Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

sábado, 31 de octubre de 2020

Brindis por el aeropuerto Miguel Hernández, por Jesucristo Riquelme en Información

 

Brindis por el aeropuerto Miguel Hernández

 

Miguel Hernández

Hoy viernes, 30 de de octubre de 2020, efemérides del poeta Miguel Hernández en su 110.º aniversario de su nacimiento en Orihuela, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha anunciado en Valencia el nuevo nombre oficial del aeropuerto de Alicante-Elche: el aeropuerto sito en El Altet pasa a denominarse aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández.

Miguel Hernández es un poeta de raíces y horizontes. Es el poeta de lo rural y de la clase trabajadora que quiso volar sobre las utopías de ayer para convertirlas en derechos de hoy. Para el imaginario de los pueblos de España –"Asturianos de braveza, / vascos de piedra blindada, / valencianos de alegría / y castellanos de alma, / labrados como la tierra / y airosos como las alas, / andaluces de relámpagos, / nacidos entre guitarras / y forjados en los yunques / torrenciales de las lágrimas, / extremeños de centeno, / gallegos de lluvia y calma, / catalanes de firmeza, / aragoneses de casta, / murcianos de dinamita / frutalmente propagada, / leoneses, navarros", cántabros, navarros, riojanos, madrileños, ceutíes, melillenses, baleares, canarios–, la de Miguel Hernández es una poesía de alto calado humano, un valor simbólico de muchos vuelos. El gesto de bautizar con el nombre del poeta-pastor de Orihuela a nuestro aeropuerto supone un acto encomiable: el de colocar la realidad simbólica de la Cultura a la altura y al alcance de la realidad hoy cotidiana para casi la totalidad de la población del mundo. También trasladarse en avión se democratizó: ¡dejó de pertenecer a la elite adinerada!

Hernández viajó en aeroplano a la URSS de 1937 para asistir –¡como dramaturgo!– al V festival de teatro soviético, en un comité de la II República española. Un lustro antes había confeccionado una amplia glosa, en verso, dedicada a la gran proeza de los pilotos Joaquín Collar y su navegante Mariano Barberán, quienes, junto al técnico Modesto Madariaga, a bordo del avión Cuatro Vientos, cruzaron el Atlántico, de Sevilla (España) a Camagüey (Cuba), sin escalas: unos ocho mil kilómetros en unas cuarenta horas, del 10 al 11 de junio de 1933; en este poema, el aeroplano es "un cisne de geometría que en la gloria / canta"1, con sus "élitros de chicharra"2, cual "arrullo de cigarra"3, "cigarra... giganta y transitoria"4.

El contexto de adelanto técnico del teléfono, de los automóviles o de los aeroplanos había contagiado hasta el éxtasis de la euforia poética a los escritores futuristas, en los años 20 del siglo pasado: sucumbieron muchos artistas vanguardistas a la belleza de la velocidad y al devenir alado de los modernos dédalos que envolvían al género humano. Ese entusiasmo de los nuevos artistas, ese jolgorio de los aparentes nuevos dioses, a veces alienante, no alcanzó al poeta de la "agricultura viva", al Miguel Hernández que silbaba en "alabanza de aldea y menosprecio de corte", a un poeta tan apegado a la naturaleza, a los hortelanos, a la tierra feraz y al feroz lobón del río Segura (que pasaba de la sequía del barranco a las crecidas de devastadoras inundaciones). Sin embargo, José M.ª Romero, el médico poeta sevillano, en 1919, quedaba fascinado por el tiro de "tu corazón de mil caballos" que, como pegasos, hacían abandonar la tierra al aeroplano. Miguel Hernández coqueteó con la vanguardia –es cierto–, pero nunca abandonó las raíces y el horizonte de la tradición.

En la obra de Hernández destacan tres contextos significativos del nuevo mundo emanado de la tecnología que erigió en protagonista al aeroplano5, que no fue avión hasta mediados de siglo xx6. El primer sentido de aeroplano se asocia con el valor y el amor al peligro, con el riesgo e, incluso, la muerte: los que suben caen, los impostores que cantan y vuelan mueren en accidentes, porque la naturaleza se impone. No era un deber estético o intelectual sentirse obnubilado por el desarrollo técnico. Esta tecnificación, como espectáculo de lo vertiginoso y como artificio simbólico, fue desenmascarado por el Pablo Neruda de Residencia en la tierra (1935) y por el César Vallejo de España, aparta de mí este cáliz (1936); el chileno rompió y proscribió la ilusión de la modernidad simbólica del fastuoso mundo de la automoción y arremetió contra las "fatigadas máquinas que aúllan y lloran". El segundo sentido asocia el aeroplano con la milicia, esto es, con la guerra y sus efectos nocivos: violencia, destrucción, amenaza, dolor y muerte se identifican con la aviación del rival, la de las fuerzas fascistas, la glorificación militar que atenta contra los intereses de los republicanos; por ello, los "implacables aeroplanos"7 tienen "sed criminal"8 (Pastor de la muerte, 4, 1, 1) y aniquilan Guernica. En una de las prosas del Hernández más joven –«El niño pobre», en torno a 1932 o 1933–, el oriolano más creyente injerta un tercer sentido: el de la imagen de Jesús nazareno crucificado: "un aeroplano, cristo de dos alas, predicando sonrisas"; se trata de la ilustración imaginaria de la superación de los retos y las adversidades: la salvación. De su viaje a la URSS, Hernández nos dejó versos de esperanza e ilusión, con frecuencia ingenuos y de talante proselitista: "en tensos aeroplanos de plumaje tajante / recorro la nación del trabajo y la nieve"9. Estamos ante la relevancia civil de la aviación: la identificación del vuelo aeronáutico como medio de transporte: comunicación, historia de uniones, comunión, idas y vueltas, intercambios culturales, mestizajes. Nuevos mundos. Progreso social, y no sólo estético y ufano. No olvidemos que Miguel Hernández es el escritor por antonomasia que, con mayor repercusión popular, consigue elevar la palabra poética a las más altas cotas de la palabra ética.

