Tomás Navarro Tomás
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Tomás Navarro Tomás (La Roda, Albacete, España, 2 de abril de 1884 - Northampton, Massachusetts, EE. UU., 16 de septiembre de 1979) fue un filólogo, bibliotecario, ensayista y lingüista español. Académico y director de la Biblioteca Nacional de España, investigador en la JAE y científico de ideología republicana, se exilió en 1939, recalando en Estados Unidos, donde fue cofundador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.1
Discípulo de Ramón Menéndez Pidal y de Miguel Asín Palacios,23 se doctoró en Madrid en 1908 y entró en el Cuerpo Facultativo de Bibliotecarios y Archiveros.1 Comenzó su tarea de investigación lingüística como editor de textos clásicos, como Las moradas de Teresa de Jesús y la obra poética de Garcilaso de la Vega, publicados primero en la colección La Lectura y luego Clásicos Castellanos de la editorial Espasa-Calpe. Entre 1912 y 1913 fue becado por la Junta para Ampliación de Estudios para estudiar fonética y dialectología en universidades francesas, alemanas y suizas.4 Al su regreso comenzó a colaborar con Menéndez Pidal en la fundación de la Revista de Filología Española y fue elegido para dirigir el laboratorio de fonética del Centro de Estudios Históricos,5 asociado a la JAE. En este campo se le debe la introducción en España de los métodos de investigación de esta rama de la Lingüística y su Manual de pronunciación española de 1918.
Tomás Navarro Tomás | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 12 de abril de 1884 La Roda, España | |
Fallecimiento | 16 de septiembre de 1979 (95 años) Northampton, Estados Unidos | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Lingüista, escritor, profesor universitario y romanista | |
Cargos ocupados |
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Empleador | ||
Estudiantes | Rafael Lapesa Melgar | |
Miembro de | ||
Índice
Biografía
Como director del laboratorio de fonética experimental del Centro de Estudios Históricos (CEH), tuvo entre sus estudiantes a María Josefa Canellada y Alonso Zamora Vicente, ambos dialectólogos y que acabarían uniéndose también en matrimonio. Desde ese cargo, impulsó y coordinó los trabajos de investigación para la construcción del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI),67 en cuyo equipo se encontraban Aurelio Espinosa (hijo), Lorenzo Rodríguez-Castellano, Manuel Sanchis Guarner, Francesc de Borja Moll, Aníbal Otero, además de los portugueses Rodrigo de Sá Nogueira, Armando Nobre de Gusmão y Luís Lindley Cintra.a
Con el musicólogo Eduardo Martínez Torner, y dentro de la tarea de recolección de la música tradicional española, compiló entre 1931 y 1933 el llamado Archivo de la Palabra, donde quedaron grabadas las voces de destacados personajes públicos de todas las esferas (grabaciones que fueron conservadas, y tras el paréntesis del franquismo editadas por la recuperada Residencia de Estudiantes).8
Ingresó en la Academia de la Lengua Española el 19 de mayo de 1935, para ocupar el sillón "n" minúscula, con un discurso sobre El acento castellano.b9 Fue director de la Biblioteca Nacional de España entre 1936 y 1939, y se le considera uno de los principales responsables de salvar gran parte del tesoro bibliográfico español del bombardeo de Madrid, durante el largo asedio a que el bando sublevado sometió a la capital de España. En 1937 tomó parte activa en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Es el autor del prólogo de Viento del pueblo de Miguel Hernández, Valencia septiembre 1937.
Exilio
En enero de 1939 abandonó España con otros intelectuales republicanos, entre ellos Antonio Machado, hacia Francia. Perdida la causa republicana, tras la Guerra Civil Española se exilió con su familia en Estados Unidos, donde ocupó la cátedra de Filología hispánica en la Universidad Columbia (Nueva York) hasta su jubilación (1939 y 1952).3 En los años cuarenta su nombre fue tachado de algunos de sus libros por la censura franquista.[cita requerida]En el exilio americano continuó desarrollando su trabajo de investigación. Así, en 1944 publicó el Manual de entonación española y en 1946 los Estudios de fonología española. En 1951 devolvió a España los materiales recogidos para el Atlas, que había llevado al exilio para salvaguardarlos. En 1962 apareció en Madrid el primer tomo del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica.
Escribió también Métrica española. Reseña histórica y descriptiva (1956), un estudio ya clásico sobre versificación. Un epítome de este trabajo apareció dos años después con el título Arte del verso (1959).
