Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 19 de octubre de 2020

Libro: "La huella de Miguel Hérnández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos" por Mª Victoria Martín González

 

 


 Se vende en la Librería Codex de Orihuela

https://malbecediciones.es/la-huella-de-miguel-hernandez-nuevo-libro-con-sello-malbec-ediciones/

 

 El paseo apacible por el recuerdo de Miguel Hernández, entre las calles modernistas y
el plácido puerto de una ciudad del sureste mediterráneo, entre los atardeceres
minerales de su sierra y el solemne faro de Palos, cimbreado de levante, de historias y
de versos del mar es una nueva ruta hernandiana que transcurre por las tierras de
Cartagena, La Unión y Cabo de Palos, inspirado en la prosa lírica, dedicada a Carmen
Conde, Ciudad de mar ligero y campo rápido que escribe el poeta de Orihuela tras su
primera visita a Cartagena. Pero en el origen de todo está Gabriel Miró y en el camino
no faltan las historias de vida de Andrés Cegarra y su hermana María, de Antonio
Oliver y de Carmen Conde.
La huella de Miguel Hernández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos es una
invitación a un viaje cultural por la ciudad que acogió desde 1933 al joven poeta
oriolano, recién estrenado su Perito en lunas, aportándole un indiscutible impulso en
sus inicios literarios. Pero también es el viaje por un intervalo de la vida de ese Miguel
Hernández que llegó y se quedó para siempre en el alma de estos parajes costeros del
sureste español. Porque los amigos que conoció aquel 2 de octubre de 1932 en
Orihuela y le invitaron a Cartagena, le fueron fieles desde el principio y mucho más allá
de su final en esta vida.

AMOR EN EL ATARDECER DE OSCEDA, Por Antonio Ángel Parra Ruiz. A Miguel Hernández en el 110 aniversario de su nacimiento.


 



AMOR EN EL ATARDECER DE OSCEDA

A Miguel Hernández en el Aniversario de sus 110 años de su nacimiento,
dedicándole el siguiente Relato de una bella historia de amor; que viene a ser como
una rememoración de los días álgidos de amor disfrutados junto a su amada esposa
Josefina Manresa.


A mi esposa, Piedad, con todo mi cariño.


Rafael y Teresa, jóvenes de veinticinco y veintidós años, respectivamente,
habían nacido en este atractivo y delicioso pueblo andaluz de Osceda. Como es
consiguiente, se conocían desde niños y se habían educado juntos en el mismo colegio,
donde compartían no sólo estudios, sino juegos; creciendo y viviendo en ambientes
familiares similares. Conforme fueron pasando los años, congeniaron y simpatizaron
hasta sentir ambos una mutua atracción, comenzando a salir juntos; de manera que, con
la mayoría de edad, habían llegado a formalizar su relación, una vez que intimaron
profundizando en su amor.


Eran muy metódicos y comedidos en sus costumbres, paseos y divertimentos, sin extralimitarse; tenían infinidad de amistades y compartían con los
demás diversiones, giras campestres y alegres veladas.


Aquel día, como hacían habitualmente al despedirse, se citaron para verse
al día siguiente, por la tarde. Eran las cinco de la tarde de esta fecha agosteña, cuando
Rafael se acicaló y se dispuso a ir al encuentro de su novia. La halló esperando en el
porche de entrada de su casa y, nada más percibirla, su corazón se aceleró y redobló su
caminar. Por su parte, ella, al presentir a lo lejos la querida figura varonil, se estremeció
y sintió que su profundo amor se acentuaba aún más.


Cuando estuvieron juntos, él la envolvió en sus brazos y le dio un cariñoso
beso de bienvenida. Al separarse, la contempló y la vio sumamente bella y atractiva,
embutida en un vaporoso y sugestivo vestido veraniego, que resaltaba su figura
escultural; mientras, mantenía su boca en un expresivo y gracioso mohín.
Terminado su tierno saludo, comenzaron con su paseo habitual lento y
cadencioso, con las manos entrecruzadas, mientras se decían frases placenteras. Como
no eran partidarios de la bulla, decidieron ir a un paraje cercano a la localidad,
dominado por un lago con una gran alameda a su alrededor, muy frecuentado por los
lugareños. Así pues, dejaron la carretera asfaltada de la vetusta Ciudad, y tomaron a la
derecha de la carretera el camino que conducía al lago: era un sendero forestal sin
asfaltar, farináceo y polvoriento, que atravesaba serpeando el campo y la huerta.
Mientras caminaban, platicando y contemplándose fervorosamente, observaban con
admiración el paisaje que se abría ante ellos.