No hacía falta que Miguel Hernández hubiera viajado en avión:10 lo que resulta de potísima importancia es su legado literario, repleto de una poesía rehumanizada, empática, rellena de valores, recamada de alas y metáforas envolventes: "Todo lo que significa / golondrinas, ascensión, / claridad, anchura, aire, / decidido espacio, sol, / horizonte aleteante"11..., todo eso es creación de mundos (po)éticos y progreso de los pueblos. Tampoco dejemos caer en saco roto la consigna enarbolada por la Institución Libre de Enseñanza: "En libertad, sólo con Educación y Cultura se logrará el progreso de los pueblos". La poesía de Hernández es amor y libertad, solidaridad y bonhomía. En la alocución que manuscribió al recibir un homenaje espontáneo de sus compañeros en el penal de Ocaña (el 27 de diciembre de 1939), Hernández pergeñó esa idea edificante, redentora de venganzas e inquinas: "Vamos a brindar por la felicidad de este pueblo: por aquello que más se aproxime a una felicidad colectiva. Ya sabéis. Es preciso que brindemos. (...) Pero, severamente, cuidaremos en nosotros que (...) no sea el (...) instinto y la pasión irrefrenada. Ese odio primigenio sólo conduce a la selva. Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye". Poesía y nueva sociedad más justa: Miguel Hernández, verbi gratia. El oriolano era sabedor de la fuerza y de la esperanza depositada en los jóvenes: "La juventud siempre empuja, / la juventud siempre vence, / y la salvación de España / de su juventud depende"12. En las «Nanas de la cebolla», "la carne" de su hijo –de apenas diez meses de vida– es "aleteante": se presenta como inocente y, a la vez, con ansias de vuelo: "¡Cuánto jilguero / se remonta, aletea, / desde tu cuerpo!"13. Volemos, pues, todos, como "vuela [el] niño en la doble / luna del pecho": porque el viaje es riqueza. Con los vuelos certificamos la vida: viajamos para cerciorarnos, para ver y aprender cómo nos puede ayudar lo que se hace en otros lares.

Nosotros, los ciudadanos de hoy, no queremos ser cometas (o milochas, como se dice en la Vega Baja), sujetas a la tierra y a la voluntad extraña de la fuerza azarosa o contraria del viento indómito del encono: tenemos vocación de aves de vuelo libre y poderoso. Con la libertad –"Para la libertad sangro, lucho, pervivo"14– y la evolución de la especie, brotan alas al ser humano y la pasión de volar se hace realidad más allá de cualquier simbolismo: el ciudadano moderno "va de vuelo", "con vocación de vuelo, / ¡todo el mundo a las altas! / ¡Todo el mundo salvado / con voluntades pájaras!"15. El chileno Vicente Huidobro, en el canto 5 de Altazor, se expresaba con rotundidad creacionista: "Amanecer con esperanza de aeroplanos. / ... / Ahora que un caballo empieza a subir galopando por el arco iris, / ahora la mirada descarga los ojos demasiado llenos / en el instante en que huyen los ocasos a través de las llanuras: / el cielo está esperando un aeroplano"; en el canto primero había rotulado el espacio aéreo de la modernidad: "Mil aeroplanos saludan la nueva era. / Ellos son los oráculos y las banderas". "Los que bajan del avión parecen salir del arca de Noé", rezaba una greguería de Gómez de la Serna: y esos viajeros están o vuelven a estar en la más confortable arcadia del planeta, en el paraíso en el que se refugia la primavera todo el año, al decir del escritor gallego Wenceslao Fernández Flórez.

Por todo ello, queremos un aeropuerto "de mucho vuelo y mucho lucir", como exclamó entusiasmado uno de los personajes femeninos de la última obra teatral de Hernández. Y es que "los aviones tienen siempre / desplegadas las alas. / Posados sobre tierra / guardan la actitud de su vuelo", en versos hoy centenarios del sevillano Rafael Lasso de la Vega16.

Aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández: "aeroplanos y anhelos"17, aviones y poesía aleteante de amor, progreso, modernidad y solidaridad. Mar y montaña. Turismo de playa y ocio, y turismo de cultura y patrimonio. Huertas, palmerales y misterios. Ciudadanos del mundo, bienvenidos al universo que se abre al cruzar las fronteras del aeropuerto Miguel Hernández: tierras hospitalarias.

Ya contábamos con colegios e institutos dedicados a nuestro escritor, con calles y plazas, con fundaciones... Para los estudiantes de este milenio, la Miguel Hernández es la Universidad Miguel Hernández; a partir del año 20-20, el Miguel Hernández será el Aeropuerto internacional Miguel Hernández. El mundo simbólico de la Cultura leva el vuelo18: el avión es el nuevo ángel. Es valiosísimo que la Cultura esté presente en nuestras actividades más prestigiosas y usuales. Ciudad y campo no entran en liza. Tradición y vanguardia se armonizan inextricablemente. Respire. Disfrute.

El poeta de Orihuela ha llegado a lo más: "A lo más, no: a lo siguiente" dirían los modernos de hoy. Es la oportunidad de poder leer sus versos y de poder mantener vivo su espíritu alentador. Si abrimos un libro de Miguel Hernández, saldrán volando estelas de amor y presagios de justicia. ¡Qué ventura! ¡Qué aventura! Es la oportunidad de que, con versiones en varios idiomas, el visitante del aeropuerto se introduzca en lo más brillante del pastor-poeta: el «Vals de los enamorados y unidos hasta siempre» (con dibujos del pintor Joan Castejón, por ejemplo), «Vientos del pueblo» (con el mapa de España ubicando los gentilicios empleados, por respeto), «El niño yuntero» (con un fragmento de la posterior Declaración Universal de los Derechos del Niño, por augurio), «Te me mueres de casta y de sencilla» (con un vídeo de amor, y de palmeras, y de ruiseñores, por favor). Y todo el adorno con sentido: sin atosigar. La palabra filantrópica de Miguel Hernández es don y látigo: "Me siento cada día más libre y más cautivo / en toda esta sonrisa tan clara y tan sombría"19.

