Los ocho del 27: la generación en el exilio que conectó Alfons Roig
            
 Última foto de Alfons Roig con vida.
Visita anual de Alfons Roig a la tumba de Miguel Hernández.
(Cortesía de Julián Marrades).
VALÈNCIA.
 “En los años más oscuros, de mayor espesa prohibición, tú limpiaste 
nuestra figura y la de la España condenada”. Con estas palabras, la 
filósofa María Zambrano, exiliada por aquel entonces en Roma, agradecía el puente generado por el sacerdote y profesor valenciano Alfons Roig,
 un puente que en un extremo tuvo el perdón en nombre de la iglesia 
española hacia los republicanos y en el otro la ermita de Llutxent, un 
espacio en el acogió a distintos creadores perseguidos durante la 
dictadura. “Si se encuentra mal ahí venga acá, partiremos el pan”, 
decía. Frente a la visión global, la riqueza de la experiencia personal.
 Este es el punto de partida de Alfons Roig i la generació del 27,
 la exposición con la que el Museu Valencià de la Il·lustració i la 
Modernitat (MuVIM) quiere reivindicar la figura del inusual religioso, 
que, entre otras cosas, era un amante del arte abstracto en una València
 que todavía lo miraba de reojo. En el año en el que se conmemoran 30 
años de la muerte de Roig y 90 de la bautizada como generación del 27, 
el museo abre una muestra documental que viene con subtítulo: República,
 exilio y amistad.
Con este proyecto el director del MuVIM, Rafa Company, da por cerrado un ciclo que inició con la aplaudida Modernitat Republicana,
 aunque lo hace con un tono bien distinto. Por una parte, más cercano, 
centrado en las filias personales, el cúmulo de relaciones que reposadas
 con el tiempo se pueden analizar como un todo; por otro, una exposición
 que frente al “show” se basa en archivos y documentos, una selección 
comisariada por la investigadora Rosa Mascarell Dauder,
 quien fuera secretaria y documentalista de María Zambrano en sus 
últimos años de vida. "Los hemos recuperado y los estamos recuperando. 
Siguen siendo válidos", expresaba la investigadora durante la 
presentación. Una treintena de cartas inéditas, tarjetas, escritos y 
diarios íntimos que muestran las relaciones con Roig componen la 
exposición, así como medio centenar de libros clave en la historia del 
arte y la literatura del momento, fotografías y una reproducción de los 
23 ejemplares de la revista republicana Hora de España.

Mediante este material, la muestra quiere reconstruir la trama inextricable que mantuvo unió a Juan Gil-Albert, María Zambrano, Miguel Hernández, Emilio Prados, Vicente Aleixandra, José Bergamín, José Luis Cano y el propio Roig.
 Este mapa de relaciones, viajes, correspondencia y diarios personales 
desvela las conexiones entre los escritores republicanos en plena 
dictadura franquista con el religioso, una figura irrenunciable para 
conectar a creadores en el exilio. Se halla la primera edición del Antígona,
 de María Zambrano, también dedicada; así como las cartas de Josefina 
Manresa -viuda de Hernández- dándole las gracias a Alfons Roig por su 
preocupación y su concienzudo y sentido interés por la familia, así como
 por la necesidad del restablecimiento de la figura de Miguel Hernández 
en toda su grandeza, algunos ejemplos para entender en qué medida Roig 
fue aliento del grupo.
Si bien, la 
mencionada carta en la que pide perdón a la malagueña por la posición de
 la iglesia durante el periodo es clave en el discurso, una actitud 
basada en la reconciliación y que generó una grieta en el sistema capaz 
de mantener las brasas calientes. Roig daba consuelo, apoyo y amistad a 
estos escritores, que le devolvían los mismos sentimientos en forma de 
interesantísimas y reveladoras cartas. Además, el profesor iba 
informándoles sobre la situación en España, mientras que estos 
describían su vida en el exilio, y ayudaban también a Roig a ponerse en 
contacto con otros exiliados, o con figuras del mundo del arte, como por
 ejemplo Picasso. En una de las cartas de María Zambrano, esta le 
facilita una serie de nombras a través de los cuales tratará de ponerle 
en contacto con el pintor.
Una colección de 6.600 cartas
La
 biblioteca de Alfons Roig, junto a su colección pictórica, fue donada a
 la Diputación de Valencia en 1985. Está formada por más de 6.000 
monografías y 180 títulos de revistas de áreas del conocimiento y 
temáticas muy variadas como filosofía, estética, arte, liturgia y 
teología, novela, ensayo, poesía, pero sobre todo arte contemporáneo, la
 gran pasión de Alfons Roig. Entre el material vinculado al ámbito 
artístico, cabe destacar un importante número de impresos efímeros 
relacionados con el mundo cultural y artístico, desde los años cincuenta
 hasta los ochenta del siglo XX (folletos y trípticos de exposiciones, 
programas de actividades culturales, invitaciones a actas, etc.) de gran
 valor documental. Algunos de ellos también recogidos en la muestra.
El
 Archivo personal de Alfons Roig está formado por documentación privada,
 laboral y profesional, además de textos y notas manuscritas que 
realizaba para preparar clases, sermones, artículos, etc. Hay que 
destacar la extensa correspondencia, más de 6.600 cartas, que mantuvo 
con más de 1.000 personas diferentes, entre las cuales hay diferentes 
artistas e intelectuales españoles y europeos. Como viene siendo 
habitual en esta y la pasada temporada expositiva, el MuVIM plantea Alfons Roig i la Generació del 27
 como una exposición itinerante, siendo Gandia la primera parada 
programada, donde llegará el 17 de noviembre. De igual forma, a la 
muestra le acompañarán unas jornadas, que tendrán lugar los días 27 y 28
 de octubre en el MuVIM y en Llutxent respectivamente, y que reunirán a 
diversos especialistas y amantes de la generación del 27 en torno a la 
figura de Roig.