Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 15 de mayo de 2023

"Miguel Hernández en La Glorieta de Alcoy", por Julio Calvet Botella en Hoja del lunes 15-05-2023

 

Miguel Hernández en La Glorieta de Alcoy

Escultura en honor de Miguel Hernández en la glorieta de Alcoy (Fotografía de Julio Calvet).

El gran poeta Miguel Hernández Gilabert murió en el Reformatorio de Alicante, a las 5.30 horas de la mañana del día 28 de marzo de 1942. Es obvio decir que nadie debería morir en una cárcel, pudiendo hacerlo en su domicilio y, mucho menos, en la forma en que murió Miguel Hernández...

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                                      (Julio Calvet en Alcoy junto al busto de Miguel Hernández)

sábado, 13 de mayo de 2023

CARTA INÉDITA DE MIGUEL HERNÁNDEZ A RAMÓN SIJÉ


 

CARTA INÉDITA DE MIGUEL HERNÁNDEZ A RAMÓN SIJÉ

vientosdelpuebloamh

May 13

Según El experto hernandiano Jesucristo Riquelme ha dado el visto bueno a la autenticidad de una carta de Miguel Hernández a Ramón Sijé que, en condiciones de deterioro, ha aparecido en posesión de personas privadas.

La carta parece ser de abril de 1932, cuando el poeta seguía en Madrid pasando muchas penalidades por la falta de recursos y la imposibilidad de encontrar trabajo. Ya preparaba su regreso a Orihuela, aunque siempre tenía esperanza en un golpe de suerte.

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Cristina Martínez, Información 2 de mayo de 2023

En abril de 1932, apenas cuatro meses después de que Miguel Hernández (1910-1942) llegase a Madrid, las cosas no iban como él hubiera querido. Vivió primero en la pensión Morante; después cambió y hasta tuvo que dormir en casa del filósofo Augusto Pescador o de Alfredo Serna, que había estudiado Farmacia, también oriolanos.

El joven poeta no conseguía trabajo y el poco dinero que le proporcionó su madre antes de marchar y que su gran amigo Ramón Sijé (1913-1935) le iba mandando no era suficiente. Hasta aquí nada nuevo. Son datos recogidos en las numerosas investigaciones realizadas en torno al poeta oriolano y, también, en las cartas que envió a Sijé.

Un epistolario integrado por 16 misivas que acaba de sumar una más, gracias al descubrimiento realizado por Jesucristo Riquelme, que ha localizado una carta inédita dirigida al escritor y abogado, fechada el 3 de abril de 1932. El documento se encuentra muy deteriorado tras sufrir los estragos de una inundación, con partes que ya no se pueden integrar.

En ella, el autor de Elegía, obra que dedicó a su "hermano", se queja de su situación ("No puedo seguir aquí de ningún modo") y le pide ayuda para conseguir el dinero necesario con el que comprar un billete de tren de vuelta a Orihuela. Afirma estar enfermo y se disculpa por quejarse tanto. También dice que está leyendo a Dostoievski.

El experto hernandiano, autor del epistolario completo del poeta, tuvo contacto con esta carta a través de la Fundación Legado de Miguel Hernández de Jaén, que le contactó tras haber recibido la consulta de Pepa Blasco Juan, que pedía autentificar el manuscrito. "Me puse en contacto con ella y me desplacé a Valencia para ver la carta", destaca Riquelme. "Nada más verla pude ubicar el papel y la letra; no hay ninguna duda de que es auténtica".

La Fundación Legado contactó a Riquelme después de que Pepa Blasco pidiera autentificar el manuscrito

Cuenta Riquelme que Sijé (Jose Marín, en realidad) guardó cuidadosamente las cartas de Miguel y, a su muerte, pasó a ser custodiado junto a su legado primero por sus padres; después por su hermano Justino, que lo depositó en la librería Biblion, ubicada junto al río. Más tarde, su hermana, Mari Lola Marín Gutiérrez, casada con José Torres López, los trasladó a su domicilio en el Paseo de Calvo Sotelo. Y allí fue donde una inundación destrozó parte del legado.