Bienvenidos a Alicante: siéntanse huéspedes de nuestra provincia y de nuestra comunidad.

* Jesucristo Riquelme es doctor en Filología, autor de la fijación de textos hernandianos en La obra completa de Miguel Hernández (Madrid-México, Buenos Aires, EDAF, 20182.ª) y Epistolario general de Miguel Hernández (EDAF, 2019).

1 «VUELO –vulnerado». Las citas, de no indicarse lo contrario, pertenecen al poeta de Orihuela.

2 «Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda». Los "élitros" hernandianos recuerdan la "girándula" de Guillermo de Torre en su poemario Hélices, de 1923.

3 «CIGARRA –excesiva».

4 «VUELO –vulnerado».

5 La voz aeroplano procede de 'planear el aire'.

6 La palabra avión deriva directamente de ave: 'volar como un ave'.

7 «Oda a Pablo Neruda».

8 Así lo denuncia Hernández en su último drama de guerra, Pastor de la muerte (acto 4, cuadro 1, escena 1).

9 «Rusia», del libro El hombre acecha.

10 El aeropuerto de Granada recibe el nombre de García Lorca y el granadino jamás subió a un avión, salvo para hacerse una foto con Luis Buñuel, encartado en la silueta de cartonaje de un aeroplano en la feria madrileña de San Antonio de la Florida (1923).

11 «Antes del odio».

12 «Llamo a la juventud», del libro Viento del pueblo (1937).

13 Manuscrito incluido en el proyecto del libro Cancionero y romancero de ausencias (1938-1939).

14 Parte 2 de «El herido», de El hombre acecha (1938).

15 Así hace decir Hernández a las criaturas celestiales en su auto sacramental, su mejor pieza teatral si recortáramos las alas sobrantes a tan plumíferos parlamentos.

16 «Aviones», de Lasso de Vega.

17 «El incendio».

18 Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras (parte 3, fase anterior, escena 1).

19 Así sintetiza el oriolano su sentir y su carácter crítico en uno de sus últimos poemas: «Sonreír con la alegre tristeza del olivo».   

El aeropuerto de Alicante llevará el nombre de Miguel Hernández. 110 años de su nacimiento

 

El aeropuerto  de Alicante llevará el nombre de Miguel Hernández


Aeropuerto de Alicante durante la pandemia

Aeropuerto de Alicante durante la pandemia Álex Domínguez

El aeropuerto de Elche-Alicante llevará el nombre de Miguel Hernández. El cambio de denominación lo ha aprobado hoy el gobierno en el marco de la celebración del 110 aniversario del nacimiento del poeta oriolano que se está desarrollando en el palacio del Temple de Valencia. El Ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ha indicado hoy que se han iniciado los trámites para llevar a cabo la nueva denominación por la que la terminal de El Altet pasaría a llamarse Alicante-Elche Miguel Hernández. Hoy se ha celebrado un acto solemne en València en el que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha leído un poema y ha relatado que hoy es un "día con sol Mediterráneo y con la noticia de que el Aeropuerto de Alicante, la puerta más grande de la Comunitat Valenciana se llame Miguel Hernández".

Ábalos ha compartido un vídeo en su perfil de twitter en el que indica que Alicante le debe tributo al poeta y por ello pronto la terminal llevará su nombre para "poner en valor su figura y agrandar la difusión de su legado poético". El ministro reseña que Miguel Hernández tiene una proyección internacional "y con Miguel Hernández y su familia todos estamos todos un poco en deuda porque ningún país que se precie condena a pena de muerte a uno de sus poetas esenciales y permanece moralmente indemne". Ábalos reseña que ya se le han dedicado calles, colegios o una universidad pero "España le debe tributo y significa imprimir su nombre en un cielo que ni se enturbia ni se acaba para pagar una pequeña parte de la inmensa deuda que tenemos con él".

Al acto ha acudido hoy el Ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes; el alcalde de Valencia, Joan Ribó, varios consellers además del presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar así como el embajador de España en la UNESCO, el alcalde de Elche, familiares del poeta y representantes del mundo de la cultura y sociedad valenciana, que han recitado algunos de sus poemas. Todo aderezado con una actuación de un cuarteto de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Banda Primitiva de Llíria.

El cambio ha venido desembocado después de que Unides Podem presentase una iniciativa en Les Corts solicitando este homenaje al poeta. De igual forma el PSPV-PSOE ha presentado una proposición No de Ley que plantea ceder espacios públicos para mostrar la obra de Miguel Hernández.

Acto en homenaje a Miguel Hernández en Valencia

Acto en homenaje a Miguel Hernández en Valencia información

Entre las reacciones, Ximo Puig ha pedido escuchar la voz de Miguel Hernández y la "reivindicación de justicia social" de su legado poético porque, como ha asegurado, tras la pandemia, "no habrá sociedad sin cohesión social" ni "proyecto colectivo sin igualdad", y por ello el máximo responsable de la Generalitat ha subrayado la vigencia de la obra de Miguel Hernández, que "rezuma compromiso con los demás, lealtad al amor y la amistad y una profunda conciencia social".

El alcalde de Elche, Carlos González, ha reiterado que se siente "profundamente orgulloso de ser valenciano e ilicitano”, y ha añadido que esta medida contrasta con la actitud de “ciudades como Madrid que deciden retirar los versos de Miguel Hernández del cementerio de la Almudena”.