La tarde de estío era luminosa y apacible, sin calor excesivo, pues una
suave brisa lo combatía.

El campo aparecía pletórico y lleno de contrastes. Dentro de primorosos
huertos acotados, se encontraban numerosos árboles frutales, la mayoría de ellos en
sazón. Se veían grises y verdosos cerezos de cuyas ramas pendían -aferradas con fuerza
a los pedúnculos- las diminutas, globosas y sonrosadas cerezas; en otros, se
columpiaban a favor del leve céfiro, las voluptuosas y refrescantes peras de agua que,
con la sola contemplación, apaciguaba la sed y el sofocante calor; más allá, se divisaban
campos sembrados de viñedos cubiertos de cepas perfectamente alineadas, de cuyos
sarmientos colgaban gruesos racimos de uva blanca y negra, gratamente velada de
pámpanos y zarcillos retorcidos en graciosas figuras. En la orilla de la vereda, discurría
un arroyo que servía de regadío, formado con agua límpida y transparente procedente
del lago y fontanal: de su ribazo, que delimitaba los huertos, nacían frondosos
membrilleros, cuyos frutos amarillentos contrastaban con el colorido grisáceo y marrón
de los ramajes de los árboles; el verde claroscuro de las hojas; el rojo-rosáceo, verduzco
y ambarino de los manzanos, perales y ciruelos. En la lejanía, los montes se distinguían
en dos tipos: los pelados y rocosos de tonos ocres y parduscos -llenos de oquedades y
riscos-, y los de lomos verdes de pinos que cabalgaban hasta sus cimas, en donde sus
copas cosquilleaban el azulado firmamento.


Continuando su caminar pausado llegaron junto a un cortijo, donde un
matrimonio de hortelanos, de rostros bondadosos y rubicundos, dormitaba en sendas
mecedoras bajo la pérgola del portal, a la que daban custodia y grata sombra dos
enormes avellanos. En la extensa era de una hacienda un arriero cuidaba de su caballo;
cuya piel lustrosa irradiaba con el sol; en el lateral opuesto, algo más lejana, se divisaba
otra era solitaria, donde azacaneaban unos obreros campesinos en la recolección del
trigo: uno de ellos montado en el trillo, dando vueltas como las ruedas de los caballitos
sobre la parva recién extendida y, los otros, una vez trillada aventándola. Más adelante,
vieron en la orilla del camino a una abubilla que los observaba con sus ojillos redondos,
vivaces, curiosos y timoratos, exhibiendo en su cabeza el penacho erguido: al llegar a su
altura, ellos hicieron ademán de acercarse a ella, por lo que asustada desplegó sus alas y
huyó, dejando ver al elevarse su cuerpo rojizo de vistoso plumaje. También se
tropezaron con una manada de cuervos que, en un sembrado, buscaba su sustento;
quienes, al verles, remontaron el vuelo graznando; dejando sus siluetas, a contraluz,
unas manchas negruzcas, entenebreciendo la claridad de la tarde. En la copa de un
olmo, descansaba una colonia de palomas silvestres vestidas de plumaje azulado y patas
encarnadas, que eran espiadas desde lo alto por la mirada aviesa del águila perdiguera.
En un olivar, una pareja de tórtolas se recreaba en su amor, alegrando el ambiente con
sus excelsos trinos…

Rafael y Teresa, mientras caminaban, iban deleitándose en todo esto que
contemplaban sus ojos, al tiempo que recordaban los acontecimientos y pinceladas de
sus vidas en común, desde que se conocieron hasta la actualidad. Llegaron, mientras
tanto, a una bifurcación del sendero que, por la izquierda, llegaba a lo más recóndito del
campo y, a la derecha, al lago y alameda que ya se divisaba en la lejanía, hacia donde
ellos se dirigieron.


