Cada cierto tiempo, las discusiones por el legado de Miguel Hernández -sus papeles y diferentes objetos personales- vuelven a la actualidad. En esta ocasión, la disputa amenaza con ensombrecer los actos del centenario del nacimiento del poeta previstos para el próximo año. El litigio se produce, además, cuando las diferentes instituciones que intervendrán en la celebración habían logrado ponerse de acuerdo, lo que no resultaba sencillo por cuestiones ideológicas que todo el mundo entenderá. Desde el reestablecimiento de la democracia, la figura de Hernández en la Comunidad Valenciana ha estado sometida a los vaivenes de la política. Eduardo Zaplana utilizó durante un tiempo, y con indudable éxito, la imagen del poeta. Incluso se habló de trasladar sus archivos a la Biblioteca Valenciana. Cuando Zaplana consideró que ya no le hacía falta el barniz democrático que Hernández podía prestarle, se desentendió de él; sólo reaccionó -tarde- cuando el Ayuntamiento de Elche llegó a un acuerdo con la familia del poeta para depositar el legado...
FUENTES: El País
José Ramón Giner
Sinopsis:
Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
lunes, 9 de noviembre de 2009
Los herederos ponen un alto precio al legado de Miguel Hernández
Los herederos ponen un alto precio al legado de Miguel Hernández
Para que siga en Elche reclaman más de 2 millones
EZEQUIEL MOLTÓ - Alicante - 08/11/2009
Los intereses y pretensiones económicas amenazan el centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, que se celebra en 2010. Su legado fue depositado en Elche por la viuda del poeta, Josefina Manresa, en los años 80. Los herederos en 2002 renovaron el acuerdo por siete años, que expiró en julio pasado. Entonces el Ayuntamiento de Elche encargó una tasación a la Biblioteca Nacional y presentó una oferta de 2,1 millones de euros a la familia para lograr una cesión permanente, aunque los herederos consideran esta cifra insuficiente y discrepan de la valoración técnica.
Cuando todas las instituciones de diferente signo político -ayuntamientos de Elche y Orihuela, Diputación, Generalitat y ministerio- han alcanzado un consenso entorno al centenario, las discrepancias sobre el valor y la titularidad del legado amenazan con ensombrecer esta efeméride."No es el mejor momento, en vísperas del centenario, abrir este debate", admite el diputado de Cultura en la Diputación de Alicante, Pedro Romero, del PP. "Ahora lo que nos debe preocupar es el centenario", agrega Josefa Ferrando, edil de Cultura en Orihuela. En medio de toda esta polémica, el presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, podría estar preparando una oferta para adquirir ese legado, según fuentes de la institución provincial. Su intención sería depositarlo en Orihuela, cuna del poeta, y ciudad gobernada por Mónica Lorente del PP. "Yo esa posibilidad la desconozco, pero eso no significa que no se esté haciendo por parte del presidente, no lo sé", comenta Romero...
Fuentes: El País
Para que siga en Elche reclaman más de 2 millones
EZEQUIEL MOLTÓ - Alicante - 08/11/2009
Los intereses y pretensiones económicas amenazan el centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, que se celebra en 2010. Su legado fue depositado en Elche por la viuda del poeta, Josefina Manresa, en los años 80. Los herederos en 2002 renovaron el acuerdo por siete años, que expiró en julio pasado. Entonces el Ayuntamiento de Elche encargó una tasación a la Biblioteca Nacional y presentó una oferta de 2,1 millones de euros a la familia para lograr una cesión permanente, aunque los herederos consideran esta cifra insuficiente y discrepan de la valoración técnica.
Cuando todas las instituciones de diferente signo político -ayuntamientos de Elche y Orihuela, Diputación, Generalitat y ministerio- han alcanzado un consenso entorno al centenario, las discrepancias sobre el valor y la titularidad del legado amenazan con ensombrecer esta efeméride."No es el mejor momento, en vísperas del centenario, abrir este debate", admite el diputado de Cultura en la Diputación de Alicante, Pedro Romero, del PP. "Ahora lo que nos debe preocupar es el centenario", agrega Josefa Ferrando, edil de Cultura en Orihuela. En medio de toda esta polémica, el presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, podría estar preparando una oferta para adquirir ese legado, según fuentes de la institución provincial. Su intención sería depositarlo en Orihuela, cuna del poeta, y ciudad gobernada por Mónica Lorente del PP. "Yo esa posibilidad la desconozco, pero eso no significa que no se esté haciendo por parte del presidente, no lo sé", comenta Romero...
Fuentes: El País
domingo, 8 de noviembre de 2009
Recordando a Josefina Manresa
En este centenario o Año Hernandiano hemos de recordar a muchos poetas, escritores y amigos de Miguel, sin embargo, no hemos de olvidarnos de su viuda Josefina Manresa, que gracias al celo en conservar y custodiar la obra de su esposo, hoy en día podemos disfrutar de su conservación y estudio. Si Josefina hubiera sido de otra condición, hoy día no tendríamos nada del poeta, como ha ocurrido con otros autores. Era una mujer sencilla, llena de tragedia y trabajo. Una mujer que supo luchar contra los depredadores literarios que la acosaron en vida, en incluso llegó a perder algunos documentos por prestrarlo o fiarse de otras personas.
Hace unos anos viajé a Quesada (Jaén) el publo natal de Josefina, escribí "Buscando a Josefina Manresa" En los años 80 depositó el legado de Miguel en el Ayuntamiento de Elche, sin cobrar un duro.
