("Viento del pueblo me lleva...", óleo de Palmeral, 2010)
Introducción
Miguel Hernández
representa la perfecta simbiosis entre su vida y su obra, lo cual nos muestra
un camino fácil para seguir su trayectoria poética, si conocemos los avatares
de su vida y trágico destino. Su poesía se va modificando al ritmo de las
circunstancias de su vida, a la que hay que sumar las influencias de sus amigos
poetas, de sus actividades como miliciano y delegado cultural en la propaganda
del bando republicano, en tiempos en que era necesaria una “poesía urgente” o
“poesía de guerra” o combativa o del compromiso, nuevos romances convertidos en
poesía épica y de lucha. Fue llamado poeta del pueblo y de la revolución.
La presente edición es
un análisis subjetivo de Viento del
pueblo, un análisis de su simbología y significado; no pretende ser un
trabajo filológico, sino un pretexto para ilustrarlo con veintiséis dibujos a rotring de “Palmeral”, (seudónimo de
Ramón Fernández), con la pretensión de que el lector obtenga una rápida
comprensión de los poemas, a modo de viñetas que siempre son didácticas, en un
estilo calidoscópico que condensan varias ideas o metáforas. Las cuales serán
descritas al comentar cada poema. He
prescindido de anotar la bibliografía consultada al final. He procurado
integrarla en los textos. Muchos han sido los artistas que han realizado
ilustraciones de este libro como Miguel Prieto y Miguel Abad Miró; sin embargo,
creo que es el primero donde se ilustran todos los poemas. Se echa en falta un
estudio serio iconográfico hernandiano. Aquí queda el reto.
Siempre es difícil y
arriesgado ilustrar una metáfora, y aún más en un libro de poemas cuyos
conceptos abstractos son mensajes de lucha, victoria y libertad, y sobre todo
en un libro emblemático de guerra como es Viento
del pueblo; sin embargo, he arriesgado tras la experiencia de mis tres
libros anteriores: Perito en lunas, El
rayo que no cesa y El hombre acecha. De
no haber sido por este I centenario es seguro que no me hubiera puesto a la
batalla de dibujar, luchar con los poemas hasta sacarles el jugo de sus
quimeras y fantasías, que a la vez muy bien pueden ser las mías. Las
ilustraciones, por pertenecer al mundo visual,
nos permiten percibir el ritmo de las líneas, masas, valores cromáticos
y texturas, que amplían el campo de las emociones y de las sensaciones. Lo
visual constituye una gramática de datos, que como el lenguaje, ayudan a
comprender mensajes de sutileza inaccesibles o acercarnos a las regiones más
comunes de la expresión poética. Toda imagen es una explosión de comunicación.
Viento del pueblo es la obra emblemática de Miguel, su obra más
conocida, leída y recitada en el periodo de guerra, es un canto a la esperanza
de la victoria del Ejército Republicano. Publicado por Socorro Rojo
Internacional en Valencia (donde se encontraba el gobierno de la República) en
Litografía Durá, en septiembre de 1937 (no consta el día final de impresión),
según reza en el colofón. El significado de viento no queda del todo evidente,
a pesar de los esfuerzos de Miguel por explicarlo en el prólogo a Vicente
Aleixandre ”Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplados a
través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimiento hacia cumbres más
hermosas”.
En el poema “INVIERNO-puro
(diciembre)”, Miguel nos aproxima al significado metafórico de “viento”, cuando leemos en la octava estrofa: Me da el viento, Señor, me da una gana/ el
viento de volar, de hacerme ave/ de lo más viva, de lo más lejana… Es
evidente que el viento ayuda a mantener el vuelo a las rapaces, que volaban en
el torbellino de La Muela, donde está la cruz, es evidente que el viento es
libertad, por ello Viento del pueblo
significa libertad del pueblo o para el pueblo. Veintisiete veces nombra el
poeta la palabra pueblo. Diez veces yugo. Lo que evidencia el sentido de
ansiada libertad.