A pocos metros, se tropezaron con un labrador de edad provecta, que
regresaba al pueblo montado en un borriquillo, que llevaba los serones repletos de las
frutas y verduras recolectadas por el horticultor: las manos de éste descansaban en el
cuello del animal, sujetando las riendas. Al llegar a la altura de la pareja, el hombre se
quitó ceremonioso su sombrero de paja, al tiempo que inclinaba su ajado rostro
esbozando un saludo: ellos, le contestaron afablemente, mientras seguían embutidos en
su mundo de arrumacos y caricias. El labriego se quedó en actitud pensativa, y dijo para
sí: -¡Ah…, preciosa juventud…!- y su rugosa faz resplandeció con una sonrisa, al
evocar los maravillosos años vividos en su mocedad. Luego, azuzó al jumento,
clavándole las alpargatas en los ijares y tensando las bridas para obligarlo a caminar. El
animal avivó el paso, dejando las huellas de sus pezuñas herradas en el suelo;
desapareciendo ambos tras un recodo.


Llegaron, por fin, los jóvenes, a su anhelado destino. Aquí, se quedaron
contemplando la quietud del lago formado por las fuentes de alrededor -de las que
manaba abundante agua pura y cristalina-, que desaguaban en acequias y brazales para
el regadío. Las orillas aparecían totalmente repletas de verdor y colorido de los
carrizales; junquillos; cañaverales y flores silvestres que crecían en ellas.
Cuando terminaron de contemplar el lago y sus cercanías se dirigieron a la
alameda: allí se sentaron sobre el mullido césped repleto de musgo, descansando de la
caminata. Ante ellos discurría rumoroso y ruboroso el río, en cuya cresta refulgía un sol
crepuscular… Ella descansó su espalda sobre el lomo de un joven, delgado y enhiesto
chopo. Él, se colocó a su lado, rodeando con su brazo su esbelto y delicado talle y,
mirándola con arrobamiento, besó su boca fresca y jugosa. La contemplaba con
veneración al tiempo que alababa su extraordinaria belleza. En efecto, Teresa podía
competir con cualquier diosa: tenía el rostro redondo, dúctil y aterciopelado, donde
descollaban unos ojos almendrados, zarcos y chispeantes; la nariz recta y unos hoyuelos
graciosos dibujados junto a la boca, de labios finos y tamaño proporcionado; sus
cabellos dorados, estaban formados por numerosos bucles, cuyas guedejas formaban
caprichosas cenefas; sus hombros eran menudos; el cuerpo de talle estrecho, esbelto y
sinuoso; brazos y piernas torneados; y las manos, de dedos delgados y largos, eran
cálidas y de una blancura inmaculada. Permanecía con la cabeza levemente inclinada al
suelo, el rostro arrebolado, escuchando con complacencia la voz recia de su novio.
Cerca de él no solo se emocionaba, sino que se sentía protegida ante cualquier
adversidad o peligro.


Así continuaron durante horas musitando palabras ardorosas y embebidos
en amor eterno, prometiéndose una vida llena de venturas, solos, en la inmensidad del
paraje; con la única presencia del Ojo invisible de Dios, y de los estilizados álamos que
asentían al juramento de los núbiles, al mecerse coquetos impelidos por la agradable
aura. Para ellos, el tiempo pasaba con monotonía, como si no existiese, y cada instante
fuese intemporal en aquella tarde bucólica y celestial; se consideraban afortunados al
conocerse y compartir estos momentos de felicidad exorbitante.
Después de esta exaltación amorosa, se levantaron y acercaron a una fuente
y, arrodillándose, asomaron a ella sus rostros juveniles y fulgurosos: en el fondo de la
fuente, borbotaba y burbujeaba el agua que manaba de las entrañas de la tierra. De
pronto, Teresa, sumergió el dedo índice nacarado en el estanque y, jugueteando con el
agua, produjo una turbulencia. Al instante, como un mal presentimiento, su rostro se
contrajo y tornó circunspecto, perdiendo en su obnubilación su bella sonrisa y, con un
hilo de voz tremulosa, preguntó a Rafael:


-¿Me quieres…?

Él, sorprendido en un principio por la seriedad y el contenido de la
pregunta, no respondió; más, reaccionando seguidamente, dijo con rotundidad y
vehemencia:
-¡Sí, con toda mi alma!

Para disipar sus dudas y refrendar su juramento, le estampó un cariñoso
beso. Entonces, ambos se cogieron de las manos sintiendo el refluir de la sangre por sus
venas y se fundieron en abrazo perpetuo, volviendo a unir sus bocas en prolongado y
fogoso beso. Cuando terminaron su efusión, se quedaron contemplando nuevamente la
fuente, que ya había recobrado su nitidez y normalidad. Teresa comprendió que sus
temores eran infundados, y creyó en la fidelidad de Rafael.