El acto concluyó con el recitado de algunos versos hernandianos a cargo del Ministro de Cultura, del President de la Generalitat y de la nieta del poeta, entre otros, y con una emotiva “Elegía a Ramón Sijé” en la voz del actor Juanjo Artero. Para cerrar el acto, el cuarteto de cuerda de la orquesta de Lliria interpretó varias piezas musicales sobre poemas hernandianos.

viernes, 30 de octubre de 2020

Hoy viernes 30 de octubre se cumplen los 110 años del nacimiento de nuestro poeta Miguel Hernández


 
 
Para quien quier leer su biografia recomiendo mi libro Miguel Hernández, el poeta del pueblo editado en ECU y de venta en Amazon

 El aeropuerto del Altet, Elche, Alicante, se va a llamar Miguel Hernanández. Ya lo dije yo hace años.

martes, 27 de octubre de 2020

110 años del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Miguel Hernández Poeta en el Mundo

 


110 años del nacimiento del poeta Miguel Hernández

 

Por Ramón Palmeral

 

                                             TEXTO

 

   El gran poeta alicantino Miguel Hernández nació hace 110 años en Orihuela el 30 de octubre de 1910. Los alicantinos tenemos el privilegio de tener sus restos mortales, el de su esposa y el de su hijo en el cementerio Virgen Nuestra Señora de Remedio, al que cada año sobre marzo llega la Senda del Poeta con unos 2.000 senderistas.

 

   Hemos de recordar que Miguel Hernández Gilabert nació a las seis de la mañana del domingo 30 de octubre de 1910 en la calle San Juan de Orihuela. Con los años el número de la casa natal ha ido cambiando. En la partida de nacimiento no se nombra el número de la casa, conocemos la casa pero no el número que tenía en 1910, lo cual tampoco tiene gran importancia, pues la casa natal está localizada y rehabilitada.  Fue inscrito en el Registro Civil en la Sección 1ª, Tomo 60, folio 188.  Esta calle pasó a tomar el nombre del falangista Antonio Piniés (de segundo apellido Roca de Togores, barón de la Linde); actualmente, en 2012 y por decisión de la corporación municipal la calle ha pasado a recuperar su antiguo nombre, el de San Juan de la Penitencia.

 Era  Miguel hijo de Miguel Hernández Sánchez de apodo «Visenterre», guarda jurado y tratante de ganado, nacido en Redován el 24 de octubre de 1878 en la antigua Travesía Mayor (Actual Calle Colón), falleció 26 de diciembre de 1952 (según investigaciones de Julio Calvet), a quien los negocios no le iban del todo mal, casado en segundas nupcias con  Concepción Gilabert Giner (Concheta) nacida en Orihuela en 1879, que falleció el 16 de diciembre de 1942. Se ocupaba de las tareas de la casa y del cuidado de sus hijos. Tres días después de nacer fue bautizado en la Parroquia de El Salvador con los nombres de Miguel-Domingo, por haber nacido un domingo, aunque otros dicen que el coadjutor se llamaba don Domingo Aparicio, y les ponía su nombre como segundo nombre a todos los  niños que bautizaba. 

 Durante la guerra civil fue poeta y corresponsal de guerra, publicó en unos sesenta periódicos, amigo a los Premios Nobel Pablo Neruda, Vicente Aleixandre y Juan Ramón Jiménez. Conoció a Federico García Lorca que le tenía alergia por su rusticidad, puesto que Miguel fue pastor de cabras en su Orihuela natal.

 Se le instruyeron por el régimen franquista dos sumarios de urgencia el 21.001 (Madrid) y 4.487 (Alicante) y  es condenado a la pena capital por hacerse pasar por «El poeta de la revolución», es decir, el poeta que es capaz de remover conciencias del poder y ponerse al lado de los más débiles, por ello es el poeta del pueblo, de aquí el título de este libro. Y haciéndome eco de las palabras de Arturo del Hoyo es un poeta vigente «Pero no se ha podido acallar la voz del poeta, no se le puede acallar cuando la suya es la voz orgullosa de un pueblo, el orgullo de un pueblo».

   Murió con los ojos abiertos en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante el 28 de marzo de 1942. Un poeta que tras su muerte no fue olvidado por los escritores y poetas exiliados republicanos, fueron recuperados sus  poemas y convertidos en canciones protesta durante la Transición española y abanderó los gritos de cambio y libertad de casi todas las  manifestaciones populares, conciencia esencial hacia la democracia. De obra vigilada por la censura franquista, y prohibido su teatro de dramas rurales, no le pudieron hacer callar. Su imagen es símbolo reivindicativo  de protesta y sus retratos colocados a modo de un Che Guevara en algunos  hogares y salas de reuniones.

 

 Pienso que los amantes de la historia y de la poesía, no debemos de olvidar a nuestro universal poeta Miguel Hernández, en estos tiempos de pandemia que por medidas de seguridad no podemos a visitar su mausoleo el día de Todos los Santos.

 

    NOTA.-

      Ramón Fernández Palmeral es autor Miguel Hernández, el poeta del pueblo (Biografía en 40 artículos), editorial ECU, San Vicente del Raspeig, se vende online y en librería de Alicante.

       Estos días se celebra la Feria Virtual de Libro de Alicante del 26 de octubre al 1 de noviembre 2020.

      La venta de libros en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, tienen esta semana un 50% de descuento. He comprado Miguel Hernández poeta en el mundo, recoge las actas de IV Congreso Internacional que se celebró en Orihuela-Elche-Alicante del 15 al 18 de noviembre de 2017 (de 664 páginas en papel de couché). Han tardado dos años en publicarlo, enre 2017 a 2019. El que suscribe esta nota de prensa aparece en las páginas 647-656 con la comunicación “Miguel Hernández en la Era Digital”, lo cual me llena de satisfacción y orgullo.

 


 Noticas en Diario Club Perioditas

Es Diario Alicante.es

lunes, 26 de octubre de 2020

Esta foto es de Miguel Hernández en Barcelona, el 3 de enero de 1937.