Fue José Torres quien le entregó la carta a Federico Espuch, admirador y conocedor de la obra del poeta, en correspondencia a un favor. Y este a su amigo José Blasco Verdú, padre de la propietaria actual, que era seguidor también del oriolano.

Parte del legado

En 1972, Francisco Martínez Marín recogió este epistolario del fondo de Ramón Sijé, Yo, Miguel, pero la carta ahora descubierta no está incluida. ·El aspecto del papel y del deterioro es idéntico a otras cartas de ese legado: el tamaño, el color y la textura de papel·.

El texto está escrito con lápiz de carboncillo o grafito "con trazos inequívocos", apunta el investigador. "No obstante hay un trazo que podría hacer pensar que la grafía es diferente a la habitual". Se trata de la M de la firma. "Es una grafía redondeada y no la letra picuda o angulosa frecuente en otros autógrafos de Miguel Hernández, pero tenemos muestras fidedignas de otras cartas dirigidas a Sijé desde Madrid con ese trazo redondeado en la M".

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Descifrar la fecha fue uno de los mayores retos, ya que se encuentra prácticamente borrada y desaparecido el trozo de papel. "Sólo se leen los números del día y del mes, separados por un guion. Al principio parecía 31 y 5, pero el 14 de mayo, toma el tren para volver a Orihuela". Por otro lado, Riquelme se dio cuenta de que el aparente 1 es un pliegue del papel, igual que la raya superior del 5, que es finalmente un 4. "Es irregular, como el 4 de que usa en otras cartas".

Además, en la correspondencia enviada por el poeta oriolano a su amigo y mentor había un vacío en abril. "Durante el mes de marzo había escrito a Sijé los días 6, 17 y 22; en abril solo teníamos constancia de una carta, el día 15, por lo que esta llena ese hueco".

Fragmentos del texto

"[Querido] hermano: Supongo recibirías el lunes (al mis[mo ti]empo que yo una tarjeta tuya) mi carta. ¿No has [pod]ido lograr que te diera los diez duros el señor Alcalde? No te molestes más en ir a ver a ese buen señor".


"[Si pue]des, pide a quien los dé con gusto los duros que nece[sito o] un billete hasta Orihuela... No te extrañe, herma[no: no p]uedo seguir aquí de ningún modo... No te [puedo contar] lo lamentable de mi situación".


"[ ] además, estoy enfermo, toso...".


"Tal vez son estas las [últim]as penas que te escriba; ya son bastantes para junt[tar] a las tuyas".

 

Obra dramática: «MIGUEL HERNÁNDEZ QUE ESTÁS EN LOS CIELOS»

 

«MIGUEL HERNÁNDEZ QUE ESTÁS EN LOS CIELOS»

vientosdelpuebloamh

May 13

Acaba de estrenarse, por "Pabellón Número 6" de Bilbao", la obra Miguel Hernández que estás en los cielos, de Unai Izquierdo. Dirigida por Gorka Martín y protagonizada por Irene Bau, Alfonso Díez y Yeray Vázquez, la obra presenta a Miguel Hernández en relación con una variedad de personas con las que mantuvo amistad.

Esta asociación de creadores ha decidido escoger al poeta universal para hacer este repaso sobre su vida, tanto desde la perspectiva de su excepcional capacidad creativa como desde la perspectiva de la desgracia que enraizó en los días el poeta por su gran compromiso con el humanismo universal.

viernes, 12 de mayo de 2023

Llanto por Miguel Hernández. Tres poemas del poeta Ramón Palmeral

 

                             (Retrato vidriera de Miguel Hernández, por el pintor Palmeral 2002)


                 1.-   Lágrimas por Miguel Hernández


                                 I
Hoy visito tu tumba en el alicantino cementerio,
heladas piedras recuerdan que aquí yace tú cuerpo,
segué los cardos silvestre, los matojos secos y
               los jazmines negros
           tomé tus manos frías y las puse en mi pecho
          y supe que no estabas muerto.