Durante la guerra civil este libro de “poesía
de trincheras” fue uno de los más conocidos; en cambio, durante la posguerra,
este libro fue proscrito, perseguido y olvidado, no sólo por el contenido de
los poemas sino por las fotografías que denuncian una España agrícola y
mísera. El nuevo régimen franquista no
quería enseñar al mundo la pobreza de una España atrasada y fiel a la
propaganda comunista. Este fue uno de los libros a los que el régimen franquista
le tenía verdadero pánico su publicación.
Pero como algunos amigos ocultaron ejemplares ante los registros de la
nueva Inquisición, así como los exiliados se llevaron ejemplares con ellos, se
salvó de su destrucción, tal y como ya había ocurrido con El hombre acecha, en Valencia en 1939. La verdad es persistente y
terca y siempre, como el mar, saca a flote los cadáveres, unas veces para
descubrir a los autores del crimen y otras veces para denunciar la verdad de un
tiempo y una época.
Viento del pueblo y El hombre
acecha forman un corpus poético,
son la columna vertebral de su producción épico-bélica; ambas composiciones
están separados por un año, escritas en el contexto de la guerra civil
española. A estos poemas publicados habría que añadirle los trece poemas de
este periodo no publicados en libros que anota Juan Cano Ballesta en su estudio
de Viento del pueblo Cátedra, nº
308, 1989, como “Otros poemas del ciclo
de “Viento del pueblo”, páginas 133-171. Aunque se podría incluir alguno más.
Son poemas críticos,
combativos, nacidos en medio del fuego en las trincheras codo a codo con los
milicianos. Miguel recibió algunas críticas contrarias de poetas amigos, como veremos más adelante. Ante el contenido
de Viento del pueblo nadie queda
impasible, nadie puede quedar ajeno a una realidad de explotadores, cenizas,
bombas y fuegos. Con sus dos libros Hernández se convertirá en el primer poeta
de nuestra guerra civil. Ya le dijo Hernández a Nicolás Guillén en Valencia en
julio de 1937, “la base de mi poesía revolucionaria es la guerra”.
A diferencia de otras
opiniones, entiendo que el tiempo de composición de los poemas se inicia el 24
de septiembre del 36, recién incorporado al 5º Regimiento en Zapadores, hasta
el 20 julio de 1937, cuando publica “Euskadi”.
En este mes entrega los originales en Socorro Rojo Internacional de Valencia
para su publicación.
No es Viento del pueblo uno de sus poemarios
más estudiados por los críticos actuales, según he buscado en distintas
ponencias en los congresos dedicados al poeta, en revistas o
monográficas. Por el contrario, es
quizás El rayo que no cesa, su obra más estudiada por catedráticos,
filólogos y profesores. No por ello, y
en contra de diversas opiniones de autoridad, Viento del Pueblo y El hombre
acecha, son obras con más identidad
hernandiana, es decir, con mensaje directo para el pueblo Uno de los pioneros en estudiar en
profundidad Viento del Pueblo es Juan
Cano Ballesta, (Cátedra, 1989, nº 308) y de aquí parten los estudios sucesivos.
Eutimio Martín acaba de publicar una biografía donde profundiza en Viento del pueblo, capitulo XXI. (El oficio de poeta, Aguilar 2010,
páginas 455-479). Manuel Parra también analiza Viento del pueblo, en el capítulo “Sangrando por trinchera y
hospitales”. (Miguel Hernández: una nueva visión, Nostrum, Madrid, 2010, págs.
54-62)
Los poemas no vienen
numerados en el original; me he permitido la licencia de numerarlos con objeto
de facilitar su estudio y ubicar las ilustraciones para esta edición
conmemorativa, que firmo como “Palmeral”, seudónimo que uso como pintor y
dibujante.
El autor
Alicante, mayo 2010