  Esta foto es de Miguel Hernández en Barcelona, el 3 de enero de 1937. Se encuentra en el libro de Josefina Manresa Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández de 1980. Fueron al entierro del periodista cubano Pablo de la Torriente Brau que está enterrado en el cementerio de Monjuit muerto en Majadahona en diciembre del 36. En la foto original que tenía en su poder Josefina Manresa Maruenda,  están tres, está dedicada: Juan Arroyo (con gorro y capote de cuero) Miguel Hernández y el poeta sevillano Antonio Paricio Herrero (Sevilla 1916- Caracas 2000).


sábado, 24 de octubre de 2020

Carmen Alemany intervendrá el jueves 22 de octubre “Miguel Hernández y el neogongorismo: lectura interpretativa de 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘯𝘢𝘴”

 

Carmen Alemany Bay, catedrática de literatura hispanoamericana de la Universidad de Alicante, intervendrá el 22 de octubre a las 20.15 horas en el seminario, de carácter online y gratuito, “Miguel Hernández y el neogongorismo: lectura interpretativa de 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘯𝘢𝘴”. La experta en la obra del oriolano participará con la conferencia “De cómo Miguel Hernández construyó las octavas de 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘶𝘯𝘢𝘴”. . Carmen Alemany fue directora del Máster de Estudios Literarios de la citada Universidad, del Secretariado de Relaciones con América Latina y del Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti. Ha sido antóloga y editora de obras de Miguel Hernández, entre ellas, la Obra completa. . Es autora de los libros 𝘗𝘰é𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘲𝘶𝘪𝘢𝘭 𝘩𝘪𝘴𝘱𝘢𝘯𝘰𝘢𝘮𝘦𝘳𝘪𝘤𝘢𝘯𝘢, 𝘌𝘭 𝘮𝘦𝘳𝘪𝘥𝘪𝘢𝘯𝘰 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘭𝘦𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭 𝘦𝘯 𝘏𝘪𝘴𝘱𝘢𝘯𝘰𝘢𝘮é𝘳𝘪𝘤𝘢, 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘉𝘦𝘯𝘦𝘥𝘦𝘵𝘵𝘪, 𝘙𝘦𝘴𝘪𝘥𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘦𝘴í𝘢: 𝘱𝘰𝘦𝘵𝘢𝘴 𝘭𝘢𝘵𝘪𝘯𝘰𝘢𝘮𝘦𝘳𝘪𝘤𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘨𝘭𝘰 𝘟𝘟, 𝘓𝘢 𝘯𝘢𝘳𝘳𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘢𝘭𝘵𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘯 𝘈𝘮é𝘳𝘪𝘤𝘢 𝘓𝘢𝘵𝘪𝘯𝘢 (𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘣𝘰𝘰𝘮) 𝘺 𝘔𝘪𝘨𝘶𝘦𝘭 𝘏𝘦𝘳𝘯á𝘯𝘥𝘦𝘻, 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘧í𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘶𝘳𝘢. 𝘌𝘭 𝘱𝘳𝘰𝘤𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘦𝘴í𝘢 𝘩𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘪𝘢𝘯𝘢. Actualmente dirige la revista América sin Nombre y la colección “Cuadernos de América sin Nombre”. . Joaquín Roses, catedrático de la Universidad de Córdoba y director de la Cátedra Góngora, se encarga de la dirección académica de este seminario, mientras que Beatriz Ruiz, de la misma universidad, se ocupa de la secretaría académica. En su organización también están la Universidad de Córdoba y el Grupo de Investigación de la Junta de Andalucía Góngora y el Gongorismo. Todo ello con la colaboración del Ayuntamiento de Córdoba. . Acceso al seminario, a partir del 22 de octubre a las 19 horas, en este enlace: http://ow.ly/IbfJ50BMhqH . Mas información: www.uco.es/catedragongora . #Góngora #LuisdeGóngora #CátedraGóngora #MiguelHernández #Peritoenlunas #poesía #poeta #CarmenAlemany

Actas del IV Congreso Internacional Miguel Hernandez, 2019. Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Ramón Fernández Palmeral, está en el libro,

 


Miguel Hernández. Poeta en el mundo. IV Congreso Internacional Orihuela-Elche-Alicante.

Durante 2017 se cumplieron 75 años de la muerte de Miguel Hernández, el 28 de marzo de 1942. Con tal motivo, la Diputación de Alicante y la Generalitat Valenciana 10 declararon "Año Hernandiano". A la alta calidad de su obra literaria se suma el valor simbólico de su figura y de su vida. La Junta Rectora del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, organismo autónomo de la Diputación de Alicante, decidió organizar, junto con la Universidad de Alicante (a través del Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti), la Universidad Miguel Hernández de Elche (a través de la Cátedra Miguel Hernández) y la Fundación Cultural Miguel Hernández el IV Congreso Internacional "Miguel Hernández poeta en el mundo", realizado los días 15, 16 17 Y 18 de noviembre de 2017, en la ciudad de Orihuela, Elche y Alicante, y estructurado en los siguientes cuatro bloques: 1.- Miguel Hernández en otras lenguas. 2.- Miguel Hernández actual. 3.- Miguel Hernández en América. 4.- Difusión y tecnologías: Miguel Hernández en el siglo XXI.

PVP con IVA:

23.00 €
Disponible

Detalle del libro

Índice-Miguel Hernández Poeta en el mundo.pdf


 
El libro se editó por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert, en 2019. 

Autores: José Ferrandiz Lozano, José Luis Ferris, Aitor L. Larrabida y Eva María Varelo de Juan. 


            (Ramón Fernández Palmeral comunicación "Miguel Hernández en el Era Digital" páginas 647-656 Miguel Hernánde Poeta en el Mundo)



viernes, 23 de octubre de 2020

110 años del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Por: Ramón Fernández Palmeral

 110 años del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Por: Ramón Fernández Palmeral

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Ramón Fernández Palmeral es también autor del retrato de Miguel Hernández


El gran poeta alicantino Miguel Hernández nació hace 110 años en Orihuela el 30 de octubre de 1910. Los alicantinos tenemos el privilegio de tener sus restos mortales, el de su esposa y el de su hijo en el cementerio Virgen Nuestra Señora de Remedio, al que cada año sobre marzo llega la Senda del Poeta con unos 2.000 senderistas... (Continua)

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jueves, 22 de octubre de 2020

La prestigiosa revista "NUEVA CULTURA", publicó un articulo sobre Miguel Hernandez en su centenario

 

¿Quién amuralla una voz?