Noticia de su fallecimiento en "El País", de 19-02-87
Josefina Manresa Marhuenda, viuda del poeta Miguel Hernández, falleció a las 17.15 de ayer [18-02-1987] en Elche (Alicante), a los 71 años de edad. En el momento de su muerte se encontraba rodeada de su nuera, Lucía Izquierdo García, y de sus tres hermanos, Manuel, Carmen. y Gertrudis. Sus restos mortales recibirán hoy sepultura en el cementerio de Alicante, en el panteón de hijos ilustres de la ciudad, junto a los de su marido y su hijo Miguel, fallecido hace tres años. De esta manera se cumplirá el expreso deseo manifestado por Josefina a sus familiares más directos.
Según Lucía Izquierdo, la viuda del poeta Miguel Hernández se encontraba inconsciente desde hacía 11 días como consecuencia del avanzado proceso de cáncer de mama que sufría desde mediados de 1985. "Su muerte ha sido dulce", comentó su nuera.Josefina Manresa nació el 2 de enero de 1916 en Quesada (Jaén). Con su padre, guardia Civil se traslada a Orihuela, donde, en 1933, conoce a Miguel Hernández, con el que contraería matrimonio civil el 9 de marzo de 1937, en plena guerra civil, trasladándose un tiempo al frente de Jaén, donde Miguel fue destinado como comisario de cultura.
Josefina inspiró a Miguel Hernández el libro de poemas El rayo que no cesa, uno de los libros más bellos de la lírica española. Asimismo, inspiró la mayor parte de sus poemas amorosos.
El 19 de diciembre de 1937 nace su primer hijo, Manuel Ramón, que murió el 19 de octubre de 1938. El 4 de enero de 1939 nace su segundo hijo, Manuel Miguel, fallecido en 1984.
Tras la muerte de Miguel Hernández, en 1942, Josefina, dedicó toda su vida a velar por el recuerdo y la difusión de la obra de su marido. Recientemente había sido condecorada con la Banda de Isabel la Católica.
Josefina Manresa apenas salía de su casa en los últimos años, y no pudo acudir meses atrás al. acto de presentación del último libro editado de su marido, 27 sonetos inéditos de Miguel Hernández, propiciado por la Diputación de Alicante.
El Ayuntamiento de Elche acordó recientemente con la viuda del poeta la cesión de los manuscritos de Miguel Hernández que ésta guardaba -celosamente en un baúl, y que han pasado al archivo municipal para su clasificación y catalogación. Los manuscritos volverán a propiedad de su nieto mayor, Miguel Hernández, cuando éste cumpla 25 años. El Ayuntamiento de Elche asignó el pasado verano una pensión vitalicia a Josefina Manresa de 50.000 pesetas mensuales, informa Gaspar Maciá.
En diciembre del año pasado fueron trasladados de forma discreta los restos de Miguel Hernández a una tumba en un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante. Éste fue el último acto público en que participó la viuda.
SONETO DE MIGUEL A SU ESPOSA
A mi gran josefina adorada...
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.
Miguel Hernández y sus años
Miguel Hernández y sus años
Por Daniela Goñi
A finales de los treinta [1939], un funcionario de la embajada de Chile en España -la dolorosa España de la época- se hizo famoso por negarle asilo a Miguel Hernández [Carlos Morla]. Al menos esa es la versión que entregó Pablo Neruda, amigo cercano del poeta español, activo defensor de este. Hoy recuerdan a ese chileno nombrado por nuestro Premio Nobel libros emocionados frente al destino de Hernández, del hombre muerto en una prisión por la misma violencia que puso fin a Federico.
Eran los tiempos de la España terrible, esa que inspiró entre gritos el España en el corazón de Neruda, el España, aparta de mí este cáliz del peruano César Vallejo e incluso Por quién doblan las campanas de Hemingway. Pocas veces se ha visto tanto talento reunido en torno al dolor, pocas veces un país y una batalla logró transformarse tan rápido en símbolo y poema de muerte. Para julio de 1936, cuando Madrid despertó a su papel de ciudad revolucionaria y revolucionada, Miguel Hernández no tenía treinta años. Le tocaría vivir no sólo la conocida violencia del período, sino también el marcado derrumbe social inevitable en este escenario.
Convencido de sus ideales republicanos, comunistas, y de la necesidad de un arte que le hablara al hombre del hombre y de su sociedad, no descuidó ni antes ni durante la guerra su compromiso político y sus poemas causaron efecto entre las milicias y quienes las sostuvieron. Colaboró como pudo- como poeta y voluntario- no sólo para derrotar a los nacionalistas, sino también para organizar el caótico mundo de los republicanos. Según Michael Alpert, “el ejército republicano era revolucionario en el sentido de que se creó a partir del caos de una situación revolucionaria y de que se vio obligado a improvisar. Pero faltaban las restantes características de los ejércitos revolucionarios, la voluntad común, la disciplina voluntaria” (332). La guerra dejó casi sin capacidad de acción a buena parte de España muy pronto.
Apenas antes de este desplome, en 1934, todavía en mitad del sueño agitado que fue la Segunda República, comenzó Miguel Hernández su relación con Josefina Manresa. Serían años de noviazgo epistolar, de declaraciones dulces desde la ciudad clandestina llamada Madrid, donde el poeta anhelaba. Josefina, en su casa, en su pueblo, esperando. “Me da mucha rabia que sufres y lloras, pensando en que ahora, precisamente ahora, cuando tantas novias y tantas madres se están quedando sin sus hijos y sin sus compañeros, cuando debieras ser más fuerte que nunca, te dedicas a las lágrimas, como si única y exclusivamente existiéramos tú y yo en el mundo.” (carta a Josefina, 1936, ¿agosto?) (136)
Josefina fue su promesa. Poco, muy poco tiempo tuvieron incluso para mirarse y poco espacio había para enamorados en esa España, pero desde las palabras vieron cambiar el mundo y la pareja. Al final, desde la cárcel y la enfermedad, le escribiría Miguel “Total, que a estas horas, somos una pareja de tórtolos”. A pocos días de su muerte y sin saberlo, esperaba que viniera un sacerdote para casarse por fin ante Dios con ella.