La tarde se desvanecía y el crepúsculo llegaba a su ocaso. El Sol
desparramaba su último aliento en tenues y rojizos rayos, desapareciendo su inmenso
círculo ígneo en la lejanía; el monte tras el que se ponía, se hizo más erecto e
imponente, al ensombrecerse. La Luna apareció redonda, mórbida y pálida: junto a ella,
repuntó el Lucero de la tarde, brillante y plateado como una joya, como queriendo
competir con aquélla. En un sembrado lejano, un labrador dejó de binar la tierra
despojándose de su sombrero y, con monotonía, fue recogiendo los aperos. Enjaezó a
continuación su caballo que pacía en el prado, para regresar a su morada… Conforme se
difuminaba la luminosidad del atardecer, fueron apareciendo miríadas de estrellas
titilantes que se arremolinaban alrededor de la Luna e iban espesándose y
confundiéndose en la inmensidad de la bóveda celeste… Ellos abandonaron entonces su
refugio de amor, volviendo a caminar presurosos por el mismo sendero polvoriento,
acompañados e iluminados por los débiles rayos lunares que, a sus espaldas, se
prolongaban en una estela resplandeciente y argentada en la superficie del lóbrego
estanque. A lo lejos y ante sus ojos, se dibujaban los contornos de la milenaria Ciudad,
ya iluminada con los faroles…


Antonio Ángel Parra Ruiz


Orihuela, abril 2002


Antonio Ángel Parra Ruiz
Orihuela, abril 2002

                                           (Foto del autor con su esposa)


A la atención de Ramón Fernández Palmeral, acérrimo entusiasta de Miguel Hernández
y, gran difusor de su vida y obra.

viernes, 2 de octubre de 2020

“Tierra de Versos” Homenaje a Miguel Hernández en sus 110 años del nacimiento.

  


Asociación Rincón Poético Valle del Vinalopó

 

“Tierra de Versos” Homenaje a Miguel Hernández en sus 110 años del nacimiento.

Valle del Vinalopó Algueña-Orihuela con Miguel Hernández, Poeta de nuestra tierra.

 

Sábado 17 de octubre 2020 a las 12:00 horas en la Casa Museo Miguel Hernández, Orihuela

 

La Asociación Rincón Poético Valle del Vinalopó con la colaboración de La Fundación Cultural Miguel Hernández, Concejalía de Cultura de Orihuela y Ayuntamiento de Algueña realizará el Recital Poético Musical llamado “Tierra de Versos” Homenaje a Miguel Hernández en sus 110 años del nacimiento, con poetas de nuestra tierra Valle del Vinalopó y Comarca, e invitados especiales de fuera de ella.

 

En el homenaje que se pretende llevar a cabo el día 17 de octubre a las 12:00 horas en la Casa Museo Miguel Hernández, tras una visita guiada a la Casa Museo y Sala de Exposiciones; es una fusión con la poesía del poeta oriolano y la de los poetas participantes donde se recitará poesía de Miguel Hernández y poemas dedicados a él, entre ellos tendremos canción de autor. Nos recibirá y acompañará Aitor Luis Larrabide Director de la Fundación Miguel Hernández. El recital estará coordinado por Luis Pascual Limiñana y la poeta Lucía Pastor presidenta de la Asociación organizadora. Al término del recital daremos paso a una visita por los lugares más emblemáticos de la Ciudad, y seguiremos recitando poesía de Miguel Hernández en la Plaza de Ramón Sijé.

 

Todo el evento se regirá bajo las normas vigentes del COVID-19 y teniendo en cuenta el aforo correspondiente.

 

Participan poetas y escritores de nuestra tierra Valle del Vinalopó y comarca alicantina.

Lucía Pastor, La Solana Algueña.

Josefina Campo, Benidorm.

Gabriela Ruiz, Orihuela.

Juan Ramón Prieto, Tibi.

Mila Pacheco, Novelda.

Alicia Merino, Agost.

Alberto Escolar, San Juan Alicante.

Francisco Mira, Pinoso.

María Lucas, Torrevieja.

Francisco García, Elda.

Mar Gómez, Elda.

Trycia Chemin, Albufereta Alicante.

Luis Pascual Limiñana, Monforte del Cid.

 

También tendremos dos invitadas de Madrid y Valencia.

María del Carmen Aranda, de Madrid, escritora y poeta.

Norma González, de Argentina afincada en Valencia, escritora y poeta.