Murió en el exilio a los 95 años.101
Distinciones académicas
Miembro fundador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, fue asimismo miembro de la Hispanic Society de Nueva York, de la «American Academy of Arts and Sciences» y del «Hispanic Institute in the United States»; miembro honorario de la «American Association of Teachers of Spanish», y presidente honorario de la Sociedad Nacional Honoraria Hispánica Sigma Delta Pi, de California. De la selección de otras distinciones puede anotarse doctor honoris causa por el Middlebury College de Vermont, en 1940.9Reconocimientos
En 2008 se le dio su nombre a la Biblioteca Tomás Navarro Tomás,11 declarada Bien de Interés Cultural y perteneciente al Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. También ha dado nombre a algunos centros e instituciones de enseñanza.12Selección de obras
Además de su cualificada edición de la obra de Garcilaso de la Vega y su estudio de Las moradas de Santa Teresa,5 se han valorado en especial manuales y estudios monográficos como- Manual de Pronunciación Española, 1918
- Estudios de Fonología Española, 1946
- Manual de Entonación Española, 1948
- El Español de Puerto Rico, 1948
- Métrica Española, 1956 (y Métrica española: reseña histórica y descriptiva, 1966)
- Documentos lingüísticos del Alto Aragón, 1957
- Arte del Verso, 1959
- Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, 1962.c13
- La voz y la entonación en los personajes literarios, 1976.3
Prólogo (en cursiva) a "Viento de puebl" de Miguel Hernández. 1939, Imprenta Durá Valencia
Miguel
Hernández, nacido en Orihuela (Alicante), tiene veinticinco años. Es hijo de
unos humildes pastores de cabras. Desde niño ha trabajado en el cuidado del
ganado y en el cultivo de 1a tierra. Aprendió las primeras letras en una
escuela de Orihuela. Pasaron primeramente por sus manos algunas de las
mediocres novelas por entregas que las editoriales de este género de literatura
sembraban por los pueblos. En un círculo obrero de su ciudad natal encontró
libros de nuestros autores clásicos. Un amigo, estudiante, le proporcionó obras
de Antonio Machado, de Juan Ramón Jiménez y de otros poetas contemporáneos.
Publicó sus primeras
poesías en un periódico local. En 1932 dió (sic) conocer en un librito unas
octavas reales nacidas bajo la fascinación del POLIFEMO, de Góngora [42 octavas
de Perito en lunas]. Cruz y Raya le publicó en 1934 un auto sacramental. En
1936 ha reunido una serie de sonetos en un nuevo librito titulado «E1 rayo que
no cesa». Tiene, además, una obra de teatro inédita, «E1 labrador de más aire»,
drama manchego, en verso, en que, bajo la forma clásica, presenta un trozo de
vida popular, campesina, con sus luchas y afanes modernos.
Al estallar 1a guerra, Miguel Hernández se
inscribió en el 5º Regimiento. Primeramente trabajó en la construcción de
fortificaciones. Después, destinado a Infantería, ha luchado como miliciano en
la brigada del « Campesino». Sus últimas composiciones, poesías de guerra,
escritas en el campo, en las trincheras, ante el enemigo, han aparecido en el
periódico de milicianos «A1 Ataque», y se han reproducido en numerosos periódicos
murales. En muchos casos, sus recitaciones exaltando los ánimos de sus
camaradas han hecho vibrar los campos con aplausos enardecidos.
Sus veinticinco años
cargados de experiencia, fecundados con las enseñanzas de la vida pobre, áspera
y difícil, han madurado su figura varón, 1 y su alma de pastor, poeta y miliciano.
Siente con amplitud y profundidad la tragedia de España, el sacrifico del pueblo y 1a misión
de la juventud. Sirve a su pueblo como poeta y como soldado. Su espíritu, encendido en
un puro ideal de justicia y libertad, se vierte generosamente en sus composiciones poéticas y en su vida
militar. El caudal de sus sentimientos lucha con la dificultad de palabra y del verso, sin
encontrar siempre ha forma de expresión justa y adecuada. Se percibe la pugna interna entre el ímpetu de una vigorosa inspiración resistencia de un
instrumento expresivo insuficientemente dominado. Pero esta misma forma,
labrada con visible esfuerzo y tenacidad, contribuye en cambio a reforzar la
impresión de honda y cálida sinceridad emocional que sus composiciones
reflejan.
En el efecto de sus recitaciones, las cualidades de su estilo hallan
perfecto complemento en las firmes inflexiones de su voz, en su cara curtida
por el aire Y el sol en su traje de recia pana, en su justillo de velluda piel de cordero y hasta en el carácter de su dicción
"fuertemente marcada con el sello fonético del acento regional. Sus
ademanes son sobrios y contenidos y su expresión enérgica, grave y concentrada.
Hay una ardiente exaltación en el recogimiento de su gesto y en la fijeza e
intensidad de su mirada. No es de extrañar que, como él mismo dice, su espíritu
se sienta ^"Penetrado con el aliento de los campos de Castilla que con el
de los huertos levantinos. La dignidad del tono, del ritmo y del concepto,
hacen revivir en sus labios en muchos pasajes las resonancias épicas del Romancero.