¡Qué tiempos aquellos del 31, de Orihuela partiendo
a Madrid en tren viejos!, dejaste
a tu compañero del alma Ramón Sijé.
Conoces a otros nuevos amigos:
a Pablo Neruda,  Aleixandre, a Federico,
a Alberti y a los gongorinos del 27.
De Madrid a la guerra y en Huelva preso.

Aguardaste Miguel, con inútil ansiedad la libertad,
y mientras esperaba en las cárceles oscuras
jugabas con su lápiz de bambú
y su cuadernito nuevo,
     cartas a Josefina y a tu hijo pequeño
     patios y pasillos de juramento
     letrinas sucias y pestilentes,
     lóbregas enfermerías
     y amigos con sus lamentos,
     no te pudieron cerrar los ojos,
     un día de frío invierno.  

       
                               II
Que sola se quedó la luna
sin su perito-arquitecto
agrimensor de higueras
cabrero de firmamentos.
Un rayo se volvió loco y no cesaba de gritar
Un rayo  partió la luna.
                       Un rayo partió sus cuernos.
Un rayo de desconsuelo.
Un rayo loco no cesa de llorar.
Un rayo de luna nueva.
Un rayo de luna tuerta.
                       Un rayo de luna afligida
                       Un rayo de luna herida.
                       Un rayo de luna muerta.
Qué triste se quedó la luna
tras Miguel se fue gimiendo
lloraba de desconsuelo
con los angelitos del cielo.
Se murió la luna de pena,
triste y menguando lento
camino de un corral que el Orihuela
                                      le abrieron.

                                 III
¡Qué desmedida amargura!
           el Segura se quedó seco
¡Qué inmenso desconsuelo!
            sin riveras de verdes versos
¡Qué dilatada aflicción!
          piedras amarradas al suelo
¡Qué vigoroso sufrimiento!
           máquina de hilar sueños
¡Qué intensa repugnancia!
         esclavos de la tierra sin aliento        
¡Qué aumentada tristeza!
          forja caliente de sentimientos
¡Qué descomunal requemor!
       y santo Domingo se quedó huérfano.

            

                       IV
Hoy visito tu tumba en el alicantino cementerio
heladas piedras recuerdan que aquí yace tu cuerpo
segué la hierbas amargas y recé un padrenuestro,
qué pena más grande tengo,
qué pena más triste en el alma llevo,
ríos de lágrimas derramo por ti y un lamento
qué dolor tan intenso, qué sufrimiento....

                        Alicante, 30 de Octubre 2003






         2.-  Al alba murió Miguel Hernández

Al alba murió Miguel Hernández.
A las cinco y media al alba.
Eran las cinco y media en punto al alba.
Un guardián trajo la blanca sábana,
cubrieron su cuerpo y su cara, pero no le pudieron,
a la cinco y media al alba, cerrar las gemas de sus ojos,
sus ojos de violetas encendidas, sus marrones ojos,
azules soles llenos de Miguel.
A las cinco y media al alba.
Un río rompió sus amarras.
Un mar se desbordó de llanto.
Un alma subió como un rayo.
Un cuchillo salió volando.
Un perito en lunas sembró su llanto.
Un hombre entero echó a correr.
A las cinco y media al alba.
¿Qué nos queda de aquel Miguel que como un
poeta soñador partió en el 31 para Madrid?
¿Qué nos queda de su auto sacramental,
de su teatro de guerra o de su cancionero de ausencias?
¿Qué nos queda de sus camaradas en las trincheras
en Madrid, en Andalucía, en Extremadura o en Teruel?
¿Qué fue del niño yuntero…?
¿Qué ha sido de aquellos aceituneros altivos?
¿Qué ha sido de los dramaturgos combativos?
¿Qué ha sido de nosotros, pobres poetas, sin ti...?
A las cinco y media al alba...,
la luna se quedó huérfana en el Reformatorio de Adultos de Alicante
y sola se fue llorando tras dos caballos de muerte.
Y no le pudieron cerrar los ojos..., no, no se los pudieron cerrar.
Llenos estaban de libertad, de un vacío de lágrima
ya sin fuego, ya sin el hogar, hartos de martillar en la vida.
A las cinco y media al alba. A las cinco y media en punto.