La obra de Miguel Hernández ha de leerse también como la búsqueda que un escritor de extraordinarias cualidades pero escasa formación hizo de sí mismo. Hernández, sorteando sus facilidades y sus dificultades, fue capaz de encontrar en muy poco tiempo de vida su propia voz. Con esta lectura se captará la dinámica de su creación, destacándose otro dramatismo más (éste, interno) de su poesía enorme.

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Una fecha tan redonda como su centenario alienta las más variadas perspectivas sobre Miguel Hernández. La biográfica ha sido la más común por lo extraordinario de sus circunstancias, desde su nacimiento humilde a su muerte desgraciada. Muy recomendables en esta línea son Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández de Josefina Manresa (Ediciones de la Torre, Madrid, 1980), Miguel Hernández, desamordazado y regresado de Agustín Sánchez Vidal (Planeta, Barcelona, 1992), y Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta (Temas de Hoy, Madrid, 2002), de José Luis Ferris.

Otra perspectiva de gran interés es la histórica. La poesía de Miguel Hernández, con sus vaivenes ideológicos, ilustra muy bien los años treinta, tan confusos como convulsos en lo cultural y en lo político. Su libro de guerra, Viento del pueblo (Socorro Rojo Internacional, Valencia, 1937), muestra quizá como ningún otro la violencia y la energía desatadas en la contienda. Recuerdola impresión que me produjo en mi adolescencia la épica del romance “Vientos del pueblo me llevan”. Sin abandonar la perspectiva histórica, releyéndole, he sufrido una impresión análoga con el poema “Sonreídme”, escrito a principios de 1935 al calor de la revolución de Asturias, bajo la influencia de Pablo Neruda, y en el que el poeta rechaza de un empujón brutal sus inicios católicos. Se retrata el clima social de la España republicana de forma inigualable.

Junto a todas esas perspectivas posibles y complementarias, hay una imprescindible para leer su poesía, entenderla y disfrutarla. Se trata de seguir el camino que hubo de recorrer en busca de su propia voz. Fue una búsqueda dramática por el poco tiempo del que dispuso, por sus carencias formativas y también por la misma exuberancia de sus dotes, que podían acabar ahogándole la voz en su volumen y su feracidad. Y era un poeta con un oído tan prodigioso que las imitaciones le brotaban con naturalidad: “el poroso Miguel”, lo adjetivó Leopoldo de Luis.

El clarividente Juan Ramón Jiménez vio a la primera cuál era el reto y los peligros a los que se enfrentaba el precoz poeta pastor y, saludó la “Elegía” a Ramón Sijé  y seis sonetos más, publicados en Revista de Occidente en 1936, con este deseo apremiante: “Que no se pierda en lo rolaco, lo ‘católico’ y lo palúdico (las tres modas más convenientes de la ‘hora de ahora’, ¿no se dice así?) esta voz, este acento, este aliento joven de España”. El interés de JRJ no fue único. Pablo Neruda también supo descubrir los valores de Hernández e hizo todo lo posible por atraerlo a su órbita de influencia poética y política.

Pero no adelantemos acontecimientos. El destinatario de la elegía, su paisano Ramón Sijé, católico de una pieza, había sido el primero en descubrir en su humilde convecino un talento extraordinario por fructificar. Sin su ayuda generosa, Miguel Hernández habría salido adelante como poeta —si lo hubiese hecho— con mayor dificultad y más tarde.

Arrastrado por una vocación impetuosa, comienza imitando a Vicente Medina y a Gabriel y Galán, inspirándose en su entorno provinciano y campestre. Es probable que su pose de poeta cabrero, que mantuvo durante mucho tiempo, fuese, hasta que la cargó de una significación propagandística y política, un resabio de aquellas rupestres influencias literarias. Enseguida, guiado por el canónigo Almarcha y por Sijé, lee a los clásicos con aprovechamiento.

Con esa lección en el morral, hace su primer viaje a Madrid.  En el rompeolas de todas las Españas, se lleva un buen revolcón. Regresa a Orihuela con la urgencia de ponerse al día. No es extraño, por tanto, que se aplicase en los aires gongorinos, que corrían por Madrid aún, como un eco de la celebración del centenario de 1927. Febrilmente, como lo haría ya todo desde entonces, se concentra en las octavas reales que acabarían componiendo el libro Perito en lunas (Sudeste, Murcia, 1933).

Trató de unir en ese primer poemario varios de sus intereses y arrimar el agua a sus acequias. Por un lado, se apuntaba al gongorismo, una moda (ya algo pasada, todo hay que decirlo) de la capital que sus lecturas del Siglo de Oro, su innato barroquismo levantino y su fervor por Gabriel Miró le hacían menos extraña. Por otro lado, podía seguir hablando de los temas que le eran más cercanos y más queridos, como palmeras, toros y demás cosas del campo.

No consigue mucho con ese libro, cuyo carácter imitativo o molestó o, simplemente, no interesó a quienes el poeta buscaba agradar a toda costa. Federico García Lorca, al que pidió auxilio, guardó silencio. De Perito en lunas, Miguel Hernández sacó apenas una ingeniería técnica en tropología.

