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Retrato de Vicente Aleixandre por Ramón PALMERAL) |
¡Proteger la casa de Aleixandre! Velintonia 3, Casa de la Poesía
viernes 06 de octubre de 2017, 07:46h
Hoy
6 de octubre se cumplen
40 años del día en el que la
Academia Sueca otorgó el
Premio Nobel de Literatura a
Vicente Aleixandre. Es posible que haya lectores de
Madridiario que tuvieran por primera vez en su vida conocimiento de que no solo por
los méritos de “La Roja” o “Las Guerreras”,
con cuyos éxitos yo también me he emocionado, España ha visto cómo
fuera de nuestras fronteras se ha sabido reconocer y admirar la calidad
del trabajo de algunos destacados conciudadanos nuestros.
Pero estoy seguro que la inmensa mayoría de quienes vean y lean estas
líneas afirmarían que la memoria del insigne poeta, el respeto a su
legado, el interés por preservar lo que hizo y todo aquello que animó e
impulsó estaría, como hoy gusta decir, en la agenda de las
administraciones públicas.
Nadie en su sano juicio creería que el lema próvido por
Manuel Fraga en
1960 y que destacaba aquello de que
“España es diferente”, elegido para procurar que fuera de nuestras fronteras la terrible
Dictadura
fuera tomada por una cuestión exótica, hoy en el caso que nos ocupa, y
me atrevería a decir que cada vez que fijamos nuestra atención al
respeto a nuestra cultura, sigue vigente.
Pronto se cumplirán
33 años desde que el
13 de diciembre de 1984, en la
Clínica Santa Elena, muy próxima a la calle que antes de llevar su nombre era denominada calle de
Velintonia, falleció Vicente Aleixandre.
Como recordaba en la exposición de motivos de una
Proposición No de Ley presentada el pasado
16 de febrero por el
Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, y que fue aprobada por
unanimidad,
en esa casa se instaló el poeta y desde entonces no sólo era su
domicilio. También a lo largo de los años se convirtió en lugar de
encuentro y creación.
Allí escribió Aleixandre casi la totalidad de su obra y en ella
recibió visita de innumerables e insignes autores, pudiéndose afirmar
que durante más de cincuenta años Velintonia 3 fue visita obligada para
varias generaciones. Desde sus compañeros y amigos del
27, generación poética a la que perteneció, a la del
50. De la
Generación del 36 a los
novísimos.
Pablo Neruda escribió recordando a Aleixandre que, "en el recinto
aislado de su casa la poesía y la vida adquieren una transparencia
sagrada".
Convencidos de las certeza de las palabras de
Neruda, ya en
1995 un ejemplar grupo de poetas, escritores, intelectuales… Posteriormente agrupados en la
Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, inició
una lucha que continúan hasta la fecha
y que ,desde aquí, quiero reconocer y reivindicar, para salvar la casa
de Vicente Aleixandre, proponiendo asimismo su conversión en un centro
de documentación y estudio de la poesía española del
siglo XX.
Pero España, y en este caso
Madrid, siguen
tristemente siendo diferente. El impulso de la Asociación de Amigos de
Vicente Aleixandre ha promovido que las diferentes administraciones
abordaran en diferentes momentos la necesidad de intervenir para
salvaguardar esta vivienda. La realidad es que a día de hoy la casa que
albergó las conversaciones e inspiró la obra de
Miguel
Hernández, Federico García Lorca, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre,
Luis Cernuda, Gerardo Diego, Jorge Guillén, José Hierro, Jaime Gil de
Biedma, Francisco Brines, Carlos Bousoño, José Luis Cano…
[Manuel Molina] Se encuentra en estado ruinoso.
Recordaba en la presentación de la iniciativa antes mencionada que en
ningún país ni en ninguna ciudad que haya tenido el honor de contar
entre sus vecinos con un Premio Nobel se ha sido tan indiferente como en
nuestra Comunidad y su capital.
En
Medan, en las afueras de
París, podemos visitar la casa de
Zola. Y en París la casa de
Victor Hugo es uno de los puntos turísticos clásicos de París.