A eso, a todo eso, a Josefina, a la cárcel y la soledad, a la guerra y el amor, a eso le cantaría Miguel Hernández en su madurez artística. Dejando de lado sus primeras ambiciones, moldearía sentimientos y así se le recordaría, como el poeta de lo sencillo, de lo reconocible. Le sacó brillo a la pena, al amor más humano. Clamó por la libertad, por su mujer y sus hijos, con las mismas palabras que usamos todos los días. Supo multiplicar lo conocido, lo que vemos a diario y no nos llama la atención, lo que tenemos pero ninguna guerra nos ha enseñado a apreciar. La poesía no es cuestión de talento, habría dicho, es cuestión de corazón.
A esta conclusión, en todo caso, no llegó inmediatamente. Nació en Orihuelas, España, en 1910. De familia campesina, criado él mismo en el campo, no recibió mayor educación. Después de convencerse de su propia vocación literaria, sin embargo, se dedicó a instruirse, impregnándose de Góngora, de Darío, de Lorca. A la manera del primero construyó su obra prima, Perito en Lunas, mostrando su dominio sobre estructuras clásicas y cultas. Estos poemas muestran un gran interés por la forma, plasmado con arte por lo demás, y un gusto por la metáfora. En 1934, siendo ya novio de su morena y pálida Josefina Manresa, se instala en Madrid por segunda vez. Conoce ahí a Neruda, a Vicente Aleixandre y toman fuerza en él las ideas que explicarían el resto -el fin- de su vida. Se desarrolla en él un resistente convencimiento republicano, combinado sin embargo, curiosamente para la época, por su fe en el catolicismo. La religión eso sí no le impide simpatizar más y más con las ideas comunistas. Su poesía manifiesta esta evolución y deja un poco de lado el aspecto formal puro, se vuelve más lírica, más social a veces, otras más íntima. El individuo y el mundo entran dentro de su arte.
Ya en esos primeros años alborotados, a principios de los treinta, la vida no era fácil. Madrid viviría pronto sometida a la amenaza nacionalista y al más interno mal del desorden y las purgas populares deseosas de apagar cualquier brote de ideas conservadoras entre los muros de la ciudad. Poco después de su matrimonio civil con Josefina (1937), se hizo voluntario. La batalla y la prisión atrasarían la unión religiosa, pensó. Eran tiempos difíciles para la iglesia de todas formas.
“¿Qué hice para que pusieran/ a mi vida tanta cárcel?” escribió Miguel Hernández en el poema 96 de su Cancionero y Romancero de Ausencias. No se trata de una figura literaria. Este hombre de versos enamorados aprendió de la vida entre rejas y conoció privaciones por terco y justo. “Entre sarna, piojos, chinches y toda clase de animales, sin libertad, sin ti, Josefina, y sin ti, Manolillo de mi alma” (carta a su mujer, citada por Romero, 9); entre “paisanos (a quienes) les interesa mucho hacerme notar el mal corazón que tienen” (carta a su mujer citada por Romero, 11); entre estos y otros males terminó de curtirse el corazón de Miguel, sin perder por eso el recuerdo de Josefina y su niño.
Ay, el rincón de tu vientre,
el callejón de tu carne,
el callejón sin salida
donde agonicé una tarde.
(poema 96)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
(...)
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
(Nanas de la Cebolla)
El Cancionero y Romancero de Ausencias es el libro de su silencio. Escrito entre muros por uno más de los sin voz, por otro condenado, a veces a muerte, a veces a treinta años, estos textos abruman porque son el camino hasta la muerte. De a poco se apagó Miguel Hernández, comido por el hambre, la desesperanza y la humedad de los barrotes. 28 de marzo era cuando terminó la Guerra Civil que inclinó a España en sus años tristes; 28 de marzo fue también cuando murió Miguel, tres años más tarde, en 1942. Agotado de enfermedades y fiebres, porque la tuberculosis no se vive nunca bien y menos desde celdas nacionalistas. Tuvo incluso últimas palabras dignas de recordar, cuentan. “Qué desgraciada eres, Josefina”, habría dicho el poeta, dejando su último pensamiento en su mujer. Habían pensado morir juntos y no se pudo. Tenía el hombre treinta y un años.
Pero no terminemos todavía. Antes de morirse tuvo algún tiempo para estar con Josefina. El primer hijo no demoraría: nació el 19 de diciembre del mismo año en que se casaron (1937). Justo diez meses más tarde, el niño Manuel Ramón moriría arrebatado por una infección al intestino. Su padre no tuvo ocasión de verlo vivo.
Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas
al fuego arrebatas de tus ojos solares:
precipitado octubre contra nuestras ventanas,
diste paso al otoño y anocheció los mares.
Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada.)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía
la noche continúa cayendo desolada.
(59_ A mi hijo)
Manuel Miguel vendría a tratar de consolar a la pareja poco después. Ambos hijos se esconden detrás del “Manolillo” que llenó al padre de esperanza y pena.
Con su mujer mantuvo frecuente, abundante y apasionada correspondencia. En esas cartas, se oyen a la vez los restos de años convulsionados y la felicidad de un hogar que se forma. Cambian con los años y con la relación entre ambos. “Novia mía”, comienza la primera (con fecha primero de diciembre de 1934, exhibe una escueta simplicidad que poco más tarde se transformaría en sendos encabezados: “mi muy querida Josefina inolvidable y cada hora más querida Josefina” (mayo 1936). Rápidamente adquirió confianza el novio y de la cierta torpeza_ tal vez timidez_ de la primera carta pasó a una prosa de pasión, exagerada, emocionante. Ella es su mantra, se diría, al observar con cuanta felicidad escribe una y otra vez su nombre. Sin embargo, este sentimiento que acompañará al poeta hasta el final tiene mucho de doloroso, muchas veces lo percibe él con un dejo negativo: “¿No sabes tú de una buena médica que me cure este mal de amores que padezco? ¿Si tú fueras médico, qué me recetarías?” (carta a Josefina, 2/6/1936). Es amor de distancia, amor que espera, que tiene poco lugar en una España de rodillas. Pasaron primero los novios esperando la oportunidad de casarse, después se hicieron a la idea de la ausencia impuesta por la guerra y la cárcel.