Caminaremos de nuevo por “Tierra de Versos”, tierra de Orihuela, tierra del gran poeta Miguel Hernández, tierra de nuestro Valle, tierra nuestra.

Miguel Hernandez estuvo en la batalla de Teruel no lo cotó en su poemario "El hombre acecha".

 Miguel Hernandez estuvo en la batalla de Teruel nos lo cotó en su poemario "El hombre acecha".

Puñaladas en la República: el olvidado plan comunista para destruir a Indalecio Prieto

Según escribió el ministro de Defensa, los asesores soviéticos dejaron morir a miles de soldados del Ejército Popular en la batalla de Teruel para achacarle a él la derrota

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Los sucesivos cercos de Teruel salieron muy caros a los dos bandos de la Guerra Civil por culpa de las balas, las inclemencias climatológicas (los soldados soportaron unas temperaturas que oscilaban entre los seis y los veinte grados bajo cero) y el hambre. La denominada batalla del frío, acaecida entre diciembre de 1937 y febrero de 1938, se cobró 100.000 bajas y una reputación: la del entonces ministro de Defensa, Indalecio Prieto. El mismo personaje que, junto al socialista Francisco Largo Caballero, se ha convertido en el epicentro de la controversia debido a la ley de Memoria Democrática.

Prieto, en perpetuo enfrentamiento con los asesores comunistas enviados desde la Unión Soviética, repitió hasta la saciedad que la

 retirada de las tropas de la ciudad y el abandono a su suerte de la 42 División de Valentín González (El Campesino) se correspondía con un plan urdido para hundirle en la miseria. «A fin de ver la manera de asestarme el golpe final, hubo concilio ruso hispano, “Hay que utilizar la pérdida de Teruel para liquidar a Prieto”, decretó Gueré, uno de los delegados del Kremlin», escribió el político en su libro «Convulsiones de España», tras la Guerra Civil. También insistió en que todos ellos recibían órdenes de Moscú.

La batalla de Teruel

Octubre de 1937 fue clave en la contienda fratricida. Con las fuerzas republicanas todavía acomodándose a la reorganización emprendida por Largo Caballero, el bando Nacional decidió intentar asediar de nuevo Madrid. Así, por enésima vez, Francisco Franco desplazó a catorce divisiones hasta las tierras altas de Guadalajara y Soria. La respuesta del general Vicente Rojo fue no presentar batalla allí, sino organizar un ataque de distracción sobre Teruel, en el extremo este del frente franquista y donde no había un número exagerado de defensores. El objetivo consistía en obligar al enemigo a desplazar el grueso de sus unidades y permitir respirar a la capital.

El 15 de diciembre de 1937, doce divisiones republicanas iniciaron la embestida contra Teruel. Su plan, sencillo sobre el papel, era rodear la ciudad y conquistarla a golpe de fusil, carros de combate y aviación. La primera parte salió a la perfección y, apenas un día después, las tropas gubernamentales ya habían cortado el estrecho pasillo que unía la urbe con el resto del territorio Nacional. Tuvieron suerte, pues el 16 un temporal de viento y nieve impidió los avances. Aquel fue el primer golpe de realidad para unos soldados que no portaban ropa de abrigo con la que combatir el frio. El 17 se cerró el cerco de forma definitiva.

Indalecio Prieto
Indalecio Prieto

La ciudad cayó, de facto, el 18, aunque varios reductos Nacionales se mantuvieron firmes varias jornadas más. El contrataque de Franco se comenzó a pergeñar el 21, día en que se reunió con sus oficiales y les comunicó que abandonaba Madrid para centrarse en el nuevo frente. Tras unas escaramuzas como tal, la verdadera batalla se inició el 29, cuando las unidades nacionales lanzaron fuertes ataques contra los sitiadores. En ese momento comenzó la pesadilla para el Ejército Popular, que pasó de saborear la victoria a verse, ahora, rodeado por el enemigo. Por si fuera poco, una nueva ola de frío emporó todavía más la situación.

El 20 de febrero, cuando ya se había seleccionado a Valentín González como cabeza visible de la defensa, se culminó el desastre republicano. Esa jornada, un problema en la radio dejó sin comunicaciones al Campesino, que no pudo escuchar como la segunda línea de defensa recibía la orden superior de retirarse y abandonar la ciudad. Tuvo que verlo, para su asombro, desde su puesto de mando. Poco a poco el cerco se estrechó. Metro a metro, barrio a barrio. Mientras, los heridos empezaron a agolparse en las plazas. Nadie podía marcharse, pues los franquistas habían rodeado Teruel.