En
Florencia es visita obligada la casa museo de
Dante. Y en
Roma incluso la casa donde vivió
Goethe durante su estancia en la capital italiana.
En
San Petersburgo nos espera la casa de
Dostoievski. Y en
Tula las de
León Tolstói.
La casa museo de
Gabriel Garcia Márquez se encuentra
en el pueblo de Aracataca, reconstruida con las descripciones que el
autor utilizó en su libro “Vivir para contarla”.
Hartford, en
Connecticut, muestra orgulloso la imponente
Casa Museo de Mark Twain, y en Amherst, Massachusetts, se encuentra la que nos acerca a la vida y la obra de
Emily Dickinson.
Walt Whitman, precursor de la poesía norteamericana moderna, tiene en casa natal de Huntington un centro interpretativo de su vida y obra.
Y en el Reino Unido es actitud nos permite adentrarnos en la casa natal de
Shakespeare, conocer la Casa de
John Keats, visitar la
Casa Museo de Dickens, ver el Museo instalado en la fue casa de
George Bernard Shaw durante más de cuarenta años, recorrer las diferentes viviendas de
Jane Austen, pasear por la casa campestre de las hermanas Brontë, y así podríamos seguir en un largo etcétera.
Pero no sólo más allá de nuestras fronteras se cuida y respeta la
memoria y el legado de aquellos que engrandecieron su idioma y
enriquecieron la vida de todos los seres humanos que se han acercado a
sus obras.
La
Casa-Museo Zenobia y
Juan Ramón en
Moguer; la
Casa de O Cuadrante en la que nació
Valle Inclán; la
Casa-Museo Miguel Hernández en
Orihuela; el
Museo Fundación de
Rafael Alberti en
El Puerto de Santa María; la que rememora a
Benito Pérez Galdós en
Las Palmas de Gran Canaria; el
Museu Casa Verdaguer en
Villa Joana muy cerca del
Tibidabo; la
Fundación Rosalía de Castro en
A Matanza; el
Museo Azorín en
Monóvar; la
Casa natal y Museo de Santa Teresa de Jesús en
Ávila; el
Museo Casa Natal Federico García Lorca en el pueblo de
Fuente Vaqueros;
Casa-Museo de Lope de Vega en
Madrid, o el
Museo Casa Natal de Cervantes en
Alcalá de Henares son ejemplos en los que tendríamos que mirarnos.
Porque en ningún lugar de los antes mencionados, y en otros muchos que seguro existen, se ha vivido el
desprecio que en Madrid sufre la Casa de Vicente Aleixandre.
Le pregunto a la presidenta de la
Comunidad de Madrid,
¿no comprende que, al igual que sucede en muchos de los ejemplos de
dentro y fuera de nuestras fronteras antes mencionados, estamos
reclamando que se preserve el espacio en el que tantas cosas y a la
largo de tantos años sucedieron? ¿No cree razonable que, como reclamaba
el poeta y premio
Nobel irlandés Seamus Heaney, la Casa
de Aleixandre debe ser "preservada como símbolo del compromiso de
España con su gran herencia cultural" y que “las casas en las que los
escritores han vivido y trabajado son puntos de referencia en la
actividad cultural de un país”?
¿Cree usted, Sra.
Cifuentes, que una Comunidad que, por ejemplo, con toda justicia declaró
Bien de Interés Cultural en la categoría de
Sitio Histórico a la denominada
Capilla de la Cuadra de San Isidro
por el mérito de ser construida sobre el lugar en donde, según la
tradición (sic), guardaba San Isidro el ganado de su patrón, no puede
considerar que la memoria que encierran las paredes de Velintonia 3
exigen algo más de atención y una mirada más amplia?
Hoy, 6 de octubre, las noticias recordarán a Aleixandre y es posible que quienes hoy miran hacia otro lado, a base de codazos,
pretendan protagonizar su recuerdo.
Invito, con motivo de este aniversario, a saldar
una deuda con nuestra cultura, con nuestro idioma, con nuestra historia.
Diego Cruz Torrijos, es diputado socialista en la Asamblea de Madrid. Portavoz de Presidencia, Justicia y Portavocía del Gobierno.