En tiempos duros, no tenían más riqueza que la fe. “Llegará, llegará muy pronto nuestra felicidad: serás mía, seré tuyo y seremos los dos de los dos para siempre. Te prometo gastarte la boca y los ojos y la frente y toda tú a fuerza de besos y no te voy a dejar hueso sano a fuerza de caricias.” (18/7/36) Todavía eran novios entonces y en Miguel la esperanza lo podía todo. Ésta moriría, o siquiera flaquearía, muy pocas veces, al menos frente a Josefina, en las cartas para ella. Desde el encierro le escribiría años más tarde a su mujer “Ya me tendrás de carne y hueso y no de memoria; ya te tendré. Sigue mi consejo, nena, y vive para ti y para tu hijo, que es tú y yo en una sola pieza. El tiempo mejor, como fatalmente ha de venir alguna vez, se acerca fatalmente” (5/12/39). Entre medio de su época y su matrimonio a la distancia, Miguel Hernández se abre el paso con esperanza, la vista puesta en el futuro.
¿Habrá sentido sinceramente esa tranquilidad esperanzada? ¿O simplemente la escribió porque entendía que podía ayudar a Josefina sólo así, prometiéndole mejores días? Tal vez el cariño inventó para él esas palabras o quizá las hizo nacer realmente dentro del poeta. “Por mi parte, todo lo bueno que me ha de pasar en este mundo lo espero de ti, Josefina. Toda mi confianza la tengo en ti y en nuestro hijo. Es por vosotros por quienes estoy dispuesto a hacer frente a todos los contratiempos, y el ánimo más grande lo tengo pensando en vosotros.” (8/3/41)
El mismo cariño que los desgarra porque no pueden estar juntos es el que les entrega una confianza de enamorados que los distingue del resto. El amor, para Miguel Hernández, parece al mismo tiempo dulce y terrible: es tal vez la condena que obliga a ser fuerte y mejor. Los distingue en tiempos difíciles dándoles una clara razón para seguir, una preocupación más allá de ellos mismos. Vemos a Miguel Hernández aconsejándole a su mujer que se cuide y se abrigue mientras él pelea por mejorarse de una y otra fiebre en la mitad de una cárcel. “Esto pasará pronto”, le escribe ya casi al final de su vida, mientras se daba ánimos pensando en el día en que se casaría con ella por la Iglesia.
“El tiempo mejor, como fatalmente ha de venir alguna vez, se acerca fatalmente”: eso no se dice así nada más. No cualquiera une la idea de fatalidad con la esperanza de mejores días. Miguel Hernández creyó siempre en esos mejores tiempos, se prometió al prometérselo a ella que todo pasaría, sin embargo, su voz tiene tono trágico, las suyas son palabras de hombre entregado a su destino y por momentos convencido del oscuro desenlace. Se acerca inevitablemente, fatalmente, desde el escaso poder de un hombre pobre en mitad del caos de España y del mundo.
No es fácil hablar de Miguel Henríquez como poeta, o al menos como se habla de otros poetas. Murió joven y en circunstancias lamentables: dejó su leyenda como legado y es difícil desprenderse de ella. Sus años y su tiempo envuelven cada obra, todo se lee con excesiva atención, adivinando premoniciones y penas. En ningún momento tuvo la paz y la oportunidad de llevar a cabo su proyecto artístico, no tuvo tiempo_ como sí tuvo Lorca, la víctima más simbólica y sentida de la Guerra Civil_ de vivir en una época que todavía le permitiera el lujo calmado que a veces es el arte. Sus versos vienen del dolor y muy seguido nos llevan a ese dolor, nos hunden en él, con armas que muchos consideran excesivamente dramáticas. Siempre pasa. Hablar del amor, de la muerte, parece que ahoga, al poeta y a quien lo oye, es demasiado. Los versos de Hernández tienen, es verdad, un gusto a tremendo, tal vez es mejor leerlos con en la mente los tiempos y la vida que los produjo: con eso debería bastar. Para quien quiera estudiar su obra desde un punto de vista más estricto y literario, quedémonos con las palabras de Gerald E. Brown: “Quince años después de La Deshumanización del Arte de Ortega, el círculo ha vuelto a cerrarse. En la poesía de Hernández, el “interés humano” que Ortega había declarado incompatible con el valor estético, y cuya desaparición había profetizado, vuelve a ser el centro del arte poética.” (189)
Terminemos con la voz:
No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos donde late
la libertad de los dos
Libre soy, siénteme libre
sólo por amor.
(102)
Bibliografía
Alpert, Michael. El Ejército Republicano en la Guerra Civil. Barcelona: Ibérica, 1977.
Brown, Gerald. Historia de la Literatura Española (Desde el 98 a la Guerra Civil). Barcelona: Ariel, 1985.
Hernández, Miguel. Cartas a Josefina. Madrid: Alianza Tres, 1988.
Romero, Elvio. “Prólogo”. Cancionero y Romancero de Ausencias. Buenos Aires: Lautaro, 1958.
