Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

martes, 2 de abril de 2019

Prólogo completo de Tomás Navarro Tomás de "Viento del pueblo" de Miguel Hernández




 

Miguel Hernández, nacido en Orihuela (Alicante), tiene veinticinco años. Es hijo de unos humildes pasto­res de cabras. Desde niño ha trabajado en el cuidado del ganado y en el cultivo de 1a tierra. Aprendió las primeras letras en una escuela de Orihuela. Pasaron primeramente por sus manos algunas de las mediocres novelas por entregas que las editoriales de este género de literatura sembraban por los pueblos. En un círculo obrero de su ciudad natal encontró libros de nuestros autores clásicos. Un amigo, estudiante, le proporcionó obras de Antonio Machado, de Juan Ramón Jiménez y de otros poetas contemporáneos.

Publicó sus primeras poesías en un periódico local. En 1932 dió (sic) conocer en un librito unas octavas rea­les nacidas bajo la fascinación del POLIFEMO, de Góngora [42 octavas de Perito en lunas]. Cruz y Raya le publicó en 1934 un auto sa­cramental. En 1936 ha reunido una serie de sonetos en un nuevo librito titulado «E1 rayo que no cesa». Tiene, además, una obra de teatro inédita, «E1 labrador de más aire», drama manchego, en verso, en que, bajo la forma clásica, presenta un trozo de vida popular, cam­pesina, con sus luchas y afanes modernos.

Al estallar 1a guerra, Miguel Hernández se inscribió en el 5º Regimiento. Primeramente trabajó en la cons­trucción de fortificaciones. Después, destinado a Infan­tería, ha luchado como miliciano en la brigada del « Campesino». Sus últimas composiciones, poesías de guerra, escritas en el campo, en las trincheras, ante el enemigo, han aparecido en el periódico de milicianos «A1 Ataque», y se han reproducido en numerosos perió­dicos murales. En muchos casos, sus recitaciones exal­tando los ánimos de sus camaradas han hecho vibrar los campos con aplausos enardecidos.

Sus veinticinco años cargados de experiencia, fe­cundados con las enseñanzas de la vida pobre, áspera y difícil, han madurado su figura varón,  y su alma de pastor, poeta y miliciano. Siente con amplitud y pro­fundidad la tragedia de España, el sacrifico del pueblo y 1a misión de la juventud. Sirve a su pueblo como poe­ta y como soldado. Su espíritu, encendido en un puro ideal de justicia y libertad, se vierte generosamente en sus composiciones poéticas y en su vida militar. El caudal de sus sentimientos lucha con la dificultad de palabra y del verso, sin encontrar siempre ha forma de expresión justa y adecuada. Se percibe la pugna interna entre el ímpetu de una vigorosa inspiración resistencia de un instrumento expresivo insuficientemente dominado. Pero esta misma forma, labrada con visible esfuerzo y tenacidad, contribuye en cambio a reforzar la impresión de honda y cálida sinceridad emocional que sus composiciones reflejan.

En el efecto de sus recitaciones, las cualidades de su estilo hallan perfecto complemento en las firmes in­flexiones de su voz, en su cara curtida por el aire Y el sol en su traje de recia pana, en su justillo de velluda piel  de cordero y hasta en el carácter de su dicción fuertemente marcada con el sello fonético del acento regional. Sus ademanes son sobrios y contenidos y su expresión enérgica, grave y concentrada. Hay una ardiente exaltación en el recogimiento de su gesto y en la fijeza e intensidad de su mirada. No es de extrañar que, como él mismo dice, su espíritu se sienta ^"Pe­netrado con el aliento de los campos de Castilla que con el de los huertos levantinos. La dignidad del tono, del ritmo y del concepto, hacen revivir en sus labios en muchos pasajes las resonancias épicas del Romancero.

Tomás Narrarro Tomas. 1937