Transcripción de la cara manuscrita
Sra. Josefina Manresa:
El Sr.
José Luis Cano me ha proporcionado su dirección.
El motivo
de estas letras es el siguiente: me facilitaron unos poemas de su esposo, que
en paz descanse, para su publicación en el estudio que los estudiantes de
Filosofía hacemos al termina la carrera. Pero como yo –si no tengo tropiezos-
la acabaré en junio próximo y dándose la circunstancia de que en este año se
cumplen los veinticinco de la lamentable muerte de su esposo, me he decidido a
darlas a conocer para contribuir a algún modo a su recuerdo en este año. Pero para
poder hacerlo me dirijo a usted solicitando su autorización y en caso de que
usted me conteste afirmativamente, los remitiría con un estudio introductorio a
la revista “Insula”.
Si recibió
su aprobación, me pondré a la tarea inmediatamente con objeto de que aparezcan
en Octubre, o mediados de Noviembre.
Le doy las
gracias por la atención prestada de leer esta carta de un admirador del poeta.
Atte.
Firmado.- José María Balcells
Dirección Barcelona
NOTA.
(La presenta carta se ha publica con autorización del autor de la carta: José María Balcells. De interés para los estudiosos hernandianos)
Por lo que se desprende de la correspondencia Carlos Fenoll le mandó lo originales a Josefina.
Josefina no quería que se publicaran inéditos de Miguel Hernández porque se qauedaba sin valor en las editoriales que quisieran publicar y abonar los derchos de autor correspondientes.
.........................................................................Transcripción de la carta.............................
Sra. Josefina Manresa:
Recibí
su carta. Pero para responderle sobre quién me había facilitado los poemas de
su difunto esposo y para enviarle una copia de ellos, me personé en el
domicilio del Sr. Carlos Fenoll --que me había autorizado a escribirle a
usted-- para darle conocimiento de la carta que me remitió a mí.
El
Sr. Fenoll hace tiempo dejó leer esos poemas a un señor que me parece se llama
Fernández Nieto (o Prieto). No recuerda si los copió. Únicamente un servidor
--ha transcurrido más de un año-- pudo copiarlos después. Si recuerda mi carta,
sabrá que yo quería publicarlos con motivo del veinticinco aniversario de la
muerte de su difunto esposo.
El
objeto de estas letras no es importunarla. Es para que se cerciore de que los
poemas a que yo me refería son los mismos sonetos que el Sr. Fenoll le mandará.
Pero me extenderé más: es mi deber informarla que este señor los retuvo en su
poder tantos años porque creía que "no añadían nada a la gloria de Miguel"
(al menos, esas son sus palabras). Conversando conmigo, sin embargo, llegábamos
a la conclusión de que siendo verdad lo que él afirmaba, eran sonetos que
permitían un mayor conocimiento de su obra.
El
Sr. Fenoll obró con la mejor intención --yo le aseguro que no le pasó por la
cabeza mermar los intereses de usted ni de su hijo, así como tampoco los enseñó
al primero que pasa por la calle. Es decir: yo conocía a este señor hace más
tiempo del que es normal para que uno sea un desconocido--. Él sabía que un servidor
había dado una conferencia sobre el poeta en abril del año pasado, en
Barcelona, como también sabía que la memoria de su esposo me había llevado a mí
--y yo el que menos-- a recibir porrazos no por inéditos sino por publicados.
Por último, yo le indiqué mi deseo de hacer mi tesis de licenciatura y doctoral
sobre Miguel Hernández, cosa que emprendo sin más interés que el deseo de
adentrarme en la poesía de su esposo.
Opino
que ha sucedido un malentendido. El Sr. Fenoll es más idealista que el Sr. que
le ha notificado la causa de todo esto, persona tal vez más legal, o no. La
prueba es que le envía esos poemas por Miguel, persona a quien no conocía el
Sr. que malinterpretó al Sr. Carlos.
Ruego
disculpe que me haya extendido tanto. No era mi intención cansarla. Espero que
algún día volvamos a tratarnos por medio de Miguel Hernández.
Atte.
José-María
Balcells Doménech
..........................................
BREVES APUNTES CONTEXTUALES SOBRE
DOS CARTAS MÍAS DE 1967 A JOSEFINA MANRESA
Tengo previsto escribir en algún momento acerca
de los recuerdos que guardo de Josefina Manresa, y que pertenecen tanto a los
encuentros que con ella mantuve, como a mi intercambio epistolar con la esposa
de Miguel Hernández. En esta ocasión tan sólo redactaré unas pocas líneas
contextualizando muy brevemente las dos cartas que le remití en 1967, y que me
ha facilitado la diligencia de Ramón Palmeral, ejemplo de hernandistas por su
entusiasmo hernandiano y su cada día más copiosa erudición sobre el poeta de
Orihuela.