Autora: Daniela Goñi
e-mail agoni@entelchile.net
Licenciada en Literatura y Linguistica Francesa
Estudiante de Magister en Literatura Hispanoamericana
Universidad Católica
FUENTE: CARTA ABIERTA
Por Daniela Goñi
A finales de los treinta [1939], un funcionario de la embajada de Chile en España -la dolorosa España de la época- se hizo famoso por negarle asilo a Miguel Hernández [Carlos Morla]. Al menos esa es la versión que entregó Pablo Neruda, amigo cercano del poeta español, activo defensor de este. Hoy recuerdan a ese chileno nombrado por nuestro Premio Nobel libros emocionados frente al destino de Hernández, del hombre muerto en una prisión por la misma violencia que puso fin a Federico.
Eran los tiempos de la España terrible, esa que inspiró entre gritos el España en el corazón de Neruda, el España, aparta de mí este cáliz del peruano César Vallejo e incluso Por quién doblan las campanas de Hemingway. Pocas veces se ha visto tanto talento reunido en torno al dolor, pocas veces un país y una batalla logró transformarse tan rápido en símbolo y poema de muerte. Para julio de 1936, cuando Madrid despertó a su papel de ciudad revolucionaria y revolucionada, Miguel Hernández no tenía treinta años. Le tocaría vivir no sólo la conocida violencia del período, sino también el marcado derrumbe social inevitable en este escenario.
Convencido de sus ideales republicanos, comunistas, y de la necesidad de un arte que le hablara al hombre del hombre y de su sociedad, no descuidó ni antes ni durante la guerra su compromiso político y sus poemas causaron efecto entre las milicias y quienes las sostuvieron. Colaboró como pudo- como poeta y voluntario- no sólo para derrotar a los nacionalistas, sino también para organizar el caótico mundo de los republicanos. Según Michael Alpert, “el ejército republicano era revolucionario en el sentido de que se creó a partir del caos de una situación revolucionaria y de que se vio obligado a improvisar. Pero faltaban las restantes características de los ejércitos revolucionarios, la voluntad común, la disciplina voluntaria” (332). La guerra dejó casi sin capacidad de acción a buena parte de España muy pronto.
Apenas antes de este desplome, en 1934, todavía en mitad del sueño agitado que fue la Segunda República, comenzó Miguel Hernández su relación con Josefina Manresa. Serían años de noviazgo epistolar, de declaraciones dulces desde la ciudad clandestina llamada Madrid, donde el poeta anhelaba. Josefina, en su casa, en su pueblo, esperando. “Me da mucha rabia que sufres y lloras, pensando en que ahora, precisamente ahora, cuando tantas novias y tantas madres se están quedando sin sus hijos y sin sus compañeros, cuando debieras ser más fuerte que nunca, te dedicas a las lágrimas, como si única y exclusivamente existiéramos tú y yo en el mundo.” (carta a Josefina, 1936, ¿agosto?) (136)
Josefina fue su promesa. Poco, muy poco tiempo tuvieron incluso para mirarse y poco espacio había para enamorados en esa España, pero desde las palabras vieron cambiar el mundo y la pareja. Al final, desde la cárcel y la enfermedad, le escribiría Miguel “Total, que a estas horas, somos una pareja de tórtolos”. A pocos días de su muerte y sin saberlo, esperaba que viniera un sacerdote para casarse por fin ante Dios con ella.
A eso, a todo eso, a Josefina, a la cárcel y la soledad, a la guerra y el amor, a eso le cantaría Miguel Hernández en su madurez artística. Dejando de lado sus primeras ambiciones, moldearía sentimientos y así se le recordaría, como el poeta de lo sencillo, de lo reconocible. Le sacó brillo a la pena, al amor más humano. Clamó por la libertad, por su mujer y sus hijos, con las mismas palabras que usamos todos los días. Supo multiplicar lo conocido, lo que vemos a diario y no nos llama la atención, lo que tenemos pero ninguna guerra nos ha enseñado a apreciar. La poesía no es cuestión de talento, habría dicho, es cuestión de corazón.
A esta conclusión, en todo caso, no llegó inmediatamente. Nació en Orihuelas, España, en 1910. De familia campesina, criado él mismo en el campo, no recibió mayor educación. Después de convencerse de su propia vocación literaria, sin embargo, se dedicó a instruirse, impregnándose de Góngora, de Darío, de Lorca. A la manera del primero construyó su obra prima, Perito en Lunas, mostrando su dominio sobre estructuras clásicas y cultas. Estos poemas muestran un gran interés por la forma, plasmado con arte por lo demás, y un gusto por la metáfora. En 1934, siendo ya novio de su morena y pálida Josefina Manresa, se instala en Madrid por segunda vez. Conoce ahí a Neruda, a Vicente Aleixandre y toman fuerza en él las ideas que explicarían el resto -el fin- de su vida. Se desarrolla en él un resistente convencimiento republicano, combinado sin embargo, curiosamente para la época, por su fe en el catolicismo. La religión eso sí no le impide simpatizar más y más con las ideas comunistas. Su poesía manifiesta esta evolución y deja un poco de lado el aspecto formal puro, se vuelve más lírica, más social a veces, otras más íntima. El individuo y el mundo entran dentro de su arte.
Ya en esos primeros años alborotados, a principios de los treinta, la vida no era fácil. Madrid viviría pronto sometida a la amenaza nacionalista y al más interno mal del desorden y las purgas populares deseosas de apagar cualquier brote de ideas conservadoras entre los muros de la ciudad. Poco después de su matrimonio civil con Josefina (1937), se hizo voluntario. La batalla y la prisión atrasarían la unión religiosa, pensó. Eran tiempos difíciles para la iglesia de todas formas.
“¿Qué hice para que pusieran/ a mi vida tanta cárcel?” escribió Miguel Hernández en el poema 96 de su Cancionero y Romancero de Ausencias. No se trata de una figura literaria. Este hombre de versos enamorados aprendió de la vida entre rejas y conoció privaciones por terco y justo. “Entre sarna, piojos, chinches y toda clase de animales, sin libertad, sin ti, Josefina, y sin ti, Manolillo de mi alma” (carta a su mujer, citada por Romero, 9); entre “paisanos (a quienes) les interesa mucho hacerme notar el mal corazón que tienen” (carta a su mujer citada por Romero, 11); entre estos y otros males terminó de curtirse el corazón de Miguel, sin perder por eso el recuerdo de Josefina y su niño.