Batalla de Teruel
Batalla de Teruel

Y así se acabó todo. Sabedor de que no recibiría refuerzos (ni siquiera los del general Enrique Líster, ubicados en las cercanías) el Campesino ordenó a su 42 División la retirada. Los heridos fueron abandonados a su suerte y el material destruido para que no cayera en manos del enemigo. Horas después, rompió el cerco franquista y pasó a territorio republicano. El general Aranda accedió a la ciudad el 22 de febrero. La victoria era suya, aunque había costado miles de bajas y la destrucción virtual de una urbe que, en dos meses, soportó desde bombardeos, hasta la voladura de edificios por parte de un Ejército Popular que vio en los explosivos la mejor forma de desalojar los últimos núcleos de resistencia.

Complot comunista

Las consecuencias de la derrota fueron un disparo al ministro de Defensa, Indalecio Prieto, que acabó cercado y perseguido por los comunistas. La presión le hizo dimitir en marzo de 1938, tras lo cual se despachó contra sus superiores por acusarle de sembrar el desánimo: «El presidente me acusa de pesimista y de desmoralizar con mi pesimismo a quienes me rodean, asegurando que todo el mundo sabe, por mis indiscreciones, que la guerra está perdida». Las palabras le costaron la chanza de Jesús Hernández Tomás, cofundador del PCE, quien, el 20 de marzo, se burño de él bajo pseudónimo en un artículo titulado «El pesimista impenitente».

En el exilio, Prieto defendió la teoría de que los comunistas y sus asesores soviéticos habían urdido un complot para acabar con él. Así lo explicó en su libro: «Convulsiones de España»: «A fin de ver la manera de asestarme el golpe final, hubo concilio ruso-hispano. “Hay que utilizar la pérdida de Teruel para liquidar a Prieto”, decretó Gueré, uno de los delegados del Kremlin, secundado por Stepanov, que acababa de hacer un rapidísimo viaje a Moscú, de donde traía instrucciones concretas […] ¿Y cómo se perdió Teruel? Valentín González, El Campesino, que con su división estaba encargado de defender la plaza, lo cuenta». Después, recoge las palabras del Campesino:

Lister
Lister

«A comienzo de 1938 se trataba de repetir la operación con Indalecio Prieto, que al frente de la Defensa Nacional empezaba a hacerse insoportable para el Kremlin. Pero ¿cómo deshacerse de él? Su prestigio era grande, sobre todo después de la venturosa operación de Teruel, quizá la más venturosa -con la heroica defensa de Madrid- de toda la guerra. No podría decir em cuál de las reuniones políticomilitares secretas de los agentes del Kremlin se adoptó el acuerdo de sacrificar Teruel; lo que puedo asegurar es que el maquiavélico plan fue confiado a los generales Grigorievitch y Barthe. Teniendo un gran alcance político, debió intervenir en la decisión el delegado político número uno del Kremlin».

El testimonio no tiene desperdicio. Según el Campesino, le ordenaron dejarse rodear por los Nacionales y servir de cebo para que las divisiones de Líster, a su vez, pudieran atacar por retaguardia al enemigo.

El Campesino (a la derecha)
El Campesino (a la derecha)

«Siguiendo las órdenes recibidas, yo me dejé cercar dentro de la población con unos dieciséis mil hombres de mi división. Modesto y Líster disponían de seis brigadas y de dos batallones excelentes fuera de la ciudad. El trato hecho era que atacarían fuertemente y por sorpresa y que me liberarían con mis tropas. Pero pasaron algunos días con sus noches y nada hicieron. Habría de enterarme más tarde de que a los que se ofrecieron a socorrerme los amenazaron de muerte. Convencido de que no me llegaría ya ningún socorro de fuera y de que seríamos liquidados si caíamos en manos de Franco, decidí jugarme el todo por el todo y romper el cerco. Emprendimos una lucha protegidos por la oscuridad de la noche, que duró cerca de cinco horas. Salvé alrededor de once mil hombres».

