo que sea (...)” Praga, 9 diciembre, 1950. “(...) De este viaje saco la consecuencia siguiente: no puedo vivir sin ti, sin Aitana. Me muero de pena y de tristeza. Todo sería distinto, todo lo hubiera sido. Son muchos años juntos día y noche. Ahora sé cuánto te quiero. Te escribiría cartas que nunca te he escrito y te diría cosas que ya casi no me atrevo. Eres lo único grande que ha habido y hay en mi vida. Te quiero, al parecer, sin grandes efusiones. Pero no es cierto. Paso, a veces, tormentas de las que nunca hablo. Te hubiera, a veces, querido de otro modo, deseado de otra manera. No me atrevo a decirte, a nombrarte muchas cosas. Puede ser que nunca te las diga. Empezamos –horror– a ser casi viejos. ¿Viejos? Quiero que te cuides mucho y estés otra vez fuerte. Tenemos vida todavía (...)”



Remitente: María Teresa León

La Gallarda, 27 sin ti. “Querido mío: Me mandan tus cartas a esta soledad tan grande y yo lloro y quisiera volar a buscarte. Ya sé que se han concluido los viajes de placer. El único que queda en la tierra es el de quererte de la noche al día. Y jamás nos separaremos. Yo he vivido sola la angustia cuando entraron los chinos en Corea. Hasta te puse un telegrama a Praga a través de Kunosi, pero Kunosi me dijo que no debía inquietarte. Esto es lo que he hecho, y también sufrir. Cuando llegues intercambiaremos nuestras angustias y las tiraremos al mar (...)” Milán, 4 noviembre, 1963. “Gonzalo, hijo: Estamos en Italia, todo lo de París resultó bien. Van a traducir varios libros y volvemos en diciembre para dar varias conferencias. Enrique –ya os dije– encontró su coche y está muy contento. Aquí llueve. Dentro de unos días saldremos para Roma. Aitana no se queda en París, viene mañana. Es casi seguro que vivamos en Roma en vez de vivir en Milán. Yo no me encuentro muy bien y dicen que el clima tan húmedo y frío hace daño. Siento en los oídos una ‘música extraña’. Viene cuando me tumbo. No me duelen, ‘me suenan’, oigo sonidos. ¿Qué será? (...)”