Para nosotros, sin embargo, empeñados como estamos en seguir al poeta en la búsqueda de su voz personal, el libro ofrece pistas muy reveladoras. Sus octavas reales no son sino alambicadas adivinanzas y para reforzar este carácter iban sin título. Los que ahora se ofrecen, fueron dictados por el poeta a un amigo, y son las soluciones. En las ediciones actuales deben ponerse, por supuesto (porque muchas octavas resultarían irresolubles si no), pero o a pie de página o, al menos, al pie del poema. En esa condición de acertijo, se adivina un reflejo angustioso del poeta que trata, entre rimas e imágenes y temas exuberantes, de descubrirse la voz, de romper el cascarón:

CORAL, canta una noche por un filo,
y por otro su luna siembra para
otra redonda noche: luna clara,
¡la más clara!, con un sol en sigilo.
Dirigible, al partir llevado en vilo,
si las hirvientes sombras no rodara,
pronto un rejoneador galán de pico
iría sobre el potro en abanico.
[Huevo]

Entre este libro y El rayo que no cesa (Madrid, Héroe, 1936), además del auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras (Cruz y Raya, 1934), escribe para El silbo vulnerado (que se le quedó inédito) poemas en los que va dando con una voz más solucionada. De enorme interés resulta “El silbo de afirmación en la aldea”, publicado en la revista El Gallo Crisis en 1935, porque en él Miguel Hernández plantea abiertamente el enfrentamiento que en su interior libran dos mundos: el cosmopolita —al que mira con ansiedad y deseo— frente al rústico suyo. Ha asumido la greguería, una de las semillas fecundantes del arte nuevo, y ha dejado de asociar la metáfora con la adivinanza. Habla ya con claridad de “Difíciles barrancos de escaleras,/ calladas cataratas de ascensores”, y logra imágenes cristalinas: “Alto soy de mirar a las palmeras”. Todo ello mientras apuesta con enorme vehemencia, quizá un tanto impostada, por el campo:

¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!
¡Qué presunción los manda hasta el retiro
de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches
tanta soberbia abajo de un suspiro?

Esos avances se consolidan en El rayo que no cesa, libro de rodados sonetos apasionados, barroqueños, surrealizantes, extremados. Miguel Hernández parece haberle cogido por fin el paso a su tiempo. En 1936 acaba de publicar sonetos su estricto coetáneo Luis Rosales en Abril (Ediciones del Árbol, Madrid, 1935), libro con el que El rayo que no cesa presenta analogías formales y temáticas; Juan Gil-Albert los da a la luz en Misteriosa presencia (Héroe, Madrid, 1936) y Federico García Lorca compone por entonces sus logradísimos Sonetos del amor oscuro. Miguel Hernández ya no va unos años por detrás.

Con todo, esos sonetos suyos no dejan de ser otro paso más (aunque de gigante) en su búsqueda. En ellos, Miguel Hernández usa y abusa de las repeticiones. Consigue dotar así de una nueva musicalidad al soneto, que acoge estribillos que lo acercan a la canción. Launión entre lo culto y lo popular —que en Perito en lunas no cuajaba— se toca ahora con las manos. Las repeticiones logran transmitir un clima obsesivo. Y además, inconscientemente, nos sugieren que el poeta, que sigue sufriendo pulsiones imitativas, empieza a encontrar una escapatoria: repetirse a sí mismo.

Otro hallazgo de El rayo que no cesa es una solución de compromiso de su conflicto interior tal y como se había planteado en Perito en lunas y en el poema “El silbo de afirmación de la aldea”. El toro como símbolo varonil del sufrimiento está sobradamente claro en esos sonetos; pero también estamos ante un animal de campo, elemental, primario que, a la vez, despierta el interés de la intelectualidad y de la cultura urbana y que, además, a través del rito sacrificial, entronca con lo religioso. Junto a su destino de hombre, de hombre enamorado, Miguel Hernández vería en el toro una extraña conjunción de sus temores y sus deseos como poeta.

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

José Ángel Valente ha dicho de El rayo que no cesa que es “un libro imitativo de los más tortuosos amaneramientos de la lírica amorosa barroca”. Sin duda, el gallego hace oídos sordos a un puñado de sonetos intachables, a los melancólicos versos finales del romance inicial (“Algún día / se pondrá el tiempo amarillo / sobre mi fotografía”) y a la prodigiosa “Elegía”, pero tampoco es una crítica totalmente desatinada. De hecho, Hernández sigue buscando aún su verdadera voz.

Ya ha encontrado, con todo, el camino; y así escribe el poema “Mi sangre es un camino”, que “Me empuja a martillazos y a mordiscos”; y otro poema titulado “Sino sangriento”, publicado en Revista de Occidente, núm. 156, junio 1936: “Lucho contra la sangre, me debato/ contra tanto zarpazo y tanta vena,/ y cada cuerpo que tropiezo y trato/ es otro borbotón de sangre, otra cadena”. La imagen de un avanzar esforzado e interior se le impone.

Descubre a nuevos maestros, a los que homenajea e imita, como a Aleixandre (“Oda entre arena y piedra a Vicente Aleixandre”) o a Neruda (“Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda”). Parece que también a César Vallejo:

[…]
Me quiero distraer de tanta herida.
Me da cada mañana
con decisión más firme
la desolada gana
de cantar, de llorar y de morirme.

Con el estallido de la guerra civil, el inquieto poeta encuentra su sitio público, y el bando republicano encuentra en él a un poeta a su medida, de ejemplares orígenes populares. Su primera poesía de combate la recoge en Viento del pueblo. A pesar del nuevo protagonismo social, en el primer poema, una generosa elegía a Federico García Lorca, sigue dando vueltas a la idea del eco, a las repeticiones:

Entre todos los muertos de elegía;
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.

Viento del pueblo es un poemario irregular, que alcanza sus mejores momentos en los poemas al esfuerzo y a la dignidad del trabajo. El sudor es “un voraz oleaje”, “una blusa silenciosa y dorada”. Cuando se publicó el libro, a pesar de ser Hernández el poeta del momento, Ramón Gaya fue capaz de hacer en la revista Horade España una crítica serena y certera: “Poesía en guerra”. Quizá fuese más exacto subtitular este libro Versos en guerra. Versos, porque es el verso lo que en Miguel Hernández vive, es el verso, es tal o cual verso lo que aquí se alza y luce, lo que aquí sorprende. Pero si siempre sus versos son verso (cosa que no consiguen totalmente otros poetas actuales), en cambio, no todos esos versos que son verso siempre, son siempre poesía […] Por Viento del Pueblo circula un vigor que no siempre encuentra empleo apropiado y se extravía, se pierde entonces como una fuerza inútil. Es un libro desigual y sin medida”. Vemos, pues, que el viejo peligro del volumen de su voz y la fecundidad de su talento seguía cercando la voz de Miguel Hernández.