Al llegar a retaguardia, mantuvo una reunión con los oficiales. «En tonos violentos exigí la liquidación de Líster, que me había abandonado miserablemente». Pero, en sus palabras, los rusos le protegieron como «a una de sus criaturas». «Era evidente que habían querido deshacerse de mi para arrojarle mi cadáver al ministro de Defensa Nacional y convertirme, además, en una bandera». Si es cierto, o la mera invención de un oficial dolido por haber sido abandonado, es difícil de saber.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Vuelve el Otoño Hernandiano para celebrar en Orihuela a Miguel Hernández. 110 aniversartio de su nacimiento.

 


Vuelve el Otoño Hernandiano para celebrar en Orihuela a Miguel Hernández en el aniversario de su nacimiento

25 septiembre, 2020

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, Mar Ezcurra, ha presentado esta mañana junto al director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor Larrabide, la programación cultural preparada para celebrar el Otoño Hernandiano en homenaje al poeta oriolano Miguel Hernández.

Como ha confirmado la concejala de Cultura, “este otoño hernandiano constará de una treintena de actos que se desarrollarán durante los meses de Octubre y Noviembre adaptándose a los protocolos sanitarios provocados por la Covid-19. Actividades que incluyen música, exposiciones, rutas culturales, presentaciones de libros, conferencias, recitales poéticos, una nueva edición de encuentros con la poesía, talleres infantiles…”

Así, las actividades en homenaje a Miguel Hernández comienzan el 1 de octubre con la apertura de la exposición “Adolfo Lizón, intelectual oriolano. Un escritor heterodoxo” que se podrá visitar en el Museo Sorzano de Tejada de la Fundación Pedrera hasta el 30 de noviembre.

Se trata de una colección de artículos personales, retratos, obras literarias, escritos… del escritor, poeta, periodista y profesor oriolano Adolfo Lizón Gadea, quien mantuvo una estrecha amistad con el círculo de amigos de Miguel Hernández, a quien apenas conoció debido a la diferencia de edad y por quien siempre profesó una inmensa admiración poética.

Otra de las importantes exposiciones que abrirán sus puertas durante el Otoño Hernandiano en Orihuela será la titulada “Dos miradas sobre Aleixandre: Joaquín Alcón y José Lamarca”, que se instalará en la Sala de Exposiciones Miguel Hernández, junto a la Casa Museo.

           “Se trata de un magnífica exposición fotográfica sobre el premio nobel y su relación con el poeta oriolano, a quien tanto apoyó en vida y a su familia tras su muerte”, ha adelantado Mar Ezcurra, quien también ha anunciado que tras la colaboración de la concejalía de Cultura con la asociación de Amigos de Vicente Aleixandre para la organización de esta exposición en Orihuela, la asociación ha donado a Orihuela un tozo de suelo de la biblioteca de Vicente Aleixandre de su casa en Madrid, “un suelo que fue pisado entre otros por Lorca, Neruda, Cernuda y el propio Miguel Hernández, quienes iban con frecuencia a su casa. Ahora, y gracias a la generosidad de la asociación Amigos de Vicente Aleixandre, ese trozo de historia quedará para siempre en Orihuela”.

También se incluye en esta programación cultural  una nueva edición de Encuentros con la Poesía, que se traslada a la Biblioteca Municipal María Moliner, debido a las normas de reducción de aforo. Así, todos los miércoles a las 19,30 horas se darán cita conocidos poetas de la zona coordinados por el oriolano José Luis Zerón. Poetas como Joaquín Juan Penalva, Mariano Sánchez, Fernando Mañogil o Juana Marín.

Dentro de esta programación, el periodista y escritor oriolano Paco Escudero ofrecerá una conferencia titulada “Miguel Hernández, vigencia de los valores poéticos y humanos”, el 23 de octubre, así como un recital poético y concierto junto a Fraskito el 13 de noviembre en la Lonja, que también acogerá el concierto de Isamil9 el 30 de octubre y organizado conjuntamente por la concejalía de Cultura, el Ateneo Socio Cultural Viento del Pueblo y la Fundación Cultural Miguel Hernández, y el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández CV, el sábado 21 de noviembre.

Todos los sábados de octubre a las 11 horas tendrá lugar una ruta cultural por los lugares relacionados con la vida y obra del poeta. Así como en la biblioteca municipal María Moliner se realizarán talleres infantiles para dar a conocer a los más pequeños la poesía de Hernández.

Presentaciones de libros, homenajes poéticos y demás actividades culturales conforman esta programación que pretende recordar y celebrar al poeta Miguel Hernández en la ciudad que lo vio nacer.