Ay, el rincón de tu vientre,
el callejón de tu carne,
el callejón sin salida
donde agonicé una tarde.
(poema 96)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
(...)
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
(Nanas de la Cebolla)
El Cancionero y Romancero de Ausencias es el libro de su silencio. Escrito entre muros por uno más de los sin voz, por otro condenado, a veces a muerte, a veces a treinta años, estos textos abruman porque son el camino hasta la muerte. De a poco se apagó Miguel Hernández, comido por el hambre, la desesperanza y la humedad de los barrotes. 28 de marzo era cuando terminó la Guerra Civil que inclinó a España en sus años tristes; 28 de marzo fue también cuando murió Miguel, tres años más tarde, en 1942. Agotado de enfermedades y fiebres, porque la tuberculosis no se vive nunca bien y menos desde celdas nacionalistas. Tuvo incluso últimas palabras dignas de recordar, cuentan. “Qué desgraciada eres, Josefina”, habría dicho el poeta, dejando su último pensamiento en su mujer. Habían pensado morir juntos y no se pudo. Tenía el hombre treinta y un años.
Pero no terminemos todavía. Antes de morirse tuvo algún tiempo para estar con Josefina. El primer hijo no demoraría: nació el 19 de diciembre del mismo año en que se casaron (1937). Justo diez meses más tarde, el niño Manuel Ramón moriría arrebatado por una infección al intestino. Su padre no tuvo ocasión de verlo vivo.
Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas
al fuego arrebatas de tus ojos solares:
precipitado octubre contra nuestras ventanas,
diste paso al otoño y anocheció los mares.
Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada.)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía
la noche continúa cayendo desolada.
(59_ A mi hijo)
Manuel Miguel vendría a tratar de consolar a la pareja poco después. Ambos hijos se esconden detrás del “Manolillo” que llenó al padre de esperanza y pena.
Con su mujer mantuvo frecuente, abundante y apasionada correspondencia. En esas cartas, se oyen a la vez los restos de años convulsionados y la felicidad de un hogar que se forma. Cambian con los años y con la relación entre ambos. “Novia mía”, comienza la primera (con fecha primero de diciembre de 1934, exhibe una escueta simplicidad que poco más tarde se transformaría en sendos encabezados: “mi muy querida Josefina inolvidable y cada hora más querida Josefina” (mayo 1936). Rápidamente adquirió confianza el novio y de la cierta torpeza_ tal vez timidez_ de la primera carta pasó a una prosa de pasión, exagerada, emocionante. Ella es su mantra, se diría, al observar con cuanta felicidad escribe una y otra vez su nombre. Sin embargo, este sentimiento que acompañará al poeta hasta el final tiene mucho de doloroso, muchas veces lo percibe él con un dejo negativo: “¿No sabes tú de una buena médica que me cure este mal de amores que padezco? ¿Si tú fueras médico, qué me recetarías?” (carta a Josefina, 2/6/1936). Es amor de distancia, amor que espera, que tiene poco lugar en una España de rodillas. Pasaron primero los novios esperando la oportunidad de casarse, después se hicieron a la idea de la ausencia impuesta por la guerra y la cárcel.
En tiempos duros, no tenían más riqueza que la fe. “Llegará, llegará muy pronto nuestra felicidad: serás mía, seré tuyo y seremos los dos de los dos para siempre. Te prometo gastarte la boca y los ojos y la frente y toda tú a fuerza de besos y no te voy a dejar hueso sano a fuerza de caricias.” (18/7/36) Todavía eran novios entonces y en Miguel la esperanza lo podía todo. Ésta moriría, o siquiera flaquearía, muy pocas veces, al menos frente a Josefina, en las cartas para ella. Desde el encierro le escribiría años más tarde a su mujer “Ya me tendrás de carne y hueso y no de memoria; ya te tendré. Sigue mi consejo, nena, y vive para ti y para tu hijo, que es tú y yo en una sola pieza. El tiempo mejor, como fatalmente ha de venir alguna vez, se acerca fatalmente” (5/12/39). Entre medio de su época y su matrimonio a la distancia, Miguel Hernández se abre el paso con esperanza, la vista puesta en el futuro.
¿Habrá sentido sinceramente esa tranquilidad esperanzada? ¿O simplemente la escribió porque entendía que podía ayudar a Josefina sólo así, prometiéndole mejores días? Tal vez el cariño inventó para él esas palabras o quizá las hizo nacer realmente dentro del poeta. “Por mi parte, todo lo bueno que me ha de pasar en este mundo lo espero de ti, Josefina. Toda mi confianza la tengo en ti y en nuestro hijo. Es por vosotros por quienes estoy dispuesto a hacer frente a todos los contratiempos, y el ánimo más grande lo tengo pensando en vosotros.” (8/3/41)
El mismo cariño que los desgarra porque no pueden estar juntos es el que les entrega una confianza de enamorados que los distingue del resto. El amor, para Miguel Hernández, parece al mismo tiempo dulce y terrible: es tal vez la condena que obliga a ser fuerte y mejor. Los distingue en tiempos difíciles dándoles una clara razón para seguir, una preocupación más allá de ellos mismos. Vemos a Miguel Hernández aconsejándole a su mujer que se cuide y se abrigue mientras él pelea por mejorarse de una y otra fiebre en la mitad de una cárcel. “Esto pasará pronto”, le escribe ya casi al final de su vida, mientras se daba ánimos pensando en el día en que se casaría con ella por la Iglesia.