Su segundo libro de guerra, El hombre acecha (Diputación, Santander, 1961. Facsímil de la primera edición de 1939, perdida en imprenta) es un poemario mucho más melancólico que marcial. El soldado deja sitio al herido. La primera imagen es desoladora y prefigura acentos existencialistas de Blas de Otero: “Se ha retirado el campo/ al ver abalanzarse/ crispadamente al hombre”. Aunque Miguel Hernández ya había escrito poemas magistrales, es aquí donde da con un tono y con un dolorido sentir que permiten hablar de un libro cuajado. “Sálvate, denso toro de emoción y de España”, reza en sus versos. Estamos ante una poesía necesaria: una barrera de contención ante la desesperanza. Incluso un poema tan comprometido como “Rusia” se pone a soñar con esta imagen idílica: “Y sólo se verán tractores y manzanas”. Pero el protagonismo es de las heridas: “La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega”, y así huelen estos versos. Entre ellos, dice en “El tren de los heridos”:

[…]

El tren lluvioso de la sangre suelta,
el frágil tren de los que se desangran,
el silencioso, el doloroso, el pálido,
el tren callado de los sufrimientos.

Silencio

Ese silencio, impuesto por las trágicas circunstancias, acendra y madura su voz, que si ya fue vibrante se descubre ahora temblorosa. Acaba El hombre acecha con “Canción última”, un poema estremecedor, que anuncia el próximo libro del poeta, ya póstumo. Aquí la voz del poeta ha sido completamente domada, toda su fuerza se ha convertido en emoción, su fiereza en esperanza, su pasión en intimidad; es la garra suave:

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada,
con su desierta mesa,
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

                      Serála garra suave.                                                                                            Dejadme la esperanza.

En Cancionero y romancero de ausencias (Lautaro, Buenos Aires, 1958) y en Poemas últimos se reúne la poesía que Miguel Hernández hizo en la cárcel, en el período que va del final de la guerra a su muerte. Continúa la línea más depurada (depurada por el dolor y la derrota) de El hombre acecha. Dueño absoluto de su voz, y de nada más, escribe algunos de los poemas más verdaderos de la poesía española del siglo XX. Resume su vida y su cosmovisión en doce trazos:

Llegó con tres heridas;
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

 

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Según la perspicaz lectura de Francisco Umbral, Miguel Hernández alcanzó su cima entonces, al volver a sus orígenes populares con todo el bagaje cultural de una trayectoria intensísima y de un aprendizaje a marchas forzadas. Se cierra un círculo que partió de una autenticidad hecha de carencias a esta autenticidad desnuda que oculta en su fondo enseñanzas y experiencias fundamentales. Ciertamente, aire popular tiene, además de un trasfondo dolorosamente biográfico, esta soleá:

Querer, querer, querer,
ésa fue mi corona,
ésa es.

Aires populares que nos traen constantemente el recuerdo de Bécquer:

Llueve sobre tus dos ojos
negros, negros, negros, negros,
y llueve como si el agua
verdes quisiera volverlos.

Otras veces sus versos, en apariencia frágiles, adquieren una tersura de canción renacentista, una finura que era inimaginable en el primer Hernández, como por ejemplo en la canción “Tristes guerras”, que entronca con Juan del Encina. Entonces, en esa vuelta a lo primigenio y elemental suyo, pero depurado por el arte y el sufrimiento,  pudo escribir “Las nanas de la cebolla”; y “Boca”; y este himno, culminación, con “Hijo de la luz y de la sombra” de su inmensa poesía amorosa:

Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo.

Poemas escritos en condiciones casi imposibles, bajo una sentencia de muerte, primero, y bajo la enfermedad mortal después, en los que queda un hilo de esperanza siempre, y también un fondo de alegría. El aún jovencísimo Miguel Hernández era consciente de que había logrado la hazaña que sólo los poetas auténticos culminan: la madurez. Nosotros podemos lamentar, imaginar, soñar qué no habría hecho él, con apenas treinta años todavía, con tanta sabiduría adquirida. Pero la muerte tempranera no le había sorprendido sin dejarnos su voz personal, clara y profunda. Lo celebró en “Antes del odio”:

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?

lunes, 19 de octubre de 2020

Libro: "La huella de Miguel Hérnández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos" por Mª Victoria Martín González

 

 


 Se vende en la Librería Codex de Orihuela

https://malbecediciones.es/la-huella-de-miguel-hernandez-nuevo-libro-con-sello-malbec-ediciones/

 

 El paseo apacible por el recuerdo de Miguel Hernández, entre las calles modernistas y
el plácido puerto de una ciudad del sureste mediterráneo, entre los atardeceres
minerales de su sierra y el solemne faro de Palos, cimbreado de levante, de historias y
de versos del mar es una nueva ruta hernandiana que transcurre por las tierras de
Cartagena, La Unión y Cabo de Palos, inspirado en la prosa lírica, dedicada a Carmen
Conde, Ciudad de mar ligero y campo rápido que escribe el poeta de Orihuela tras su
primera visita a Cartagena. Pero en el origen de todo está Gabriel Miró y en el camino
no faltan las historias de vida de Andrés Cegarra y su hermana María, de Antonio
Oliver y de Carmen Conde.
La huella de Miguel Hernández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos es una
invitación a un viaje cultural por la ciudad que acogió desde 1933 al joven poeta
oriolano, recién estrenado su Perito en lunas, aportándole un indiscutible impulso en
sus inicios literarios. Pero también es el viaje por un intervalo de la vida de ese Miguel
Hernández que llegó y se quedó para siempre en el alma de estos parajes costeros del
sureste español. Porque los amigos que conoció aquel 2 de octubre de 1932 en
Orihuela y le invitaron a Cartagena, le fueron fieles desde el principio y mucho más allá
de su final en esta vida.