Los informes técnicos urgían a intervenir
desde 2022, pero ni la Comunidad de Madrid ni los titulares del inmueble
han cumplido las obligaciones que la ley impone para garantizar la
conservación del patrimonio.
Los informes técnicos del expediente previo a su protección como Bien
de Interés Cultural (BIC) ya alertaban en 2022 del mal estado del archivo de
Vicente Aleixandre: cajas de plástico inadecuadas, acidez, humedad,
clips metálicos y un desorden generalizado. La Comunidad de Madrid niega
medidas concretas y se refugia en declaraciones vagas mientras el
legado del Nobel permanece vulnerable.
El Gobierno regional insiste en que la declaración como BIC, aprobada
en 2022, constituye la principal garantía para su protección. Pero la
documentación oficial demuestra lo contrario: desde junio de ese año
existe un informe técnico detallado de la Dirección General de
Patrimonio Cultural que advierte de problemas graves de conservación y
presenta recomendaciones urgentes.
Con más de 5.000 manuscritos, cientos de cartas, ediciones únicas,
documentos personales y la biblioteca, el archivo del poeta sigue
almacenado en condiciones inadecuadas
Pese a ello, la Comunidad no ha puesto en marcha ninguna de las
actuaciones preventivas recomendadas, como reconoce implícitamente en
sus respuestas parlamentarias: no hay medidas aplicadas, ni calendario
ni plan técnico concreto. Hoy, el archivo del poeta, más de 5.000
manuscritos, cientos de cartas, ediciones únicas, documentos personales y
su biblioteca, sigue almacenado en condiciones inadecuadas y sin
intervención de la Administración que lo declaró BIC.
El Informe Técnico del expediente identifica con claridad los
problemas estructurales del archivo. Entre los aspectos más relevantes
destacan que los manuscritos y libros se guardan en contenedores de
plástico “totalmente inadecuados” para documentos de archivo; la
ausencia de contenedores profesionales de pH neutro, imprescindibles
para la conservación a largo plazo; la presencia de clips metálicos en
varios manuscritos, que pueden oxidarse y deteriorar el papel; libros
dispuestos de manera que provocan daños materiales y deformaciones;
impresos con suciedad, acidez, cubiertas desprendidas, camisas rasgadas y
restos de humedad —indicadores de riesgo de hongos—, además de la falta
de organización archivística, descripción y clasificación uniforme. Un
archivo valioso tratado como un fondo menor.
Este diagnóstico desmonta por completo la afirmación política de que el archivo está “en buen estado general”.
Las conclusiones del trabajo de campo realizado por los técnicos eran
claras y tajantes: ya en 2022 reclamaban una intervención inmediata por
parte de profesionales de conservación, sustituyendo los contenedores y
materiales inadecuados como paso previo a reorganizar todo el fondo,
clasificarlo y describirlo correctamente. Resultaba imprescindible
establecer un plan de conservación preventiva, dado que muchas piezas
presentaban signos de deterioro físico acumulado que anticipaban un
deterioro progresivo e irreversible.
Las conclusiones del trabajo de campo realizado por los técnicos eran
claras y tajantes: ya en 2022 reclamaban una intervención inmediata por
parte de profesionales
Tal es el estado del archivo que la Comunidad considera inconveniente
permitir el acceso de investigadores, al entender que el lugar donde se
encuentra no ofrece garantías de seguridad. Se sugiere un traslado
temporal a una institución pública, algo desaconsejado por los técnicos
al considerar que “en caso de que se saque algún documento del archivo,
no se sabrá a qué caja corresponde reintegrarlo”. Un razonamiento
increíble e inaceptable.
La desidia de la propietaria accidental en el cumplimiento de sus
obligaciones respecto a un BIC y la pasividad de las autoridades
autonómicas provocan no solo que el deterioro continúe, sino también que
no se cumpla la legislación que garantiza el acceso público y el
disfrute del patrimonio cultural, especialmente por parte de los
investigadores, e incluso la posibilidad de ordenar el depósito temporal
del bien en instituciones públicas cuando su integridad corre peligro,
como es el caso y ha reclamado acertadamente la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre,
entidad que sin lugar a duda ha estado siempre liderando la
reivindicación por recuperar y conservar el legado de nuestro insigne
poeta.
Estas conclusiones no eran recomendaciones opcionales: eran
obligaciones derivadas de la declaración BIC. Sin embargo, hoy en día no
se ha ejecutado ninguna medida efectiva.
Ante las preguntas parlamentarias, la respuesta de la Comunidad
resulta grotesca: reproduce exactamente las líneas más benévolas del
informe (“en líneas generales los materiales se encuentran en buen
estado de conservación”) y omite todas las advertencias técnicas graves.
Todo lo relativo a humedad, acidez, contenedores inadecuados, clips,
daños por disposición incorrecta o deterioros físico-materiales
desaparece del discurso oficial.
El legado del Nobel no puede seguir esperando ni necesita más
declaraciones institucionales: necesita intervención técnica real,
recursos y voluntad política, hasta ahora inexistente
Pese a esta situación, y a que el informe reclamaba medidas urgentes,
más de tres años después el estado de conservación del archivo, situado
entre el deterioro y la falta de intervención tanto de la propiedad
como de la Comunidad, evidencia que no se ha hecho nada.
La Administración se limita a afirmar que está realizando “gestiones
oportunas”, pero sin especificar cuáles, cuándo, cómo o quién.
A esta falta de intervención se suma la política de máximos y mínimos
en la compra del archivo: la Comunidad establece un techo de 4,5
millones sin un inventario completo y sin haber aplicado ninguna de las
actuaciones preventivas urgidas por sus propios técnicos. Señalar un
supuesto precio máximo y contratar la tasación en un procedimiento sin
alternativas ni competencia, que deriva en un informe sin estudio
directo del archivo, solo puede considerarse negligencia técnica, falta
de transparencia y desinterés patrimonial.
Hablar de “protección” mientras se deja el archivo en condiciones
deficientes durante más de tres años es una incoherencia administrativa y
cultural.
El legado del Nobel no puede seguir esperando ni necesita más
declaraciones institucionales: necesita intervención técnica real,
recursos y voluntad política, hasta ahora inexistente.
Diego Cruz Torrijos