“El tiempo mejor, como fatalmente ha de venir alguna vez, se acerca fatalmente”: eso no se dice así nada más. No cualquiera une la idea de fatalidad con la esperanza de mejores días. Miguel Hernández creyó siempre en esos mejores tiempos, se prometió al prometérselo a ella que todo pasaría, sin embargo, su voz tiene tono trágico, las suyas son palabras de hombre entregado a su destino y por momentos convencido del oscuro desenlace. Se acerca inevitablemente, fatalmente, desde el escaso poder de un hombre pobre en mitad del caos de España y del mundo.
No es fácil hablar de Miguel Henríquez como poeta, o al menos como se habla de otros poetas. Murió joven y en circunstancias lamentables: dejó su leyenda como legado y es difícil desprenderse de ella. Sus años y su tiempo envuelven cada obra, todo se lee con excesiva atención, adivinando premoniciones y penas. En ningún momento tuvo la paz y la oportunidad de llevar a cabo su proyecto artístico, no tuvo tiempo_ como sí tuvo Lorca, la víctima más simbólica y sentida de la Guerra Civil_ de vivir en una época que todavía le permitiera el lujo calmado que a veces es el arte. Sus versos vienen del dolor y muy seguido nos llevan a ese dolor, nos hunden en él, con armas que muchos consideran excesivamente dramáticas. Siempre pasa. Hablar del amor, de la muerte, parece que ahoga, al poeta y a quien lo oye, es demasiado. Los versos de Hernández tienen, es verdad, un gusto a tremendo, tal vez es mejor leerlos con en la mente los tiempos y la vida que los produjo: con eso debería bastar. Para quien quiera estudiar su obra desde un punto de vista más estricto y literario, quedémonos con las palabras de Gerald E. Brown: “Quince años después de La Deshumanización del Arte de Ortega, el círculo ha vuelto a cerrarse. En la poesía de Hernández, el “interés humano” que Ortega había declarado incompatible con el valor estético, y cuya desaparición había profetizado, vuelve a ser el centro del arte poética.” (189)
Terminemos con la voz:
No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos donde late
la libertad de los dos
Libre soy, siénteme libre
sólo por amor.
(102)
Bibliografía
Alpert, Michael. El Ejército Republicano en la Guerra Civil. Barcelona: Ibérica, 1977.
Brown, Gerald. Historia de la Literatura Española (Desde el 98 a la Guerra Civil). Barcelona: Ariel, 1985.
Hernández, Miguel. Cartas a Josefina. Madrid: Alianza Tres, 1988.
Romero, Elvio. “Prólogo”. Cancionero y Romancero de Ausencias. Buenos Aires: Lautaro, 1958.
Autora: Daniela Goñi
e-mail agoni@entelchile.net
Licenciada en Literatura y Linguistica Francesa
Estudiante de Magister en Literatura Hispanoamericana
Universidad Católica
FUENTE: CARTA ABIERTA
Estrenan Año Hernandiano en Mayagüez (Puerto Rico)

Estrenan Año Hernandiano en Mayagüez
Por Mariam Ludim Rosa Vélez
mariamludim@uprm.edu
PRENSA RUM
Oficina de Prensa
jueves, 5 de noviembre de 2009
Todas las casas son ojos
que resplandecen y acechan…
Miguel Hernández
La casa: la Sultana del Oeste. Los ojos: los de un público ávido. El resplandor: las interpretaciones en declamación y canción. El acecho: el recuerdo.
Cientos de personas se congregaron anoche en la histórica casa del arte de Mayagüez, el Teatro Yagüez, para presenciar un homenaje en verso y melodía al poeta español Miguel Hernández. El evento artístico, protagonizado por el declamador David Ortiz Angleró y el cantante Danny Rivera, marcó el inicio de la jornada del Año Hernandiano y formó parte de la serie Travesía del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
“Bienvenidos al lanzamiento del centenario del poeta Miguel Hernández. Esta celebración que inicia hoy se llevará a cabo a lo largo de un año en el que se realizarán diversas actividades educativas y culminará en Orihuela, España con la presentación oficial del homenaje de Puerto Rico al poeta en octubre de 2010, fecha oficial de su centenario”, dijo la doctora Luz Nereida Pérez, directora del Comité del Año Hernandiano.
A juicio de la escritora y crítica literaria, este homenaje tiene como fin difundir la obra y vida del autor, también conocido como el poeta pastor.
“Miguel Hernández nació el 30 de octubre de 1910 en el pueblo de Orihuela localizado en la comunidad valenciana de España, y murió en la cárcel de Alicante de la misma comunidad el 28 de marzo de 1942. Este singular ser humano no alcanzó cumplir los 32 años de vida. Sin embargo, éstos fueron suficientes para amar intensamente y procrear dos hijos, participar en la Guerra Civil española y para legar a la literatura española y mundial, una obra poética de carácter universal”, sostuvo Pérez, cuya tesis doctoral de la Universidad de Nueva York estudió la obra del poeta orilano...
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sábado, 7 de noviembre de 2009
El «caso Miguel Hernández» llega a las Cortes

El «caso Miguel Hernández» llega a las Cortes
Sábado , 07-11-09
ABC.07-11-09
ALICANTE. En enero de 1940, en la prisión de la Plaza del Conde de Toreno de Madrid, Miguel Hernández fue juzgado y condenado a muerte, aunque posteriormente -gracias a la intercesión de amigos, intelectuales y el vicario general de la Diócesis de Orihuela- se le conmutó la pena por treinta años de prisión. Desgraciadamente no llegó a recuperar la libertad, ya que dos años después una bronquitis, primero, y el tifus después (complicado con una tuberculosis) acabarían con su vida.