 

Datos recogidos por Ramón Palmeral

 

martes, 4 de agosto de 2020

I Homenaje Virtual a Miguel Hernández

Homenaje Mundial Virtual a Miguel Hernández en Facebook, lo administra Yoossett Huelva:

https://www.facebook.com/groups/756932798447867/?multi_permalinks=772638003544013&notif_id=1596985500722639&notif_t=feedback_reaction_generic&ref=notif


La Fundación Cultural Miguel Hernández ha colaborado este fin de semana pasado en el I Homenaje Virtual a Miguel Hernández, organizado por el Capítulo de Valencia de  la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, presidido por José Romero Muñoz, también coordinador del proyecto, en el que se ha pretendido recordar al poeta de Orihuela desde las casas de los participantes, confinados por el estado de Alarma decretado por el Gobierno de España con motivo de la Covid-19.
En el Homenaje, promovido por José Hoyo, presidente de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, han participado, además de los organizadores, el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide, que ha ofrecido una semblanza del universal poeta oriolano, y trece poetas procedentes de once localidades españolas, que recitaron poemas propios o de Miguel Hernández: Madrid (Mª. Carmen Aranda, Antonio Portillo), Málaga (Rafael Luna), Badajoz (Antonia Cerratto), Valencia (Ximo Castillo), Córdoba (Antonio Roldán, Mari Cruz Garrido), Granada (Ivonne Sánchez), Murcia (Isabel Ascensión Martínez), Jaén (Isabel Rezmo), Sevilla (Juan A. Carrasco), Alicante (Lucía Pastor) e Islas Canarias (Juan Francisco Santana). El cantante ubetense José Manuel Ortega, que lleva siete años interpretando y versionando poemas de reconocidos escritores, puso música a tres poemas hernandianos: “Llegó con tres heridas”, “Canción del esposo soldado” y “Antes del odio”.
José Romero Muñoz es también el responsable de la Asociación Cultural, Literaria y de Teatro La Platea, de Quart de Poblet (Valencia), que el 11 de mayo del pasado año 2019 ofreció, con la colaboración de la Fundación oriolana y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, en el patio de la Casa Museo de Miguel Hernández, un  recital y la presentación del libro “Voces del Mediterráneo a Miguel Hernández”, un volumen en el que participaron 37 poetas de toda España.
Loblanc

lunes, 3 de agosto de 2020

El poeta Miguel Hernández recibe su primer homenaje virtual

El poeta Miguel Hernández recibe su primer homenaje virtual

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La Fundación Cultural Miguel Hernández ha colaborado este fin de semana en el I Homenaje Virtual a Miguel Hernández, organizado por el Capítulo de Valencia de  la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, presidido por José Romero Muñoz, también coordinador del proyecto, en el que se ha pretendido recordar al poeta de Orihuela desde las casas de los participantes, confinados por el Estado de alarma decretado por el Gobierno de España con motivo del Covid-19.
En el Homenaje, promovido por José Hoyo, presidente de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, han participado, además de los organizadores, el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor L. Larrabide, que ha ofrecido una semblanza del universal poeta oriolano, y trece poetas procedentes de once localidades españolas, que recitaron poemas propios o de Miguel Hernández: Madrid (Mª. Carmen Aranda, Antonio Portillo), Málaga (Rafael Luna), Badajoz (Antonia Cerratto), Valencia (Ximo Castillo), Córdoba (Antonio Roldán, Mari Cruz Garrido), Granada (Ivonne Sánchez), Murcia (Isabel Ascensión Martínez), Jaén (Isabel Rezmo), Sevilla (Juan A. Carrasco), Alicante (Lucía Pastor) e Islas Canarias (Juan Francisco Santana). El cantante ubetense José Manuel Ortega, que lleva siete años interpretando y versionando poemas de reconocidos escritores, puso música a tres poemas hernandianos: ‘Llegó con tres heridas’, ‘Canción del esposo soldado’ y ‘Antes del odio’.
José Romero Muñoz es también el responsable de la Asociación Cultural, Literaria y de Teatro ‘La Platea’, de Quart de Poblet (Valencia), que el 11 de mayo del pasado año 2019 ofreció, con la colaboración de la Fundación oriolana y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, en el patio de la Casa Museo de Miguel Hernández, un  recital y la presentación del libro ‘Voces del Mediterráneo a Miguel Hernández’, un volumen en el que participaron 37 poetas de toda España.

El homenaje se puede ver aquí.