Respecto
a la carta primera, recuerdo que después de varios meses frecuentando, desde
comienzos del otoño de 1966, el domicilio barcelonés de Carlos Fenoll, un día
me mostró un manojo de sonetos inéditos de Miguel Hernández, entiendo que a
vueltas de la amistad que ambos habíamos establecido. Decía que darlos a
conocer no iba a añadir nada esencial para el conocimiento del poeta, lo que resultaba
bien cierto, con independencia de que de Miguel Hernández nos han de interesar,
como aconsejaba José María de Cossío, hasta los rasgos más mínimos de su
escritura.
Como
sea que por entonces tenía previsto hacer una tesina de Licenciatura para culminar
mis estudios de Filosofía y Letras, en la especialidad de Románicas, en la
Universidad de Barcelona, le dije a Carlos Fenoll que el aludido trabajo de fin
de carrera podía consistir en el estudio exhaustivo de esos poemas inéditos que
me había mostrado. Y entonces me facilitó copia de ellos con ese destino. Al
comentarle al catedrático José Manuel Blecua mi proyecto de tesina me remarcó que
me asegurase de que tales composiciones eran inéditas, porque, caso de serlo,
además de ser objeto de mi estudio, sería bueno que se diesen a conocer.
Una
vez le confirmé el carácter de inéditos de esos materiales, me sugirió que de
su parte escribiese a José Luis Cano para ver si se podían publicar tales
textos en la revista Ínsula, lo que
hice tras haber informado de esta gestión a Carlos Fenoll, que la aprobó, argumentándole
por mi parte que, de publicarse mi artículo, daría cuenta en él de quién, cómo
y por qué me fueron facilitados los poemas. Sería también una manera de
contribuir al 75 aniversario de la muerte del poeta. Ese es el contexto que
justifica mi carta primera a Josefina Manresa, a la que solicité el
correspondiente permiso de publicación, para lo cual José Luis Cano tuvo a bien
facilitarme su dirección en Elche.
En la segunda de las cartas me
parece que queda claro que trato de defender la honorabilid de quien fue
persona tan noble como transparente, Carlos Fenoll. Me pareció obligado hacerlo
a causa de las malinterpretaciones que, por influencia de comentarios no por
bien intencionados menos torticeros de alguien a quien le había participado mi
proyecto de tesina acordado con él, ella estaba tentada a hacer de la conducta
fenolliana. Un motivo de mucho peso que me llevaría a escribir a Josefina
Manresa esa segunda carta es lo apenado que me quedé cuando visité a Carlos
Fenoll varios días después de haber recibido él carta de la viuda del poeta. Lo
encontré desencajado por la desazonadora congoja que le ocasionó la situación,
la cual alivió remitiendo a Josefina copia de los aludidos poemas.
Lo
hizo en una carta con jugosísimas noticias circunstanciales y extrínsecas sobre
los mismos, noticias desconocidas por los biográfos y expertos más
cualificados, y que acreditaban que esos poemas los tenía porque Miguel
Hernández no solo se los había dado para su sucesiva publicación en Silbo, sino que de sus palabras en la
carta a Josefina cabría incluso deducir que incluso se los había “donado”, al
margen de que obviamente no formalizase su donación por escrito.
Mi
propósito, avalado por la generosidad de Carlos Fenoll, de estudiar por vez
primera aquellos poemas inéditos en uno de mis más lejanos trabajos de
investigación no pudo llevarse a cabo. Hube de cambiar de asunto, pero de
ningún modo quise cambiar de autor, no solo porque admiraba la vida y la obra
del poeta, sino porque de este modo quedaría complacida también la ferviente
admiración que, cada vez que hablábamos de él, se translucía en las palabras y
en la mirada de Carlos Fenoll. Realicé entonces una tesina acerca de la técnica
de las correlaciones en la poesía hernandiana, y la resumí en el trabajo que,
con el título de “Estructuras correlativas de Miguel Hernández”, apareció en el
libro de estudios hernandianos Miguel
Hernández, publicado por la editorial Taurus en 1975 y coordinado por una
de las hernandianas más entrañables, María de Gracia Ifach.
José
María Balcells
Boca Raton, Florida,
15 de marzo de 2017