Casi setenta años después, esta sentencia podría ser anulada, y las Cortes Valencianas debatirán si se suman a las peticiones que han partido de ayuntamientos y Diputación. La propuesta ha sido registrada por Compromís, que ha presentado una proposición no de ley para que Las Cortes acuerden, en coincidencia con la celebración del centenario del nacimiento de Miguel Hernández,unirse a la familia del poeta oriolano en su solicitud de anulación del «consejo de guerra sumarísimo 21.001», y de la sentencia que condenó a muerte al insigne poeta alicantino.
De la misma forma, se instará al Consell a que se dirija al Gobierno y al Tribunal Supremo para solicitar la anulación del consejo de guerra. Se trataría de «hacer justicia histórica y rehabilitar» la memoria de un personaje ilustre a escasos meses de que se celebre el centenario de su nacimiento. Una petición que, por cierto, la Fundación Miguel Hernández -dependiente del Consell- ya trasladó al Gobierno en 2004.
Ir al artículo "Proceso y muerte de un poeta"
viernes, 6 de noviembre de 2009
Comité año Hernandiano en Puerto Rico
La investigadora Luz Nereida Pérez, que defendió su tesis doctoral sobre el poeta oriolano en la Universidad de Nueva York en 1985, es la directora del Comité Año Hernandiano, integrado también por el profesor Orlando Santiago, Danny Rivera, Damarys Reyes, Gerardo Nieves, Tamara Yantín Ayala, David Ortiz Angleró, Francisco Agrait Lladó, Eduardo Villanueva, María Isabel (Chabela Rodríguez), Marcos Reyes Dávila, Awilda Irizarry y Mercedes López Baralt[...]
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Miguel será hijo predilecto de la provincia de Alicante

La Diputación propondrá en 2010 a Miguel Hernández como hijo predilecto de la provincia
PP y PSPV ratifican su acuerdo para anular la sentencia contra el poeta
P. ROSTOLL El presidente de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll, anunció ayer que en 2010 propondrá la designación de Miguel Hernández como "hijo predilecto" de la provincia. La decisión del titular de la institución, que surge a raíz de una iniciativa que los socialistas lanzaron el pasado mes de abril, se hizo pública, precisamente, coincidiendo, tal y como adelantó este periódico, con la aprobación de una moción institucional, respaldada tanto por el PP como por el PSPV, en la que se insta a la anulación de la condena contra el poeta y a que se revise el "pseudoproceso judicial que sufrió" [...]
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jueves, 5 de noviembre de 2009
El PP de Alicante apoya la revisión de la condena a Miguel Hernández
El PP de Alicante apoya la revisión de la condena a Miguel Hernández
Socialistas y populares llevan al pleno de la Diputación el respaldo a la familia del poeta
EZEQUIEL MOLTÓ - Alicante - 05/11/2009
El nombre del poeta Miguel Hernández supera las discrepancias políticas. El PP y los socialistas han pactado aprobar esta mañana una moción institucional en el pleno de la Diputación de Alicante en la que manifiestan su "apoyo a la familia del poeta y a todos los grupos cívicos que piden la reparación y reconocimiento" del escritor. El documento incluye también que se "revise" el proceso judicial que sufrió Miguel Hernández y "la consiguiente anulación judicial de su condena a muerte"...
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Socialistas y populares llevan al pleno de la Diputación el respaldo a la familia del poeta
EZEQUIEL MOLTÓ - Alicante - 05/11/2009
El nombre del poeta Miguel Hernández supera las discrepancias políticas. El PP y los socialistas han pactado aprobar esta mañana una moción institucional en el pleno de la Diputación de Alicante en la que manifiestan su "apoyo a la familia del poeta y a todos los grupos cívicos que piden la reparación y reconocimiento" del escritor. El documento incluye también que se "revise" el proceso judicial que sufrió Miguel Hernández y "la consiguiente anulación judicial de su condena a muerte"...
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miércoles, 4 de noviembre de 2009
Los socialistas apoyan la revisión del juicio contra Miguel Hernández
Los socialistas apoyan la revisión del juicio contra Miguel Hernández
Por Agencia EFE – hace 2 horas
Alicante, 4 nov (EFE).- El grupo socialista en la Diputación Alicante ha mostrado hoy su apoyo a la petición de "revisión" del juicio contra el poeta oriolano Miguel Hernández, muerto en prisión en 1942.
La iniciativa del PSPV-PSOE, que elevará mañana una moción al respecto en el pleno de la corporación provincial, se produce después de que los familiares del literato anunciaran el pasado 27 de octubre que solicitarán al Tribunal Supremo la anulación del Consejo Sumarísimo 21.001.
La familia aduce que en la sentencia se condenó a muerte al poeta por "ser izquierdista" y "haberse dedicado a actividades literarias", entre otros argumentos...
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Por Agencia EFE – hace 2 horas
Alicante, 4 nov (EFE).- El grupo socialista en la Diputación Alicante ha mostrado hoy su apoyo a la petición de "revisión" del juicio contra el poeta oriolano Miguel Hernández, muerto en prisión en 1942.
La iniciativa del PSPV-PSOE, que elevará mañana una moción al respecto en el pleno de la corporación provincial, se produce después de que los familiares del literato anunciaran el pasado 27 de octubre que solicitarán al Tribunal Supremo la anulación del Consejo Sumarísimo 21.001.
La familia aduce que en la sentencia se condenó a muerte al poeta por "ser izquierdista" y "haberse dedicado a actividades literarias", entre otros argumentos...
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Lola Montenegro dará varios recitales
Lola Montenegro dar á sendos recitales. El sábado día 7 a las 19:45 en el auditorio de Galapagar "La Pocilla" , y el sábado día 14 a la misma hora en el auditorio de la Casa de la Cultura de Valdemorillo, con la Red de Teatros de Madrid, daré sendos recitales donde interpretaré 6 canciones con poemas musicados de Miguel Hernández. Hablan de amor, de toros, de la guerra, de una gitanilla que se enamora, en fin disfrutarías .
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