(Recitado el día 28 de marzo de 2007 en la Sede de la Universidad de Alicante,
y en el Patronato Municipal de Cultura de Alicante el 11 de junio Poetas del Mundo)





   3.- Quiero empuñar el alma cuando canto

                       A Miguel Hernández en el I Centenario de su nacimiento

 Miguel,  siento tus poemas de lucha,
de compromiso, los comparo con los míos
y siento amarga vergüenza
 ¿cómo digo yo que soy poeta?
 ¿cómo digo yo que escribo versos?
Quiero como tú empuñar el alma cuando canto,
Traspasar las fronteras del más allá,
 alcanzar la  emoción vital a través de las palabras.

Versos como armas de lucha, como  fusiles de palabras,
ser vocero de la injusticia, auriga de las libertades,
fustigador del opresor, reivindicador de los jornaleros
 del proletario sometidos al sueldo de la esclavitud.

De ti he aprendido: el poeta no solo es testigo de sí mismo,
sino secretario de su tiempo.
De ti he aprendido: el poeta es viento del pueblo.

España sufre una herida que no se cierra.
Ayudar a España supone ayudarnos a nosotros mismos.
Nos fustigan con ruina los poderosos y
su largo látigo invisible se hace sentir en nuestras espaldas.
Confiábamos en los que prometieron defender
siempre nuestros derechos
ahora, ya, en estos tiempos delincuentes
 han vendido al único hijo que tenían: la razón.

Tu Viento del pueblo releo con los dientes
esa cántico salomónico de la verdad
a la espalda de  los milicianos
en mochilas llenas de disparos
llenos de balas sin esperanzas, fuego cruzado entre hermanos
almas  heridas en la misma sangre.

Ahora, cuando la crisis canta sobre los más débiles,
los tiburones con sus guadañas de aletas torpedean
la esperanza, la fe en el trabajo, pero aquí tenéis mi
 sangre de pensionistas, para que os enceléis en la herida.

Se perdieron mis sueños, ¡he perdido mis sueños!
¿adónde están mis sueños?
¿Quién me ha robado mis sueños?
¿Quién trae la sombra sobre mis hijos?
ilusiones
mundos sin guerras
de nada sirvió tu muerte
desilusión
mejor amar la locura

Camino en la oscuridad sin olvidar mi honda pena
soñé en un mundo más social y solidarios,
perdí mi sueño, me queda la memoria amarga
de confusiones y largos elipsis de los poetas.

Yo, como tú, oriolano universal,
quiero empuñar el alma cuando canto.
¿Y qué consigo, solo arena, lágrimas, esperanzas marchitas?
Quiero y no puedo, no tengo sueños.
Quizás me falte valor, quizás solo soy…
eso… una raya trazada por el ala de un pájaro al rozar
la superficie plana por un estanque.

La nada…
el fondo de un vaso
gaviota herida por el anzuelo
azul
tardes con crepúsculos
azucenas rojas
y cuerpos, lamentable cuerpo nada más.

Llega la luna creciente de los poetas de guerra,
el ruiseñor canta sobre los fusiles
las palabras se vuelvan agudas hoces
de afiladas botellas rotas.

Una vez más la bota de Napoleón, de Mussoline
han vuelto a pisar nuestra España de trigales verdes,
de sudor y de jornaleros altivos, de aceituneros,
soleados páramos de hoces, martillos y horcas.

Nuestro enemigo son los tiburones o inversores mundiales.
Unos enemigos ocultos tras los escudos de los ordenadores.
Nos han invadido los griegos y troyanos con sus virus.
Sus diminutas armas nos ha lacerado.
A merced vivimos de una puñalada diaria.


                            Alicante, junio de 2010